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Pasamos de los cálidos y bien regados campos de Babilonia, a través del desierto de la Mesopotamia, a las sierras boscosas de Frigia y Caria. Cada pocas millas el paisaje cambiaba. Y también las personas. La gente de las tierras bajas es pequeña, oscura e inteligente. Tienen grandes cabezas. En las montañas los hombres son altos, pálidos, de cabeza pequeña, y se mueven con lentitud. En las ciudades costeras griegas se ven curiosas mezclas raciales. Aunque predominan los jonios y los dorios, se han combinado con rubios tracios, oscuros fenicios, egipcios blancos como el papiro. La variedad fisica de los seres humanos es tan asombrosa como la igualdad de su carácter.
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