Iturbide Quotes

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Cantar el himno nacional completo, nos empleaba varios minutos todos los Lunes, en total ciento cuarenta y seis versos. Pero el Padre Malaquías nos advirtió: «Decirlo así está prohibido en México, lo prohibió oficialmente el Presidente Ávila Camacho, en la estrofa cuatro y en la siete se alude a Santa Anna y a Iturbide y eso ya no se vale». Siempre hemos sido un País al que le mochan los héroes.
José Armando López Freeman (Las miradas exactas (Spanish Edition))
Though Mexico had constitutions in the nineteenth century, they put few constraints on what Iturbide, Santa Ana, and Díaz could do. These men could be removed from power only the same way they had attained it: by the use of force. D
Daron Acemoğlu (Why Nations Fail: The Origins of Power, Prosperity, and Poverty)
We are all fragments of one another, strewn across... borders.
Isabel Quintero (Photographic: The Life of Graciela Iturbide)
We are all fragments of one another, strewn across.... borders. Different lines in the same poem.
Isabel Quintero (Photographic: The Life of Graciela Iturbide)
Cuando un hombre se equivoca, crece; cuando se cae, debe renacer para levantarse.
Pedro J. Fernández (Iturbide: El otro padre de la patria)
—La jodienda no tiene enmienda,
Pedro J. Fernández (Iturbide: El otro padre de la patria)
Espero que el futuro de nuestro México sea diferente y que un día los diputados no sean lastres para el porvenir de la patria.
Pedro J. Fernández (Iturbide: El otro padre de la patria)
En Galicia hay una palabra para el mar que te ahoga el alma cuando estás lejos de tu patria y la extrañas con el corazón, o cuando se añora un pasado al que no podrás volver. Esta palabra es: morriña, y es un sentimiento muy común entre los mexicanos que viajan a tierras lejanas
Pedro J. Fernández (Iturbide: El otro padre de la patria)
Levántate y defiéndete. La vida es un combate. ¿Ganaste algunas batallas? Los mártires son para los altares, los héroes son para el mundo de hoy. La lástima es mala consejera, la tristeza sólo lleva a los hombres al cementerio o los convierte en piltrafas.
Pedro J. Fernández (Iturbide: El otro padre de la patria)
El olor a pólvora y a muerte lo inunda todo. ¿Dónde están la riqueza y prosperidad del reino? ¿Acaso hay una esperanza de volver a la paz?
Pedro J. Fernández (Iturbide: El otro padre de la patria)
somos de sangre caliente, nuestro corazón es como un volcán que explota con pasión, lo mismo para la guerra que para el amor. Estamos hechos de lava, gritamos con el juego, bebemos para celebrar y no concebimos ninguna fiesta si no hay comida. El alma se alimenta de la música y el baile, y podemos crear nuevas estrellas con sólo hacer el amor.
Pedro J. Fernández (Iturbide: El otro padre de la patria)
México, es conocer diferentes sabores, colores, historias, tradiciones.
Pedro J. Fernández (Iturbide: El otro padre de la patria)
Hidalgo y los que lo sucedieron, siguiendo su ejemplo, desolaron al país, destruyeron las fortunas, radicaron el odio entre europeos y americanos, sacrificaron millares de víctimas, obstruyeron las fuentes de las riquezas, desorganizaron el ejército, aniquilaron la industria, hicieron de peor condición la suerte de los americanos, excitando la vigilancia de los españoles a vista del peligro que los amenazaba, corrompiendo las costumbres; y lejos de conseguir la independencia, aumentaron los obstáculos que a ella se oponían.
Pedro J. Fernández (Iturbide: El otro padre de la patria)
un pueblo que no ha madurado no sabe reconocer cómo puede ser gobernado
Pedro J. Fernández (Iturbide: El otro padre de la patria)
las costumbres antiguas de la sociedad mexicana encontraron sustitutos monárquicos en Agustín de Iturbide (1822), en Maximiliano de Habsburgo (1863) y en distintos caudillos providenciales, como Santa Anna, quien llenó tantas veces la falta de soberano de la nueva nación, entre 1828 y 1854.
Héctor Aguilar Camín (Nocturno de la democracia mexicana: Ensayos de la transición (Spanish Edition))
hasta los más cándidos comenzaron a advertir que Iturbide no era lo que esperaban. Le estorbaba el Congreso.
Gerardo Laveaga (Si tú quieres moriré (Spanish Edition))
That night in Cartagena he again requested the songs of his youth, some so old he had to teach them to Iturbide, who was too young to remember them. The audience slipped away as the General bled inside, and he was left alone with Iturbide beside the embers.
Gabriel García Márquez (The General in His Labyrinth)
Iturbide exclaimed: "Don't frighten me, General!" "Don't be frightened," said the General in a calm voice. "Go to Mexico, even if they kill you or even if you die. And go now while you're still young, because one day it will be too late, and then you won't feel at home here or there. You'll feel like a stranger everywhere, and that's worse than being dead." He looked him straight in the eye, placed his open hand on his own chest, and concluded: "Just look at me.
Gabriel García Márquez (The General in His Labyrinth)
Su madre consiguió con su persistencia ejemplar que lo nombraran secretario de la legación mexicana en Washington. Vivió el resto de su vida en el olvido del servicio público, y nada se volvió a saber de la familia hasta treinta y dos años después, cuando Maximiliano de Habsburgo, impuesto por las armas de Francia como emperador de México, adoptó a dos varones Iturbide de la tercera generación y los nombró sucesores suyos en su trono quimérico.
Gabriel García Márquez (El general en su laberinto)
Los agraviados y sus herederos seguimos pensando que Iturbide no era de los nuestros. Y que mejor vaya y chingue a su madre.
Paco Ignacio Taibo II (El cura Hidalgo y sus amigos (Memoria de la Historia) (Spanish Edition))
en el momento en que Agustín de Iturbide tomó el poder, el 98% de los mexicanos eran analfabetos… esa fue la gran herencia educativa de la maestra-iglesia, un lastre que no se pudo eliminar a lo largo del México independiente, hasta llegar a nuestros días, con 50 millones de mexicanos sepultados en la miseria… esta es la mejor prueba de su ignorancia, pues si contaran con títulos académicos difícilmente estarían en esa condición.
Francisco Martín Moreno (100 mitos de la historia de México 1 (Spanish Edition))
En México hay muchas estatuas de Cuauhtémoc; ninguna de Cortés. Y lo Cortés no quita lo mexicano, sino que lo hace por mitad. En
Armando Sergio Fuentes Aguirre (La otra historia de México. Hidalgo e Iturbide: La gloria y el olvido (Historia y sociedad - Planeta) (Spanish Edition))
En efecto, algo truena, pero es lo que menos se espera uno. Pío Marcha, sargento del batallón de ligeros, sale una noche y recorre calles céntricas gritando: " ¡Viva Agustín Primero, Emperador de México!" Y ya es emperador Iturbide. Coronación en la Catedral.
Anonymous
Las averiguaciones previas abiertas por la dependencia sobre el caso Ayotzinapa revelan la sistemática violación a derechos humanos cometidos por uniformados de la PF y elementos de la Marina con la complicidad de la agente del Ministerio Público Lourdes López Lucho Iturbide, responsable principal de la investigación.
Anonymous
Unlike Iturbide, Santa Ana, and Díaz, however, none of these military men used force to get into power. Nor did they use force to avoid having to relinquish power. They abided by the Constitution.
Daron Acemoğlu (Why Nations Fail: The Origins of Power, Prosperity, and Poverty)
In terms of voting rights for males, some of these documents were strikingly democratic. Again, Mexico serves to make the point. In the years immediately before independence, what became this territory had officially been governed in accordance with the constitution of Cádiz, which, as we have seen, excluded most Blacks from active citizenship. But, in 1821, the Mexican warlord General Agustín de Iturbide eliminated these racial restrictions and expanded the local franchise. He ‘effectively enfranchised every man over eighteen who had employment of any kind’.
Linda Colley (The Gun, the Ship and the Pen: Warfare, Constitutions and the Making of the Modern World)
Nuestra propia América ha tenido tres Césares. Estos perniciosos ejemplos perjudican a mi opinión actual, pues nadie se persuade que habiendo seguido la carrera militar como aquéllos, no me halle animado de su odiosa ambición. Ya mis tres colegas San Martín, O’Higgins e Iturbide han probado su mala suerte por no haber amado la libertad y, por lo mismo, no quiero que una leve sospecha me haga padecer como a ellos.
Alfonso Rumazo González (Antonio José de Sucre, Gran Mariscal de Ayacucho (Spanish Edition))
The generality of Mexicans refused the constitution, and the commander of the Spanish army in Mexico, General Agustin de Iturbide united with General Vicente Guerrero, commander of the insurgents (what remained of revolutionary forces launched by Fr. Hidalgo in 1810), in declaring the independence of Mexico. Thus, unlike the rest of Latin America, where independence came as the result of direct assaults on altar and throne by men like Bolivar, it was brought about in Mexico to defend them. Iturbide and Guerrero produced on February 24, 1821 the Plan of Iguala (from the town where it was proclaimed). This plan had three guarantees: 1) Mexico was to be an independent monarchy—under a Spanish or some other European prince; 2) Native and foreign-born Spanish were to be equal; and 3) Catholicism was to be the religion of the state and no others were to be tolerated. The following August 24, the Viceroy, Don Juan O’Donoju surrendered, and Mexico became an independent empire. No European prince would accept the throne, however, and so Iturbide became Emperor Agustin I on May 19, 1822. But influences from the north opposed the idea of a Catholic Mexican Empire; these inspired certain elements to back Antonio Lopez de Santa Ana against Agustin, who was deposed on March 19, 1823, and went into exile. He returned a year later, attempted unsuccessfully to regain the throne, and was executed. The next year saw the appointment of Joel Poinsett as first American Consul in Mexico. In this country, Poinsett is remembered as the importer of Poinsettia, which is so much a part of our Christmas celebrations. But in Mexico he is recalled as the originator of “Poinsettismo,” as the interference of the United States in the internal affairs of Mexico is often called there. He introduced the Masonic lodges into Mexico, and helped organize and strengthen the anti-clerical Liberal Party. From that day to this, the Mexican Liberals have always looked to the United States for assistance in battling the pro-Catholic Conservatives.
Charles A. Coulombe (Puritan's Empire: A Catholic Perspective on American History)