“
Los labios desfrenados,
la lengua desatada,
en larga carcajada
prorrumpen sin cesar.
La lumbre de los ojos,
inquieta y silenciosa,
los ojos de una hermosa
se afana en reflejar.
Venid a los festines
avaras de placeres,
que el cielo en las mujeres
atesoró el placer.
Venid, niñas, sin cuitas,
desnudo el albo seno,
porque quiero el veneno
de vuestro amor beber.
Cuando la inquieta mente
con el vapor vacile
y revoltosa apile
fantasma de vapor,
veréis cómo, insensata,
el ánima delira
...
y en cada marco de oro,
cerradas las pinturas,
diabólicas figuras
al vidrio asomarán.
Entonces cada lámpara
parodiará una hoguera,
que miente y reverbera
las lámparas del sol;
...
Cada sonoro brindis
de la animada fiesta
nos fingirá una orquesta
de mágica ilusión
...
El mundo duerme, niñas;
bebamos y cantemos,
que más no sacaremos
del mundo engañador.
...
Y las de negros ojos,
que ostenten su mirada
altiva, enamorada,
con infernal pasión;
y las rubias ostenten,
sin máscaras de tules,
las pupilas azules
y rojo el corazón.
”
”