Mariano Que Quotes

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La revolución es el huracán, y el hombre que se entrega a ella no es ya el hombre, es la miserable hoja seca arrebatada por el vendaval…
Mariano Azuela (Los de abajo)
La revolución beneficia al pobre, al ignorante, al que toda su vida ha sido esclavo, a los infelices que ni siquiera saben que si lo son es porque el rico convierte en oro las lágrimas, el sudor y la sangre de los pobres. || The revolution benefits the poor, the ignorant, who all his life has been a slave, the unfortunate who do not know if they are is because the rich becomes the tears, sweat and blood of the poor in gold.
Mariano Azuela (Los de abajo)
Quieres ver lo que nunca viste, cree como nunca creíste, haz lo que nunca hiciste, comienza a adorar como nunca adoraste.
Mariano Sennewald (El Jardín de la Amistad: Un camino de regreso a la intimidad con Dios)
Lo necesario es caminar, caminar siempre, no estacionarse jamas; ser duenos del valle, de la planicies, de la sierra y de todo lo que la vista abarca.
Mariano Azuela (Los de abajo)
¿Será justo abandonar a la patria en estos momentos solemnes en que va a necesitar de toda la abnegación de sus hijos los humildes para que la salven, para que no la dejen caer de nuevo en manos de sus eternos detentadores y verdugos, los caciques?
Mariano Azuela (Los de abajo)
Experimenté sumisión y fatalismo, y terminé por aceptar quién era amo y señor y quién, esclava y sierva. Si él hubiera recurrido al poder que ejercía sobre mí, yo habría hecho cualquier cosa en ese momento pues no tenía fuerzas contra él. Me arrastró hasta la orilla donde me poseyó sin furia ni resentimiento, con una dulzura de la que no lo creía capaz. Le consentí hacer cuanto quisiese y me dejé llevar por esa marea de placer que me anegaba la boca y que me atería el cuerpo, puro placer que él me proporcionaba con largueza. Esa mañana, después de haberme permitido tanto gozo, se desataron en mí los nudos gordianos que domeñaban mi naturaleza desde hacía tiempo, nudos hechos de arrojo, fortaleza y orgullo, que me habían protegido de algún modo, pero que también habían lastimado mi índole sensible de mujer al intentar preservar la moral y los principios que no pertenecían al mundo en el que me hallaba. Esa mañana comprendí que Mariano Rosas era mi destino y que yo me había convertido en una india blanca.
Florencia Bonelli (Indias blancas)
También se escribe historia con la utopía de mejorar los tiempos y librarse, a la vez, de muchos materiales y formas muertas que arrastra el pasado.
Mariano Picón Salas (Los días de Cipriano Castro)
A Mariano Vedia y Mitre, el intendente porteño que decidió abrir la avenida 9 de julio lo llamaban Guillermo Tell por las manzanas que había derribado.
Diego M. Zigiotto (Las mil y una curiosidades de Buenos Aires)
Llega uno a cualquier parte y no tiene más que escoger la casa que le cuadre y ésa agarra sin pedirle licencia a naiden. Entonces ¿pa quién jue la revolución? ¿Pa los catrines? Si ahora nosotros vamos a ser los meros catrines.
Mariano Azuela (Los de abajo)
Cuentan que hace um siglo el dictador Mariano Melgarejo obligó al embajador de Inglaterra a beber un barril entero de chocolate, en castigo por haber despreciado un vaso de chincha. El embajador fue paseado en burro, montado al revés, por la calle principal de La Paz. Y fue devuelto a Londres. Dicen que entonces la reina Victoria, enfurecida, pidió un mapa de América del Sur, dibujó una cruz de tiza sobre Bolívia y sentenció: "Bolívia no existe". Para el mundo, en efecto, Bolivia no existía ni existió después: el saqueo de la plata y, posteriormente, el despojo del estaño no han sido más que el ejercicio de un derecho natual de los países ricos.
Eduardo Galeano
Por grandes y profundos que sean los conocimientos de un hombre, el día menos pensado encuentra en el libro que menos valga a sus ojos, alguna frase que le enseña algo que ignora”.
Mariano José de Larra
La percepción tiene siempre algo de imaginación. Se parece más a pintar que a fotografiar.
Mariano Sigman (La vida secreta de la mente: Nuestro cerebro cuando decidimos, sentimos y pensamos)
Cuando Dios manifiesta sus señales, son para que lo miremos a los ojos.
Mariano Sennewald (El Poder Transformador De La Devoción Extrema: Experimente Las Consecuencias De Un Estilo De Vida De Pasión Por Dios)
I'd rather be burned than die slowly Prefiero morir quemado que apagarse lentamente
Mariano Estela Aldana
No obtengo un conocimiento más profundo de mí mismo, ninguna comprensión nueva puede extraerse de mi historia. No hay razón para que os cuente nada de esto. Esta confesión no significa nada…
Mariano Antolín Rato (American Psycho (Spanish Edition))
La revolución beneficia al pobre, al ignorante, al que toda su vida ha sido esclavo, a los infelices que ni siquiera saben que si lo son es porque el rico convierte en oro las lágrimas, el sudor y la sangre de los pobres...
Mariano Azuela (Los de abajo)
—¡Juchipila, cuna de la revolución de 1910, tierra bendita, tierra regada con sangre de mártires, con sangre de soñadores… de los únicos buenos!… —Porque no tuvieron tiempo de ser malos —completa la frase brutalmente un oficial ex federal que va pasando.
Mariano Azuela (Los de abajo)
O desafio do desenvolvimento científico atinge o país inteiro e põe em jogo mecanismos que atravessam a sociedade toda. Sem cultura científica mínima são escassas as oportunidades de cidadania autêntica, de construir ou participar nas escolhas de sociedade […].
José Mariano Gago (Manifesto para a Ciência em Portugal)
No sé en qué consiste que soy naturalmente curioso; es un deseo de saberlo todo que nació conmigo, que siento bullir en todas mis venas, y que me obliga más de cuatro veces al día a meterme en rincones excusados por escuchar caprichos ajenos, que luego me proporcionan materia de diversión para aquellos ratos que paso en mi cuarto y a veces en mi cama sin dormir; en ellos recapacito lo que he oído, y río como un loco de los locos que he escuchado.
Mariano José de Larra
- ¡Qué hermosa es la Revolución, aun en su misma barbarie! - pronunció Solís conmovido. Luego, en voz baja y con vaga melancolía: - Lástima que lo que falta no sea igual. Hay que esperar un poco. A que no haya combatientes, a que no se oigan más disparos que los de las turbas entregadas a las delicias del saqueo, a que resplandezca diáfana, como una gota de agua, la psicología de nuestra raza, condensada en dos palabras: ¡robar, matar... ! ¡Qué chasco, amigo mío, si los que venimos a ofrecer todo nuestro entusiasmo, nuestra misma vida por derribar a un miserable asesino, resultásemos los obreros de un enorme pedestal donde pudieran levantarse cien o doscientos mil monstruos de la misma especie...! ¡Pueblo sin ideales, pueblo de tiranos...! ¡Lástima de sangre!
Mariano Azuela (Los de abajo)
Tú buscas la felicidad en el corazón humano, y para eso le destrozas, hozando en él, como quien remueve la tierra en busca de un tesoro. Yo nada busco, y el desengaño no me espera a la vuelta de la esperanza. Tú eres literato y escritor, y ¡qué tormentos no te hace pasar tu amor propio, ajado diariamente por la indiferencia de unos, por la envidia de otros, por el rencor de muchos! Preciado de gracioso, harías reír a costa de un amigo, si amigos hubiera, y no quieres tener remordimiento. Hombre de partido, haces la guerra a otro partido; a cada vencimiento es una humillación, o compras la victoria demasiado cara para gozar de ella. Ofendes y no quieres tener enemigos. ¿A mí quién me calumnia? ¿Quién me conoce? Tú me pagas un salario bastante a cubrir mis necesidades; a ti te paga el mundo como paga a los demás que le sirven. Te llamas liberal y despreocupado, y el día que te apoderes del látigo azotarás como te han azotado. Los hombres de mundo os llamáis hombres de honor y de carácter, y a cada suceso nuevo cambiáis de opinión, apostatáis de vuestros principios. Despedazado siempre por la sed de gloria, inconsecuencia rara, despreciarás acaso a aquellos para quienes escribes y reclamas con el incensario en la mano su adulación; adulas a tus lectores para ser de ellos adulado; y eres también despedazado por el temor, y no sabes si mañana irás a coger tus laureles a las Baleares o a un calabozo.
Mariano José de Larra (Artículos)
Dejemos esta cuestión para mañana, porque ya estarás cansado de leer hoy: si mañana u otro día no tienes, como sueles, pereza de volver a la librería, pereza de sacar tu bolsillo, y pereza de abrir los ojos para hojear las hojas que tengo que darte todavía, te contaré cómo a mí mismo, que todo esto veo y conozco y callo mucho más, me ha sucedido muchas veces, llevado de esta influencia, hija del clima y de otras causas, perder de pereza más de una conquista amorosa; abandonar más de una pretensión empezada, y las esperanzas de más de un empleo, que me hubiera sido acaso, con más actividad, poco menos que asequible; renunciar, en fin, por pereza de hacer una visita justa o necesaria, a relaciones sociales que hubieran podido valerme de mucho en el transcurso de mi vida; te confesaré que no hay negocio que no pueda hacer hoy que no deje para mañana; te referiré que me levanto a las once, y duermo siesta; que paso haciendo el quinto pie de la mesa de un café, hablando o roncando, como buen español, las siete y las ocho horas seguidas; te añadiré que cuando cierran el café, me arrastro lentamente a mi tertulia diaria (porque de pereza no tengo más que una), y un cigarrito tras otro me alcanzan clavado en un sitial, y bostezando sin cesar, las doce o la una de la madrugada; que muchas noches no ceno de pereza, y de pereza no me acuesto; en fin, lector de mi alma, te declararé que de tantas veces como estuve en esta vida desesperado, ninguna me ahorqué y siempre fue de pereza.
Mariano José de Larra
Para que no le viera los ojos, Camila los levantó hacia el azul del cielo. Una hoja seca se desprendió de las alturas del tajo y, balanceándose en el aire lentamente, cayó como mariposita muerta a sus pies. Se inclinó y la tomó en sus dedos. Luego, sin mirarlo a la cara, susurró: —¡Ay, curro… si vieras qué feo siento que tú me digas eso!… Si yo a ti es al que quero… pero a ti nomás… Vete, curro; vete, que no sé por qué me da tanta vergüenza… ¡Vete, vete!…
Mariano Azuela (Los de abajo)
Esa es la sociedad; una reunión de víctimas y de verdugos. ¡Dichoso aquel que no es verdugo y víctima a un tiempo! ¡Pícaros, necios, inocentes! ¡Más dichoso aún, si hay excepciones, el que puede ser excepción!
Mariano José de Larra (La Sociedad)
«Frodo emprendió su búsqueda por amor: para salvar del desastre, a sus propias expensas, si podía, al mundo que él conocía; y también con completa humildad, reconociendo que era del todo inadecuado para la tarea. Su verdadero compromiso consistía tan solo en hacer lo que pudiera, tratar de hallar un camino y avanzar por tanto por él como la fuerza de su mente y su cuerpo lo permitía. Es lo que hizo»[11]
Mariano Fazio (Libertad para amar: a través de los clásicos (Literatura y Ciencia de la Literatura) (Spanish Edition))
Jesucristo se hace hombre para salvarnos. El camino que recorre en esta tierra es el de la entrega. Con una libertad divina —sin que nadie lo obligue— llega hasta el extremo: obedeciendo a la voluntad de su Padre, extiende sus brazos en la cruz para redimirnos y hacernos participar de su amor.
Mariano Fazio (Libertad para amar: a través de los clásicos (Literatura y Ciencia de la Literatura) (Spanish Edition))
¿quién es más libre? ¿Quien se reserva todas las posibilidades por temor a perderlas, o quien se dedica “decididamente” a servir y así se encuentra lleno de vida por el amor que ha dado y recibido
Mariano Fazio (Libertad para amar: a través de los clásicos (Literatura y Ciencia de la Literatura) (Spanish Edition))
En el mundo en que vivimos, con sus luces y sus sombras, afirmar que uno se realiza con el don sincero de sí —siguiendo las huellas de Jesús— significa ciertamente ir a contracorriente. Son muchas las voces que se alzan con una propuesta contraria: “Piensa en ti mismo, no te compliques la vida, vive para ti”. Pareciera que el darse a los demás nos quitase la libertad de hacer lo que nos da la gana.
Mariano Fazio (Libertad para amar: a través de los clásicos (Literatura y Ciencia de la Literatura) (Spanish Edition))
Quien se encierra en sí mismo para custodiar su libertad se convierte en esclavo de su propia pequeñez, mientras que quien se olvida de sí mismo para darse a los demás ensancha su libertad y ayuda a liberar a los demás: quien conserve su vida la perderá, mientras quien pierde su vida la ganará (cfr. Mt 10, 39).
Mariano Fazio (Libertad para amar: a través de los clásicos (Literatura y Ciencia de la Literatura) (Spanish Edition))
De los milagros del Maestro, la conversación en torno a la mesa había pasado a los milagros menores de bondad y generosidad que realizaban a diario sus hijas. El viejo Hermano que al principio había iniciado el himno citó la frase del deán: «Las únicas cosas que podemos llevarnos con nosotros de esta vida en la tierra son aquellas de las que nos hemos desprendido». Los invitados sonrieron: ¡en qué nababs no se convertirían estas pobres y sencillas doncellas en el otro mundo!
Mariano Fazio (Libertad para amar: a través de los clásicos (Literatura y Ciencia de la Literatura) (Spanish Edition))
Si para transmitir eso tuviéramos que proponernos dar ejemplo, probablemente significaría que no hemos entendido aún la maravilla de la entrega. Quien la ha captado, no desea prescindir de ella, porque la ama: no encuentra su felicidad contra la entrega, ni siquiera al margen de la entrega, sino precisamente en la entrega, por más que, al mismo tiempo, note el peso del sacrificio»[10].
Mariano Fazio (Libertad para amar: a través de los clásicos (Literatura y Ciencia de la Literatura) (Spanish Edition))
«aquel que tiene algo por qué vivir es capaz de enfrentar todos los cómos».
Mariano Fazio (Libertad para amar: a través de los clásicos (Literatura y Ciencia de la Literatura) (Spanish Edition))
«¿Que cuál es el secreto de la perseverancia? —El Amor. Enamórate y no “le” dejarás»[8]. Porque el amor es más fuerte que la muerte.
Mariano Fazio (Libertad para amar: a través de los clásicos (Literatura y Ciencia de la Literatura) (Spanish Edition))
no somos átomos aislados en este mundo, y nuestra conducta influye necesariamente en las vidas de muchas otras personas, a las que estamos ligados por lazos de sangre o de amistad.
Mariano Fazio (Libertad para amar: a través de los clásicos (Literatura y Ciencia de la Literatura) (Spanish Edition))
Si quiero ser libre para amar tengo que liberarme de mi egoísmo, de mi sensualidad, de mi avaricia, del consumismo, de mi afán por coleccionar likes.
Mariano Fazio (Libertad para amar: a través de los clásicos (Literatura y Ciencia de la Literatura) (Spanish Edition))
La esclavitud más sutil es la del propio yo, la del egocentrismo. Quien se pone a sí mismo en el centro del universo, además de hacer el ridículo ante Dios y los demás, enrarece el entorno que le rodea. El egocéntrico repele, porque no ama sino a sí mismo, con un amor desordenado, y no encuentra en su corazón un lugar para su prójimo. Es la contrafigura de Jesús, que exclama: Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, porque mi yugo es ligero y mi carga es suave (Mt 11, 28-30).
Mariano Fazio (Libertad para amar: a través de los clásicos (Literatura y Ciencia de la Literatura) (Spanish Edition))
Algunos psicólogos mencionan cuatro tipos de egocentrismo. En primer lugar, está el tipo Nerón: quiere imponer su voluntad a toda costa, y piensa que es omnipotente. El segundo es el Star: desea ser el centro de la atención, busca el aplauso continuo y quiere brillar con luz propia. Un caso muy difundido en nuestro tiempo es el tipo Cenicienta: considera que es la única persona que sufre, pasa la vida quejándose y se despreocupa de los demás. Por último, el tipo Tortuga, que se encierra en su propio caparazón y no es capaz de comunicar su mundo interior en busca de ayuda, pues le humilla mostrarse vulnerable[2]
Mariano Fazio (Libertad para amar: a través de los clásicos (Literatura y Ciencia de la Literatura) (Spanish Edition))
«un corazón que ama desordenadamente las cosas de la tierra está como sujeto por una cadena, o por un “hilillo sutil”, que le impide volar a Dios»
Mariano Fazio (Libertad para amar: a través de los clásicos (Literatura y Ciencia de la Literatura) (Spanish Edition))
En orden a desplegar todas las potencialidades de la libertad radical, de la libertad “para”, decíamos más arriba, tenemos que trabajar nuestra alma para vivir las libertades “de”. Liberarnos de nuestro propio yo —tarea que nos llevará toda la vida—; liberarnos de nuestras culpas mediante sucesivas conversiones; liberarnos del peso del rencor y del resentimiento, perdonando de corazón. Para caminar hacia nuestra meta de amor con soltura, con los músculos sueltos de nuestra alma, con el paso seguro y nuestra mirada clavada en la felicidad que nos espera, también hemos de trabajar el corazón. Ninguno de nosotros somos solo razón, ni solo voluntad. Hay una tercera dimensión de nuestra vida, que abarca los sentimientos, los afectos, las emociones, las pasiones, y que llamamos corazón. Es el núcleo más íntimo de la persona humana, que ha de armonizarse con la razón y con la voluntad. Insistamos: una persona sin cabeza nunca alcanzará una vida lograda, plena; una persona sin corazón no es auténticamente humana.
Mariano Fazio (Libertad para amar: a través de los clásicos (Literatura y Ciencia de la Literatura) (Spanish Edition))
Tener un corazón capaz de amar, un corazón que puede conocer la ansiedad y el sufrimiento, que puede afligirse y conmoverse, es la característica más específica de la naturaleza humana. El corazón es la esfera más tierna, más interior, más secreta de la persona, y es precisamente en el corazón de Jesús donde habita la plenitud de la divinidad»
Mariano Fazio (Libertad para amar: a través de los clásicos (Literatura y Ciencia de la Literatura) (Spanish Edition))
Auténtico es quien se comporta con humanidad. Quien se maneja solo a partir de los instintos acaba asemejándose a una bestia, que carece de corazón.
Mariano Fazio (Libertad para amar: a través de los clásicos (Literatura y Ciencia de la Literatura) (Spanish Edition))
La ley del gusto termina en la mediocridad, en una vida que dejó pasar las oportunidades de llenar este mundo de belleza, de verdad y de amor[6].
Mariano Fazio (Libertad para amar: a través de los clásicos (Literatura y Ciencia de la Literatura) (Spanish Edition))
«Jesús es radical. Él lo da todo y lo pide todo: da un amor total y pide un corazón indiviso. También hoy se nos da como pan vivo; ¿podemos darle a cambio las migajas? A él, que se hizo siervo nuestro hasta el punto de ir a la cruz por nosotros, no podemos responderle solo con la observancia de algún precepto. A él, que nos ofrece la vida eterna, no podemos darle un poco de tiempo sobrante. Jesús no se conforma con un “porcentaje de amor”: no podemos amarlo al veinte, al cincuenta o al sesenta por ciento. O todo o nada»[2].
Mariano Fazio (Libertad para amar: a través de los clásicos (Literatura y Ciencia de la Literatura) (Spanish Edition))
Pondus meum amor meus”: mi amor es mi peso, decía san Agustín, refiriéndose, no al hecho evidente de que a veces amar sea costoso, sino a que el amor que llevamos en el corazón es lo que nos mueve, lo que nos lleva a todas partes. “Eo feror, quocumque feror”, allí donde voy, es él que me lleva. Pensemos, cada una y cada uno, ¿cuál es el amor que me lleva a todas partes?»[5]. Poco
Mariano Fazio (Libertad para amar: a través de los clásicos (Literatura y Ciencia de la Literatura) (Spanish Edition))
El fin de nuestra vida es el amor de Dios, nuestra identificación con Cristo, no el cumplimiento de unas metas de perfección que nos hemos propuesto contando con nuestras fuerzas. Las categorías propias del trabajo profesional competitivo —resultados mesurables, productividad, eficiencia, superación constante, hasta llegar al paroxismo— no se aplican a nuestro camino hacia la felicidad. El Señor nos juzgará no por nuestros resultados, sino por nuestras disposiciones interiores. Dios no quiere «una hoja de servicios inmaculada»[6]: desea un corazón humilde, lleno de deseos de amar, contrito por sus faltas y esperanzado en la misericordia de Dios.
Mariano Fazio (Libertad para amar: a través de los clásicos (Literatura y Ciencia de la Literatura) (Spanish Edition))
Recuerdo ahora —seguramente alguno de vosotros me habrá oído ya este mismo comentario en otras meditaciones— aquel sueño de un escritor del siglo de oro castellano. Delante de él se abren dos caminos. Uno se presenta ancho y carretero, fácil, pródigo en ventas y mesones y en otros lugares amenos y regalados. Por allí avanzan las gentes a caballo o en carrozas, entre músicas y risas —carcajadas locas—; se contempla una muchedumbre embriagada en un deleite aparente, efímero, porque ese derrotero acaba en un precipicio sin fondo. Es la senda de los mundanos, de los eternos aburguesados: ostentan una alegría que en realidad no tienen; buscan insaciablemente toda clase de comodidades y de placeres...; les horroriza el dolor, la renuncia, el sacrificio. No quieren saber nada de la Cruz de Cristo, piensan que es cosa de chiflados. Pero son ellos los dementes: esclavos de la envidia, de la gula, de la sensualidad, terminan pasándolo peor, y tarde se dan cuenta de que han malbaratado, por una bagatela insípida, su felicidad terrena y eterna. Nos lo advierte el Señor: quien quisiere salvar su vida, la perderá; mas quien perdiere su vida por amor a mí, la encontrará. Porque ¿de qué le sirve al hombre ganar todo el mundo, si pierde su alma? Por dirección distinta, discurre en ese sueño otro sendero: tan estrecho y empinado, que no es posible recorrerlo a lomo de caballería. Todos los que lo emprenden, adelantan por su propio pie, quizá en zigzag, con rostro sereno, pisando abrojos y sorteando peñascos. En determinados puntos, dejan a jirones sus vestidos, y aun su carne. Pero al final, les espera un vergel, la felicidad para siempre, el Cielo. Es el camino de las almas santas que se humillan, que por amor a Jesucristo se sacrifican gustosamente por los demás; la ruta de los que no temen ir cuesta arriba, cargando amorosamente con su cruz, por mucho que pese, porque conocen que, si el peso les hunde, podrán alzarse y continuar la ascensión: Cristo es la fuerza de estos caminantes[10].
Mariano Fazio (Libertad para amar: a través de los clásicos (Literatura y Ciencia de la Literatura) (Spanish Edition))
—¡La misericordia, el amor al prójimo, el amor a los que nos aman, el amor a los que nos odian! —murmuró entre dientes—. Debemos ser misericordiosos incluso con nuestros enemigos. Este es el amor que Dios predicó entre los hombres, el amor que me aconsejaba la princesa María y que yo no sabía comprender. Es por esto por lo que siento morir. Si viviera, amaría a todos mis enemigos, pero ahora ya es demasiado tarde. ¡Ya lo sé!
Mariano Fazio (Libertad para amar: a través de los clásicos (Literatura y Ciencia de la Literatura) (Spanish Edition))
¿Le ves? —dijo el capuchino con voz baja—, puede ser castigo, puede ser misericordia. El sentimiento que experimentas ahora por ese hombre que tanto te ha ofendido, será el mismo con que Dios te mirará en el tremendo día. Bendícele, y serás bendecido. Hace cuatro días que ha entrado aquí como lo ves, sin dar indicios de razón. Quizá el Señor está dispuesto a concederle una hora de arrepentimiento, pero querrá que tú se lo ruegues; quizá querrá que tú con la inocente Lucía intercedáis por él; quizá quiere conceder la gracia a tus oraciones, a las oraciones de un corazón afligido y resignado. Quizá depende de ti la salvación de ese hombre, y la tuya; de una muestra sincera de tu perdón, de compasión, y… de amor. Cayó, y juntó las manos sobre la cabeza, como para rezar: lo mismo hizo Lorenzo. A poco de estar en aquella postura, se oyó el tercer toque de la campana. Recobráronse ambos, y, según lo acordado, salieron. Ni el uno hizo preguntas, ni el otro protestas; sus rostros hablaban.
Mariano Fazio (Libertad para amar: a través de los clásicos (Literatura y Ciencia de la Literatura) (Spanish Edition))
La gente que tiene el corazón en el cuello, en los labios, en los pantalones, en fin, en cualquier otro lugar que no sea en su lugar, acusa de no tener corazón a quien sí lo tiene en su lugar. Después de haber buscado en vano ese corazón en cada uno de los lugares que ellos conocen para el corazón, se convencen de que no tiene corazón; pues él lo tiene justamente en su lugar y ahí no se les ocurre buscarlo[1].
Mariano Fazio (Libertad para amar: a través de los clásicos (Literatura y Ciencia de la Literatura) (Spanish Edition))
Hay que tener cabeza y corazón. Los dos ocupan un lugar importante y se complementan mutuamente. Pero ¡ay del que solo tiene cabeza!, y ¡ay del que solo tiene corazón! En la primera exageración cayó la Ilustración del siglo XVIII; en la segunda, el Romanticismo del siglo XIX. Y todos nosotros, querido lector, somos hijos de la Ilustración y del Romanticismo. De ahí que haya que buscar un sano equilibrio entre los dos, si no queremos perder las riendas de nuestra propia existencia.
Mariano Fazio (Libertad para amar: a través de los clásicos (Literatura y Ciencia de la Literatura) (Spanish Edition))
La seguridad y firmeza en las decisiones y compromisos manifiesta madurez. Si las circunstancias externas —incomprensiones de las personas que nos rodean, ambiente social hostil ante un estilo de vida cristiana— o las interiores —un cambio en el estado de ánimo, un oscurecimiento pasajero de nuestra alma, la pérdida de la ilusión que teníamos al iniciar el camino— hacen que vacilemos en la fidelidad a nuestros compromisos, pongamos nuestra esperanza en el Señor para reaccionar humana y sobrenaturalmente, y procuremos valorar lo bello y noble que es mantener la palabra dada. Se tratará de volver a enamorarnos de ese ideal que se identifica con nuestra felicidad, por más que en esta tierra no podamos evitar el sufrimiento
Mariano Fazio (Libertad para amar: a través de los clásicos (Literatura y Ciencia de la Literatura) (Spanish Edition))
escuchar
Mariano Sennewald (Hijos de la intimidad: la generación que manifestará a Dios en la tierra)
¡Bienaventurados los que no hablan; porque ellos se entienden!
Mariano José de Larra (Artículos)
que estoy moliendo café adentro de una nube de porro, que el amor ideal y el deseo, tan poderosos como el agradecimiento y la amistad, chocaron entre sí,
Mariano Blatt (Mi juventud unida: edición definitiva)
Una de las posiciones morales canónicas es la deontológica —que deriva del griego deon, que refiere a lo que es debido y obligado—, según la cual la moral de las acciones se define por su naturaleza y no por sus consecuencias.
Mariano Sigman (La vida secreta de la mente: Nuestro cerebro cuando decidimos, sentimos y pensamos)
Mi hipótesis es que este proceso educativo a veces falla por dos razones, la falta de práctica y de ejercitación del conocimiento adquirido y el foco de la atención, que no debería estar en los pequeños fragmentos ya conocidos sino en cómo combinarlos para producir nuevo saber.
Mariano Sigman (La vida secreta de la mente: Nuestro cerebro cuando decidimos, sentimos y pensamos)
La noche es el espacio de un proceso creativo solo después de una vigilia de trabajo arduo y metódico en que se cimentan las bases para la creatividad durante el sueño.5
Mariano Sigman (La vida secreta de la mente: Nuestro cerebro cuando decidimos, sentimos y pensamos)
Creo que la separación entre disciplinas científicas es solo un reconocimiento de nuestra limitada capacidad para entenderlas. En la naturaleza, la frontera no existe.
Mariano Sigman (La vida secreta de la mente: Nuestro cerebro cuando decidimos, sentimos y pensamos)
En cambio, cuando el problema es complejo, en general decidimos mejor al seguir una corazonada que si meditamos largamente y le damos muchas vueltas —mentales— al asunto.
Mariano Sigman (La vida secreta de la mente: Nuestro cerebro cuando decidimos, sentimos y pensamos)
Lo asombroso del cerebro humano no radica en la complejidad de una neurona, sino en las capas y formas en las que se organizan miles de millones de ellas. Una
Mariano Sigman (Artificial: La nueva inteligencia y el contorno de lo humano)
poema de Jorge Drexler: «No somos más que una gota de luz, una estrella fugaz, una chispa, tan solo en la edad del cielo».
Mariano Sigman (Artificial: La nueva inteligencia y el contorno de lo humano)
suizo Jean Piaget es: el arte de saber qué hacer cuando no sabemos qué hacer. Es decir, la capacidad de encontrar una solución a una situación compleja que no hemos vivido antes. Según esta
Mariano Sigman (Artificial: La nueva inteligencia y el contorno de lo humano)
Camilo José Cela en una entrevista, no hay virtud humana más valiosa que saber cuándo hacerse pasar por un idiota.
Mariano Sigman (Artificial: La nueva inteligencia y el contorno de lo humano)
o equilíbrio está dentro de nós e a força para que ele se torne realidade, também. Não é possível que consigamos dar o nosso melhor para tantas coisas sem importância, enquanto dedicamos tão pouco à nossa verdadeira felicidade. Algumas
Flávia Mariano (Equilibrio (a vida não faz acordos))
Pero la situación había cambiado mucho más de lo que Rosas imaginaba. El nuevo gobierno consular de Carlos Antonio López y Mariano Roque Alonso se veía como una fuerza de modernización dispuesta a abandonar la vieja política aislacionista. Este era solo el primer paso para intentar dejar atrás la imagen de —Japón mediterráneo— que Francia había cimentado tan cuidadosamente y que había costado tanto en términos de prosperidad económica. Con esa idea, los cónsules se lanzaron toscamente hacia una diplomacia más robusta y abrieron negociaciones con el gobierno insurgente en Corrientes.
Thomas L. Whigham (La guerra de la triple alianza II (Spanish Edition))
Don Felipe Osorio llegó tarde y acompañado por el padre Ferdinando, dedicado genealogista, que era su mejor amigo. Como vivía en el pasado, el mercedario era moderado en política, salvo en un punto que lo sacaba de sí: que se avasallara la autonomía de Córdoba. —Se me da un ardite a qué partido pertenece el gobernador Rodríguez —decía con impaciencia mientras se sentaba a la mesa—. Lo voy a apoyar en tanto defienda el decoro de su investidura y la integridad de nuestras instituciones. Su alejamiento debe ocurrir porque a todos nos cuadra, no porque nos lo exijan desde otras provincias. —Se acomodó la servilleta sobre las rodillas y aclaró para Osorio, llegado esa mañana de las sierras—: La Legislatura ha propuesto a Mariano Lozano. Con él nos dejarán en paz; es hombre de integridad y ha trabajado para la Federación... —Servando —don Felipe lo llamó por el nombre de pila al tiempo que extendía la copa para que le sirvieran vino—, son muchas las federaciones: en grueso, una por cada provincia... y todas se hacen zancadillas. Eres un ingenuo si imaginas que Rosas aprobará a Lozano, porque lo que necesita don Juan Manuel no es un hombre ilustrado, sino un capataz para su nueva estancia: Córdoba. Los capataces no piensan, Servando; obedecen. Y aun cuando toman decisiones, las toman sopesando el “qué dirá el patrón”. Rosas no aflojará hasta imponernos a Quebracho; es el hombre que le conviene a Buenos Aires. —Pero los representantes... —Nos obligarán a retirar a cuantos gobernantes elijamos, y obedeceremos, porque el asesinato de Quiroga nos ha desacreditado al punto de no contar con aliados. El correo seguirá interrumpido; los salvoconductos, negados; los negocios y los intercambios, impedidos. Nadie hará tratos con nosotros... Servando, entiende: nos han puesto sitio y tendremos que ceder o morir de necesidad. Así están las cosas. Y el ademán nervioso con que terminó el discurso volcó la copa recién servida. Ambos miraron la mancha granate que se extendía sobre el mantel y que Nombre de Dios trataba de secar con un repasador. ========== 02 - El Tiempo De Laura Osorio (Cristina Bajo) - Tu nota en la página 19 | posición 292 | Añadido el viernes, 15 de mayo de 2015 14:01:41 Spoiler En tiempos de Laura Osorio ==========
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Por grandes y profundos que sean los conocimientos de un hombre, el día menos pensado encuentra en el libro que menos valga a sus ojos, alguna frase que le enseña algo que ignora
Mariano José de Larra
En 1907, sir Francis Galton pidió a setecientas ochenta y siete personas (legas en estos asuntos) que estimaran el peso de un buey. Descubrió que el promedio de sus opiniones era más preciso que el criterio de los mejores expertos y esa circunstancia lo llevó a acuñar el célebre término “la sabiduría de las multitudes”, que funciona por un principio estadístico muy sencillo: todo el mundo comete errores, pero al promediar todas las opiniones esos errores se cancelan.
Mariano Sigman (El poder de las palabras: Cómo cambiar tu cerebro (y tu vida) conversando (Spanish Edition))
Lo asombroso del cerebro humano no radica en la complejidad de una neurona, sino en las capas y formas en las que se organizan miles de millones de
Mariano Sigman (Artificial: La nueva inteligencia y el contorno de lo humano)
Decía la filósofa Susanne Langer que la música es el laboratorio para sentir en el tiempo y algo parecido sucede
Mariano Sigman (Artificial: La nueva inteligencia y el contorno de lo humano)
Por grandes y profundos que sean los conocimientos de un hombre, el día menos pensado encuentra en el libro que menos valga a sus ojos alguna frase que le enseña algo que ignora. MARIANO JOSÉ DE LARRA
Dale Carnegie (Cómo hablar bien en público e influir en la gente de negocios (Spanish Edition))
ninguna mente compleja se desarrolla por sí sola. De lo contrario, los niños salvajes serían como cualquier otro. Además, las mentes no crecen como las malas hierbas, inmunes al desafecto y la indiferencia; de lo contrario, todos los orfanatos estarían repletos de genios. Para que una mente se aproxime siquiera a desplegar todo su potencial, necesita que otras mentes la cultiven.
Mariano Villarreal (Terra Nova. Antología de ciencia ficción contemporánea (Terra Nova, #1))
Dios castigará duramente a David, que aprenderá la lección. El rey hace penitencia, rectifica, y acabará siendo reconocido como el santo rey David. En sus salmos están contenidos todos los sentimientos que un corazón humano puede albergar para con su Señor. De su estirpe nacería el Salvador. Es una fuente de esperanza para nosotros, que podemos pasar también por momentos de ceguera, como la del santo rey de Israel, que se arrepintió cuando, ayudado por los demás —Dios y sus instrumentos— cayó en la cuenta de su triste situación.
Mariano Fazio (Libertad para amar: a través de los clásicos (Literatura y Ciencia de la Literatura) (Spanish Edition))
Ante cualquier decisión de cierta importancia que tengamos que tomar, hemos de preguntarnos: ¿es coherente con el estilo de vida evangélico que deseo encarnar?; esta elección, ¿me acerca o me aleja de mi fin último? Porque lo decisivo es llegar a la meta, no experimentar todas las posibilidades que se le presentan a cualquier persona.
Mariano Fazio (Libertad para amar: a través de los clásicos (Literatura y Ciencia de la Literatura) (Spanish Edition))
El ritmo de actividad cerebral en el sueño de una persona puede medirse con un electroencefalograma. Luego se puede potenciar la actividad neuronal del que duerme haciéndole escuchar sonidos sincronizados al ritmo de su cerebro.
Mariano Sigman (La vida secreta de la mente: Nuestro cerebro cuando decidimos, sentimos y pensamos)
La principal diferencia entre la conciencia del sueño y la de la vigilia es el control. Durante el sueño, como en la esquizofrenia, no detectamos que somos los autores de ese mundo virtual
Mariano Sigman (La vida secreta de la mente: Nuestro cerebro cuando decidimos, sentimos y pensamos)
Y Albert, un poco en broma y un poco en serio, sugiere que la próxima vez que nos peleemos con nuestra pareja, lo hagamos en inglés. Esto permitiría llevar la discusión a aguas más sensatas y menos cargadas de epítetos viscerales.
Mariano Sigman (La vida secreta de la mente: Nuestro cerebro cuando decidimos, sentimos y pensamos)
mecanismo de toma de decisiones sufre un colapso frente a situaciones difíciles. Entonces, aceptamos lo que nos ofrecen por defecto, lo que viene dado.
Mariano Sigman (La vida secreta de la mente: Nuestro cerebro cuando decidimos, sentimos y pensamos)
elementos, elegimos mejor si nos tomamos tiempo para pensar. En cambio, cuando el problema es complejo, en general decidimos mejor al seguir una corazonada que si meditamos largamente y le damos muchas vueltas —mentales— al asunto.
Mariano Sigman (La vida secreta de la mente: Nuestro cerebro cuando decidimos, sentimos y pensamos)
Otra forma de detectar la confianza es echando mano del lucro, pidiendo que elija si quiere cobrar un monto fijo por la decisión tomada o si prefiere apostar por ella. Si tiene mucha confianza en la decisión que acaba de tomar, estará inclinado a apostar (cien volando). Si, en cambio, descree de su elección, preferirá el monto fijo (pájaro en mano).
Mariano Sigman (La vida secreta de la mente: Nuestro cerebro cuando decidimos, sentimos y pensamos)
Aquí está la receta biológica que separa a los optimistas de los pesimistas: no es su capacidad de valorar lo bueno sino sus posibilidades de ignorar y olvidar lo malo.
Mariano Sigman (La vida secreta de la mente: Nuestro cerebro cuando decidimos, sentimos y pensamos)
Reputación es lo que otros piensan de mí, integridad es lo que Dios piensa de mí.
Mariano Sennewald (El Jardín De La Amistad: Un camino de regreso a la intimidad con Dios. (Spanish Edition))
Hay diversidad de ministerios, hay diversidad de dones. Esta activación no será solo para los "ungidos", sino para cualquier quebrantado que anhele establecer loeterno en la tierra. Dios usará personas ordinarias, de maneras extraordinarias. Jóvenes y ancianos, que fueron perdonados y redimidos, serán activados y transformados en evangelistas de ciudades. Me quedo asombrado de cómo Dios está usando a personas que decidieron rendirse completamente a Él. No tienen mucho "currículum" eclesiástico. No saben vestirse (o disfrazarse) como la religiosidad exige. Algunos todavía tienen tatuajes de sus viejas vidas, pero Cristo ha borrado los tatuajes de sus corazones, ha olvidado sus pecados y les ha dado lámparas. Estos "viles" están avergonzando a los sabios de esta generación. Y esto es solo el comienzo. Todos aquellos que estén dispuestos a morir a sus propios deseos por amor a Cristo, darán frutos. Prepara tu lámpara y empieza a alumbrar.
Mariano Sennewald (Hijos de la intimidad: la generación que manifestará a Dios en la tierra)
Los que perseveran en el lugar del amor íntimo y de la devoción, tarde o temprano, recibirán las promesas del Padre.
Mariano Sennewald (El Jardín De La Amistad: Un camino de regreso a la intimidad con Dios. (Spanish Edition))
En resumen, después de casi veinte años de estudio, más de diez mil pacientes investigados y cuarenta publicaciones, podemos asegurar que existe una evidencia abrumadora y sólida que demuestra cómo las personas que padecen depresión sufren una reducción del volumen de estructuras clave, tanto para el mundo cognitivo como emocional, a saber: el hipocampo, la corteza prefrontal, la corteza cingulada, los lóbulos temporales y la ínsula.
Mariano Alló (Cuando el cerebro dice basta: La trampa de la evolución o por qué nos deprimimos (Spanish Edition))
No quería la independencia. Quería que pararan los abusos en las minas. Dicen que su mujer Micaela Bastidas era extraordinaria. Y sus pobres hijos. Lo que tuvieron que pasar. Hipólito, Mariano y Fernando. Los pobres.
Alonso Cueto (La Perricholi: Reina de Lima)
»La llaman capilla privada del General. ¡Es cátedra y santuario, Tabor y Getsemaní, Belén y Gólgota, Manresa y la Storta! Siempre la misma, siempre diversa. ¡Si sus paredes pudieran hablar! Cuatro paredes que encierran un altar, un sagrario, un crucifijo, un icono mariano, un zabutón (cojín japonés), un cuadro japonés, una lámpara. No se necesita más… Eso es todo: una víctima, una mesa sacrificial, el vexillum crucis, una Madre, una llama ardiente que se consume lentamente iluminando y dando calor, el amor expresado en un par de caracteres japoneses: Dios-amor…
Pedro Miguel Lamet (ARRUPE. Testigo del siglo XX, profeta del XXI (Jesuitas) (Spanish Edition))
os melhores anos de sua vida estão sendo oferecidos de bandeja a um esforço que nunca acabará, pois, quanto mais temos, mais queremos ter. Transformamos o fruto de nosso trabalho em bens materiais só para termos a impressão de que todo o esforço de vida desperdiçada está valendo a pena. O
Flávia Mariano (Equilibrio (a vida não faz acordos))
O que for preciso. Mas acabou-se o senhor simpático.
Mariano Calado
Una vez visto que estos sesgos de nuestra cognición nos llevan a todo tipo de errores, propongo una solución: aprender a conversar. Esta herramienta ancestral, a la vez tan simple y poderosa, hace visibles fallos del razonamiento que suelen pasar inadvertidos. El diálogo nos permite resolverlos y así mejorar sustancialmente nuestra forma de pensar.
Mariano Sigman (El poder de las palabras: Cómo cambiar tu cerebro (y tu vida) conversando (Spanish Edition))
No hay nada más lindo [...] No hay nada más lindo que despertarse a la mañana, no hay nada más lindo. No hay nada más lindo que fumar porro y cagarte de risa. [...] No hay nada más lindo que andar en bicicleta estar enamorado llevarte bien con los demás. [...]No hay nada más lindo que todas las cosas lindas juntas, el mismo día y cada tanto debo admitir el solcito es de lo más lindo. [...] Es que podría estar mil horas pensando cosas lindas… ¿no sería re lindo? [...] Es que bien miradas todas las cosas pueden ser lindas. Por eso todo es tan lindo. Y no querría despedirme sin antes recordarles que no hay nada más lindo que todo lo que nos pasó, incluso habiéndonos pasados cosas no tan lindas. Así como tampoco hay nada más lindo que todo lo que todavía nos está por pasar. No hay nada más lindo, para terminar, que hoy estemos juntos.
Mariano Blatt (Mi juventud unida)
Hay que fabricar máquinas que nos permitan seguir fabricando máquinas, porque lo que no va a hacer nunca la máquina es fabricar máquinas
Mariano Rajoy
Las personas con opiniones extremas suelen confiar mucho en sus respuestas. En cambio, los “grises” —para quienes el dilema tiene una aceptabilidad intermedia— son más dubitativos. Dentro de esta norma encontramos algo mucho más revelador e interesante. Hay un grupo pequeño de personas que responden con grados intermedios de aceptabilidad, pero con gran confianza en sus respuestas. Son grises porque están convencidos de que el dilema moral presenta buenos argumentos de un lado y del otro, no siempre libres de contradicción. Descubrimos que los grises de alta confianza son la llave para el consenso, los que hacen posible que se pongan de acuerdo dos personas con ideas opuestas.
Mariano Sigman (El poder de las palabras: Cómo cambiar tu cerebro (y tu vida) conversando (Spanish Edition))
un gran obstáculo para la resolución de conflictos consiste en dar por sentado que el adversario no rectificará su posición. El resultado de esta creencia es que las conversaciones se vuelven cada vez más y más rígidas: de nuevo la profecía autocumplida de la reflexividad
Mariano Sigman (El poder de las palabras: Cómo cambiar tu cerebro (y tu vida) conversando (Spanish Edition))
un gran obstáculo para la resolución de conflictos consiste en dar por sentado que el adversario no rectificará su posición. El resultado de esta creencia es que las conversaciones se vuelven cada vez más y más rígidas: de nuevo la profecía autocumplida de la reflexividad. Intervenir en este cortocircuito fomentando la idea de que el otro es maleable mejora sustancialmente las actitudes intergrupales y la voluntad de negociar, de hacer concesiones y de consensuar.
Mariano Sigman (El poder de las palabras: Cómo cambiar tu cerebro (y tu vida) conversando (Spanish Edition))
Esta ley era un verdadero ultimátum, cuya notificación se encargó a un ministro diplomático, don Mariano Egaña, que marchó al Perú escoltado por la escuadra nacional, y que declaró efectivamente la guerra.
José Victorino Lastarria (Don Diego Portales. Juicio Histórico)
La noche fría, cubierta por una espesa neblina de ese junio de 1990, envolvía a todos los presentes. Por diferentes lugares del cementerio aparecieron armas que apuntaban al cielo. Una estruendosa salva iluminó un instante la oscuridad y rompió el silencio sobrecogedor que embargaba a la multitud después de la última súplica de Mariano Puga: “¡San Clotario de los trabajadores, ruega por nosotros, ruega por nosotros!” Los insurgentes, los jóvenes rebeldes que continuaban soñando con un Chile utópico de hombres libres y solidarios, rendían con sus armas, un homenaje a ese hombrecito modesto, cristiano y partidario de la no violencia activa que había entregado su larga vida a una causa que también era la de ellos.
Mónica Echeverría Yáñez (Antihistoria de un luchador. Clotario Blest 1823-1990 (2a edición) (Spanish Edition))
Parte de esto es parte del olvido selectivo que todos experimentamos. Cada lunes, cada cumpleaños, cada primero de enero se llenan de promesas repetidas; cada amor es el amor de nuestras vidas, y este año sí ganamos el campeonato. Cada una de estas afirmaciones ignora completamente que ya hubo otros tantos lunes y otros tantos desengaños. ¿Somos de verdad tan ciegos a la evidencia? ¿Qué mecanismos del cerebro encarnan este optimismo fundamentalista? ¿Y qué hacemos con el optimismo persistente si entendemos que se cimienta en una ilusión?
Mariano Sigman (La vida secreta de la mente: Nuestro cerebro cuando decidimos, sentimos y pensamos)
El detalle de autocensurar la palabra “huevos” con un grotesco bip funcionó maravillosamente: le dio a la canción un plus transgresor que en verdad no tiene.
Mariano del Mazo (Entre lujurias y represión: Serú Girán: la banda que lo cambió todo (Spanish Edition))
había una pequeñísima minoría de ultra reaccionarios, a cuyo frente campeaba don Mariano Egaña con un proyecto de constitución que organizaba el senado con senadores perpetuos,
José Victorino Lastarria (Don Diego Portales. Juicio Histórico)