Furiosa Quotes

We've searched our database for all the quotes and captions related to Furiosa. Here they are! All 97 of them:

Necio es el mortal que, creyéndose siempre feliz, se abandona al placer: la fortuna, cual furiosa delirante, salta aquí y allá, y a ninguno concede perpetua dicha
Euripides (Las Troyanas (Spanish Edition))
Hay que hacer algo con todo eso para que no nos destruya, con ese fragor de desesperación, con el inacabable desperdicio, con la furiosa pena de vivir cuando la vida es cruel. Los humanos nos defendemos del dolor sin sentido adornándolo con la sensatez de la belleza
Rosa Montero (La ridícula idea de no volver a verte)
Cuando más furiosa rugía la naturaleza, logrando demostrarme cuán inconsecuente era mi existencia en comparación con su poderío, todo cesó. El agua, el viento y los truenos quedaron suspendidos y reinó el silencio. No se oía el crujir de una hoja ni el tintineo de una gotera solitaria.
Carolina Andújar (Vampyr (Carmina Nocturna, #1))
Sascha era un arco iris dentro de él, una fontana resplandeciente de una belleza tal, que Lucas se sintió bendecido por tener la posibilidad de verla. Por un instante sus mentes fueron una sola y vio cuán desesperada, salvaje e irracionalmente le amaba Sascha... lo suficiente como para romper su promesa, para elegir morir a fin de que él pu¬diera vivir. Sascha vio hasta qué punto la pantera la adoraba, que su corazón latía solo por ella y que la vida daría paso a la muerte después de que ella se hubiera ido. La bestia estaba furiosa con ella por intentar arrebatarle a su compañera y el hombre lo estaba aún más, pero bajo toda esa ira había deseo, necesidad, amor. Un amor tan intenso y abrasador que no tenía principio ni fin.
Nalini Singh (Slave to Sensation (Psy-Changeling, #1))
Eu sou a nevasca furiosa e a porra do fogo selvagem. Não há nada que ficará no caminho do que quero e do que alcançarei.
Krista Ritchie (Some Kind of Perfect (Calloway Sisters, #5))
Si fuese inevitable pelear con alguien, hazlo reduciéndole tus favores y no atacando con furiosa violencia.
Baltasar Gracián (El arte de la prudencia)
Enójate, ponte furiosa si quieres, pero no dejes que esos sentimientos te duren más de 5 minutos, porque si lo permites, entonces habrás perdido la batalla.
María Fernanda Heredia (Hay palabras que los peces no entienden)
Ya no pronuncia discursos. Se ha vuelto muda. Se queda en su casa, aunque no parece sentarle bien. Qué furiosa debe de estar, ahora que le han quitado la palabra.
Margaret Atwood (El cuento de la criada)
Parecia-me estar estendida no leito seco de um rio a ouvir a água furiosa descer das montanhas para me cobrir; não tinha vontade nem forças para me erguer e debandar. Ali ficava, à espera da morte.
Charlotte Brontë (Jane Eyre)
Fecho a cara, furiosa, tentando não chorar. Não tenho a menor ideia do que dizer. Não sei explicar por que isso me deixou tão mal e por que odeio todo mundo, só sei que é assim que estou me sentindo.
Becky Albertalli (Leah on the Offbeat (Simonverse, #3))
¿Recuerdas aquella noche, Emmi? No tendríamos que haberlo hecho. Estabas tan furiosa, tan amargada, tan triste y, no obstante, tan, tan, tan... Tu aliento en mi cara, en mis ojos, me penetró hasta la retina. ¿Podría ser más íntima la intimidad? Cuántas veces he soñado con ello..., siempre las mismas imágenes. Estar tan estrechamente abrazados, luego inmovilizarse para siempre... Y seguir sintiendo sólo tu aliento.
Daniel Glattauer
El feminismo, como el océano, es fluido, poderoso, profundo y tiene la complejidad infinita de la vida, se mueve en olas, corrientes, mareas y a veces en tormentas furiosas. Como el océano, el feminismo no se calla.
Isabel Allende (Mujeres del alma mía: Sobre el amor impaciente, la vida larga y las brujas buenas (Spanish Edition))
La lluvia era incesante y violenta, relámpagos de retorcida y furiosa silueta precedían a potentes truenos que se mezclaban en su acontecer con los sonidos guturales que emitían las rotas gargantas de unas hordas creadas con un solo fin.
Víctor Fernández García (Mago)
El patriarcado es pétreo. El feminismo, como el océano, es fluido, poderoso, profundo y tiene la complejidad infinita de la vida, se mueve en olas, corrientes, mareas y a veces en tormentas furiosas. Como el océano, el feminismo no se calla.
Isabel Allende (Mujeres del alma mía: Sobre el amor impaciente, la vida larga y las brujas buenas)
«André…» Lui si girò all’improvviso. «Devi smetterla di parlami, Nadyia!» «E tu smettila di pronunciare il mio nome in quel modo!» ribattei, furiosa. «Quale modo?» abbaiò. «Come se fosse veleno», strillai, in tono lacerato. «È quello che sei per me.»
Chiara Cilli (Per Addestrarti (Blood Bonds, #4))
Meu instinto inicial foi odiá-lo. Queria furar seus olhos, fazê-lo desaparecer da face do planeta. Sei lá por quê. O ódio não tem razão nem propósito. O amor tem propósito, mas o ódio não. O amor serve para a perpetuação da espécie humana, protege da esterilidade e das solidões mais fatais. O ódio é maior, tem mais tentáculos e fala com mais bocas do que o amor. O amor é uma função fisiológica, o ódio é uma fome sublime e furiosa. É o motivo pelo qual somos a espécie dominante do planeta. O ódio é a perpetração da espécie.
Victor Heringer (O amor dos homens avulsos)
Otras veces se había quedado así, vacía como una cáscara de huevo. Hueca y con sensación de presión en el pecho en una oscuridad furiosa, la primera vez que le había oído tocar. Antes de que él le regalara su nuevo nombre, dulce y perfecto. Un trozo de sol que nunca la abandonaba. Era un bocado de pan. Una flor en su corazón.
Patrick Rothfuss (The Slow Regard of Silent Things (The Kingkiller Chronicle, #2.5))
Y no puedo evitar sentir que Whitman, por su belleza furiosa, quizá fue demasiado optimista. Podemos oír a los demás, y podemos viajar hasta ellos sin movernos, y podemos imaginarlos, y todos estamos conectados por un loco sistema de raíces, como hojas de hierba, pero el juego hace que me pregunte si en realidad podemos convertirnos totalmente en el otro.
John Green (Paper Towns)
Las lámparas de la calle no llegan lo suficientemente lejos como para contarnos. Las voces, furiosas, lujuriosas, desesperadas, apasionadas, apenas eran más que las voces de las bestias enjauladas en la noche. Sólo que no están enjauladas, ni son bestias. Virginia Woolf. El cuarto de Jacob (traducido) (Spanish Edition) (p. 98). Anna Ruggieri. Edición de Kindle.
Virginia Woolf (Jacob's Room)
Constantemente me sentía infeliz y furiosa. Intentaba controlarme, pero eso solo me hacía sentir más incómoda, más infeliz, más furiosa. Yo era como Juana de Arco, o Hamlet, pero nacida en una vida equivocada: la vida de una don nadie, una marginada, alguien invisible. No hay mejor manera de decirlo: en aquella época no era yo misma. Era otra persona. Era Eileen.
Ottessa Moshfegh
Mátenme al alba. Con cuchillos [ilegible] y con cuchillas oxidadas. Estaré en cuclillas esperando. Salva tu amor. No lo salves. Desafección y mierda violenta que aprendió a expresarse en nuestros días mediante fórmulas atroces como «hacer el amor» y «asumir la responsabilidad» y «negar el pasado» y «el hombre es lo que se hace». No hay más que la memoria, maravilla sin igual, horror sin semejanza. Hace mucho que me entregué a las sombras. Y no me contenta mi destino sombrío, mi destino asombrado. Me han asolado, me han agostado. Libérame de ti pues te amo y no estás. No me hables. No te apostes en mis rincones preferidos. Estás aquí. Me deliras. Me cortas las cintas de colores que me aliaban a las niñas que fui. Me abandonas loca furiosa, comiendo sombras furiosamente, girando convulsa con las manos espantadas, revolcándome en tu huida hasta los atroces orgasmos y gritos de bestia asesinada. Pero te amo. A ti te asumo, ante ti sin pasado ni relojes ni sonidos. Sucia y susurrante, leve, ingrávida, llena de sangre y de sustancias sexuales, húmeda, mojada, reventando de calor, de sangre que pide. Me dañas la columna vertebral, tantos días despeñada sobre tu cuerpo imaginado. Me dañas la cabeza que di contra las paredes porque no sabía qué hacer salvo esto: que debía golpearme y castigarme ya que tú no venías. Con tu sonrisa de paraíso exactamente situado en el tiempo y en el espacio. Con tus ojos que sonríen antes que tus labios. En tus ojos encuentro mi persona súbitamente reconstruida. En tus ojos se acumulan mis fragmentos que se unen apenas me miras. En tus ojos vivo una vida de aire puro, de respiración fiel. En tus ojos no necesito del conocimiento, no necesito del lenguaje. En tus ojos me siento y sonrío y hay una niña azul en el jardín de un castillo. Ahora que no estás me atrae la caída, la mierda, lo abyecto, lo denigrante. Salgo a la calle y siento la suciedad, la ruina. Entro en los bares más siniestros y tomo un vino como sangre coagulada, como menstruación, y me rodean brujas negras, perros sarnosos, viejos mutilados y jóvenes putos de ambos sexos. Yo bebo y me miro en el espejo lleno de mierda de moscas. Después no me veo más. Después hablo en no sé cuál idioma. Hablo con estos desechos que no me echan, ellos me aceptan, me incorporan, me reconocen. Recito poemas. Discuto cuestiones inverosímiles. Acaricio a los perros y me chupo las manos. Sonrío a los mutilados. Me dejo tocar, palpar, manos en mi cuerpo adolescente que tanto te gustaba por ser ceñido y firme y suave. («La lisura de tu vientre, tus caderas de efebo solar, tu cintura hecha a la medida de mis manos cerrándose, tus pechos de niña salvaje que los deja desnudos aun cuando llueve, tu sexo y tus gritos rítmicos, que deshacían la ciudad y me llevaban a una selva musical en donde todo confabulaba para que los cuerpos se reconozcan y se amen con sonidos de leves tambores incesantes. Esas noches en que hacíamos el amor debajo de las grandes palabras que perdían su sentido, porque no había más que nuestros cuerpos rítmicos y esenciales… Y ahora llueve y tengo náuseas y vomito casi todo el día y siempre que hay un olor espantoso en la calle, un olor a paquete olvidado, a muerto olvidado. Y tengo miedo. Eso quería decir: que no estás y tengo miedo.»)
Alejandra Pizarnik (Diarios (nueva edición de Ana Becciu))
So di averti appena incontrato,Susan" le sussurrò Ravyn all'orecchio. "Ma credo di amarti."[...] "TU credi? Credi di amarmi? Non lo sai?"[...] "Perché sei così furiosa? sto cercando di morire io qui... per te. In modo nobile." "Allora ti saresti dovuto limitare a cadere stecchito invece di aprire la bocca per farmi incazzare. Tu credi? CREDI? E'chiaro che l'hai detto tanto per dire, perché se ci avessi pensato anche solo per un secondo, avresti saputo che mi avrebbe fatto incazzare. Oh!
Sherrilyn Kenyon (Dark Side of the Moon (Dark-Hunter, #9; Were-Hunter, #3))
Eres un verdadero filósofo, Sam -dijo el señor Pickwick. -Debe ser de familia, me parece, señor -respondió Weller-. A mi padre, ahora, le da mucho por ahí. Cuando mi madrastra le pega, él silba. Ella se pone furiosa y le rompe la pipa; él sale a la calle y se compra otra. Entonces ella chilla fuerte y se pone histérica; y él fuma tan tranquilo, hasta que ella vuelve en sí. Eso es filosofía, ¿no es verdá, señor? -Un buen sustituto de ella, en todo caso -respondió el señor Pickwick riendo.
Charles Dickens (The Pickwick Papers)
Ninguna persona, de cualquier estado y condición que sea, se atreva a seguir a la hermosa Marcela, so pena de caer en la furiosa indignación mía. Ella ha mostrado con claras y suficientes razones la poca o ninguna culpa que ha tenido en la muerte de Grisóstomo y cuán ajena vive de condescender con los deseos de ninguno de sus amantes; a cuya causa es justo que, en lugar de ser seguida y perseguida, sea honrada y estimada de todos los buenos del mundo, pues muestra que en él ella es sola la que con tan honesta intención vive.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quijote de la Mancha I)
El patriarcado es pétreo. El feminismo, como el océano, es fluido, poderoso, profundo y tiene la complejidad infinita de la vida, se mueve en olas, corrientes, mareas y a veces en tormentas furiosas. Como el océano, el feminismo no se calla. No, calladita no estás más guapa. Tú eres preciosa cuando luchas, cuando peleas por lo tuyo, cuando no te callas y tus palabras muerden, cuando abres la boca y todo arde a tu alrededor. No, calladita no estás más guapa, sino un poco más muerta, y si algo sé sobre ti es que no he visto a nadie,
Isabel Allende (Mujeres del alma mía: Sobre el amor impaciente, la vida larga y las brujas buenas (Spanish Edition))
Tessa aveva cominciato a tremare. Era quello che aveva sempre voluto sentirsi dire. Quello che, nell'angolo più riposto del cuore, aveva sempre voluto che Will le dicesse. Will, il ragazzo che amava gli stessi libri che amava lei, le stesse poesie, che la faceva ridere anche quando era furiosa. Ed eccolo davanti a lei, a dirle che amava le parole del suo cuore, la forma della sua anima. A dirle qualcosa che non aveva mai immaginato di sentirsi dire e che non si sarebbe sentita dire mai più, non in quel modo. E non da lui. Ma non importava
Cassandra Clare (Clockwork Prince (The Infernal Devices, #2))
Este señor se compone sólo de letras. De muchísimas letras, se entiende, de un número astronómico de letras, pero al fin y al cabo sólo de letras. Aquí está su amiga. Es, como se ve, de carne y hueso. ¡Y de qué carne! Da gusto verla, ¡y no digamos tocarla! Los dos van ahora juntos a la feria. En la góndola y la noria todo va bien todavía. Pero luego llegan a una caseta de tiro al blanco; un tiro al blanco un poco extraño, esa es la verdad. ¡Pruébate a ti mismo!, puede leerse en grandes letras en la parte de arriba. Y más abajo figuran las reglas. Sólo son tres: 1. Cada tiro es un blanco garantizado. 2. Por cada blanco, un tiro gratis. 3. El primer tiro es gratuito. El señor que rodea con el brazo la cintura de su amiga estudia atentamente el letrero. Quiere seguir su camino rápidamente, pero ella insiste en que haga uso de la ventajosa oferta. Quiere ver de lo que es capaz. Pero el señor no quiere. -¿Pero por qué no, cariño? ¿Qué tiene de malo? Tiene de malo que hay que disparar sobre un blanco bastante insólito, sobre uno mismo, es decir, sobre la propia imagen reflejada en un espejo de metal. Y el señor de letras no se siente en absoluto lo bastante real para distinguir de una manera tan arriesgada entre sí y su imagen reflejada. -¡O disparas -dice la amiga, por fin, furiosa-, o te dejo! El sacude la cabeza. Entonces ella se va con otro, un carnicero que entiende de carnes y huesos. El señor se queda solo y la sigue con la mirada. Cuando desaparece de su vista en el gentío, él se deshace lentamente en un pequeño montón de diminutas minúsculas y mayúsculas que la multitud pisotea al pasar. La verdad es que para eso podría hacer disparado, ¿verdad?
Michael Ende (El espejo en el espejo)
Eu vivi preso a um gênero a vida toda. Nunca me incomodou. Agora, eu me perguntava como isso seria para Alex. A única analogia que consegui elaborar não era muito boa. Minha professora do segundo ano, a srta. Mengler (também conhecida como srta. Monga), me obrigava a escrever com a mão direita apesar de eu ser canhoto. Ela prendeu minha mão esquerda à mesa com fita adesiva. Minha mãe ficou furiosa quando soube, mas eu ainda me lembrava da sensação de pânico de ficar preso, forçado a escrever de uma maneira nada natural só porque a srta. Mengler insistiu. Esse é o jeito normal, Magnus. Pare de reclamar. Você vai se acostumar.
Rick Riordan (O Martelo de Thor (Magnus Chase e os Deuses de Asgard, #2))
non piangere, Wanda. Resterai con me.»«Otto vite» sussurrai stretta a lui, con voce spezzata. «In otto vite non ho mai trovato nessuno in grado di trattenermi su un pianeta, nessuno da seguire fra i pianeti. Non ho mai trovato un compagno. Perché proprio adesso? Perché proprio tu? Appartieni a un'altra specie. Come puoi tu essere il mio compagno?»«Che strano universo» mormorò. «Non è giusto» protestai, ripetendo le parole di Sole. Non era giusto. Com'era possibile che avessi finalmente trovato l'amore e fossi costretta ad abbandonarlo, a un passo dalla fine? Era giusto che la mia anima e il mio corpo non sapessero riconciliarsi? Era giusto che dovessi voler bene anche a Melanie?Era giusto che Ian dovesse soffrire? Meritava la felicità più di chiunque altro. Non era giusto, e nemmeno... logico. Come potevo infliggergli tanto dolore?«Ti amo» sussurrai.«Non dirlo come fosse un addio.»Invece dovevo. «Io, l'anima che chiamano Viandante, ti amo, Ian, anche se sei umano. E ciò non cambierà mai, qualsiasi cosa io diventi.» Scandii ogni parola per fargli capire che non mentivo. «Se anche fossi un Delfino, un Orso o un Fiore, non mi importerebbe. Ti amerò per sempre, per sempre ti ricorderò. Tu sarai il mio unico compagno.»Le sue braccia si irrigidirono, mi cinsero ancora più forte, e sentii la fu-ria scorrere dentro di loro. Era difficile respirare.«Tu non vai da nessuna parte, Viandante. Tu resti qui.» «Non puoi permettere che Mel resti intrappolata, è come ucciderla, Jeb.»Ian si chinò verso il cerchio di luce, la sua espressione di nuovo furiosa. «Non è la stessa fine a cui condanneresti Wanda, Jared? E tutti noi, se la porti via?»«Ma quale "tutti noi"! Tu vuoi salvare Wanda a spese di Melanie... è l'unica cosa che ti importa.»«Tu invece vuoi avere Melanie, a spese di Wanda, è l'unica cosa che importa a te! Perciò, visto che siamo pari, tocca decidere cos'è meglio per la comunità.»«No! Tocca decidere cos'è meglio per Melanie! Il corpo è suo!»
Stephenie Meyer (The Host (The Host, #1))
Un alboroto de voces venía desde la casa. Corrieron de vuelta y miraron nuevamente por la ventana. Sí, se estaba desarrollando una violenta discusión: gritos, golpes sobre la mesa, miradas penetrantes y desconfiadas, negativas furiosas. El origen del conflicto parecía ser que tanto Napoleón como el señor Pilkington habían jugado simultáneamente un as de espadas cada uno. Doce voces estaban gritando enfurecidas, y eran todas iguales. No existía duda de lo que sucediera a las caras de los cerdos. Los animales de afuera miraron del cerdo al hombre, y del hombre al cerdo, y nuevamente del cerdo al hombre; pero ya era imposible discernir quién era quién.
George Orwell (Animal Farm)
Me pasé la mayor parte de mis años de colegio sentada en la barandilla de la verja durante los recreos. No era una niña con éxito ni que cayera bien; demasiado gruñona, demasiado furiosa, demasiado intensa, demasiado rara. El frecuentar la iglesia no me ayudaba a hacer muchos amigos, y en la escuela siempre se descubre al que no encaja. Llevar bordado en mi mochila de gimnasio SE ACABÓ EL VERANO PERO NOSOTROS AÚN NO HEMOS SIDO SALVADOS me convertía en un blanco fácil. Pero incluso cuando hice amigos me aseguré de que las cosas salieran mal... Si caía bien a alguien, esperaba hasta que ella bajaba la guardia, y entonces le decía que no quería seguir siendo amiga suya. Observaba la confusión y el enfado. Las lágrimas. Luego salía corriendo, controlando la situación y triunfante, pero el triunfo y el control se diluían muy rápido, y entonces lloraba sin parar, porque había vuelto a dejarme fuera, en el peldaño, donde no quería estar.
Jeanette Winterson (Why Be Happy When You Could Be Normal?)
Lembro-me de estar destroçada, de te ter arrancado de dentro de mim a ferros e, ainda assim, um braço teu ficou para trás. Lembro-me de abrir o meu diário em papel, furiosa porque tinha jurado que não escreveria nem mais uma linha a teu propósito, e escrever «durante o dia, bano-te do meu pensamento, mas todas as noites, é a teu lado que me deito, e nos teus braços que adormeço, e é a minha mão que agarro, fingindo que é a tua». (… ) Mas não é de ontem, quando abro a cama, peço-te que te chegues para lá. Deito-me e imagino que estás lá, cansado, extenuado de um dia de trabalho, quase sinto a tua respiração na minha nuca. Imagino que me dizes tudo aquilo que eu queria ouvir, mas não me alongo nisso, é mais íntimo ainda, o que queres ouvir de alguém é mais do que o que esperas dessa pessoa: é o segredo de quem és, de como és e do que queres da vida, na sua voz (…) Encho o peito de ar, subo, subo, subo, amo-te amo-te amo-te, sei-o tão bem, sei até que é para sempre, embora faça figas para que não seja (…) Não posso não posso não posso imaginar que o ar me vai fugir outra vez, que a qualquer momento os meios de informação vão trazer até mim aquele género de notícia que quase me mata - foram ao cinema, saíram juntos, comeram-se, foderam-se, falaram-se - eu disse quase, porque não matou. É verdade que foram muitas lágrimas, muitas reformulações de planos de vida e castelos de cartas a vir por aí abaixo, o jogo virou, e eu perdi. Uma vez mais, e os escritos pararam: o meu diário ficou a branco, o espaço virtual onde nos escrevia acabou com uma nota lúgubre na qual anunciei a minha morte. Estive de luto por mim mesma, estive sim. Doía-me o peito como me dói agora, ao recordar, a falta de ar, o choro compulsivo, os pensamentos sombrios, desesperados, como se nunca mais o sol nascesse no oriente e eu nunca mais o provasse, o sentisse nas costas, como se o mundo tivesse acabado ali, pelo menos o meu tinha, o assombro, os sentimentos, todos baralhados, como se me devesses alguma coisa quando não devias, como se me tivesses dado motivos para te amar tanto quando não me deste, como se quisesses o meu amor e depois o tivesses rejeitado, quando nunca o quiseste. E eu fechei as portas do meu recinto, pus panos negros nas janelas, anunciei que não estava. As pessoas bateram-me à porta, esconderam-me verdades que teriam acabado comigo naquele momento, compraram-me chocolates, secaram-me lágrimas com rosas. morri ali, é a verdade. (…) Mas a fé, a minha maldita fé de quem não acredita em deus e canalizou toda a sua crença nas causas impossíveis, deu-me ar, e mais ar, e subi a montanha, talvez nunca a tivesse subido tanto, julguei que via tudo lá de cima, tudo: falavam em auras, ao nosso redor, falavam na nossa perfeição, enquanto dupla, diziam que «não podia ser de outra forma», que «não se pode estar assim tão enganado», que me amas, imagina só a dimensão da loucura geral, que me amas mas que não tens espaço para mim, e eu, com o peito de cheio de ar, cheguei ao topo e comecei a voar (…) Já sonhaste alguma vez que caías? Eu já, é uma dor na boca do estômago, como se tudo te fugisse, como se o teu corpo se desmantelasse, como se o mundo inteiro implodisse para dentro de ti e soubesses que ias rebentar, ao mínimo toque de um objecto, de um elemento que não o ar, vais rebentar. Estou à espera que venham as abelhas, as orquídeas, os pés descalços na terra húmida, um livro, uns óculos, um copo vazio na mesa-de-cabeceira, e me faça explodir. Entretanto (…) vou imaginar que não estou a cair, que tal? Ao invés (…) vou deitar-me na minha caminha quentinha e imaginar que as tuas pernas se entrelaçam nas minhas e me aquecem os pés gelados e a tua voz, sonolenta, diz: “boa noite, dorme bem”, para eu poder responder-te também – “dorme bem, meu amor”.»
Célia Correia Loureiro
Hoy estamos viviendo una rápida transformación en la forma como la gente transmite y recibe información política; exactamente el mismo tipo de revolución de la comunicación que tan profundas consecuencias políticas ha tenido en el pasado. En el siglo XV, la invención de la imprenta trajo consigo todo tipo de cosas maravillosas: alfabetización masiva, difusión fiable del conocimiento, el final del monopolio de la información que ejercía la Iglesia católica... Pero esas mismas cosas también contribuyeron a crear nuevas divisiones, a generar polarización y cambio político. La nueva tecnología posibilitó que la gente corriente leyera la Biblia, un cambio que a su vez contribuyó a inspirar la Reforma protestante y, como consecuencia, muchas décadas de sangrientas guerras religiosas. Se ahorcaron mártires, se saquearon iglesias y aldeas, en una furiosa vorágine justiciera que solo remitiría con la Ilustración y la aceptación generalizada de la tolerancia religiosa.
Anne Applebaum (El ocaso de la democracia: La seducción del autoritarismo (Spanish Edition))
Fossin com fossin les nostres formes i els nostres trets físics, ho volguéssim o no, representaven un parany, una temptació; per culpa de la nostra naturalesa, que feia els homes embogir de luxúria, érem la causa innocent i irreprensible que ells trontollessin, ensopeguessin, caiguessin pel caire—¿el caire de què?, ens preguntàvem, ¿d'un penya-segat?—i es precipitessin cap avall en flames, com una allau de sofre ardent llançada per la mà furiosa de Déu. Érem les zeladores d'un tresor inestimable que s'amagava a dintre nostre; érem flors precioses que calia guardar dins d'un hivernacle per por que una emboscada no permetés que els predadors, que podien sotjar-nos des de qualsevol cantonada de l'ample món despietat en què regnava el pecat, ens arrenquessin els pètals, ens robessin el nostre tresor, ens estripessin i ens trepitgessin. Aquestes eren la mena de coses que ens deia a escola la Tia Vidala, sempre amb la gota al nas, quan fèiem brodats per a mocadors i tamborets i quadres emmarcats.
Margaret Atwood (The Testaments (The Handmaid's Tale, #2))
Aquele que se quer diferenciar do seu grupo, tem no inteiramente por inimigo. Essa tirania dos grupos sociais, na qual insistiremos, não é inútil Se os homens não tivessem por guia as opiniões e a maneira de proceder daqueles que os cercam, onde achariam a direção mental necessária à maior parte? Graças ao grupo que os enquadra, eles possuem um modo de agir e de reagir quase constante. Graças ainda a ele, naturezas um pouco amorfas são orientadas e sustentadas na vida. Assim canalizados, os membros de um grupo social qualquer possuem, com uma personalidade momentânea ou durável, porém bem definida, uma força de ação que jamais sonharia qualquer dos indivíduos que a compõem. As grandes matanças da Revolução não foram actos individuais. Os seus autores actuavam em grupos: girondinos, dantonistas, hebertistas, robespierristas, termidorianos, etc. Esses grupos, muito mais do que indivíduos, então se combatiam. Deviam, portanto, empregar nas suas lutas a ferocidade furiosa e o fanatismo estreito, característicos das manifestações colectivas violentas.
Gustave Le Bon
Mas então essa confraternidade humana – pela sublime força da qual nada do que é humano deve ser alheio ao homem? Não existe? Oh, certamente – mas para todo o homem, mesmo o mais culto, a humanidade consiste essencialmente naquela porção de homens que residem no seu bairro. Todos os outros restantes, à maneira que se afastam desse centro privilegiado, se vão gradualmente desarmonizando em relação ao seu sentimento, de sorte que os mais remotos já quase os não distinguem da Natureza inanimada. Quando qualquer de nós, no seu quieto e salubre bairro, ouve contar que uma furiosa peste matou trinta mil patagónios, fica exactamente penetrado daquela quantidade de compaixão que o invadiria ao saber que um furacão derrubara trinta mil árvores de um bosque. E de um bosque muito longínquo, de uma região muito desconhecida! Porque se as árvores destruídas fossem as do nosso doce Bosque de Bolonha, que nós amamos, tão ornadas e verdes em Maio, tão puramente vestidas de branca neve quando o Inverno se faz elegante e fino – a nossa mágoa teria uma intensidade infinitamente mais viva do que com a aniquilação desses vastos milhares de patagónios.
Eça de Queirós (Cartas de Paris)
Il suicidio è così contrario a tanti nostri istinti e impulsi programmati che nessuno sano di mente va fino in fondo senza passare attraverso una marea di oscillazioni interne, con fasi in cui per poco non cambia idea ecc. Da questo punto di vista Kant, il logico tedesco, aveva ragione: gli esseri umani sono pressoché identici in termini di programmazione. Pur essendone solo di rado coscienti, fondamentalmente siamo solo strumento o espressione dei nostri impulsi evolutivi, a loro volta espressione di forze infinitamente più vaste e più importanti di noi. (Anche se esserne davvero coscienti è tutta un'altra cosa). Perciò non cercherò neppure di descrivere i vari momenti nel corso di quella giornata in cui mi sono seduto in soggiorno in preda a una furiosa crisi mentale sulla decisione di andare veramente sino in fondo. Tanto per cominciare, era intensamente mentale e richiederebbe un mucchio di tempo per esprimerla a parole, e poi risulterebbe ovvia o banale nel senso che molti dei pensieri e dei collegamenti erano in sostanza quel tipo di cose generiche che quasi tutti quelli sul punto di affrontare la morte finiscono per pensare. Come: , , ,
David Foster Wallace (Oblivion: Stories)
Os olhos dos homens que estavam sempre rondando e perscrutando feito olhos de tigre, aqueles olhos de refletor, precisavam ser protegidos do poder tentador e ofuscante que nós detínhamos - com nossas pernas formosas, magricelas ou gorduchas, com nossos braços graciosos, roliços ou flácidos, com nossa pele de pêssego ou empelotada, com nossos cabelos, fossem eles lustrosas melenas cacheadas, ásperos ninhos de rato ou mirradas tranças de palha loura, não fazia diferença. Seja lá quais fossem nossos traços ou características, éramos sempre arapucas involuntárias, éramos os ensejos inocentes pela própria natureza, podíamos deixar os homens bêbados de luxúria, levando-os a vacilar, tropeçar e acabar caindo - caindo de quê, e onde? Ficávamos pensando. Seria como um precipício? - e então eles tombariam em chamas, feito bolas de enxofre ardente arremessadas pela mão furiosa de Deus. Devíamos zelar pelo tesouro invisível de valor incalculável que residia em nosso íntimo; éramos flores valiosas que precisavam ser guardadas dentro de estufas bem seguras, ou seríamos atacadas e nossas pétalas arrancadas e nosso tesouro pilhado e seríamos estripadas e pisoteadas pelos homens vorazes que podiam estar à espreita em qualquer esquina, no mundo lá fora, assolado pelo pecado e com arestas pontiagudas.
Margaret Atwood (The Testaments (The Handmaid's Tale, #2))
il popolo dell’abisso, reso folle dall’alcol e dalle ingiustizie, che alla fine era insorto ruggendo per chiedere il sangue dei padroni. Avevo già visto il popolo dell’abisso, ero stata nei suoi ghetti e pensavo di conoscerlo, ma mi resi conto che lo vedevo soltanto adesso per la prima volta. La sua muta apatia era svanita. Ora era una forza in movimento, uno spettacolo affascinante e spaventoso. Si sollevava di fronte ai miei occhi in una densa ondata di ira, ringhiando e brontolando, carnivoro, ubriaco del whisky dei magazzini saccheggiati, ubriaco di odio, ubriaco di brama di sangue. Uomini, donne e bambini, vestiti di stracci e cenci, oscure intelligenze feroci i cui lineamenti avevano perso le sembianze divine e avevano impresse quelle diaboliche, scimmie e tigri, bestie da soma anemiche, tisiche e pelose, volti esangui da cui la società vampira aveva succhiato la linfa vitale, forme gonfie ingrossate dall’obesità e dalla corruzione fisica, megere avvizzite e teste di morto barbute come patriarchi, gioventù putrefatta e putrefatta vecchiaia, volti di demoni, mostri deformi, ricurvi, sfigurati dalla devastazione della malattia e dagli orrori della denutrizione cronica, rifiuto e feccia della vita, un’orda furiosa, urlante, stridente, demoniaca. E perché no? Il popolo dell’abisso non aveva niente da perdere se non la miseria e la pena di vivere. E cosa aveva da guadagnare? Niente, a parte un’ultima spaventosa orgia di vendetta.
Jack London (The Iron Heel)
—¡Arriba, princesita! El grito la sobresaltó, incorporándose de golpe, desorientada. Miró a su alrededor. La luz había vuelto, y Hewan estaba de pie en mitad de la estancia. Tenía una cadena más delgada en una mano, y una bolsa negra en la otra. Se había cambiado la falda de cuero de la noche anterior por otra de lana gruesa, tejida a cuadros verdes con líneas negras —¿No puedes ser más delicado a la hora de despertarme? —se quejó Rura con irritación. —¿La princesita se ha asustado? —Se llevó la mano al pecho, simulando estupor—. Lo lamento mucho, alteza imperialísima. ¿Vais a ordenar azotarme? Rura se levantó. Se sentía sucia y horrenda, con el pelo enredado y el quimono lleno de arrugas. Y olía a sudor. Hacía años que sus axilas no olían. —No me llames así —gruñó. —¿Princesita? ¿No te gusta? —Me importa un comino si me llamas princesita. No te dirijas a mí como Alteza Imperial. No tengo el derecho a usar el título. Rura intentó evitarlo, pero la amargura fue evidente en su voz. Hewan soltó una carcajada y puso los brazos en jarras. La cadena y la bolsa negra colgaban de sus manos. —Vaya, vaya, vaya… Así que no eres hija legítima —se burló—. Lástima. Pensaba utilizarte como moneda de cambio, pero ya veo que no me servirás ni para eso. Probablemente, cuando la noticia de tu captura llegue a oídos de tu padre, el gran príncipe heredero, se sentirá aliviado. ¿No es así? —¡Mi padre me quiere! —gritó furiosa—. ¿Me oyes, bestia inmunda? ¡Mi padre me quiere, y cuando venga a por mí, traerá con él todo el ejército imperial! ¡Destrozará estas montañas hasta encontrarme! Y tú y tu pueblo lo pagaréis con la exterminación. Se sintió como una niña malcriada gritando toda esa sarta de mentiras, pero en aquel momento no podía afrontar la verdad que había en las palabras de aquel extraño. La sonrisa de Hewan murió y su rostro se transformó en una máscara colérica. —Claro que te quiere, princesita —siseó. Tenía el cuello en tensión, y los tendones se marcaban, abultados bajo la piel—. Por eso permitió que tu esposo el gobernador te repudiara y te exiliara. Rura no contestó. ¿Qué iba a decir? ¿Confesar ante este extraño que se lo merecía por lo que había hecho? ¿Que tenía suerte de estar viva? Había conspirado para matar a Kayen. El hecho que fuese por orden de su padre, no la convertía en inocente. Además, estaba segura que su exilio tenía mucho más que ver con la paliza que le dio a la esclava, que con el intento de asesinato. —¿No dices nada? Rura se escondió de nuevo tras su máscara de princesa. Levantó la barbilla con orgullo y se negó a hablar. Hewan se acercó a ella, y Rura luchó con el impulso de huir de él. Le puso la bolsa delante de la cara. —Hueles que apestas —le dijo. Rura enrojeció de rabia y de vergüenza—. Te voy a llevar a los baños para que te puedas lavar, pero para eso tengo que taparte la cabeza. —No quiero ir. Puedo lavarme aquí si alguien me trae agua y jabón. —Nadie te ha pedido tu opinión, princesita. —Le pasó la bolsa por la cabeza y se la anudó en el cuello, por encima del collar metálico—. No te preocupes, no dejaré que te caigas… creo. Desenganchó la cadena que la mantenía sujeta a la pared, y aseguró la nueva cadena que llevaba en la mano, más delgada y corta. —¿Tienes que llevarme como si fuera un perro? —preguntó indignada— . No voy a echar a correr. —Por supuesto que no correrás —contestó Hewan, guasón—. Esta cadena no es para impedir que huyas; es para humillarte. —Eres un animal. —Puede ser, pero no soy yo el que lleva collar y cadena, princesita. Y que no se te ocurra intentar quitarte la bolsa de la cabeza: si lo haces, tendré que arrancarte esos bonitos ojos que tienes.
Alaine Scott (La princesa sometida (Cuentos eróticos de Kargul #3))
¿QUIÉN DESATÓ LA VIOLENCIA EN GUATEMALA?   En 1944, Ubico cayó de su pedestal, barrido por los vientos de una revolución de sello liberal que encabezaron algunos jóvenes oficiales y universitarios de la clase media. Juan José Arévalo, elegido presidente, puso en marcha un vigoroso plan de educación y dictó un nuevo Código del Trabajo para proteger a los obreros del campo y de las ciudades. Nacieron varios sindicatos; la United Fruit Co., dueña de vastas tierras, el ferrocarril y el puerto, virtualmente exonerada de impuestos y libre de controles, dejó de ser omnipotente en sus propiedades. En 1951, en su discurso de despedida, Arévalo reveló que había debido sortear treinta y dos conspiraciones financiadas por la empresa. El gobierno de Jacobo Arbenz continuó y profundizó el ciclo de reformas. Las carreteras y el nuevo puerto de San José rompían el monopolio de la frutera sobre los transportes y la exportación. Con capital nacional, y sin tender la mano ante ningún banco extranjero, se pusieron en marcha diversos proyectos de desarrollo que conducían a la conquista de la independencia. En junio de 1952, se aprobó la reforma agraria, que llegó a beneficiar a más de cien mil familias, aunque sólo afectaba a las tierras improductivas y pagaba indemnización, en bonos, a los propietarios expropiados. La United Fruit sólo cultivaba el ocho por ciento de sus tierras, extendidas entre ambos océanos. La reforma agraria se proponía «desarrollar la economía capitalista campesina y la economía capitalista de la agricultura en general», pero una furiosa campaña de propaganda internacional se desencadenó contra Guatemala: «La cortina de hierro está descendiendo sobre Guatemala», vociferaban las radios, los diarios y los próceres de la OEA[97]. El coronel Castillo Armas, graduado en Fort Leavenworth, Kansas, abatió sobre su propio país las tropas entrenadas y pertrechadas, al efecto, en los Estados Unidos. El bombardeo de los F-47, con aviadores norteamericanos, respaldó la invasión. «Tuvimos que deshacernos de un gobierno comunista que había asumido el poder», diría, nueve años más tarde, Dwight Eisenhower[98]. Las declaraciones del embajador norteamericano en Honduras ante una subcomisión del Senado de los Estados Unidos, revelaron el 27 de julio de 1961 que la operación libertadora de 1954 había sido realizada por un equipo del que formaban parte, además de él mismo, los embajadores ante Guatemala, Costa Rica y Nicaragua. Allen Dulles, que en aquella época era el hombre número uno de la CIA, les había enviado telegramas de felicitación por la faena cumplida. Anteriormente, el bueno de Allen había integrado el directorio de la United Fruit Co. Su sillón fue ocupado, un año después de la invasión, por otro directivo de la CIA, el general Walter Bedell Smith. Foster Dulles, hermano de Allen, se había encendido de impaciencia en la conferencia de la OEA que dio el visto bueno a la expedición militar contra Guatemala. Casualmente, en sus escritorios de abogado habían sido redactados, en tiempos del dictador Ubico, los borradores de los contratos de la United Fruit. La caída de Arbenz marcó a fuego
Eduardo Galeano (Las venas abiertas de América Latina)
¿Los conventos son, pues, tan esenciales para la constitución de un Estado? ¿Instituyó Cristo a los monjes y a los religiosos? ¿La Iglesia no puede, acaso, prescindir de ellos en absoluto? ¿Qué necesidad tiene el Estado de tantas vírgenes enloquecidas, y la especie humana de tantas víctimas? ¿No se percibirá nunca la necesidad de reducir la abertura de estas simas donde van a perderse futuras generaciones? ¿Todas las oraciones rutinarias que allí se hacen, valen acaso lo que una limosna que la conmiseración da a un pobre? Dios, que creó sociable al hombre, ¿aprueba que se le encierre? Dios, que lo creó tan inconstante y frágil, ¿puede autorizar la inseguridad de sus votos? Estos votos, contrarios a la inclinación general de la naturaleza, ¿pueden nunca ser cumplidamente observados excepto por algunas criaturas mal constituidas en las que los gérmenes de las pasiones están marchitos, y que con razón serían consideradas como monstruos si nuestras luces nos permitieran conocer tan fácilmente y tan bien la estructura interior del hombre como su forma exterior? ¿Todas estas ceremonias lúgubres que se observan en la toma de hábito y en la profesión de éstos, al consagrar un hombre o una mujer a la vida monástica y a la desgracia, suspenden acaso las funciones fisiológicas? Al contrario, ¿no se despiertan éstas en el silencio, la sujeción y la ociosidad con una violencia desconocida a la gente del mundo ocupada en una multitud de distracciones? ¿Dónde se ven mentes obsesionadas por espectros impuros que las siguen y las perturban? ¿Dónde este profundo fastidio, esa palidez, ese enflaquecer, todos los síntomas de la naturaleza que languidece y se consume? ¿Dónde las noches son turbadas por los gemidos, los días empapados de lágrimas derramadas sin motivo, precedidas de una melancolía que nadie sabe a qué atribuir? ¿Dónde la naturaleza, sublevada por una sujeción para la que no está hecha, rompe los obstáculos que se le oponen, tórnase furiosa y lanza la economía animal a un desorden que no tiene ya remedio? ¿En qué sitio la tristeza y el mal humor han aniquilado todas las cualidades sociales? ¿Dónde no existe padre, ni hermano, ni hermana, ni amigo? ¿Dónde el hombre, al considerarse sólo como ser de un instante fugaz, trata las relaciones más dulces de este mundo como un viajero los objetos que encuentra, sin afección? ¿Dónde está la sede del odio, del hastío y de los enervantes? ¿Dónde el lugar de la servitud y del despotismo? ¿Dónde los odios que nunca se extinguen? ¿Dónde las pasiones encubiertas en el silencio? ¿Dónde la morada de la crueldad y de la curiosidad? Nadie conoce la historia de estos asilos, decía a continuación el señor Manouri en su defensa; nadie la conoce. Añadía en otro lugar: «Hacer voto de pobreza es comprometerse mediante juramento a ser perezoso y ladrón; hacer voto de castidad equivale a prometer a Dios la infracción constante de la más sabia y más importante de sus leyes; hacer voto de obediencia es renunciar a la prerrogativa inalienable del hombre: la libertad. Si uno observa estos votos es un criminal; si no los observa, perjuro. La vida claustral es propia de un fanático o de un hipócrita.
Denis Diderot (La Religieuse (French Edition))
El caracol era el Mediador entre lo evanescente, lo escurrido, la fluidez sin ley ni medida y la tierra de las cristalizaciones, estructuras y alternancias, donde todo era asible y ponderable. De la Mar sometida a ciclos lunares, tornadiza, abierta o furiosa, ovillada o destejida, por siempre ajena al módulo, el teorema y la ecuación, surgían esos sorprendentes carapachos, símbolos en cifras y proporciones de lo que precisamente faltaba a la Madre. Fijación de desarrollos lineales, volutas legisladas, arquitecturas cónicas de una maravillosa precisión, equilibrios de volúmenes, arabescos tangibles que intuían todos los barroquismos por venir. Contemplando un caracol —uno solo— pensaba Esteban en la presencia de la Espiral durante milenios y milenios, ante la cotidiana mirada de pueblos pescadores, aún incapaces de entenderla ni de percibir siquiera, la realidad de su presencia. Meditaba acerca de la poma del erizo, la hélice del muergo, las estrías de la venera jacobita, asombrándose ante aquella Ciencia de las Formas desplegada durante tantísimo tiempo frente a una humanidad aún sin ojos para pensarla. ¿Qué habrá en torno mío que esté ya definido, inscrito, presente, y que aún no pueda entender? ¿Qué signo, qué mensaje, qué advertencia, en los rizos de la achicoria, el alfabeto de los musgos, la geometría de la pomarrosa? Mirar un caracol. Uno solo. Tedeum.
Alejo Carpentier
Me paso todo el día tan furiosa y llena de odio que temo por la vida de cualquiera que se me cruce en el camino
Anonymous
Las abejas dan más miedo que los toros. Se puede demostrar científicamente. Los toros son más grandes, pero las abejas generan más terror por centímetro cúbico. Un torero se pone delante de un toro de seiscientos kilos y tiene mérito, lo reconozco. Pero si al abrir la puerta de toriles salieran a la plaza seiscientos kilos de abejas furiosas, ese tío se caga en los pantalones. Seiscientos kilos de abejas, a gramo y medio por abeja, son cuatrocientas mil abejas. ¡A ver quién torea eso! ¡Que salga el picador, a ver quién pica a quién! Y no es por la cantidad. Cuanto más rebajes el número, peor. Imagínate seiscientas abejas nada más, pero de un kilo cada una; o todavía peor: seis abejas solamente, pero de cien kilos cada pieza. Seis abejas como seis remeros vascos. Pon ahí unas banderillas a ver si te atreves.
Luis Piedrahita (A mí este siglo se me está haciendo largo (No Ficción) (Spanish Edition))
Dio un pisotón. Deseó que aquella cosa glotona tuviera diarrea durante una semana. Deseó que se cagara de arriba abajo y de abajo arriba, y que luego se cayera por una grieta y perdiera su nombre y se muriese sola y vacía y hueca en la oscuridad furiosa.
Patrick Rothfuss (La música del silencio)
Le clavé una mirada furiosa. Las fantasías que tenía en aquel momento se habrían podido filmar con el título de El ataque de los cobayas asesinos...
David Safier (Mieses Karma (Mieses Karma, #1))
Estes homens são como rochas submersas, em vossas festas de fraternidade, quando se banqueteiam convosco, pastores que se apascentam a si mesmos sem temor; são nuvens sem água, levadas pelos ventos; são árvores sem folhas nem fruto, duas vezes mortas, desarraigadas; 13 ondas furiosas do mar, espumando as suas próprias torpezas, estrelas errantes, para as quais tem sido reservado para sempre o negrume das trevas. 14 Para estes também profetizou Enoque, o sétimo depois de Adão, dizendo: Eis que veio o Senhor com os seus milhares de santos, 15 para executar juízo sobre todos e convencer a todos os ímpios de todas as obras de impiedade, que impiamente cometeram, e de todas as duras palavras que ímpios pecadores contra ele proferiram.
João Ferreira de Almeida (A Bíblia Sagrada Cronológica com Índice Ativo e Touch, na nova Ortografia da Língua Portuguesa)
Porque o mineiro só é solidário no câncer. Mamãe, o mineiro só é solidário no câncer. d. ivete (furiosa) — Não repete! (Edgard recua diante da mãe, com cheque numa mão e o isqueiro aceso, na outra.) edgard — O mineiro só é solidário no câncer! d. ivete (como uma louca) — Chega! Chega! (A velha tapa os ouvidos.) edgard
Nelson Rodrigues (Otto Lara Resende ou Bonitinha, mas ordinária (Portuguese Edition))
y la furia la vuelve idiota. La prefiero furiosa e idiota a serena y astuta.
Anonymous
La pianta della concorrenza non nasce da sé, e non cresce da sola; non è un albero secolare che la tempesta furiosa non riesce a scuotere; è un arboscello delicato, il quale deve essere difeso con affetto contro le malattie dell'egoismo e degli interessi particolari, sostenuto attentamente contro i pericoli che da ogni parte lo minacciano sotto il firmamento economico.
Luigi Einaudi
Por tu expresión, Nynaeve, habría pensado que estás furiosa, pero sé que es tal tu dulzura que la gente te pide que remuevas su té con tus dedos.
Robert Jordan (El Señor del Caos (La Rueda del Tiempo, #6))
Annabeth me miró furiosa, como si tuviera ganas de darme un puñetazo. Y entonces hizo una cosa que me sorprendió todavía más. Me besó.
Rick Riordan (La batalla del laberinto (Percy Jackson y los dioses del Olimpo 4) (Spanish Edition))
- Nós concordámos que as coisas acabavam em agosto, Beyah. Combinámos que íamos ficar na parte menos profunda da água. Reviro os olhos. - Quem disse que há pessoas que se afogam nas águas menos profundas foste tu. - Inclino-me para a frente até ele voltar a olhar para mim - Estou a afogar-me, Samson. E és tu quem me está a segurar debaixo de água. - Limpo os olhos furiosa.
Colleen Hoover (Heart Bones)
Cuando una de ellas, cualquiera, gana terreno, siento que estoy traicionando a una parte muy importante de mí, que me insulta, me golpea, grita y patalea dentro de mí, decepcionada y furiosa por mi traición.
Cristina Saravia (Diario de un Trastorno Límite de Personalidad (Spanish Edition))
Al día siguiente mi cuerpo estaba completamente azul. No podía abrir los labios para hablar ni mover ninguna otra parte de mi ser sin que me doliera. Estaba allí, hundido en la cama, haciéndome a la idea de morir, y entonces entró mi madre con la camisa que yo llevaba durante la pelea. La extendió furiosa delante de mi cara y dijo: –¡Mira, tienes manchas de sangre en la camisa! ¡Manchas de sangre! –¡Lo siento! –¡Nunca las podré sacar! ¡NUNCA! –Son manchas de su sangre. –¡No importa! ¡Es sangre! ¡Y no se quita!
Charles Bukowski (Se busca una mujer)
É a literatura que nos revela que todo indivíduo, mesmo o mais restrito à mais banal das vidas, constitui, em si mesmo, um cosmo. Traz em si suas multiplicidades internas, suas personalidades virtuais, uma infinidade de personagens quiméricos, uma poliexistência no real e no imaginário, o sono e a vigília, a obediência e a transgressão, o ostensivo e o secreto, pululâncias larvares em suas cavernas e grutas insondáveis. Cada um contém em si galáxias de sonhos e de fantasias, de ímpetos insatisfeitos de desejos e de amores, abismos de infelicidade, vastidões de fria indiferença, ardores de astro em chamas, ímpetos de ódio, débeis anomalias, relâmpagos de lucidez, tempestades furiosas..
Edgar Morin (A Cabeça Bem-Feita)
La valentía es una contradicción en términos. Consiste en un fuerte deseo de vivir que adopta la forma de una especie de disposición a morir. Un soldado rodeado de enemigos, si quiere escapar, necesitará combinar un fuerte deseo de vivir con una extraña despreocupación por la muerte. Debe buscar la vida con una furiosa independencia; debe desearla como si fuese agua y beber la muerte como si fuera vino.
G.K. Chesterton (Orthodoxy)
La valentía es una contradicción en términos. Consiste en un fuerte deseo de vivir que adopta la forma de una especie de disposición a morir. «Quien por mí pierda la vida, la salvará» no es sólo una frase mística para santos y héroes, sino un consejo cotidiano para marinos y montañeros. Podría anotarse en una guía alpina o en un manual de instrucción militar. En esa paradoja se basa el principio de la valentía, incluso de la más brutal y mundana. Un hombre atrapado por la subida de la marea puede salvarse si se arriesga a cruzar por el precipicio. Sólo puede escapar a la muerte pasando a escasos centímetros de ella. Un soldado rodeado de enemigos, si quiere escapar, necesitará combinar un fuerte deseo de vivir con una extraña despreocupación por la muerte. No debe aferrarse sin más a la vida, pues en tal caso actuaría como un cobarde y no conseguiría salir bien librado. Tampoco debe esperar la muerte sin más, pues entonces sería un suicida y tampoco lo conseguiría. Debe buscar la vida con una furiosa independencia; debe desearla como si fuese agua y beber la muerte como si fuera vino.
G.K. Chesterton
Inanna era furiosa, ma paziente, era arrogante, ma saggia. Era la miglior Dea nata nel Cielo. Lei era tutto, ma allo stesso tempo niente, era l’uragano, ma anche la il vento dolce che ti accarezza. Lei era l’indiscussa Regina del Cielo.
Cleo Rozenfeld (La Stella (Saga del Sigillo della Luna, #1))
Há muitos anos, a minha mãe deu-me uma bala. E eu guardei-a no bolso da camisa. Dois anos depois, estava a andar na rua quando um padre, tomado por uma loucura furiosa, arremessou uma bíblia de uma janela de um hotel, acertando-me no peito. A bíblia ter-me-ia trespassado o coração, se não fosse a bala.
Ricardo Araújo Pereira (A Doença, o Sofrimento e a Morte Entram Num Bar)
I love travelling to places far from civilization. I always feel more civilized when I return.
Furiosa (Underestimate Me. That'll Be Fun!)
Noite de Jogos: O sorriso de seu rosto se transformou em uma fisionomia séria. Fechei os meus punhos e percebi que estava furiosa com tal pedido. O rosto dela empalideceu perante minha face. Mesmo assim, Aila se aproximou e ofereceu seu pescoço em direção a minha boca. Meus caninos poderiam dilacerar a pele delicada. Mas eu a beijei, suavemente. Ela ficou arrepiada, distanciou-se um pouco e nossos olhos se encontraram.
Íris Bisof (Portal Para O Submundo)
Il suicidio è così contrario a tanti nostri istinti e impulsi programmati che nessuno sano di mente va fino in fondo senza passare attraverso una marea di oscillazioni interne, con fasi in cui per poco non cambia idea ecc. Da questo punto di vista Kant, il logico tedesco, aveva ragione: gli esseri umani sono pressoché identici in termini di programmazione. Pur essendone solo di rado coscienti, fondamentalmente siamo solo strumento o espressione dei nostri impulsi evolutivi, a loro volta espressione di forze infinitamente più vaste e più importanti di noi. (Anche se esserne davvero coscienti è tutta un'altra cosa). Perciò non cercherò neppure di descrivere i vari momenti nel corso di quella giornata in cui mi sono seduto in soggiorno in preda a una furiosa crisi mentale sulla decisione di andare veramente sino in fondo. Tanto per cominciare, era intensamente mentale e richiederebbe un mucchio di tempo per esprimerla a parole, e poi risulterebbe ovvia o banale nel senso che molti dei pensieri e dei collegamenti erano in sostanza quel tipo di cose generiche che quasi tutti quelli sul punto di affrontare la morte finiscono per pensare. Come: "Questa è l'ultima volta che mi allaccio le scarpe.", "Come sembra deliziosa questa boccata d'aria", "Questo è l'ultimo bicchiere di latte che berrò.", "Che dono assolutamente inestimabile è la vista assolutamente consueta del vento che solleva i rami delle piante e li fa oscillare.
David Foster Wallace (Oblivion: Stories)
Sí, llegará un momento en que la humanidad escéptica, enloquecida por los placeres, blasfema de impotencia, se pondrá tan furiosa que será necesario matarla como a un perro rabioso... —¿Qué es lo que dice?... —Será la poda del árbol humano... una vendimia que sólo ellos, los millonarios, con la ciencia a su servicio, podrán realizar. Los dioses, asqueados de la realidad, perdida toda ilusión en la ciencia como factor de felicidad, rodeados de esclavos tigres, provocarán cataclismos espantosos, distribuirán las pestes fulminantes... Durante algunos decenios el trabajo de los superhombres y de sus servidores se concretará a destruir al hombre de mil formas, hasta agotar el mundo casi... y sólo un resto, un pequeño resto será aislado en algún islote, sobre el que se asentarán las bases de una nueva sociedad.
Roberto Arlt (Los siete locos (Spanish Edition))
Não há nenhum sentido em partilhar coisas se não se começa por tornar comum a aptidão em ver. Sem isso, viver o comunismo se parece com uma dança furiosa em um escuro absoluto: nos machucamos, nos ferimos, ficamos cheios de roxos na alma e no corpo, sem nem mesmo o querer e sem saber a quem, justamente, repreender por isso. Acrescentar-se a capacidade de ver de uns e de outros em todos os domínios, compor novas percepções e refiná-las ao infinto, eis o objetivo central de toda elaboração comunista, o crescimento da potência imediata que tal elaboração determina. Aqueles que nada querem ver só podem produzir desastres coletivos. É preciso se fazer vidente, para si mesmo, assim como para os outros.
Comite Invisível (Motim e destituição agora)
Está enfadada. Lo bastante furiosa como para olvidar quién es. Lo bastante como para causar el tipo de daño que luego no puede deshacerse.
Jennifer L. Armentrout (The War of Two Queens (Blood and Ash, #4))
Dio breve nell’erba ingarbugliato in goccia d’acqua e grandine furiosa dio coda di lucertola passi sbadati tra sedia e letto dio belva e piuma insonne asfalto dio uovo che ogni acqua è santa e ogni luogo sacro se assente di noi. Saprai mai inchinarti tanto da cogliere la bisbigliata creatura?
Chandra Livia Candiani (La bambina pugile ovvero la precisione dell'amore)
Sosiego Canales, más que sesentón, hijo de un señor de la Solana, que se instaló en Tomelloso el siglo pasado, vivía sólo, con un ama sordísima. Los tres años de guerra se los pasó encerrado en un camarón, criando gusanos de seda y masturbándose cuatro o cinco veces al día, sentado sobre un caballito de fotógrafo. Por tan largo encierro y repetida manipulación en la varija, el día que triunfaron los nacionales amaneció en la calle completamente cabra. Pero fue la suya, desde entonces, una locura polifacética y llena de sorpresas. Entre sus manías famosas, aparte del autotocamiento de los inguinales, que jamás cesó, aunque sí aminoró con los años, como suele ser corriente, se contaban: su furiosa manía —⁠duró largo tiempo⁠— de inspeccionar los faroles de las bicicletas que veía paradas en la calle. La de vocear en las lumbreras llamando a una tal Micaela, que nadie conocía. La de soltar —⁠que ésa le duraba⁠— chorros de palabras sandias, como los rompedores del lenguaje que ahora se estilan, que nadie comprendía. La de ir a las casas de fulanas y ocuparse con alguna, la que fuera, sin otro propósito que colocarle un papel de tornasol en el peludo. La de medir la torre parroquial con una cuerda desde lo alto del campanario. La de contar los López que tenían nicho en el cementerio viejo (al nuevo nunca entraba)… Y la que fue muy criticada, de ir a todos los bautizos y remedar al cura cuando recitaba los textos de cristianar… Y todos los años, después del concilio, cuando iba a pedirle al párroco una misa por el alma de su madre, decía a voces que él la quería «en latín y con el cura de culo».
Francisco García Pavón (Vendimiario de Plinio)
La mayor parte de la insania y la desesperación que usted experimenta proviene directamente de sus intentos de manejar y controlar lo que no puede. Piense en todos los intentos que ha hecho: los interminables sermones, los ruegos, las amenazas, extorsiones, tal vez incluso violencia, todos los caminos que ha probado y que no han dado resultado. Y recuerde cómo se sintió después de cada intento fallido. Su autoestima se redujo más aun, y se volvió más ansiosa, más impotente, más furiosa. La única manera de salir de todo eso es abandonar los intentos de controlar lo que no puede: a él y su vida.
Robin Norwood (Las mujeres que aman demasiado: El best seller que ha ayudado a millones de mujeres (Spanish Edition))
Ela é como um enxame de vespas furiosas.
Bal Khabra (Collide (Off the Ice, #1))
Una quiere que se entienda: que somos muchas y que estamos furiosas. Una ha nacido intuyendo tantas cosas que ahora quisiera explorar. Una está conectada. Una siente el llamado. Una ya no está sola.
Juliana Borrero Echeverry (Las Extraterrestres)
El alma es otra cosa. El alma es ímpetu, pasión, vehemencia, ego, interés, energía vital. El alma es saṃsāra, como dirían los budistas. Un torbellino dentro de otro torbellino mayor, un vórtice en la furiosa corriente de un río. La energía del alma se puede transformar para vivificar el espíritu, reorientando la corriente de lo biológico a lo psíquico. Pues el espíritu no es omnipotente; al contrario, es frágil. Y en cuanto despierta, se ve rodeado de mundo, de pasiones, deseos, intereses, miedos. La magia de la vida consiste en eso. Cada ser vivo es el centro del universo y, al mismo tiempo, un horizonte de sucesos. Cada alma es un centro. Un centro que, como el caracol, llevamos a cuestas allá donde vayamos. Un centro espacial y temporal, desde el que se ve el pasado y el futuro.
Juan Arnau (En la mente del mundo: La aventura del deseo y la percepción (Spanish Edition))
Estoy furiosa contra una sociedad que me ha educado sin enseñarme nunca a golpear a un hombre si me abre las piernas a la fuerza, mientras que esa misma sociedad me ha inculcado la idea de que la violación es un crimen horrible del que no debería reponerme.
Virginie Despentes (Teoría King Kong (Spanish Edition))
Lo que yo propongo hacer, si llego a ser presidente, es hacer todos los ajustes que tenés que hacer. ¿Y si te tenés que bancar la recesión?, ¡te la bancás! ¿Y si tenés que bancarte que todo el día te digan de todo?, ¡te lo bancás! El mejor ejemplo de la historia argentina es Carlos Pellegrini205. Él asume en el medio de una crisis furiosa. ¿Y qué hace? Hace todos los ajustes y paga todos los costos políticos. Cuando termina su presidencia, va a salir por el Congreso (él vivía a dos cuadras del Congreso) y le dicen: ‘No, camine por acá porque hay gente enojada’. Y él dice: ‘No, yo hice lo que tenía que hacer’ ¿Y qué hace? Se abrocha el frac. Se calza la galera. Agarra el bastón y sale por la escalera. Camina las dos cuadras y le dicen de todo, ¡de todo! ¿Cómo lo recuerda la historia? Como ‘el piloto de tormentas’. Eso es lo que vengo a proponer yo. Yo vengo a hacer lo que hay que hacer”. Y remata: “Vengo a cumplir la labor de Pellegrini en el siglo XXI”206.
Nicolás Márquez (Milei: La revolución que no vieron venir (Spanish Edition))
«¿No te importa que mi hermana me deje servir sola?» exclama, herida y furiosa. La mayoría de las veces estos procesos interiores de soledad frustrada no terminan en un estallido, sino que toca lidiar con ellos en silencio, hasta que, quizás, van encontrando su lugar. Pero no cabe duda de que ahí están. Y que ese lugar que ocupan a veces es un espacio herido, que deja un poso de nostalgia o insatisfacción por lo que uno piensa que podría haber sido de otra manera.
José María Rodríguez Olaizola (Bailar con la soledad)
«No hay mayor insumisión que la risa y el placer. Nos negamos a ser guerreras de ceño eternamente fruncido y piernas cerradas. Nos resistimos a sentirnos culpables por haber sobrevivido. Somos manada furiosa, devenimos perras».
Dahlia de la Cerda (Desde los zulos (Spanish Edition))
En la ebriedad le rodeaban mujeres, sombra, policía, viento. Ponía venas en las urces cárdenas, vértigo en la pureza; la flor furiosa de la escarcha era azul en su oído. Rosas, serpientes y cucharas eran bellas mientras permanecían en sus manos.
Antonio Gamoneda (Libro del frío)
El polvo que empacaba el aire se abrió para mostrar la espalda robusta de una mujer de melena parda que corría furiosa en vertical por la fachada del edificio. Vestía con pieles negras y placas de materiales de origen diverso moteadas con pintura roja. Aquella mujer no conocía el miedo. No había descontrol en ella. Si el hombre es conflicto y anarquía, ¿qué demonios será esa mujer? se preguntó Térica.
Pau Varela (La Cosecha Estelar (El Eterno Retorno, #2))
Da Un Amore di Fine Secolo. In un palco di proscenio alla Metropolitan Oper House di New York. Frank Raleigh sedeva alle spalle di Camille e, come ipnotizzato, faceva correre con lentezza gli occhi su quanto la sua vantaggiosa posizione gli offriva. Capelli di seta, una nuca da accarezzare, spalle tonde e perfette, una schiena elegante e sinuosa avvolta in un abito che, nella sua mente, Camille avrebbe dovuto indossare solo per lui e poi togliersi, solo per lui. Ma era sul collo di Camille che il desiderio di Frank Raleigh si era soffermato durante il primo atto di Traviata: così delicato e bianco, un’irresistibile tentazione per le sue labbra. Il valzer finì, l’atto finì, il sipario si chiuse. E, per una frazione di secondo, il teatro fu avvolto da un buio morbido come il velluto. Fu in quel momento di totale, invitante oscurità, che Frank Raleigh agì con l’istinto aggressivo del predatore che era. Calò le labbra sul collo di Camille e ne assaporò senza delicatezza la morbidezza e il profumo, lasciandole un segno rosso e umido di desiderio sulla pelle. Nel buio del teatro risuonò un esterrefatto e alquanto sgomento «Oh!» E quando dai globi di cristallo la luce riapparve tremula a illuminare la grande platea, Frank Raleigh sorrise fra sé, soddisfatto del suo gesto sconsiderato e poco signorile. Perché, nell’espressione di Camille, che ora lo fronteggiava rossa in viso, furiosa e intimorita, aveva percepito la luce inconfondibile del piacere. «Non osate mai più fare una cosa del genere» sibilò lei a labbra strette, mentre con la stola di seta tentava di celare il marchio che le labbra di Raleigh le avevano impresso sulla pelle. «Al contrario, oserò ancora» sussurrò lui, piegandosi appena appena verso di lei mentre applaudendo fingeva entusiasmo per gli artisti. «E non immaginate neppure quanto vi piacerà.»
Viviana Giorgi (Un amore di fine secolo)
Anzi, era come se il castello di carte che si era costruita con solide fondamenta fosse stato buttato giù all'improvviso da una furiosa tempesta. Forse era solo quello ciò di cui stava cercando di avvertirla il suo istinto. E quella tempesta, pensò, era Sasha.
Ska W. Barnes (Chasm: secrets you keep (Duologia dell'Abisso, #1))
Shaskepeare e Dionisos "As furiosas falas de Cleópatra parecem mais chocantes para um ouvido anglo-saxónico do que para um mediterrâneo. O discurso veemente e desabrido é comum entre os povos do Sul, devido à persistência da agricultura e de uma intensidade pagã. Quem vive da terra, ou na proximidade da terra, reconhece a terrível amoralidade da natureza. As sádicas imagens de Cleópatra são normais para um italiano. Os meus parentes italianos imigrados diziam coisas como " Que te matem" ou "Hás-de ser comido por um gato". Segundo o meu pai ,expressões ítalo-americanas comuns foram adoptadas a partir da forma che te possono (que te façam isto ou aquilo). Por exemplo " Que te arranquem os olhos", " Que arrastes a língua pelo chão", "Que te apertem os tomates", " Que te cosam o cu". A similaridade com o estilo retórico de Cleópatra é evidente. A tortura e o homicídio estão sempre próximas da imaginação mediterrânica.
Camille Paglia (Sexual Personae: Art and Decadence from Nefertiti to Emily Dickinson (Yale Nota Bene))
Eu realmente amo você — falei, tentando tocar sua alma com ternura. — Eu? Não Lunete? — disse Nimue, furiosa.
Bernard Cornwell (O rei do inverno (As Crônicas de Arthur))
Estaba atrapada en un espacio cerrado con su ama hasta quién sabe cuándo, furiosa, porque prácticamente fue secuestrada. La presencia de Crier le provocaba aún más furia, el choque de sus rodillas en cada sacudida del carruaje, el olor de su cabello, el aroma de su piel limpia y perfumada; su mentón afilado y la suavidad de su cuello…
Nina Varela (La guerra de Crier (Crier's War, #1))
Non sapeva, lui che apriva il suo cuore all’aria aperta, che non rispettava altra legge al mondo se non la buona legge di natura, lui che lasciava scorrere le proprie passioni per i loro pendii, e in cui il lago delle grandi emozioni era sempre a secco, poiché vi apriva egli ogni mattina larghi e nuovi canali, non sapeva con quale furia questo mare di passioni umane fermenta e ribolle quando sia impedito a qualunque uscita, come si ammassa, come si gonfia, come deborda, come scava il cuore, come scoppia in singhiozzi interni e in sorde convulsioni fino a che non abbia rotto le dighe e aperto una crepa nel suo letto. L'involucro austero e glaciale di Claude Frollo, la sua fredda superficie di virtù impervia e inaccessibile aveva sempre ingannato Jehan. L'allegro scolaro non aveva mai pensato a quanta lava bollente, furiosa e profonda fosse sotto la fronte innevata dell'Etna.
Victor Hugo
Pg_17 Às vezes tenho a sensação de que um autor é uma espécie de médium. Pg_19 Regressamos assim à imaginação. A essa louca às vezes fascinante e às vezes furiosa que mora no sótão. Ser romancista é conviver harmoniosamente com a louca de cima. É não ter medo de visitar todos os mundos possíveis e alguns impossíveis. Tenho uma teoria (tenho muitas, resultado da laboração frenética da minha razão), segundo a qual os narradores são seres mais dissociados ou talvez mais conscientes da dissociação do que os restantes. Isto é, sabemos que dentro de nós somos muitos. Há profissões que se harmonizam melhor do que outras a este tipo de carácter, como, por exemplo, ser actor ou actriz. Ou ser espião. Mas para mim não há nada comparável a ser romancista, porque nos permite não apenas viver outras vidas, mas inventá-las. «Às vezes tenho a impressão de que surjo daquilo que escrevi como uma serpente surge da sua pele», diz Vila-Matas em a Viagem Vertical. O romance é a autorização da esquizofrenia.
Rosa Montero
profesora. Pero de seguro nadie te contó que Mistral fue una ruda feminista que luchó contra el desprecio a la mujer, que fue una crítica furiosa de la explotación del obrero y el agricultor, que rechazó la violencia y el despojo contra el pueblo indígena ni tampoco que fue atacada en Chile y el extranjero por su oposición a los fascismos y «la tarántula militar»,
Jorge Baradit (Historia secreta de Chile 3 (Spanish Edition))
Admitindo que todos temos de conservar certo equilíbrio, o principal interesse consiste em saber como tal equilíbrio pode ser conservado. Foi esta questão que o paganismo tentou resolver e foi esta a questão que julgo ter sido resolvida pelo Cristianismo, e resolvida de forma deveras estranha. O paganismo declarou que a virtude estava no equilíbrio, e o Cristianismo veio declarar que ela estava no conflito: na colisão de duas paixões aparentemente opostas. [...] A coragem é quase uma contradição em seus termos. Significa um forte desejo de viver, que toma a forma de uma absoluta prontidão para morrer. 'Aquele que perder a sua vida salvá-la-á', este não é um lema de misticismo para santos e heróis: é um conselho diário para alpinistas e marinheiros. Podia estar impresso no guia do alpinista ou num manual de instrução militar. Este paradoxo é todo o princípio da coragem. [...] Um soldado cercado pelos inimigos, se quiser salvar-se, precisa combinar um forte desejo de viver com uma extraordinária despreocupação em relação à morte. Não deve apenas agarrar-se à vida, pois nesse caso seria um covarde e não escaparia. Não deve tampouco esperar pela morte, pois seria então um suicida e também não escaparia. Deve procurar a vida com um ímpeto de furiosa indiferença para com ela; deve desejar a vida como quem deseja água e, no entanto, deve beber a morte como quem bebe vinho. [...] Mas o Cristianismo fez mais: estabeleceu-lhe limites nas terríveis sepulturas do suicida e do herói, apontando a distância que separa aquele que morre por amor à vida daquele que morre por amor à morte. E isto tem mantido, desde então, acima das lanças europeias, o pendão do mistério da Cavalaria: a coragem cristã, que é um desdém pela morte, e não a coragem chinesa, que é um desdém pela vida. Comecei então a compreender que esta dupla paixão era a chave cristã para a ética em toda parte. Em todo lugar o credo tornava moderado o embate contínuo entre duas impetuosas emoções. Tomemos, por exemplo, a questão da modéstia, do equilíbrio entre o mero orgulho e a mera prostração. [...] O Cristianismo procurou, por este mesmo estranho expediente, salvar ambas as poesias [as poesias de ser orgulhoso e de ser humilde]. Separou as duas ideias e exagerou-as ambas. Por um lado, o homem tinha de ser mais presunçoso do que jamais fora e, por outro, tinha de ser mais humilde do que nunca. Considerado como Homem, sou a principal das criaturas; considerado como um homem, sou o maior dos pecadores. [...] A caridade é um paradoxo, como a modéstia e a coragem. Grosseiramente falando, a caridade significa uma dessas duas coisas: perdoar atos imperdoáveis ou amar pessoas que não são dignas de amor. [...] Um pagão sensato diria que existem pessoas a quem devemos perdoar e outras a quem não devemos perdoar. [...] E mais uma vez apareceu o Cristianismo. Chegou impetuosamente com uma espada e separou uma coisa da outra. Separou o crime do criminoso. Ao criminoso devemos perdoar até setenta vezes sete. Ao crime, não devemos perdoá-lo de forma alguma. [...] Devíamos ser muito mais austeros para com o roubo do que tínhamos sido anteriormente, e muito mais compassivos para com o ladrão do que nos mostráramos até então. [...] E, quanto mais eu observava o Cristianismo, mais verificava que ele tinha estabelecido uma regra e uma ordem e que o principal objetivo dessa ordem era possibilitar que as coisas boas se manifestassem com maior ímpeto.
G.K. Chesterton (Orthodoxy)
La vieja armería de Donal Noye, sin embargo, permanecía oscura y en silencio, y las habitaciones de Jon, en la parte de atrás de la vieja forja, estaban todavía más oscuras. Pero aún no había tenido tiempo de quitarse la capa cuando Dannel asomó la cabeza por la puerta para anunciar que Clydas le llevaba un mensaje. —Que pase. —Jon encendió un cirio en el brasero y prendió tres velas con él. Clydas entró parpadeando, con el rostro congestionado y un pergamino agarrado firmemente. —Disculpad, lord comandante. Sé que debéis de estar muy cansado, pero me pareció que querríais ver esto enseguida. —Bien hecho. —Jon leyó: En Casa Austera, con seis barcos. Mar bravía. Perdidos el Pájaro Negro y su tripulación; dos barcos lysenos encallados en Skane; la Garra hace agua. Nada marcha bien. Los salvajes se comen los cadáveres de los suyos. Cosas muertas en el bosque. Los capitanes braavosi solo quieren llevar mujeres y niños en sus barcos. Las brujas nos llaman esclavistas. Renunciamos a hacernos con la Cuervo de Tormenta; seis tripulantes y muchos salvajes muertos. Quedan ocho cuervos. Cosas muertas en el agua. Enviad ayuda por tierra; mar azotado por las tormentas. Desde la Garra, por la mano del maestre Harmune. Bajo el texto figuraba la furiosa firma de Cotter Pyke. —¿Es grave, mi señor? —preguntó Clydas. —Bastante grave. «Cosas muertas en el bosque. Cosas muertas en el agua. Quedan seis barcos de los once que zarparon. —Jon enrolló el pergamino con el ceño fruncido—. Cae la noche y comienza mi guerra.»
George R.R. Martin (Danza de dragones (Canción de Hielo y Fuego, #5))
Estoy furiosa contra una sociedad que me ha educado sin enseñarme nunca a golpear a un hombre si me abre las piernas a la fuerza, mientras que esa misma sociedad me ha inculcado la idea de que la violación es un crimen horrible del que no debería reponerme.
Virginia Despentes
Creo que hay dos clases de personas. Las que tienen un grito dentro y las que no lo tienen. La gente que tiene un grito está demasiado furiosa o demasiado triste o ríe con demasiada fuerza, maldice mucho, toma drogas o nunca se está quieta. A veces, esas personas cantan con toda la fuerza de sus pulmones con las ventanillas abiertas. No creo que la gente nazca así. Creo que son otras personas las que nos ponen el grito dentro con las cosas que nos hacen y nos dicen, o por culpa de las cosas que les vemos hacer o decir a otras personas. Y no creo que podamos librarnos de eso. Quien no tiene un grito dentro, no lo puede entender.
Wendy Walker (Emma in the Night)
Era generalmente en la noche –escribe Boussingault– cuando Manuelita visitaba al general. Llegó una vez que no era esperada. Hete aquí que encontró en el lecho de Bolívar un magnífico arete de diamantes. Hubo entonces una escena indescriptible: Manuelita, furiosa, quería absolutamente arrancarle los ojos al Libertador. Era entonces una vigorosa mujer; apresaba tan bien a su infiel, que el pobre gran hombre se vio obligado a pedir socorro. Dos edecanes lograron con trabajo librarlo de la tigresa.
Alfonso Rumazo González (Simón Bolívar (Spanish Edition))
E todavia - continuava ele, remexendo a chávena - o Pessimismo é uma teoria bem consoladora para os que sofrem, porque desindividualiza o sofrimento, alarga-o até o tornar uma lei universal, a lei própria da Vida; portanto lhe tira o caráter pungente duma injustiça especial, cometida contra o sofredor pôr um Destino inimigo e faccioso! Realmente o nosso mal sobretudo nos amarga, quando contemplamos ou imaginamos o bem do nosso vizinho: - porque nos sentimos escolhidos e destacados para a infelicidade, podendo, como ele, ter nascido para a Fortuna. Quem se queixaria de ser coxo - se toda a humanidade coxeasse? E quais não seriam os urros, e a furiosa revolta do homem envolto na neve e friagem e borrasca dum Inverno especial, organizado nos Céus para o envolver a ele unicamente - enquanto em redor, toda a Humanidade se movesse na luminosa benignidade duma Primavera? (...) E depois - clamava ainda o meu amigo - o Pessimismo é excelente para os Inertes, porque lhes atenua o desgracioso delito da Inércia. Se toda a meta é um monte de Dor, onde a alma vai esbarrar, para que marchar para a meta, através dos embaraços do mundo? E de resto todos os Líricos e Teóricos do Pessimismo, desde Salomão até o maligno Schopenhauer, lançam o seu cântico ou a sua doutrina para disfarçar a humilhação das suas misérias, subordinando-as todas a uma vasta lei de Vida, uma lei Cósmica, e ornando assim com a auréola de uma origem quase divina as suas miúdas desgraçazinhas de temperamento ou Sorte.
Eça de Queirós (A Cidade e as Serras)
Todos mis sentidos responde a su aroma, el modo en que se siente, el modo en que me mira. Cuando no le pone furiosa, es poderosamente embriagador
J.R. Johansson (Condenado a muerte (Spanish Edition))
Todos mis sentidos responde a su aroma, el modo en que me mira. Cuando no me pone furiosa, es poderosamente embriagador.
J.R. Johansson (Condenado a muerte (Spanish Edition))
Quando ao pobre lhe arrancaram a ilusão religiosa e pôde ver as iniquidades, de ordem natural ou social, que o separavam da vida, a revolução começou. Sobrenadam escórias, palavras, leis, mas dessa mescla furiosa de ódios e tentativas frustradas, há-de sair o futuro, isto é - a Justiça. A pior revolução está ainda por fazer - é a dos desgraçados.
Raul Brandão (El-Rei Junot)
A mulher clitoridiana torna-se a figura da consciência feminina: “para desfrutar plenamente do orgasmo clitoridiano, a mulher deve encontrar uma autonomia psíquica”. A reivindicação da diferença sexual significa menos o confinamento em um esquema binário que a desconstrução do conceito de igualdade. As feministas radicais não procuram ser tratadas como iguais aos homens, mas ser consideradas – e antes de tudo se considerar – elas mesmas como o que são “autenticamente”, diferentes. Reconhecer-se como clitoridiana era na época um verdadeiro coming out. Com a “mulher clitoridiana”, a diferença saía do armário. Para Lonzi, a crítica da construção heteronormativa da sexualidade feminina (ainda não é do ponto de vista temático uma questão de teoria do gênero) também supõe evidentemente uma rejeição da psicanálise freudiana e de sua equação entre clitóris e imaturidade, que transformam as mulheres em “aspirantes vaginais”. A recusa da psicanálise freudiana é semelhante à rejeição da dialética hegeliana. O feminismo, para as mulheres, toma o lugar da psicanálise para os homens. Na psicanálise, o homem encontra as razões que o tornam inatacável […]. No feminismo, a mulher encontra a consciência feminina coletiva que elabora os temas de sua liberação. A categoria de repressão na psicanálise equivale à do senhor-escravo no marxismo [e no hegelianismo]: ambos visam a uma utopia patriarcal que vê a mulher como o último ser humano reprimido e subjugado para sustentar o esforço grandioso do mundo masculino que rompe as correntes da repressão e da escravidão. Questão fundamental da autoconsciência feminista, o clitóris marca doravante a distância irredutível entre submissão e responsabilidade. Mas como evitar, entre mulheres, a reconstituição da potência fálica? A redução da distância? Em seu diário, Lonzi evoca dolorosamente as dificuldades que encontra com Ester, sua companheira, que se sente dominada por ela. Com Ester, só posso me calar. Ela está furiosa consigo mesma e não suporta isso. Agora, ousa dizer o que nunca havia dito, o que era impensável: que, em nossa relação, eu sou o homem e ela é a mulher. É assim que a dicotomia vaginal versus clitoridiana retorna, e nem o feminismo poderá pôr um fim nisso.
Catherine Malabou (Il piacere rimosso. Clitoride e pensiero)