Los Campesinos Quotes

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Y ejecutados los había por docenas de miles; tanta sangre habría de correr, que al año siguiente los campesinos aseguraban que las cebollas salían rojas y encontraban dientes humanos dentro de las patatas.
Isabel Allende (Largo pétalo de mar)
al mandadero del barrio y estará dispuesto a jugar a los naipes con él». Estas palabras me hicieron pensar en Maquiavelo jugando a los dados con los campesinos.
Charles Baudelaire (El pintor de la vida moderna (Serie Great Ideas 28))
palabras de G.K. Chesterton, «Juana de Arco no estaba en ninguna encrucijada, bien por rechazar todos los caminos, como Tolstoi, o por aceptarlos todos, como Nietzsche. Ella escogió un camino y caminó por él como un rayo […]. Tolstoi solo elogiaba al campesino, pero ella era el campesino. Nietzsche solo elogiaba al guerrero, pero ella era el guerrero.
Alexandre Havard (La dieta interior)
Cuando los campesinos compran más tierra con el fruto de su trabajo, eso significa que tienen que trabajar más que antes. A fin de cuentas, las preocupaciones y el trabajo no tienen fin, y lo único que obtienen es la posibilidad de tener más quehacer que antes…
Kōbō Abe (The Woman in the Dunes)
Los norteamericanos a pesar de ser propicios e incluso de querer ser siervos, siempre se negaron a ser vistos como campesinos.
F. Scott Fitzgerald (The Great Gatsby)
Kapuscinski escribe su receta: «Siempre he evitado las rutas oficiales, los palacios, las figuras importantes, la gran policía. Todo lo contrario: prefería subir-me a camiones encontrados por casualidad, recorrer el desierto con los nómadas y ser huésped de los campesinos de la sabana tropical».3 En la literatura de no ficción, el lector que se lo proponga encontrará personajes y lugares allí donde dijo el periodista.
Doménico Chiappe (Tan real como la ficción: Herramientas narrativas en periodismo)
Lamentablemente, los diligentes campesinos casi nunca consiguieron la seguridad económica futura que tanto ansiaban mediante su duro trabajo en el presente. Por todas partes surgían gobernantes y élites, que vivían a costa de los excedentes de alimentos de los campesinos y que solo les dejaban con una mera subsistencia. Estos excedentes alimentarios confiscados impulsaron la política, las guerras, el arte y la filosofía.
Yuval Noah Harari (Sapiens. De animales a dioses: Una breve historia de la humanidad)
Mercaderes y charlatanes se hicieron con el control de Europa, llamando a su insidioso evangelio "La Ilustración". El día de la plaga estaba próximo; pero de las cenizas de la humanidad no surgió ningún fénix. El campesino humilde y piadoso, Pedro Labrador, se fue a la ciudad a vender a sus hijos a los señores del Nuevo Sistema para empresas que podemos calificar, en el mejor de los casos, de dudosas. (...) El giroscopio se había ampliado. La Gran Cadena del Sur se había roto como si fuera una serie de clips unidos por algún pobre imbécil; el nuevo destino de Pedro Labrador sería muerte, destrucción, anarquía, progreso, ambición y autosuperación. Iba a ser un destino malévolo: ahora se enfrentaba a la perversión de tener que IR A TRABAJAR.
John Kennedy Toole (A Confederacy of Dunces)
Nada mas natural que el insensato que ignora su locura pretenda realizar cosas superiores a su poder. El débil habla de los grandes pesos que levanta; el tímido, de los gigantes que ha vencido; el pobre, de los tesoros que maneja; el más humilde campesino se llama Júpiter.
Alexandre Dumas (El conde de Montecristo)
¿Cómo no iban a apodersarse los deliriros de grandeza de un campesino del Banato si de pronto, a los veintiún años, con sólo mover unas figuritas sobre un tablero de madera, ganaba más en una semana que su pueblo entero en todo un año de talar bosques y realizar las tareas más duras?
Stefan Zweig (Chess Story)
Los fundadores, ya se sabe, eran campesinos: gentecita humilde que traía del campo sus costumbres, como rezar el rosario, beber aguardiente, robarle al vecino y matarse por chichiguas con el prójimo en peleas a machete. ¿Qué podía nacer de semejante esplendor humano? Más. Y más y más y más.
Fernando Vallejo (La virgen de los sicarios)
Un pobre campesino que sacrifica un buey inestimable en honor a Júpiter se convencerá de que Júpiter existe; de otro modo, ¿cómo iba a excusar su estupidez? El campesino sacrificará otro buey, y otro, y otro más, solo para no tener que admitir que todos los bueyes previos no fueron un desperdicio.
Yuval Noah Harari (Homo Deus: Breve historia del mañana)
El sábado pasado, el palacio del Gran Duque estaba abierto y lleno de campesinos para quienes nada estaba vetado, y se bailaba por todas partes en la gran sala. La participación de este tipo de gente es, a mi parecer, una imagen de la libertad perdida, que se renueva así todos los años en la fiesta principal de la ciudad (...).
Michel de Montaigne
Villoviado es un pequeño pueblo a pocos kilómetros de Lerma, en la provincia de Burgos, en el norte de España, tranquilo, con buena gente dedicada al pastoreo y a la agricultura. Las gallinas que correteaban por el empedrado, las voces de las mujeres llamando a sus hijos desde las ventanas de sus casas, sencillos campesinos que se limpiaban el sudor con orgullo, tejados rojos con chimeneas en forma de cono, vallas de piedra, bodegas a la entrada del pueblo, su fuente y, a finales de agosto, el olor del espliego inundando el valle, todo ello daba un carácter especial a Villoviado. También tenía su iglesia, la Iglesia de San Vítores, en una pequeña elevación casi en el centro del pueblo, con su bendito moral. La leyenda dice que lo trajeron desde Cerezo del Río Tirón, donde fue martirizado San Vítores; según los más viejos del lugar, de cada gota que cayó de su cuerpo en el martirio nació un moral. Todas las madres del pueblo, en algún que otro momento, cogían los tallos mas delgaditos del sagrado moral para colgarlos del cuello de sus hijos. Según la costumbre no solo quitaba las lombrices, sino que también protegía a esas criaturas. En aquel momento nadie se imaginaba que esos niños, años después, se sentarían en la valla del cementerio, casi tocando el moral, oteando, avisando de la llegada de los franceses. Aquellas
Reyes Galaz (Cántaras vacías (Spanish Edition))
Tengo las piernas cortas y retorcidas, y me cuesta caminar. Necesito una silla de montar especial para no caerme del caballo. Por cierto, la diseñé yo mismo, ya que hablamos del tema. Tenía que elegir entre eso o ir en poni. Tengo fuerza en los brazos, pero también son cortos. Nunca seré un espadachín. Si hubiera nacido en una familia de campesinos seguramente me habrían abandonado a la intemperie para que muriera, o me habrían vendido como monstruo de feria. Pero soy un Lannister de Roca Casterly, y eso que se perdieron las ferias. Se esperan cosas de mí. Mi padre fué Mano del Rey veinte años. Después resulta que mi hermano mató a ese mismo rey, ironías de la vida. Mi hermana se casó con el nuevo rey, y ese odioso sobrino que tengo será rey tras su muerte. Debo hacer algo por el honor de mi casa, ¿no te parece? Pero, ¿qué? Puede que tenga las piernas cortas en relación con mi cuerpo, pero la cabeza la tengo demasiado grande, aunque prefiero pensar que es del tamaño adecuado para mi mente. Tengo una idea bastante precisa de cuáles son mis puntos fuertes y mis puntos débiles. Mi mejor arma está en mi cerebro. Mi hermano tiene su espada, el rey Robert tiene su maza, y yo tengo mi mente...Pero una mente necesita de los libros igual que una espada de una piedra de amolar, para conservar el filo...Por eso leo tanto, Jon Nieves.
George R.R. Martin
¿Es voluntad del Señor que la humanidad no pueda ser feliz, sino que anhele siempre cosas que no tiene, y que, tal vez, no se encuentran en ninguna parte? Los animales y los pájaros viven a gusto en este mundo. ¿No puede ser, entonces, igual de bueno para los seres humanos a los que Dios ha puesto en él: los campesinos que se quejan de su duro destino, los grandes señores que nunca tienen bastante, y los jóvenes sacerdotes que añoran el paraíso en los bosques verdes? ¿No podría el hombre (no podría, al menos, uno de todos ellos) estar en tal relación con el Señor como para decirle: «He resuelto el enigma de nuestra vida, he hecho este mundo mío, y soy feliz en él»?
Karen Blixen (Winter's Tales)
La mayoría de las redes de cooperación humana se han organizado para la opresión y la explotación. Los campesinos pagaban las redes de cooperación iniciales con sus preciosos excedentes de alimentos, y se desesperaban cuando el recaudador de impuestos eliminaba todo un año de arduo trabajo con un simple movimiento de su pluma imperial. Los famosos anfiteatros romanos solían ser construidos por esclavos, para que los romanos ricos y ociosos pudieran contemplar a otros esclavos enzarzarse en terribles combates de gladiadores. Incluso las prisiones y los campos de concentración son redes de cooperación, y pueden funcionar únicamente porque miles de extraños consiguen coordinar de alguna manera sus acciones.
Yuval Noah Harari (Sapiens. De animales a dioses: Una breve historia de la humanidad)
Íbamos entre la carretera y el río, por una ancha faja de más de un kilómetro, donde poco a poco los plantíos se hacían raros hasta desaparecer y convertirse todo en retama y mata baja. —Esta tierra —habló el mayordomo— rezuma agua salobre. —No es salobre —dijo otro—, pero aunque sea agua dulce se aguachinan los plantíos y todo se malmete. Yo dije, al azar, recordando el álbum del pigmeo donde había leído nociones de agricultura: —Tal vez sería buena esta tierra para arroz. Me miraron extrañados, porque nadie cultivaba arroz en la región y no tenían la menor idea de lo que aquello podía ser. Pero la verdad es que unos años después los campesinos plantaron arroz en aquellos terrenos, y algunos se hicieron ricos.
Ramón J. Sender (Crónica del alba, 2)
Bogotá era entonces una ciudad de cien mil habitantes, con no más de cinco barrios y un área de quince kilómetros cuadrados. El centro era la joya arquitectónica de la capital y hacia el norte, por las vegas de un pueblo llamado Chapinero, habían sido construidos los barrios de la clase alta. Los pobres, menesterosos y campesinos desplazados vivían en los cerros y en las zonas del sur y el occidente de la capital. Había una Calle Real que comenzaba en la avenida trece y llegaba hasta el ángulo nororiental de la plaza de Bolívar, a lo largo de la cual bullía un activo comercio y se desplegaban elegantes tiendas de telas, vajillas, farmacias yjoyas, la mayoría de las cuales estaban en manos de judíos, libaneses y alemanes.
Ecchehomo Cetina (El hombre que fue un pueblo (Spanish Edition))
Sois como niños que, con los ojos bien abiertos, os arremolináis alrededor del hogar, ávidos de historias sobre aquellos que una vez ocuparon la tierra que ahora pisáis; de los que fundaron las ciudades que habitáis, que levantaron las murallas, los templos, los palacios y los puertos. Hombres tan formidables, varones de linaje divino, campesinos guerreros, reyes pastores.
Enrique Toro (Héroes, viajeros, dioses y reyes)
El bien no está en la naturaleza, tampoco en los sermones de los maestros religiosos ni de los profetas, no está en las doctrinas de los grandes sociólogos y líderes populares, no está en la ética de los filósofos. Son las personas corrientes las que llevan en sus corazones el amor por todo cuanto vive; aman y cuidan de la vida de modo natural y espontáneo. Al final del día prefieren el calor del hogar a encender hogueras en las plazas. Así, además de ese bien grande y amenazador, existe también la bondad cotidiana de los hombres. Es la bondad de una viejecita que lleva un mendrugo de pan a un prisionero, la bondad del soldado que da de beber de su cantimplora al enemigo herido, la bondad de los jóvenes que se apiadan de los ancianos, la bondad del campesino que oculta en el pajar a un viejo judío. Es la bondad del guardia de una prisión que, poniendo en peligro su propia libertad, entrega las cartas de prisioneros y reclusos, con cuyas ideas no congenia, a sus madres y mujeres. Es la bondad particular de un individuo hacia, otro, es una bondad sin testigos, pequeña, sin ideología. Podríamos denominarla bondad sin sentido. La bondad de los nombres al margen del bien religioso y social. Pero si nos detenemos a pensarlo, nos damos cuenta de que esa bondad sin sentido, particular, casual, es eterna. Se extiende a todo lo vivo, incluso a un ratón O a una rama quebrada que el transeúnte, parándose un instante, endereza para que cicatrice y se cure rápido. En estos tiempos terribles en que la locura reina en nombre de la gloria de los Estados, las naciones y el bien universa I, en esta época en que los hombres ya no parecen hombres y sólo se agitan como las ramas en los árboles, como piedras que arrastran a otras piedras en una avalancha que llena los barrancos y las fosas, en esta época de horror y demencia, la bondad sin sentido, compasiva, esparcida en la vida como una partícula de radio, no ha desaparecido. Vida y Destino (Galaxia Gutenberg)
Vasily Grossman
El contenido político no se lo daban las palabras sino las actitudes. Yo ya no creo en las palabras. Los priístas usan un lenguaje revolucionario, emplean términos muy avanzados, y sin embargo un campesino, si palabras, sin lenguaje, con su sola actitud, es más revolucionario que todos nosotros juntos. Pablo Gómez, estudiante de la Escuela de Economía de la UNAM y de las Juventudes Comunistas
Elena Poniatowska (La noche de Tlatelolco)
Pequeñoburgueses llenos de odio: de esta gente estará formado su ejército. Capas medias desclasadas a causa de las especulaciones bélicas del gran capital, oficialillos que no se resignan a perder el mando para regresar a la mediocridad de la vida cotidiana, chupatintas que, por encima de todo, se sienten insultados por los zapatos nuevos de la hija del campesino, aparceros que compraron un pedazo
Antonio Scurati (M. El hijo del siglo (Spanish Edition))
En el pueblo, la diferencia entre lo que se sabe sobre una persona y lo que se desconoce de ella es mínima. Puede haber cierto número de secretos bien guardados, pero, en general, apenas existe el engaño: es casi imposible. El conocimiento que tiene el pueblo de cada individuo no es mucho menor que el de Dios, aunque su juicio sea diferente. La curiosidad, en el sentido de fisgar o entremeterse, es así escasa, pues no hay necesidad de ella. Lo misterioso no es lo que se oculta de forma deliberada, sino, como ya he señalado, el hecho de que la gama de lo posible siempre pueda sorprendernos. Y por ello, tampoco hay apenas representación; los campesinos no "representan papeles" como lo hacen los personajes urbanos. Esto no se debe a que sean "sencillos" o más sinceros o menos astutos; simplemente el espacio entre lo que se desconoce de una persona y lo que todo el mundo sabe de ella - y éste es el espacio de la representación - es demasiado pequeño.
John Berger (Pig Earth)
15 de agosto de 1343 Misa solemne de campaña El ejercito entero, concentrado en la playa, rendia culto a la Virgen de la Mar. Pedro III habia cedido a las presiones del Santo Padre y pactado una tregua con Jaime de Mallorca. El rumor corrio entre el ejercito. Arnau no escuchaba al sacerdote; pocos lo hacian, la mayoria tenia el rostro contrito. La Virgen no consolaba a Arnau. Habia matado. Habia talado arboles. Habia arrasado vinas y campos de cultivo ante los asustados ojos de los campesinos y de sus hijos. Habia destruido villas enteras y con ellas los hogares de gentes de bien. El rey Jaime habia conseguido su tregua y el rey Pedro habia cedido.Arnau recordo las arengas de Santa Maria de la Mar: "Cataluna os necesita! El rey Pedro os necesita! Partid a la guerra!". Que guerra? Solo habian sido matanzas. Escaramuzas en las que los unicos que perdieron fueron las gentes humildes, los soldados leales… y los ninos, que pasarian hambre el proximo invierno por falta de grano. Que guerra? La que habian librado obispos y cardenales, correveidiles de reyes arteros? El sacerdote proseguia con su homilia pero Arnau no escuchaba sus palabras. Para que habia tenido que matar? De que servian sus muertos? La misa finalizo. Los soldados se disolvieron formando pequenos grupos. - Y el botin prometido? - Perpiñan es rica, muy rica -oyo Arnau. - Como pagara el rey a sus soldados si ya antes no podia hacerlo? Arnau deambulaba entre los grupos de soldados. Que le importaba a el el botin? Era la mirada de los niños lo que le importaba; la de aquel pequeño que, agarrado a la mano de su hermana, presencio como Arnau y un grupo de soldados arrasaban su huerto y esparcian el grano que debia sustentarles durante el invierno. Por que?, le preguntaron sus ojos inocentes. Que mal os hemos hecho nosotros? Probablemente los niños fueran los encargados del huerto, y permanecieron alli, con las lagrimas cayendo por sus mejillas, hasta que el gran ejercito catalan termino de destruir sus escasas posesiones. Cuando terminaron, Arnau ni siquiera fue capaz de volver la mirada hacia ellos.
Ildefonso Falcones (La catedral del mar (La catedral del mar, #1))
Si se quiere hacer que la gente crea en entidades imaginarias tales como dioses y naciones, hay que hacer que sacrifiquen algo valioso. Cuanto más doloroso es el sacrificio, más se convence la gente de la existencia del receptor imaginario. Un pobre campesino que sacrifica un buey inestimable en honor a Júpiter se convencerá de que Júpiter existe; de otro modo, ¿cómo iba a excusar su estupidez? El campesino sacrificará otro buey, y otro, y otro más, solo para no tener que admitir que todos los bueyes previos no fueron un desperdicio.
Yuval Noah Harari (Homo Deus: Breve historia del mañana)
En la época que nos ocupa reinaba en las ciudades un hedor apenas concebible para el hombre moderno. Las calles apestaban a estiércol, los patios interiores apestaban a orina, los huecos de las escaleras apestaban a madera podrida y excremento de rata; las cocinas, a col podrida y grasa de carnero; los aposentos sin ventilación apestaban a polvo enmohecido; los dormitorios, a sábanas grasientas, a edredones húmedos y al penetrante olor dulzón de los orinales. Las chimeneas apestaban a azufre; las curtidurías, a lejías cáusticas; los mataderos, a sangre coagulada. Hombres y mujeres apestaban a sudor y a ropa sucia; en sus bocas apestaban los dientes infectados, los alientos olían a cebolla y los cuerpos, cuando ya no eran jóvenes, a queso rancio, a leche agria y a tumores malignos. Apestaban los ríos, apestaban las plazas, apestaban las igelsias y el hedor se respiraba por igual bajo los puentes y en los palacios. El campesino apestaba como el clérigo; el official de artesano, como la esposa del maestro; apestaba la nobleza entera y, sí, incluso el rey apestaba como un animal carnicero y la reina como una cabra vieja, tanto en verano como en invierno.
Patrick Süskind (Perfume: The Story of a Murderer)
La Revolución francesa fue encabezada por abogados ricos, no por campesinos hambrientos. La República romana alcanzó su máximo apogeo en el siglo I a.C., cuando flotas cargadas de tesoros procedentes de todo el Mediterráneo enriquecían a los romanos superando los sueños más visionarios de sus antepasados. Y, sin embargo, fue en ese momento de máxima prosperidad cuando el orden político romano se desplomó en una serie de mortíferas guerras civiles. Yugoslavia tenía en 1991 recursos suficientes para alimentar a todos sus habitantes, y aun así se desintegró en un baño de sangre terrible.
Yuval Noah Harari (Sapiens. De animales a dioses: Una breve historia de la humanidad)
En aquella misma época Rasputín empezó a hacer recomendaciones graciosas a los zares. "Encuentra que deberías ordenar a las faktorías [fábricas] que fabricasen municiones, simplemente tú da la orden; incluso elegir qué faktoría, si te muestran una lista [...]. Sé más autocrático, Cariño mío, muestra tu voluntad (14/06/1915). Es curioso, pero Rasputín sugería medidas que recuerdan al imperio bolchevique de los tiempos de Stalin, que durante la Segunda Guerra Mundial convirtió, con mano de hierro, todas las fábricas para suplir las necesidades del frente. Rasputín propondría lo mismo: "29 de agosto de 1915 [...] Pero Nuestro Amigo cree que más fábricas deberían hacer munición, además de las mercancías que producen". ¡Y el zar trataba de llevar a cabo tales sugerencias! Junto con la nacionalización y la militarización de las fábricas, se efectuó la expropiación obligatoria de los productos alimenticios de los campesinos y terratenientes. Se hacía todo lo que aconsejaba Rasputín. [...] Algunas de las medidas que fueron instituidas durante el comunismo de guerra después de la Revolución, de hecho ya habían sido propuestas antes de Lenin por el campesino ruso Grigori Rasputín. Y llevadas a cabo por el último zar.
Edvard Radzinsky (The Rasputin File)
En el fondo, la conquista no sólo es el origen, es también el fin supremo de todos los Estados grandes o pequeños, poderosos o débiles, despóticos o liberales, monárquicos o aristocráticos, democráticos y socialistas también, suponiendo que el ideal de los socialistas alemanes, el de un gran Estado comunista, se realice alguna vez. Que ella fue el punto de partida de todos los Estados, antiguos y modernos, no podrá ser puesto en duda por nadie, puesto que cada página de la historia universal lo prueba suficientemente. Nadie negará tampoco que los grandes Estados actuales tienen por objeto, más o menos confesado, la conquista. Pero los Estados medianos y sobre todo los pequeños, se dirá, no piensan más que en defenderse y sería ridículo por su parte soñar en la conquista. Todo lo ridículo que se quiera, pero sin embargo es su sueño, como el sueño del más pequeño campesino propietario es redondear sus tierras en detrimento del vecino; redondearse, crecer, conquistar a cualquier precio y siempre, es una tendencia fatalmente inherente a todo Estado, cualquiera que sea su extensión, su debilidad o su fuerza, porque es una necesidad de su naturaleza. ¿Qué es el Estado si no es la organización del poder? Pero está en la naturaleza de todo poder la imposibilidad de soportar un superior o un igual, pues el poder no tiene otro objeto que la dominación, y la dominación no es real más que cuando le está sometido todo lo que la obstaculiza; ningún poder tolera otro más que cuando está obligado a ello, es decir, cuando se siente impotente para destruirlo o derribarlo. El solo hecho de un poder igual es una negación de su principio y una amenaza perpetua contra su existencia; porque es una manifestación y una prueba de su impotencia. Por consiguiente, entre todos los Estados que existen uno junto al otro, la guerra es permanente y su paz no es más que una tregua. Está en la naturaleza del Estado el presentarse tanto con relación a sí mismo como frente a sus súbditos, como el objeto absoluto. Servir a su prosperidad, a su grandeza, a su poder, esa es la virtud suprema del patriotismo. El Estado no reconoce otra, todo lo que le sirve es bueno, todo lo que es contrario a sus intereses es declarado criminal; tal es la moral de los Estados. Es por eso que la moral política ha sido en todo tiempo, no sólo extraña, sino absolutamente contraria a la moral humana. Esa contradicción es una consecuencia inevitable de su principio: no siendo el Estado más que una parte, se coloca y se impone como el todo; ignora el derecho de todo lo que, no siendo él mismo, se encuentra fuera de él, y cuando puede, sin peligro, lo viola. El Estado es la negación de la humanidad.
Mikhail Bakunin (God and the State)
Hay un viejo dicho que reza: «Ten cuidado con lo que deseas, porque igual se hace realidad». El Santo Grial de la nanotecnología es crear el ensamblador molecular, o replicante, pero, una vez que esté inventado, podría alterar los cimientos de la propia sociedad. Todas las filosofías y todos los sistemas sociales se basan en última instancia en la escasez y la pobreza. A lo largo de la historia del género humano, este ha sido el tema dominante que ha preocupado a la sociedad, configurando nuestra cultura, nuestra filosofía y nuestra religión. En algunas religiones se considera la prosperidad como una recompensa divina y la pobreza, como un castigo. Por el contrario, el budismo se basa en la naturaleza universal del sufrimiento y en el modo de enfrentarse a él. En el cristianismo, el Nuevo Testamento dice: «Es más fácil que un camello pase a través del ojo de una aguja que para un rico entrar en el reino de los cielos». La distribución de la riqueza define también a la propia sociedad. El feudalismo se basaba en preservar la riqueza de un reducido número de aristócratas frente a la pobreza de los campesinos. El capitalismo se fundamenta en la idea de que las personas enérgicas y productivas obtienen la recompensa por sus esfuerzos cuando fundan empresas y se hacen ricas. Pero, si los individuos perezosos e improductivos pudieran conseguir todo lo
Michio Kaku (La física del futuro)
Un pobre campesino que sacrifica un buey inestimable en honor a Júpiter se convencerá de que Júpiter existe; de otro modo, ¿cómo iba a excusar su estupidez? El campesino sacrificará otro buey, y otro, y otro más, solo para no tener que admitir que todos los bueyes previos no fueron un desperdicio. Exactamente por la misma razón, si he sacrificado un hijo por la gloria de la nación italiana o mis piernas por la revolución comunista, bastará con que me convierta en un nacionalista italiano fanático o en un comunista entusiasta. Porque si los mitos nacionales italianos o la propaganda comunista son mentira, entonces me veré obligado a admitir que la muerte de mi hijo o mi propia parálisis no han tenido sentido alguno. Pocas personas tienen estómago para admitir algo así.
Yuval Noah Harari (Homo Deus: Breve historia del mañana)
Pocos monos, mucho dinero Una vez llegó al pueblo un señor bien vestido, se instaló en el único hotel que había y puso un aviso en la única página del periódico local. Estaba dispuesto a comprar cada mono que le trajeran por 10 pesos. Los campesinos, que sabían que el bosque estaba lleno de monos, salieron corriendo a cazarlos. El hombre compró, como había prometido en el aviso, los cientos de monos que le trajeron al precio estipulado. Pero, cuando ya quedaban muy pocos monos en el bosque y era difícil cazarlos, los campesinos perdieron interés. Entonces el hombre ofreció 15 pesos por cada uno y los campesinos corrieron otra vez al bosque.   Cada vez quedaban menos monos y el hombre elevó la oferta a 20 pesos. Los campesinos volvieron al bosque, cazaron los pocos monos que quedaban, hasta que ya era casi imposible encontrar uno. Llegando a este punto, el hombre ofreció 50 pesos por cada uno. Pero, como tenía negocios que atender en la ciudad, dejaría a cargo a su ayudante quien se dirigió a los campesinos diciéndoles: “Fíjense en esta jaula llena de cientos de monos que mi jefe compró para su colección. Ahora que no está, yo se los vendo a ustedes a 30 pesos cada uno, y cuando mi jefe regrese de la ciudad, ustedes se los venden a 50 pesos cada uno”.   Los campesinos juntaron todos sus ahorros y compraron los cientos de monos que había en la gran jaula, y esperaron el regreso del jefe. Desde ese día, no volvieron a ver ni al ayudante ni al jefe. Lo único que vieron fue la jaula llena de monos que compraron con sus ahorros de toda la vida (21). Justo así se forman las burbujas en el mercado de la Bolsa de Valores con consecuencias nefastas para naciones enteras.
Alejandro Llantada (El libro negro de la persuasión)
Desde el momento en que una creatura se da cuenta de Dios como Dios, y de ella como un yo, se le presenta la terrible alternativa de elegir a Dios o a sí misma como centro. Este pecado es cometido diariamente tanto por niños pequeños y por campesinos ignorantes, como por personas sofisticadas; por personas solitarias, no menos que por aquellas que viven en sociedad. Es la caída en cada vida individual, y en cada día de cada vida individual, el pecado fundamental tras todos los pecados particulares. En este mismo momento usted y yo estamos ya sea cometiéndolo, a punto de cometerlo, o arrepintiéndonos de él. Al despertarnos, tratamos de poner el nuevo día a los pies de Dios; antes de haber terminado de afeitarnos, se vuelve nuestro día, y la parte para Dios se siente como un tributo que debemos pagar de “nuestro propio” bolsillo, descontado del tiempo que sentimos debiera ser “propio nuestro”.
C.S. Lewis (El Problema del Dolor (Spanish Edition))
Se debe considerar cuán paupérrimos son los puntos de vista de los cuales emanan generalmente los llamados «programas políticos» y la forma cómo éstos son ataviados de tiempo en tiempo con ropajes nuevos. Siempre es el mismo e invariable motivo el que induce a formular nuevos programas o a modificar los existentes: la preocupación por el resultado de la próxima elección. Se reúnen comisiones que «revisan» el antiguo programa y redactan uno «nuevo», prometiendo a cada uno lo suyo. Al campesino, se le ofrece para su agricultura; al industrial, para su manufactura; al consumidor, facilidades de compra; los maestros de escuela recibirán aumento de sueldo; los funcionarios mejoramiento de pensiones; viudas y huérfanos gozarán de la ayuda del Estado en escala superlativa; el tráfico, será fomentado; las tarifas, experimentarán considerable reducción y hasta los impuestos quedarán poco menos que abolidos.
Adolf Hitler (My Struggle)
Hay ciudades tan descabaladas, tan faltas de sustancia histórica, tan traídas y llevadas por gobernantes arbitrarios, tan caprichosamente edificadas en desiertos, tan parcamente pobladas por una continuidad aprehensible de familias, tan lejanas de un mar o de un río, tan ostentosas en el reparto de su menguada pobreza, tan favorecidas por un cielo espléndido que hace olvidar casi todos sus defectos, tan ingenuamente contentas de sí mismas al modo de las mozas quinceañeras, tan globalmente adquiridas para el prestigio de una dinastía, tan dotadas de tesoros -por otra parte- que puedan ser olvidados los no realizados a su tiempo, tan proyectadas sin pasión pero con concupiscencia hacia el futuro, tan desasidas de una auténtica nobleza, tan pobladas de un pueblo achulapado, tan heroicas en ocasiones sin que se sepa a ciencia cierta por qué sino de un modo elemental y físico como el del campesino joven que de un salto cruza el río, tan abigarradas de sí mismas aunque en verdad el licor de que están ahítas no tenga nada de embriagador, tan insospechadamente en otro tiempo prepotentes sobre capitales extranjeras dotadas de dos catedrales y de varias colegiatas y de varios palacios encantados -un palacio encantado al menos para cada siglo-, tan incapaces para hablar su idioma con la recta entonación llana que le dan los pueblos situados hacia el norte a doscientos kilómetros de ella, tan sorprendidas por la llegada de un oro que puede convertirse en piedra, pero que tal vez se convierta en carrozas y troncos de caballos con gualdrapas doradas sobre fondo negro, tan carentes de una auténtica judería, tan llenas de hombres serios cuando son importantes y simpáticos cuando no son importantes, tan vueltas de espaldas a toda naturaleza -por lo menos hasta que en otro sitio se inventaron el tren eléctrico y la telesilla-, tan agitadas por tribunales eclesiásticos con relajación al brazo secular, tan poco visitadas por individuos auténticos de la raza nórdica, tan abundante de torpes teólogos y faltas de excelentes místicos, tan llenas de tonadilleras y de autores de comedias de costumbres, de comedias de enredo, de comedias de capa y espada, de comedias de café, de comedias de punto de honor, de comedias de linda tapada, de comedias de bajo coturno, de comedias de salón francés, de comedias del café no de comedia dell'arte, tan abufaradas de autobuses de dos pisos que echan humo cuanto más negro mejor sobre aceras donde va la gente con gabardina los días de sol frío, que no tienen catedral.
Luis Martín-Santos (Tiempo de silencio)
Acabada la comida, el notario se fue a su estudio a dormitar en un diván, la madre salió a regar las flores. Pilar se puso a leer una revista y Valentina y yo discutimos sobre materias graves. Una de ellas —nada menos— la iglesia donde nos casaríamos un día. Estábamos de acuerdo en que el amor libre no estaba bien y era necesario el matrimonio. Así, pues, nos casaría mosén Joaquín y, puestos a elegir la iglesia, después de nombrar todas las del pueblo, propuse yo la ermita de San Cosme y San Damián, antigua y de bastante fama, que estaba precisamente cerca de la Herradura. Valentina aprobó mi idea con entusiasmo. —Estando tan lejos la ermita —decía razonable como siempre— sólo se molestarán en venir a la boda los amigos verdaderos. No gustaba ella de la gente hipócrita, como Pilar, por ejemplo. Yo tampoco. La cocinera, al oír lo de San Cosme y San Damián soltó a reír con un fondo maligno que yo no sabía cómo entender. Se asomaba a la puerta y me miraba con sorna. Yo despreciaba en todo caso el mundo de las cocineras. Pero ella volvía con sus risas. Más tarde supe que aquella ermita era la que preferían para casarse las campesinas que no habían tenido paciencia para esperar o no habían podido resistir la impaciencia del novio. Es decir, que las mujeres que se casaban allí estaban visiblemente encintas. Solía suceder entre campesinos y gente humilde. La cocinera representaba, una vez más, la procaz realidad interfiriendo en nuestro sentido angélico de las cosas.
Ramón J. Sender (Crónica del alba, 2)
P.D. MAYORITARIA QUE SE DISFRAZA DE MINORÍA INTOLERADA. A todo esto de que si Marcos es homosexual: Marcos es gay en San Francisco, negro en Sudáfrica, asiático en Europa, chicano en San Isidro, anarquista en España, palestino en Israel, indígena en las calles de San Cristóbal, chavo banda en Neza, rockero en cu, judío en Alemania, ombusdman en la Sedena, feminista en los partidos políticos, comunista en la post guerra fría, preso en Cintalapa, pacifista en Bosnia, mapuche en los Andes, maestro en la CNTE, artista sin galería ni portafolios, ama de casa un sábado por la noche en cualquier colonia de cualquier ciudad de cualquier México, guerrillero en el México de fin del siglo XX, huelguista en la CTM, reportero de nota de relleno en interiores, machista en el movimiento feminista, mujer sola en el metro a las 10 p.m., jubilado en plantón en el Zócalo, campesino sin tierra, editor marginal, obrero desempleado, médico sin plaza, estudiante inconforme, disidente en el neoliberalismo, escritor sin libros ni lectores, y, es seguro, zapatista en el sureste mexicano. En fin, Marcos es un ser humano, cualquiera, en este mundo. Marcos es todas las minorías intoleradas, oprimidas, resistiendo, explotando, diciendo "¡Ya basta!". Todas las minorías a la hora de hablar y mayorías a la hora de callar y aguantar. Todos los intolerados buscando una palabra, su palabra, lo que devuelva la mayoría a los eternos fragmentados, nosotros. Todo lo que incomoda al poder y a las buenas conciencias, eso es Marcos.
Subcomandante Marcos
Poco antes de su muerte, el campesino había empezado a hablar con la zarina de un aumento de "la paga a todos los oficiales pobres del país" para reforzar la maquinaria del Estado en tiempos difíciles. Su idea de cómo obtener el dinero para ello suena divertida en boca de la zarina de Rusia: "siempre se puede obtener dinero de algunos capitales", escribiría Alix a su marido el 25 de septiembre de 1916. Es decir, simplemente apoderarse del dinero de los ricos. Aquel antiguo sueño campesino también sería puesto en práctica por los bolcheviques. No era ninguna casualidad que Bonch-Bruévich, el futuro amigo íntimo de Lenin, camarada de armas y fundador de la sangrienta Checa, se mostrara en sus artículos encantado con el "inteligente e ingenioso campesino". [...] Para poner a prueba su "don de conocer a la gente", Bonch-Bruévich mostró a Rasputín un retrato de cierta persona querida. Al ver el retrato, escribió Bonch-Bruévich: "Rasputín se puso muy nervioso. "¿Quién es? Dime, ¿quién es?". Se precipitó hacia la pared de donde colgaba el cuadro en el que estaba pintado el rostro orgulloso e inteligente de un hombre mayor. "¡Bueno, es alguien importante! ¡Dios mío! ¡Es un Sansón, amigo mío, un verdadero Sansón, sí señor! ¡Preséntamelo! ¡Iremos a verle ahora mismo! ¡Es alguien a quien deberían seguir regimientos enteros!" Y Rasputín se apresuró a encender una luz eléctrica que había junto al cuadro para poder observar mejor la cara de aquel hombre extraordinario. Le dije que se trataba de Karl Marx".
Edvard Radzinsky (The Rasputin File)
Alguien dijo, o escribió, que en aquellos tiempos famosos y terribles los españoles peleabamos todos, desde nobles hasta labriegos. Y era cierto. Unos lo hicimos por hambre de gloria y dinero, y otros por hambre de verdad: por sacudirnos de encima la miseria y llevar un trozo de pan a la boca. En los campos de batalla de medio mundo, desde las Indias a las Filipinas, el Mediterráneo, el Norte de África y Europa entera, contra toda clase de naciones bárbaras o civilizadas, peleamos hidalgos y campesinos, bachilleres y pastores, caballeros y pícaros, amos y criados, soldados y poetas. Pelearon Cervantes, Garcilaso, Lope de Vega Calderón, Ercilla. Peleamos sin descanso en los Andes y en los Alpes, en las llanuras de Italia, en la altiplanicie mexicana, en la selva del Darién, a orillas del Elba, el Amazonas, el Danubio, el Escalda, el Orinoco, en las costas de Inglaterra, en Irlanda, Lepanto, las Terceras, Argel, Orán, Bahía, Otumba, Pavía, la Goleta, el canal de Constantinopla, el Egeo, Francia, Italia, Flandes, Alemania. En todas las tierras y climas próximos o lejanos, bajo nieve, sol, lluvia o viento, huestes de españoles pequeños y recios, barbudos, fanfarrones, valerosos y crueles, hechos a la miseria, el sufrir y las fatigas, con todo por ganar y sin otra cosa que perder salvo la gorja, unos musitando una oración, otros con los labios mudos y los dientes apretados, y otros renegando a cada paso de Cristo, de los oficiales, de los trabajos y de la misma vida en todas las lenguas de España, amotinados a trechos y con las pagas atrasadas o sin ellas, seguimos a nuestros capitanes bajo las rotas banderas, haciendo temblar al mundo entero
Arturo Pérez-Reverte
Aunque esta historia no debiese ofrecer otra enseñanza que la derivada de la disputa entre el general y su administrador, sería ya provechosa a no pocos lectores para su conducta en la vida. A quien sabe leer fructíferamente a Maquiavelo, se le demuestra que la prudencia humana consiste en no amenazar nunca, a obrar en silencio, a ofrecer al enemigo, como dice l refrán, un puente de plata para huir, y a guardarse mucho de herir el amor propio de quien está por debajo de uno. El Hecho, por muchos intereses que perjudique, a la larga se perdona, se justifica de mil maneras; pero el amor propio, que siempre sangra de la herida que se ha recibido, jamás perdona a la Idea. La personalidad moral es más sensible, en cierto modo más viva, que la personalidad física. El corazón y la sangre son menos impresionables que los nervios. En una palabra, que nuestro interior nos domina, hagamos lo que hagamos. dos familias que han estado matándose entre sí pueden reconciliarse, como ha ocurrido en Bretaña o en la Vandée, en la época de las guerras civiles; pero los calumniados y a los calumniadores. Solo debe injuriarse en los poemas épicos, antes de darse la muerte. El salvaje, el campesino, que tiene mucho de salvaje, solo hablan para tender trampas a sus adversarios. Desde el año 1789, Francia intenta convencer, contra toda evidencia, a los hombres de que son iguales; ahora bien, decir a un hombre: «¡Es usted un bribón!», es una broma sin consecuencias; pero demostrárselo sorprendiéndole in fraganti y cruzarle la cara a golpes de fusta, amenazarle con llevarle a los tribunales sin llegar a hacerlo, es obligarle a reconocer la desigualdad de la situación de ambos. Si la masa no perdona ninguna superioridad, ¿cómo va un granuja a perdonar a un hombre honrado?
Honoré de Balzac (Les Paysans)
Bingo Junio-Julio-Agosto  Lord Voldemort (un libro que trate sobre la muerte): Un mosntruo viene a verme de Patrick Ness. Conor tiene que lidiar con el temor constante de que su madre muera a causa del cancer y es ahí cuando aparece el monstruo que le hace ver la realidad  Regulus Black (libro que el protagonista tenga un familia rara/malvada/numerosa): La tempestad de Shakespeare. Prospero es traicionado por su hermano y es mandando a una isla en el medio de la nada; Prospero jura venganza mediante sus poderes mágicos.  Barty Crouch Jr (libro que el/la protagonista participe en una secta o investigue sobre las mismas): Las chicas de Emma Cline. Evie se ve envuelta en una secta cuando es abandonada por su mejor amiga y su unica amiga en el mundo.  Fenrir Breyback (libro que tenga licántropos): Luna Nueva de Stephenie Meyer. Bella es abandonada por Edward, se acerca mas a jacob y descubre que el es un hombre lobo  Bellatrix Lestrange (libro en el que el romance tóxico sea lo principal) La selección de Kiera Cass. America Singer se ve envuelta en un triangulo amoroso entre el principe de Íllea, Maxon, y su amor de la ciudad, Aspen.  Draco Malfoy (libro que el/la protagonista sea desertor): Tres espejos; espada de Sebastián Vargas. Jian era un campesino que perdió al amor de su vida y se convierte en un pirata perseguido por el pueblo por ser desertor y huir de luchar en la guerra.  Lucius Malfoy (libro con puterio de ricos) Mansfield Park de Jane Auste. Fanny es adoptada por sus tios ricos y la llevan a vivir a Mansfield Park, ella se ve envuelta en todos los lios, complicaciones y preocupaciones de los ricos, donde cada acción tiene que ser friamente calculada  Petter Pettigrew (libro con animales como protagonistas): El principito de Antoine de Saint-Exupéry. El principito, un hombrecito de traje azul y pelo rubio se hace amigo de un zorro que lo aconseja sobre la vida.  Marietta (libro en que el/la protagonista tenga una doble vida/vida oculta): Heartsong de T.J Klune. Robbie se encuentra en otra manada, con sueño recurrente sobre unos lobos corriendo... Con el paso del tiempo, descubre que la vida que esta viviendo no era su vida.
Patrick Ness (A Monster Calls)
Consideremos nuevamente este punto. Eso es aquí, Es nuestro hogar. Eso somos nosotros. En él están todos los que amamos, todo los que conoces, todos de quiénes haz oído hablar, y todos los seres humanos, quiens fueran que han vivido sus vidas. La suma de nuestra alegría y sufrimiento, miles de confiadas religiones, ideologías y doctrinas económicas, cada cazador y recolector, cada héroe y cobarde, cada creador y destructor de la civilizaciones, cada rey y cada campesino, cada joven pareja de enamorados, cada madre y padre, cada esperanzado niño, inventor y explorador, cada maestro de moral, cada político corrupto, cada “superestrella”, cada “líder supremo”, cada santo y pecador en la historia de nuestra especie vivió ahí: en una mota de polvo suspendida en un rayo de Sol. La Tierra es un muy pequeño escalón en una vasta arena cósmica. Piensa en los ríos de sangre derramados por todos esos generales y emperadores, para que, en gloria y triunfo, pudieran convertirse en amos momentáneos de una fracción de un punto. Piensa en las interminables crueles visitas que los habitantes de una esquina de ese pixel hicieron contra los apenas distinguibles habitantes de alguna otra esquina; la frecuencia de sus malentendidos, la impaciencia por matarse unos a otros, la generación de fervientes odios. Nuestras posturas, nuestra imaginada auto-importancia, la falsa ilusión de tener una posición privilegiada en el Universo, son desafiadas por este pálido punto de luz. Nuestro planeta es una mota solitaria en la inmensa oscuridad cósmica. En nuestra oscuridad, en toda esta vastedad, no hay ni un indicio de que la ayuda llegará desde algún otro lugar para salvarnos de nosotros mismos. La Tierra es el único mundo conocido hasta ahora que alberga vida. No hay ningún otro lugar, al menos en el futuro cercano, al cual nuestra especie pudiera migrar. ¿Visitar?, Sí. Establecerse, ¿aún no?. Nos guste o no, por el momento la Tierra es donde tenemos que quedarnos. Se ha dicho que la astronomía es una experiencia de humildad y construcción de carácter. Quizá no hay mejor demostración de la tontería de la soberbia humana que ésta imagen distante de nuestro minúsculo mundo. Para mí, subraya nuestra responsabilidad de tratarnos los unos a los otros más amablemente, y de preservar y cuidar el pálido punto azul, el único hogar que jamás hemos conocido
Carl Sagan
Ante la Ley hay un guardián. Hasta ese guardián llega un campesino y le ruega que le permita entrar a la Ley. Pero el guardián responde que en ese momento no le puede franquear el acceso. El hombre reflexiona y luego pregunta si es que podrá entrar más tarde. —Es posible —dice el guardián—, pero ahora, no. Las puertas de la Ley están abiertas, como siempre, y el guardián se ha hecho a un lado, de modo que el hombre se inclina para atisbar el interior. Cuando el guardián lo advierte, ríe y dice: —Si tanto te atrae, intenta entrar a pesar de mi prohibición. Pero recuerda esto: yo soy poderoso. Y yo soy sólo el último de los guardianes. De sala en sala irás encontrando guardianes cada vez más poderosos. Ni siquiera yo puedo soportar la sola vista del tercero. El campesino no había previsto semejantes dificultades. Después de todo, la Ley debería ser accesible a todos y en todo momento, piensa. Pero cuando mira con más detenimiento al guardián, con su largo abrigo de pieles, su gran nariz puntiaguda, la larga y negra barba de tártaro, se decide a esperar hasta que él le conceda el permiso para entrar. El guardián le da un banquillo y le permite sentarse al lado de la puerta. Allí permanece el hombre días y años. Muchas veces intenta entrar e importuna al guardián con sus ruegos. El guardián le formula, con frecuencia, pequeños interrogatorios. Le pregunta acerca de su terruño y de muchas otras cosas; pero son preguntas indiferentes, como las de los grandes señores, y al final le repite siempre que aún no lo puede dejar entrar. El hombre, que estaba bien provisto para el viaje, invierte todo —hasta lo más valioso— en sobornar al guardián. Este acepta todo, pero siempre repite lo mismo: —Lo acepto para que no creas que has omitido algún esfuerzo. Durante todos esos años, el hombre observa ininterrumpidamente al guardián. Olvida a todos los demás guardianes y aquél le parece ser el único obstáculo que se opone a su acceso a la Ley. Durante los primeros años maldice su suerte en voz alta, sin reparar en nada; cuando envejece, ya sólo murmura como para sí. Se vuelve pueril, y como en esos años que ha consagrado al estudio del guardián ha llegado a conocer hasta las pulgas de su cuello de pieles, también suplica a las pulgas que lo ayuden a persuadir al guardián. Finalmente su vista se debilita y ya no sabe si en la realidad está oscureciendo a su alrededor o si lo engañan los ojos. Pero en aquellas penumbras descubre un resplandor inextinguible que emerge de las puertas de la Ley. Ya no le resta mucha vida. Antes de morir resume todas las experiencias de aquellos años en una pregunta, que nunca había formulado al guardián. Le hace una seña para que se aproxime, pues su cuerpo rígido ya no le permite incorporarse. El guardián se ve obligado a inclinarse mucho, porque las diferencias de estatura se han acentuado señaladamente con el tiempo, en desmedro del campesino. —¿Qué quieres saber ahora? –pregunta el guardián—. Eres insaciable. —Todos buscan la Ley –dice el hombre—. ¿Y cómo es que en todos los años que llevo aquí, nadie más que yo ha solicitado permiso para llegar a ella? El guardián comprende que el hombre está a punto de expirar y le grita, para que sus oídos debilitados perciban las palabras. —Nadie más podía entrar por aquí, porque esta entrada estaba destinada a ti solamente. Ahora cerraré.
Franz Kafka (Ante la ley)
La guerra era un juego rentable de unos pocos que movían las fichas en el tablero de sus remotos despachos para que otros, entre los que se contaban campesinos y artesanos, se mataran por ellos, mientras dichos señores ganaban tierras, tranzaban negocios y lograban empréstitos.
Ecchehomo Cetina (El hombre que fue un pueblo (Spanish Edition))
Luxemburgo planteó la huelga general como el mejor modo de evitar los peligros del reformismo sin arriesgarlo todo a una insurrección prematura. Su inspiración no fue Alemania, sino Rusia. En enero de 1905 comenzó en Rusia el primer levantamiento serio en un país europeo desde la comuna de 1871. Con la derrota de Rusia frente a Japón como telón de fondo, y con el tiroteo contra los obreros desarmados avanzando hacia el Palacio de Invierno para entregar una petición al zar como espoleta de la revuelta, saltaron a la calle años de furia económica y política. Numerosas organizaciones, desde comités obreros a sindicatos, se rebelaron, reflejando el descontento popular y dándole una expresión ineludible. Los soldados y los marineros se amotinaron, los campesinos se apropiaron de las tierras y los obreros levantaron barricadas.
Lawrence Freedman (Estrategia (Historia) (Spanish Edition))
De su pasado colonial, que se empeñaba en negar, el nuevo país heredó otros rasgos nacionales no menos perdurables: el español como lengua matriz, el arraigo de la religión católica y la ramificación territorial de sus ministros y autoridades, los hábitos corporativos y comunales de la organización política, tanto del mundo indígena como del campesino; el peso y el prestigio de la autoridad, el paternalismo ejercido desde la cúpula y el patrimonialismo burocrático —la práctica de utilizar los puestos públicos como vía de enriquecimiento privado.
Héctor Aguilar Camín (Nocturno de la democracia mexicana: Ensayos de la transición (Spanish Edition))
Ya se lo he dicho: llegaremos hasta la plebe. ¿Sabe que ya tenemos una fuerza enorme? Nuestra gente no es sólo la que mata e incendia, la que emplea armas de fuego al estilo clásico o muerde a sus superiores. Ésos sólo son un estorbo. Sin obediencia, las cosas no tienen sentido para mí. Ya ve que soy un pillo y no un socialista. ¡Ja, ja! Escuche, los tengo a todos ya contados: el maestro que se ríe con los niños del Dios de ellos y de su cuna es ya de los nuestros. El abogado que defiende a un asesino educado porque éste tiene más cultura que sus víctimas y tuvo necesariamente que asesinarlas para agenciarse dinero también es de los nuestros. Los escolares que matan a un campesino por el escalofrío de matar son nuestros. Los jurados que absuelven a todo delincuente, sin distinción, son nuestros. El fiscal que tiembla en la sala de juicio porque teme no ser bastante liberal es nuestro, nuestro. Los funcionarios, los literatos, ¡oh, muchos de ellos son nuestros, muchísimos, y ni siquiera lo saben! Además, la docilidad de los escolares y de los tontos ha llegado al más alto nivel; los maestros rezuman rencor y bilis. Por todas partes vemos que la vanidad alcanza dimensiones pasmosas, los apetitos son increíbles, bestiales… ¿Se da cuenta de la cantidad de gente que vamos a atrapar con unas cuantas ideíllas fabricadas al por mayor? Cuando me fui al extranjero hacía furor Littré con su teoría de que el crimen es demencia; cuando he vuelto ya no es demencia, sino sentido común, casi un deber y, cuando menos, una noble protesta. «¿Cómo no ha de matar un hombre educado si necesita dinero?». Pero esto no es más que el principio. El Dios ruso ya se ha vendido al vodka barato. El campesinado está borracho, las madres están borrachas, los hijos borrachos, las iglesias vacías, y en los tribunales lo que uno oye es: «O una garrafa de vodka o doscientos latigazos». ¡Oh, que crezca esta generación! ¡Lo malo es que no tenemos tiempo que perder; de lo contrario habría que permitirles emborracharse aún más! ¡Ay, qué lástima que no haya proletariado! Pero lo habrá, lo habrá. Todo apunta en esa dirección…
Fyodor Dostoevsky (Demons)
Debo empezar por unas disculpas ("mal comienzo", decía mi abuela). ¿De qué tenemos que pedir perdón? ¿De qué nos van a perdonar? ¿De no morirnos de hambre? ¿De no callarnos en nuestra miseria? ¿De no haber aceptado humildemente la gigantesca carga histórica de desprecio y abandono? ¿De habernos levantado en armas cuando encontramos todos los otros caminos cerrados? ¿De no habernos atenido al Código Penal de Chiapas, el más absurdo y represivo del que se tenga memoria? ¿De haber demostrado al resto del país y al mundo entero que la dignidad humana vive aún y está en sus habitantes más empobrecidos? ¿De habernos preparado bien y a conciencia antes de iniciar? ¿De haber llevado fusiles al combate, en lugar de arcos y flechas? ¿De haber aprendido a pelear antes de hacerlo? ¿De ser mexicanos todos? ¿De ser mayoritariamente indígenas? ¿De llamar al pueblo mexicano todo a luchar de todas las formas posibles, por lo que les pertenece? ¿De luchar por libertad, democracia y justicia? ¿De no seguir los patrones de las guerrillas anteriores? ¿De no rendirnos? ¿De no vendernos? ¿De no traicionarnos? ¿Quién tiene que pedir perdón y quién puede otorgarlo? ¿Los que, durante años y años, se sentaron ante una mesa llena y se saciaron mientras con nosotros se sentaba la muerte, tan cotidiana, tan nuestra que acabamos por dejar de tenerle miedo? ¿Los que nos llenaron las bolsas y el alma de declaraciones y promesas? ¿Los muertos, nuestros muertos, tan mortalmente muertos de muerte "natural", es decir, de sarampión, tosferina, dengue, cólera, tifoidea, mononucleosis, tétanos, pulmonía, paludismo y otras lindezas gastrointestinales y pulmonares? ¿Nuestros muertos, tan mayoritariamente muertos, tan democráticamente muertos de pena porque nadie hacía nada, porque todos los muertos, nuestros muertos, se iban así nomás, sin que nadie llevara la cuenta, sin que nadie dijera, por fin, el "¡YA BASTA!", que devolviera a esas muertes su sentido, sin que nadie pidiera a los muertos de siempre, nuestros muertos, que regresaran a morir otra vez pero ahora para vivir? ¿Los que nos negaron el derecho y don de nuestras gentes de gobernar y gobernarnos? ¿Los que negaron el respeto a nuestra costumbre, a nuestro color, a nuestra lengua? ¿Los que nos tratan como extranjeros en nuestra propia tierra y nos piden papeles y obediencia a una ley cuya existencia y justeza ignoramos? ¿Los que nos torturaron, apresaron, asesinaron y desaparecieron por el grave "delito" de querer un pedazo de tierra, no un pedazo grande, no un pedazo chico, sólo un pedazo al que se le pudiera sacar algo para completar el estómago? ¿Quién tiene que pedir perdón y quién puede otorgarlo? ¿El presidente de la república? ¿Los secretarios de estado? ¿Los senadores? ¿Los diputados? ¿Los gobernadores? ¿Los presidentes municipales? ¿Los policías? ¿El ejército federal? ¿Los grandes señores de la banca, la industria, el comercio y la tierra? ¿Los partidos políticos? ¿Los intelectuales? ¿Galio y Nexos? ¿Los medios de comunicación? ¿Los estudiantes? ¿Los maestros? ¿Los colonos? ¿Los obreros? ¿Los campesinos? ¿Los indígenas? ¿Los muertos de muerte inútil? ¿Quién tiene que pedir perdón y quién puede otorgarlo?
Subcomandante Marcos
La represión fue durísima: palo y tentetieso. Hubo pena de muerte para cualquier clase de actividad huelguista u opositora, se ilegalizaron los partidos y se prohibió toda actividad sindical, dejando indefensos a obreros y campesinos.
Arturo Pérez-Reverte (Una historia de España (Spanish Edition))
¡Obreros! Picad el miedo. Vuestra es la tierra desnuda. Saltad el hambre y la muerte por sobre la honda laguna, y uníos a los campesinos, y a los que en caña se anudan. ¡Rómpanse un millón de puños contra moral tan injusta! ¡Alzad, alzad vuestros brazos como se alzaron en Rusia! Workers! Slash the fear. Yours is the naked earth. Leap hunger and death over the deep lagoon, and join the peasants and those knotted to the cane. Break a million fists against so unjust a morality! Raise, raise your arms like they were raised in Russia! ("Desde el Puente Martín Peña")
Julia de Burgos
Prólogo Misteriosos grupos de hombres a caballo recorren los caminos de Grecia. Los campesinos los observan con desconfianza desde sus tierras o desde las puertas de sus cabañas. La experiencia les ha enseñado que solo viaja la gente peligrosa: soldados, mercenarios y traficantes de esclavos. Arrugan la frente y gruñen hasta que los ven hundirse otra vez en el horizonte. No les gustan los forasteros armados. Los jinetes cabalgan sin fijarse en los aldeanos. Durante meses han escalado montañas, han franqueado desfiladeros, han cruzado valles, han vadeado ríos, han navegado de isla en isla. Sus músculos y su resistencia se han endurecido desde que les encargaron esta extraña misión. Para cumplir su tarea deben aventurarse por los violentos territorios de un mundo en guerra casi constante. Son cazadores en busca de presas de un tipo muy especial. Presas silenciosas, astutas, que no dejan rastro ni huella. Si estos inquietantes emisarios se sentasen en la taberna de algún puerto, a beber vino, comer pulpo asado, hablar y emborracharse con desconocidos (nunca lo hacen por prudencia), podrían contar grandes historias de viajes. Se han adentrado en tierras azotadas por la peste. Han atravesado comarcas asoladas por incendios, han contemplado la ceniza caliente de la destrucción y la brutalidad de rebeldes y mercenarios en pie de guerra. Como todavía no existen mapas de regiones extensas, se han perdido y han caminado sin rumbo durante días enteros bajo la furia del sol o las tormentas. Han tenido que beber aguas repugnantes que les han causado diarreas monstruosas.
Irene Vallejo (El infinito en un junco)
sociales, la envidia y la cobardía. Si esos rebaños se compusieran de bestias corajudas lo hubieran hecho pedazos todo. Creer en el montón es creer que se puede tocar la luna con la mano. Vea lo que le pasó a Lenin con el campesino ruso. Pero ya está todo organizado y no cabe otra cosa
Roberto Arlt (Los siete locos (Spanish Edition))
el régimen soviético y la vanguardia del partido obrero están en guerra civil, es decir, en una guerra de clases. El enemigo contra el que luchan —y deben luchar— es la intelligentsia, que intenta restablecer el régimen burgués, y el campesino rico, que defendiendo su pequeña propiedad, base del capitalismo, impide que se realice la labor de colectivización. Recurren al terror, al asesinato de los colectivistas, al incendio de las propiedades colectivizadas y a otros métodos de la guerra de guerrillas. En la guerra se mata»
Stéphane Courtois (El libro negro del comunismo: Crímenes, terror, represión (Spanish Edition))
El principal objetivo de la revolución bolchevique fue liquidar el antiguo régimen zarista mediante la instauración de la dictadura del proletariado, esto es, la alianza de la clase obrera y campesina, destruyendo el sistema preexistente hasta sus raíces, aniquilando los sentimientos religiosos, destruyendo intelectual y físicamente el imaginario colectivo, todo ello naturalmente pasado por el filtro de la dialéctica histórica marxista. En síntesis, sustituyendo el Estado, que como maquinaria represiva y corrupta debía desaparecer, por los sóviets, los consejos populares sobre los que debía recaer todo el poder dictatorial, eliminando la propiedad privada, entregando la tierra a los campesinos, destruyendo para ello cualquier estructura social que se opusiera a sus fines, aniquilando a los que no se sometieran a la dictadura del proletariado;
G.H. Guarch (La hija del Kremlin (Novela) (Spanish Edition))
—Vino la muerte a buscarme —suspira Villa—, pero se equivocó de hora. Los dos resucitados van a parar a una misma celda en la prisión de Tlatelolco. Conversando pasan los días y los meses. Magaña habla de Zapata y de su plan de reforma agraria y del presidente Madero, que se hace el sordo porque quiere quedar bien con los campesinos y con los terratenientes, montado en dos caballos a la vez. Un pequeño pizarrón y un par de libros llegan a la celda. Pancho Villa sabe leer personas, pero no letras. Magaña le enseña; y juntos van entrando, palabra por palabra, estocada tras estocada, en los castillos de Los tres mosqueteros. Después emprenden viaje por Don Quijote de La Mancha, locos caminos de la vieja España; y Pancho Villa, el feroz guerrero del desierto, acaricia las páginas con mano de amante. Magaña le cuenta: —Este libro… ¿Sabes? Lo escribió un preso. Uno como nosotros.
Eduardo Galeano (Memory of Fire: III: Century of the Wind: Part Three of a Trilogy)
—Vino la muerte a buscarme —suspira Villa—, pero se equivocó de hora. Los dos resucitados van a parar a una misma celda en la prisión de Tlatelolco. Conversando pasan los días y los meses. Magaña habla de Zapata y de su plan de reforma agraria y del presidente Madero, que se hace el sordo porque quiere quedar bien con los campesinos y con los terratenientes, montado en dos caballos a la vez. Un pequeño pizarrón y un par de libros llegan a la celda. Pancho Villa sabe leer personas, pero no letras. Magaña le enseña; y juntos van entrando, palabra por palabra, estocada tras estocada, en los castillos de Los tres mosqueteros. Después emprenden viaje por Don Quijote de La Mancha, locos caminos de la vieja España; y Pancho Villa, el feroz guerrero del desierto, acaricia las páginas con mano de amante. Magaña le cuenta: —Este libro… ¿Sabes? Lo escribió un preso. Uno como nosotros.
Eduardo Galeano (Memory of Fire: III: Century of the Wind: Part Three of a Trilogy)
Tal vez no lo logramos plenamente, pero intentamos permanentemente ser consecuentes con nuestro ideario y que la institucionalidad “se pinte de negro, se pinte de mulato, de obrero y de campesino. Que se pinte de pueblo”, como diría el Che.
Juan Grabois (Los Peores: Vagos, chorros, ocupas y violentos. Alegatos del humanismo cascoteado (Spanish Edition))
Cuando se introdujo la electricidad en mi pueblo natal, después de la guerra del catorce, primero se produjo un murmullo general, y después una desolación muda. Pero cuando la instalaron en las iglesias (había tres) todos se persuadieron de la llegada del Anticristo y del fin de los tiempos. Esos campesinos de los Cárpatos habían visto claramente, habían visto lejos. Ellos, que salían de la prehistoria, sabían ya entonces lo que los civilizados empiezan a saber hoy.
CIORAN E.M.
«¡No son los campesinos quienes se sublevan, sino Dios!», cuentan que dijo Lutero [...]. Pero no era Dios. Eran sin duda los campesinos los que se sublevaban. A no ser que llamemos Dios al hambre, la enfermedad, la humillación, la penuria. No se subleva Dios, se sublevan la servidumbre, los feudos, los diezmos, el decreto de manos muertas, el arriendo, la tala, el viático, la recogida de paja, el derecho de pernada, las narices cortadas, los ojos reventados, los cuerpos quemados, apaleados, atenaceados. Las querellas sobre el más allá nos llevan en realidad a las cosas de este mundo.
Éric Vuillard (The War of the Poor)
él mismo creía que, ciertamente, no era el campesino Fiodor Iurasov, ladrón tres veces condenado y ex presidiario, sino un joven alemán honorable, llamado –por ejemplo– Walter Heinrich,
Ariza, Poe, Andréiev, Apollinaire, Bier Akutagawa (Elemental, Watson!: Los mejores cuentos policiales (Filo y Contrafilo) (Spanish Edition))
Dios utilizó al campesino que visitó sacudiendo trigo y ahora este permanece en las páginas del libro más maravilloso de todos los tiempo. Dios convirtió a Gedeón en el valiente guerrero que vio en él.
Nelson Durón (El Absurdo Equipo que Dios Eligió: Usted los ignoraría, Dios los escogió para escribir la Historia. (Spanish Edition))
La guerrilla colombiana no brotó de una izquierda rebelde que buscaba la toma del poder con una ideología. No. Germinó de la pobreza y la miseria que dejaron los actos de corrupción, la violencia política y la hegemonía de los ricos y poderosos que se robaban la tierra de los campesinos pobres.
Raul Benoit (Prohibido decir toda la verdad (Spanish Edition))
Las razas son desiguales como los individuos. Cualquiera sea a razón — insuficiencia originaria o evolución posterior mal dirigida — el hecho es que ciertos conjuntos étnicos se muestran hoy en día incapaces de crear una civilización y hasta de asimilar la que se les suministra. ¿Podrán hacerlo en el porvenir? Lo ignoramos, y aun en este caso subsistiría su actual inferioridad : el niño no es el igual del adulto, y menos aún cuando se trata de un niño atrasado. Notemos, por otro lado, que ciertas razas llamadas primitivas son en realidad degeneradas, sin que el nivel de su época más brillante se haya jamás elevado muy alto. Pero ¿para qué insistir? Nadie pone en duda los hechos : la gran raza negra no ha producido ni ciencia, ni literatura, ni filosofía, ni teología; su arte no se puede comparar con los de Europa, Asia y América; su organización política ha quedado rudimentaria. Nadie discute tampoco el hecho de que los blancos, dondequiera que hayan aparecido, han constituido un poderoso factor de orden y progreso. ¿Entonces? Los pocos defensores de la igualdad de las razas explotan casos individuales que no significan absolutamente nada. Evidencie tal jefe de tribu africana más inteligencia que un campesino común de Europa y más valor moral que un delincuente chino, y haya sido el negro norteamericano Carver un gran químico y hasta un bienhechor de la humanidad, todo eso implica simplemente que los conjuntos étnicos no están globalmente superpuestos en la escala de los valores y que el primero de los negros no viene después del último de los amarillos o de los blancos. Pero, cuando consideramos una raza, es la comunidad que representa la que nos interesa, con su élite y sus imbéciles, mas en cuanto conjunto orgánico y no como suma de individuos. No vayamos a creer, sin embargo, que la comparación entre conjuntos étnicos sea siempre fácil de hacer y su resultado, siempre indiscutible. El concepto de superioridad es esencialmente relativo a la escala de valores que se acepta o se crea. Si se decreta que la resistencia al calor es criterio más importante que la inteligencia, se deberá admitir la superioridad de la gran raza negra sobre las demás y especialmente sobre la blanca... Rozamos aquí la paradoja. La dificultad, aunque cierta, no se manifiesta sino en casos límite. Cuando se ve, por el contrario, a lo largo de la historia, las grandes razas blanca y amarilla, y sobre todo la primera, dominar en todas partes por donde pasen, crear imperios, culturas y técnicas, no es fácil negarles la supremacía de conjunto, aun cuando su superioridad pueda ser discutida sobre tal o cual punto en particular.
Jacques de Mahieu (Fundamentos de biopolítica)
Las diferencias entre los obreros de la empresa y los técnicos y altos empleados crearon un ambiente conflictivo que explotó en 1934 con la «Huelga del arroz», apoyada por campesinos y colonos, lo que gestó desde entonces una alianza aún vigente
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Los priístas usan un lenguaje revolucionario, emplean términos muy avanzados, y sin embargo un campesino, sin palabras, sin lenguaje, con su sola actitud, es más revolucionario que todos nosotros juntos. Pablo Gómez, estudiante de la Escuela de Economía de la UNAM y de las Juventudes Comunistas.
Elena Poniatowska (La noche de Tlatelolco)
Los grupos armados privados han sido a través de la historia reciente palanca para la expulsión y el desplazamiento de campesinos, indígenas y afrocolombianos. La Ley 48 de 1968 facultó la creación de grupos armados civiles, pero fue declarada inconstitucional en los 80. A mediados de los 90 reaparecieron como «cooperativas de seguridad» (Convivir) y de nuevo ilegalizadas por la Corte Constitucional en 2000. Su función es defender a sangre y fuego el statu quo y reprimir las demandas locales que se salgan del control clientelista. Desplazada la población y concentradas sus tierras, los paramilitares adquieren un enorme poder local, se convierten en señores de la guerra. El narcotráfico se fortaleció de manera asombrosa. Los narcos participaron en campañas electorales y creció su injerencia sobre las ramas del poder público y su control sobre el paramilitarismo. Esto intensificó la guerra contra las guerrillas y aceleró y justificó la intervención norteamericana
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El campesino se animó a preguntarle: ¿Tanto le gusta el campo? Creo que sería más útil como maestra... Carmela no se molestó y le explicó que de esa forma demostraba su espíritu revolucionario. La boca del hombre se abrió en una ancha sonrisa negra: También vienen voluntarios que son médicos, ¿por qué no trabajan en los hospitales y nos dejan los campos a nosotros? Carmela no se dio por vencida e intentó explicarle que marchaban hacia una sociedad igualitaria, verdaderamente justa, donde el trabajo físico no debía considerarse inferior al intelectual; el campo y la ciudad debían ser iguales; un maestro y un médico no son superiores a ustedes, los campesinos. El viejo encogió los hombros: Muy bonito, pero dígame: ¿yo soy igual a los comandantes? ¿Por qué no soy yo el que manda? Carmela abrió grandes los ojos y no supo qué contestar. Al
Marcos Aguinis (La pasión según Carmela)
Durante su gestión entró en vigor el «Programa Bracero», que exportaría, en su inmensa mayoría, a millones de trabajadores del campo. A lo largo de dicho programa, de 1942 a 1964 los campesinos mexicanos convirtieron a la agricultura estadounidense en la más rentable y avanzada de todo el planeta. Se trataba de hombres de las zonas rurales más importantes de México, como Coahuila, Durango, Chihuahua, etcétera, 467 una de las razones por las que las tierras del vecino del norte se convirtieron en las más productivas del mundo. Con el tiempo, además de California, los braceros fueron enviados también a Texas, Oregon, Washington, Arkansas y
Francisco Martín Moreno (México engañado)
Los campesinos nos dijeron que tiene el rostro destrozado, lleno de cicatrices, y que sus ojos son espantosos.
George R.R. Martin (Festin de cuervos (Cancion De Hielo Y Fuego nº 4) (Spanish Edition))
En Haití, los campesinos arroceros se han convertido en balseros o en mendigos, desde que el Fondo Monetario Internacional prohibió la protección que el estado brindaba a la producción nacional. Ahora Haití compra el arroz en los Estados Unidos, donde el Fondo Monetario Internacional, que es bastante distraído, se ha olvidado de prohibir la protección que el estado brinda a la producción nacional.
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Me parece que deberíamos interesarnos tanto en la historia de las mujeres como de los hombres, que no deberíamos trabajar solamente sobre el sexo oprimido, del mismo modo que un historiador de las clases sociales no puede centrarse por entero en los campesinos. Nuestro propósito es comprender el significado de los sexos, de los grupos de género, en el pasado histórico. Nuestro propósito es descubrir el alcance de los roles sexuales y del simbolismo sexual en las diferentes sociedades y periodos, para encontrar qué significado tuvieron y cómo funcionaron para mantener el orden social o para promover su cambio. 4
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la Revolución Mexicana se originó para lograr, cuando menos, tres grandes objetivos: el derrocamiento de la dictadura para hacer valer el lema maderista del “Sufragio Efectivo, No Reelección”; la justicia social y, en particular, el reparto de los latifundios a favor de indígenas y campesinos; y recuperar de manos extranjeras la riqueza nacional para ponerla bajo el control gubernamental y en beneficio de las mayorías.
Andrés Manuel López Obrador (La gran tentación: El petróleo de México)
Y decía de ellos: son campesinos y no de la clase media: por eso no carecen de inteligencia. ========== Los miserables (Colección Sepan Cuantos: 077) (Spanish Edition) (Hugo, Victor) - Tu subrayado en la posición 13193-13193 | Añadido el jueves, 5 de febrero de 2015 09:52:26 El escepticismo, esa caries de la inteligencia, no le había dejado ni una idea entera en la cabeza. ========== Los miserables (Colección Sepan Cuantos: 077) (Spanish Edition) (Hugo, Victor) - Tu subrayado en la posición 13201-13202 | Añadido el jueves, 5 de febrero de 2015 09:54:04 siempre nos atrae los que nos falta; nadie ama la luz como el ciego; ========== Los miserables (Colección Sepan Cuantos: 077) (Spanish Edition) (Hugo, Victor) - Tu subrayado en la posición 13365-13366 | Añadido el jueves, 5 de febrero de 2015 11:56:15 Londres, metrópoli del lujo, es capital de la miseria. Sólo en la parroquia de Charing-Cross mueren cien personas al año de hambre. Tal es la Albión. ========== Los miserables (Colección Sepan Cuantos: 077) (Spanish Edition) (Hugo, Victor) - Tu subrayado en la posición 13651-13651 | Añadido el jueves, 5 de febrero de 2015 16:51:26 Era tímido hasta la aspereza. ========== Los miserables (Colección Sepan Cuantos: 077) (Spanish Edition) (Hugo, Victor) - Tu subrayado en la posición 13653-13653 | Añadido el jueves, 5 de febrero de 2015 16:51:48 El alma es el único pájaro que sostiene su jaula. ========== Los miserables (Colección Sepan Cuantos: 077) (Spanish Edition) (Hugo, Victor) - Tu subrayado en la posición 13850-13852 | Añadido el jueves, 5 de febrero de 2015 17:17:36 Creía, y tal vez con razón, haber llegado a la verdad de la vida y de la fisonomía humana, y había concluido por no mirar casi más que al cielo, única cosa que la verdad puede ver desde el fondo de un pozo. ========== Los miserables (Colección Sepan Cuantos: 077) (Spanish Edition) (Hugo, Victor) - Tu subrayado en la posición 13852-13854 | Añadido el jueves, 5 de febrero de 2015 17:18:22 Esto no le impedía multiplicar los planes, las combinaciones, los castillos en el aire, los proyectos para el porvenir. En aquel estado fantástico, si la vista de un hombre hubiera podido penetrar hasta el interior de Mario, se habría deslumbrado ante la pureza de aquella alma. ========== Los miserables (Colección Sepan Cuantos: 077) (Spanish Edition) (Hugo, Victor) - Tu subrayado en la posición 14020-14022 | Añadido el jueves, 5 de febrero de 2015 17:39:30 La persona que ahora veía era una hermosa y alta criatura con las formas más encantadoras de la mujer, en ese momento preciso en que se combinan todavía con las gracias más cándidas de la niña; momento fugaz y puro, que sólo pueden traducir estas dos palabras: quince años. ========== Los miserables (Colección Sepan Cuantos: 077) (Spanish Edition) (Hugo, Victor) - Tu subrayado en la posición 14022-14027 | Añadido el jueves, 5 de febrero de 2015 17:40:28 Tenía admirables cabellos castaños, matizados con reflejo de oro; una frente que parecía hecha de mármol; mejillas que parecían formada de hojas de rosa; un sonrosado pálido; una blancura que revelaba cierta emoción interior; una boca de forma exquisita, de la cual se desprendía la sonrisa como una luz y la palabra como una música, una cabeza que Rafael hubiera dado a María, colocada sobre un cuello que Juan Gujon hubiera dado a Venus. Y para que nada faltase a aquella figura encantadora, la nariz no era bella, era linda; ni recta, ni aguileña, ni italiana, ni griega; era la nariz parisiense, es decir, algo espiritual, fina, irregular y puro que desespera a los pintores y encanta a los poetas. ========== Los miserables (Colección Sepan Cuantos: 077) (Spanish Edition) (Hugo, Victor) - Tu subrayado en la posición 14062-14063 | Añadido el jueves, 5 de febrero de 2015 17:44:44 Es un lazo que la inocencia tiende a su pesar, y en el cual aprisiona los corazones sin saberlo y sin quererlo; es una virgen que mira como una muje
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Allí va Isak atravesando el campo. Sembrando. Un coloso, un tronco. Va vestido con la lana que le proporcionan sus rebaños, y calza zapatos de la piel de sus propios terneros y vacas. Conforme al uso piadoso, va con la cabeza descubierta mientras siembra. Es calvo en la parte superior del cráneo, pero una corona que forman sus cabellos y su barba encuadra su cabeza. Es Isak, el margrave. Rara vez sabía la fecha exacta en que vivía. ¿Para qué? Holgaba el acordarse de plazos ni apremios. En su calendario había unas cruces que señalaban cuándo había de parir una vaca. Sabía que para San Olaf, en el otoño, convenía haber entrado el heno; sabía cuándo tenía lugar, por primavera, la feria de ganados; y que tres semanas después el oso salía de su cueva; y que la semilla había de estar ya en la tierra. Sabía lo indispensable. Es campesino de las tierras solitarias hasta la médula y agricultor de pies a cabeza. Un resucitado de tiempos remotos que señala hacia el futuro, un hombre de los primeros tiempos de la agricultura, un labriego de novecientos años de edad y, pese a ello, el hombre del día. No; ya no le quedaba nada del dinero de la venta del terreno del cobre; el viento se lo había llevado. Y una vez abandonada de nuevo la mina, ¿a quién le quedaba algo? Pero lo que fue un día tierra de nadie subsiste y tiene diez granjas, y espera centenares de ellas. ¿Qué es lo que aquí no crece y prospera? Aquí crece y prospera todo: hombres, y bestias y los frutos de la tierra. Isak estaba sembrando. El sol de la tarde ilumina el grano que la mano desparrama y cae en los surcos como una lluvia de oro. Llega Sivert y se pone a rastrillar, y luego apisona con el cilindro, y luego vuelve a rastrillar. Allí están el bosque y las montañas, contemplando. Todo es potencia y grandeza. Aquí todo se relaciona y encuentra una finalidad. Clin, clin... clin, dicen las esquilas de las vacas en las laderas. Se van acercando los rebaños, camino del establo. Son quince vacas y cuarenta y cinco cabezas de ganado menor: sesenta en total. Andan las mujeres con los ordeñaderos, que llevan colgados sobre los hombros por medio de un yugo; Leopoldine, Jensine y la pequeña Rebecca. Las tres van con los pies desnudos. No se ve entre ellas a la mujer del margrave, Inger; permanece en la casa cuidando de la cena. Alta, augusta, anda por la casa, como una vestal que guarda el fuego sagrado en un sencillo fogón de cocina. Inger hizo un día un viaje por el ancho mar, y estuvo en la ciudad. Ahora está de nuevo en el hogar. Vasto es el mundo y lleno de puntitos inquietos. Inger tomó parte en esa inquietud. Y cuando estuvo entre la multitud humana no fue casi nada; sólo un ser humano entre muchos... Y cae la tarde.
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Ya, ya - lo calmó fingiendo compasión-. Él no se da cuenta. Forma parte de la condición de monstruo no identificarse como tal. Es como el dragón que mientras estaba agachado en una aldea devorando doncellas escuchó a los campesinos a loa campesinos gritar: "¡Un monstruo!", y se volvió para mirar.
Laini Taylor (Daughter of Smoke & Bone (Daughter of Smoke & Bone, #1))
A los dioses no les importan los hombres, igual que a los reyes no les importan los campesinos.
George R.R. Martin
Yo no le caí simpático. No me quería porque era paisajista, porque en mis cuadros no mostraba las necesidades del pueblo y porque era indiferente –según le parecía– a todo aquello en lo que ella creía tan firmemente()Lida despreciaba en mí a un extraño. Exteriormente no manifestaba en absoluto su desafecto, pero yo lo sentía y, sentado en el primer escalón de la terraza, experimentaba cierta irritación y decía que curar a los campesinos sin ser médico significaba engañarlos, y que no era difícil ser benefactor poseyendo dos mil deciatinas de tierra. "La casa con desván
Antón Chéjov
La grieta se abrió con la guerra de los Treinta Años. Los campesinos habían descubierto sus instintos agresivos, belicosos y atravesaron las capas de civilización que los cubría. El autor les permite menospreciar a las demás clases de la población y decirles a los burgueses y a los trabajadores: "Yo soy el árbol y vosotros sois las hojas; yo soy el nacimiento en la montaña y vosotros sois los ríos; yo soy el fuego y vosotros sois su reflejo
George L. Mosse (Los orígenes intelectuales del Tercer Reich (Spanish Edition))
No le dé usted vueltas, señora —dijo Estefanía—; hasta en el otro mundo los ricos serán más felices que nosotros. Los ricos mandan decir misas, les ponen velas a los santos, les dan limosna a los mendigos, y Dios, a quien tienen contento, les recompensará en la otra vida; mientras que nosotros, los pobres campesinos, ni siquiera tenemos tiempo para rezar, además de no tener dinero para velas, misas ni limosnas. Luego, nuestra pobreza nos hace pecar... Reñimos, juramos... Y Dios no nos perdonará. No, querida señora, nosotros, los campesinos, no seremos felices ni en este mundo ni en el otro. Toda la felicidad es para los ricos...
Anton Chekhov (Cuentos de Chejóv (Spanish Edition))
A Pakhom, un campesino ruso, lo convencen de que será un hombre de éxito cuando sea dueño de tantas tierras como las que abarcan cualquiera de las inmensas fincas de los nobles rusos. En estas circunstancias, le ofrecen sin coste alguno toda la tierra que pueda rodear corriendo a toda velocidad desde el amanecer hasta el ocaso. Sacrifica todo lo que tiene para viajar hasta el lejano lugar donde le han hecho esta generosa oferta. Después de muchas penurias, llega al lugar y hace todos los preparativos para el día siguiente. Se fija el punto de partida. Pakhom echa a correr como un gamo en cuanto despunta el sol. Corre bajo el sol de la mañana, sin mirar a derecha o izquierda; corre enfervorecido, cegado por la luz y por el calor abrasador. Sin detenerse a comer ni a descansar, continúa trazando su círculo y, cuando el sol se pone, llega trastabillando a la meta. ¡La victoria!, ¡el éxito!, ¡se ha cumplido el sueño de su vida! Pero con el último paso cae muerto al suelo. Todo lo que necesitará ahora es un metro ochenta de tierra. L. TOLSTÓI
Victor Küppers (Vivir y trabajar con entusiasmo)
No debemos continuar con nuestra indiferencia, continuar remachando las cadenas de la esclavitud del salario mezquino y degradante que recibe el obrero en general. El trabajo de cada ciudadano, debe de cubrir todas sus necesidades, gustos y diversiones de acuerdo con la higiene y el progreso actual. No se debe continuar diciendo: "que el campesino y su estado, debe permanecer sin educación, por ser innecesario á su trabajo", pero no hay que olvidar, que los que así se expresan son los amantes del progreso de su patria! ¿Sabéis quienes son? Los patriotas políticos! ¡Bien por los patriotas de cartulina!
Luisa Capetillo (A Nation Of Women: An Early Feminist Speaks Out; Mi Opinion Sobre Las Libertades, Derechos y Deberes de la Mujer (Recovering the U.s. Hispanic Literary Heritage) (English and Spanish Edition))
Segunda medida, el decreto de 11 de junio de 1918 que instituía comités de campesinos pobres, encargados de colaborar estrechamente con los destacamentos de suministros y requisar también, a cambio de una parte de las requisas, los excedentes agrícolas de los campesinos acomodados. Estos comités de campesinos pobres debían también reemplazar a los soviets rurales, considerados poco dignos de confianza por el poder, ya que estaban impregnados de la ideología socialista-revolucionaria. Dadas las tareas que se les pedía que ejecutaran —coger, por la fuerza, el fruto del trabajo de otro— y las motivaciones que se consideraban que los espolearían —el poder, el sentimiento de frustración y de envidia hacia los «ricos», la promesa de una parte del botín— se puede imaginar lo que fueron estos representantes del poder bolchevique en los campos.
Stéphane Courtois (El libro negro del comunismo: Crímenes, terror, represión (Spanish Edition))
La tesis fundamental del libro puede, de una manera drástica, resumirse así: el progreso de los nórdicos y las admiradas características de sus sociedades no se han alcanzado gracias al gran Estado sino a pesar del mismo. No es al intervencionismo estatal ni a los altos impuestos que los escandinavos les deben sus encomiables éxitos, sino a una combinación virtuosa de la libertad económica y el espíritu empresarial con antiguos rasgos culturales en torno a la ética del deber y el trabajo así como con un igualitarismo ancestral basado en la preponderancia social del campesino libre y propietario de su tierra.
Nima Sanandaji (El poco excepcional modelo escandinavo: Cultura, mercado y el fracaso de la tercera vía)
Quizá en el corazón de cada uno de los que ahora desean nuestro mal se remuevan motivos distintos para odiarnos. Algunos serán campesinos que después de un mal año tienen que pagar de todas formas sus impuestos. En el fondo de su ser desearían maldecir al rey o incluso al cielo por su desdicha, pero tienen miedo a llegar tan lejos en sus injurias y se limitan a desear la desgracia del recaudador de impuestos que, a veces, es un judío. Otros son tan pobres que saben que por debajo de ellos no existe nadie a quien puedan contemplar como a alguien inferior y más desafortunado. También a ésos les agrada descubrir la existencia de gentes a las que mirar con desprecio por encima del hombro, de gentes como nosotros. Luego están los resentidos que se creen maltratados injustamente por la vida a la vez que piensan que otros han recibido lo que ellos debían poseer con más merecimientos. De buena gana se revolverían contra los nobles, los labradores acomodados o los comerciantes ricos para robarles lo que tienen, pero su cobardía se lo impide. Para ellos los judíos somos la presa ideal porque poco o nada podemos defendernos...
César Vidal (EL APRENDIZ DE CABALISTA CV 07 (Spanish Edition))
unos campesinos amarillos y con trenzas vestidos con los rígidos despojos del carnero donde están bordadas las flores de la primavera tienden sus jarras de cuerno y hacen muecas a mi sidra mientras gime el violín, expirando siempre y siempre renaciendo y el címbalo vierte tempestades de plomo bajo los golpes de los rojos Tártaros. Recogen todo el trigo de Hungría y yo me avergüenzo de mi heno que se pudre en la noche.
Paul Morand
trabajaba para la CIA desde 1963.80 El 2 de septiembre El Mercurio publicó un enorme anuncio anónimo que decía: «¡Juanita Castro habla a las mujeres de Chile! Escuche hoy este dramático mensaje de una mujer cubana...».81 En el discurso que transmitieron Radio Minería y Radio Corporación afirmó: «Serán invadidos los templos y profanadas sus imágenes (...) Chilenos: el enemigo acecha; lo tienen en sus propias puertas (...) No se dejen engañar, estén alertas, recen por sus derechos, piensen en sus familias, piensen en sus hijos. Campesinos, obreros, estudiantes, madres y pueblo chileno en general: en sus manos está el impedir que se repita en este país la dolorosa agonía que vive mi patria esclavizada por el yugo comunista».82
Mario Amorós (Allende. Biografía política, semblanza humana. (Spanish Edition))
Los revolucionarios, casi todos intelectuales como Vladimir Vasiliev, salidos de un medio urbano, visitaban las aldeas, y se esforzaban en hablar a los campesinos en su propio empobrecido lenguaje, en vestir y comer como ellos. Los campesinos intercambiaban miradas suspicaces. «¿Qué ganancia saca este señorito con soliviantarnos?» El intento fracasó. Incluso se produjeron linchamientos de misioneros socialistas en la Rusia profunda.
Juan Eslava Galán (La Revolución rusa contada para escépticos)
Usa un tono suave y elegante, delicadamente irónico y algo informal que cambia de idioma de forma arbitraria, según el objeto de conversación, aunque casi todo el tiempo emplea su francés de los Balcanes demasiado literario, pronunciado con afectada corrección, y de vez en cuando también usa el inglés de su generación el cual, con la inocente creencia de que era preciso hablar The King’s English, imitaba el acento alemán de Eduardo VII; otras veces recurre a su austro-aleman aristocrático, asombrosamente natural, aunque de acento duro, como el hablado en la periferia y en otras ocasiones hace uso del rumano, que confería de repente a su discurso un colorido campesino, vigoroso y terrenal.
Gregor von Rezzori (The Death of My Brother Abel)
Entonces anunció lo que no pudo hacer realidad sino hasta la victoria de la Unidad Popular en 1970: «La tarea no será fácil, porque el Gobierno del pueblo, para cumplir su programa, tendrá que herir intereses que nadie antes se atrevió a tocar. Tendremos que terminar con la voracidad del capital foráneo, tendremos que acabar con los abusos de los terratenientes (...), tendremos que hacer la reforma agraria para que haya más alimentos para el pueblo y entregar la tierra a los campesinos a fin de que la cultiven
Mario Amorós (Allende. Biografía política, semblanza humana. (Spanish Edition))
Los curas son las únicas personas a quienes todo el mundo llama padre, menos sus hijos, que los llaman tíos.
Ramón J. Sender (Réquiem por un campesino español)
Por eso, cuando, la tarde del 3 de junio de 1963, Juan XXIII cerró los ojos definitivamente, el mundo entero lloró, desde los taxistas de la ciudad de Roma a los lejanos campesinos latinoamericanos. Con un estilo más pastoral que dogmático, se había extinguido la luz del «Papa carismático» de nuestro siglo. Poco antes de morir, se le oyó musitar: Ut unum sint («¡Que sean uno!»).
Pedro Miguel Lamet (ARRUPE. Testigo del siglo XX, profeta del XXI (Jesuitas) (Spanish Edition))
Los campesinos analfabetos siberianos, tártaros y kazajos que componen buena parte del ejército soviético se indignan cuando penetran en las casas alemanas perfectamente equipadas de todo artilugio moderno: cocinas, neveras, teléfonos, calefacción, espejos, armarios roperos, receptores de radio, gramófonos, máquinas de coser... Muchos creen que los inodoros son una especie de fresquera para guardar los alimentos.
Juan Eslava Galán (La segunda guerra mundial contada para escépticos)
Vladimir Vasiliev, ya de regreso a San Petersburgo y a la civilización después de su aventurada convivencia con el honrado pueblo campesino, es otro hombre. Ha comprendido que predicar el socialismo al pueblo es como echar margaritas a los cerdos. El pueblo no merece sacrificio alguno, «el socialismo rebota en los campesinos como los guisantes en una pared. Te escuchan como escuchan al pope que les predica en la iglesia, con respeto, pero sin el mínimo efecto sobre sus sentimientos o acciones
Juan Eslava Galán (La Revolución rusa contada para escépticos)
Vladimir Vasiliev, ya de regreso a San Petersburgo y a la civilización después de su aventurada convivencia con el honrado pueblo campesino, es otro hombre. Ha comprendido que predicar el socialismo al pueblo es como echar margaritas a los cerdos. El pueblo no merece sacrificio alguno, «el socialismo rebota en los campesinos como los guisantes en una pared. Te escuchan como escuchan al pope que les predica en la iglesia, con respeto, pero sin el mínimo efecto sobre sus sentimientos o acciones».[72]
Juan Eslava Galán (La Revolución rusa contada para escépticos)
El bien no está en la naturaleza, tampoco en los sermones de los maestros religiosos ni de los profetas, no está en las doctrinas de los grandes sociólogos y líderes populares, no está en la ética de los filósofos. Son las personas corrientes las que llevan en sus corazones el amor por todo cuanto vive; aman y cuidan de la vida de modo natural y espontáneo. Al final del día prefieren el calor del hogar a encender hogueras en las plazas. Así, además de ese bien grande y amenazador, existe también la bondad cotidiana de los hombres. Es la bondad de una viejecita que lleva un mendrugo de pan a un prisionero, la bondad del soldado que da de beber de su cantimplora al enemigo herido, la bondad de los jóvenes que se apiadan de los ancianos, la bondad del campesino que oculta en el pajar a un viejo judío. Es la bondad del guardia de una prisión que, poniendo en peligro su propia libertad, entrega las cartas de prisioneros y reclusos, con cuyas ideas no congenia, a sus madres y mujeres. Es la bondad particular de un individuo hacia, otro, es una bondad sin testigos, pequeña, sin ideología. Podríamos denominarla bondad sin sentido. La bondad de los nombres al margen del bien religioso y social. Pero si nos detenemos a pensarlo, nos damos cuenta de que esa bondad sin sentido, particular, casual, es eterna. Se extiende a todo lo vivo, incluso a un ratón O a una rama quebrada que el transeúnte, parándose un instante, endereza para que cicatrice y se cure rápido. En estos tiempos terribles en que la locura reina en nombre de la gloria de los Estados, las naciones y el bien universa I, en esta época en que los hombres ya no parecen hombres y sólo se agitan como las ramas en los árboles, como piedras que arrastran a otras piedras en una avalancha que llena los barrancos y las fosas, en esta época de horror y demencia, la bondad sin sentido, compasiva, esparcida en la vida como una partícula de radio, no ha desaparecido.
Vasili Grossman (Life and Fate)
Afortunadamente, los británicos, al retirarse, se encontraron en la región cubierta y abrupta del oeste de Reims, que favorecía la defensa en un combate en retirada. Por fortuna, la división 19 británica acababa también de llegar a Chalons, para descansar y recuperarse, y desde el cuarto día pudo apoyar a la línea británica. En aquel momento, la división 21 estaba prácticamente destruida y, para el 1 de junio, el conjunto de las cinco divisiones británicas era apenas equivalente a una sola completa. Todas las tropas se aguantaron como el mes anterior en el Lys, mientras eran exterminados batallones enteros y perecía gran parte de la artillería con sus cañones en el campo. Los campesinos franceses, en su ignorancia y terror, hicieron objeto a las tropas en retirada de demostraciones hostiles. Entretanto, sobre la izquierda británica, el golpe alemán había logrado la ruptura completa. El Estado Mayor del general Duchêne retardó tanto tiempo la destrucción de los puentes sobre el Aisne que la mayor parte de ellos cayeron intactos en manos del invasor. El 2 de junio, había caído Soissons, y los alemanes habían llegado al Marne en Château-Thierry. La sorpresa del Camino de las Damas Pierrefeu ha descrito el episodio siguiente en un pasaje emocionante. De pronto, las carreteras entre Provins y el frente hacia Meaux y hacia Coulommiers empezaron a llenarse de interminables columnas de americanos. La impresión que causó sobre los apurados franceses este torrente, al parecer inagotable, de brillante juventud en su primera plenitud de salud y de vigor, fue prodigiosa. Ninguno tenía menos de veinte años y muy pocos más de treinta. Cuando los vio pasar apretados en sus camiones, alborotando las carreteras, cantando a voz en grito las canciones de un mundo nuevo y ansiosos de llegar al campo de batalla, el Cuartel General francés se sintió estremecido por la impulsión de una nueva vida. «Todos sintieron —dice— que estaban presenciando la operación mágica de una transfusión de sangre. Llegaba la vida a torrentes para reanimar el cuerpo exhausto de una Francia desangrada por las innumerables heridas de cuatro años.» Y, realmente, esta imagen se ajusta a la realidad con una exactitud particular. A medio instruir, a medio organizar, solo con su valor, su número y su juventud magnífica junto a sus armas, iban a comprar la experiencia a un amargo precio. Pero estaban plenamente dispuestos a ello.
Winston S. Churchill (La crisis mundial. Su historia definitiva de la Primera Guerra mundial 1911-1918)
El contrato que unía al zar con su pueblo era propio de una Rusia primitiva de campesinos y nobles, pero guarda cierta semejanza con el del Kremlin del siglo XXI: gloria en el exterior y seguridad en el interior a cambio del dominio de un solo hombre y de sus cortesanos, y del enriquecimiento casi ilimitado de uno y de otros.
Simon Sebag Montefiore (Los Románov)
La vida individual civilizada, instalada en el «progreso», en lo infinito, es incapaz, según su propio sentido, de término alguno. Siempre hay un Progreso más allá de lo ya conseguido, y ningún mortal puede llegar a las cimas situadas en el infinito. Abraham o cualquier campesino de los viejos tiempos moría «viejo y saciado de vivir» porque estaba dentro del círculo orgánico de la vida; porque, de acuerdo con su sentido inmanente, su vida le había ya dado al término de sus días cuanto la vida podía ofrecer; porque no quedaba ante él I ningún enigma que quisiera descifrar y podía así sentirse «satisfecho». Por el contrario, un hombre civilizado, inmerso en un mundo que constantemente se enriquece con nuevos saberes, ideas y problemas, puede sentirse «cansado de vivir», pero no «saciado». Nunca habrá podido captar más que una porción mínima de lo que la vida del espíritu continuamente alumbra, que será, además, algo provisional, jamás definitivo.
Max Weber (La ciencia como profesión (CLÁSICOS DEL PENSAMIENTO))
A pesar de las diferencias reales que existen entre ellos, los trabajadores de una fábrica se parecen a las secretarias de una oficina, a los campesinos de una finca, a los esclavos de una plantación —incluso a las mujeres en un matrimonio— en que todos ellos viven y trabajan en condiciones de poder desigual.
Corey Robin (La mente reaccionaria: El conservadurismo desde Edmund Burke hasta Donald Trump (ENSAYO) (Spanish Edition))