Fe Del Mundo Quotes

We've searched our database for all the quotes and captions related to Fe Del Mundo. Here they are! All 100 of them:

¡Libros! ¡Libros! Hace aquí una palabra mágica que equivale a decir: "amor, amor", y que debían los pueblos pedir como piden pan o como anhelan la lluvia para sus sementeras. Cuando el insigne escritor ruso Fedor Dostoyevsky, padre de la revolución rusa mucho más que Lenin estaba prisionero en la Siberia, alejado del mundo, entre cuatro paredes y cercado por desoladas llanuras de nieve infinita; y pedía socorro en carta a su lejana familia, sólo decía: "¡Enviadme libros, libros, muchos libros para que mi alma no muera!". Tenía frío y no pedía fuego, tenía terrible sed y no pedía agua pedía libros, es decir, horizontes, es decir, escaleras para subir la cumbre del espíritu y del corazón. Porque la agonía física, biológica, natural, de un cuerpo por hambre, sed o frío, dura poco, muy poco, pero la agonía del alma insatisfecha dura toda la vida. Ya ha dicho el gran Menéndez Pidal, uno de los sabios más verdaderos de Europa, que el lema de la República debe ser: "Cultura". Cultura porque sólo a través de ella se puede resolver los problemas en que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz. Medio pan e un libro. Locución de Federico García Lorca al pueblo de Fuente de Vaqueros (Granada)
Federico García Lorca
Todos somos parte del mundo, hija. Nosotros somos el mundo. Si dañamos a Tara, nos dañamos a nosotros mismos. No lo olvides nunca. Ten fe en ti misma y no te rindas.
Laura Gallego García (Las hijas de Tara)
Quiero ver con mis propios ojos a la cierva durmiendo junto al león, a la víctima besando a su verdugo. Sobre este deseo reposan todas las religiones, y yo tengo fe. Quiero estar presente cuando todos se enteren del porqué de las cosas. ¿Pero qué papel tienen en todo esto los niños? No puedo resolver esta cuestión. Todos han de contribuir con su sufrimiento a la armonía eterna, ¿pero por qué han de participar en ello los niños? No se comprende por qué también ellos han de padecer para cooperar al logro de esa armonía, por qué han de servir de material para prepararla. Comprendo la solidaridad entre el pecado y el castigo, pero esta no puede aplicarse a un niño inocente. Que este sea culpable de las faltas de sus padres es una cuestión que no pertenece a nuestro mundo y que yo no comprendo.
Fyodor Dostoevsky (Los Hermanos Karamazov (Spanish Edition))
Ir y quedarse, y con quedar partirse, partir sin alma, y ir con alma ajena, oír la dulce voz de una sirena y no poder del árbol desasirse; arder como la vela y consumirse, haciendo torres sobre tierna arena; caer de un cielo, y ser demonio en pena, y de serlo jamás arrepentirse; hablar entre las mudas soledades, pedir prestada sobre fe paciencia, y lo que es temporal llamar eterno; creer sospechas y negar verdades, es lo que llaman en el mundo ausencia, fuego en el alma, y en la vida infierno.
Lope de Vega
Y yo, colocado en el último peldaño de la escalera social por una Providencia que para mí es madrastra y no madre, yo, dotado de un corazón noble, pero falto de mil francos de renta, es decir, sin pan... no exagero... sin pan, ¿he de rehusar un placer que se me ofrece sin yo buscarlo, un manantial límpido que viene a apagar mi sed en el desierto abrasador de la pobreza que con tanta pena atravieso? ¡A fe que sería la estupidez mayor del mundo! ¡Primero yo, y después yo, y siempre yo, en el desierto de egoísmo que llamamos vida!
Stendhal (Rojo y Negro)
Sólo porque sigas una fe en concreto, eso no significa que sea el camino correcto... quizás ninguna religión contenga toda al verdad del mundo. Quizá cada religión contenga fragmentos de la verdad y nosotros tengamos la responsabilidad de identificar esos fragmentos y volver a unirlos. Oromis
Christopher Paolini (Brisingr (The Inheritance Cycle, #3))
Una vez que hayas hecho del mundo un fin, y de la fe un medio, ya casi has vencido a tu hombre, e importa muy poco qué clase de fin mundano persiga.
C.S. Lewis (Cartas del Diablo a Su Sobrino (Spanish Edition))
Mientras el hombre continúe caminando en esta creencia de tristeza, seguirá caminando en un mundo de dolor y confusión, porque el mundo es, en cada detalle, la conciencia del hombre cristalizada.
Neville Goddard (Tu Fe es tu Fortuna (Spanish Edition))
En contraste con las masas, los intelectuales tienen afición a la racionalidad e interés por los hechos. Su hábito mental crítico los hace resistentes a la clase de propaganda que funciona también sobre la mayoría. Entre las masas "el instinto es supremo y del instinto surge la fe... Mientras la sana gente común estrecha instintivamente sus filas para formar la comunidad de un pueblo ( bajo un Jefe, sobra decirlo ), los intelectuales van de un lado a otro, como gallinas en un gallinero. Con ellos no se puede hacer historia; no pueden ser utilizados como elementos componentes de una comunidad.
Aldous Huxley (Nueva visita a un mundo feliz (Spanish Edition))
(...) no había ningún secreto de la humanidad que, desde un mal ángulo, la ortodoxia no hubiese enfocado; que la religión era mucho más aguda que la ciencia, y si se le añadía juicio y visión, podía ser lo más grande del mundo
E.M. Forster (Maurice)
se supone que voy a saber cuál de las religiones es la verdadera? —se preguntó—. Sólo porque alguien siga una fe en concreto, eso no significa que sea el camino correcto… Quizá ninguna religión contenga toda la verdad del mundo. Quizá cada religión contenga fragmentos de la verdad y nosotros tengamos la responsabilidad de identificar esos fragmentos y volver a unirlos. O quizá los elfos tengan razón y no exista ningún dios. Pero ¿cómo puedo estar seguro?»
Christopher Paolini (Brisingr (Inheritance, #3))
Queridos jóvenes, buenas tardes. Quiero primero darles las gracias por el testimonio de fe que ustedes están dando al mundo. Siempre oí decir que a los cariocas no les gusta el frío y la lluvia. Pero ustedes están mostrando que la fe de ustedes es más fuerte que el frío y la lluvia. ¡Enhorabuena! Ustedes son verdaderamente grandes héroes. Veo en ustedes la belleza del rostro joven de Cristo, y mi corazón se llena de alegría. Recuerdo la primera Jornada Mundial de la Juventud a nivel internacional. Se celebró en 1987 en Argentina, en mi ciudad de Buenos Aires. Guardo vivas en la memoria estas palabras de Juan Pablo II a los jóvenes: “¡Tengo tanta esperanza en vosotros! Espero sobre todo que renovéis vuestra fidelidad a Jesucristo y a su cruz redentora” (Discurso a los Jóvenes, 11 de abril 1987:
Pope Francis (El Papa Francisco en Brasil)
Vierte tus vivientes palabras de fe en el omnipotente éter y serás próspero aunque todos los bancos del mundo te cierren las puertas. Vuélvete a la gran energía de tu pensamiento sobre “ideas prósperas” y tendrás abundancia sin mirar lo que los hombres digan o hagan”.
Catherine Ponder (LAS LEYES DINAMICAS DE LA PROSPERIDAD (Spanish Edition))
«Nadie daña más la fe católica que las matronas», escribió.16Hacia el final del Malleus, Kramer declaraba que las brujas-matronas «superan a todas las demás brujas con sus crímenes», y que aquella maldad abundaba tanto que «apenas existe una diminuta aldea en la que no se haya hallado».17
Elinor Cleghorn (Enfermas: Una historia sobre las mujeres, la medicina y sus mitos en un mundo de hombres)
Una vez que hayas hecho del mundo un fin, y de la fe un medio, ya casi has vencido a tu hombre, e importa muy poco qué clase de fin mundano persiga. Con tal de que los mítines, panfletos, políticas, movimientos, causas y cruzadas le importen más que las oraciones, los sacramentos y la caridad, será nuestro; y cuanto más “religioso” (en ese sentido), más seguramente nuestro.
C.S. Lewis (The Screwtape Letters)
La superficie no resiste. Huyo hacia delante llevando el dolor cosido a los talones. Ninguna acequia en la que ahogarlo, ninguna huella en la que perderlo. Decido enfrentarlo como se enfrenta al cielo la llanuera: a descubierto. Habré de perderme a mí ya que en el mí se aloja todo dolor. Digo dolor para nombrarlo, exorcizar al mí. Escribo el mí para que ruede hacia la página, pero se me pega a los dedos y no acierto, no acierto a diluir en la tinta el llanto. A sacudidas me digo, a sacudidas la letra y luego contra lo irremediable me alzo. Alzo el grito. Contra lo irremediable. Vago por el mundo dejando un rastro de gritos. Cada saludo es un frito, cada sonrisa un grito. Mi sonrisa oculta el primer grito del mundo, el único, el mismo, aquel que brota en el final, cuando ya nada importa. Intrusa de mi mundo y del ajeno, no hallo lugar para el descanso. La fe de los comienzos, no El perdón no. Sólo el balbuce. La salvación no. Sólo el balbuceo. Después del grito el balbuceo. Asolada el balbuceo. Mis pasos doblándose hacia dentro. La mente desposeída de estrategias. Sólo el balbuceo. Dolor, ni tan siquiera -palabra sin sentido-. No abro las cortinas. Ninguna cortina. La habitación oscura. Málagra, Damasco, Delhi, en todas las ciudades la vida me es ajena, Todas las ventanas son la misma ventana. Todas las aceras reciben el mismo cuerpo. La misma soledad cayendo, excesiva. Morir es un exceso. Me ex- cedo. Balbuceo. Sigo alimentándome tan sólo para poder decir el exceso. A contra-vida. Abajo. Y a nadie que esté vivo ha de importarle lo que digo. No es más que un murmullo soterrado, apenas inquietante.
Chantal Maillard (La herida en la lengua)
Porque cristianismo auténtico es seguir a Cristo y sus enseñanzas. Seguir lo que la Palabra de Dios nos dice. Y cuando la leemos de verdad, descubrimos que Dios no busca personas que tengan ambiciones personales para correr detrás de ellas y satisfacerlas, como si Él fuera el gran Papá Noel de los cielos, cumpliendo deseos de todo el mundo y regalando a todos el último capricho. Todo lo contrario. Él busca personas que estén dispuestas a deponer sus sueños y renunciar a ellos, para abrazar los sueños de Dios y vivir para Él, cueste lo que cueste. Gente que se ponga en la brecha como en Ezequiel 22.30, como los santos del Antiguo y del Nuevo Testamento, como los héroes de la fe, aquellos que hicieron proezas y aquellos «otros» que murieron como mártires sin haber alcanzado aquello por lo cual vivieron, pero aún creyendo.
Marcos Vidal (Con permiso: Cómo vivir un cristianismo real de todos los días (Spanish Edition))
Tengo trabajo. Qué más da… El giro del mundo, Aunque la pereza se apodere de mí, No se detendrá. Es una suerte, a fe mía, Pero me da igual. Segundo tras segundo El tiempo resbala, viscoso, en el tubo de los días Se pega a las paredes, retrasándose en los recodos Luego pasa y quedo con mi alma vacía Y me rasco la cabeza esperando la noche La hora en que absorba con mandíbula ávida La col maloliente cuyo olor yace en el pasillo.
Boris Vian
La esperanza es una continua expectativa de un deseo o vida eterna. Los cristianos que más hicieron por este mundo fueron los que más pensaron en el otro mundo. Si nuestro objetivo es el cielo, la tierra se nos dará por añadidura; si nuestro objetivo es la tierra, no tendremos ninguna de las dos cosas. Parece una extraña regla, pero algo parecido puede verse funcionando en otros asuntos: La salud es una gran bendición, pero en el momento en que hacemos de ella uno de nuestros objetivos directos y principales, nos convertimos en unos hipocondríacos y empezamos a pensar que estamos enfermos. Es probable que disfrutemos de salud sólo si deseamos más otras cosas… comida, juegos, trabajo, diversión, aire libre. Del mismo modo, jamás salvaremos a la civilización mientras la civilización sea nuestro principal objetivo. Debemos aprender a desear otras cosas aún más.
C.S. Lewis (Mere Christianity)
6 Por tanto, de la manera que habéis recibido al Señor Jesucristo, andad en él: 7 Arraigados y sobreedificados en él, y confirmados en la fe, así como habéis aprendido, creciendo en ella con hacimiento de gracias. 8 Mirad que ninguno os engañe por filosofías y vanas sustilezas, según las tradiciones de los hombres, conforme á los elementos del mundo, y no según Cristo: 9 Porque en él habita toda la plenitud de la divinidad corporalmente:
Anonymous (SANTA BIBLIA: Reina-Valera 1909)
Es igualmente natural para nosotros ver al hombre que nos está ayudando sin ver a Cristo detrás de él. Pero no debemos permanecer como bebés. Debemos progresar hasta conocer al auténtico Dador. Es una locura no hacerlo. Porque, si no lo hacemos, estaremos dependiendo de los seres humanos. Y eso va a decepcionarnos. Los mejores de entre ellos cometerán errores; todos van a morir. Debemos estar agradecidos a todos aquellos que nos han ayudado; debemos honrarlos y amarlos. Pero jamás, jamás pongáis toda vuestra fe en ningún ser humano: aunque sea el mejor y más sabio del mundo entero.
C.S. Lewis (Mere Christianity)
Un segundo reflexiona Grouchy y ese segundo determina su propio destino, el de Napoleón y el del mundo. Ese segundo en la casa de labranza de Walhain decide todo el siglo XIX, y ese instante —que encierra la inmortalidad— pende de los labios de un hombre formal, pero mediocre. Ese instante se halla en unas manos que entre sus dedos arrugan nerviosas la orden del emperador. Grouchy podría ahora armarse de valor, mostrarse osado y con fe en sí mismo y ante la evidencia que tiene ante sus ojos, desobedecer la orden del Emperador. De este modo, Francia estaría salvada. Pero el subalterno obedece siempre a lo que está escrito y jamás tiene oídos para la llamada del destino.
Stefan Zweig (Momentos estelares de la humanidad (Opera Magna) (Spanish Edition))
Aspiro a no depender de nadie, ni del hombre que adoro. No quiero ser su manceba, tipo innoble, la hembra que mantienen algunos individuos para que les divierta, como un perro de caza; ni tampoco que el hombre de mis ilusiones se me convierta en marido. No veo la felicidad en el matrimonio. Quiero, para expresarlo a mi manera, estar casada conmigo misma, y ser mi propia cabeza de familia. No sabré amar por obligación; sólo en la libertad comprendo mi fe constante y mi adhesión sin límites. Protesto, me da la gana de protestar contra los hombres que se han cogido todo el mundo por suyo, y no nos han dejado a nosotras más que las veredas estrechitas por donde ellos no saben andar...
Benito Pérez Galdós (Tristana)
La televisión digital era magia. Internet también. Incluso el coche del padre, la maquina con la que antes los chicos conseguían dominar por primera vez el mundo físico, ahora la controlaba un ordenador. El diagnostico de un fallo no implicaba ponerse a desmontar un motor y pringarse de aceite. En el concesionario, el coche se enchufaba a otro ordenador impenetrable. Si al mobiliario técnico de la vida de Zach le pasaba algo —y en estos días las máquinas no chisporrotean encima de uno ni empiezan a soltar extraños bufidos ni se ponen a chillar—, a él nunca se le pasaría por la cabeza la idea de arreglarlo con sus propias manos. Para esas cosas había brujos, aunque el concepto mismo de reparación ya se había vuelto arcano; mucho más probable era ir a comprarse otra máquina que trabajaba mágicamente y que luego, mágicamente también, dejaba de funcionar. En conjunto, la especie humana estaba volviéndose cada vez más autoritaria en lo tocante a los mecanismos del universo. Individualmente, la experiencia de la mayoría eran una impotencia y una falta de comprensión flagrantes. La gente vivía en un mundo de supersticiones. Se fiaba del vudú, de hechizos y fetiches, de bolas de cristal cuyos caprichos no se podían manejar pero sin los cuales el gobierno de la vida cotidiana se paralizaba. La fe en que el ordenador se encendería una vez más y haría lo que se le pedía tenía un tinte religioso más que racional. Cuando la pantalla se oscurecía, los dioses estaban enfadados.
Lionel Shriver (So Much for That)
Las palabras, dependiendo del tono y la intención, cobran significados distintos. Si se dicen con mala fe, intentando herir, incluso las palabras aparentemente más sencillas pueden volverse horrorosas. Pero en el fondo, no son más que palabras. —Pero hay algunas que cuando se dicen, todo el mundo se escandaliza. —Porque no saben lo que significa. La gente le tiene muchísimo más miedo a las palabras que a los cañones. Las palabras han hecho revoluciones, puentes, caminos. Han logrado que la gente se enamore o se odie para siempre. Hay palabras grandes como monocotiledónea o gastroenterólogo y pequeñitas pero poderosas como paz. Importantes como justicia, imprescindibles como vida, valiosas como sueño, muy poco significativas como dinero… Lo importante es cómo se usan y qué se quiere decir cuando se usan.
Benito Taibo (Persona normal)
Pero si la doctrina del Pez Amarrado es casi siempre aplicable, lo es más la doctrina gemela del Pez Suelto: se la aplica internacional y universalmente. ¿Qué era América en 1492, sino un Pez Suelto en el cual Colón plantó la bandera española como marca de sus reales amos? ¿Qué era Polonia para el zar? ¿Y Grecia para los turcos? ¿O India para los ingleses? ¿Qué será un día México para Estados Unidos? Todos son Peces Sueltos. ¿Qué son los Derechos del Hombre y las Libertades del Mundo, sino Pez Suelto? ¿Qué son las mentes y las opiniones humanas sino Pez Suelto? ¿Qué es el principio de la fe religiosa, sino Pez Suelto? ¿Qué son los pensamientos de los filósofos para los pomposos plagiarios, sino Pez Suelto? ¿Qué es este enorme globo, sino Pez Suelto? ¿Y qué eres tú, lector, sino un Pez Suelto y también un Pez Amarrado?
Herman Melville (Moby Dick)
Ayúdalo a entender que “nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales” (Efesios 6:12). Oro para que esté fuerte en el Señor y que se ponga toda la armadura de Dios, para que pueda hacer frente a las artimañas del diablo en el día malo. Ayúdalo a ceñir sus lomos con el cinturón de la verdad y protegerse con la coraza de justicia, calzados sus pies con la disposición de proclamar el evangelio de la paz. Ayúdalo a tomar el escudo de la fe, con el cual pueda apagar todas las flechas encendidas del maligno. Oro para que tome el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, la cual es la Palabra de Dios, orando siempre en el Espíritu con toda oración y súplica, vigilando y manteniéndose
Stormie Omartian (El Poder de la Esposa que Ora)
Has oído decir que ésta es una época de crisis moral. Tú mismo lo has dicho, con temor y a la vez con la esperanza de que esas palabras no tuvieran un significado real. Te has quejado de que los pecados del hombre están destruyendo al mundo y has llegado a maldecir a la naturaleza humana por negarse a practicar las virtudes que le exigías. Como para ti la virtud consiste en el sacrificio, has exigido más sacrificios ante cada sucesivo desastre. En el nombre de la vuelta a la moralidad, has sacrificado todo aquello que creías era la causa de tus sufrimientos. Has sacrificado a la justicia por la misericordia. Has sacrificado a la independencia por la unidad. Has sacrificado a la razón por la fe. Has sacrificado a la riqueza por la necesidad. Has sacrificado a la autoestima por la negación de ti mismo. Has sacrificado a la felicidad por el deber.
Ayn Rand (La Rebelión de Atlas)
Ayúdalo a entender que “nuestra lucha no es contra seres humanos, sino contra poderes, contra autoridades, contra potestades que dominan este mundo de tinieblas, contra fuerzas espirituales malignas en las regiones celestiales” (Efesios 6:12). Oro para que esté fuerte en el Señor y que se ponga toda la armadura de Dios, para que pueda hacer frente a las artimañas del diablo en el día malo. Ayúdalo a ceñir sus lomos con el cinturón de la verdad y protegerse con la coraza de justicia, calzados sus pies con la disposición de proclamar el evangelio de la paz. Ayúdalo a tomar el escudo de la fe, con el cual pueda apagar todas las flechas encendidas del maligno. Oro para que tome el yelmo de la salvación, y la espada del Espíritu, la cual es la Palabra de Dios, orando siempre en el Espíritu con toda oración y súplica, vigilando y manteniéndose fuerte hasta el fin (Efesios 6:13-18).
Stormie Omartian (El Poder de la Esposa que Ora)
Si alguien les pregunta por él, díganle que quizá no vuelva nunca o que si regresa acaso ya nadie reconozca su rostro; díganle también que no dejó razones para nadie, que tenía un mensaje secreto, algo importante que decirles pero que lo ha olvidado. Díganle que ahora está cayendo, de otro modo y en otra parte del mundo, díganle que todavía no es feliz, si esto hace feliz a alguno de ellos; díganle también que se fue con el corazón vacío y seco y díganle que eso no importa ni siquiera para la lástima o el perdón y que ni él mismo sufre por eso, que ya no cree en nada ni en nadie y mucho menos en él mismo, que tantas cosas que vio apagaron su mirada y ahora, ciego, necesita del tacto, díganle que alguna vez tuvo un leve rescoldo de fe en Dios, en un día de sol, díganle que hubo palabras que le hicieron creer en el amor y luego supo que el amor dura lo que dura una palabra. Díganle que como un globo de aire perforado a tiros, su alma fue cayendo hasta el infierno que lo vive y que ni siquiera está desesperado y díganle que a veces piensa que esa calma inexorable es su castigo; díganle que ignora cuál es su pecado y que la culpa que lo arrastra por el mundo la considera apenas otro dato del problema y díganle que en ciertas noches de insomnio y aun en otras en que cree haberlo soñado, teme que acaso la culpa sea la única parte de sí mismo que le queda y díganle que en ciertas mañanas llenas de luz y en medio de tardes de piadosa lujuria y también borracho de vino en noches de lluvia siente cierta alegría pueril por su inocencia y díganle que en esas ocasiones dichosas habla a solas. Díganle que si alguna vez regresa, volverá con dos cerezas en sus ojos y una planta de moras sembrada en su estómago y una serpiente enroscada en su cuello y tampoco esperará nada de nadie y se ganará la vida honradamente, de adivino, leyendo las cartas y celebrando extrañas ceremonias en las que no creerá y díganle que se llevó consigo algunas supersticiones, tres fetiches, ciertas complicidades mal entendidas y el recuerdo de dos o tres rostros que siempre vuelven a él en la oscuridad y nada.
Darío Jaramillo Agudelo
   ¿Qué tenían en común todos esos individuos? «No se distinguían por ningún rango u oficio.» Desempeñaban las más variadas ocupaciones. No eran partidarios fanáticos del régimen. Era la gente que, cuando me sentía perdido y desesperado, hacía que volviera a recuperar la fe en la Unión Soviética. Creaban a su alrededor pequeñas islas de orden y dignidad en medio de un océano de caos y absurdidad. Fuera cual fuese el ámbito en el que trabajaban, su influencia se transmitía a su entorno. Y es el conjunto de esas islas humanas, diseminadas por todo el Imperio soviético, lo que mantiene la coherencia de su estructura e impide que se desintegre.    Esos hombres, sean o no comunistas, son «patriotas soviéticos» en el sentido con que esa palabra se usó al principio en la Revolución francesa. No son ni héroes ni santos, y todas sus virtudes cívicas van siempre en contra del régimen al que sirven. Están motivados por un grave sentido de responsabilidad en un país donde todo el mundo teme y elude la responsabilidad; tienen iniciativa y criterio independiente donde la obediencia ciega es la norma; son leales y entregados a sus semejantes en un mundo donde se espera lealtad solo hacia los superiores y entrega solo al Estado. Tienen honor personal y una dignidad de comportamiento inconsciente donde estas palabras son objeto de escarnio.    Aunque hay miles de ellos, constituyen una pequeña minoría, y son siempre las primeras víctimas de cada nueva purga. Aun así, no desaparecen. Los que conocí en Rusia tenían en su mayoría treinta y poco años, y pertenecían a la generación posrevolucionaria. Actualmente vuelvo a encontrar el mismo tipo de personas entre los emigrados rusos de la posguerra, que pertenecen a una generación posterior. Esos hombres rectos, entregados, enérgicos y audaces fueron y son la columna vertebral de un régimen que niega todos los valores que representan. Como comunista, daba su existencia por sentado, ya que creía que eran el producto de la educación revolucionaria, ese «nuevo tipo de hombre» cuyo advenimiento había predicho Marx. Hoy día me doy cuenta de que su existencia es prácticamente un milagro, de que han llegado a ser lo que son no a causa de, sino a pesar de su educación: un triunfo de la indestructible sustancia humana sobre el entorno deshumanizador.
Arthur Koestler
Desde ese día tuve noción de que existía la muerte, y sobre todo de su insoportable misterio. Creo que por eso el cura de la iglesia del barrio no protestó cuando yo decidí abandonar la religión por la pelota a causa de mis dudas sobre su explicación mística acerca de las fronteras de la muerte: la fe no me bastaba para aceptar la existencia de un mundo eterno y estratificado de buenos al cielo, regulares al purgatorio, malos al infierno e inocentes directo al limbo, a vagar para siempre, como solución teórica a lo que nadie había vivido ni contado, a pesar de que hice mis concesiones cuando llegué a imaginarme que el alma es como un saco transparente, lleno de un gas rojizo y tenue, que está colgando de las costillas, al lado del corazón y por eso sale flotando al momento de la muerte, como un globo furtivo. Sólo me convencí desde entonces de la inevitabilidad de la muerte y, sobre todo, de su larga presencia y del vacío real que deja su llegada: no hay nada, es la nada, y por eso tantas gentes en el mundo se consuelan de un modo u otro tratando de imaginar algo distinto a la nada, porque la sola idea de que el tránsito del hombre por la tierra sea apenas una breve estadía entre dos nadas ha sido la mayor angustia humana desde que se tuvo conciencia de existir.
Leonardo Padura (Havana Gold (Mario Conde, #2))
Elle Wiesel, premio Nobel, había vivido sólo para Dios durante su infancia en Hungría; su vida había estado configurada por el Talmud y esperaba ser iniciado un día en los misterios de la cábala. Cuando era niño lo llevaron a Auschwitz y, después, a Buchenwald. Durante su primera noche en el campo de concentración, al ver el humo negro que subía en espiral hacia el cielo desde el horno crematorio donde iban a meter los cuerpos de su madre y de su hermana, experimentó que las llamas habían consumido su fe para siempre. Se encontraba en un mundo que correspondía objetivamente al mundo sin Dios imaginado por Nietzsche. «Nunca olvidaré aquel silencio nocturno que me privó, para siempre, del deseo de vivir —escribió años más tarde—. Nunca olvidaré esos momentos en que asesinaron a mi Dios y a mi alma y que convirtieron mis sueños en polvo.»[33] Un día la Gestapo iba a colgar a un niño. Incluso las S. S. estaban preocupadas por la idea de colgar a un niño ante miles de espectadores. El niño —que, como recuerda Wiesel, tenía la cara de un «ángel de ojos tristes»—, estaba silencioso, lívidamente pálido y casi tranquilo al subir a la horca. Detrás de Wiesel, uno de los prisioneros preguntó: «¿Dónde está Dios? ¿Dónde está?». El niño tardó media hora en morir mientras a los prisioneros se los obligaba a mirarlo de frente. El mismo hombre preguntó de nuevo: «¿Dónde está Dios ahora?». Y Wiesel oyó, dentro de sí, una voz que respondía: «¿Dónde está? Está aquí, pendiendo de esta horca».
Karen Armstrong (Una historia de Dios: 4000 años de búsqueda en el judaísmo, el cristianismo y el islam (Contextos) (Spanish Edition))
les dije que la vida humana nunca, bajo ninguna circunstancia, deja de tener sentido, y que este sentido infinito de la vida incluye también el sufrimiento y la agonía, las privaciones y la muerte. Rogué a aquellas pobres criaturas que escuchaban en la oscuridad del barracón que encararan con entereza la gravedad de nuestra situación. No debían dejarse abatir por el desánimo, sino conservar la confianza y el coraje, conscientes de que ni siquiera la falta de perspectivas de nuestra desesperada lucha podía arrebatarles su sentido y su dignidad. Les aseguré que en las horas difíciles siempre había alguien —un amigo, una esposa, una persona viva o muerta, o un Dios— que observaba nuestro comportamiento ante el destino; y ese alguien deseaba que no lo decepcionáramos, al contrario, esperaba que sufriéramos con orgullo —y no miserablemente— y que muriéramos con dignidad. Finalmente mencioné nuestro sacrificio de aquel momento, que para cada uno tenía su propio significado. Les expliqué que ese sacrificio parecería absurdo en el mundo normal, donde impera el éxito material. Pero en realidad nuestro sacrificio sí tenía un sentido. Los que profesan una fe religiosa, dije con franqueza, no tendrán dificultad en entenderlo. Les hablé de un compañero que, al ingresar en el campo, se había ofrecido al cielo para que su sufrimiento y su muerte liberaran de un doloroso final al ser que amaba. Para ese hombre el sufrimiento y la muerte tenían un sentido, su sacrificio poseía el significado más profundo. No quería morir en vano, ninguno de nosotros lo queríamos
Viktor E. Frankl (El Hombre en Busca de Sentido)
Estas cosas ocurren en verdad de cuando en cuando. El 3 de noviembre de 1985, el gobierno de Myanmar anunció inesperadamente que los billetes de 25, 50 y 100 kyats ya no eran moneda legal. A la gente no se le dio la oportunidad de cambiar los billetes, y los ahorros de toda una vida se convirtieron instantáneamente en montones de papel inútil. Para reemplazar los que habían quedado fuera de circulación, el gobierno emitió nuevos billetes de 75 kyats, supuestamente en honor del septuagésimo quinto aniversario del dictador de Myanmar, el general Ne Win. En agosto de 1986 se emitieron billetes de 15 y 35 kyats. Los rumores indicaban que el dictador, que tenía una enorme fe en la numerología, creía que el 15 y el 35 son números de la suerte. No supusieron mucha suerte para sus súbditos. El 5 de septiembre de 1987, el gobierno decretó sin más que todos los billetes de 15 y 35 kyats ya no eran moneda. El valor del dinero no es lo único que puede evaporarse cuando la gente deja de creer en ello. Lo mismo puede ocurrir con leyes, dioses e incluso imperios enteros. En un momento dado están atareados modelando el mundo, y al siguiente ya no existen. Zeus y Hera fueron antaño poderes importantes en la cuenca del Mediterráneo, pero actualmente carecen de toda autoridad, porque nadie cree en ellos. La Unión Soviética podía haber destruido antaño a toda la especie humana, pero dejó de existir de un plumazo. A las dos de la tarde del 8 de diciembre de 1991, en una dacha estatal cerca de Viskuli, los líderes de Rusia, Ucrania y Bielorrusia firmaron los Acuerdos de Belavezha, que declaraban: «Nosotros, la República de Bielorrusia, la Federación Rusa y Ucrania, como estados fundadores de la URSS que firmaron el tratado de unión de 1922, por la presente establecemos que la URSS, como sujeto de ley internacional y realidad geopolítica, deja de existir».[25] Y eso fue todo. Ya no había Unión Soviética.
Yuval Noah Harari (Homo Deus: Breve historia del mañana)
La psicología occidental considera que la mente es lo que se conoce como la función intelectual de la psique. La mente es la «mentalidad» de un individuo. En la esfera filosófica es todavía posible tropezarse con una mente universal impersonal que parece constituir un residuo del «alma» humana original. Esta imagen de nuestra concepción occidental puede parecer algo drástica, pero a mi modo de ver no se alejaría en demasía de la verdad. Sea de ello lo que fuere, algo muy similar sale a nuestro encuentro cuando observamos la mentalidad oriental. En Oriente la mente es un principio cósmico, la esencia del ser en cuanto tal, mientras que en Occidente hemos llegado a la conclusión de que la mente es la condición indispensable del conocimiento y, por ende, del mundo como representación. En Oriente no existe ningún conflicto entre la ciencia y la religión, ya que no existe una ciencia basada en la pasión por los hechos, y tampoco una religión que repose exclusivamente en la fe; lo que observamos es un conocimiento religioso y una religión gnóstica1. Entre nosotros el hombre es infinitamente pequeño, y la gracia de Dios lo significa absolutamente todo. En Oriente, en cambio, el hombre es Dios, así como el artífice de su propia redención. Los dioses del budismo tibetano son proyecciones creadas por la mente y forman parte de la esfera de la separación ilusoria, pero, pese a ello, disfrutan de existencia. En cambio, en lo que a nosotros concierne, una ilusión no es más que una ilusión y, por ende, nada en absoluto. Por paradójico que sea afirmarlo, lo cierto es que entre nosotros las ideas carecen en último término de realidad; hacemos uso de ellas como si no existieran. Aunque entra dentro de lo posible que la idea sea correcta, suponemos que, si existe, lo hace tan solo en virtud de los hechos por ella formulados. Con la ayuda de estas multicolores creaciones de la fantasía, ideas que carecen de existencia real, somos capaces de crear cosas sumamente destructivas, como, por ejemplo, la bomba atómica. Pero si alguien barajara en serio la hipótesis de que las ideas son reales, le retiraríamos de inmediato nuestro crédito.
C.G. Jung (Psicología de la religión oriental (Pliegos de Oriente) (Spanish Edition))
Es indudable y evidente que no son cristianos si creemos lo que ha dicho el Señor: los cristianos viven en santidad, ellos viven en iniquidad; los cristianos aman a Dios, ellos aman al mundo; los cristianos son humildes, ellos son orgullosos; los cristianos son amables, ellos son impulsivos; los cristianos tienen el sentir que hubo también en Cristo Jesús,19 ellos están muy lejos de alcanzarlo. Por lo tanto son tan cristianos como son arcángeles. Sin embargo, creen que lo son y pueden presentar numerosas razones para probarlo. En primer lugar, durante toda su vida los han llamado así, y fueron bautizados hace muchos años; han adoptado «las ideas cristianas», comúnmente llamadas fe cristiana o católica; usan «formas de culto cristianas», como lo hicieron sus padres antes que ellos, y, finalmente, viven una «buena vida cristiana» al igual que el resto de sus vecinos. ¿Quién, entonces, se atreverá a pensar o decir que estas personas no son cristianas? Sin embargo, no tienen un ápice de auténtica fe en Cristo o de verdadera santidad interior. ¡Jamás han experimentado el amor de Dios o fueron hechos partícipes del Espíritu Santo!20 17. ¡Pobre gente! No hacen otra cosa que engañarse a sí mismos. Ustedes no son cristianos; son entusiastas en grado sumo. Me podrán decir: «Médico, cúrate a ti mismo».21 De acuerdo, pero primero deben conocer qué enfermedad tienen. Toda su vida se reduce al entusiasmo, en el sentido de que viven imaginando que recibieron la gracia de Dios cuando no es así. Como consecuencia de este tremendo error, continúan equivocándose día tras día, hablando y actuando bajo una apariencia que en verdad no les pertenece. De aquí surge esa incoherencia tan palpable y visible que atraviesa todas sus acciones, y que es una extraña mezcla de paganismo real y cristianismo imaginario. Sin embargo, como tienen a la gran mayoría de su lado, guiándose por los números siempre podrán argumentar que son las únicas personas en su sano juicio, y que son dementes quienes no compartan sus ideas. Pero esto no altera la verdadera naturaleza de las cosas. Ante los ojos de Dios y de sus ángeles, y aun ante los hijos de Dios en la tierra, ustedes no son otra cosa que dementes, entusiastas nada más.
Justo L. González (Obras de Wesley, Tomo I-II)
«Primero hemos de dejar de lado la vertiente norte, Siberia. Se halla fuera del ámbito de nuestro estudio. Las características del país no le permiten ser un escenario para la cultura histórica ni crear una forma propia en la historia universal» [Hegel, Lecciones sobre filosofía de la historia Universal]. Podemos imaginar el asombro de Dostoyevski cuando leyó estas líneas a la luz de una vela de sebo. Y su desesperación al ver que allá en Europa, por cuyas ideas había sido condenado a muerte y finalmente desterrado, no se prestaba atención alguna a su sufrimiento. Porque él sufría en Siberia, en aquel mundo que no formaba parte de la historia. Por eso, desde la perspectiva europea, tampoco había esperanza de salvación. Dostoyevski podía considerar con toda razón que no sólo había sido desterrado a Siberia, sino expulsado a la no existencia. Únicamente un milagro podía salvarlo, un milagro cuya posibilidad no sólo excluía Hegel, sino también el espíritu europeo de la época. Aquel espíritu proclamaba en voz alta la existencia de Dios, pero rechazaba la idea de que Dios pudiera dar no sólo órdenes generales, sino también singulares, referidas al individuo; aquel espíritu situaba las leyes naturales por encima de todo y negaba lo que Dostoyevski formularía más tarde diciendo que uno puede rebelarse incluso contra el resultado de la multiplicación de dos por dos. (…) Muy posiblemente, justo cuando se enteró de que había sido apartado de la historia por la cual había soportado todas aquellas persecuciones, nació en él la convicción de que la vida tal vez posee ciertas dimensiones que no tienen cabida en la historia, de que la prueba de la propia existencia no puede limitarse a los criterios de la existencia histórica. De que el ser humano, si siente y experimenta realmente el peso de su existencia, se desprende al mismo tiempo de la historia y entonces el peso de cuanto se halla allende la historia cae sobre él del mismo modo en Berlín que en Semipalatinsk. Y de que es preciso apartarse de la historia para poder observar los límites y restricciones de la existencia histórica. Sin embargo, para ello hay que admitir también la posibilidad del milagro, que suprime el carácter excluyente del espacio y del tiempo. Y si el propio Hegel admite que ciertos territorios geográficos se desgajan de la historia, tal cosa también significa que la historia no dispone de la ilimitación divina: la rodea algo que está más allá de la historia. Es decir, lo necesario linda con lo imposible, lo natural con lo sobrenatural, lo legal con lo arbitrario, la política con la teología. Pero lo que se encuentra más allá de las fronteras, también se infiltra en el interior. Sólo se puede excluir aquello que nos ha afectado por dentro. El hecho de haber sido expulsado de la historia debe de haber propiciado la fe de Dostoyevski en los milagros; pero también la experiencia de que la organización moderna del mundo obedece a una ley implacable. La historia manifiesta su esencia a quienes antes ha excluido. Esta idea jamás se le ocurrió a Hegel, y eso que se pasó una década impartiendo clases sobre historia. Dostoyevski, en cambio, no necesitó una década para llegar a esta conclusión. Vivió en carne propia el hecho de que ninguna época rechazaba el sufrimiento tal como hacía la cultura iniciada por la Ilustración, con el resultado de que no suprimía el sufrimiento, sino que únicamente lo tapaba, pues ella misma se basaba en el sufrimiento. El sufrimiento silenciado y ocultado sale a la luz y resulta imposible de esconder cuando los límites del ámbito de influencia se vuelven visibles, concretamente para quienes han salido (o han sido expulsados) de la historia. Bien es cierto que tal percepción —que es una verdadera Ilustración— no suprime el sufrimiento to, pero permite que éste, en vez de consumir al hombre por dentro cuando queda reprimido, conduzca a algo así como la redención, es decir, al equilibrio interno, a la salud.
László F. Földényi (Dostoyevski lee a Hegel en Siberia y rompe a llorar (Satelites))
Me contó la historia de cómo ella y su esposo Juan se habían ido apartando poco a poco de Dios. Ambos habían crecido en hogares cristianos. Se conocieron en la escuela bíblica. Él se licenció en teología. Ella, en educación cristiana. Al graduarse, ambos se aseguraron un puesto en una iglesia del medio-oeste. Sus corazones estaban llenos de amor hacia Dios y de esperanza y posibilidad para el futuro. Sin embargo, unos años después, estaban desilusionados por la presión diaria, la rutina de la vida y la política de la iglesia. Decidieron hacer una pausa; dimitieron, encontraron empleos seculares y se mudaron a la costa oriental. Una vez allí, no parecían encontrar una iglesia que les gustara. Acabaron no asistiendo a ninguna. Leer la Biblia y otras disciplinas espirituales quedaron también por el camino. Aunque se consideraban cristianos, rara vez conversaban sobre su fe y tampoco hacían nada por crecer espiritualmente. No había amigos cristianos cerca de ellos. Su círculo de amistades estaba formado por inconversos, conocidos del trabajo y de la comunidad. Un viernes por la noche, un nuevo matrimonio del barrio invitó a Juan y Julia a tomar algo y jugar a las cartas. Ella se sintió algo incómoda con la idea, pero lo razonó y decidió que no era nada malo. Las dos parejas congeniaron y se convirtieron en buenos amigos. Sus juegos de naipes de los viernes por la noche llegaron a ser lo más destacado de la semana. Julia no acertaba a recordar con exactitud cuándo fue, pero en un momento dado sus corazones viraron hacia el póquer que acabó convirtiéndose en strip póquer. Y, entonces, cuando ya se habían acostumbrado a despojarse de toda su ropa, el listón se puso más alto. Apostaban favores y atrevimientos sexuales. Para cuando Julia vino a mí para que orara por ella, los juegos de póquer de los viernes por la noche habían alcanzado tal intensidad que eran verdaderas orgías, y una conducta sexual cada vez más depravada. Ella se había convertido en una adicta al sexo, una esclava de la pornografía y de la perversión sexual. Oré por ella, pero al día de hoy desconozco si llegó a liberarse de aquello.
Mary A. Kassian (Chicas sabias en un mundo salvaje (Spanish Edition))
La esencia del catolicismo Vengamos ahora a la solución cristiana católica, pauliniana o atanasiana, de nuestro íntimo problema vital, el hambre de inmortalidad. Brotó el cristianismo de la confluencia de dos grandes corrientes espirituales, la una judaica y la otra helénica, ya de antes influidas mutuamente, y Roma acabó de darle sello práctico y permanencia social. Hase afirmado del cristianismo primitivo, acaso con precipitación, que fue anescatológico, que en él no aparece claramente la fe en otra vida después de la muerte, sino en un próximo fin del mundo y establecimiento del reino de Dios, en el llamado quiliasmo. ¿Y es que no eran, en el fondo, una misma cosa? La fe en la inmortalidad del alma, cuya condición tal vez no se precisaba mucho, cabe decir que es una especie de subentendido, de supuesto tácito, en el Evangelio todo, y es la situación del espíritu de muchos de los que hoy le leen, situación opuesta a la de los cristianos de entre quienes brotó el Evangelio, lo que les impide verlo. Sin duda que todo aquello de la segunda venida de Cristo, con gran poder, rodeado de majestad y entre nubes, para juzgar a muertos y a vivos, abrir a los unos el reino de los cielos y echar a los otros a la geena, donde será el lloro y el crujir de dientes, cabe entenderlo quiliásticamente, y aun se hace decir al Cristo en el Evangelio (Marcos, IX, 1) que había con Él algunos
Miguel de Unamuno (Del sentimiento trágico de la vida (El libro de bolsillo - Bibliotecas de autor - Biblioteca Unamuno) (Spanish Edition))
Dios existe, debe estar fuera del mundo natural, y por lo tanto las herramientas de la ciencia no son las adecuadas para conocerlo. En cambio, como lo empezaba a comprender al mirar dentro de mi propio corazón, la evidencia de la existencia de Dios tenía que llegar de otra dirección, y
Francis S. Collins (¿Cómo habla Dios?: La evidencia científica de la fe (Ariel) (Spanish Edition))
Ateísmo burgués del siglo XIX, llamó Hugo Hiriart a la religiosidad en la que imagino vivir. No sé cómo apareció esta terminante descripción en el espléndido discurso en torno a la Ilíada, con el que entró a formar parte de la Academia Mexicana de la Lengua. Pero me sentí cómoda arropándome en semejante categoría. Hasta cuando me creo moderna soy anticuada. Esto de ser ateo viene del siglo XIX. Hasta del tardío XVIII. Mi bisabuelo liberal ya era obsoleto. Con todo, yo tengo mi fe. Creo en la madre naturaleza y en los seres humanos que son generosos y buenos. Ahí está el dios de esta atea. Creo en Elizabeth Bennet, en Úrsula Iguarán, en Isaac Dinesen. Creo en la Maga y en la valentía de Leonor. Creo que tiene razón Mateo cuando lo aflige que haya guerra en Ucrania, cuando dilucida que si aletea una mariposa en África, tiembla en México. Creo en Verónica cuando se niega a heredarles a nuestros hijos la mugre del río Atoyac. Creo en los trabajadores obsesivos, como Roberto, Kathya, Héctor y Catalina. Creo en los misterios del fondo del mar, en el cine, en la poesía del Siglo de Oro y en la del siglo XX. Creo en la memoria, en la escuela primaria, en el amor de los quince años y en el sexo de los cincuenta. Creo en las comedias musicales, las jacarandas y los rascacielos. Creo en el caldo de frijoles y el arroz blanco, creo en el horizonte y en que un día tendré más nietos. Creo en la música de Rosario, en las películas de Catalina, en el libro que me cuenta Mateo. Creo en las historias que Virginia trae del Metro, creo que tenemos remedio, creo en los lápices del número tres, en la punta de las plumas Mont Blanc, en la ciencia del doctor Goldberg, en la incredulidad del doctor Estañol, en los barcos con que soñaba una mujer frente a la bahía de Cozumel, en el perro volando que vió doña Emma en un ciclón, en la frente lúcida y la nariz perfecta de la antropóloga Guzmán, en la Sierra Negra cuando la recorre Daniela, en las mujeres que han llamado a su grupo “Los varitas de nardo” y son diez gordas reunidas para cambiar sus hornos de leña por unos que contaminen menos. Creo en el hipo con que mi perro anuncia que está soñando un vuelo alrededor del mundo, creo en el diccionario de la RAE y en las cartas que mandan mis amigos. Creo que aún camina bien mi camioneta vieja y que mis hermanos hicieron una empresa en donde había un sueño. Creo, ingenua yo, en que les irá mal a los malos. Creo en la luz de mi iPhone, en la cocina de mi abuela, en la esperanza de quienes, a pesar del miedo, siguen viviendo en Michoacán. Bendigo el correo electrónico, las orquídeas y los zapatos cómodos. Les rezo a las puestas de sol, a la vitamina B12, a mis rodillas y a las fotos de mis antepasados. Comulgo con quienes saben conversar, oigo misa en las sobremesas de mi casa. Soy una atea con varios dioses. Tantos y de tan buen grado que ahora, presa de la aflicción que es la desmemoria, voy a acudir al único dios de la trilogía de mi madre que me sigue pareciendo confiable: Espíritu Santo, fuente de luz: ilumíname. ¿A qué horas tiré el trébol y cómo es que olvidé tan memorable catástrofe?
Ángeles Mastretta (El viento de las horas)
¿Qué es y cómo podemos alcanzar la paz? De la misma forma en la que el mundo confunde el amor y la alegría, también ha confundido el sentido real de la paz. Cuando la sociedad reclama paz, lo hace en el sentido de evitar las guerras. (...) El hecho es que la paz viene a través de una conciencia pura delante de uno mismo y sobre todo delante de Dios, por la fe en el sacrificio del Señor Jesús. Si no conseguimos tener paz con Dios, tampoco la tendremos con nosotros mismos, porque viene de Dios por el Espíritu Santo.
Edir Macedo
La Unión Soviética, a diferencia de anteriores aspirantes a la hegemonía, está animada por una nueva fe fanática, antitética a la nuestra, y busca imponer su autoridad absoluta sobre el resto del mundo.
Niall Ferguson (Coloso)
Tal es el sentido de la primera tentación que escuchaste en el desierto. Y tú la rechazaste por salvar la libertad que ponías por encima de todo. Sin embargo, en ella se ocultaba el secreto del mundo. Si te hubieras prestado a realizar el milagro de los panes, habrías calmado la inquietud eterna de la humanidad -individual y colectivamente-, esa inquietud nacida del deseo de saber ante quién tiene uno que inclinarse. Pues no hay para el hombre libre cuidado más continuo y acuciante que el de hallar a un ser al que prestar acatamiento. Pero el hombre sólo quiere doblegarse ante un poder indiscutible, al que respeten todos los seres humanos con absoluta unanimidad. Esas pobres criaturas se atormentan buscando un culto que no se limite a reunir a unos cuantos fieles, sino en el que comulguen todas las almas, unidas por una misma fe. Este deseo de comunidad en la adoración es el mayor tormento, tanto individual como colectivo, de la humanidad entera desde el comienzo de los siglos. Para realizar este sueño, los hombres se han exterminado unos a otros. Los pueblos crearon sus propios dioses y se dijeron en son de desafío: '¡Suprimid vuestros dioses y adorad a los nuestros! Si no lo hacéis, malditos seáis vosotros y vuestros dioses.' Y así ocurrirá hasta el fin del mundo, pues cuando los dioses hayan desaparecido, los hombres se arrodillarán ante los ídolos.
Fyodor Dostoevsky (Los Hermanos Karamazov (Spanish Edition))
El mundo necesita de más gente con fe en la gente.
Vanessa Bonilla (En esa Esquina del Bosque)
¿Sabes lo que me estaba diciendo hace un instante? Que si hubiera perdido la fe en la vida, si dudara de la mujer amada y del orden universal y estuviera convencido de que este mundo no sino un caos infernal y maldito, si fuera golpeado por todos los horrores de la decepción humana, aun entonces no sentiría menos ganas de vivir. Después de haber gustado el elixir de la vida, no dejaría la copa hasta haberla apurado.
Fyodor Dostoevsky (Los Hermanos Karamazov (Spanish Edition))
Cuando volví a verlo, cuando iniciamos esta segunda amistad que espero no terminará ya nunca, dejé de pensar en toda forma de ataque. Quedó resuelto que no le hablaría jamás de Inés ni del pasado y que, en silencio, yo mantendría todo aquello viviente dentro de mí. Nada más que esto hago, casi todas las tardes, frente a Roberto y las caras familiares del café. Mi odio se conservará cálido y nuevo mientras pueda seguir viviendo y escuchando a Roberto; nadie sabe de mi venganza, pero la vivo, gozosa y enfurecida, un día y otro. Hablo con él, sonrío, fumo, tomo café. Todo el tiempo pensando en Bob, en su pureza, su fe, en la audacia de sus pasados sueños. Pensando en el Bob que amaba la música, en el Bob que planeaba ennoblecer la vida de los hombres construyendo una ciudad de enceguecedora belleza para cinco millones de habitantes, a lo largo de la costa del río; el Bob que no podía mentir nunca; el Bob que proclamaba la lucha de los jóvenes contra los viejos, el Bob dueño del futuro y del mundo. Pensando minucioso y plácido en todo eso frente al hombre de dedos sucios de tabaco llamado Roberto, que lleva una vida grotesca, trabajando en cualquier hedionda oficina, casado con una mujer a quien nombra “mi señora”; el hombre que se pasa estos largos domingos hundido en el asiento del café, examinando diarios y jugando a las carreras por teléfono. Nadie amó a mujer alguna con la fuerza con que yo amo su ruindad, su definitiva manera de estar hundido en la sucia vida de los hombres. Nadie se arrobó de amor como yo lo hago ante sus fugaces sobresaltos, los proyectos sin convicción que un destruido y lejano Bob le dicta algunas veces y que sólo sirven para que mida con exactitud hasta donde está emporcado para siempre. No sé si nunca en el pasado he dado la bienvenida a Inés con tanta alegría y amor como diariamente le doy la bienvenida a Bob al tenebroso y maloliente mundo de los adultos. Es todavía un recién llegado y de vez en cuando sufre sus crisis de nostalgia. Lo he visto lloroso y borracho, insultándose y jurando el inminente regreso a los días de Bob. Puedo asegurar que entonces mi corazón desborda de amor y se hace sensible y cariñoso como el de una madre. En el fondo sé que no se irá nunca porque no tiene sitio donde ir; pero me hago delicado y paciente y trato de conformarlo. Como ese puñado de tierra natal, o esas fotografías de calles y monumentos, o las canciones que gustan traer consigo los inmigrantes, voy construyendo para él planes, creencias y mañanas distintos que tienen luz y el sabor del país de juventud de donde él llegó hace un tiempo. Y él acepta; protesta siempre para que yo redoble mis promesas, pero termina por decir que sí, acaba por muequear una sonrisa creyendo que algún día habrá de regresar al mundo de las horas de Bob y queda en paz en medio de sus treinta años, moviéndose sin disgusto ni tropiezo entre los cadáveres pavorosos de las antiguas ambiciones, las formas repulsivas de los sueños que se fueron gastando bajo la presión distraída y constante de tantos miles de pies inevitables.
Juan Carlos Onetti (Cuentos completos)
La fe no se puede inculcar a la fuerza. En este terreno, incluso las pruebas materiales son ineficaces. Santo Tomás creyó porque quería creer, y no porque vio a Cristo resucitado. Algo así hacen los espiritistas. Yo les tengo verdadera estimación. Creen hacer un servicio a la fe, porque de vez en cuando el diablo les muestra sus cuernos. 'He aquí una prueba material de la existencia del otro mundo', se dicen. ¡El otro mundo en estado material!: peregrina idea. En fin de cuentas, esto demostraría la existencia del diablo y no la de Dios.
Fyodor Dostoevsky (Los Hermanos Karamazov (Spanish Edition))
¿Sabes lo que me estaba diciendo hace un instante? Que si hubiera perdido la fe en la vida, si dudara de la mujer amada y del orden universal y estuviera convencido de que este mundo no es sino un caos infernal y maldito, si fuera golpeado por todos los horrores de la decepción humana, aun entonces no sentiría menos ganas de vivir. Después de haber gustado el elixir de la vida, no dejaría la copa hasta haberla apurado.
Fyodor Dostoevsky (Los Hermanos Karamazov (Spanish Edition))
LLEGANDO HACIA LA LUZ Nací el día Pensé: ¿Que es? ¿Que fue? Y ¿Y si? Me transformé el día Mi ego se rompió, Y todo lo superficial, material Cosas que importaban Para mí antes, De repente cesó De importar. Realmente llegué a ser El día que ya no me importaba Lo que el mundo pensaba de mí, Sólo en mis pensamientos para Cambiar el mundo.
Suzy Kassem (Rise Up and Salute the Sun: The Writings of Suzy Kassem)
Las ovejas, sin embargo, le habían enseñado una cosa mucho más importante: que había un lenguaje en el mundo que todos comprendían (...). Era el lenguaje del entusiasmo, de las cosas hechas con amor y con voluntad, en busca de algo que se deseaba o en lo que se creía.
Paulo Coelho (El Alquimista)
Si Dios existe, debe estar fuera del mundo natural, y por lo tanto las herramientas de la ciencia no son las adecuadas para conocerlo.
Francis S. Collins (¿Cómo habla Dios?: La evidencia científica de la fe (Ariel) (Spanish Edition))
Alasdair MacIntyre comparó el momento cultural que atravesamos con la caída del Imperio romano de Occidente apoyándose en que Occidente ha abandonado la razón y la tradición de las virtudes al entregarse al relativismo que inunda el mundo de hoy. Ya no nos regimos ni por la razón, ni por la fe, ni por una combinación de ambas, sino por lo que MacIntyre llama «emotivismo», la idea de que las elecciones morales no son más que expresiones de lo que el individuo siente que es correcto al tomar una decisión.
Rod Dreher (La opción benedictina: Una estrategia para los cristianos en una sociedad postcristiana (100XUNO nº 38) (Spanish Edition))
Cox refiere esta historia como ejemplo de la situación del teólogo en la actualidad y ve en el payaso, incapaz de lograr que su mensaje sea escuchado de verdad por la gente, una imagen del teólogo. En sus ropajes de payaso de la Edad Media o de cualquier otra época pasada, nunca será tomado en serio. Diga lo que diga, está - valga la expresión - etiquetado y clasificado en razón del papel que desempeña. Por muy buenas maneras que manifieste, por mucho que se esfuerce por poner de relieve la gravedad de la situación, siempre se conoce de antemano lo que es: ni más ni menos que un payaso. Todo el mundo sabe ya de qué habla y también sabe que no ofrece sino una idea que poco o nada tiene que ver con la realidad. Así pues, se le puede escuchar tranquilamente, sin necesidad de inquietarse en serio por lo que dice. En esta imagen se plasma, sin duda, algo de la agobiante realidad que hoy viven la teología y el discurso teológico, algo de la abrumadora imposibilidad de romper con los lugares comunes de los hábitos de pensamiento y lenguaje y hacer perceptible la materia de la teología como asunto capital de la vida humana.
Pope Benedict XVI (Fe y ciencia. Un diálogo necesario (Presencia Teológica nº 183) (Spanish Edition))
La posibilidad de disentir, representada en la Reforma, no fue poca cosa porque el inconformismo es precondición de la libertad individual y la democracia. Fue decisiva en la consolidación del individualismo. La visión de mundo del medioevo era otra; el conocimiento se debatía entre lo griego y lo cristiano. Aquellos eran tiempos de animismo, brujería y superstición. El disentimiento y la protesta se castigaban; la fe religiosa no se podía cuestionar.
Carlos José Parales Quenza (Psicología social: Un acercamiento histórico al estudio de las relaciones sociales (BIP nº 311079) (Spanish Edition))
En Cristo, el Verbo encarnado, el Dios invisible se hace visible. Cuando el Señor quiere manifestar quién es él, lo hace a través de imágenes y símbolos. Él es el “Buen Pastor”, el “Pan de Vida”, la “Piedra Angular”, la “Vid verdadera”, la “Luz” del mundo, el “Agua Viva”, “el Cordero de Dios que quita los pecados del mundo”...
Rafael Fernández de Andraca (Los Símbolos en la Eucaristía: Riquezas Fe (Spanish Edition))
Desde la Ilustración, al menos una parte de la ciencia se dedica con empeño a buscar una explicación del mundo en la que Dios sería superfluo. Y si eso fuera así, Dios sería inútil también para nuestra vida. Pero cada vez que parecía que este intento había tenido éxito, inevitablemente resultaba evidente que las cuentas no cuadran. Las cuentas sobre el hombre, sin Dios, no cuadran; y las cuentas sobre el mundo, sobre todo el universo, sin él no cuadran. En resumidas cuentas, quedan dos alternativas: ¿Qué hay en el origen? La Razón creadora, el Espíritu creador que obra todo y suscita el desarrollo, o la Irracionalidad que, carente de toda razón, produce extrañamente un cosmos ordenado de modo matemático, así como el hombre y su razón. Esta, sin embargo, no sería más que un resultado casual de la evolución y, por tanto, en el fondo, también algo irracional.
Pope Benedict XVI (Fe y razón según Benedicto XVI)
La razón positivista, que se presenta de modo exclusivo y que no es capaz de percibir nada más que aquello que es funcional, se parece a los edificios de cemento armado sin ventanas, en los que logramos el clima y la luz por nosotros mismos, sin querer recibir ya ambas cosas del gran mundo de Dios. Y, sin embargo, no podemos negar que en este mundo autoconstruido recurrimos en secreto igualmente a los «recursos» de Dios, que transformamos en productos nuestros. Es necesario volver a abrir las ventanas, hemos de ver nuevamente la inmensidad del mundo, el cielo y la tierra, y aprender a usar todo esto de modo justo.
Pope Benedict XVI (Fe y razón según Benedicto XVI)
Hoy, que conocemos las patologías y las enfermedades mortales de la religión y de la razón, las destrucciones de la imagen de Dios a causa del odio y del fanatismo, es importante decir con claridad en qué Dios creemos y profesar con convicción este rostro humano de Dios. Sólo esto nos impide tener miedo a Dios, un sentimiento que en definitiva es la raíz del ateísmo moderno. Sólo este Dios nos salva del miedo del mundo y de la ansiedad ante el vacío de la propia vida. Sólo mirando a Jesucristo, nuestro gozo en Dios alcanza su plenitud, se hace gozo redimido.
Pope Benedict XVI (Fe y razón según Benedicto XVI)
Una vez más, la elfa pensó que realmente los humanos no tenían salvación de ellos mismos. El mal estaba impreso en su alma y era una parte intrínseca de su naturaleza más básica. Sin embargo, al girar la vista, vio a Ghelian avanzando entre las personas, sonriendo y tratando de ser amable con todo el mundo. Por esta sola imagen volvió a recobrar la fe. “Por hombres como él, todavía tienen esperanzas
Eneas Calderoni (Paladín: El Destino del Dragón (Spanish Edition))
la Iglesia predica aquello que cree que es lo mejor para las personas, que las hace más plenas, más felices. También afirmé que lo importante es el anuncio de Jesucristo, que en teología se llama el kerygma, que se sintetiza en que Jesucristo es Dios que se hizo hombre para salvarnos. Que vivió en el mundo, padeció, murió, fue sepultado y resucitó. Después del encuentro con Jesucristo viene la reflexión sobre Dios, Cristo y la Iglesia, de donde se deducen luego los principios, las conductas morales religiosas, que no están en contradicción con las humanas, sino que les otorgan una mayor plenitud. Pero con frecuencia observo en ciertas elites ilustradas una degradación de lo religioso por ausencia de una vivencia de la fe: se saltea el kerigma y se pasa a las cuestiones morales, generalmente vinculadas a lo sexual.
Sergio Rubín (El pastor: Desafíos, razones y reflexiones de Francisco sobre su pontificado)
entre sus logros filosóficos más celebrados destaca el de haber sido capaz de fundamentar desde la filosofía —y no desde la fe— la actitud característica de los ascetas y los santos de todos los tiempos: la renuncia al mundo. Ascetismo y negación del mundo son actitudes que Schopenhauer concebía como nucleares en el seno del verdadero cristianismo y en las enseñanzas de Jesús de Nazaret. Tanta fue la influencia espiritual que ejercieron sus escritos hacia finales del siglo XIX, que algunos de sus admiradores lo llamaban «El Buda de Frankfurt».
Luis Fernando Moreno Claros (Introducción a Schopenhauer (Spanish Edition))
Para muchos el gran peligro no es renunciar a nuestra fe, es volvernos tan distraídos, apresurados y preocupados que nos conformemos con una versión mediocre de ella. Que solo nos quedemos con la espuma de nuestra vida en lugar de vivirla.
John Mark Comer (Elimina la prisa de tu vida: Cómo mantener la salud emocional y espiritual en el caos del mundo moderno (Spanish Edition))
No soy ningún reformador del mundo, y lo dejo donde está. [...] yo también pido que me dejen morir. ¿Qué hago aquí, en este interminable invierno? Esa flor abierta en tu costado te mata. Han perdido la antigua fe; el cura se queda en su casa y desgarra sus ornamentos sacerdotales uno tras otro; en cambio, el médico tiene que hacerlo todo, suponen ellos, con sus pobres dedos de cirujano. --¿Sabes --me dice una voz al oído-- que no tengo mucha confianza en ti? No importa como hayas llegado hasta aquí; no te han llevado tus pies. En vez de ayudarme, me escatimas mi lecho de muerte. No sabes cómo me gustaría arrancarte los ojos. Vine al mundo con una hermosa herida. Es lo único que poseo. Desnudo, medio muerto de frío y a mi edad, con un coche terrenal y dos caballos sobrenaturales, voy rodando por los caminos. ¡Se han burlado de mí! Basta acudir una vez a un falso llamado de la campanilla nocturna para que lo irreparable se produzca.
Kafka
Si bien creer en los demás es fundamental para el liderazgo basado en Confiar e Inspirar, casi igual de importante es la capacidad de comunicarlo. Los líderes en Confiar e Inspirar hacen todo lo que pueden para comunicar a las personas el valor y el potencial que poseen. Su expresión de esa fe y esa confianza en ellos es un regalo para los otros. Como regalarle a alguien unas gafas nuevas, les permite ver la grandeza que hay en su interior y, por consiguiente, logran una nueva percepción del mundo y de sus posibilidades en él: crece su seguridad y su confianza en sí mismos.
Stephen M.R. Covey (Confiar e inspirar (Edición Colombiana) (Spanish Edition))
La audacia de la fe cristiana se basaba en la convicción de que Dios había venido a habitar entre los hombres, abajándose infinitamente para asumir la condición humana y poder experimentar por tanto sus propias limitaciones y sufrimientos.
Jaume Aurell (Genealogía de Occidente: Claves históricas del mundo actual)
Las grandes decisiones de los concilios de la Antigüedad (Nicea, Constantinopla, Calcedonia), que cristalizaron en las fórmulas verbales de la fijación de los dogmas, no redujeron la fe a teoría filosófica, ni tergiversaron la teoría filosófica para adaptarla a la fe, ni la limitaron a una interpretación puramente simbólica y mitológica, tan al uso en aquellos tiempos. Más bien la dotaron de todo el realismo posible, a través de la construcción de una primera síntesis entre la revelación recibida por la tradición bíblica y la predicación de Cristo, por un lado, y el pensamiento racional de procedencia helenística, por otro. Esa combinación se percibe perfectamente a través del uso y la adaptación de algunos conceptos filosóficos esenciales en la filosofía griega, que aparecen de modo explícito en todas las confesiones y formulaciones dogmáticas, tales como: naturaleza, persona, esencia o substancia.
Jaume Aurell (Genealogía de Occidente: Claves históricas del mundo actual)
A pesar de ello, todos los días surgen nuevas metodologías en una progresión sospechosamente paralela a las nuevas religiones. De hecho, el proceso de adopción de una metodología es muy parecido a abrazar una nueva religión. Abundan las profesione s de fe incondicional, se persigue a los herejes, la heterodoxia está mal vista y por una temporada la bondad de sus dones es indudable y proverbial. Se prodigan los relatos milagrosos de los conversos, que gracias a su entrega y a la firmeza de su fe son premiados por la divina providencia con éxitos preternaturales. Pasando el tiempo, inevitablemente, llega la fase de la desilusión, los creyentes comprueban que el cielo en la tierra es metafórico y que los dones de la metodología son incognoscibles. Y es entonces cuando quedan sólo los fieles más fanáticos mientras los demás buscan con desesperación una nueva metodología que abrazar.
Jayr Al-Dyn (El mito de la satisfacción del cliente: Ensayo cínico sobre el mundo de la empresa (Spanish Edition))
A pesar de ello, todos los días surgen nuevas metodologías en una progresión sospechosamente paralela a las nuevas religiones. De hecho, el proceso de adopción de una metodología es muy parecido a abrazar una nueva religión. Abundan las profesiones de fe incondicional, se persigue a los herejes, la heterodoxia está mal vista y por una temporada la bondad de sus dones es indudable y proverbial. Se prodigan los relatos milagrosos de los conversos, que gracias a su entrega y a la firmeza de su fe son premiados por la divina providencia con éxitos preternaturales. Pasando el tiempo, inevitablemente, llega la fase dela desilusión, los creyentes comprueban que el cielo en la tierra es metafórico y que los dones de la metodología son incognoscibles. Y es entonces cuando quedan sólo los fieles más fanáticos mientras los demás buscan con desesperación una nueva metodología que abrazar.
Jayr Al-Dyn (El mito de la satisfacción del cliente: Ensayo cínico sobre el mundo de la empresa (Spanish Edition))
Fuera de la Iglesia no hay salvación. Sin la verdad no hay salvación 8. En tanto que la máxima: "Sin caridad no hay salvación", se apoya en un principio universal y prepara a todos los hijos de Dios al acceso en la felicidad suprema, el dogma: "Fuera de la Iglesia no hay salvación", no se apoya en la fe fundamental en Dios y en la inmortalidad del alma, fe común a todas las religiones, sino "en la fe especial en dogmas particulares". Es exclusivo y absoluto; en vez de unir a los hijos de Dios, los divide; en lugar de excitar el amor de sus hermanos, mantiene y sanciona la irritación entre los sectarios de los diferentes cultos, que se consideran recíprocamente como malditos en la eternidad, aun cuando fuesen parientes o amigos en este mundo; desconociendo la grande ley de igualdad ante la tumba, los separa también en el campo del reposo. La máxima: "Sin caridad no hay salvación", es la consagración del principio de la igualdad ante Dios y de la libertad de conciencia; con esta máxima por regla, todos los hombres son hermanos, y cualquiera que sea el modo de adorar a Dios, se tienden la mano y ruegan unos por otros. Con el dogma: "Fuera de la Iglesia no hay salvación", se lanzan el anatema, se persiguen y viven como enemigos; el padre no ruega por el hijo, ni el hijo por su padre, ni el amigo por el amigo; sino que se creen recíprocamente condenados para siempre. Este dogma es, pues, esencialmente contrario a las enseñanzas de Cristo y a la ley evangélica. 9. "Sin la verdad no hay salvación", sería el equivalente de: "Fuera de la Iglesia no hay salvación", y enteramente exclusivo, porque no hay una sola secta que no pretenda tener el privilegio de la verdad. ¿Qué hombre es el que puede vanagloriarse de poseerla por completo, cuando el círculo de los conocimientos se ensancha sin cesar y cuando las ideas se rectifican todos los días? La verdad absoluta es sólo patrimonio de los espíritus del orden más elevado, y la humanidad terrestre no podía pretenderla, porque no le es dado el saberlo todo; sólo puede aspirar a una verdad relativa y proporcionar a su adelantamiento. Si Dios hubiese hecho de la posesión de la verdad absoluta la condición expresa de la felicidad futura, este sería un decreto de proscripción general; mientras que la caridad aun en su más alta acepción, puede ser practicada por todos. El Espiritismo, de acuerdo con el Evangelio, admitiendo que puede uno salvarse, cualquiera que sea su creencia, con tal que observe la ley de Dios, no dice: "Fuera del Espiritismo no hay salvación"; y como no pretende enseñar aún toda la verdad, tampoco dice: "Sin la verdad no hay salvación", máxima que dividiría en vez de unir y perpetuaría el antagonismo.
Allan Kardec (El Evangelio segun los Espiritus (Spanish Edition))
El arrepentimiento es perpetuo Debo recalcar también otra verdad: el arrepentimiento bíblico es perpetuo—el hijo de Dios se arrepentirá hasta que Dios lo lleve a su morada. El arrepentimiento es un modo de pensar permanente, un aborrecimiento continuo del mal. ¡Oh, cuántas almas preciosas han sido condenadas aquí mismo! Parecen arrepentirse por un tiempo. Dejan sus antiguas compañías y dejan los lugares donde cometían sus pecados: el bar, el salón de baile, la casa de la prostituta. Parecen aceptar a Cristo. Aun predican, enseñan y testifican de él. Pero porque son “oidores pedregales” (Mar. 4:5, 6, 16, 17), sólo duran un tiempo. Empiezan a enfriarse, volviendo gradualmente a sus costumbres de antes. Vuelven al pecado, vuelven a aquello a lo que habían renunciado. Uno a uno vuelven a sus antiguos pecados y compañeros, y vuelven al mundo. Eso es porque su arrepentimiento no era perpetuo: no surgió del nuevo nacimiento sino de la carne. La Palabra de Dios los describe: “Ciertamente, si habiéndose ellos escapado de las contaminaciones del mundo, por el conocimiento del Señor y el Salvador Jesucristo, enredándose otra vez en ellas son vencidos, su postrer estado viene a ser peor que el primero. Porque mejor les hubiera sido no haber conocido el camino de la justicia que después de haberlo conocido, volverse atrás del santo mandamiento que les fue dado. Pero les ha acontecido lo del verdadero proverbio: El perro vuelve a su vómito, y la puerca lavada a revolcarse en el cieno” (2Pe. 2:20-22). En muchos casos, ese volver es lento. ¡Pocos vuelven de una sola vez! Primero, anhelan la “libertad”; escudriñan la Palabra de Dios para averiguar cuánta libertad tienen, para poder vivir lo más cerca posible al pecado. Luego, poco a poco vuelven a este pecado y a aquel otro. Por último, ya no tienen un testimonio para Cristo, sino sólo una confesión de fe externa. El pecado ya no los molesta. No lo aborrecen ni están en contra de él. Se dicen a sí mismos que Dios ya no quiere que se arrepientan y aborrezcan al pecado. Piensan que están en el camino de vida, no obstante, ¡el pecado ya no los molesta! Entonces se vuelven a esos pecados de los cuales una vez se habían arrepentido, diciendo: “¡Ahora tenemos libertad para andar en estos caminos!” Pero, ¡oh, mis amigos, esto no es libertad, sino un permiso para hacer lo que siempre has querido hacer, permiso para andar en el pecado sin restricciones! ¡Has jugado con fuego y tu corazón está ahora endurecido por el engaño del pecado! (Heb. 3:12). También te advierto: ¡cuídate del arrepentimiento que no continúa! No es un arrepentimiento bíblico auténtico, tu corazón volverá a estar satisfecho con la basura del mundo: “De ceniza se alimenta; su corazón engañado le desvía, para que no libre su alma, ni diga: ¿No es pura mentira lo que tengo en mi mano derecha?” (Isa. 44:20). Por lo tanto, nunca lo olvides: el verdadero arrepentimiento es perpetuo. Si te has convertido de verdad, aborrecerás y dejaras tus pecados por el resto de tu vida[7]. Y anhelarás ser santo, ser como Cristo y agradar a Dios. Yo te pregunto: “¿Alguna vez has poseído tú el arrepentimiento bíblico auténtico que Dios ordena de todos los hombres?
L.R. Shelton Jr. (Arrepentimiento Biblico: La necesidad de esta hora (Spanish Edition))
nuestros pecados, purifícame de todas mis faltas y renueva mi corazón para que brille cada vez más en mí la imagen del hombre nuevo creado según la justicia y la santidad. Por tu Sangre, signo de reconciliación con Dios y entre los hombres, haz de mí un instrumento dócil de comunión fraterna. Por el poder de tu Sangre, prueba suprema de tu caridad, dame la valentía de amarte así como a mis hermanos, hasta dar mi vida. Oh Jesús redentor, ayúdame a llevar mi cruz de cada día, para que mi pequeña gota de sangre, unida a la tuya, participe en la redención del mundo. Oh Sangre Divina, cuya gracia vivifica el Cuerpo Místico: haz de mí una piedra viva de tu Iglesia. Dame la pasión por la unidad entre los cristianos. Pon en mi corazón un gran celo por la salvación de mi prójimo. Suscita en la Iglesia muchas vocaciones misioneras para que sea dado a todos los pueblos conocer, amar y servir al verdadero Dios. Oh Preciosísima Sangre, símbolo de liberación y de vida nueva, concédeme perseverar en la fe, la esperanza y la caridad para que, marcado con tu sello, pueda dejar el exilio de esta vida, entrar en la tierra prometida del paraíso y cantar con todos los redimidos tus alabanzas en la eternidad. Amén».
María Vallejo-Nágera (De María a María: Puerta del Cielo (Spanish Edition))
esto es lo que se convierte en realidad para quien deja desarrollar en sí mismo la gracia del bautismo, es decir, para el que vive como un hijo de Dios en la fe, la esperanza y la caridad. Habrá penas y miserias, pero él no se someterá a nada, ni dependerá de circunstancias afortunadas o desafortunadas, ni existirán para él acontecimientos negativos, sino que todo cuanto sucede en el mundo estará a su servicio y beneficiará a su crecimiento en el amor y en su condición de hijo de Dios. Ni las circunstancias, ni las contingencias buenas o malas, ni el comportamiento de los demás pueden afectarle negativamente: sólo pueden fomentar su verdadero bien, que es amar.
Jacques Philippe (La libertad interior)
Desde que llegue al mundo, no recuerdo un solo día en que los hombres realmente hayan convivido en paz. En algún lugar del mundo el hombre mata, aniquila o hiere a quien tiene una forma diferente de expresar su fe.
Herbert Ore Belsuzarri (¿DONDE ESTAN LOS HIJOS DE CAIN? (Spanish Edition))
La vida es una casualidad cósmica llena de casualidades cotidianas, tejidas con hilos que se cruzan sin parar en un mundo cada vez más interconectado. Hay casualidades insignificantes, divertidas, incomprensibles, trágicas. La inmensa mayoría de ellas se disipan sin ser vistas como estrellas del espacio profundo. Día a día pasamos de largo ante lo asombroso sin prestar atención. Si nos preguntan, decimos que ciertas cosas solo ocurren en las películas, pero es un error. Lo excepcional ocurre y doy fe de ello. La nuestra fue una casualidad maravillosa que marcó el curso de todo lo demás.
Roberto de Paz (El hombre que gritó la tierra es plana)
a una mente. “Has oído decir que ésta es una época de crisis moral. Tú mismo lo has dicho, con temor y a la vez con la esperanza de que esas palabras no tuvieran un significado real. Te has quejado de que los pecados del hombre están destruyendo al mundo y has llegado a maldecir a la naturaleza humana por negarse a practicar las virtudes que le exigías. Como para ti la virtud consiste en el sacrificio, has exigido más sacrificios ante cada sucesivo desastre. En el nombre de la vuelta a la moralidad, has sacrificado todo aquello que creías era la causa de tus sufrimientos. Has sacrificado a la justicia por la misericordia. Has sacrificado a la independencia por la unidad. Has sacrificado a la razón por la fe. Has sacrificado a la riqueza por la necesidad. Has sacrificado a la autoestima por la negación de ti mismo. Has sacrificado a la felicidad por el deber.
Ayn Rand (La Rebelión de Atlas)
34 Después convocando al pueblo con sus discípulos, les dijo a todos: Si alguno quiere venir en pos de mí, niéguese a sí mismo: y cargue con su cruz, y sígame. 35 Pues quien quisiere salvar su vida a costa de su fe, la perderá para siempre: mas quien perdiere su vida por amor de mí y del Evangelio, la pondrá en salvo eternamente. 36 Por cierto ¿de qué le servirá a un hombre el ganar el mundo entero, si pierde su alma? 37 Y una vez perdida, ¿por qué cambio podrá rescatarla?
Félix Torres Amat (La Sagrada Biblia (Spanish Edition))
Para tener paz, necesitamos de la fe, de todas las fuerzas de nuestra voluntad.
José Antonio Fortea (Historia del Mundo Angélico (Spanish Edition))
«La luz de la fe, unida a la verdad del amor, no es ajena al mundo material, porque el amor se vive siempre en cuerpo y alma; la luz de la fe es una luz encarnada, que procede de la vida luminosa de Jesús.
Pope Francis (Laudato si' (Documentos MC))
Yo caminaba por las calles de Ginebra mirándolo todo con recelo, como si de cada esquina fuera a salir el mounstro. La ciudad, como el mismo Borges decía, parece no darse cuenta cabal de que existe, y está en un país que parece pesar sobre el mundo sin sobresaltos, pero es en realidad una ciudad fantástica en un país que, más allá de sus cavernas de lingotes y de su manía de tasar el tiempo en relojes, ha engrendrado cismas y revoluciones, convulsiones del arte y cataclismos de la fe, cerebros iluminados por tempestades eléctricas y obras que significaron la aniquilación de cánones y estéticas. Me dije que esa ciudad que se finge tan serena y tan clásica, esa ciudad de relojes y de lingotes de oro, ocultaba detrás de la máscara su rostro verdadero de pesadillas y de cismas, y que eso la hacía más atractiva.
William Ospina (El año del verano que nunca llegó)
Aprovechad el tiempo que os quede de vida sobre la tierra. No importa cuánto viváis, pues el último día, una hora antes de morir, toda vuestra vida os parecerá como un solo día. Tú que lees estas líneas, todavía estás en el tiempo de prueba. Lo que yo daría por regresar a la fase de la prueba. No hay precio por grande que fuese, que no estuviese dispuesto a pagar por poder demostrar mi fe en Dios. Te envidio. Sinceramente, te envidio. Tú todavía puedes ganar mérito para toda la eternidad. Tú todavía puedes incrementar el grado de felicidad que gozarás para siempre.
José Antonio Fortea (Historia del Mundo Angélico (Spanish Edition))
La reforma es un martirio cotidiano en todas las generaciones. En esto los católicos superan a los protestantes. Los cristianos deben estar preparados para el martirio por Jesús, y no hay mejor manera de resistir que ir a Misa, el sacrificio del mártir por excelencia. La Misa es la acción de gracias. Más aún: la restitución del rescate pagado por nosotros al Maligno, en la cual y por la cual Jesús es llamado Redemptor. «En la cruz realizó una gran compra; en ella desembolsó nuestro precio; cuando su costado fue abierto por la lanza del soldado que lo hirió, brotó de él el precio de todo el mundo. Fueron comprados los fieles y los mártires; pero la fe de los mártires fue sometida a prueba, su sangre lo atestigua. Devolvieron lo que se había pagado por ellos y cumplieron lo que dice San Juan: «Como Cristo ha entregado su vida por nosotros, así también nosotros debemos entregarla por nuestros hermanos” (Juan 3, 16)»6.
Nicola Bux (Cómo ir a misa y no perder la fe (Spanish Edition))
RELIGIÓN Y VERDAD Cuando hablo de religión no aludo a la formal ni a la ritualista, sino a esa religión que se encuentra por debajo de todas las religiones y que nos enfrenta cara a cara con nuestro Creador.Sé... que nunca hubiera conocido a Dios si no hubiera luchado contra el mal aun a costa de la vida misma. Me esfuerzo por ver a Dios a través del servicio prestado a la humanidad pues sé que Dios no está en el cielo, ni aquí abajo, sino en cada uno. Si un hombre llega al corazón de su propia religión, también ha llegado al corazón de las otras. Las religiones son distintos caminos que convergen en el mismo punto.¿Qué importa que tomemos distintos caminos siempre que lleguemos a la misma meta? En realidad, hay tantas religiones como individuos. Que nadie, ni por un momento, abrigue el temor de que un estudio reverente de las otras religiones pueda debilitar su fe en la propia. El sistema hindú de filosofía considera que todas las religiones contienen en sí elementos de verdad y prescribe e impone una actitud de respeto y reverencia hacia todas ellas. Creo en La verdad fundamental de todas las grandes religiones del mundo
Anonymous
A veces se preguntaba si los instintos del ser humano habían cambiado en ese tiempo, y siempre llegaba a la conclusión de que no. Por lo menos en los aspectos más básicos y primitivos. Le constaba que el hombre siempre había sido agresivo, ansioso por dominar, por controlar el mundo y todo lo que se encontraba en él. Las guerras en Europa y en Japón daban fe de ello
Nicholas Sparks (The Notebook (The Notebook, #1))
yo no me avergüenzo del evangelio, no lo puedo hacer porque el evangelio es la historia de Jesús, escrita con Su sangre; es buenas nuevas de salvación; es el único camino de la salvación para el hombre; es la oferta de Dios para un hombre perdido; es el poder de Dios en acción; es la benevolencia de Dios para pecadores; y es la justicia (carácter moral de Dios) revelada por fe y para fe. Por tanto, ‘no me avergüenzo del evangelio”.
Miguel Núñez (Enseñanzas que transformaron el mundo: Un llamado a despertar para la iglesia en Latino América. (Spanish Edition))
¿Me dice usted que yo reduzco a Dios a un atributo de la nacionalidad? —exclamó Shatov—. Al contrario, levanto el pueblo hasta Dios. ¿Es que no ha sido siempre así? El pueblo es el cuerpo de Dios. Un pueblo es pueblo sólo mientras tiene su propio Dios individual y excluye a todos los demás dioses del mundo, sin admitir reconciliación alguna; mientras cree que su Dios vencerá y expulsará del mundo a todos los demás dioses. Así han creído todos los pueblos desde el principio de los siglos, todos los grandes pueblos al menos, todos los que se han destacado por algo, todos los que se han mantenido a la cabeza de la humanidad. No vale la pena ir en contra de los hechos. Los judíos vivieron sólo para esperar al verdadero Dios y legaron al mundo al verdadero Dios. Los griegos divinizaron la naturaleza y dejaron al mundo su religión, esto es, la filosofía y el arte. Roma divinizó al pueblo en el Estado y legó el Estado a los pueblos. Francia, en el curso de su larga historia, fue sólo encarnación y desarrollo de la idea del Dios de Roma, y si acabó por lanzar al abismo a su Dios romano y abrazó el ateísmo, que ahora llaman socialismo, fue sólo porque, a fin de cuentas, el ateísmo es más sano que el catolicismo romano. Si un gran pueblo no cree que la verdad está sólo en él (esto es, sola y exclusivamente en él), si no cree que es el único con la capacidad y misión de resucitar y regenerar a todos por medio de su verdad, se convierte al punto en simple material etnográfico y deja de ser un gran pueblo. Un pueblo de veras grande no puede resignarse a desempeñar un papel de segundo orden en la humanidad, ni siquiera de primer orden, sino sola y exclusivamente el primer papel. Cuando el pueblo pierde esa fe deja ya de ser pueblo. Pero como la verdad es una y, por lo tanto, sólo uno de los pueblos puede tener al Dios verdadero, aun si los demás tienen sus propios dioses, grandes e individuales. El único pueblo «portador de Dios» es el pueblo ruso, y…, y… ¿me tiene usted, Stavrogin, por un tonto tan prudente —de pronto se revolvió con furia— que ni siquiera sé si mis palabras de ahora son los consabidos e insulsos lugares comunes que se trasiegan en los círculos eslavófilos de Moscú, o son, por el contrario, una palabra nueva, la última palabra, la única palabra que lleva a la regeneración y la salvación y…, y…? ¡Qué me importa que se ría usted ahora! ¡Nada me importa que usted no comprenda ni una palabra, ni un sonido…! ¡Oh, cómo detesto su mirada y su sonrisa!
Fyodor Dostoevsky (Demons)
El modo en que la esfera de organización política se inserta en el orden del ser no es indiferente. La religiosidad intramundana, que experimenta como ens realissimum al colectivo, ya se trate de la humanidad, del pueblo, de la clase, de la raza o del Estado, es defección de Dios. (...)La fe en el hombre como fuente de bien y de perfeccionamiento del mundo, que domina la Ilustración, y la fe en el colectivo como entidad divina, mistérica, tal como se difunde desde el siglo XIX, son anticristianas, (...) son defección. Y desde el punto de vista de la via contemplativa no dogmática, de la contemplación del ser en la plenitud de los órdenes de la naturaleza que se elevan hasta Dios, la religiosidad intramundana y toda su simbología ocultan los aspectos más esenciales de la realidad, cierran el camino hacia la realidad de Dios y desfiguran las relaciones existentes en los órdenes del ser situados por debajo de la divinidad.
Eric Voegelin (Die politischen Religionen)
quid pro quo extravagante? Iván se echó a reír.–Quédate con esta última suposición si el idealismo moderno te ha hecho tan refractario a lo sobrenatural. Puedes elegir la solución que quieras. Verdad es que mi inquisidor tiene noventa años y que sus ideas han podido trastornarle hace ya tiempo. Tal vez es un simple desvarío, una quimera de viejo próximo a su fin y cuya imaginación está exacerbada por su último auto de fe. Pero que sea quid pro quo o fantasía poco importa. Lo importante es que el inquisidor revele al fin su pensamiento, que manifieste lo que ha callado durante toda su carrera.–¿Y el prisionero no dice nada? ¿Se contenta con mirarlo? –Sí, lo único que puede hacer es callar. El anciano es el primero en advertirle que no tiene derecho a añadir una sola palabra a las que pronunció en tiempos ya remotos. Éste es tal vez, a mi humilde juicio, el rasgo fundamental del catolicismo romano: «Todo lo transmitiste al papa: todo, pues, depende ahora del papa. No vengas a molestarnos, por lo menos antes de que llegue el momento oportuno. » Tal es su doctrina, especialmente la de los jesuitas. Yo la he leído en sus teólogos.»–¿Tienes derecho a revelarnos uno solo de los secretos del mundo de que vienes? –pregunta el anciano, y responde por Él–: No, no tienes este derecho, pues tu revelación de ahora se añadiría a la de otros tiempos, y esto equivaldría a retirar a los hombres la libertad que Tú defendías con tanto ahínco sobre la tierra. Todas tus nuevas revelaciones supondrían un ataque a la libertad de la fe, ya que parecerían milagrosas. Y Tú, hace quince siglos, ponías por encima de todo esta libertad, la de la fe.¿No has dicho muchas veces: “Quiero que seáis libres”? Pues bien –añadió el viejo, sarcástico–, ya ves lo que son los hombres libres.Sí, esa libertad nos ha costado cara –continúa el anciano, mirando a su interlocutor severamente–, pero al fin hemos conseguido completar la obra en tu nombre. Nuestro trabajo ha sido rudo y ha durado quince siglos, pero al fin hemos logrado instaurar la libertad como convenía hacerlo.¿No lo crees? Me miras con dulzura y ni siquiera me haces el honor de indignarte. Pues has de saber que jamás se han creído los hombres tan libres como ahora, aun habiendo depositado humildemente su libertad a nuestros pies. En realidad, esto ha sido obra nuestra.¿Es ésta la libertad que Tú soñabas? –Tampoco esto lo comprendo –dijo Aliocha–.¿Habla irónicamente, se burla?268 LibrosEnRed
Anonymous
Todo ser humano necesita un centro de interés en su vida, una fuente de verdad y de bondad, en la que poder saciarse ante las fatigas de la cotidianeidad, el latido de una presencia de confianza que solo se percibe con el sentimiento de la fe: la presencia de Jesucristo, el corazón del mundo.
Mario Giordano (Apocalipsis 1ª Entrega)
Los demás sólo aman y respetan al que se ama y se respeta a sí mismo. No intentes nunca agradar a todo el mundo, o perderás el respeto de todos. Busca a tus aliados y amigos entre la gente que está convencida de lo que hace y de lo que es. No digo: busca al que piensa igual que tú. Digo: busca al que piensa diferente y al que nunca conseguirás convencer de que eres tú el que está en lo cierto. Porque la amistad es una de las muchas caras del Amor, y el Amor no se deja llevar por las opiniones: acepta incondicionalmente al compañero, y cada uno crece a su manera. La amistad es un acto de fe en otra persona, no un acto de renuncia. No intentes que te amen a cualquier precio, porque el Amor no tiene precio.
Paulo Coelho (El manuscrito encontrado en Accra)
conocéis perfectamente la opinión del mundo, sabéis de sobra cuál es el parecer de la gente, tenéis constancia de la escasa fe de muchos de vuestros amigos y familiares… pero yo quiero conocer el estado de tu alma y el candor de tu respuesta… ¿Quién dices tú que soy yo? ¿Quién soy yo para ti?
Fulgencio Espa (Cuaresma 2015, vívela con Él (Spanish Edition))
Abigitano, Soneto del Divino Refugiado En sánscrito soy Abhijit, En español soy Vencedor. En árabe soy Ghalib, En Historia soy Reformador. Tantos idiomas, tantos nombres – Algunos llaman agua, otros llaman water. Más allá de los idiomas, la luz es la misma – Algunos lo llaman divino, yo lo llamo humanidad. Mis raíces están arraigadas en la humanidad, no en una cultura, religión o nación. El cosmos corre por mis corpúsculos, Mi vida es el llamado a la expansión. Quien ama a otro es santo, Quien ayuda a otro es rey. Los animales anhelan lujos locos, Para mí sacrificarse es vivir. No me sirven el silicio ni el oro – Cuando el mundo arde, yo soy ungüento. Llámame migrante, o llámame un refugiado – Más allá de hechos y la fe, ¡yo soy Abigitano!
Abhijit Naskar (Abigitano: El Divino Refugiado (Spanish Edition))
En el taxi, de camino a Shibuya, mientras la observaba, me pregunté qué era aquella emoción que yo sentía de pronto. Pero entonces no logré hallar la respuesta. La descubrí doce o trece años después. Había viajado a Santa Fe, Nuevo México, para entrevistar a un pintor. Al atardecer entré en una pizzería y, mientras bebía cerveza y tomaba una pizza, contemplé una puesta de sol tan hermosa que parecía un milagro. El mundo entero estaba teñido de rojo. Mi mano, el plato, la mesa..., todo lo que había ante mis ojos estaba teñido de rojo. De un rojo tan brillante que parecía bañado en un jugo de frutas. En aquel atardecer abrumador me acordé de Hatsumi. Y comprendí qué había sido el estremecimiento del corazón que ella me había provocado. Era un anhelo adolescente que no había sido, ni sería jamás, colmado. Durante mucho tiempo guardé este anhelo ardiente y puro en mi interior, hasta el punto que incluso había terminado olvidándome de su existencia. Hatsumi había despertado una parte de mí que llevaba largo tiempo durmiendo. Al darme cuenta, me sentí tan triste que se me saltaron las lágrimas. Ella había sido una mujer excepcional. Alguien hubiera debido salvarla.
Haruki Murakami (Tokio blues. Norwegian Wood)
En efecto, el Estado moderno del mundo occidental se ve a sí mismo, por un lado, como una gran potencia de tolerancia que rompe con las tradiciones necias y prerracionales de todas las religiones. Además, con su manipulación radical del hombre y la distorsión de los sexos mediante la ideología de género, se contrapone de modo particular al cristianismo. Esta pretensión dictatorial de tener siempre razón por parte de una aparente racionalidad exige el abandono de la antropología cristiana y de su consiguiente estilo de vida que se considera prerracional. La intolerancia de esta aparente modernidad hacia la fe cristiana aún no se ha convertido en persecución abierta, y sin embargo se presenta de forma cada vez más autoritaria, pretendiendo lograr, mediante la legislación correspondiente, la extinción de aquello que es esencialmente cristiano. La actitud de Matatías —«No obedeceremos las órdenes del rey» (la legislación moderna)— es la de los cristianos. Por otra parte, el «celo» de Matatías no es la forma en que se expresa el celo cristiano. El auténtico «celo» toma su forma esencial de la cruz de Jesucristo.
Papa Benedicto XVI (Qué es el cristianismo (Spanish Edition))
Si uno piensa que el conocimiento puede ayudar a solucionar los problemas, entonces es que tiene una «fe ciega» y una «creencia cuasirreligiosa» en la «superstición obsoleta» y la «falsa promesa» del «mito» de la «marcha imparable» del «progreso inevitable». Es un «animador» del «sí, podemos» con el «espíritu entusiasta» de la «ideología de la sala de juntas», «Silicon Valley» y la «Cámara de Comercio». Es un practicante de la «historia whig», un «optimista ingenuo», una «Pollyanna» y, por supuesto, un «Pangloss», una versión actual del filósofo del Cándido, de Voltaire, que afirma que «vivimos en el mejor de los mundos posibles».
Steven Pinker (En defensa de la Ilustración: Por la razón, la ciencia, el humanismo y el progreso (Contextos) (Spanish Edition))
justos vivirán por la fe” quería significar que el hombre no se salvaba por las buenas obras que realizaba sino exclusivamente por su fe en Jesús. La predicación de
Roberto Vivo (Breve Historia de las Religiones del Mundo (Spanish Edition))
A fin de hacer la transición de vivir de acuerdo a las leyes de nuestro mundo, a vivir según las leyes del mundo espiritual, debemos cumplir con ciertas condiciones. Primero, tenemos que descartar por completo los argumentos de la razón y renunciar a utilizar nuestro intelecto para determinar nuestras acciones. Como si estuviéramos suspendidos en el aire, debemos intentar aferrarnos al Creador con ambas manos, permitiéndole así al Creador y sólo a Él determinar nuestras acciones. En sentido figurado, debemos sustituir nuestra propia mente por la del Creador, y actuar de manera contraria a nuestra propia razón. Debemos colocar la Voluntad del Creador por encima de la nuestra. Una vez seamos capaces de hacer esto, nuestro comportamiento representará la Fe por encima de la razón.
Michael Laitman (Cabala; Alcanzando Los Mundos Superiores (Spanish Edition))
En primer lugar, yo diría que, si realmente quisiéramos resumir al máximo el contenido de la fe fundada en la Biblia, podríamos decir: el Señor ha empezado una historia de amor con nosotros y quiere resumir en ella toda la creación. El antídoto contra el mal que nos amenaza a nosotros y al mundo entero solo puede consistir, en última instancia, en que nos entreguemos a este amor. Pues este es el verdadero antídoto contra el mal. El poder del mal nace de nuestro rechazo del amor a Dios. Quien se confía al amor de Dios se gana la redención. Nuestra condición de no redimidos se basa en la incapacidad de amar a Dios. Aprender a amar a Dios es, por lo tanto, el camino de la redención humana.
Papa Benedicto XVI (Qué es el cristianismo (Spanish Edition))
Desde esta perspectiva, hay que volver a intentar comprender qué significa «transformación de la sustancia». Pero incluso dejando de lado posibles nuevas explicaciones conceptuales de este tipo, lo que está fundamentalmente claro es que en la santa Eucaristía no añadimos un poco de carne y un poco de sangre al pan y al vino, sino que las ofrendas son portadoras ahora de la dinámica de Cristo crucificado y resucitado. De hecho, tampoco en la santa Eucaristía se recibe un poco de cuerpo y un poco de sangre de Jesús, sino que se entra en la dinámica del amor de Jesucristo que se concreta en la cruz y en la resurrección y se hace verdaderamente presente. Algo que resulta también muy importante para una devoción eucarística adecuada. A la pregunta: «¿qué recibo?» debemos responder: me dejo absorber por el Señor Jesucristo en la dinámica de su persona hecha carne e insertada en el mundo nuevo de la resurrección. El personalismo de la fe cristiana y la vastedad de su dinámica señalan el camino hacia una adecuada devoción eucarística. Por lo tanto, el sacrificio forma parte de ella, no como algo contrario a Dios o como un intento de actuación y obra del hombre, sino como el modo en que Cristo abre la puerta a Dios y con ello nos redime.
Papa Benedicto XVI (Qué es el cristianismo (Spanish Edition))