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Envidio —pero no sĂ© si envidio de veras— a aquĂ©llos de quienes se puede escribir una biografĂa, o que pueden escribir su propia biografĂa. En estas expresiones sin continuidad ni deseo alguno de continuidad, narro con indiferencia mi autobiografĂa sin hechos, mi historia sin vida. Son mis Confesiones, y si en ellas nada digo, es que nada tengo que decir.
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