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La atmósfera de libertad que se vivía durante el gobierno de Illia estimuló el desenvolvimiento de movimientos culturales vanguardistas. Por ejemplo el pop-art, que tuvo su catedral en el Instituto Di Tella. “Nosotros amamos los días de sol, las plantas, los Rolling Stones y las medias blancas, rosadas y plateadas, a Sony and Cher, y a Bobby Dylan. A Saint Laurent, las pieles, el celeste y el rosa, las camisas con flores, las camisas con rayas, los pelos, que nos saquen fotos, los cuerpos tostados, las gorras de color, los finales felices, el mar; bailar; las revistas, el cine, las nubes, el negro, las ropas brillantes, las baby girl, las girl girl, los boy girl, los girl boy y los boy boy”, escribiría una de las protagonistas de la “movida”, desnudando la fuerte impronta de las corrientes entonces en boga en los Estados Unidos y en Europa y su escaso anclaje en las tradiciones vernáculas. La moda se postulaba como una de las formas del arte y fue en el Di Tella donde se daba cita la llamada “gente linda”. Allí surgieron Oscar Masotta, Les Luthiers, Edgardo Jiménez, Marta Minujín, Dalila Puzzovio, Oscar Araiz y muchos más.
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Pacho O'Donnell (Breve historia argentina. De la Conquista a los Kirchner (Spanish Edition))