Haya Quotes

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Soy de donde haya alguien que sonría, que me de la mano, que me bese. Soy de donde son los que resisten, sobreviven, los que se quitan un pedazo de pan de la boca para dárselo al otro. De allí soy. Allí me encuentro.
Benito Taibo (Persona Normal)
Donde haya un árbol que plantar, plántalo tú. Donde haya un error que enmendar, enmiéndalo tú. Donde haya un esfuerzo que todos esquivan, hazlo tú. Sé tú el que aparta la piedra del camino.
Gabriela Mistral
Detrás de este triste espectáculo de palabras, tiembla indeciblemente la esperanza de que me leas, de que no haya muerto del todo en tu memoria...
Julio Cortázar (Papeles inesperados)
Al atravesar un periodo difícil, recuerda: aunque hayas perdido grandes batallas, sobreviviste y estás ahí.
Paulo Coelho (Manuscrito encontrado em Accra)
No conocerás el miedo. El miedo mata la mente. El miedo es la pequeña muerte que conduce a la destrucción total. Afrontaré mi miedo. Permitiré que pase sobre mí y a través de mí. Y cuando haya pasado girare mi ojo interior para escrutar su camino. Allá donde haya pasado el miedo ya no habrá nada. Solo estare yo.
Frank Herbert (Dune (Dune, #1))
—La vida es increíble y quien no se haya dado cuenta de lo mágica y lo impredecible que es, es que está muerto en vida.
Lena Valenti (El libro de Miya (Saga Vanir, #5))
No es que haya que vivir, puesto que la vida nos es fatalmente dada... la vida se vive a sí misma, nos guste o no.
Julio Cortázar (Hopscotch)
Y cuando te hayas consolado (uno siempre termina por consolarse) te alegrarás de haberme conocido
Antoine de Saint-Exupéry (El Principito)
Mi táctica es mirarte aprender como sos quererte como sos mi táctica es hablarte y escucharte construir con palabras un puente indestructible mi táctica es quedarme en tu recuerdo no sé cómo ni sé con qué pretexto pero quedarme en vos mi táctica es ser franco y saber que sos franca y que no nos vendamos simulacros para que entre los dos no haya telón ni abismos mi estrategia es en cambio más profunda y más simple mi estrategia es que un día cualquiera no sé cómo ni sé con qué pretexto por fin me necesites
Mario Benedetti
Mientras la humanidad siempre avanzando, No sepa a do camina; Mientras haya un misterio para el hombre, ¡Habrá poesía!
Gustavo Adolfo Bécquer (Rimas)
Cualquier persona que haya estado enamorada conoce la diferencia entre el eros y la lujuria. No hay comparación. La segunda es una sombra del primero, una sombra vacía y frustrante.
Sylvain Reynard (Gabriel's Rapture (Gabriel's Inferno, #2))
Cuando pierdes el tiempo al teléfono, cuando los minutos pasan sin que te des cuenta, cuando las palabras no tinen sentido, cuando piensas que si alguien te escuchara creería que estás loco, cuando ninguno de los dos tiene ganas de colgar, cuando después de que ella ha colgado compruebas que lo haya hecho de verdad, entonces estás perdido. O mejor dicho, estás enamorado, lo que, en realidad, es lo mismo...
Federico Moccia (Ho voglia di te (Tre metri sopra il cielo #2))
Le debo a Ezequiel el haberme enseñada que la vida no es más que eso: asomar la cabeza, para ver que pasa afuera, aunque haya tormenta.
Antonio Santa Ana (Los ojos del perro siberiano)
Quiero dormir un rato, un rato, un minuto, un siglo; pero que todos sepan que no he muerto; que haya un establo de oro en mis labios; que soy un pequeño amigo del viento Oeste; que soy la sombra inmensa de mis lágrimas
Federico García Lorca
Me sonríe lentamente con una sonrisa que probablemente haya inventado para derretir los corazones de todas las chicas del planeta -Brit
Simone Elkeles (Perfect Chemistry (Perfect Chemistry, #1))
Asombra que yo no haya abandonado aún todas mis esperanzas, puesto que parecen absurdas e irrealizables. Sin embargo, me aferro a ellas a pesar de todo, porque sigo creyendo en la bondad innata del hombre.
Anne Frank (Diario)
El conocimiento de la verdad no alivia la tristeza que sentimos al perder a un ser querido. Ni la verdad, ni la sinceridad, ni la fuerza, ni el cariño son capaces de curar esa tristeza. Lo único que puede hacerse es atravesar este dolor esperando aprender algo de él, aunque todo lo que uno haya aprendido no le sirva para nada la próxima vez que la tristeza lo visite de improviso.
Haruki Murakami (Norwegian Wood)
No sé si tu alma está atrapada en la religión o en cualquier otra secta. Quizás haya ciertas áreas de tu vida que aún no han experimentado la verdadera libertad. Hay un Dios con los brazos abiertos que quiere hacerte totalmente libre.
John Ramirez (FUERA DEL CALDERO DEL DIABLO (Spanish Edition))
Desgraciado quien no haya amado mas que cuerpos, formas y apariencias. La muerte le arrebatara todo. Procurad amar las almas y un dia las volvereis a encontrar.
Victor Hugo
La lectura es aventura, escape, entretenimiento, infinito. La realidad es dura, cruda, asfixiante, cerrada y limitada. ¿Para qué buscar realidad en un libro si ya lidiamos todos los días con ella? Está ahí, dictando que algo azul solo debe ser azul, exigiendo que algo redondo solo sea redondo. ¿Qué pasa si yo quiero que el color sea verde o la forma sea triangular? ¿O qué pasa si yo no quiero que haya color alguno ni forma alguna? No, no hay nada interesante en lo real. Si leo es porque quiero olvidarme durante un rato de esta aburrida y cuadrada humanidad.
Alex Mírez (Perfectos mentirosos (Perfectos mentirosos, #1))
Ya lo dijo Teccam: no hay hombre valiente que nunca haya caminado cien kilómetros. Si quieres saber quién eres, camina hasta que no haya nadie que sepa tu nombre. Viajar nos pone en nuestro sitio, nos enseña más que ningún maestro, es amargo como una medicina, cruel como un espejo. Un largo tramo de camino te enseñará más sobre ti mismo que cien años de silenciosa introspección." - Kvothe
Patrick Rothfuss (The Wise Man’s Fear (The Kingkiller Chronicle, #2))
Quien sea que haya inventado la frase «El tiempo cura todas las heridas», era alguien que había probado apenas el borde la navaja. Ni hablar de una daga completa.
Lissa D'Angelo (Fijación)
Es falso que haya calma antes de la tormenta. Antes de la tormenta hay tensión muda, expectación. Antes de la tormenta lo único que deseas es que te pille a cubierto.
Concepción Perea (La corte de los espejos (La corte de los espejos, #1))
Hay aire y sol, hay nubes. Allá arriba un cielo azul y detrás de él tal vez haya canciones; tal vez mejores voces...Hay esperanza, en suma. Hay esperanza para nosotros, contra nuestro pesar.
Juan Rulfo (Pedro Páramo)
—Tu cumpleaños es el diecisiete de diciembre. —Y el tuyo es el veinticuatro de diciembre. —Es decir que, desde que nací, no ha habido un solo segundo en que tú no hayas estado en este mundo.
Kyōichi Katayama (Socrates In Love)
Sé que tal vez nunca estarás tangiblemente a mi lado, pero también sé que nunca te irás. Eres el aire, el cielo, el agua, eres la sed de cariño que el creador sembró en mi corazón, eres la definición del amor, aunque jamás haya podido definirse ni pueda hacerse nunca: definir es limitar y el amor no tiene límites.
Carlos Cuauhtémoc Sánchez (Los ojos de mi princesa (Los ojos de mi princesa, #1))
¿Tenés idea de la cantidad de eventos, circunstancias y decisiones que tuvieron que haberse dado para que yo lo haya escrito y para que vos lo estés leyendo ahora? Son tantas las coincidencias que debieron complotarse, que hasta parecería un capricho del Destino que hoy nos estemos comunicando a través de estas líneas. Un infinitésimo cambio en ese aglomerado de circunstancias y todo hubiese sido muy diferente…
Gonzalo Guma (Equinoccio. Susurros del destino)
La mayoría de los mortales nunca llegamos a conocer nuestro verdadero destino; simplemente somos atropellados por él. Para cuando levantamos la cabeza y lo vemos alejarse por la carretera ya es tarde, y el resto del camino lo tenemos que hacer por la cuneta de aquello que los soñadores llaman la madurez. La esperanza no es más que la fe de que ese momento no haya llegado todavía, de que acertemos a ver nuestro verdadero destino cuando se acerque y podamos saltar a bordo antes de que la oportunidad de ser nosotros mismos se desvanezca para siempre y nos condene a vivir de vacío, añorando lo que debió ser y nunca fue.   Alicia
Carlos Ruiz Zafón (El laberinto de los espíritus)
Cuando llegas al final de tu vida y ves como te acercas a la eternidad, lo unico que importa es que hayas querido de todo corazon a tus seres queridos, nada mas.
Penelope J. Stokes (Heartbreak Cafe)
Quizá me haya acostumbrado tanto a las mentiras, que la verdad me suena indecentemente falsa. Pero bueno.
Irvine Welsh (Trainspotting (Mark Renton, #2))
Una casa es cualquier lugar donde haya una mamá gritando.
Lorena Salazar Masso (Esta herida llena de peces (Spanish Edition))
La verdad es lo que te hará libre. Pero no hasta que haya acabado contigo.
David Foster Wallace (Infinite Jest)
La forma en que me mira. La forma en que me habla. No estoy segura de que alguien me haya hecho sentir tan hermosa como él me hace sentir cuando me mira.
Colleen Hoover (All Your Perfects)
Mi táctica es mirarte aprender como sos quererte como sos Mi táctica es hablarte y escucharte construir con palabras un puente indestructible Mi táctica es quedarme en tu recuerdo no sé cómo ni sé con qué pretexto pero quedarme en vos Mi táctica es ser franco y saber que sos franca y que no nos vendamos simulacros para que entre los dos no haya telón ni abismos Mi estrategia es en cambio más profunda y más simple Mi estrategia es que un día cualquiera no sé cómo ni sé con qué pretexto por fin me necesites.
Mario Benedetti (Inventario uno: Poesía completa, 1950-1985)
-No me importa lo que digan por ahi, Cali -replicó Tabit -. Todos tenemos un pasado; lo que verdaderamente cuenta es lo que somos ahora, y lo que queremos ser en el futuro. Lo que hayas hecho antes... es asunto tuyo; es tu vida y no tengo derecho a entrometerme en ella.
Laura Gallego (El libro de los portales)
...no es cuestión de dejar de vivir solo porque hayas perdido a alguien.
S.E. Hinton (The Outsiders)
Le debo a Ezequiel el haberme enseñado que la vida no es más que eso: asomar la cabeza para ver que pasa afuera, aunque haya tormenta.
Antonio Santa Ana (Los ojos del perro siberiano)
Tal vez tú puedas permitirte el lujo de esperar. Tal vez para ti haya un mañana. Tal vez para ti haya mil mañanas, o tres mil, o diez mil, y te quede tanto tiempo que puedas bañarte en él, entretenerte, dejar que se te escurra entre los dedos. Tanto tiempo que puedas desperdiciarlo. Pero para otras personas, solo queda un hoy. ¿Y sabes qué? Es imposible saber a cuál de los dos grupo perteneces
Lauren Oliver (Before I Fall)
en algún lugar al que nunca he viajado, gozosamente más allá de cualquier experiencia, tus ojos tienen su silencio: en tu gesto más frágil hay cosas que me abarcan, o que no puedo tocar porque están demasiado cerca tu mirada más leve me abrirá fácilmente aunque me haya cerrado como dedos, siempre me abres pétalo tras pétalo como la Primavera abre (tocando hábilmente, misteriosamente) su primera rosa o si tu deseo fuera cerrarme, yo y mi vida nos cerraremos muy bellamente, súbitamente, como cuando el corazón de esta flor imagina la nieve cayendo cuidadosa por doquier; nada que hayamos de percibir en este mundo iguala la fuerza de tu intensa fragilidad: cuya textura me domina con el color de sus campos, trayendo muerte y eternidad con cada respiro (yo no sé qué hay en ti que puede cerrar y abrir; apenas algo en mí comprende que la voz de tus ojos es más profunda que todas las rosas) nadie, ni siquiera la lluvia, tiene manos tan pequeñas
E.E. Cummings
Si quieres saber quién eres, camina hasta que no haya nadie que sepa tu nombre. Viajar nos pone en nuestro sitio, nos enseña más que ningún maestro, es amargo como una medicina, cruel como un espejo. Un largo tramo de camino te enseñará más sobre tí mismo que cien años de silenciosa introspección.
El Temor de un Hombre Sabio (pag. 1017) - Patrick Rothfuss
¿No está enojado? –Estoy contento, –dijo. –Ellos van a ser capaces de cuidar uno del otro cuando yo me haya ido, o por lo menos puedo esperar eso. Él dice que ella no lo ama, pero seguramente ella llegara a amarlo con el tiempo. Will es fácil de amar y él le ha dado todo su corazón. Lo puedo ver. Espero que no se lo rompa.
Cassandra Clare
... La naturaleza es hermosa, que la vida es un deber, que la muerte no es fea, que nadie debe estar triste ni acobardarse mientras haya libros en las librerías, y luz en el cielo, y amigos, y madres.
José Martí (La edad de oro)
Quien no haya pasado tardes enteras delante de un libro, con las orejas ardiéndole y el pelo caído por la cara, leyendo y leyendo, olvidado del mundo y sin darse cuenta de que tenía hambre o se estaba quedando helado... Quien nunca haya leído en secreto a la luz de una linterna, bajo la manta, porque Papá o Mamá o alguna otra persona solícita le ha apagado la luz con el argumento bien intencionado de que tiene que dormir, porque mañana hay que levantarse tempranito... Quien nunca haya llorado abierta o disimuladamente lágrimas amargas, porque una historia maravillosa acaba y había que decir adiós a personajes con los que había corrido tantas aventuras, a los que quería y admiraba, por los que había temido y rezado, y sin cuya compañía la vida le parecería vacía y sin sentido… Quien no conozca todo esto por propia experiencia, no podrá comprender...
Michael Ende (The Neverending Story)
Mi dolor es constante e intenso y no espero que haya un mundo mejor para nadie. De hecho quiero que mi dolor le sea inflingido a otros.
Bret Easton Ellis (American Psycho)
Generalmente, los animales son tristes. Y cuando un hombre está muy triste, no se debe a que tenga dolor de muelas o haya perdido dinero, sino porque alguna vez por un momento se da cuenta de cómo es todo, cómo es la vida y está justamente triste; entonces se parece siempre un poco a un animal: tiene un aspecto de tristeza, pero es más justo y más bello que nunca.
Hermann Hesse (El lobo estepario)
Hay intimidad en el dolor. Cualquiera que haya consolado a alguien que sufre lo sabe —la indefensa ternura, los abrazos y susurros, y el lento balanceo conjunto mientras dos se vuelven uno contra el enemigo, el dolor—.
Laini Taylor (Days of Blood & Starlight (Daughter of Smoke & Bone, #2))
Que levante la mano quien no haya confundido nunca el miedo con el odio, la amistad con el amor, las ganas de querer con el enamoramiento, los nervios con el hambre, el aburrimiento con el sueño, el cariño con la pena...
Begoña Oro (Croquetas y wasaps)
Si vas a intentarlo, que sea a fondo. Si no, mejor que ni empieces. Puede que pierdas familia, mujer, amistad, trabajos y hasta la cabeza. Puede que no comas en días, puede que te congeles en un banco de la calle. No importa. Es una prueba de resistencia para saber que puedes hacerlo. Y lo harás. A pesar del rechazo y de la incertidumbre, será mejor que cualquier cosa que hayas imaginado. Te sentirás a solas con los dioses, y las noches arderán en llamas. Cabalgarás la vida hasta la risa perfecta. Es la única batalla que cuenta.
Charles Bukowski
Espero que en algún lugar haya otro ser humano que haya sentido alguna vez lo que estoy sintiendo ahora... y también espero que este ser humano no esté encerrado en La Castañeda o en el San Bernardino.
Odin Dupeyron (¿Nos tomamos un café?)
Pero por un instante, fue real. La chispa seguía viva. Cuando me besó y me acarició, la electricidad seguía estando allí. Tiene que haberla sentido él también. Es imposible que haya existido sólo en mi cabeza.
Sylvain Reynard (Gabriel's Inferno (Gabriel's Inferno, #1))
Lo que más odio": La crueldad con la gente y con los animales, la violencia, los gritos, la presunción, los abusos de los hermanos mayores, la aritmética, que haya quienes no tienen para comer mientras otros se quedan con todo; encontrar dientes de ajo en el arroz o en los guisados; que poden los árboles o los destruyan; ver que tiren el pan a la basura.
José Emilio Pacheco (Las batallas en el desierto)
¿Qué te parece si te llamo cuando lo haya leído? —le pregunté. No tienes mi número de teléfono. Tengo la firme sospecha de que lo has anotado en el libro. Sonrió de oreja a oreja. Y luego dices que no nos conocemos
John Green (The Fault in Our Stars)
Lo que hay después de la muerte me da miedo. Y aún me da más miedo que después no haya nada. Y me da miedo Dios, que es omnipotente. Y me dan miedo el mal y el dolor.
Alessandro D'Avenia (Bianca come il latte, rossa come il sangue)
Soñando sueños que ningún mortal se haya atrevido jamás a soñar.
Edgar Allan Poe
Las cosas existen mientras haya quien que las recuerde.
Jodi Picoult (Nineteen Minutes)
Es probable que haya que tomar decisiones, y sorpresas te deparan. La vida nos lleva a lugares insospechados a veces. El futuro nunca está escrito en piedra, recuerda eso.
Erin Morgenstern (The Night Circus)
Es preciso que entre las cosas pensadas y las cosas no haya más diferencias. Entonces seremos felices.
Italo Calvino
Habrá otras crisis en el porvenir, cuando el poder del dinero se haya convertido en una fuerza muerta como es ahora la religión.
Isaac Asimov (Trilogía de la fundación)
Espero que disfrutes conociéndola. Y cuando hayas acabado de leer, espero que alguna parte de su historia permanezca contigo. Espero que la recuerdes.
V.E. Schwab (La vida invisible de Addie LaRue)
Podrás salvarlo cuando hayas podido salvarte a ti mismo.
Matthew Dicks (Memoirs of an Imaginary Friend)
Mira a todos a tu alrededor y ve lo que hemos hecho de nosotros y de eso considerado como victoria nuestra de cada día. No hemos amado por encima de todas las cosas. No hemos aceptado lo que no se entiende porque no queremos pasar por tontos. Hemos amontonado cosas y seguridades por no tenernos el uno al otro. No tenemos ninguna alegría que no haya sido catalogada. Hemos construido catedrales y nos hemos quedado del lado de afuera, pues las catedrales que nosotros mismos construimos tememos que sean trampas. No nos hemos entregado a nosotros mismos, pues eso sería el comienzo de una vida larga y la tememos. Hemos evitado caer de rodillas delante del primero de nosotros que por amor diga: tienes miedo. Hemos organizado asociaciones y clubs sonrientes donde se sirve con o sin soda. Hemos tratado de salvarnos, pero sin usar la palabra salvación para no avergonzarnos de ser inocentes. No hemos usado la palabra amor para no tener que reconocer su contextura de odio, de amor, de celos y de tantos otros opuestos. Hemos mantenido en secreto nuestra muerte para hacer posible nuestra vida. Muchos de nosotros hacen arte por no saber cómo es la otra cosa. Hemos disfrazado con falso amor nuestra indiferencia, sabiendo que nuestra indiferencia es angustia disfrazada. Hemos disfrazado con el pequeño miedo el gran miedo mayor y por eso nunca hablamos de lo que realmente importa. Hablar de lo que realmente importa es considerado una indiscreción. No hemos adorado por tener la sensata mezquindad de acordarnos a tiempo de los falsos dioses. No hemos sido puros e ingenuos para no reírnos de nosotros mismos y para que al fin del día podamos decir «al menos no fui tonto» y así no quedarnos perplejos antes de apagar la luz. Hemos sonreído en público de lo que no sonreiríamos cuando nos quedásemos solos. Hemos llamado debilidad a nuestro candor. Nos hemos temido uno al otro, por encima de todo. Y todo eso lo consideramos victoria nuestra de cada día.
Clarice Lispector (Aprendizaje o El libro de los placeres)
—Esa primera noche, me di cuenta de que nunca conocería a una chica como tú. Pero te mereces a alguien que haya esperado por ti tanto como tú has esperado por él. Y no importa cuanto yo desee ser ese chico, no puedo, Harper.
Molly McAdams (Taking Chances (Taking Chances, #1))
Los niños son la gran esperanza, y aunque todavía haya quienes desacrediten sus fantasías, todo estaría indicando que los únicos capaces de construir un mundo mejor podrían ser tan solo aquellos que hoy están jugando a un mundo mejor.
Maria Cecilia Lopez (La Busqueda de La Espada Magica (Spanish Edition))
Quien quiera que sea, me gusta. Es fácil para mi admitirlo ahora, en la oscuridad, después de todo lo que pasó. No es dulce, gentil o particularmente amable. Pero es astuto y valiente, y aunque me haya salvado, me trata como si yo fuese fuerte. Eso es todo lo que necesito saber".
Veronica Roth (Divergent (Divergent, #1))
No intentes enterrar el dolor: se extenderá a través de la tierra, bajo tus pies; se filtrará en el agua que hayas de beber y te envenenará la sangre. Las heridas se cierran, pero siempre quedan cicatrices más o menos visibles que volverán a molestar cuando cambie el tiempo, recordándote en la piel su existencia, y con ella el golpe que las originó. Y el recuerdo del golpe afectará a decisiones futuras, creará miedos inútiles y tristezas arrastradas, y tú crecerás como una criatura apagada y cobarde. ¿Para qué intentar huir y dejar atrás la ciudad donde caíste? ¿Por la vana esperanza de que en otro lugar, en un clima más benigno, ya no te dolerán las cicatrices y beberás un agua más limpia? A tu alrededor se alzarán las mismas ruinas de tu vida, porque allá donde vayas llevarás a la ciudad contigo. No hay tierra nueva ni mar nuevo, la vida que has malogrado malograda queda en cualquier parte del mundo.
Lucía Etxebarria (Beatriz y los cuerpos celestes)
«Porque la simple idea de que me hayas olvidado, como si fuera un archivo inservible, y me hayas arrastrado hasta el icono de papelera de reciclaje de tu cerebro, hace que tenga pesadillas que me producen la misma ansiedad que soñar que estoy desnuda en medio de la calle con todo el mundo mirándome.»
Mhairi McFarlane (You Had Me At Hello (You Had Me At Hello, #1))
En el mismo comienzo del Génesis está escrito que Dios creó al hombre para confiarle el dominio sobre los pájaros, los peces y los animales. Claro que el Génesis fue escrito por un hombre y no por un caballo. No hay seguridad alguna de que Dios haya confiado efectivamente al hombre el dominio de otros seres. Más bien parece que el hombre inventó a Dios para convertir en sagrado el dominio sobre la vaca y el caballo, que había usurpado.
Milan Kundera (The Unbearable Lightness of Being)
«Yo la conozco desde hace más tiempo», decía mi sonrisa. «Sí, tú has estado entre sus brazos, has probado el sabor de su boca, has sentido su calor, y eso es algo que yo nunca he tenido. Pero hay una parte de ella que es solo para mí. Tú no puedes tocarla, por mucho que te esfuerces. Y cuando te deje, yo seguiré estando aquí, haciéndola reír. Y mi luz brillará en ella. Yo seguiré estando aquí mucho después de que ella haya olvidado tu nombre.»
Patrick Rothfuss (The Name of the Wind (The Kingkiller Chronicle, #1))
Cada vez que espero una respuesta me horroriza la idea de que no la haya y también de que llegue. Todo resulta luego un desastre, pero mientras está todo por suceder tengo la impresión de la absoluta limpieza y la infinita posibilidad. Me siento como con quince años, no me cabe el escepticismo, es raro. No puedo evitar hacerme ilusiones. (...) Por eso el estado perfecto es el de la espera y el de la ignorancia, lo malo es que si supiera que ese estado iba a durar indefinidamente entonces ya no me gustaría tampoco.
Javier Marías (A Heart So White)
Me llamo Kvothe, que se pronuncia «cuouz». Los nombres son importantes porque dicen mucho sobre la persona. He tenido más nombres de los que nadie merece. Los Adem me llaman Maedre. Que, según como se pronuncie, puede significar la Llama, el Trueno o el Árbol Partido Mi primer mentor me llamaba E’lir porque yo era listo y lo sabía. Mi primera amante me llamaba Dulator porque le gustaba cómo sonaba. Me han llamado Kvothe el Sin Sangre, Kvothe el Arcano y Kvothe el Asesino de Reyes. Todos esos nombres me los he ganado. Los he comprado y he pagado por ellos. Pero crecí siendo Kvothe. Una vez mi padre me dijo que significaba «saber». He robado princesas a reyes agónicos. Incendié la ciudad de Trebon. He pasado la noche con Felurian y he despertado vivo y cuerdo. Me expulsaron de la Universidad a una edad a la que a la mayoría todavía no los dejan entrar. He recorrido de noche caminos de los que otros no se atreven a hablar ni siquiera de día. He hablado con dioses, he amado a mujeres y he escrito canciones que hacen llorar a los bardos. Quizá hayas oído hablar de mí.
Patrick Rothfuss (The Name of the Wind (The Kingkiller Chronicle, #1))
Llamar a Vikki una cualquiera o una perra era como llamar a alguien la Duff. Era insultante y doloroso, y era uno de esos títulos que solo alimentaban un miedo interno que toda chica debió tener de tiempo en tiempo. Sucia, perra, mojigata, idiota. Eran todos lo mismo. Toda chica se siente como si una de estas etiquetas sexistas la haya descrito hasta cierto punto.
Kody Keplinger (The DUFF: Designated Ugly Fat Friend (Hamilton High, #1))
-Ángel, confía en mí esta fue la cosa más caliente que me haya sucedido. Solo vos, me haces sentir diferente. Incluso besarte es diferente, es mil veces mejor que cualquier cosa que haya sentido antes. Haces que mi cuerpo queme en todas las partes en donde me tocas. No puedo explicarlo.
Kirsty Moseley (The Boy Who Sneaks in My Bedroom Window (The Boy Who Sneaks in My Bedroom Window, #1))
No hace falta que lo hayas vivido antes para reconocerlo, no es necesario. Hay un instante, un hecho, un gesto, una llamada, una palabra que lo cambia todo. Y cuando ocurre, cuando llega, cuando es pronunciada, rompe el timón con el que habías creído gobernar tu vida y arrasa los ilusos planes que habías ideado para el mañana mostrándote la realidad.
Dolores Redondo (Trilogía del Baztán: El guardián invisible / Legado en los huesos / Ofrenda a la tormenta (Trilogía del Baztán #1-3))
Una historia es un laberinto infinito de palabras, imágenes y espíritus conjurados para desvelarnos la verdad invisible sobre nosotros mismos. Una historia es, en definitiva, una conversación entre quien la narra y quien la escucha, y un narrador solo puede contar hasta donde le llega el oficio y un lector solo puede leer hasta donde lleva escrito en el alma. Esa es la regla maestra que sostiene todo artificio de papel y tinta, porque cuando se apagan las luces, se silencia la música y se vacía el patio de butacas, lo único que importa es el espejismo que ha quedado grabado en el teatro de la imaginación que alberga todo lector en su mente. Eso y la esperanza que todo hacedor de cuentos lleva dentro: que el lector haya abierto su corazón a alguna de sus criaturas de papel y le haya entregado algo de sí mismo para hacerla inmortal, aunque solo sea por unos minutos.
Carlos Ruiz Zafón (El laberinto de los espíritus (El cementerio de los libros olvidados, #4))
Ayer volví, después de tantos años, al río. El agua, las piedras, los árboles, el viento, son los mismos. Yo ya no soy el mismo. Ya no me pregunto cómo será mis destino. Le debo a Ezequiel el haberme enseñado que la vida no es más que eso: asomar la cabeza, para ver qué pasa afuera, aunque haya tormenta. Y una Suite de Bach.
Antonio Santa Ana (Los ojos del perro siberiano)
Respecto a los perros, nadie que no haya convivido con ellos conocerá nunca, a fondo, hasta dónde llegan las palabras generosidad, compañía y lealtad. Nadie que no haya sentido en el brazo un hocico húmedo intentando interponerse entre el libro que estás leyendo y tú, en demanda de una caricia, o haya contemplado esa noble cabeza ladeada, esos ojos grandes, oscuros, fieles, mirar en espera de un gesto o una simple palabra, podrá entender del todo lo que me crepitó en la sangre cuando leí aquellas líneas; eso de que en las peleas de perros, el animal, si su amo está con él, lo da todo.
Arturo Pérez-Reverte (Perros e hijos de perra (Spanish Edition))
Tengo, del mismo modo, que confesarte de una manera dulce que te he olvidado, que tus fotos son una caricia del pasado pero en mi mañana ya no te miro, que he aprendido que recordarte no es más que un beso a mi herida para que no se sienta tan sola como yo cuando me la hiciste, que aquí hace tiempo que ya es primavera aunque haya días de tormentas torrenciales pero mírame: he aprendido a bailar -quién lo diría, amor, con esta vida que llevo tan llena de tropiezos-.
Elvira Sastre (Baluarte)
La vida es esencialmente injusta. De eso no cabe la menor duda. Pero creo que incluso de las situaciones injustas es posible extraer lo que de "justicia" haya en ellas. Puede que ello cueste tiempo y esfuerzo. Y puede que ese tiempo y esfuerzo sean en vano. Decidir si merece o no la pena intentar extraer esa "justicia" es algo que, queda al criterio de cada uno.
Haruki Murakami (What I Talk About When I Talk About Running)
—Si lo piensas, cuando tienes diecinueve años también tienes dieciocho, y diecisiete, y dieciséis, y quince, catorce, trece, doce, once... Hasta un año. Te pasas la vida despertando la mañana de tu cumpleaños esperando sentirte distinto, pero no. Todo sigue igual que ayer. Y no sientes que hayas cumplido diecinueve años, te sientes como dieciocho. Pero también los tienes. Por eso habrá días que dirás algo estúpido y esa será la parte de ti que todavía tiene diez años. O quizás algún día necesites buscar los brazos de tu madre porque estás asustada, y esa es la parte de ti que tiene cinco años. Y por eso, quizás, cuando seamos adultos, también necesitaremos llorar como si tuviéramos tres años. Y está bien. A veces necesitamos llorar porque nos sentimos niños. —Y a veces porque sentimos que ya no lo somos.
Beatriz Esteban (Aunque llueva fuego)
Hay libros que tenemos a nuestro lado veinte años sin leerlos, libros de los que no nos alejamos, que llevamos de una ciudad a otra, de un país a otro, cuidadosamente empaquetados, aunque haya muy poco sitio, y que tal vez hojeamos en el momento de sacarlos de la maleta; sin embargo, nos guardamos muy bien de leer aunque sólo sea una frase completa. Luego, al cabo de veinte años, llega un momento en el que, de repente, como si estuviéramos bajo la presión de un imperativo superior, no podemos hacer otra cosa que coger un libro de estos y leerlo de un tirón, de cabo a rabo: este libro actúa como una revelación. En aquel momento sabemos por qué le hemos hecho tanto caso. Tenía que ocupar sitio; tenía que ser una carga, y ahora ha llegado a la meta de su viaje; ahora levanta su vuelo; ahora ilumina los veinte años transcurridos en los que ha vivido mudo a nuestro lado. No hubiera podido decir tantas cosas si no hubiera estado mudo durante este tiempo, y qué imbécil se atrevería a afirmar que en el libro hubo siempre lo mismo.
Elias Canetti
Tú me quieres alba, Me quieres de espumas, Me quieres de nácar. Que sea azucena Sobre todas, casta. De perfume tenue. Corola cerrada Ni un rayo de luna Filtrado me haya. Ni una margarita Se diga mi hermana. Tú me quieres nívea, Tú me quieres blanca, Tú me quieres alba. Tú que hubiste todas Las copas a mano, De frutos y mieles Los labios morados. Tú que en el banquete Cubierto de pámpanos Dejaste las carnes Festejando a Baco. Tú que en los jardines Negros del Engaño Vestido de rojo Corriste al Estrago. Tú que el esqueleto Conservas intacto No sé todavía Por cuáles milagros, Me pretendes blanca (Dios te lo perdone), Me pretendes casta (Dios te lo perdone), ¡Me pretendes alba! Huye hacia los bosques, Vete a la montaña; Límpiate la boca; Vive en las cabañas; Toca con las manos La tierra mojada; Alimenta el cuerpo Con raíz amarga; Bebe de las rocas; Duerme sobre escarcha; Renueva tejidos Con salitre y agua; Habla con los pájaros Y lévate al alba. Y cuando las carnes Te sean tornadas, Y cuando hayas puesto En ellas el alma Que por las alcobas Se quedó enredada, Entonces, buen hombre, Preténdeme blanca, Preténdeme nívea, Preténdeme casta.
Alfonsina Storni (Antología poética)
He llegado a la conclusión de que no hay reglas fijas en la vida. Haz lo que tengas que hacer para sobrevivir. Si eso significa huir del amor de tu vida para preservar tu salud mental, hazlo. Si eso significa romper el corazón de alguien para no romper el tuyo; hazlo. La vida es complicada, demasiado para que haya absolutos. Estamos todos tan rotos. Escoge una persona, sacúdelos y escucharás el ruido de sus pedazos rotos. Piezas que nuestros padres rompieron, o nuestras madres o nuestros amigos, desconocidos, o nuestros amores. Olivia ha dejado de sonar tanto como solía hacerlo. El amor es una herramienta dada por Dios, me dice. Atornilla las cosas en el lugar que están sueltas, y realizas limpieza de todas las piezas rotas que no necesitas más.
Tarryn Fisher (Thief (Love Me with Lies, #3))
Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis: si con ansia sin igual solicitáis su desdén, ¿por qué queréis que obren bien si las incitáis al mal? Cambatís su resistencia y luego, con gravedad, decís que fue liviandad lo que hizo la diligencia. Parecer quiere el denuedo de vuestro parecer loco el niño que pone el coco y luego le tiene miedo. Queréis, con presunción necia, hallar a la que buscáis, para pretendida, Thais, y en la posesión, Lucrecia. ¿Qué humor puede ser más raro que el que, falto de consejo, él mismo empaña el espejo, y siente que no esté claro? Con el favor y desdén tenéis condición igual, quejándoos, si os tratan mal, burlándoos, si os quieren bien. Siempre tan necios andáis que, con desigual nivel, a una culpáis por crüel y a otra por fácil culpáis. ¿Pues como ha de estar templada la que vuestro amor pretende, si la que es ingrata, ofende, y la que es fácil, enfada? Mas, entre el enfado y pena que vuestro gusto refiere, bien haya la que no os quiere y quejaos en hora buena. Dan vuestras amantes penas a sus libertades alas, y después de hacerlas malas las queréis hallar muy buenas. ¿Cuál mayor culpa ha tenido en una pasión errada: la que cae de rogada, o el que ruega de caído? ¿O cuál es más de culpar, aunque cualquiera mal haga: la que peca por la paga, o el que paga por pecar? Pues ¿para qué os espantáis de la culpa que tenéis? Queredlas cual las hacéis o hacedlas cual las buscáis. Dejad de solicitar, y después, con más razón, acusaréis la afición de la que os fuere a rogar. Bien con muchas armas fundo que lidia vuestra arrogancia, pues en promesa e instancia juntáis diablo, carne y mundo.
Juana Inés de la Cruz
No se debe oponer resistencia a la corriente: hay que ir hacia arriba cuando hay que ir hacia arriba, y hacia abajo cuando hay que ir hacia abajo. Cuando debas ir hacia arriba, busca la torre más alta y sube hasta la cúspide. Cuando debas ir hacia abajo, busca el pozo más profundo y desciende hasta el fondo. Cuando no haya corriente, quédate inmóvil. Si te opones a la corriente todo se seca, el mundo se ve envuelto por las tinieblas. "Yo soy yo, él es yo, atardecer de otoño" Cuando renuncias a mi, yo existo.
Haruki Murakami (The Wind-Up Bird Chronicle)
En fin, lo que quiero decires esto: tal vez tú puedas permitirte el lujo de esperar. Tal vez para ti haya un mañana. Tal vez para ti haya mil mañanas, o tres mil, o diez mil, y que te quede tanto tiempo que puedas bañarte en él, entretenerte, dejar que se te escurra entre los dedos. Tanto tiempo que puedas desperdiciarlo. Pero para otras personas, solo queda un hoy. ¿Y sabes qué? Es imposible saber a cuál de los dos grupos perteneces.
Lauren Oliver (Before I Fall)
Jude resopló. —Sí, bueno, sólo para que lo sepas, no hay muchas mujeres aquí que no me dejarían hacerles lo que sea que jodidamente quiera. No hay escasez de Adrianas en el mundo, Luce.-Se detuvo, tomando un par de respiraciones mientras yo trataba de no calcular mentalmente el número de mujeres a las que les gustaría acostar a Jude cada noche de la semana—. ¿Pero sabes lo que me hace decir que no cada vez? ¿Sabes lo que me hace inmune a cada mujer y a cualquier estratagema que aplique sobre mí? —No esperó mi respuesta. —Tú, Luce —dijo, su voz cansada—. Puede que no haya escasez de Adrianas por ahí, pero sólo hay una tú. Y esa es la persona a la que quiero entregarme.
Nicole Williams (Clash (Crash, #2))
Yo creo en el poder de llamar a las cosas por su nombre. De descubrir la verdad aunque haya tantos empeñados en esconderla. [...] Yo creo en la obligación ciudadana de vivir en la indignación permanente: criticando, denunciando, proponiendo, sacudiendo. Porque los buenos gobiernos se construyen con base en buenos ciudadanos y sólo los inconformes lo son. La insatisfacción lleva a la participación; el enojo, a la contribución; el malestar hacia el statu quo, a la necesidad de cambiarlo.
Denise Dresser (El país de uno)
Yo no soy entendida en política ni economista. Soy simplemente una mujer que padeció, que perdió a su marido, a sus padres, a sus hijos y a sus amigos. Yo sé que el mundo tendrá que compartir colectivamente la responsabilidad. Los alemanes pecaron criminalmente, pero lo mismo hicieron las demás naciones aunque sólo sea por negarse a creer y a afanarse día y noche en salvar a los desventurados y desposeídos, por cuantos medios estuviesen a su alcance. Sé que si la gente de todo el mundo se propone que de ahora en adelante reine una justicia indivisible y que no haya más Hitlers, algos se conseguirá. Indudablemente, todos aquellos cuyas manos se hayan manchado con sangre nuestra, bien sea directa bien indirectamente, tienen que pagar por los crímenes que han cometido, lo mismo si son hombres que si son mujeres.
Olga Lengyel
Surgió ahí la idea de que el dinero es inocente, aunque haya sido resultado de la muerte y el crimen, no puede considerarse culpable sino más bien neutral, un signo que sirve según el uso que cada uno le quiera dar. Y también la idea de que la plata quemada era un ejemplo de locura asesina. Sólo locos y asesinos y bestias sin moral pueden ser tan cínicos y tan criminales como para quemar quinientos mil dólares. Este acto (según los diarios) era peor que los crímenes que habían cometido, porque era un acto nihilista y un ejemplo de terrorismo puro.
Ricardo Piglia
Y Sofía no puede evitar que le pasen dos cosas juntas. La primera es sentir, otra vez, que lo quiere mucho. No se lo dijo nunca. Ni cree que se anime a decírselo jamás. Le asombra pensar que hace cinco meses no lo conocía. Y ahora no puede pensar en vivir lejos de él. Y lo segundo que le pasa, y tiene que ver con lo primero, es que le da miedo perderlo. Lo acaba de encontrar, y le da angustia y algo que no sabe cómo llamar. Nostalgia, o algo así, por habérselo perdido hasta ahora. Es eso. Una mezcla de alegría y bronca. Alegría porque haya resultado así. Bronca por no haberlo conocido antes. Lo bien que le hubiera venido toda la vida. Y ella sin saber que existía.
Eduardo Sacheri (Ser feliz era esto)
Usted tiene todas las condiciones para concurrir a mi felicidad, pero yo tengo muy pocas para concurrir a la suya. Y no crea que me estoy mandando la parte. En otra posición (quiero decir, más bien, en otras edades) lo más correcto sería que yo le ofreciese un noviazgo serio, muy serio, quizá demasiado serio, con una clara perspectiva de casamiento al alcance de la mano. Pero si yo ahora le ofreciese algo semejante, calculo que sería muy egoísta, porque sólo pensaría en mí, y lo que yo más quiero ahora no es pensar en mí sino pensar en usted. Yo no puedo olvidar usted tampoco que dentro de diez años yo tendré sesenta. Escasamente un viejo, podrá decir un optimista o un adulón, pero el adverbio importa muy poco. Quiero que quede a salvo mi honestidad al decirle que ni ahora ni dentro de unos meses, podré juntar fuerzas como para hablar de matrimonio. Pero siempre hay un pero ¿de qué hablar entonces? Yo sé que, por más que usted entienda esto, es difícil, sin embargo, que admita otro planteo. Porque es evidente que existe otro planteo. En ese otro planteo hay cabida para el amor, pero no la hay en cambio para el matrimonio. Levantó los ojos, pero no interrogaba. Es probable que sólo haya querido ver mi cara al decir eso. Pero, a esta altura, yo ya estaba decidido a no detenerme. A ese otro planteo, la imaginación popular, que suele ser pobre en denominaciones, lo llama una Aventura o un Programa, y es bastante lógico que usted se asuste un poco. A decir verdad, yo también estoy asustado, nada más que porque tengo miedo de que usted crea que le estoy proponiendo una aventura. Tal vez no me apartaría ni un milímetro de mi centro de sinceridad, si le dijera que lo que estoy buscando denodadamente es un acuerdo, una especie de convenio entre mi amor y su libertad. Ya sé, ya sé. Usted está pensando que la realidad es precisamente la inversa; que lo que yo estoy buscando es justamente su amor y mi libertad. Tiene todo el derecho de pensarlo, pero reconozca que a mi vez tengo todo el derecho de jugármelo todo a una sola carta. Y esa sola carta es la confianza que usted pueda tener en mí.
Mario Benedetti (La tregua)
Mientras estaba tendido allí, a un paso de mí yacía un escarabajo, patas arriba, desesperado. No podía enderezarse, me habría gustado ayudarlo, era tan fácil hacerlo, bastaba un paso y un empujoncito para brindarle una ayuda efectiva. Pero lo olvidé a causa de la carta. Además no podía ponerme de pie. Por fin, una lagartija logró que volviera a tomar conciencia de la vida que me rodeaba. Su camino la llevó hasta el escarabajo, que ya estaba totalmente inmóvil. De modo que no fue un accidente, me dije, sino una lucha mortal, el raro espectáculo de la muerte natural de un animal. Pero la lagartija al deslizarse por encima del escarabajo, lo enderezó. Por uno instantes continuó inmóvil, como muerto, pero luego trepó la pared como la cosa más natural. Es probable que eso me haya brindado, de alguna manera, un poco de coraje. Lo cierto es que me puse de pie, bebí leche y le escribí a usted.
Franz Kafka (Letters to Milena)
PREFACIO Mientras exista, a consecuencia de las leyes y de las costumbres, una condena social que cree artificialmente infiernos en plena civilización, y enturbie con una fatalidad humana el destino, que es divino; mientras no se resuelvan los tres problemas del siglo: la degradación del hombre en el proletariado, la decadencia de la mujer por el hambre, la atrofia del niño por las tinieblas; mientras en ciertas regiones sea posible la asfixia social; en otros términos, y desde un punto de vista más dilatado aún, mientras haya ignorancia y miseria sobre la tierra, los libros de igual naturaleza que éste podrán no ser inútiles. Victor Hugo, Hauteville-House, 1 de enero, 1862.
Victor Hugo (Les Misérables)
Canta, hija, canta y trina, si ese es tu camino. Buscate por dentro, hurgate hasta que descubras, sin miedos, quien habita en tu interior. Hablame de tus dudas, de tus fantasias, de tu curiosidad justificada por la reproduccion humana y animal, de tu preocupacion por la politica, de tu interes por las artes: la vida es un abanico de posibilidades de realizacion personal. Encuentra las tuyas, para eso tienes a tu madre, un faro en tu camino, una referencia nocturna de la cual careci yo en mis noches de miedo. No seras un objeto de adorno. Pensaras, construiras, haras, propondras, no callaras, aportaras, disfrutaras la cama y a tu pareja, te reiras con un par de tequilas y sin ellos, seras plena, intensa, exitosa, risueña y enormemente productiva para que el dia que te mueras, espero que sea muy tarde y sobre todo mucho despues de que yo haya partido para siempre, lo puedas hacer con una sonrisa en el rostro.
Francisco Martín Moreno (México ante Dios)
DEBES SALIR DE TU ZONA DE CONFORT”, nos adoctrina la Modernidad. A esta altura, ya saben que soy como un salmón que me encanta ir en contra de la corriente y de los eslogans imperativos de turno. ¿Por qué ese ensañamiento tan feroz con la comodidad? Como si fuera algo menor y hasta malo sentirse seguro y a gusto… ¿Acaso lo escribió algún enemigo envidioso? Es más, lograr ese confort quizá sea una de las cosas más difíciles de la vida. Y por supuesto, no hablo precisamente de lujos materiales. Pero si uno se siente bien en donde está ¿para qué salir de ese lugar tan privilegiado y arriesgar el tesoro? Si uno está mal, y no se siente confortable, es más lógico que uno intente cambiar esa situación y se lance a ciegas a cualquier otra cosa. Pero lo opuesto, suena más a un masoquismo histérico e inconformista que a un buen consejo. Por supuesto que entiendo la arenga que hay detrás de este eslogan tan popular en los coaching de época y no digo que no haya que arriesgarse, ni incluso aventurarse. Creo que no hay nada más estimulante que los desafíos difíciles e inciertos. Algunos, hasta arman su zona de confort personal con pinceladas de pura adrenalina. Lo incierto, para ellos, es puro confort. En fin, ustedes también ya se habrán dado cuenta: la vida es una eterna contradicción y lo que sirve para algunos, es nefasto para otros… Les dejo una frase que escribí para mi #libro Observados que nos habla también de estas contradicciones tan humanas. “La insatisfacción es una fuente inagotable, tanto de infelicidad como de progreso. Ironías de la Humanidad.
Gonzalo Guma (OBSERVADOS: Más allá de Equinoccio)
—¿Por qué? —Porque el amor no te hace dudar de ti misma. No te obliga a ser alguien que no eres. No es solo sentir mariposas, sino que esos nervios den paso a la calma. Es querer lo mejor para la otra persona. Desear verla triunfando y logrando sus objetivos. Siendo libre. Es escucharla hablar durante horas sin cansarte. Preocuparte por sus intereses. Disfrutar de pasar tiempo a solas, sin hacer nada, en silencio. Es que incluso las cosas más simples adquieran sentido, como una sonrisa. O como una estrella con una inscripción. O como tumbarse a ver el cielo de noche. Es saber que estás completa por ti misma, que no necesitas a nadie y que, aun así, quieres estar a su lado. El amor es pensar en la otra persona cada vez que te ocurre algo bueno. Querer contárselo. Es ser consciente de los riesgos y, aun así, entregarse con los ojos cerrados. Y es que haya canciones que, da igual cuándo las escuche, siempre me recordarán a ti. —El corazón me late a toda velocidad. Vuelvo a clavar mis ojos en los suyos—. Liam, no tengo ni idea de lo que es el amor. Creo que nunca antes lo había sentido. Lo único que tengo claro es que, cada vez que pienso en él, eres tú quien se me viene a la cabeza.
Inma Rubiales (Hasta que nos quedemos sin estrellas)
En el flujo y reflujo de nuestras pasiones y quehaceres (escindidos siempre, siempre yo y mi doble y el doble de mi otro yo), hay un momento en que todo pacta. Los contrarios no desaparecen, pero se funden por un instante. Es algo así como una suspensión del ánimo: el tiempo no pesa. Los Upanishad enseñan que esta reconciliación es “ananda” o deleito con lo Uno. Cierto, pocos son capaces de alcanzar tal estado. Pero todos, alguna vez, así haya sido por una fracción de segundo, hemos vislumbrado algo semejante. No es necesario ser un místico para rozar esta certidumbre. Todos hemos sido niños. Todos hemos amado. El amor es un estado de reunión y participación, abierto a los hombres : en el acto amoroso la conciencia es como la ola que, vencido el obstáculo, antes de desplomarse, se yergue en una plenitud en la que todo - forma y movimiento, impulso hacia arriba y fuerza de gravedad - alcanza un equilibrio sin apoyo, sustentado en sí mismo. Quietud del movimiento. Y del mismo modo que a través de un cuerpo amado entrevemos una vida más plena, más vida que la vida, a través del poema vislumbramos el rayo fijo de la poesía. Ese instante contiene todos los instantes. Sin dejar de fluir, el tiempo se detiene, colmado de sí. El Arco Y La Lira
Octavio Paz
Todo es tan confuso por estos días, no se sabe quién piensa qué, qué es bien o qué está mal. Quizás esté vencido un orden de cosas y haya llegado la hora de reestructurar. O de des: desestructurar. Lo viejo, lo rancio. ¿Dónde se aloja el mal? ¿En la mentira? ¿Qué es lo que causa dolor? ¿Es la expectativa? ¿Y cuál es la diferencia entre dolor y sufrimiento, uno es noble y el otro no? ¿Y cuál es el umbral? De lo que se puede soportar. ¿Es cultural o individual? Si uno no espera nada de nada no habría decepción sino sólo suceso, hecho, presente. Sin especulación. ¿Es la especulación, entonces, lo que hace daño, lo que hiere? Es probable. Y sin embargo todo esto no se superpone con el deseo, el deseo es una fuerza que está bien, que moviliza, pero sin sentenciar. La expectativa de vida, por ejemplo, esa noción. Siempre duele que alguien muera, ¿por qué? ¿Porque se quería más? Más de uno, más de sí mismo, más del otro en el mundo, más; donde todo se convierte entonces en una cuestión de cantidad. Eso, también, debería vencerse alguna vez.
Romina Paula (Acá todavía)
Porque posee usted la más maravillosa juventud, y la juventud es lo más precioso que se puede poseer. –No lo siento yo así, lord Henry. –No; no lo siente ahora. Pero algún día, cuando sea viejo y feo y esté lleno de arrugas, cuando los pensamientos le hayan marcado la frente con sus pliegues y la pasión le haya quemado los labios con sus odiosas brasas, lo sentirá, y lo sentirá terriblemente. Ahora, dondequiera que vaya, seduce a todo el mundo. ¿Será siempre así?… Posee usted un rostro extraordinariamente agraciado, señor Gray. No frunza el ceño. Es cierto. Y la belleza es una manifestación de genio; está incluso por encima del genio, puesto que no necesita explicación. Es uno de los grandes dones de la naturaleza, como la luz del sol, o la primavera, o el reflejo en aguas oscuras de esa concha de plata a la que llamamos luna. No admite discusión. Tiene un derecho divino de soberanía. Convierte en príncipes a quienes la poseen. ¿Se sonríe? ¡Ah! Cuando la haya perdido no sonreirá… La gente dice a veces que la belleza es sólo superficial. Tal vez. Pero, al menos, no es tan superficial como el pensamiento. Para mí la belleza es la maravilla de las maravillas. Tan sólo las personas superficiales no juzgan por las apariencias. El verdadero misterio del mundo es lo visible, no lo que no se ve… Sí, señor Gray, los dioses han sido buenos con usted. Pero lo que los dioses dan, también lo quitan, y muy pronto. Sólo dispone de unos pocos años en los que vivir de verdad, perfectamente y con plenitud. Cuando se le acabe la juventud desaparecerá la belleza, y entonces descubrirá de repente que ya no le quedan más triunfos, o habrá de contentarse con unos triunfos insignificantes que el recuerdo de su pasado esplendor hará más amargos que las derrotas. Cada mes que expira lo acerca un poco más a algo terrible. El tiempo tiene celos de usted, y lucha contra sus lirios y sus rosas. Se volverá cetrino, se le hundirán las mejillas y sus ojos perderán el brillo. Sufrirá horriblemente… ¡Ah! Disfrute plenamente de la juventud mientras la posee. No despilfarre el oro de sus días escuchando a gente aburrida, tratando de redimir a los fracasados sin esperanza, ni entregando su vida a los ignorantes, los anodinos y los vulgares. Ésos son los objetivos enfermizos, las falsas ideas de nuestra época. ¡Viva! ¡Viva la vida maravillosa que le pertenece! No deje que nada se pierda. Esté siempre a la busca de nuevas sensaciones. No tenga miedo de nada… Un nuevo hedonismo: eso es lo que nuestro siglo necesita. Usted puede ser su símbolo visible. Dada su personalidad, no hay nada que no pueda hacer. El mundo le pertenece durante una temporada… En el momento en que lo he visto he comprendido que no se daba usted cuenta en absoluto de lo que realmente es, de lo que realmente puede ser. Había en usted tantas cosas que me encantaban que he sentido la necesidad de hablarle un poco de usted. He pensado en la tragedia que sería malgastar lo que posee. Porque su juventud no durará mucho, demasiado poco, a decir verdad. Las flores sencillas del campo se marchitan, pero florecen de nuevo. Las flores del codeso serán tan amarillas el próximo junio como ahora. Dentro de un mes habrá estrellas moradas en las clemátides y, año tras año, la verde noche de sus hojas sostendrá sus flores moradas. Pero nosotros nunca recuperamos nuestra juventud. El pulso alegre que late en nosotros cuando tenemos veinte años se vuelve perezoso con el paso del tiempo. Nos fallan las extremidades, nuestros sentidos se deterioran. Nos convertimos en espantosas marionetas, obsesionados por el recuerdo de las pasiones que nos asustaron en demasía, y el de las exquisitas tentaciones a las que no tuvimos el valor de sucumbir. ¡Juventud! ¡Juventud! ¡No hay absolutamente nada en el mundo excepto la juventud!
Oscar Wilde (The Picture of Dorian Gray)
Con esta boca, en este mundo... No te pronunciaré jamás, verbo sagrado, aunque me tiña las encías de color azul, aunque ponga debajo de mi lengua una pepita de oro, aunque derrame sobre mi corazón un caldero de estrellas y pase por mi frente la corriente secreta de los grandes ríos. Tal vez hayas huido hacia el costado de la noche del alma, ese al que no es posible llegar desde ninguna lámpara, y no hay sombra que guíe mi vuelo en el umbral, ni memoria que venga de otro cielo para encarnar en esta dura nieve donde sólo se inscribe el roce de la rama y el quejido del viento. Y ni un solo temblor que haga sobresaltar las mudas piedras. Hemos hablado demasiado del silencio, lo hemos condecorado lo mismo que a un vigía en el arco final, como si en él yaciera el esplendor después de la caída, el triunfo del vocablo con la lengua cortada. ¡Ah, no se trata de la canción, tampoco del sollozo! He dicho ya lo amado y lo perdido, trabé con cada sílaba los bienes que más temí perder. A lo largo del corredor suena, resuena la tenaz melodía, retumban, se propagan como el trueno unas pocas monedas caídas de visiones o arrebatadas a la oscuridad. Nuestro largo combate fue también un combate a muerte con la muerte, poesía. Hemos ganado. Hemos perdido, porque ¿cómo nombrar con esa boca, cómo nombrar en este mundo con esta sola boca en este mundo con esta sola boca? Olga Orozco
Olga Orozco