Gracias A Mis Padres Quotes

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¡Oh, gracias a Dios, Liam está aquí! Mi ritmo cardíaco comenzó a disminuir, mientras lo sentía presionar sus labios contra mi cuello, respirar lentamente y tranquilizarme acariciando mi espalda. Traté de igualar mi respiración con la suya. Me concentré en la sensación de los latidos de su corazón constantes contra mi pecho y las manchas negras poco a poco empezaron a desvanecerse. Después de unos minutos recuperé el control de mis brazos y los envolví apretadamente alrededor de su cintura, aferrándome a él como si fuera la única cosa que impidiéndome caer al borde de un abismo. Mi padre iba a volver, pero estaba con Liam, que no dejaría que nada me hiciera daño, lo sabía. Así que empecé a sentirme segura en sus brazos. Después de lo que pareció una eternidad, fui capaz de inclinarme hacia atrás para mirarlo...
Kirsty Moseley
—En París, es común reconocer a alguien atractivo. El francés no desvía la mirada como otras culturas lo hacen. ¿No te habías dado cuenta? St. Clair piensa que soy atractiva. Me llamó hermosa. —Créeme, no quieres dormir en mi cama. Me estoy tele transportando a Atlanta. Te estoy recogiendo, e iremos a algún lugar donde nuestras familias no nos encuentren. Nos llevaremos a Seany. Y le dejaremos correr todo lo que quiera hasta que se canse, y luego tú y yo tomaremos una larga caminata. Como Acción de Gracias. ¿Recuerdas? Y hablaremos sobre todo EXCEPTO sobre nuestros padres… O tal vez ni siquiera hablaremos. Simplemente caminaremos. Y seguiremos caminando hasta que el resto del mundo deje de existir. —Anna. —Etienne habla lentamente—. No me hiciste hacer algo que no quería hacer. Mi cara se calienta mientras el conocimiento estalla dentro de mí como dinamita. Le gusto. En verdad le gusto a Etienne. —Si me pides que te bese, lo haré. —Dice. Sus dedos aprietan mis muñecas, y me enciendo en llamas. —Bésame. —Digo. Lo hace. —La engañaba todos los días. En mi mente, pensaba en ti en formas que no podía, una y otra vez. Ella no era nada comparada contigo. Nunca antes me he sentido de esta forma por nadie. —Eres la chica más increíble que he conocido. Eres hermosa e inteligente, y me haces reír como nadie más puede. Y puedo hablar contigo. Y sé que después de todo esto no te merezco, pero lo que estoy tratando de decir es que te amo, Anna. Mucho. —¿Por favor dirías que me amas? Me estoy muriendo aquí.
Stephanie Perkins (Anna and the French Kiss (Anna and the French Kiss, #1))
Desde la parte de Dios que hay en mí, Yo te bendigo mi casa querida, bendigo cada átomo de cal y arena que te componen, bendigo el techo con me amparas y a mis seres queridos a partir de este momento no cruzará por esta puerta nada que sea diferente a la armonía y perfección de Dios manifestada en Amor puro, no entraran personas ni comidas desagradables, pido humilde y reverentemente a los ángeles de la llama Rosa, a todos los ángeles de la llama azul del Arcángel Miguel que vengan, vengan, vengan y envuelvan ésta mi casa querida, cada puerta y ventana para que cualquier espíritu encarnado o desencarnado que rose con éste manto de protección sagrada, sienta latir en su corazón el amor de Dios y pierda cualquier deseo de dañar la propiedad ajena, invito a todos los seres celestiales a entrar y formar parte de esta casa. A partir de ahora solo entrará el bien, el éxito y la opulencia, Gracias amados Ángeles gracias Padre que así es”. Con esto das por hecho que has colocado un sello de protección
Sandra Castellanos (Ángeles : Tu dulce Compañía)
Dry Cicuta está con Pascual. Están en el coche del padre de Pascual. Están frente a la casa de Dry Cicuta. Dry Cicuta dice gracias. Se baja del coche. Está en la puerta de casa. El perro ladra. Dry Cicuta entra. Sus padres lo saludan. Habla con ellos. Piensa: quiero que mis padres mueran para heredar la casa y una suma suficiente de dinero como para vivir durante al menos unos cuantos años sin hacer nada más que nadar en la piscina, pedir comida a domicilio todos los días, leer, escuchar música, escribir literatura, jugar a videojuegos, escribir canciones, subir un álbum a Bandcamp y crear videoclips para cada canción para subirlo también a YouTube, pintar lienzos de todos los tamaños… Se lava las manos en el baño. Se las perfuma con pachulí. Se siente mejor. Sube a su habitación. Gira el pomo. Entra. Cierra. Se santigua mirando a la estantería. Coge un libro. Lo besa. Las cerezas del cementerio, de Gabriel Miró. Lo deja sobre la cama. Vuelve a santiguarse mirando a la estantería. Coge otro libro. Lo besa también. Cicuta Dry, de Camilo José Cela.
Alexandre Alphonse (Dry Cicuta)
La memoría es ficción. Seleccionamos lo más brillante y lo más oscuro, ignorando lo que nos avergüenza, y así bordamos el ancho tapiz de nuestra vida. Mediante la fotografía y la palabra escrita intento desesperadamente vencer la condición fugaz de mi existencia, atrapar los momentos antes de que desvanezcan, despejar la confusión de mi pasado. Cada instante desaparece en un spolo y al punto se convierte en pasado, la realidad es efimera y migratoria, pura añoranza. Con estas fotografías y estas páginas mantengo vivos los recuerdos; ellas son mi asidero a una verdad fugitiva, pero verdad de todos modo, ellas prueban que estos eventos sucedieron y estos personajes pasaron por mi destino. Gracias a ellas puedo resucitar a mi madre, muerta cuando yo nací, a mis aguerridas abuelas y mi sabio abuelo chino, a mi pobre padre y a otros eslabones de la larga cadena de mi familia, todos de sangre mezclada y ardiente. Escribo para dilucidar los secretos antiguos de mi infancia, definir mi identidad, crear mi propia leyenda. Al final lo único que tenemos a plenitud es la memoria que hemos tejido. Cada uno escoge el tono para contar su propia historia, quisiera optar por la claridad durable de ina impresión en platino, pero nada en mi destino posee esa luminosa cualidad. Vivo entre difusos matices, velados misterios, incertidumbres; el tono para contar mi vida se ajusta más al de un retrato en sepia ...
Isabel Allende (Portrait in Sepia)
Pero, incluso desde el punto de vista de las cosas más insignificantes de la vida, no somos un todo materialmente construido, idéntico para todo el mundo y sobre el que cada cual pueda informarse como sobre un pliego de condiciones o sobre un testamento; nuestra personalidad social es una creación del pensamiento de los demás. Incluso el acto tan sencillo que denominamos «ver a una persona conocida» es en parte un acto intelectual. Colmamos la apariencia física de la persona que vemos con todas las ideas que tenemos sobre ella y, en el aspecto total que nos imaginamos, dichas ideas ocupan, desde luego, la mayor parte. Acaban hinchando tan perfectamente las mejillas, siguiendo en una adherencia tan exacta la línea de la nariz, matizando la sonoridad de la voz como si no fuera ésta sino una funda transparente, que, siempre que vemos ese rostro y oímos esa voz, recobramos, escuchamos, dichas ideas. Seguramente, en el Swann que habían concebido, mis padres habían omitido, por ignorancia, infinidad de peculiaridades de su vida mundana gracias a las cuales otras personas, cuando estaban delante de él, veían las elegancias reinar en su rostro y detenerse en su aguileña nariz como en su frontera natural, pero también habían podido acumular en ese rostro desprovisto de su prestigio, vacío y espacioso, en el fondo de sus desdeñados ojos, el vago y grato residuo —recuerdo a medias y a medias olvido— de las horas ociosas pasadas juntos, después de nuestras cenas semanales, en torno a la mesa de juegos o en el jardín, durante nuestra vida de buena vecindad campestre. La apariencia corporal de nuestro amigo había quedado tan colmada con
Marcel Proust (Por la parte de Swann (En busca del tiempo perdido, #1))
De ahí aquella burla graciosa de cierto bufón. Promete en el teatro revelar en juegos sucesivos el pensamiento y querer de todos. El día convenido, una apiñada multitud, en medio de profundo silencio, contenido el aliento y con ansiedad expectante, oye clamar desde las tablas al mimo gracioso: “Vosotros queréis comprar barato y vender caro”. En esta sentencia del liviano bufón encontraron sus conciencias os espectadores y se manifestó la verdad a sus ojos; sin embargo, sorprendidos por la imprevista salida, todos con entusiasmo aplaudieron. ¿Por qué aquella gran expectación ante la promesa de adivinar los deseos de todos, sino porque es para el hombre secreto recóndito la voluntad de los otros mortales? ¿Acaso ignoraba esto el histrión? ¿Lo desconoce por ventura alguien? ¿Y cuál es la razón, sino porque es dable, sin inconveniente, conjeturar ciertos quereres ajenos, apoyados en nuestra propia experiencia, gracias a la mancomunidad (le instintos o de naturaleza? Pero una cosa es ver la voluntad propia, y otra, aun siendo la conjetura fundada, averiguar conjeturalmente la del prójimo. En las realidades humanas, tan cierto estoy de la fundación de Roma como de la fundación de Constantinopla; Roma la he visto con mis ojos, mientras Constantinopla sólo la conozco por testimonio ajeno. Nuestro bufón, ya se haya visto a sí mismo, ya sea por experiencia adquirida de los hombres, creyó que el deseo de comprar a vil precio y vender caro era a todos común. Pero, siendo en realidad un vicio, puede uno adquirir en este punto la justicia o incurrir en otro extremo vicioso, contrario al anterior, de suerte que le resista y supere. Sé de un hombre que, al serle ofrecido un códice en venta, el propietario, ignorante del precio, le pidió una suma irrisoria; no obstante, el comprador pagó un precio justo, bastante más elevado. ¿Qué decir del mortal sumido en tan profunda insipiencia que vende la heredad de sus padres a precio vil para comprar a precio alzado lo que ha de consumir la libido? Este exceso, a mi ver, nada tiene de increíble. Si los buscamos, no faltarán ejemplos, y aun sin buscarlos es posible se encuentren viciosos mucho más corrompidos que los libertinos fingidos del teatro, que, condenando la declamación o representación escénicas, compran a precio de oro sus estupros y venden sus campos por una nonada. Pródigos he también conocido que compraron más caro de lo usual el trigo para venderlo luego más barato a sus conciudadanos. Aquel dicho del viejo poeta Ennio: “Todos los mortales desean ser alabados”, se basa en la experiencia personal del autor; en los demás lo conjetura, y así parece expresar el deseo de todos los hombres. Si el bululú de marras hubiera dicho: “Todos amáis la alabanza y nadie el vituperio”, parecería expresar el querer de todos los hombres. Pero hay quienes odian los vicios, están descontentos de sí mismos, no aman la lisonja y dan incluso las gracias cuando, con benévola urbanidad, se les reprende, si es la enmienda el fin de la corrección. Si el gracioso actor cómico hubiese dicho: “Todos amáis la felicidad y nadie ansía ser desgraciado”, habría proclamado esta vez una verdad que nadie deja de reconocer en el fondo de su querer, porque, cualquiera que sea su voluntad secreta, no puede declinar de este anhelo, conocido de todos los hombres.
Anonymous
La Identificación Al igual que nuestros hijos, nosotros también hemos librado grandes batallas en nuestra mente y el corazón. Lamentablemente, en la medida en que recibimos luz de parte de Dios, parece que olvidamos la oscuridad de la cual Él nos sacó y cómo fue Él quien nos ayudó a tener el balance en los diferentes aspectos de nuestras vidas. Muchos de nosotros hemos luchado con la inseguridad, la timidez, la falta de carácter, la negligencia, la pereza y tantas otras debilidades de las cuales muchas veces ni siquiera somos conscientes. Reconocerlo, debería producir en nosotros un sentimiento de misericordia hacia nuestros hijos, ya que ellos no son ajenos a estas debilidades. Nuestra tendencia general es a esperar que ellos no manifiesten dichas debilidades, y demandamos de ellos perfección, que debemos reconocer, nosotros mismos no tuvimos a su edad, ni siquiera tenemos en el tiempo presente. La frustración, en muchas ocasiones es manifestada a modo de rebeldía, aislamiento, tristeza o amargura. Es por eso que debemos procurar identificar el origen de las reacciones negativas de nuestros hijos, quienes pueden estar tratando infructuosamente de complacernos, cumpliendo con un estándar inalcanzable aún para nosotros. Pretender que nuestros hijos sean perfectos, solo los aleja de nosotros, pues ellos al ser incapaces de alcanzar nuestras expectativas, se sienten acusados y recriminados por no ser como desearíamos que fueran. Padres, especialmente los creyentes que hoy vivimos bajo un estándar moral distinto, vemos con dolor que ellos no vivan, ni piensen de la misma manera como hoy lo hacemos. Lo anterior describe con claridad cómo fue mi relación con mi hijo mayor por algunos años; el resultado; enemistad, separación, rebeldía e inclinación hacia lo malo. Un día mientras alababa a Dios por medio de canciones que no había escuchado antes, me sentí redargüido por una de ellas en la que reconocía mis propias debilidades; en ese momento me sentí tan identificado con mi hijo adolescente, quien ahora estaba cruzando por todos los conflictos internos que se suelen atravesar en esa edad. Recordaba que a esa misma edad yo había tenido las mismas luchas, los mismos temores y los mismos deseos de ser un buen muchacho, pero los resultados rara vez fueron coherentes con los deseos. Mi corazón se dolió y lloré mucho por él, y desde entonces empecé a experimentar misericordia en lugar de juicio. Ya mi mirada no se centró en sus errores sino en ayudarle a hallar el camino que lo libraría de ellos. Porque no tenemos un sumo sacerdote incapaz de compadecerse de nuestras debilidades, sino uno que ha sido *tentado en todo de la misma manera que nosotros, aunque sin pecado. 16 Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el momento que más la necesitemos. Hebreos 4:15-16 (RVR 1960)
Anonymous
Amado Arcángel Zadkiel ven, ven, ven y toma mis problemas, te los entrego, ahora ya no son míos y ayúdame en la transmutación de ellos por las inmensas oportunidades que se me presentan abriendo la puerta a la infinita misericordia de Dios, Yo decido, a partir de este momento y es mi voluntad, vivir en la conciencia cristica, vivir en paz, vivir sin problemas viendo las oportunidades que se abren a mi paso constantemente. Gracias Arcángel Zadkiel, Gracias Padre porque esto es así, y es así.
Sandra Castellanos (Ángeles : Tu dulce Compañía)
Padre, me has hecho tu hijo por medio de tu Espíritu. En tu bondad, me adoptaste y me libraste del pecado y la muerte. Recuérdame hoy lo que significa ser tu hijo y estar libre de esa ley. Me resulta muy fácil vivir mi día según mis propios términos. Ayúdame a vivirlo bajo la luz de tu gracia. Oro por mi familia y mis amistades. Ayúdalos a experimentar tu amor como su Padre y a sentir su herencia en tu Espíritu. Gracias por aceptarme tal como soy, pero sin dejarme permanecer igual. En el nombre de Jesús, amén.
Max Lucado (40 oraciones sencillas que traen paz y descanso (Spanish Edition))
persona que fue la única constante en mi vida. Gracias a mis hijas veo, día tras día, su alegría y su enorme curiosidad. No voy a intentar describir cuánto lloro aún su muerte. Sé que fue el espíritu más bondadoso y generoso que jamás he conocido y que lo mejor de mí se lo debo a ella. INTRODUCCIÓN
Barack Obama (Los sueños de mi padre: Una historia de raza y herencia)
Oración por la Paz Interior Oh Príncipe de Paz, En medio del caos y las dificultades de la vida, me acerco a tu presencia serena y tranquila, anhelando el precioso regalo de la paz interior. Tú eres la fuente última de tranquilidad y armonía, y te pido tu ayuda divina para calmar las aguas agitadas de mi alma. Señor, concédeme la paz interior que va más allá de los sucesos externos en la vida. Que tu paz sea un bastión dentro de mí, protegiendo mi corazón y mi mente contra la preocupación, el miedo y la confusión. Ayúdame a encontrar consuelo en tu amor inquebrantable y a tener fe en tu plan divino. Bendíceme con la sabiduría para liberar las cargas y preocupaciones que me abruman. Permíteme confiártelas, sabiendo que tus hombros son lo suficientemente fuertes para llevarlas. Reemplaza mis ansiedades con la paz que sobrepasa todo entendimiento. Señor, en tiempos de duda, permíteme encontrar refugio en el silencio de tu presencia. Ayúdame a apartar las distracciones del mundo y a escuchar tu suave guía y consuelo. Que tu paz sea el ancla que estabiliza mi alma cuando las tormentas de la vida arrecian. Concédeme la capacidad de perdonar, tanto a los demás como a mí mismo. Permíteme soltar resentimientos y rencores, eligiendo en su lugar el camino de la reconciliación y la tranquilidad interior. Tu perdón de mis transgresiones sirve como modelo para mi propio perdón hacia los demás. Señor, concédeme la gracia de vivir en el momento presente, libre de las cargas del pasado y las ansiedades del futuro. Que pueda abrazar el presente con gratitud y conciencia plena, descubriendo la paz en las alegrías simples de la vida. En tiempos de agitación o discordia, que tu paz sea un bálsamo calmante para mi espíritu. Ayúdame a ser un instrumento de tu paz, difundiendo amor y armonía a quienes me rodean. Al ofrecer esta oración por la paz interior, lo hago con la comprensión de que la paz genuina se descubre en tu presencia. Que tu paz fluya a través de mí, transformando mi ser interior y irradiando hacia el mundo. En tu sagrado nombre, te pido el regalo de la paz interior. Amén.
James Smith (Mi Poderoso Libro de Oraciones de Padre Pío: Una Colección de Oraciones de Padre Pío para Sanación, Protección, Bendiciones, Orientación y Transformación Espiritual (Spanish Edition))
ropa bonita a su hija. Pero María no se daba por satisfecha. Creía que merecía algo mucho mejor. Cuando María ya era mujercita, no quería tener nada que ver con los jóvenes de su pueblo. No eran bastante buenos para ella. Muchas veces cuando se paseaba con su abuelita por las afueras del pueblo, decía: —Abuelita, cuando yo me case, voy a casarme con el hombre más guapo del mundo. La abuela movía la cabeza. Pero María miraba a través de la ladera y decía: —Va a tener el pelo tan negro y reluciente como el cuervo que veo posado en aquel piñón. Y cuando se mueva, va a mostrar la fuerza y la gracia del caballo que mi abuelito tiene en su corral. —María —decía la anciana suspirando—, ¿por qué piensas siempre en cómo se ve un hombre? Si vas a casarte con un hombre hay que asegurarte de que sea un buen hombre, de que tenga buen corazón. No te fijes tanto en lo guapo que es. Pero María se decía: —Estas viejitas. Tienen las ideas tan anticuadas. No entienden nada. Un día llegó al pueblo un hombre que parecía ser el mero hombre de quien María hablaba. Se llamaba Gregorio. Era un vaquero del llano al este de la sierra. Sabía montar cualquier bestia. Si tenía un caballo que se amansaba mucho, lo regalaba y se iba para capturar un caballo salvaje. Pensaba que no era varonil montar un caballo que no fuera medio bronco. Era tan guapo que todas las muchachas andaban enamorándose de él. Tocaba la guitarra y cantaba con buena voz. María decidió que ése era el hombre con quien se iba a casar. Pero disimulaba sus sentimientos. Si se encontraban en la calle y Gregorio la saludaba, María volteaba la cara. Si venía a su casa para tocar su guitarra y cantar, ella ni siquiera se asomaba a la ventana. Al poco tiempo Gregorio también se decidió. Se dijo: —Esa orgullosa de María. Es con ella que me voy a casar. Yo puedo conquistar su corazón. Todo resultó tal y como María lo había planeado. Los padres de María no querían que se casara con Gregorio. Le dijeron: —Él no puede ser buen marido. Está acostumbrado a la vida bárbara del llano. No te cases con él. Por supuesto María no les hizo caso a sus padres. Se casó con Gregorio. Por algún tiempo todo andaba bien. Tuvieron dos hijos. Pero después de varios años, Gregorio volvió a su antigua manera de ser. Se mantenía fuera de casa por meses a la vez. Cuando regresaba a casa le decía a María: —Yo no vine a verte a ti. Quiero pasar un rato con mis hijos nomás. Jugaba con los hijos por un tiempo, y luego se iba para pasar toda la noche jugando a las cartas con sus amigos y tomando vino. Y empezó a decir
Joe Hayes (The Day It Snowed Tortillas / El día que nevó tortilla)
En el mundo hay gente que lee y gente que no lee. En el mundo hay gente que puede con todo y jamás abandona una lectura y hay gente que deja de leer un texto porque no le dice nada. Yo soy de los lectores que pertenecen a esta clase. Hoy he dejado de leer un libro de Pamuk, “El libro negro”. Me cuesta renunciar a la lectura, me parece un desprecio a la literatura. Me pasó con el “Ulises” de Joyce y casi me pasa lo mismo con “El jinete polaco” de Muñoz Molina. Meses después logré leerla y me emocionó la escena del encuentro, o más bien, reencuentro del hijo y el padre en una estación de trenes. Antonio Muñoz Molina alarga exageradamente las líneas. No es fácil. Con otro libro extraño de un autor extraño- Juan Rulfo- me veía incapaz de acabarlo. Más adelante pude con la novela gracias a unas líneas referentes a la grandeza de “Pedro Páramo” puestas en boca de la Reina del Sur* Soy un lector que no lee todos los libros. Me pregunto si sería bueno anotar en un diario de lecturas como goodreads además de los libros leídos-mis pequeños desafíos- registrar igualmente los libros no leídos. Hoy he dejado de leer “El libro negro” y lo siento. Detrás de muchas batallas ganadas se guardan muchas derrotas. Esta es mi cuenta en mi diario de lecturas goodreads Una novela de Vargas Llosa me espera, me está esperando inquieta … _
Eugenio Fouz
Vivo en una casa en la que una pequeña comunidad de personas descubre continuamente testigos semejantes del Dios vivo en su vida cotidiana, y me los señala con alegría. Ver y encontrar a la Iglesia viva es una tarea maravillosa que nos fortalece y nos hace regocijarnos en la fe una y otra vez. Al final de mis reflexiones quisiera agradecer al papa Francisco todo lo que hace para mostrarnos una y otra vez la luz de Dios, que aún hoy no se ha apagado. ¡Gracias, santo padre!
Papa Benedicto XVI (Qué es el cristianismo (Spanish Edition))