“
Algunas veces lees un libro, sientes un extraño afán evangelizador y estás convencido de que este desastrado mundo no se recuperará hasta que todos los seres humanos lo lean. Y luego están los libros como Un Dolor Imperial, de los que no puedes hablar con nadie, libros tan especiales, escasos y tuyos que revelar el cariño que les tienes parece una gran traición.
”
”
John Green (The Fault in Our Stars)
“
Si je m'intéresse à ce que pensent les cons, je n'aurai plus de temps pour ce que pensent les gens intelligents.
”
”
Éric-Emmanuel Schmitt (Oscar et la dame rose)
“
Le rogĂł a Dios que le concediera al menos un instante para que Ă©l no se fuera sin saber cuánto lo habĂa querido por encima de las dudas de ambos, y sintiĂł un apremio irresistible de empezar la vida con Ă©l otra vez desde el principio para decirse todo lo que se les quedĂł sin decir, y volver a hacer bien cualquier cosa que hubieran hecho mal en el pasado. Pero tuvo que rendirse ante la intransigencia de la muerte.
”
”
Gabriel GarcĂa Márquez (Love in the Time of Cholera)
“
Hay tantos niños que
van a nacer
con una alita rota
Y yo quiero que vuelen compañero
Que su revoluciĂłn
les dé un pedazo de
cielo rojo
Para que puedan volar
”
”
Pedro Lemebel (Loco afán: Crónicas del sidario)
“
Leà una vez que la memoria de los peces de colores solo duran cinco segundos. Les envidio. Mis recuerdos con Alex, mi amor por él, me durarán toda la vida.
”
”
Simone Elkeles (Perfect Chemistry (Perfect Chemistry, #1))
“
No se me importa un pito que las mujeres
tengan los senos como magnolias o como pasas de higo;
un cutis de durazno o de papel de lija.
Le doy una importancia igual a cero,
al hecho de que amanezcan con un aliento afrodisĂaco
o con un aliento insecticida.
Soy perfectamente capaz de sorportarles
una nariz que sacarĂa el primer premio
en una exposiciĂłn de zanahorias;
¡pero eso sĂ! -y en esto soy irreductible- no les perdono,
bajo ningĂşn pretexto, que no sepan volar.
Si no saben volar ¡pierden el tiempo las que pretendan seducirme!
”
”
Oliverio Girondo (Espantapájaros)
“
Pero dirĂ© esto: Cuando los cientĂficos del futuro aparezcan en mi casa con ojos robot y me digan que los pruebe, yo les dirĂ© a los cientĂficos que se larguen, porque no quiero ver un mundo sin Ă©l"
—The Fault in Our Stars - John Green.
”
”
John Green
“
Creo que si alguna vez tengo hijos y están disgustados, no les dirĂ© que la gente se muere de hambre en China ni nada parecido porque no cambiarĂa el hecho de que estĂ©n disgustados. E incluso si otra persona lo tiene mucho peor, eso realmente no cambia el hecho de que tĂş tienes lo que tienes. Bueno y malo. Como lo que mi hermana dijo cuando yo llevaba ya una temporada en el hospital. Dijo que estaba muy preocupada por ir a la universidad, y en comparaciĂłn con lo que yo estaba pasando, se sentĂa muy tonta. Pero no sĂ© por quĂ© se iba a sentir tonta. Yo tambiĂ©n estarĂa preocupado. Y en serio, no creo que yo lo tenga mejor ni peor que ella. No sĂ©. Es diferente. Quizá sea bueno poner las cosas en perspectiva, pero, a veces, creo que la Ăşnica perspectiva es estar allĂ de verdad. Como dijo Sam. Porque está bien sentir cosas. Y ser tĂş mismo al respecto.
”
”
Stephen Chbosky (The Perks of Being a Wallflower)
“
Espero curarme de ti en unos dĂas. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad.
¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada.
Hay que quemar tambiĂ©n ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (TĂş sabes cĂłmo te digo que te quiero cuando digo: «quĂ© calor hace», «dame agua», «¿sabes manejar?», «se hizo de noche»... Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mĂas, te he dicho «ya es tarde», y tĂş sabĂas que decĂa «te quiero»).
Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.
”
”
Jaime Sabines (Recuento De Poemas, 1950-93 (Spanish Edition))
“
La realidad es que cada uno es responsable de su propia vida. Nacemos con ciertas cartas del naipe, y con ellas jugamos nuestro juego; a algunos les tocan malas cartas y lo pierden todo, pero otros juegan magistralmente con esas mismas cartas y triunfan.
”
”
Isabel Allende (Violeta (Spanish Edition))
“
Pero dirĂ© esto: Cuando los cientĂficos del futuro aparezcan en mi casa con ojos robot y me digan que los pruebe, yo les dirĂ© a los cientĂficos que se larguen, porque no quiero ver un mundo sin Ă©l
”
”
John Green
“
La felicidad, pensó, está hecha de pequeñas cosas. Siempre se la espera con mayúsculas, pero llega a nosotros de puntillas y puede pasar bajo nuestras narices sin darnos cuenta
”
”
Katherine Pancol (Les yeux jaunes des crocodiles (Joséphine, #1))
“
El que me consideréis extraña es para mà gran motivo de honra -les dije—
Si tuviese algĂşn rasgo de carácter en comĂşn con vosotras me sentarĂa a llorar amargos lagrimones el dĂa entero. Sois insoportablemente insĂpidas: decĂs, pensáis y hacĂ©is exactamente lo mismo. ÂżCĂłmo llegasteis a ser tan insustanciales?
”
”
Carolina AndĂşjar (Vampyr (Carmina Nocturna, #1))
“
Lo que quiero decir es que, cuando llega, llega por sorpresa. No te levantas con una sensaciĂłn extraña en el cuerpo. No ves sombras donde no deberĂas haberlas. no se te ocurre decir a tus padres que les quieres, e incluso puede que salgas sin despedirte de ellos, como hice yo.
”
”
Lauren Oliver (Before I Fall)
“
Pero les juro que los humanos no se saldrán con la suya eternamente. Tenemos que ser pacientes. Llegará un dĂa, y espero que no tarde mucho, en que los gatos dominaremos el mundo.
”
”
Natsume SĹŤseki (I Am a Cat)
“
Las cosas hermosas, las obras de arte, los objetos sagrados, sufren, como nosotros, los efectos imparables del paso del tiempo. Desde el mismo instante en que su autor humano, consciente o no de su armonĂa con el infinito, les pone punto y final y las entrega al mundo, comienza para ellas una vida que, a lo largo de los siglos las acerca tambiĂ©n a la vejez y a la muerte. Sin embargo, ese tiempo que a nosotros nos marchita y nos destruye, a ellas les confiere una nueva forma de belleza que la vejez humana no podrĂa siquiera soñar en alcanzar.
”
”
Matilde Asensi (The Last Cato (CatĂłn #1))
“
Porque se dice que los humanos no se satisfacen jamás, que se les da una cosa y siempre quieren algo más. Y se dice esto con erróneo desprecio, ya que es una de las mayores virtudes que tiene la especie y que la hace superior a los animales que se dan por satisfechos con lo que tienen.
”
”
John Steinbeck (The Pearl)
“
HabĂan llegado a un arroyo que serpenteaba y saltaba entre rocas. Christopher Robin comprendiĂł inmediatamente lo peligroso que era.
- Es el mejor sitio para una Emboscada -explicĂł.
- ÂżEs algo de comer? -preguntĂł Puh a Porquete en un susurro.
- Mi querido Puh -dijo BĂşho con tono de superioridad-. ÂżNo sabes lo que es una Emboscada?
- Búho -dijo Porquete mirándole con gran severidad-, el susurro de Puh era absolutamente privado y no tienes por qué...
- Una Emboscada -dijo BĂşho-, es una especie de Sorpresa.
- Hay cosas de comer que también lo son -dijo Puh.
- Una Emboscada, tal y como yo estaba explicándole a Puh -dijo Porquete-, es una especie de Sorpresa.
- Cuando alguien se te echa encima de repente, eso es una Emboscada -dijo BĂşho.
- Una Emboscada es cuando alguien se te cae encima de repente, Puh - explicĂł Porquete.
Puh, que ahora ya sabĂa lo que era una Emboscada, les contĂł cĂłmo un tarro entero de miel se le habĂa caĂdo encima una mañana y cĂłmo habĂa necesitado seis dĂas para chuparse toda la miel de encima y lo que le fastidiĂł tener que desperdiciar la que le cayĂł en los sitios donde no llegaba para chupar.
- No estaba hablando de comida -dijo BĂşho un poco molesto.
- Yo sĂ -dijo Puh.
”
”
A.A. Milne (Winnie-the-Pooh (Winnie-the-Pooh, #1))
“
Quien sueña, se mezcla con el aire.
”
”
Georges Schehadé (Les Poésies: édition augmentée de Le Nageur d'un seul amour)
“
—Los puros lo hacen, lo hacen siempre y no les pillan.
—Sé que hay algunos pura-sangre que rompen las reglas, pero lo hacen porque
no les importa lo que le ocurra a la otra persona, y a mĂ me importa lo que te
pase a ti —sus ojos buscaron los mĂos con intensidad—. Me preocupo por ti más
de lo que deberĂa, y por eso no voy a ponerte en esa situaciĂłn y poner en peligro
tu futuro.
”
”
Jennifer L. Armentrout (Half-Blood (Covenant, #1))
“
ÂżDĂłnde estaban los recuerdos puros? En casi todos se funden impresiones de otras Ă©pocas que se les superponen y les confieren una realidad distinta. Los recuerdos no existen: es otra vida revivida con otra personalidad, y que en parte es consecuencia de esos mismos recuerdos. No se puede invertir el sentido del tiempo, a menos que se viva con los ojos cerrados y los oĂdos sordos.
”
”
Boris Vian (L'herbe rouge - roman / Les lurettes fourrées - nouvelles)
“
—Y hay más. Tan pronto no van a cortar tu planta de naranja-lima. Cuando la corten estarás lejos y no sentirás nada.
Sollozando me abracé a sus rodillas.
—Ya no me interesa, papá. No me interesa…
Y mirando su rostro, que también se encontraba lleno de lágrimas, murmuré como un muerto:
—Ya la cortaron, papá, hace más de una semana que cortaron mi planta de naranja-lima.
Los años pasaron, mi querido Manuel Valadares. Hoy tengo cuarenta y ocho años y, a veces, en mi nostalgia, siento la impresión de que continúo siendo una criatura. Que en cualquier momento vas a aparecer trayéndome fotos de artistas de cine o más bolitas. Tú fuiste quien me enseñó la ternura de la vida, mi Portuga querido. Hoy soy yo el que tiene que distribuir las bolitas y las figuritas, porque la vida sin ternura no vale gran cosa. A veces soy feliz en mi ternura, a veces me engaño, lo que es más común.
En aquel tiempo… En el tiempo de nuestro tiempo no sabĂa que muchos años antes un PrĂncipe Idiota, arrodillado frente a un altar, preguntaba a los iconos, con los ojos llenos de lágrimas:
“¿POR QUÉ LES CUENTAN LAS COSAS A LAS CRIATURITAS?”
Y la verdad es, mi querido Portuga, que a mĂ me contaron las cosas demasiado pronto.
¡Adiós!
”
”
José Mauro de Vasconcelos (Mi planta de naranja-lima)
“
Cuando regresaron, el escultor les mostrĂł el caballo terminado.
Y uno de los niños, con los ojos muy abiertos, le preguntó:
-Pero... ÂżCĂłmo sabĂas que adentro de aquella piedra habĂa un caballo?
”
”
Eduardo Galeano (Dias e noites de amor e de guerra)
“
Desde aquĂ no se ve el Ăłxido, la pintura cayĂ©ndose y todo eso, pero ves lo que es realmente. Ves lo falso que es todo. Ni siquiera es duro como el plástico. Es una ciudad de papel. MĂrala, Q, mira todos esos callejones, esas calles que giran sobre sĂ mismas, todas las casas que construyeron para que acaben desmoronándose. Toda esa gente de papel que vive en sus casas de papel y queman el futuro para calentarse. Todos los chicos de papel bebiendo cerveza que algĂşn imbĂ©cil les ha comprado en una tienda de papel. Todo el mundo enloquecido por la manĂa de poseer cosas. Todas las cosas dĂ©biles y frágiles como el papel. Y todas las personas tambiĂ©n. He vivido aquĂ dieciocho años y ni una sola vez en la vida me he encontrado con alguien que se preocupe por lo que de verdad importa.
”
”
John Green (Paper Towns)
“
—Me duele que un recuerdo sea algo que no se pueda abrazar.
—Claro que se puede, solo que con sonrisas. A los recuerdos se les abraza con sonrisas.
”
”
Wendy Davies (Una estrella en mi jardĂn)
“
No querĂan tocarlo; les inspiraba el mismo asco que una araña gorda a la que no se quiere aplastar con la mano.
”
”
Patrick SĂĽskind (Perfume: The Story of a Murderer)
“
Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
y se ha volado
y mi corazón está loco
porque aĂşlla a la muerte
y sonrĂe detrás del viento
a mis delirios
Qué haré con el miedo
Qué haré con el miedo
Ya no baila la luz en mi sonrisa
ni las estaciones queman palomas en mis ideas
Mis manos se han desnudado
y se han ido donde la muerte
enseña a vivir a los muertos
Señor
El aire me castiga el ser
Detrás del aire hay monstruos
que beben de mi sangre
Es el desastre
Es la hora del vacĂo no vacĂo
Es el instante de poner cerrojo a los labios
oĂr a los condenados gritar
contemplar a cada uno de mis nombres
ahorcados en la nada.
Señor
Tengo veinte años
También mis ojos tienen veinte años
y sin embargo no dicen nada
Señor
He consumado mi vida en un instante
La Ăşltima inocencia estallĂł
Ahora es nunca o jamás
o simplemente fue
ÂżCĂłmo no me suicido frente a un espejo
y desaparezco para reaparecer en el mar
donde un gran barco me esperarĂa
con las luces encendidas?
ÂżCĂłmo no me extraigo las venas
y hago con ellas una escala
para huir al otro lado de la noche?
El principio ha dado a luz el final
Todo continuará igual
Las sonrisas gastadas
El interés interesado
Las preguntas de piedra en piedra
Las gesticulaciones que remedan amor
Todo continuará igual
Pero mis brazos insisten en abrazar al mundo
porque aún no les enseñaron
que ya es demasiado tarde
Señor
Arroja los féretros de mi sangre
Recuerdo mi niñez
cuando yo era una anciana
Las flores morĂan en mis manos
porque la danza salvaje de la alegrĂa
les destruĂa el corazĂłn
Recuerdo las negras mañanas de sol
cuando era niña
es decir ayer
es decir hace siglos
Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
y ha devorado mis esperanzas
Señor
La jaula se ha vuelto pájaro
Qué haré con el miedo
”
”
Alejandra Pizarnik (PoesĂa completa)
“
AquĂ es donde cumplĂ mi primer castigo
Y aquà es donde una estatua de mármol casi me decapita
Y aquĂ es donde compartĂ el picnic más raro de mi vida con un chico del reformatorio que no les gustarĂa nada..."
Tengo que vivir, ver a los niños nacer, crecer y enamorarse. Veo cómo ellos mismos tienen hijos y envejecen. Veo cómo mueren. Luce, estoy condenado a verlos una y otra vez. A todos menos a ti..."
"Vago por la tierra y en el fondo siempre sé que voy a encontrarte...Siempre volvias cada 17 años..."
"Tu eres mi amor, Lucinda. Para mi, ere lo Ăşnico que existe..."
"Jamás podrán creer nada de esto...Puedes tú?
”
”
Lauren Kate (Fallen (Fallen, #1))
“
Si por mi fuera, pillarĂa todos los libros que hay, harĂa una pila enorme con ellos y los quemarĂa todos. Los libros sĂłlo sirven para que los listos farden acerca de toda la mierda que han leĂdo. Todo lo que necesitas saber lo puedes sacar de la prensa y de la tele. Capullos pretenciosos. Ya les darĂ© yo jodidos libros.
”
”
Irvine Welsh (Trainspotting (Mark Renton, #2))
“
La palabra chingar, con todas estas mĂşltiples significaciones, define gran parte de nuestra vida y califica nuestras relaciones con el resto de nuestros amigos y compatriotas. Para el mexicano la vida es una posibilidad de chingar o ser chingado. Es decir, de humillar, castigar y ofender. O a la inversa. Esta concepciĂłn de la vida social como combate engendra fatalmente la divisiĂłn de la sociedad en fuertes y dĂ©biles. Los fuertes – los chingones sin escrĂşpulos, duros e inexorables– se rodean de fidelidades ardientes e interesadas. EL servilismo ante los poderosos – especialmente entre la casta de los "polĂticos" esto es, de los profesionales de los negocios pĂşblicos– es una de las deplorables consecuencias de esta situaciĂłn . Otra, no menos degradante es la adhesiĂłn a las personas y no a los principios. Con frecuencia nuestros polĂticos confunden los negocios pĂşblicos con los privados. No importa. Su riqueza o su influencia en la administraciĂłn les permite sostener una mesnada que el pueblo llama, muy atinadamente, de "lambiscones" (de lamer).
”
”
Octavio Paz (The Labyrinth of Solitude and Other Writings)
“
Mi nombre es Hazel. Augustus Waters fue el gran amor de mi vida. La nuestra fue una Ă©pica historia de amor y no serĂ© capaz de pronunciar una o dos oraciones sin desaparecer en un mar de lágrimas. Gus sabĂa. Gus sabe. No les dirĂ© nuestra historia de amor porque —como toda verdadera historia de amor— morirá con nosotros, como debe.
”
”
John Green (The Fault in Our Stars)
“
y los gatos, siempre inevitablemente los minouche morrongos miaumiau kitten kat chat cat gatto grises y blancos y negros y de albañal, dueños del tiempo y de las baldosas tibias, invariables amigos de la Maga que sabĂa hacerles cosquillas en la barriga y les hablaba un lenguaje entre tonto y misterioso, con citas a plazo fijo, consejos y advertencias.
”
”
Julio Cortázar (Rayuela)
“
Al pasar cogió un puñado de cerezas de un plato y Wolf se hizo a un lado para dejarla salir. Tocaban la noche con todo su cuerpo.
”
”
Boris Vian (L'herbe rouge - roman / Les lurettes fourrées - nouvelles)
“
Terminar este duelo, amalgamar la idea pura con la realidad humana, hacer penetrar pacĂficamente el derecho en el hecho y e hecho en el derecho, es el trabajo de los sabios.
”
”
Victor Hugo (Les Misérables)
“
Si por mi fuera, pillaria todos los libros que hay, haria una pila enorme con ellos y los quemarĂa todos. Los libros sĂłlo sirven para que los listos farden acerca de toda la mierda que han leĂdo. Todo lo que necesitas saber lo puedes sacar de la prensa y de la tele. Capullos pretenciosos. Ya les darĂ© yo jodidos libros.
”
”
Irvine Welsh
“
...à propos des intellectuels justement... C'est facile de se foutre de leur gueule... Ouais, c'est vachement facile... Souvent, ils sont pas très musclés et en plus, ils n'aiment pas ça, se battre... Ça ne les excite pas plus que ça les bruits des bottes, les médailles et les grosses limousines, alors oui, c'est pas très dur... Il suffit de leur arracher leur livre des mains, leur guitare, leur crayon ou leur appareil photo et déjà ils ne sont plus bons à rien, ces empotés... D'ailleurs, les dictateurs, c'est souvent la première chose qu'ils font: casser les lunettes, brûler les livres ou interdire les concerts, ça leur coûte pas cher et ça peut leur éviter bien des contrariétés par la suite... Mais tu vois, si être intello ça veut dire aimer s'instruire, être curieux, attentif, admirer, s'émouvoir, essayer de comprendre comment tout ça tient debout et tenter de se coucher un peu moins con que la veille, alors oui, je le revendique totalement: non seulement je suis une intello, mais en plus je suis fière de l'être... Vachement fière, même...
”
”
Anna Gavalda
“
No tenĂan ya palabras. Las estrellas empezaban a brillar. ÂżCĂłmo fue que sus labios se encontraron? ÂżCĂłmo es que el pájaro canta, que la nieve se funde, que la rosa se abre? Un beso; eso fue todo. Los dos se estremecieron, y se miraron en la sombra con ojos brillantes. No sentĂan ni el frĂo de la noche, ni la frialdad de la piedra,ni la humedad de la tierra, ni la humedad de las hojas; se miraban y tenĂan el corazĂłn lleno de pensamientos. Se habĂan cogido de las manos sin saberlo.
”
”
Victor Hugo (Les Misérables)
“
La muerte será mi suprema protesta contra un mundo de lágrimas y sangre. Si me encontré a la altura de la protesta humana contra la violencia, que la muerte corone mi obra con la pureza de la vida.
”
”
Albert Camus (Les Justes)
“
LOS NADIES
Sueñan las pulgas con comprarse un perro y sueñan los nadies con salir de pobres, que algĂşn mágico dĂa llueva de pronto la buena suerte, que llueva a cántaros la buena suerte; pero la buena suerte no llueve ayer, ni hoy, ni mañana, ni nunca, ni en lloviznita cae del cielo la buena suerte, por mucho que los nadies la llamen y aunque les pique la mano izquierda, o se levanten con el piĂ© derecho, o empiecen el año cambiando de escoba.
Los nadies: los hijos de los nadies, los dueños de nada.
Los nadies: los ningunos, los ninguneados, corriendo la liebre, muriendo la vida, jodidos, rejodidos:
Que no son, aunque sean.
Que no hablan idiomas, sino dialectos.
Que no profesan religiones, sino supersticiones.
Que no hacen arte, sino artesanĂa.
Que no practican cultura, sino folklore.
Que no son seres humanos, sino recursos humanos.
Que no tienen cara, sino brazos.
Que no tienen nombre, sino nĂşmero.
Que no figuran en la historia universal, sino en la crĂłnica roja de la prensa local.
Los nadies, que cuestan menos que la bala que los mata.
”
”
Eduardo Galeano (The Book of Embraces)
“
No duden de que les oye. Es consciente de todo lo que está pasando. Les parecerá que son los mĂ©dicos o las enfermeras o todos esos cacharros los que llevan la batuta. Pues no. Es ella quien lleva la batuta. Quizá sĂłlo se está tomando su tiempo. AsĂ que hablen con ella. DĂganle que se tome todo el tiempo que necesite, pero que vuelva. Que la están esperando.
”
”
Gayle Forman (If I Stay (If I Stay, #1))
“
El problema es que mucha gente tiene miedo a sufrir cuando en el pasado han tenido experiencias amorosas traumatizantes. Como si les entrara un miedo a la vida, andan a la defensiva armando sus muros protegiéndose
”
”
David Cotos (El amor es como un pan con mantequilla)
“
—¿Pero qué diantres pasa con ustedes dos? ¡Qué bicho les ha picado o qué carajos han
comido para que estĂ©n asĂ! CompĂłrtense o los boto del grupo y ya sabrán a que cristiano
echarse porque ni una uña les darĂ© del mĂo.
”
”
Veronica Villanueva B/Pen: Jane Louis Goodwill (Cuentos de medianoche)
“
[…] HabĂa una vez, hace mucho tiempo, un mundo donde los humanos tenĂan cuatro piernas, cuatro brazos, dos caras. ÂżTe lo imaginas, Peter? Eran felices, poderosos. Los Dioses empezaron a tener miedo, pavor de que se unieran y acabaran con ellos. Y envidia, mucha envidia de esa felicidad. TenĂan que hacer algo. Entonces se les ocurriĂł partirlos por la mitad, separarlos, condenarlos a buscarse eternamente y asĂ distraerlos de la rebeliĂłn. De ese modo, pasaron a tener solo dos piernas, dos brazos, una cara… Se sintieron rotos. Y en realidad era cierto, estaban rotos. AĂşn podĂan sentir su otra parte, perdida en la inmensidad del universo. Si te amputan una pierna o un brazo, aunque no estĂ©, sigues sintiĂ©ndolo; puedes notar cĂłmo te cosquillea, está ahĂ aunque nadie pueda verlo. Pero tĂş lo sientes como si no hubiera desaparecido y, si no miras, si no te fijas, para ti sigue ahĂ. Miembro fantasma lo llaman. TĂş eres mi mitad Peter, mi miembro fantasma. Te siento aunque no estĂ©s y me niego a que desaparezcas, a pasarme toda la vida buscándote. No quiero buscarte, no quiero sentirte si no estás. No puedes hacerme eso, no puedes.
”
”
Wendy Davies (Recuerda que me quieres)
“
Yo creo que ser de clase media en un paĂs con más de 50 millones de pobres es ser privilegiado. Y los privilegiados tienen la obligaciĂłn de regresar algo al paĂs que les ha permitido obtener esa posiciĂłn. Porque, Âżpara quĂ© sirve la experiencia, el conocimiento, el talento, si no se usa para hacer de MĂ©xico un lugar más justo? ÂżPara quĂ© sirve el ascenso social si hay que pararse sobre las espaldas de otros para conseguirlo? ÂżPara quĂ© sirve la educaciĂłn si no se ayuda a los demás a obtenerla? ÂżPara quĂ© sirve la riqueza si hay que erigir cercas electrificadas acada vez más altas para defenderla? ÂżPara quĂ© sirve ser habitante de un paĂs si no se asume la responsabilidad compartida de asegurar vidas dignas allĂ?
”
”
Denise Dresser (El paĂs de uno)
“
Que significa 'amar'? Durante anios he pensado que significa conocer a la otra persona..., conocerla perfectamente, con todos sus secretos; conocer cada rincon de su cuerpo, cada reflejo; conocer a fondo su alma, cada una de sus emociones... Quizas sea eso, quizas conocer sea lo mismo que amar. Pero eso solo es una teoria. Despues de todo, que quiere decir conocer? Cuanto se puede conocer a un ser humano? Hasta donde se puede seguir a un alma desconocida? Hasta sus suenios? Y luego adonde? No se puede acompaniar a nadie a su inconsciente. Ni siquiera es necesario esperar a que ella cierre los ojos, se despida de mi y se retire a ese otro mundo, al mundo que llamamos de la noche... Porque existen dos mundos y uno esta mas alla del espacio conocido en el que vivimos, y quizas en ese otro mundo vivamos de manera mas real que en el espacio y en el tiempo...Ahora ya se con certeza que hay otro lugar que es solo nuestro, la propiedad privada de cada uno. (...) Aunque todavia sigo sin saber lo que significa amar... Acaso se puede saber? Y de que sirve saberlo? No tiene nada que ver con la razon. Seguramente el amor es algo mas que el conocimiento. Conocer a alguien no es mucho, tiene unos limites... Amar debe ser algo parecido a seguir el mismo ritmo, una casualidad tan maravillosa como si en el universo hubiese dos meteoros con la misma trayectoria, la misma orbita y la misma materia. Una casualidad tal que no se puede ni calcular ni prever. Tal vez ni exista siquiera (...) Dos personas a las que les gustan las mismas comidas y la misma musica, que caminan al mismo ritmo por la calley que se buscan al mismo ritmo en la cama: quizas sea eso el amor. Que cosa mas rara debe de ser! Como un milagro... Yo imagino que los encuentros de ese tipo deben de ser misticos. La vida real no se basa en tales probabilidades. Creo que las personas que siguen el mismo ritmo, que segregan sus hormonas al mismo tiempo, que piensan lo mismo de las cosas y lo expresan con palabras identicas... bueno, creo que eso no existe. Una de las dos sera mas lenta y la otra mas rapida, una es timida, la otra osada, una ardiente, la otra tibia. Asi es como hay que tomar la vida, los encuentros... Hay que aceptar la felicidad asi, en su estado imperfecto.
”
”
Sándor Márai (Divorce à Buda)
“
-ÂżCon la fantasĂa?-preguntĂł Esther-. ÂżQuĂ© es una fantasĂa?, Âżlo mismo que una ilusiĂłn?
-No precisamente, la fantasĂa es algo que existe, pero a muchos les parece que no. Con la ilusiĂłn ocurre lo contrario, es aquello que no existe, pero muchos creen que sĂ- le contesta Drágor detalladamente.
”
”
Goran Petrović (Atlas descrito por el cielo)
“
—¿Por qué miran con tanto desdén? —preguntó Chloé—. Al fin y al cabo, trabajar no es para tanto.
—Se les ha inculcado la idea de que trabajar es algo bueno —dijo Colin—. En general, se considera asĂ. Pero, de hecho, no hay nadie que lo piense. Se hace por costumbre y para no pensar en ello precisamente.
”
”
Boris Vian (L'Écume des jours)
“
—Eso es todo. Ese dĂa mi abuelo me explicĂł que nosotros somos distintos de los animales, que solo hacen lo que su naturaleza les dicta. En cambio, nosotros somos libres. Es el mayor don que hemos recibido. Gracias a la libertad podemos convertirnos en algo distinto de lo que somos. La libertad nos permite soñar y los sueños son la sangre de nuestra vida, aunque a veces cuestan algĂşn azote y un largo viaje. «Jamás renuncies a tus sueños. Nunca tengas miedo de soñar, por mucho que los demás se rĂan de ti», eso me dijo mi abuelo, «pues si lo haces renunciarĂas a ser tĂş mismo». AĂşn recuerdo los ojos brillantes con que subrayĂł sus palabras.
”
”
Alessandro D'Avenia (Blanca como la nieve, roja como la sangre)
“
LeĂa mucho. Pero con la lectura pasa lo mismo, ya sabes… sĂłlo obtienes algo de los libros si eres capaz de poner algo tuyo en lo que estás leyendo. Quiero decir que sĂłlo si te aproximas al libro con el ánimo dispuesto a herir y ser herido en el duelo de la lectura, a polemizar, a convencer y ser convencido, y luego, una vez enriquecido con lo que has aprendido, a emplearlo en construir algo en la vida o en el trabajo”
La mayor parte de la gente no puede dar ni recibir amor porque es cobarde y orgullosa, porque tiene miedo al fracaso”
… a veces las personas son buenas porque no tienen inhibiciones que les impiden actuar con maldad. … Y luego están los que son buenos porque son demasiado cobardes para ser malos”
El burgués tiene que estar toda la vida demostrando quién es. El aristócrata ya ha demostrado quién es en el momento de nacer”
No me gusta entregarme a los sentimientos…pero el sentimiento de la amistad es mucho más complicado y delicado que el del amor”
Ya ves lo ingenuos que somos. Tendemos a creer que los asuntos propios, los verdaderos, son acontecimientos de relevancia mundial”
No es cierto que el sufrimiento nos purifique y nos haga mejores, más sabios y comprensivos. Nos vuelve demasiado lĂşcidos, frĂos e indiferentes”
Y entonces te das cuenta de que Ă©sa es la verdadera venganza, la Ăşnica, la perfecta: ya no quieres saber nada de Ă©l, no le deseas nada malo ni nada bueno, ya no puede hacerte sufrir
”
”
Sándor Márai
“
«Las clases media y alta viven ahora tan protegidas, su existencia tan controlada, que carecen de cicatrices. Y a falta de cicatrices se tatúan. También por eso la ropa nueva que compran está rota y con desgaste simulado, como si hubiese sido usada por años en trabajos rudos. A estas generaciones les faltan heridas, calle, golpes».
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Guillermo Arriaga (Salvar el fuego)
“
Cuando mi tĂo se detenĂa a platicar con alguien conocido, atoraba el piolet en la tierra, en un árbol o en los barrotes de alguna ventana.
-PermĂtame que me enganche-les decĂa-;no vaya a ser que pierda la poquita altura que he ganado y me vaya otra vez hasta el fondo..
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Claudia Celis (Donde Habitan Los Angeles)
“
Dans ta vie tu rencontreras beaucoup de cons. S'ils te blessent, dis-toi que c'est la bêtise qui les pousse à te faire du mal. Ça t'évitera de répondre à leur méchanceté. Car il n'y a rien de pire au monde que l'amertume et la vengeance. .. Reste toujours digne et intègre à toi même.
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Marjane Satrapi (The Complete Persepolis)
“
Uno es una trayectoria que erra tratando de recoger las migajas de lo que un dĂa fueron nuestras fuerzas, dejadas por allĂ de la manera más vil, quiĂ©n sabe en dĂłnde, o recomendadas (y nunca volver por ellas) a quien no merecĂa tenerlas. La mĂşsica es la labor de un espĂritu generoso que (con esfuerzo o no) reĂşne nuestras fuerzas primitivas y nos las ofrece, no para que las recobremos: para dejarnos constancia de que allĂ todavĂa andan, las pobrecitas, y que yo les hago falta. Yo soy la fragmentaciĂłn. La mĂşsica es cada uno de esos pedacitos que antes tuve en mĂ y los fui desprendiendo al azar. Yo estoy ante una cosa y pienso en miles. La mĂşsica es la soluciĂłn a lo que yo no enfrento, mientras pierdo el tiempo mirando la cosa: un libro (en los que ya no puedo avanzar dos páginas), el sesgo de una falda, de una reja. La mĂşsica es tambiĂ©n, recobrado, el tiempo que yo pierdo.
Me lo señalan ellos, los mĂşsicos: cuánto tiempo y cĂłmo y dĂłnde. Yo, inocente y desnuda, soy simple y amable escucha. Ellos llevan las riendas del universo. A mĂ, con gentileza. Una canciĂłn que no envejece es la decisiĂłn universal de que mis errores han sido perdonados.
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Andrés Caicedo (¡Que viva la música!)
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—Ni me dejaron preparar el entierro. Cogieron a mi hijo y montaron con Ă©l un numerito patriĂłtico. Les vino de perlas que se morirĂa. Para usarlo con intenciones polĂticas, Âżsabes? Como los usan a todos. Unos borregos, eso es lo que son. Unos ingenuos. Y Joxe Mari lo mismo. Les calientan la cabeza, les dan un arma y, hala, a matar. En casa nunca hemos hablado de polĂtica. A mĂ la polĂtica no me interesa. ÂżTe interesa a ti? —Ni pizca. —Les meten malas ideas y, como son jĂłvenes, caen en la trampa. Luego se creen unos hĂ©roes porque llevan pistola. Y no se dan cuenta de que, a cambio de nada, porque al final no hay más premio que la cárcel o la tumba, han dejado el trabajo, la familia, los amigos. Lo han dejado todo para hacer lo que les mandan cuatro aprovechados. Y para romperles la vida a otras personas, dejando viudas y huĂ©rfanos por todas las esquinas.
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Fernando Aramburu (Patria)
“
—Qué va. —Hablaba en serio. Jess lo supo por su mirada—. Toda esa historia de Jesús es realmente interesante, ¿no te parece?
—¿Qué quieres decir?
—Toda aquella gente que quiso matarle sin que él les hubiera hecho nada.
VacilĂł. De verdad que era una historia preciosa: como la de Abraham Lincoln o SĂłcrates o Aslan.
—No tiene nada de hermosa —interrumpió May Belle—. Da miedo eso de hacer agujeros en las manos de alguien.
—Tienes razón, May Belle. —Jess buscó en las profundidades de su mente—. Dios hizo que Jesús muriera porque nosotros somos unos miserables pecadores.
—¿Crees que eso es verdad?
Se quedĂł atĂłnito.
—Lo dice la Biblia, Leslie.
Le mirĂł como si estuviera dispuesta a ponerse a discutir con Ă©l, pero luego pareciĂł cambiar de opiniĂłn.
—Qué locura, ¿verdad? —Leslie sacudió la cabeza—. Tú que tienes que creer en la Biblia, la odias. Y yo, que no tengo que creerla, la encuentro preciosa. —Volvió a sacudir la cabeza—. Es cosa de locos.
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Katherine Paterson (Bridge to Terabithia)
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Si alguna vez voy a regresar a MĂ©xico con el vientre casi a punto de estallar, será no porque estĂ© preñada nada más que de viento ni preñada de un hijo tuyo o del Coronel RodrĂguez: será de tempestades y borrascas, de torbellinos, para que cuando los mexicanos me den de palos como siempre lo hicieron y reviente, les llueva, juntas, Maximliano, todas las desgracias y las calamidades que se merecen por haber sido tan ingratos con nosotros.
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Fernando del Paso (Noticias del Imperio)
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Todos cuidamos que nadie "falte al respeto a las señoras", nociĂłn universal, sin duda, pero que en MĂ©xico se lleva hasta sus Ăşltimas consecuencias. Gracias a ella se suavizan muchas de las asperezas de nuestras relaciones (...). Naturalmente habrĂa que preguntar a las mexicanas su opiniĂłn; ese "respeto" es a veces una hipĂłcrita manera de sujetarlas e impedirles que se expresen. Quizá muchas preferirĂan ser tratadas con menos "respeto" (que, por lo demás, se les concede solamente en pĂşblico) y con más libertad y autenticidad. Esto es, como seres humanos y no como sĂmbolos y funciones.
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Octavio Paz
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—El combarradh es el sĂmbolo que hace que nunca vayas desnudo. El amor de tu pareja, el respeto y la fidelidad de tu mitad harán que te sientas
siempre protegido. En ella encontrarás un alma que siempre te acompañará,
un cuerpo que te proveerá de lo que necesites, y un amor que nunca
perecerá, aunque encuentres dificultades en el camino. No se trata de un amor perfecto, no lo es. Pero es especial. ÂżCrees que en la actualidad es obsoleto? PropĂłnselo a los humanos y serĂan capaces de darte lo que les pidieras a cambio de una entrega incondicional de ese tipo. Y lo firmarĂan a ciegas porque es algo que no encuentran. En su mundo nada es para siempre: las personas vienen y van, no permanecen, no se mantienen al lado de uno hasta que la muerte los separe. Juran unos votos ante su dios y al cabo de unos años, los rompen con mentiras, malos comportamientos, falta de respeto por sus familias y muchas cosas más… Algunos ni siquiera juran esos votos por miedo a romperlos y se excusan diciendo que no creen en ellos. Nada tiene valor aquĂ. Cuando algo se complica, en vez de luchar por ello, abandonan. Y no entienden que comportándose asĂ dejan de darle valor a las cosas, incluso a sĂ mismos. Ya se han olvidado de cumplir sus promesas.
Kenshin la escuchaba con tanta atenciĂłn que bebĂa de ella. Sus palabras estaban llenas de coherencia y tambiĂ©n de una pasiĂłn digna de envidiar.
—El Comharradah te enseña a amar no porque esa persona sea
perfecta. El nudo perenne te marca el camino a seguir para creer en la perfección de esa persona imperfecta que hay exclusivamente para ti —resumió él.
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Lena Valenti (El libro de Miya (Saga Vanir, #5))
“
La camilla siguiĂł avanzando a travĂ©s de un pasillo lleno de gente en silencio. La gente me miraba con esos ojos que decĂan, pobre chico, tan joven, tan sano, tan blanco y yo desde la camilla les dije tranquila gente, no soy tan sano, ni tan limpio, ni tan creyente, no me lavo los dientes todas las mañanas como ustedes, no leo tantos libros, no hago deporte, ni rindo tanto en el trabajo como ustedes, tranquila gente.
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Rafael Chaparro Madiedo (Opio en las nubes)
“
Pobre Sasha. Pobres chicas. El mundo las engorda con la promesa de amor. Cuánto lo necesitan, y quĂ© poco recibirán jamás la mayorĂa de ellas. Las canciones pop empalagosas, los vestidos descritos en los catálogos con palabras como «atardecer» y «ParĂs». Y luego les arrebatan sus sueños con una fuerza violentĂsima; la mano tirando de los botones de los vaqueros, nadie mirando al hombre que le grita a su novia en el autobĂşs.
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Emma Cline (The Girls)
“
—¿Conoces la pequeña voz en tu cabeza? preguntó—. ÂżLa que a los humanos les gusta llamar su “conciencia”? —AsentĂ—. Son en realidad los mensajes que la gente está recibiendo de sus ángeles de la guarda. Verás, los espĂritus demoniacos susurran pensamientos a la mente de una persona, y los pensamientos de demonio pelean con los propios sentimientos del humano, junto con los mensajes que sus ángeles de la guarda tratan de inculcar. El viejo clichĂ© acerca del demonio sobre un hombro y un ángel en el otro no está tan lejos.
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Wendy Higgins (Sweet Evil (Sweet, #1))
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Los libreros de verdad, incorregibles, como Sophie y yo, no saben mentir. La cara siempre nos delata. Una ceja levantada o una mueca revelan que el libro no merece la pena, y entonces los clientes inteligentes piden que les recomendemos otra cosa, con lo cual los llevamos a la fuerza hasta un volumen en concreto y les ordenamos que lo lean. Si lo leen y les desagrada, nunca volverán. Pero si les gusta, serán clientes para toda la vida.
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Mary Ann Shaffer (The Guernsey Literary and Potato Peel Pie Society)
“
No temamos nunca ni a los ladrones ni a los asesinos: esos son los peligros exteriores, los pequeños peligros. Las preocupaciones, esas son los ladrones; los vicios, esos son los asesinos. Los grandes peligros existen dentro de nosotros. ¿Qué importa lo que amenaza a nuestra cabeza o a nuestra bolsa? Pensemos con preferencia en lo que amenaza a nuestra alma.
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Victor Hugo (Les Misérables)
“
Son tan diferentes los paladares de los mortales, tan torpes las inteligencias de algunos, tan ingratos los ánimos, tan absurdos los juicios, que les son más simpáticos los que se conceden una vida alegre y suelta que los que se molestan con preocupaciones y con el estudio de algo que pueda servir de provecho y placer para los ingratos y los maledicentes. La mayor parte no conoce las letras, y muchos las rechazan. El bárbaro repele lo que no es perfectamente bárbaro.
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Thomas More (Utopia)
“
Era hermoso que su tĂo se abrazara con las nenas y con su exmujer y que Julieta estuviera emocionada: eran como gente perfecta, creĂa Gaspar. HabĂa siempre un momento en que ponĂan mĂşsica para bailar. Y el Negro gritaba un sapucay. Y se volvĂa una fiesta, se rompĂan vasos, los hombres transpiraban, las mujeres perdĂan zapatos y aros y se les corrĂa el maquillaje –a las que se maquillaban, no muchas– y se abrazaban, se decĂan cuánto se amaban, asĂ, te amo, negro de mierda, y Gaspar sentĂa que Ă©l no podĂa subir hasta ese escalĂłn. Se lo habĂa dicho a Isabel. Es como si subiĂ©ramos juntos una escalera y en un momento yo digo «hasta acá llegué». Y en ese escalĂłn, más arriba, ellos son felices y yo los miro. ÂżHabrĂa sido siempre asĂ? No era timidez ni retraimiento ni adolescencia, como pensaban los demás. No se le iba a pasar. PodĂa bailar solo, podĂa emocionarse en su habitaciĂłn con un libro, pero cuando llegaba la fiesta se desconectaba, los demás se convertĂan en una pelĂcula que podĂa ver y en la que no podĂa participar. AsĂ que se hacĂa invisible, lo que no era difĂcil porque estaban todos borrachos. Y retrocedĂa hasta su pieza. Y sentĂa el más puro alivio.
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Mariana EnrĂquez (Nuestra parte de noche)
“
Conozco muchos hombres que
no tienen dificultad en establecer conversaciĂłn con una mujer desconocida. Confieso que en un
tiempo les tuve mucha envidia, pues, aunque nunca fui mujeriego, o precisamente por no haberlo
sido, en dos o tres oportunidades lamenté no poder comunicarme con una mujer, en esos pocos
casos en que parece imposible resignarse a la idea de que será para siempre ajena a nuestra vida.
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Ernesto Sabato (El tĂşnel)
“
Sin embargo, como chica por la que los hombres se interesan poco estoy rabiosa, mientras todos me explican que ni siquiera deberĂa estar ahĂ. Pero siempre hemos existido. Aunque nunca se habla de nosotras en las novelas de hombres, que sĂłlo imaginan mujeres con las que querrĂan acostarse. Siempre hemos existido, pero nunca hemos hablado. Incluso hoy que las mujeres publican muchas novelas, raramente encontramos personajes femeninos cuyo aspecto fĂsico sea desagradable o mediocre, incapaces de amar a los hombres o de ser amadas. Por el contrario, a las heroĂnas de la literatura contemporánea les gustan los hombres, los encuentran fácilmente, se acuestan con ellos en dos capĂtulos, se corren en cuatro lĂneas y a todas les gusta el sexo. La figura de la pringada de la feminidad me resulta más que simpática: es esencial. Del mismo modo que la figura del perdedor social, econĂłmico o polĂtico. Prefiero los que no consiguen lo que quieren, por la buena y simple razĂłn de que yo misma tampoco lo logro. Y porque, en general, el humor y la invenciĂłn están de nuestro lado. Cuando no se tiene lo que hay que tener para chulearse, se es a menudo más creativo. Yo, como chica, soy más bien King Kong que Kate Moss.
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Virginie Despentes
“
—A la gente —Geralt volviĂł la cabeza— le gusta inventarse monstruos y monstruosidades. Entonces se parecen menos monstruosos a sĂ mismos. Cuando beben como una esponja, engañan, roban, le dan de palos a su mujer. matan de hambre a su vieja abuelilla, golpean con un hacha a la raposa atrapada en el cepo o acribillan a flechazos al Ăşltimo unicornio del mundo, les gusta pensar que sin embargo todavĂa es más monstruosa que ellos la MuarĂ© que entra en las casas a la aurora. Entonces, como que se les quita un peso de encima. Y les resulta más fácil vivir.
—Lo recordaré —dijo Jaskier al cabo de un rato de silencio—
Sacaré unas rimas y compondré un romance sobre ello.
—Componlo. Pero no cuentes con grandes aplausos.
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”
Andrzej Sapkowski
“
La noche se cierra, al filo de la una y media o de las dos de la madrugada, sobre el extraño corazĂłn de la ciudad. Miles de hombres se duermen abrazados a sus mujeres sin pensar en el duro, en el cruel dĂa que quizás les espere, agazapados como un gato montĂ©s, dentro de tan pocas horas. Cientos y cientos de bachilleres caen en el Ăntimo, en el sublime y delicadĂsimo vicio solitario. Y algunas docenas de muchachas esperan —¿quĂ© esperan, Dios mĂo?, Âżpor quĂ© las tienes tan engañadas?— con la mente llena de dorados sueños…
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Camilo José Cela (La Colmena)
“
Las de los gitanos son muertes buenas. O a mĂ me lo parecen, aunque las enfermeras no opinen lo mismo, ni tampoco los celadores. Siempre llegan en manada, y exigen estar con la persona moribunda, besarla y abrazarla, desenchufan y estropean los televisores y los monitores y los demás aparatos. Lo mejor de las muertes de los gitanos es que nunca hacen callar a sus niños. Los adultos aĂşllan y lloran y gimen, pero los niños siguen correteando por ahĂ, juegan y rĂen sin que nadie les diga que deben estar tristes o ser respetuosos.
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Lucia Berlin
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to be ultra is to go beyond. is to attack the scepter in the name of the throne, and the miter in the name of the alter; it is to mistreat the thing you support; it is to kick in the traces; is is to cavil at the stake for undercooking heretics; it is to reproach the idol for lack of idolatry; it is to insult through an excess of respect; it is to find to little papistry in the pope; in the king to little royalty, and too much light in the night; it is to be dissatisfied with the albatross, with snow ,with the swan, and the lily for not being white enough; it is to champion things to the point of becoming their enemy, it is to become so pro you become con.
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Victor Hugo (Les Misérables)
“
No sois en absoluto parecidas a mi rosa, no sois nada aún —les dijo—. Nadie os ha domesticado y no habéis domesticado a nadie. Sois como mi zorro. No era más que un zorro semejante a cien mil otros. Pero yo lo hice mi amigo y ahora es único en el mundo…
Y las rosas se sintieron bien molestas.
—Sois bellas, pero estáis vacĂas —les dijo todavĂa—. No se puede morir por vosotras. Sin duda que un transeĂşnte comĂşn creerá que mi rosa se os parece. Pero ella sola es más importante que todas vosotras, puesto que es ella la rosa a quien he regado. Puesto que es ella la rosa a quien puse bajo un globo. Puesto que es ella la rosa a quien abriguĂ© con el biombo. Puesto que es ella la rosa cuyas orugas matĂ© (salvo las dos o tres que se hicieron mariposas). Puesto que es ella la rosa a quien escuchĂ© quejarse, o alabarse, o aun, algunas veces, callarse. Puesto que ella es mi rosa.
Y volviĂł hacia el zorro:
—Adiós —dijo.
—Adiós —dijo el zorro—. He aquà mi secreto. Es muy simple: no se ve bien sino con el corazón. Lo esencial es invisible a los ojos.
—Lo esencial es invisible a los ojos —repitió el principito, al fin de acordarse.
—El tiempo que perdiste por tu rosa hace que tu rosa sea tan importante.
—El tiempo que perdà por mi rosa… —dijo el principito, a fin de acordarse.
—Los hombres han olvidado esta verdad —dijo el zorro—. Pero tú no debes olvidarla. Eres responsable para siempre de lo que has domesticado. Eres responsable de tu rosa…
—Soy responsable de mi rosa… —repitió el principito, a fin de acordarse.
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Antoine de Saint-Exupéry
“
REGLAMENTO OFICIAL DEL
CLUB DE LOS CORAZONES SOLITARIOS,
DE PENNY LANE.
El presente documento expone las normas para las socias del Club de los Corazones Solitarios. Todas las socias deberán aprobar los términos de este reglamento pues, de lo contrario, su afiliación quedará anulada automáticamente.
1. Las socias están en su derecho de salir con chicos si bien nunca, jamás, olvidarán que sus amigas son lo primero y principal.
2. A las socias no se les permite salir con cretinos, manipuladores, mentirosos, escoria en general o, básicamente, con cualquiera que no las trate como es debido.
3. Se exige a las socias que asistan a todas las reuniones de los sábados por la noche. Ninguna socia excusará su presencia en la fecha señalada para las reuniones con objeto de citarse con un chico. Se mantienen como excepciĂłn las emergencias familiares y los dĂas de pelo en mal estado, exclusivamente.
4. Las socias asistirán juntas, como grupo, a todos los eventos destinados a parejas incluyendo (pero no limitándose a) la fiesta de antiguos alumnos, el baile de fin de curso, celebraciones varias y otros acontecimientos. Las socias podrán llevar a un chico como acompañante, pero el mencionado varón asistirá al evento bajo su propio riesgo.
5. Las socias deben apoyar siempre y en primer lugar a sus amigas, a pesar de las elecciones que Ă©stas puedan hacer.
6. Y sobre todo, bajo ninguna circunstancia, las socias utilizarán en contra de una compañera los comentarios realizados en el seno del club. Todas sabéis a qué me refiero.
La violaciĂłn de las normas conlleva la inhabilitaciĂłn como socia, la humillaciĂłn pĂşblica, los rumores crueles y la posible decapitaciĂłn.
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Elizabeth Eulberg
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A los mayores les encantan las cifras. Si les hablas de un nuevo amigo tuyo, nunca te preguntarán por lo esencial. Nunca te dirán: "¿Cuál es el timbre de su voz? ¿Cuáles son los juegos que más le gustan? ¿Colecciona mariposas?" Te preguntarán: "¿Qué edad tiene? ¿Cuántos hermanos tiene? ¿Cuánto pesa? ¿Cuánto gana su padre?"
Sólo entonces creerán conocerlo. Si dices a los mayores: "He visto una bonita casa de ladrillos color rosa, con geranios en las ventanas y palomas en el tejado...", no conseguirán imaginarse esa casa. Hay que decirles: "He visto una casa de cien mil francos". Entonces exclaman: "¡Qué fabuloso!
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Antoine de Saint-Exupéry (The Little Prince)
“
—Yo aprecio que sepas adelantarte —dijo con tono distante, como si estuviera pensando en otra cosa—. No tanto como tu delantera, pero aun asĂ... Me girĂ© en el asiento para mirarlo a la cara. —Mi delantera, como tĂş la llamas, tiene nombre. —SeñalĂ© mi pecho derecho—. Este es Peligro. —Luego el izquierdo—. Y este es Will Robinson. ApreciarĂa que te dirigieras a ellos como es debido.
Se produjo un largo silencio en el que Garrett tuvo que parpadear varias veces. —¿Les has puesto nombre a tus pechos? —preguntó al final. Le di la espalda encogiéndome de hombros. —También les he puesto nombre a mis ovarios, pero ellos no destacan tanto.
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Darynda Jones (First Grave on the Right (Charley Davidson, #1))
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Los largos, aburridos y monótonos años de prosperidad en la edad madura o de
adversidad en la misma edad son un excelente tiempo de combate. Es tan difĂcil para estas
criaturas el perseverar... La rutina de la adversidad, la gradual decadencia de los amores
juveniles y de las esperanzas juveniles, la callada desesperaciĂłn (apenas sentida como
dolorosa) de superar alguna vez las tentaciones crĂłnicas con que una y otra vez les hemos
derrotado, la tristeza que creamos en sus vidas, y el resentimiento incoherente con que les
enseñamos a reaccionar a ella, todo esto proporciona admirables oportunidades para
desgastar un alma por agotamiento.
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C.S. Lewis (Cartas del Diablo a su Sobrino (Spanish Edition))
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Ponerse en los “zapatos del otro”
Ponerse en los “zapatos del otro”, es un buen sistema para poder leer la mente.
A menudo nos cruzamos con personas que no entendemos, y que no podemos llegar a comprender la coherencia de sus palabras, actos y reacciones. ¿No les pasó?… Seguramente pensaron en estos casos: ¡qué ganas de poder leerle la mente para entender por qué actúa de esta forma!!!…
Creo que la principal razón por la cual no llegamos a comprender del todo en estos casos, es que tratamos de hacerlo utilizando nuestros propios esquemas mentales; en otras palabras, tratamos de entender a esta persona de acuerdo a nuestra forma de pensar, sentir, actuar y -en definitiva- vivir…
Y ese es un error, si es que queremos entender realmente qué le está pasando por su cabeza. Si bien hay esquemas mentales similares y que se repinten, cada ser humano es diferente a otro. Sus vivencias, experiencias, familia, educación, valores, todo, absolutamente todo, influye en cómo actúa alguien, en incluso -a veces- hasta casi lo determina.
Probemos entonces ponernos realmente en sus zapatos. Analicen, averigĂĽen, piensen y observen… Traten de colocarse en su pellejo. Esto no significa quĂ© harĂan ustedes en su lugar (si bien este es tambiĂ©n un parámetro valido, a veces confunde en estos casos), sino, tratar de entender cĂłmo funciona su mente, quiĂ©n es y de dĂłnde viene, cĂłmo es su personalidad, cĂłmo actĂşo anteriormente en casos similares, quĂ© necesidades tiene, cuáles son sus objetivos, inquietudes e intereses, tiene condicionantes externos que lo están afectando, etc., etc., etc…
SĂ© que suena algo de Perogrullo y sabido, pero les aseguro que un una herramienta ¡I M P R E S I O N A N T E M E N T E PODEROSA! Al fin y al cabo, los mayores secretos para lograr algo con Ă©xito generalmente son sonsos y de conocimiento pĂşblico, lo difĂcil es tener la conciencia real de lo importante que son y saber aplicarlos adecuadamente.
La importancia de “ponerse en los zapatos del otro” se estudia en el Mundo, hay ejercicios bien concretos que demuestran su potencialidad. De hecho, yo tuve real dimensión de todo esto, con ejercicios que hice en Harvard cuando estudié Negociación.
Uno, cuando logra comprender verdaderamente a alguien, se le abre un mundo nuevo de posibilidades respecto de esta persona. Es una herramienta con una potencialidad impresionante, asà que úsenla con cuidado y prudencia…
¡Pruebelo y me cuentan! Espero respuestas…
Gonzalo GUMA
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Gonzalo Guma (ĂŤndigo Mentes en Juego)
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PREFACIO
Mientras exista, a consecuencia de las leyes y de las costumbres, una condena social que cree artificialmente infiernos en plena civilización, y enturbie con una fatalidad humana el destino, que es divino; mientras no se resuelvan los tres problemas del siglo: la degradación del hombre en el proletariado, la decadencia de la mujer por el hambre, la atrofia del niño por las tinieblas; mientras en ciertas regiones sea posible la asfixia social; en otros términos, y desde un punto de vista más dilatado aún, mientras haya ignorancia y miseria sobre la tierra, los libros de igual naturaleza que éste podrán no ser inútiles.
Victor Hugo, Hauteville-House, 1 de enero, 1862.
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Victor Hugo (Les Misérables)
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Lo cierto es que durante los años que durĂł la hegemonĂa de Hitler, nadie logrĂł servir al FĂĽhrer con mayor lealtad que yo. El corazĂłn de los humanos no es como el mĂo. El de los humanos es una lĂnea, mientras que el mĂo es un cĂrculo y poseo la infinita habilidad de estar en el lugar apropiado en el momento oportuno. La consecuencia es que siempre encuentro humanos en su mejor y en su peor momento. Veo su fealdad y su belleza y me pregunto cĂłmo ambas pueden ser lo mismo. Sin embargo, tienen algo que les envidio: al menos los humanos tienen el buen juicio de morir.
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Markus Zusak (The Book Thief)
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A un lado estaban los jugadores, sentados en butacas de cuero; al otro lado, gente de pie, hombres o mujeres segĂşn los gustos, desnudos y atados. Sandre y Berzingue llevaban ya sus cerbatanas de sangrita con sus iniciales grabadas, y Lazuli cogiĂł dos de una bandeja, una para Wolf y otra para Ă©l, y una caja de agujas. Sandre se sentĂł, se llevĂł la cerbatana a la boca y soplĂł. Al otro extremo, frente a Ă©l, habĂa una niña de quince o diecisĂ©is años. La aguja se clavĂł en la carne de su pecho izquierdo, y se formĂł una gran gota de sangre que fue descendiendo a lo largo del cuerpo.
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Boris Vian (L'herbe rouge - roman / Les lurettes fourrées - nouvelles)
“
¡La hostia!, ¡mira qué bien se lo montan algunos!
James dio un respingo, sorprendido, y se apartó rápidamente del cuerpo
de Kelsey para hacerse a un lado. Marcus, acompañado por otros dos jóvenes,
les miraba sonriente apoyado en el marco de la puerta.
—Joder con tu hermanita… —objetó uno de sus amigos entre risas.
—¡Oye, esto no es lo que estáis pensando! —logró gritar Kelsey,
avergonzada. Se puso de pie y comenzĂł a sacudirse las ropas.
James, todavĂa confuso, imitĂł sus movimientos.
—Ah, Âżno? —Marcus sonriĂł ampliamente—. ÂżEstudiabais anatomĂa?
—¡Cállate ya! —se quejó Kelsey. Después se giró resentida hacia James,
apretando los puños—. ¡Todo esto es por tu culpa! ¡Te odio! —exclamó, antes de
desaparecer escaleras arriba hacia su habitaciĂłn.
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Silvia Hervás
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Es normal que las personas asignen más importancia a su ambiente inmediato, ellas mismas y sus familias, que al más lejano, su ciudad, el paĂs, el mundo. Pero que las personas estĂ©n interesadas más en sĂ mismas no quiere decir que no les importe lo que suceda con los demás. El capĂtulo I de la TeorĂa de los sentimientos morales se abre con la siguiente afirmaciĂłn: «Por más egoĂsta que se pueda suponer al hombre, existen evidentemente en su naturaleza algunos principios que lo mueven a interesarse por la suerte de otros, y a hacer que la felicidad de Ă©stos le resulte necesaria, aunque no derive de ella nada más que el placer de contemplarla».
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Adam Smith (La Riqueza De Las Naciones)
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Si os he referido estos detalles acerca del asteroide B 612 y si os he confiado su nĂşmero es por las personas grandes. Las personas grandes aman las cifras. Cuando les habláis de un nuevo amigo, no os interrogan jamás sobre lo esencial. Jamás os dicen: 'ÂżCĂłmo es el timbre de su voz? ÂżCuáles son los juegos que prefiere? ÂżColecciona mariposas?' En cambio, os preguntan: 'ÂżQuĂ© edad tiene? ÂżCuántos hermanos tiene? ÂżCuánto pesa? ÂżCuánto gana su padre?' SĂłlo entonces creen conocerle. Si decĂs a las personas grandes: 'He visto una hermosa casa de ladrillos rojos con geranios en las ventanas y palomas en el techo...', no acertarán a imaginarse la casa. Es necesario decirles: 'He visto una casa de cien mil fracos'. Entonces exclaman: '¡QuĂ© hermosa es!'
Si les decĂs: 'La prueba de que el principito existiĂł es que era encantador, que reĂa, y que querĂa un cordero. Querer un cordero es prueba de que se existe', se encogerán de hombros y os tratarán como se trata a un niño. Pero si les decĂs: 'El planeta de donde venĂa es el asteroide B 612', entonces quedarán convencidos y os dejarán tranquilo sin preguntaros más. Son asĂ. Y no hay que reprocharles. Los niños deben ser muy indulgentes con las personas grandes.
Pero, claro está, nosotros que comprendemos la vida, nos burlamos de los números.
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Antoine de Saint-Exupéry (The Little Prince)
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Bah, no es asĂ. La gente saca niños el uno de otro. Pero hay ese hombre, además... ese hombre que tiene una infinidad de niños esperando que les despierten; Ă©l les da vida con un soplo...
Dill estaba disparado otra vez. Por su cabeza soñadora flotaban cosas hermosas. PodĂa leer dos libros mientras yo leĂa uno, pero preferĂa la magia de sus propias invenciones. SabĂa sumar y restar más de prisa que el rayo, pero preferĂa su mundo entre dos luces, un mundo en el que los niños dormĂan, esperando que fueran a buscarlos como lirios matutinos. Hablando, hablando se dormĂa a sĂ mismo, y me arrastraba a mĂ con Ă©l, pero en la quietud de su isla de niebla se levantĂł la imagen confusa de una casa gris con unas puertas pardas, tristes.
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Harper Lee (To Kill a Mockingbird)
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Si queÂdaÂba alÂguÂna esÂpeÂranÂza, debĂa estar en los proÂles, porÂque solo en esas masas desÂpreÂciaÂdas, que consÂtiÂtuĂan el ochenÂta y cinco por cienÂto de la poÂblaÂciĂłn de OceaÂnĂa, podĂa geÂneÂrarÂse la fuerÂza neÂceÂsaÂria para desÂtruir al ParÂtiÂdo. Este no podĂa deÂrroÂcarÂse desde denÂtro. Sus enemiÂgos, si es que los habĂa, no teÂnĂan forma de unirÂse o siÂquieÂra de reÂcoÂnoÂcerÂse muÂtuaÂmenÂte. InÂcluÂso en caso de que exisÂtieÂra la leÂgenÂdaÂria HerÂmanÂdad —lo cual no era del todo imÂpoÂsiÂble— reÂsulÂtaÂba inÂconÂceÂbiÂble que sus miemÂbros puÂdieÂran reÂunirÂse en gruÂpos de más de dos o tres. La reÂbeÂliĂłn se liÂmiÂtaÂba a un cruce de miÂraÂdas, una inÂfleÂxiĂłn de la voz o, como mucho, una paÂlaÂbra suÂsuÂrraÂda ocaÂsioÂnalÂmenÂte. En camÂbio los proÂles, si puÂdieÂran ser consÂcienÂtes de su fuerÂza, no tenÂdrĂan neÂceÂsiÂdad de consÂpiÂrar. BasÂtaÂrĂa con que se enÂcaÂbriÂtaÂran como un caÂbaÂllo que se saÂcuÂde las mosÂcas. Si quiÂsieÂran, poÂdrĂan volar el ParÂtiÂdo en peÂdaÂzos a la maÂñaÂna siÂguienÂte. Tarde o temÂprano tenĂa que ocuÂrrĂrÂseÂles. Y sin emÂbarÂgo…
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George Orwell (1984)
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Al propio tiempo estaba pensando: lo mismo que yo ahora me visto y salgo a la calle, voy a visitar al profesor y cambio con Ă©l galanterĂas, todo ello realmente sin querer, asĂ hacen, viven y actĂşan un dĂa y otro, a todas horas, la mayor parte de los hombres; a la fuerza y, en realidad, sin quererlo, hacen visitas, sostienen una conversaciĂłn, están horas enteras sentados en sus negociados y oficinas, todo a la fuerza, mecánicamente, sin apetecerlo: todo podrĂa ser realizado por máquinas o dejar de realizarse. Y esta mecánica eternamente ininterrumpida es lo que les impide, igual que a mĂ, ejercer la crĂtica sobre la propia vida, reconocer su estupidez y ligereza, su insignificancia horrorosamente ridĂcula y su irremediable vanidad.
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Hermann Hesse (Steppenwolf)
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DEBES SALIR DE TU ZONA DE CONFORT”, nos adoctrina la Modernidad.
A esta altura, ya saben que soy como un salmĂłn que me encanta ir en contra de la corriente y de los eslogans imperativos de turno.
¿Por qué ese ensañamiento tan feroz con la comodidad?
Como si fuera algo menor y hasta malo sentirse seguro y a gusto… ¿Acaso lo escribió algún enemigo envidioso?
Es más, lograr ese confort quizá sea una de las cosas más difĂciles de la vida. Y por supuesto, no hablo precisamente de lujos materiales.
Pero si uno se siente bien en donde está ¿para qué salir de ese lugar tan privilegiado y arriesgar el tesoro?
Si uno está mal, y no se siente confortable, es más lógico que uno intente cambiar esa situación y se lance a ciegas a cualquier otra cosa.
Pero lo opuesto, suena más a un masoquismo histérico e inconformista que a un buen consejo.
Por supuesto que entiendo la arenga que hay detrás de este eslogan tan popular en los coaching de Ă©poca y no digo que no haya que arriesgarse, ni incluso aventurarse. Creo que no hay nada más estimulante que los desafĂos difĂciles e inciertos. Algunos, hasta arman su zona de confort personal con pinceladas de pura adrenalina. Lo incierto, para ellos, es puro confort.
En fin, ustedes también ya se habrán dado cuenta: la vida es una eterna contradicción y lo que sirve para algunos, es nefasto para otros…
Les dejo una frase que escribà para mi #libro Observados que nos habla también de estas contradicciones tan humanas.
“La insatisfacciĂłn es una fuente inagotable, tanto de infelicidad como de progreso. IronĂas de la Humanidad.
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Gonzalo Guma (OBSERVADOS: Más allá de Equinoccio)
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Estoy mirando a sus ojos aterrorizados y, por primera vez desde que nos conocimos... creo que realmente lo entiendo. Todo de Ă©l. No reacciona de la manera que lo hace porque hay cinco diferentes lados de su personalidad. Reacciona como lo hace porque sĂłlo hay un lado en Dean Holder.
Apasionado.
Es un apasionado sobre la vida, sobre el amor, sobre sus palabras, sobre Les. Y serĂ© condenada si no estoy agregada a su lista. La intensidad que transmite no es desconcertante... es hermosa. He pasado tanto tiempo tratando de encontrar maneras de sentirme entumecida en cualquier oportunidad que tenga, pero al ver el entusiasmo detrás de sus ojos ahora mismo... me dan ganas de sentir cada cosa de la vida. Lo bueno, lo malo, lo bello, lo feo, el placer, el dolor. Quiero eso. Quiero empezar a sentir la vida de la misma manera en que Ă©l lo hace. Y mi primer paso para hacerlo, se inicia con este muchacho sin esperanza delante de mĂ, que está vertiendo su corazĂłn, en busca de la palabra perfecta, deseando desesperadamente ayudarme a agregar el sentimiento de nuevo en la vida.
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Colleen Hoover (Hopeless (Hopeless, #1))
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Me contĂł un montĂłn de cosas que yo no querĂa oĂr, cosas que mi madre y mi padre nunca supieron, y que odiarĂan saber. Lo cabrĂłn que era Billy con ella. CĂłmo en ocasiones la golpeaba, la humillaba, y la trataba en general como un trozo de mierda excepcionalmente corrompida.
"¿Por qué te quedaste con él?"
"Era mi chico. Siempre piensas que será diferente, que puedes hacerle cambiar, que tú puedes suponer la diferencia."
Eso lo entendĂa, Pero es un error. Los Ăşnicos hijoputas que supusieron alguna vez una diferencia para Billy fueron los Provisionales, y ellos tambiĂ©n eran unos cabrones. No tengo ninguna ilusiĂłn sobre ellos como luchadores de la libertad. Los muy hijoputas convirtieron a mi hermano en un montĂłn de comida para gatos. Pero ellos sĂłlo tiraron de la palanca. Su muerte fue concebida por esos cabrones anaranjaos que venĂan por aquĂ todos los meses de julio con sus fajines y sus flautas, llenando la estĂşpida cabeza de Billy con insensateces acerca de la corona y la naciĂłn y toda esa mierda. Ellos irán a casa felices por el dĂa de hoy. Pueden contarles a todos sus colegas cĂłmo muriĂł asesinado por el IRA uno de la familia mientras defendĂa el Ulster. Eso alimentará su ira sin objeto, hará que les inviten a copas en los pubs, y consolidará su credibilidad memo-bastarda entre otros tontolabas sectarios.
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Irvine Welsh (Trainspotting)
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La LoÂteÂrĂa, con su reÂparÂto seÂmaÂnal de enorÂmes preÂmios, era el Ăşnico aconÂteÂciÂmienÂto pĂşÂbliÂco al que los proÂles presÂtaÂban verÂdaÂdeÂra atenÂciĂłn. Era proÂbaÂble que huÂbieÂse miÂlloÂnes de proÂles para quieÂnes la LoÂteÂrĂa fuese la razĂłn prinÂciÂpal, si no la Ăşnica, para seÂguir con vida. Era su deÂleiÂte, su loÂcuÂra, su analÂgĂ©ÂsiÂco, su esÂtiÂmuÂlanÂte inÂteÂlecÂtual. En lo que se reÂfeÂrĂa a la LoÂteÂrĂa, hasta quieÂnes apeÂnas saÂbĂan leer y esÂcriÂbir eran caÂpaÂces de lleÂvar a cabo inÂtrinÂcaÂdos cálcuÂlos y sorÂprenÂdenÂtes loÂgros meÂmoÂrĂsÂtiÂcos. HabĂa toda una tribu de inÂdiÂviÂduos que se gaÂnaÂban la vida venÂdienÂdo sisÂteÂmas, preÂdicÂcioÂnes y amuÂleÂtos de la suerÂte. WinsÂton no tenĂa nada que ver con la LoÂteÂrĂa, que se gesÂtioÂnaÂba desde el MiÂnisÂteÂrio de la AbunÂdanÂcia, pero sabĂa (como cualÂquier otro miemÂbro del ParÂtiÂdo) que los preÂmios eran casi todos imaÂgiÂnaÂrios. Solo se paÂgaÂban peÂqueÂñas sumas y los gaÂnaÂdoÂres de los preÂmios gorÂdos en realiÂdad no exisÂtĂan. En auÂsenÂcia de verÂdaÂdeÂra coÂmuÂniÂcaÂciĂłn entre una parte de OceaÂnĂa y otra, no reÂsulÂtaÂba diÂfĂÂcil amaÂñarÂlo.
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George Orwell (1984)
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Sobre el fin del milenio, las personas que tienen asegurada casa, comida, entradas al cine, ropa y discos viven hostigadas por la idea de que hay una fiesta, una gran fiesta, pero que está siempre sucediendo en otro lado. Les tengo malas noticias, amigos: la fiesta no está en ninguna parte.
Estar conectado, vivir sin riesgos, imaginarse el mundo como un lugar claro y racional donde queremos habitar…Esa es la distopĂa que propulsa a las propagandas de telefonĂa celular.
En realidad no estamos conectados con nadie.
Cada vez acumulamos más información -podemos tener 5 mil canciones en un ipod- , pero, ya no podemos pensar.
Ya lo dijo Sara Connor, la mamá de John en Terminator: Las máquinas vienen por nosotros.
Se achican, cada vez más pequeñas, sĂmbolo de perfecciĂłn y pedigrĂ para quien las posea. Mientras tanto nosotros engordamos de comida, discos, pelĂculas y revistas que ya leemos de reojo porque no damos más…
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Fabián Casas
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Yo creĂa que el alma me habĂa sido dada para gozar de las bellezas del mundo, la luz de la luna sobre la anaranjada cresta de una nube, y la gota de rocĂo temblando encima de una rosa. Mas, cuando fui pequeño creĂ siempre que la vida reservaba para mĂ un acontecimiento sublime y hermoso. Pero a medida que examinaba la vida de los otros hombres, descubrĂ que vivĂan aburridos, como si habitaran en un paĂs siempre lluvioso, donde los rayos de la lluvia les dejaran en el fondo de las pupilas tabiques de agua que les deformaban la visiĂłn de las cosas. Y comprendĂ que las almas se movĂan como los peces prisioneros en un acuario. Al otro lado de los verdinosos muros de vidrio estaba la hermosa vida cantante y altĂsima, donde todo serĂa distinto, fuerte y mĂşltiple, y donde los seres nuevos de una creaciĂłn más perfecta, con sus bellos cuerpos saltarĂan en una atmĂłsfera elástica- Es inĂştil, tengo que escaparme de la tierra.
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Roberto Arlt (Los siete locos (Los siete locos, #1))
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No sĂ© yo ahora, hay esa tendencia a encerrar a los niños en una burbuja de felicidad entontencedora y sosiego falso, a no ponerlos en contacto ni siquiera con lo inquietante, y a evitar que conozcan el miedo y hasta que sepan de su existencia creo que circulan por ahĂ, que hay quienes les dan a leer versiones censuradas, amañadas o edulcoradas de los cuentos clásicos de Grimm y de Perrault y Andersen, desprovistas de lo tenebroso y cruel, de lo amenazador y siniestro , a lo mejor hasta de los disgustos y de los engaños. Una estupidez descomunal desde mi punto de vista. Padres ñoños. Educadores irresponsables. Yo eso lo considerarĂa un delito, por desamparo y por omisiĂłn de ayuda. Porque a los niños los protege mucho percibir el miedo ajeno, y asĂ concebirlo con serenidad, desde su seguridad de fondo; experimentarlo vicariamente, a travĂ©s de otros, sobre todo por personajes de ficciĂłn interpuestos, como un contagio de corta duraciĂłn. Y además sĂłlo de prestado, y no tanto como fingido. Imaginarse algo es empezar a resistirlo y eso es tambiĂ©n aplicable a lo ya sucedido: uno resiste mejor las desgracias si despuĂ©s logra imaginarlas, despuĂ©s de haberlas sufrido. Y claro, el recurso más comĂşn de la genta es relatarlas.
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Javier MarĂas
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Me quedaba quieto igual que una vez, cuando tenĂa cinco años, que estábamos de visita en casa de un tĂo. La conversaciĂłn de grandes me habĂa dado sueño y me recostĂ© en el sillĂłn. Mi tĂo me apoyĂł sobre sus piernas y siguiĂł conversando mientras me acariciaba la cabeza. Me despabilĂł por completo esa mano grande pasando suave por mis cabellos, pero seguĂ haciĂ©ndome el dormido porque, de alguna manera, supe que esos mimos eran porque creĂan que no me daba cuenta, curioso. OĂ cuando mi madre dijo: Éste se está haciendo el dormido. Y a mi tĂo responderle que no, que estaba dormido en serio, sentĂ como su mano tocaba mis párpados y debo haberme acordado de algĂşn perro que vi durmiendo, porque hasta los ojos para atrás puse con tal de que siguierna acariciándome la cabeza. Quien sabe cĂłmo hace uno, a los seis años, para ya saber que hay cosas que se terminan si uno se despierta. No me preguntĂ© entonces porquĂ© se terminaba tanta ternura si se daban cuenta de que estaba despierto. ÂżSerĂa posible que alguien te acariciara aunque estuvieras despierto? Eso lo aprendĂ de grande, como tambiĂ©n, a oir el amor callado de los que sĂłlo te acarician si te ven dormido, por pudor, por vergĂĽenza, por campesina falta de costumbre de decir cuánto se quiere y tambiĂ©n porque les gana el sentimiento.
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Luis MarĂa Pescetti (El ciudadano de mis zapatos)
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Un sistema de adoctrinamiento que funcione como es debido debe cumplir diversas tareas, algunas bastante delicadas. Uno de sus objetivos son las masas estĂşpidas e ignorantes. Deberán ser mantenidas en ese estado, distraĂdas con simplificaciones groseras y de gran fuerza emocional, marginadas y aisladas. En una situaciĂłn ideal, cada persona deberĂa hallarse sola frente a la pantalla de su televisor, viendo deportes, telenovelas o comedias, privada de estructuras organizativas que permitan a los individuos carentes de recursos descubrir cuáles son sus pensamientos y creencias en interacciĂłn con otras personas, formular sus propias preocupaciones y planes y actuar para hacerlos realidad. Llegada esa situaciĂłn, se les puede permitir ratificar las decisiones tomadas por quienes son mejores que ellos en elecciones celebradas periĂłdicamente, y hasta animarles a hacerlo. La "multitud canallesca" es el blanco apropiado de los medios de comunicaciĂłn y de un sistema de educaciĂłn pĂşblica encaminado a generar obediencia y formaciĂłn en las destrezas requeridas, incluida la de repetir lemas patriĂłticos en ocasiones oportunas.
El problema del adoctrinamiento es un tanto distinto para aquellos de quienes se espera que participen en la toma de decisiones serias y en el ejercicio del control: los gestores de las empresas, del Estado y de la cultura, y los sectores culturizados en general. Estas personas deben interiorizar los valores del sistema y compartir las ilusiones necesarias que permitan su funcionamiento en interĂ©s de quienes concentran en sus manos el poder y los privilegios. Pero tambiĂ©n han de tener cierta comprensiĂłn de las realidades del mundo, pues de lo contrario no serán capaces de realizar sus tareas con eficacia. Los medios elitistas y los sitemas educativos deben encontrar la forma de resolver esos dilemas, lo cual constituye una labor nada fácil. Es interesante ver en detalle cĂłmo se lleva a cabo dicha labor, pero se trata de algo que cae fuera de los lĂmites de estas observaciones.
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Noam Chomsky (Chomsky On Anarchism)
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Passando fra gli insorti che si scostavano con religioso rispetto, [papà Mabeuf] continuò dritto verso Enjolras che indietreggiava impietrito, gli strappò la bandiera, e senza che nessuno osasse trattenerlo né aiutarlo, quel vecchio ottuagenario col capo vacillante, ma col piede fermo, salì lentamente la scala di pietre costruita nella barricata. Lo spettacolo era così serio che tutto all'intorno dissero: «Giù il cappello!». A ogni gradino che saliva diventava sempre più terribile: i suoi capelli canuti, il volto decrepito, l'ampia fronte calma e rugosa, gli occhi incavati, la bocca attonita e semiaperta, il vecchio braccio che sosteneva la bandiera rossa, uscivano dall'ombra e ingigantivano nel sanguinoso chiarore della torcia, e sembrava di vedere lo spettro del 1793 sorgere dalla terra inalberando la bandiera del terrore.
Quando fu all'ultimo gradino, quando quel fantasma tremante e terribile, ritto su quel mucchio di rovine dinanzi a milleduecento fucili invisibili, si drizzò in faccia alla morte come se fosse più forte di essa, tutta la barricata assunse nelle tenebre un aspetto colossale e soprannaturale. Vi fu uno di quegli istanti di silenzio che accompagnano i prodigi. In mezzo a quel silenzio il vegliardo sventolò la bandiera rossa e gridò:
«Viva la Rivoluzione! Viva la Repubblica! Fratellanza! Uguaglianza! E morte!».
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Victor Hugo (Les Misérables)
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[...] Eso es muy corto, joven; yo os abono
que podĂais variar bastante el tono.
Por ejemplo: Agresivo: «Si en mi cara
tuviese tal nariz, me la amputara.»
Amistoso: «¿Se baña en vuestro vaso
al beber, o un embudo usáis al caso?»
Descriptivo: «¿Es un cabo? ¿Una escollera?
Mas ¿qué digo? ¡Si es una cordillera!»
Curioso: «¿De qué os sirve ese accesorio?
¿De alacena, de caja o de escritorio?»
Burlón: «¿Tanto a los pájaros amáis,
que en el rostro una alcándara les dais?»
Brutal: «¿Podéis fumar sin que el vecino
—¡Fuego en la chimenea!— grite?» Fino:
«Para colgar las capas y sombreros
esa percha muy útil ha de seros.»
SolĂcito: «Compradle una sombrilla:
el sol ardiente su color mancilla.»
Previsor: «Tal nariz es un exceso:
buscad a la cabeza contrapeso.»
Dramático: «Evitad riñas y enojos:
si os llegara a sangrar, diera un Mar Rojo.»
Enfático: «¡Oh nariz!… ¡Qué vendaval
te podrĂa resfriar? SĂłlo el mistral.»
Pedantesco: «Aristófanes no cita
más que a un ser sólo que con vos compita
en ostentar nariz de tanto vuelo:
El Hipocampelephantocamelo.»
Respetuoso: «Señor, bésoos la mano:
digna es vuestra nariz de un soberano.»
Ingenuo: «¿De qué hazaña o qué portento
en memoria, se alzó este monumento?»
Lisonjero: «Nariz como la vuestra
es para un perfumista linda muestra.»
LĂrico: «¿Es una concha? ÂżSois tritĂłn?»
Rústico: «¿Eso es nariz o es un melón?»
Militar: «Si a un castillo se acomete,
aprontad la nariz: ¡terrible ariete!»
Práctico: «¿La ponĂ©is en loterĂa?
¡El premio gordo esa nariz serĂa!»
Y finalmente, a PĂramo imitando:
«¡Malhadada nariz, que, perturbando
del rostro de tu dueño la armonĂa,
te sonroja tu propia villanĂa!»
Algo por el estilo me dijerais
si más letras e ingenio vos tuvierais;
mas veo que de ingenio, por la traza,
tenéis el que tendrá una calabaza
y ocho letras tan sĂłlo, a lo que infiero:
las que forman el nombre:
Majadero. Sobre que, si a la faz de este concurso
me hubieseis dirigido tal discurso
e, ingenioso, estas flores dedicado,
ni una tan sĂłlo hubierais terminado,
pues con más gracia yo me las repito
y que otro me las diga no permito.
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Edmond Rostand (Cyrano de Bergerac)
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(...) SĂ, por las tardes, hacia las siete, le gusta encontrarse en un vagĂłn de segunda mano del metro. La mayorĂa de los pasajeros son personas que regresan de sus trabajos. Se sienta entre ellos, trata de sorprender en sus caras el motivo de sus preocupaciones. Naturalmente, están pensando en lo que acaban de abandonar hasta mañana, sĂłlo hasta mañana, y tambiĂ©n en lo que les espera esta noche, lo cual les alegra o les preocupa aĂşn más. Nadja se queda mirando fijamente algo definido: «Hay buenas personas». Más alterado de lo que quisiera mostrarme, ahora sĂ me enojo: «Pues no. Además tampoco se trata de eso. El hecho de que soporten el trabajo, con o sin las demás miserias, impide que esas personas sean interesantes. Si la rebeldĂa no es lo más fuerte que sienten, ÂżcĂłmo podrĂan aumentar su dignidad sĂłlo con eso? En esos momentos, por lo demás, usted les ve; ellos ni siquiera la ven a usted. Por lo que a mĂ se refiere, yo odio, con todas mis fuerzas, esa esclavitud que pretenden que considere encomiable. Compadezco al hombre por estar condenado a ella, porque por lo general no puede evitarla, pero si me pongo de su parte no es por la dureza de su condena, es y no podrĂa ser más que por la energĂa de su protesta. Yo sĂ© que en el horno de la fábrica, o delante de esas máquinas inexorables que durante todo el dĂa imponen la repeticiĂłn del mismo gesto, con intervalos de algunos segundos, o en cualquier otro lugar bajo las Ăłrdenes más inaceptables, o en una celda, o ante un pelotĂłn de ejecuciĂłn, todavĂa puede uno sentirse libre, pero no es el martirio que se padece lo que crea esa libertad. Admito que esa libertad sea un perpetuo librarse de las cadenas: será preciso, por añadidura, para que ese desencadenarse sea posible, constantemente posible, que las cadenas no nos aplasten, como les ocurre a muchos de los que usted me habla. Pero tambiĂ©n es, y quizá mucho más desde el punto de vista humano, la mayor o menor pero, en cualquier caso, la maravillosa sucesiĂłn de pasos que le es dado al hombre hacer sin cadenas. Esos pasos, Âżles considera usted capaces de darlos? ÂżTienen tiempo de darlos, al menos? ÂżTienen el valor de darlos? Buenas personas, decĂa usted, sĂ, tan buenas como las que se dejaron matar en la guerra, Âżverdad? Digamos claro lo que son los hĂ©roes: un montĂłn de desgraciados y algunos pobres imbĂ©ciles. Para mĂ, debo confesarlo, esos pasos lo son todo. Hacia dĂłnde se encaminan, Ă©sa es la verdadera pregunta. De algĂşn modo, acabarán trazando un camino y, en ese camino, ÂżquiĂ©n sabe si no surgirá la manera de quitar las cadenas o de ayudar a desencadenarse a los que se han quedado en el camino? SĂłlo entonces será conveniente detenerse un poco, sin que ello suponga desandar lo andado». (Bastante a las claras se ve lo que puedo decir al respecto, sobre todo a poco que decida tratarlo de manera concreta.) Nadja me escucha y no intenta contradecirme. Tal vez lo Ăşltimo que ella haya querido hacer sea la apologĂa del trabajo.
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André Breton (Nadja)
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Y Brando nunca se habĂa reĂdo tanto en toda su vida, al grado de verter lágrimas histĂ©ricas y de tener que sujetarse de las paredes y de sus amigos para no caer al piso, con el cerebro arrebolado por la mota y la cerveza y el vientre adolorido de tanto carcajearse del espectáculo que ofrecĂan las locas, la legiĂłn de maricas, vestidas y travoltas venidas de todos los rincones de la repĂşblica nomás a desatarse al famoso carnaval de Villagarbosa, a jotear libremente en las calles del pueblo embutidas en apretadas mallas de ballerina, disfrazadas de hadas con alas de mariposa, de sensuales enfermeras de la Cruz Roja, de porristas y gimnastas musculosas, policĂas manfloras y gatĂşbelas ventrudas con botas de tacĂłn de aguja; locas bien locas vestidas de novia persiguiendo a los muchachos por los callejones; locas bufonescas con nalgas y tetas gargantuescas tratando de besar a los rancheros en la boca; locas empolvadas como geishas, con antenas de alienĂgenas y garrotes cavernĂcolas, locas capuchinas y escocesas; locas disfrazadas de batos bien machines, tan hombres como cualquiera, hasta que se alzaban los lentes oscuros y les notabas la depilada de ceja, los párpados espolvoreados con brillantina de colores, la mirada braguetera; locas que pagaban las cervezas si bailabas con ellas; locas que se peleaban a puñetazo limpio por tus favores, que se arrancaban las pelucas y las tiaras y rodaban por el suelo entre alaridos, dejando sangre y lentejuelas regadas mientras la turba reĂa. Total
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Fernanda Melchor (Temporada de huracanes)
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ComprendĂ al punto: era la lucha entre los hombres y las máquinas, preparada, esperada y temida desde hace mucho tiempo, la que por fin habĂa estallado. Por todas partes yacĂan muertos y mutilados, por todas partes tambiĂ©n automĂłviles apedreados, retorcidos, medio quemados; sobre la espantosa confusiĂłn volaban aeroplanos, y tambiĂ©n a Ă©stos se les tiraba desde muchos tejados y ventanas con fusiles y con ametralladoras. En todas las paredes anuncios fieros y magnĂficamente llamativos invitaban a toda la naciĂłn, en letras gigantescas que ardĂan como antorchas, a ponerse al fin al lado de los hombres contra las máquinas, a asesinar por fin a los ricos opulentos, bien vestidos y perfumados, que con ayuda de las máquinas sacaban el jugo a los demás y hacer polvo a la vez sus grandes automĂłviles, que no cesaban de toser, de gruñir con mala intenciĂłn y de hacer un ruido infernal, a incendiar por Ăşltimo las fábricas y barrer y despoblar un poco la tierra profanada, para que pudiera volver a salir la hierba y surgir otra vez del polvoriento mundo de cemento algo asĂ como bosques, praderas, pastos, arroyos y marismas. Otros anuncios, en cambio, en colores más finos y menos infantiles, redactados en una forma muy inteligente y espiritual, prevenĂan con afán a todos los propietarios y a todos los circunspectos contra el caos amenazador de la anarquĂa, cantaban con verdadera emociĂłn la bendiciĂłn del orden, del trabajo, de la propiedad, de la cultura, del derecho, y ensalzaban las máquinas como la más alta y Ăşltima conquista del hombre, con cuya ayuda habrĂamos de convertirnos en dioses.
Pensativo y admirado leĂ los anuncios, los rojos y los verdes; de un modo extraño me impresionĂł su inflamada oratoria, su lĂłgica aplastante; tenĂan razĂłn, y, hondamente convencido, me quedĂ© parado ya ante uno, ya ante el otro, y, sin embargo, un tanto inquieto por el tiroteo bastante vivo. El caso es que lo principal estaba claro: habĂa guerra, una guerra violenta, racial y altamente simpática, en donde no se trataba de emperadores, repĂşblicas, fronteras, ni de banderas y colores y otras cosas por el estilo, más bien decorativas y teatrales, de fruslerĂas en el fondo, sino en donde todo aquel a quien le faltaba aire para respirar y a quien ya no le sabia bien la vida, daba persuasiva expresiĂłn a su malestar y trataba de preparar la destrucciĂłn general del mundo civilizado de hojalata. Vi cĂłmo a todos les salĂa risueño a los ojos, claro y sincero, el afán de destrucciĂłn y de exterminio, y dentro de mĂ mismo florecĂan estas salvajes flores rojas, grandes y lozanas, y no reĂan menos. Con alegrĂa me incorporĂ© a la lucha.
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Hermann Hesse (Der Steppenwolf.)