“
Y entonces, Rue, te conocí. Llegaste y, como si nada, partiste mi vida en dos: el antes y el después de ti. De todas las personas que he conocido, de las cosas que he deseado, de los lugares en los que he estado, ninguno me ha parecido tan necesario como tú. Porque te quiero. Te quiero de una forma que no creía ser capaz de sentir. Te quiero porque me has enseñado a enamorarme. Y no me arrepiento, Rue. No querría que fuese de otra manera. Aunque nunca llegues a corresponderme. Aunque nunca vuelvas a pensar en mí después de hoy. Aunque al final resulte que tenías razón y no seas capaz de amar.
”
”