Estar Bien Quotes

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—Vamos a estar juntos —le susurró al oído. Kelsey se calmó poco a poco, con el rostro escondido en su pecho—. No importa la distancia; así, cuando nos veamos, tendremos más ganas de intentar matarnos el uno al otro —Sonrió al oír que ella empezaba a reír—, seguro que todo saldrá bien.
Silvia Hervás (Besos de murciélago)
Creo que si alguna vez tengo hijos y están disgustados, no les diré que la gente se muere de hambre en China ni nada parecido porque no cambiaría el hecho de que estén disgustados. E incluso si otra persona lo tiene mucho peor, eso realmente no cambia el hecho de que tú tienes lo que tienes. Bueno y malo. Como lo que mi hermana dijo cuando yo llevaba ya una temporada en el hospital. Dijo que estaba muy preocupada por ir a la universidad, y en comparación con lo que yo estaba pasando, se sentía muy tonta. Pero no sé por qué se iba a sentir tonta. Yo también estaría preocupado. Y en serio, no creo que yo lo tenga mejor ni peor que ella. No sé. Es diferente. Quizá sea bueno poner las cosas en perspectiva, pero, a veces, creo que la única perspectiva es estar allí de verdad. Como dijo Sam. Porque está bien sentir cosas. Y ser tú mismo al respecto.
Stephen Chbosky (The Perks of Being a Wallflower)
Espero curarme de ti en unos días. Debo dejar de fumarte, de beberte, de pensarte. Es posible. Siguiendo las prescripciones de la moral en turno. Me receto tiempo, abstinencia, soledad. ¿Te parece bien que te quiera nada más una semana? No es mucho, ni es poco, es bastante. En una semana se puede reunir todas las palabras de amor que se han pronunciado sobre la tierra y se les puede prender fuego. Te voy a calentar con esa hoguera del amor quemado. Y también el silencio. Porque las mejores palabras del amor están entre dos gentes que no se dicen nada. Hay que quemar también ese otro lenguaje lateral y subversivo del que ama. (Tú sabes cómo te digo que te quiero cuando digo: «qué calor hace», «dame agua», «¿sabes manejar?», «se hizo de noche»... Entre las gentes, a un lado de tus gentes y las mías, te he dicho «ya es tarde», y tú sabías que decía «te quiero»). Una semana más para reunir todo el amor del tiempo. Para dártelo. Para que hagas con él lo que quieras: guardarlo, acariciarlo, tirarlo a la basura. No sirve, es cierto. Sólo quiero una semana para entender las cosas. Porque esto es muy parecido a estar saliendo de un manicomio para entrar a un panteón.
Jaime Sabines (Recuento De Poemas, 1950-93 (Spanish Edition))
No es una garantía de estar bien, porque ya sabemos que el mundo gira gracias a los movimientos inesperados, a las casualidades incontrolables que no pueden predecirse, pero aún así tiene que aprovechar esto.
Clara Cortés (Al final de la calle 118)
Soy como. Como. Soy como una granada, mamá. Soy una granada y en algún momento voy a estallar y me gustaría reducir al mínimo las víctimas, ¿de acuerdo?" Mi padre ladeó un poco la cabeza hacia un lado, como un perrito regañado. "Soy una granada," le dije de nuevo. "Sólo quiero mantenerme alejada de la gente y leer libros, pensar y estar con ustedes porque no hay nada que yo pueda hacer sobre dañarlos; están demasiado involucrados, así que por favor, déjenme hacer eso, ¿está bien? No estoy deprimida. No necesito salir más. Y no puedo ser una adolescente normal, porque soy un granada.
John Green (The Fault in Our Stars)
¿Sabes por qué te quiero? No sabía que estaba perdido hasta que tú me encontraste. No sabía lo que era estar solo hasta la primera noche que pasé sin ti en mi cama. Tú eres lo único que he hecho bien. Tú eres lo que he estado esperando, Pigeon.
Jamie McGuire (Beautiful Disaster (Beautiful, #1))
Las mujeres se esmeran mucho para estar bien vestidas para hombres que solo quieren verlas desnudas.
Arturo González-Campos (¿Para qué sirve un cuñao?)
Clary aspiró profundamente y alzó los ojos hacia él, ojos que estaban llenos de incertidumbre. Un impulso desconocido se alzó dentro de él: el impulso de rodearla con los brazos y decirle que todo iba a estar bien. No lo hizo. Por lo que él sabía, las cosas raras veces iban bien. [pp. 343]
Cassandra Clare (City of Bones (The Mortal Instruments, #1))
Porque morir por alguien o por algo, está bien, entra en el orden de las cosas; pero conviene saber, o por lo menos estar seguros de que alguien sabe por quiën o por qué se muere
Giuseppe Tomasi di Lampedusa (The Leopard)
No puedes estar seguro de cómo va a resultar, incluso si lo haces todo bien. Las cosas se vuelven en tu contra, la vida lo hace.
Ava Dellaira (Love Letters to the Dead)
Eso es maravilloso (...) soportar un trabajo difícil ... por el bien de otra persona, por un bien mayor. Creo que debería estar orgullosa
Tatsuya Endo (SPY×FAMILY 1 (Spy×Family, #1))
Si mucha gente piensa que una cosa está bien, es correcta, entonces esa cosa pasa a estar bien y ser correcta.
Paulo Coelho (Veronika Decides to Die)
Es mucho más fácil no saber las cosas algunas veces. Las cosas cambian. Los amigos se van. Y la vida no se detiene por nadie. Quería reírme. O quizás enojarme. O quizás sentir indiferencia por lo extraño que todos eran, especialmente yo. Creo que la idea es que cada persona tiene que vivir su propia vida y después decidir compartirla con otras personas. No puedes sentarte ahí y poner la vida de todos por encima de la tuya y creer que eso cuenta como amor. No puedes. Tienes que hacer cosas. Voy a hacer lo que quiera hacer. Voy a ser quien realmente soy. Y voy a saber quién es ese. Y todos podríamos sentarnos y preguntarnos y sentirnos mal unos por otros y culpar a muchas personas por lo que hicieron o por lo que no hicieron o por lo que no sabían. No lo sé. Supongo que siempre hay alguien a quien culpar. Es diferente. Quizás es bueno poner las cosas en perspectiva, pero algunas veces, creo que la única perspectiva es realmente estar ahí. Porque está bien sentir. Yo estaba realmente allí. Y eso era suficiente para hacerme sentir infinito. Me siento infinito.
Stephen Chbosky (The Perks of Being a Wallflower)
—Todo va a salir bien —me intentó tranquilizar. —¿Cómo puedes estar tan seguro? —Aún tengo que besarte, así que tendré que asegurarme de que sobrevivimos a esto.
Anissa B. Damom (Éxodo (Éxodo, #1))
Soy una granada," le dije de nuevo. "Sólo quiero mantenerme alejada de la gente y leer libros, pensar y estar con ustedes porque no hay nada que yo pueda hacer sobre dañarlos; están demasiado involucrados, así que por favor, déjenme hacer eso, ¿está bien? No estoy deprimida. No necesito salir más. Y no puedo ser una adolescente normal, porque soy un granada
John Green (The Fault in Our Stars)
No necesitas trabajar duro por dinero. Nada en la naturaleza trabaja duro. En cambio, se trata solo de agregar valor y contribuir bien a la sociedad, ser alegre, estar abierto a recibir, sentir gratitud y sentirse rico. Haz estas cosas y el dinero fluye.
Hendrith Vanlon Smith Jr. (The Wealth Reference Guide: An American Classic)
Todas las chicas tienen el corazón roto. Las carreteras están atascadas durante el fin de semana. Todo el mundo quiere estar lejos de donde ha nacido. Al menos el viernes por la noche. Los bares ya no dan dos por una y en esta ciudad tienes que ganar mucho para poder beber en el centro. Los camareros han enterrado sus sonrisas porque es viernes por la noche y la gente coge todo lo que brilla. Con o sin permiso. Las niñas bonitas siempre son las que están más tristes porque saben que hay más tipos dispuestos a hacerles daño. Las niñas feas se dejan ir y bailan toda la noche solas, o unas con otras y no tienen suerte ni atrayendo las desgracias. Los tíos con coche juegan con los dados trucados y los que tienen dinero nos están viendo a todos las cartas. Las madres no duermen en toda la noche porque saben que duele pero también saben que no hay nada mejor y no acaban de decidir qué es lo más peligroso. No hay nadie que no dispare el viernes por la noche, ni hay quien esquive los disparos. Sé que no puedo esperar que estés siempre sola, lo único que te pido es que no te lo creas todo. No te fíes de los anillos de oro, ni de las carrozas de plata. Todos mentimos bien los viernes por la noche.
Ray Loriga (Héroes)
la verdad no se proclama ni se decreta; más bien se descubre, se busca,
Walter Riso (El derecho a no estar de acuerdo (Colección Riso Singles) (Spanish Edition))
Estoy en medio de la tormenta -digo con voz rota-, pero va a pasar, voy a estar bien, he sobrevivido a tantas tormentas que... -Mi voz se rompe-. Cuando salga de esta voy a ser un paisaje jodidamente hermoso.
Ariana Godoy (Sigue Mi voz)
Solo quería decir que no siempre tienes que estar bien. Te pedí que fueras mi parabatai porque te necesitaba, pero tú también puedes necesitarme, también. Esto… —indicó su propia runa de parabatai—, significa que eres mi otra mejor mitad, y que me preocupo por ti más de lo que me preocupo por mí mismo. Recuerda eso. Lo siento, no me di cuenta de lo mucho que estabas sufriendo. No lo vi entonces, pero ahora lo veo.
Cassandra Clare (City of Heavenly Fire (The Mortal Instruments, #6))
Siempre he envidiado a las personas que se duermen con facilidad. Sus cerebros deben de estar más limpios, los suelos del cráneo bien barridos, y todos los pequeños monstruos de la mente encerrados en un baúl a los pies de la cama.
David Benioff (City of Thieves)
No me he puesto mejor. Ni siquiera estoy cerca a estar bien. Lo único que he hecho es decidir estar mejor. Pero creo que tal vez eso puede ser suficiente. Estoy intentando ver la magia en los milagros de cada día ahora: el hecho de que mi corazón todavía late, de que puedo levantar mis pies de la tierra para caminar, y que hay algo en mí digno de amor. Sé que cosas malas siguen ocurriendo. Y algunas veces todavía me pregunto por qué estoy viva; pero ahora, cuando pregunto, tengo una respuesta.
Katja Millay (The Sea of Tranquility)
Hasta ahora había reparado en la belleza de las mujeres pensando que las envidiaba, pero no es así. Reparo en la belleza de las mujeres porque las mujeres son bonitas, y no puedo evitar sentirme atraída hacia ellas incluso cuando parece no estar bien.
Andrea Tomé (Desayuno en Júpiter)
Me daba ternura; nunca pensé que ternura fuera un sentimiento que Camilo fuera a causar en mí. Conforme seguía hablando, cada vez me daban más ganas de abrazarlo y decirle que lo entendía, que no se preocupara, que todo iba a estar bien; que un día todo estaría bien.
Gisela Leal (El club de los abandonados)
—Ignoraba que usted pensara ir a Petersburgo. ¿Por qué va? —preguntó Ana, dejando caer su mano, mientras una alegría imposible de contener iluminó su rostro. —¿Por qué voy? —repitió él mirándola fijamente—. Usted bien sabe que voy sólo para estar junto a usted; no puedo evitarlo.
Leo Tolstoy (Ana Karenina)
Nuestro sistema solar tiene nueve planetas, siendo Saturno el más grande. Las formas de vida de Saturno son silenciosas. No necesitan boca porque se comunican a través del pensamiento, no del habla. «Quiero quedarme en mi habitación», le dice mentalmente un joven saturnino a su madre. Su madre lo comprende a la perfección. Capta el significado de lo que le dice de un modo que los monosílabos hablados de la Tierra jamás serán capaces de replicar. Sabe que a su hijo le apetece estar un rato a solas, sin que le pregunten si está bien, sin que se preocupen por él, sin necesidad de ir dejándole folletos explicativos por toda la casa.
Joe Dunthorne (Submarine)
Debe de haber unas cuantas cosas que un baño caliente no puede curar, pero yo conozco muchas; siempre que estoy triste hasta morir, o tan nerviosa que no puedo dormir, o enamorada de alguien a quien no veré en una semana, me deprimo, pero sólo hasta el punto en que me digo: "Tomaré un baño caliente". Medito en el baño. El agua tiene que estar bien caliente, tan caliente que apenas se soporte el poner el pie dentro. Entonces uno se desliza suavemente, hasta que el agua le llega al cuello".
Sylvia Plath
Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis: si con ansia sin igual solicitáis su desdén, ¿por qué queréis que obren bien si las incitáis al mal? Cambatís su resistencia y luego, con gravedad, decís que fue liviandad lo que hizo la diligencia. Parecer quiere el denuedo de vuestro parecer loco el niño que pone el coco y luego le tiene miedo. Queréis, con presunción necia, hallar a la que buscáis, para pretendida, Thais, y en la posesión, Lucrecia. ¿Qué humor puede ser más raro que el que, falto de consejo, él mismo empaña el espejo, y siente que no esté claro? Con el favor y desdén tenéis condición igual, quejándoos, si os tratan mal, burlándoos, si os quieren bien. Siempre tan necios andáis que, con desigual nivel, a una culpáis por crüel y a otra por fácil culpáis. ¿Pues como ha de estar templada la que vuestro amor pretende, si la que es ingrata, ofende, y la que es fácil, enfada? Mas, entre el enfado y pena que vuestro gusto refiere, bien haya la que no os quiere y quejaos en hora buena. Dan vuestras amantes penas a sus libertades alas, y después de hacerlas malas las queréis hallar muy buenas. ¿Cuál mayor culpa ha tenido en una pasión errada: la que cae de rogada, o el que ruega de caído? ¿O cuál es más de culpar, aunque cualquiera mal haga: la que peca por la paga, o el que paga por pecar? Pues ¿para qué os espantáis de la culpa que tenéis? Queredlas cual las hacéis o hacedlas cual las buscáis. Dejad de solicitar, y después, con más razón, acusaréis la afición de la que os fuere a rogar. Bien con muchas armas fundo que lidia vuestra arrogancia, pues en promesa e instancia juntáis diablo, carne y mundo.
Juana Inés de la Cruz
Estar contigo nunca se sintió mal. Es la única cosa que hice bien. Tú eres lo único que hice bien. Te amo, soy feliz y no puedo recordar haberlo sido antes.
Becca Fitzpatrick (Crescendo (Hush, Hush, #2))
Estar feliz mientras hago lo que quiero. Desear lo que tengo o lo que hago, mientras lo tengo y lo hago, disfrutar de lo que no me falta.
Walter Riso (Pensar bien, sentirse bien: Nada justifica el sentimiento inútil)
Y estaría tan bien estar adormecido así por todos lados, insensible a todo
Sally Green (Half Bad (The Half Bad Trilogy, #1))
Todo el mundo tiene derecho a querer estar bien.
Clara Cortés (Pájaro azul)
Amigo mío... yo no soy lo que parezco. Mi aspecto exterior no es sino un traje que llevo puesto; un traje hecho cuidadosamente, que me protege de tus preguntas, y a ti, de mi negligencia. El "yo" que hay en mí, amigo mío, mora en la casa del silencio, y allí permanecerá para siempre, inadvertido, secreto. No quisiera que creyeras en lo que digo ni que confiaras en lo que hago, pues mis palabras no son otra cosa que tus propios pensamientos, hechos sonido, y mis hechos son tus propias esperanzas en acto. Cuando dices: "El viento sopla hacia el Este", digo: "Sí, siempre sopla hacia el Este"; pues no quiero que sepas entonces que mi mente no mora en el viento, sino en el mar. No puedes comprender mis navegantes pensamientos, ni me interesa que los comprendas. Prefiero estar a solas en el mar. Cuando es de día para tí, amigo mío, es de noche para mí; sin embargo, todavía entonces hablo de la luz del día que danza en las montañas, y de la sombra purpúrea que se abre paso por el valle; pues no puedes oír las canciones de mi oscuridad, ni puedes ver mis alas que se agitan contra las estrellas, y no me interesa que oigas ni que veas lo que pasa en mí; prefiero estar a solas con la noche. Cuando tú subes a tu Cielo yo desciendo a mi Infierno. Y aún entonces me llamas a través del golfo infranqueable que nos separa: " ¡Compañero! ¡Camarada!" Y te contesto: "¡Compañero! ¡Camarada!, porque no quiero que veas mi Infierno. Las llamas te cegarían, y el humo te ahogaría. Y me gusta mi Infierno; lo amo al grado de no dejar que lo visites. Prefiero estar solo en mi Infierno. Tu amas la Verdad, la Belleza y lo Justo, y yo, por complacerte, digo que está bien, y finjo amar estas cosas. Pero en el fondo de mi corazón me río de tu amor por estas entidades. Sin embargo, no te dejo ver mi risa: prefiero reír a solas. Amigo mío, eres bueno, discreto y sensato; es más: eres perfecto. Y yo, a mi vez, hablo contigo con sensatez y discreción, pero... estoy loco. Sólo que enmascaro mi locura. Prefiero estar loco, a solas. Amigo mío, tú no eres mi amigo. Pero, ¿cómo hacer que lo comprendas? Mi senda no es tu senda y, sin embargo, caminamos juntos, tomados de la mano.
Kahlil Gibran (El loco / Lágrimas y sonrisas)
—¿Él... va a estar bien? La vaniria la miró con atención sorprendida y a la vez aliviada de que ella le preguntase algo así. —Caleb se recuperará más rápido de lo que crees, pero sólo si tú le ayudas. —Dime cómo. Estaba dispuesta a ayudarlo. Esas heridas eran horribles y se había dejado castigar por ella. ¿Por qué tenía que ser tan misericordiosa? Daanna la repasó de arriba abajo y levantó la comisura de los labios. —¿De verdad quieres ayudarle? ¿Después de todo? Aileen asintió con seguridad. —Entonces intenta escucharlo. Habla con él. Perdónalo.
Lena Valenti (El libro de Jade (Saga Vanir #1))
—Tal vez algún día regresarás. Tal vez nunca lo harás y eso apestará, pero no puedes seguir haciendo esto. La culpa y el atormentarte y toda la mierda. No puedo verlo. Me hace odiarte porque te odias. No quiero perderte. Pero preferiría perderte si eso significa que serás feliz. Creo que si regresas conmigo hoy, nunca estarás bien. Y yo nunca estaré bien si tú no lo estás. Necesito saber que hay forma en que la gente como nosotros termine bien. Necesito saber incluso que existe esa cosa de estar bien, o tal vez no solo bien, tal vez incluso muy bien, y está ahí afuera y simplemente no la hemos encontrado aún. Tiene que haber un final más feliz que este, aquí. Tiene que haber una historia mejor. Porque merecemos una. Tú mereces una. Incluso si no termina contigo volviendo a mí.
Katja Millay (The Sea of Tranquility)
Sin embargo, como chica por la que los hombres se interesan poco estoy rabiosa, mientras todos me explican que ni siquiera debería estar ahí. Pero siempre hemos existido. Aunque nunca se habla de nosotras en las novelas de hombres, que sólo imaginan mujeres con las que querrían acostarse. Siempre hemos existido, pero nunca hemos hablado. Incluso hoy que las mujeres publican muchas novelas, raramente encontramos personajes femeninos cuyo aspecto físico sea desagradable o mediocre, incapaces de amar a los hombres o de ser amadas. Por el contrario, a las heroínas de la literatura contemporánea les gustan los hombres, los encuentran fácilmente, se acuestan con ellos en dos capítulos, se corren en cuatro líneas y a todas les gusta el sexo. La figura de la pringada de la feminidad me resulta más que simpática: es esencial. Del mismo modo que la figura del perdedor social, económico o político. Prefiero los que no consiguen lo que quieren, por la buena y simple razón de que yo misma tampoco lo logro. Y porque, en general, el humor y la invención están de nuestro lado. Cuando no se tiene lo que hay que tener para chulearse, se es a menudo más creativo. Yo, como chica, soy más bien King Kong que Kate Moss.
Virginie Despentes
A veces puede estar muy bien pensar que "esto es algo de lo que tengo que huir", aunque uno no aún no sea a dónde ir. Si la casa está ardiendo hay que huir de ella, aunque no se tenga otra casa donde meterse".
Jostein Gaarder (Sophie’s World)
Te mereces a alguien que te ame con todo su corazón, alguien que piense en ti constantemente, alguien que pase cada minuto de cada día preguntándose qué estás haciendo, dónde estás, con quién estás y si estás bien. Necesitas a alguien que te ayude a hacer realidad tus sueños y que sepa protegerte de tus temores. Necesitas a alguien que te trate con respeto, que ame cada parte de ti, sobre todo tus defectos. Deberías estar con alguien que supiera hacerte feliz, realmente feliz, que te hiciera sentir en las nubes de tanta felicidad. Alguien que no tendría que haber dejado escapar la oportunidad de estar contigo años atrás en lugar de asustarse y dejarse dominar por el miedo a intentarlo.
Cecelia Ahern
Cuando te endureces nada puede tocarte así que nada te hace daño, no sientes ni padeces y durante un tiempo está bien, ser invulnerable, impenetrable, un cactus al sol. Tarde o temprano descubres que estar vivo implica exponerse a una serie de dolores y desengaños, no porque uno sea masoquista y quiera sufrir, sino porque lo contrario es la muerte.
Meryem El Mehdati (Supersaurio)
La amaba, y le importaba bien poco no ser correspondido, la había amado aun antes de saber que lo que sentía por ella tenía un nombre, la había amado sin esperanza. Y no le había importado hacerlo. El hecho de que él pudiera amar era un milagro que tenía sentido por sí mismo, una muestra de que la magia del universo podía estar presente en todos y cada uno de los seres que lo habitaban.
José Antonio Cotrina (La sombra de la luna (El ciclo de la luna roja, #3))
Al llegar a cada nueva ciudad el viajero encuentra un pasado suyo que ya no sabia que tenia: la extrañeza de los que no eres o no posees mas, te espera al paso en los lugares extraños y no poseidos. Marco [Polo] entra en una ciudad: ve a alguien que vive en una plaza una vida o un instante que podrian ser suyos; en el lugar de aquel hombre ahora hubiera podido estar el si se hubiese detenido en el tiempo mucho tiempo antes, o bien si mucho tiempo antes, en una encrucijada, en vez de tomar por un camino hubiese tomado por el opuesto y al cabo de una larga vuelta hubiera ido a encontrarse en el luhar de aquel hombre en aquella plaza. En adelante, de aquel pasado suyo verdadero o hipotetico, el queda excluido; no puede detenerse; debe continuar hasta otra ciudad donde lo espera otro pasado suyo, o algo que quizas habia sido un posible futuro y ahora es el presente de algun otro. Los futuros no realizados son solo ramas del pasado: ramas secas. -¿Viajas para revivir tu pasado?-era en ese momento la pregunta del Kan, que podia tambien formularse asi: ¿Viajas para encontrar tu futuro? Y la respuesta de Marco: -El otro lado es un espejo en negativo. El viajero reconoce lo poco que es suyo al descubrir lo mucho que no ha tenido y no tendra.
Italo Calvino (Invisible Cities)
—Él quiere salvarnos, no destruirnos. No debes tener miedo de ser feliz. Dios no quiere arrebatarte esa felicidad. Él no es así. —¿Cómo puedes estar segura? —Porque cuando has conocido la bondad, te das cuenta de lo lejos que están el bien y el mal. Creo que la gente que es como Grace, como san Francisco y tantos otros, son una pequeña muestra del amor de Dios. Él no está esperando para castigar a nadie. Y, desde luego, no nos da sus bendiciones para luego arrebatárnoslas.
Sylvain Reynard (Gabriel's Redemption (Gabriel's Inferno, #3))
—Mira, chico, en el mundo hay dos tipos de personas a las que hay que evitar a toda costa. Los vegetarianos y los ciclistas profesionales. Los primeros, porque alguien que se niega a comerse un entrecot tiene que haber sido un caníbal en otra vida. Y los segundos, porque un hombre que se pone un supositorio en la cabeza y exhibe descaradamente sus atributos enfundado en unas mallas fluorescentes para subir una cuesta en bicicleta no puede estar bien de la azotea. Así que, si un día te encuentras con un ciclista vegetariano, sigue mi consejo, chaval: ¡empújalo con todas tus fuerzas para ganar tiempo y corre tan deprisa y tan lejos como puedas!
Olivier Bourdeaut (Esperando a mister Bojangles)
¿Para qué iba a hacer un esfuerzo? Yo ya estoy bien así... Para aceptar hacer un esfuerzo, es necesario no estar satisfecho con el destino de uno.
Amélie Nothomb (Cosmétique de l'ennemi)
—Dime, tonta, arrojándote a ese agujero ¿qué bien pensabas tú alcanzar?, ¿pensabas estar mejor? —Sí, señor. —¿Cómo? —No sintiendo nada de lo que ahora siento.
Benito Pérez Galdós (Marianela)
Señor, dame serenidad para aceptar las cosas que no puedo cambiar, valor para cambiar las que sí puedo y sabiduría para distinguir la diferencia.
Ryan Holiday (El obstáculo es el camino: El arte inmemorial de convertir las pruebas en triunfo (Para estar bien) (Spanish Edition))
Mientras duermes, viajas, asistes a reuniones o vagas en línea, lo mismo te pasa a ti. Te debilitas.
Ryan Holiday (El obstáculo es el camino: El arte inmemorial de convertir las pruebas en triunfo (Para estar bien) (Spanish Edition))
Todo lo que se hace bien es noble, por humilde que sea.
Ryan Holiday (El obstáculo es el camino: El arte inmemorial de convertir las pruebas en triunfo (Para estar bien) (Spanish Edition))
•... grosera o irrespetuosa, nos subestima; ésta es una gran ventaja.
Ryan Holiday (El obstáculo es el camino: El arte inmemorial de convertir las pruebas en triunfo (Para estar bien) (Spanish Edition))
Muerte (Una comedia) KLEINMAN: ¡Oh, no, no pienso quedarme aquí solo! ¡Estás de broma! ¡Hay un loco suelto por ahí! ¡Yo no me entiendo bien con los locos! Soy un individuo muy lógico. AL: El plan no permite que estemos juntos. KLEINMAN: Mira, no hagamos de esto un idilio. No tenemos que estar juntos nosotros. Con doce hombres fuertes cualesquiera me conformo.
Woody Allen (Without Feathers)
... éramos representantes de una nación aérea, de un no-lugar, de una especie de fantasía animada. Nos enseñaron a estar orgullosos de un universo que no nos pertenecía, a citar los pensamientos ejemplares de héroes decimonónicos que no nos decían nada pero que sonaban bien y complacían la ética diletante de una generación que se propuso pasar desapercibida, que nunca se preguntó nada.
Eduardo Sánchez Rugeles
Volteé, lo vi a los ojos y no pude evitar abrazarlo. Abrazarlo con tantas ganas, tanto miedo, tanta fuerza, tanta esperanza de que en ese abrazo encontrara la atención que estaba buscando. Él hizo lo mismo. Y entonces me di cuenta de que esa era la primera vez que nos abrazábamos, que nos decíamos. Tranquilo, todo va a estar bien, sin necesidad de palabras, que nos mostrábamos tal y como éramos: dos niños con miedo, abandonados por el mundo, huérfanos, con ganas de tener esperanza pero con la conciencia de que no la encontrarían. Hacía mucho tiempo que nadie me abrazaba y más tiempo todavía que nadie lo hacía con esa fuerza, con esa intensidad, con esa transmisión tan cargada de energía que el solo abrazo te hace revivir y creer que todavía hay algo que se puede salvar.
Gisela Leal (El club de los abandonados)
Vivir en duelo es esto: nunca estar sola. Invisible pero patente de muchas formas, la presencia de los muertos nos acompaña en los minúsculos intersticios de los días. Por sobre el hombro, a un lado de la voz, en el eco de cada paso. Arriba de las ventanas, en el filo del horizonte, entre las sombras de los árboles. Siempre están allá y siempre están aquí, con y adentro de nosotros, y afuera, envolviéndonos con su calidez, protegiéndonos de la intemperie. Éste es el trabajo del duelo: reconocer su presencia, decirle que sí a su presencia. Siempre hay otros ojos viendo lo que veo e imaginar ese otro ángulo, imaginar lo que unos sentidos que no son los míos podrían apreciar a través de mis sentidos es, bien mirado, una definición puntual del amor. El duelo es el fin de la soledad.
Cristina Rivera Garza (El invencible verano de Liliana)
La primera cosa que recuerdo es estar debajo de algo. Era una mesa, veía la pata de una mesa, veía las piernas de la gente, y una parte del mantel colgando. Estaba oscuro allí debajo, me gustaba estar ahí. Debió de haber sido en Alemania, yo debía de tener entre uno y dos años de edad. Era en 1922. Me sentía bien bajo la mesa. Nadie parecía darse cuenta de que yo estaba allí. La luz del sol se reflejaba en la alfombra y en las piernas de la gente. Me gustaba la luz del sol. Las piernas de la gente no eran interesantes, no eran como el trozo de mantel que colgaba, ni como la pata de la mesa, ni como la luz del sol.
Charles Bukowski (Ham on Rye)
Cierro mis ojos con fuerza y trago sus palabras, enviándolas directamente a mi corazón. Lleva sus labios a mi cabello y me besa por primera vez, o veinteava o millonésima vez, pero ¿quién lleva la cuenta? Lo abrazo con más fuerza y exhalo. —Gracias. —Levanto mi cabeza y descanso mi barbilla sobre su pecho, mirándolo mientras me regresa la sonrisa —. Y no es por lo que acabas de decir que te doy las gracias, Holder. Necesito darte las gracias por todo. Gracias por darme el coraje de hacer siempre las preguntas, incluso cuando no quiero las respuestas. Gracias por amarme como lo haces. Gracias por enseñarme que no siempre tenemos que ser fuertes para estar allí unos a otros, que está bien ser débil, mientras estamos allí. Y gracias por encontrarme finalmente después de todos estos años. —Muevo mis dedos en su pecho hasta llegar a su brazo. Recorriendo cada letra de su tatuaje, entonces me inclino hacia adelante y presiono mis labios sobre los suyos y lo beso—. Pero sobre todo, gracias por perderme hace tantos años... porque mi vida no sería lo mismo si nunca te hubieras marchado.
Colleen Hoover (Hopeless (Hopeless, #1))
Si para recobrar lo recobrado debí perder lo perdido, si para conseguir lo conseguido tuve que soportar lo soportado, si para estar ahora enamorado fue menester haber estado herido, tengo por bien sufrido lo sufrido, tengo por bien llorado lo llorado. Porque después de todo he comprobado que no se goza bien de lo gozado sino después de haberlo padecido. Porque después de todo he comprendido que lo que el árbol tiene de florido vive de lo que tiene sepultado.
Francisco Luis Bernárdez
-Simplemente pensé… no lo se. Pensé que me odiarías. La diversión desapareció de su rostro. Se acerco a mí y apoyo las manos en mis hombros, sus ojos color verde oscuro estaban serios. ―Rose, nada en este mundo podría hacer que te odiara. ―¿Ni siquiera intentar traer a mi exnovio de vuelta de la muerte? Adrian me acerco, y incluso en sueños, pude oler su piel y su colonia. ―Si soy honesto. Si Belikov volviera aquí en este momento, ¿vivo como solía estar? Habría algunos problemas. No quiero pensar que pasaría entre nosotros si… bien, no vale la pena perder el tiempo. Él no esta aquí. ―Yo todavía… todavía querría intentarlo - le dije humildemente. ―Todavía lo intentaría, incluso si estuviera de vuelta. Simplemente estoy teniendo un tiempo difícil para dejar ir a alguien que me importa. ―Lo se. Hiciste lo que hiciste por amor. No puedo estar enfadado contigo por esto. Fue una estupidez, pero por amor. ¿Tienes alguna idea de lo que haría por ti? ¿Por mantenerte a salvo?
Richelle Mead (Spirit Bound (Vampire Academy, #5))
Las tardes de verano se alargaron y sentí deseos de salir con ella al patio, para que el sol le diera en la cara, y ver aparecer, una vez más, sus pecas bronceadas. Quería llevarla de nuevo a mi piso, detrás de la calle Cloth Fair, el piso que me aconsejó que me quedara cinco minutos después de verlo por primera vez, el noviembre pasado. Deseaba sentarme con ella en el tejado y contemplar el barrio de Smithfield al amanecer, y ver cómo abrían el mercado de carne, como si se tratara de una floración gigante y nocturna. Quería que volviéramos a escuchar juntas las campanas de Bartholomew, mientras comíamos cruasanes, leíamos los periódicos del domingo y cotilleábamos sobre las personas que conocíamos. Pero, sobre todo, quería que volviera a estar bien y que se incorporara enseguida a la colorida vida londinense. Pero Ginger nunca volvió a salir al exterior y, al final, le dije que no se perdía gran cosa, porque lo habíamos hecho todo, lo habíamos vivido todo, ¿no? Así que no hacía falta.
Sarah Winman (When God Was a Rabbit)
Tiré de Avery hasta detenerse, cuando ella comenzo a regresar al grupo. Ante su mirada inquisitiva, hice un gesto sugerente hacia la cabina de fotos, ahora vacante. Avery se volvió con una sombra de rojo más adorable todavía. —Realmente creo que debemos de volver. —Está bien —suspire tan dramáticamente, que Avery rió—. Pero si yo ganó, entonces tienes que estar de acuerdo para ser mi novia. Avery tomó la mano que le ofrecia y dio una sonrisa como reconocimiento. —Y si ganó entonces tengo que serlo.
Kelly Oram
…que hay dos maneras de hermosura: una del alma y otra del cuerpo; la del alma campea y se muestra en el entendimiento, en la honestidad, en el buen proceder, en la liberalidad y en la buena crianza, y todas estas partes caben y pueden estar en un hombre feo; y cuando se pone la mira en esta hermosura, y no en la del cuerpo, suele nacer el amor con ímpetu y con ventajas. Cervantes, Don Quioxte, Parte II, Capítulo LVIII ... y que tu posees a ambos, que quieren decir que mi amor por tu es doblado... Yo, Sancho, bien veo que no soy hermoso, pero también conozco que no soy disforme; y bástale a un hombre de bien no ser monstruo para ser bien querido, como tenga los dotes del alma que te he dicho." ..."that there are two kinds of beauty, the one of the soul, and the other of the body; that of the soul is revealed fully through understanding, in virtue and honesty, in good living, in generosity and good breeding, all such qualities can be found to be in a homely man; and when such beauty, not the physical one, becomes the object of desire, then love only bears more impetus, focus, and exactitude of purpose.
Miguel de Cervantes Saavedra (The Trials of Persiles and Sigismunda: A Northern Story)
Llamar "intervención estética" a un piercing en la lengua es un poco elástico, habida cuenta de que no se lo ha hecho para estar más guapa. Se lo ha hecho porque está tan falta de cariño que no duda en causarse un grave perjuicio a sí misma para anunciar lo bien que chupa la polla.
Josh Bazell (Beat the Reaper (Peter Brown, #1))
Solo aquí, qué bien, me parece que estoy encima de todo. No me puede pasar nada. Yo soy el que paso. Vivo. Vivo. Fuera de tantas preocupaciones, fuera del dinero que tenía que ganar, fuera de la mujer con la que me tenía que casar, fuera de la clientela que tenía que conquistar, fuera de los amigos que me tenían que estimar, fuera del placer que tenía que perseguir, fuera del alcohol que tenía que beber. Si estuvieras así. Manténte ahí. Ahí tienes que estar. Tengo que estar aquí, en esta altura, viendo cómo estoy solo, pero así, en lo alto, mejor que antes, más tranquilo, mucho más tranquilo. No caigas. No tengo que caer. Estoy así bien, tranquilo, no me puede pasar nada, porque lo más que me puede para es seguir así, estando donde quiero estar, tranquilo, viendo todo, tranquilo, estoy bien, estoy bien, estoy muy bien así, no tengo nada que desear. Tú no la mataste. Estaba muerta. Yo la maté. ¿Por qué? ¿Por qué? Tú no la mataste. Estaba muerta. Yo no la maté. Ya estaba muerta. Yo no la maté. Ya estaba muerta. Yo no fui. No pensar. No pensar. No pienses. No pienses en nada. Tranquilo, estoy tranquilo. No me pasa nada. Estoy tranquilo así. Me quedo así quieto. Estoy esperando. No tengo que pensar. No me pasa nada. Estoy tranquilo, el tiempo pasa y yo estoy tranquilo porque no pienso en nada. Es cuestión de aprender a no pensar en nada, de fijar la mirada en la pared, de hacer que tú quieras hacer porque tu libertad sigue existiendo también ahora. Eres un ser libre para dibujar cualquier dibujo o bien para hacer una raya cada día que vaya pasando como han hecho otros, y cada siete días una raya más larga, porque eres libre de hacer las rayas todo lo largas que quieras y nadie te lo puede impedir.
Luis Martín-Santos (Tiempo de silencio)
Escúchame bien, Ryan Galantine. Cuando ese bastardo te vuelva a llamar, dile que ha ganado este asalto. Me casaré con éL Pero no me gusta que me chantajeen, y dile que pasaré el resto de mi vida haciendo miserable la suya. ¿Lo has entendido? Ryan se incorporó sobre las almohadas. Parecía soñoliento y vertido. Sugar Beth insistió. _ Hablo en serio. Si tanto quiere este matrimonio, lo tendrá pero más le vale estar preparado para sufrir las consecuencias. _ Se dio la vuelta, se dirigió hacia la puerta, bajó las escaleras y se marchó. Ryan miró a su mujer. _ Se merecen uno al otro.
Susan Elizabeth Phillips (Ain't She Sweet?)
Estoy empezando a pensar que tal vez está bien ser un lienzo en blanco. Tal vez está bien que mi futuro sea desconocido. Y tal vez, está bien estar inspirada en las personas que saben su futuro. Los artistas se inspiran en lienzos en blanco. Un lienzo en blanco tiene posibilidades ilimitadas.
Stephanie Perkins
Había sido atacada y casi asesinada, pero salí viva. Empecé a sentir que esto era algo por lo que estar orgullosa. Podía sostener mi cabeza bien alta, sabiendo que era una superviviente. Ni siquiera ese sicópata podría hacer una víctima de mí. Ahora dependía de mí no hacer una víctima de mí misma.
Cherie Currie (Neon Angel: A Memoir of a Runaway)
-Si estás esperando que todo se sienta bien y perfecto, te voy a ahorrar el suspenso y te diré que nunca va a pasar-le dije, entrelazando mis dedos con los suyos-. Pero si puedes mirarme y decir que quieres estar conmigo y puedo mirarte y saber que quiero estar contigo, entonces carpe diem, bebé. Porque eso es lo más perfecto que alguna vez conseguirás.
Nicole Williams (Crash (Crash, #1))
Le damos vueltas y vueltas a lo que sentimos. A cada vuelta que les damos, nuestras emociones crecen. Preguntarnos por qué sentimos lo que sentimos, por qué nos pasan las cosas que nos pasan, o por qué fueron como fueron las situaciones que vivimos no nos lleva a ninguna respuesta. Nos criticamos por sentir o por no sentir, nos insultamos internamente todo el tiempo. Lo que nos decimos por dentro hace crecer exponencialmente nuestras peores sensaciones, y se va formando una bola de nieve que no sabemos parar. Temas para trabajar: Mover estos pensamientos, que nos hacen daño, hacia otros diferentes, que nos ayudan y nos hacen bien, será nuestra tarea fundamental. Veremos esto con más detalle más adelante.
Anabel González (Lo bueno de tener un mal día: Cómo cuidar de nuestras emociones para estar mejor (No Ficción) (Spanish Edition))
―Estoy... llegando allí. Estoy empezando a pensar que tal vez está bien ser un lienzo en blanco. Tal vez está bien que mi futuro sea desconocido. Y tal vez, ―dije con otra sonrisa―, está bien estar inspirada por personas que su futuro. ―Va en ambas, ya sabes. Enlazo sus dedos congelados con los míos. ―¿Qué? ―Los artistas se inspiran en lienzos en blanco.
Stephanie Perkins (Isla and the Happily Ever After (Anna and the French Kiss, #3))
Cuando fuera a ponerme delante de mi madre en el momento de subir ella a acostarse, y viera que había estado levantado para decirle adiós, ya no me dejarían estar en casa, y al día siguiente me mandarían al colegio; era cosa segura. Pues bien; aunque tuviera que tirarme por la ventana cinco minutos más tarde, prefería hacerlo. Lo que yo quería era mi madre, decirle adiós.
Marcel Proust (Du côté de chez Swann (À la recherche du temps perdu, #1))
El impulso natural de la persona vigorosa y decente es tratar de hacer el bien, pero si se ve privada de todo poder político y de toda oportunidad de influir en los acontecimientos, se verá desviada de su curso natural, y decidirá que lo importante es ser bueno. Eso es lo que les ocurrió a los primeros cristianos; ha conducido a un concepto de santidad personal como algo completamente independiente de la acción benéfica, ya que la santidad tenía que ser algo que podía ser logrado por personas impotentes en la acción. Por lo tanto, la virtud social llegó a estar excluida de la ética cristiana. Hasta hoy los cristianos convencionales piensan que un adúltero es peor que un político que acepta sobornos, aunque este último probablemente hace un mal mil veces mayor.
Bertrand Russell (Why I Am Not a Christian and Other Essays on Religion and Related Subjects)
Entonces", dice mientras íbamos por la carretera principal, el rompe el silencio, "he estado pensando." "¿Sí?" Él asintió "Realmente necesitas salir conmigo." Parpadeé. "¿Perdona?" "Ya sabes. Tú, yo. Un restaurante o una película. Juntos" Él me mira otra vez, cambia de velocidad. "¿Quizás es algo nuevo para ti? Si es así, voy a estar feliz de guiarte" "¿Quieres llevarme a ver una película?", Pregunto. "Bueno, realmente no", dijo. "Lo que en verdad quiero es que seas mi novia. Pero pensé que si te lo decía así te asustarías." Sentí que mi corazón salto de mi pecho. "¿Siempre eres tan directo sobre este tipo de cosas?" "No", dice. Doblamos a la derecha, subiendo por la colina hacia la ciudad, los altos edificios del hospital y la campana U eran visibles desde arriba de la colina. "Pero tengo la sensación de que tienes prisa y estas dejando todo, así que pensé que debería ir al grano" "Yo sólo estaré fuera una semana", digo en voz baja. "Cierto", dice mientras seguimos subiendo. "Pero he querido hacerlo desde hace tiempos y ya no podía esperar." "¿En serio?", Pregunto. Él asiente con la cabeza. "Como, ¿desde cuándo?" Él lo piensa por un segundo. "El día que me golpeaste en baloncesto." "¿Eso te pareció atractivo?" "No exactamente", respondió. "Más bien fue como vergonzoso y humillante. Pero hubo algo en ese momento. . . Era como una pizarra limpia. Ninguna postura o pretensión. Fue como, ya sabes, real”. Estábamos llegando a la ciudad ahora, pasando FrayBake, Luna Blu sólo estaba ha unas cuadras de distancia. "Real", repito.
Sarah Dessen (What Happened to Goodbye)
La amaba, y le importaba bien poco no ser correspondido, la había amado aún antes de saber que lo que sentía por ella tenía un nombre, la había amado sin esperanza. Y no le había importado hacerlo. El hecho de que él pudiera amar era un milagro que tenía sentido por sí mismo, una muestra de que la magia del universo podía estar presente en todos y cada uno de los seres que lo habitaban.
José Antonio Cotrina (La sombra de la luna (El ciclo de la luna roja, #3))
Porque parir es pasar de un estadio a otro. Es un quiebre espiritual. Y, como todo rompimiento, duele. El parto no es una enfermedad para curar. Es el pasaje a otra dimensión. Ahora bien, “partir” del mundo de las formas solo es posible si alguien nos sostiene. Si contamos con un acompañamiento amoroso por parte de un profesional o un ser querido dispuesto a mirarnos y a estar a nuestro servicio.
Laura Gutman (La maternidad y el encuentro con la propia sombra (Spanish Edition))
Los dos éramos, por así decirlo, firmes partidarios del paro cardiaco como causa de muerte. El único inconveniente de una muerte tan repentina, dijo bromeando, es que uno ha de tener sus bienes bajo control en todo momento para estar seguro de no dejar ninguno de sus secretos, por no decir inclinaciones, a la posteridad. Contesté, en el mismo tono de broma, que ese era un pensamiento muy vanidoso.
Kjell Askildsen
—¿Hoy tampoco trabajas, papá? —No, hoy no, me han dado permiso para poder estar contigo aquí, cuidándote. —¿Y no pueden darte esos permisos cuando estoy bien, cuando no estoy enfermo, para que podamos pasar más tiempo juntos? Y fue ahí cuando comenzó a dolerle el corazón. Esa noche intentó recordar las veces que él había estado en casa entre semana: cuando cogió aquella gripe tan fuerte, cuando tuvo un accidente en la mano, cuando se murió el abuelo, el día libre que pidió para acudir al entierro de su suegra… pero nunca le habían dado permiso para celebrar la caída de un primer diente, para enseñar a un hijo a ir en bici, para pasar juntos el día de su cumpleaños, para bañarse en la playa… en definitiva, para las únicas cosas importantes de la vida jamás le habían dado permiso en el trabajo.
Eloy Moreno (Invisible (Spanish Edition))
Sin quitarme los ojos de encima, acercó aún más su pupitre. - ¿Sabes una cosa? - ¿Qué? - Que he entrado en tu blog. Ay, Dios. ¿Cómo lo había encontrado? Un momento; la pregunta que debía hacerme era la siguiente: ¿por qué lo había encontrado? Mi blog no podía buscarse a través de Google...Estaba flipando en colores. - Ya estás acosándome otra vez, ¿no? ¿Tengo que llamar a la poli para que te ponga una orden de alejamiento? - Ni en sueños, gatita - Sonrió - Ah, espera, que ya salgo en ellos, ¿verdad? Puse los ojos en blanco. - Más bien apareces en mis pesadillas, Daemon. (pág.154) - ¿Me estás preguntando si me atraen las humanas? - dijo. El pelo le caía hacia delante en ondas. Unas gotitas de agua le recorrían los mechones y acababan salpicándome la mejilla - ¿O si eres tú la que me atrae? Con las manos apoyadas en la roca, fue acercándose a mí lentamente. Muy pronto nos separaban sólo unos milímetros...Sentía su respiración como si fuera la mía, y cuando movió las caderas abrí los ojos y ahogué un grito. Vaya que si funcionaba la cosa...Me despejó la duda de un plumazo. (pág. 240) - Sí que es importante el helado - dije. - Es mi vida entera.- Dee tiró el monedero a Daemon, pero erró el objetivo - ¡Y tú me lo has quitado! (pág. 258 NUNCA TE METAS ENTRE DEE Y SU COMIDA, Y MENOS SI SE TRATA DE HELADO) - ¿Lo estás pasando bien con...Ash? - ¿Y tú con tu amiguito el pulpo? Me mordí el larbio. - Qué simpático eres, como siempre. ... - Estás...muy guapa, por cierto. Demasiado guapa para estar con ese idiota. Me sonrojé y bajé la vista. - ¿Te has tomado algo? - Pues no, la verdad. ¿Por qué me lo preguntas, si puede saberse? - Porque nunca me dices nada agradable. - Touché. (pág. 303) - Recuérdame...que no te haga enfadar nunca más ¡La leche! ¿Eres agente secreto en tus ratos libres? ... Me recorrió la espalda con sus brazos y hundió una mano en los rizos que se me habían soltado del moño. - No me has hecho caso - susurró contra mi hombro. - Nunca te hago caso. (pág. 327) Daemon murmuró algo en un idioma desconocido. Era una lengua dulce y bonita. Mágica. De otro planeta. Podría haberlo despertado, pero no lo hice sin saber demasiado bien por qué. La emoción que sentía por el contacto con su piel era más fuerte que todo lo demás. Daemon tenía una mano en el borde de mi camiseta, y los dedos encima del pedazo de piel que había entre el borde de la camiseta y la cinturilla de los pantalones de pijama. La mano empezaba a abrirse paso por debajo de la camiseta, a través de mi estómago, en la parte en que este empieza a descender. El pulso se me desbocó. Me rozó las costillas con la punta de los dedos. Su cuerpo se movió y sentí su rodilla contra mí. (pág. 338) O.O o_O OMG - Gatita - Ni aunque fueras el último ser con aspecto humano sobre la faz de la Tierra ¿Ahora lo entiendes? ¿Capiche? ... - Ademñas, no me atraes nada - Mentira podrida - Pero vamos, nada de nada. Eres... De repente Daemon estaba delante de mí, a apenas un centímetro de mi rostro. - ¿Qué soy? - Ignorante -¿Y qué más? - Prepotente, controlador...-...- Y un...cretino. - Venga ya, gatita, seguro que puedes hacerlo mejor - ... - Todavía no me creo que no te sientas atraída por mí. (pág. 360) - Seguro que hasta sueñas conmigo - Bajó la vista hacia mis labios y sentí que se despegaban - Seguro que escribes mi nombre en tus libretas, una y otra vez, rodeado por un corazoncito. Me reí. - En tus sueños, Daemon. Eres la última persona a la que... Daemon me besó (pág.361) Una sonrisa pícara se le asomó a los labios. - ¿Te das cuenta de que me encantan los retos? Me reí entre dientes y me volví hacia la puerta mientras le dedicaba un gesto grosero con el dedo corazón. - Y a mí, Daemon; y a mí. (pág. 414)
Jennifer L. Armentrout (Obsidian (Lux, #1))
Vos creés que hay una realidad postulable porque vos y yo estamos hablando en este cuarto y en esta noche, y porque vos y yo sabemos que dentro de una hora o algo así va a suceder aquí una cosa determinada. Todo eso te da una gran seguridad ontológica, me parece; te sentís bien seguro en vos mismo, bien plantado en vos mismo y en esto que te rodea. Pero si al mismo tiempo pudieras asistir a esa realidad desde mí, o desde Babs, si te fuera dada una ubicuidad, entendés, y pudieras estar ahora mismo en esta misma pieza desde donde estoy yo y con todo lo que soy y lo que he sido yo, y con todo lo que es y lo que ha sido Babs, comprenderías tal vez que tu egocentrismo barato ono te da ninguna realidad válida. Te da solamente una creencia fundada en el error, una necesidad de afirmar lo que te rodea para no caerte dentro del embudo y salir por el otro lado vaya a saber adónde.
Julio Cortázar
Porque es demasiado cruel saber que la vida es única y que no tenemos como garantía más que la de fe tinieblas; porque es demasiado cruel, respondo con la pureza de una alegría indomable. Me niego a estar triste. Seamos alegres. Quien no tenga miedo de ser alegre y de sentir por una vez siquiera la alegría alocada y profunda tendrá lo mejor de nuestra verdad. Yo estoy —a pesar de todo, oh, a pesar de todo— alegre en este instante-ya que pasa si yo no puedo fijarlo en palabras. Estoy alegre en este mismo instante porque me niego a ser vencida, y entonces amo. Como respuesta. El amor impersonal, el amor it, es alegría, incluso el amor que no sale bien, incluso el amor que termina. Y mi propia muerte y la de los que amamos tiene que ser alegre, no sé todavía cómo, pero tiene que serlo. Vivir es esto, la alegría del it. Y conformarme no como vencida sino en un allegro con brío.
Clarice Lispector (The Stream of Life)
Últimamente se preguntaba si ser codependiente era tan malo. Se lo pasaba bien con sus amistades y no hacía daño a nadie; ¿qué importaba si eso era codependencia o no? Además, ¿por qué una amistad entrañaba más codependencia que una relación sentimental? ¿Por qué era admirable cuando tenías veintisiete años pero espeluznante a los treinta y siete? ¿Por qué la amistad no era tan buena como una relación sentimental? ¿Por qué no era incluso mejor? Eran dos personas que permanecían juntas, día tras día, a quienes no las unía el sexo ni la atracción física ni el dinero ni los hijos ni una propiedad, solo el compromiso de seguir adelante y la dedicación mutua a una unión que nunca podría ser codificada. La amistad era ser testigo del lento goteo de tristezas del otro, de sus largas rachas de aburrimiento y de algún que otro triunfo. Era sentirse honrado por el privilegio de estar presente en sus momentos más duros y saber que a cambio podía permitirse estar triste en su presencia.
Hanya Yanagihara (Tan poca vida (Spanish Edition))
Desde la ventana de su habitación podía observar la impresionante arquitectura del palacio principal, las altas columnas suntuosamente construidas a base de mármol y jade, los vestíbulos, corredores y salones, cuyas paredes estaban decoradas con llamativos mosaicos, y la majestuosidad de las murallas y tejados, que convertían el lugar en una fortaleza muy bien edificada. El paisaje natural que rodeaba el palacio era de ensueño, con hermosas colinas y pintorescos árboles que parecían estar siempre en flor.
Gissi Rodríguez (La Flecha de Joseon)
¿PARADOJAS DEL DESTINO? Sentí un silencio frío y absoluto. ¡Dani! ¡Hijito! ¿Estás bien? ¿Dónde estás? ¿Te hiciste daño?¡¿Daniiiii?! ¿Por qué no me contestás hijo? Qué oscuro y frío está todo. No puedo ver nada. Qué silencio. ¿Dani? ¿Me escuchás? ¿Estás bien hijito? No tendría que haber mirado ese mensaje mientras manejaba. ¡Qué estúpido que soy a veces! Hijito, ¿estás bien? ¡Volcamos y nos hicimos pelota! No veo ni escucho nada, no sé dónde estoy. ¿Estaré internado? ¿Estaré muerto? ¿Dani? Me mata tu silencio. ¡¿Estás bien?! Pará, ya puedo ver un leve resplandor. Me siento atrapado. Dani, ¿estás ahí? Carajo, no puedo moverme. Estoy como envuelto en un plástico. Tengo que salir de acá. Hay una luz ¿la ves Dani? Es cada vez más intensa. A ver, sí, creo que puedo romper esta envoltura. Ya estoy casi afuera. La luz me enceguece. Qué lugar más extraño. Nunca había visto algo así ¿y vos? No se parece a la Tierra. ¿Estaré muerto? ¿En otro planeta? ¡Uy, por Dios, y esos monstruos espantosos! ¡Qué asquerosos y espeluznantes que son! Parecen extraterrestres. ¡Son Aliens! ¡Estoy en otro planeta, claramente! No puedo creerlo. Necesito escapar urgente o estos monstruos seguro que me devoran. Tengo que alejarme. Tengo mucho miedo. ¿Estoy flotando? ¿Estoy volando? Sí, vuelo. ¿A ver? Voy a subir más alto para tratar de escapar. Ya no veo a los Aliens y el paisaje parece menos aterrador. Creo que lo logré. Hay mucho viento. ¿Es eso una carretera? Se ven como unos vehículos allá abajo. ¿Serán los transportes de los extraterrestres? Voy a descender un poco. ¡Veo personas! ¿Estoy en la Tierra? ¿Será esto un universo paralelo? ¿Dónde estará Dani? ¡Daniiiiii! No tendría que haber mirado ese mensaje mientras manejaba. Esa torre que está allá abajo se parece mucho al tanque de agua de mi pueblo. Es idéntica; pero la torre de mi pueblo no tiene ese inmenso edificio al lado. Todo esto es muy semejante a mi barrio, pero no es exactamente igual: hay muchos más edificios acá. Ahí está el río. Ah, y la fábrica. Definitivamente es mi barrio, pero luce algo diferente. Debo estar en un universo paralelo nomás. Es increíble que pueda flotar. La gente parece no advertir mi presencia. ¿Seré un fantasma? Tengo que volver a mi casa para ver si está Dani. Dios quiera que esté sano y salvo. Gabriela debe estar preocupadísima por el choque. ¡Ahí está mi casa! ¿Y esos autos de quiénes serán? La fachada está pintada de otro color. ¡Qué extraño todo! Hay alguien en el jardín. ¡Qué crecidos están los árboles que planté en primavera! Es…es… ¡¿Dani?! Sí, ¡sí! ¡Es Dani! Pero qué cambiado está, parece más grande, parece… ¡todo un muchacho! Lo importante es que está bien por suerte. Necesito abrazarlo bien fuerte y decirle cuánto lo quiero. ¿Podrá verme si soy un fantasma? Me voy a acercar despacito para no asustarlo. Necesito tocarlo, acariciarlo. ¿No me ve? Me voy a acercar más. Ahora sí, al menos movió la cabeza, creo que ya notó mi presencia. ¡Qué hambre me agarró de golpe! ¡No puedo detenerme! ¡¿Qué haces hijito?! ¡Soy yo! ¡Tu papá! ¿Hijito querido? ¡No puedo frenarme! ¡Tengo demasiada hambre! ¡Ahhhh qué ricoooo! ¡Qué placeeeer! ¡Nooo Daniii! ¡Noooooo!... ¡Soy tu papá!... ¡Pafffff! –Mamá, trae repelente que está lleno de mosquitos en el jardín –gruñó Daniel, mientras limpiaba en su pantalón la sangre que tenía en la palma de su mano derecha. Gabriela, que justo salía, frenó con brusquedad su marcha, se dio vuelta hacia la casa, y gritó: -¡Querido, trae por favor el repelente que está arriba de la chimenea! De nuevo el silencio frío y absoluto. FIN
Gonzalo Guma (Equinoccio. Susurros del destino)
Te sorprendes echando una mirada hacia atrás y preguntándote cuándo comenzaste a no permitir que nadie se te acercara, a decidir que en el fondo la gente no te importa nada. Y sorpresa: todo lo que logras recordar es una cadena de pequeños sinsabores. Ningún terremoto, ningún gigantesco acontecimiento traumático, como en las películas, donde un evento significativo explica toda una personalidad. Ningún papá o mamá que se largó de casa, ningún ex marido sorprendido en la cama con tu mejor amiga. Más bien: nimiedades de niños, si acaso. Minucias, algo que casi es motivo de risa. Pequeñísimos movimientos de indiferencia, de deriva continental, que en realidad no te movieron para nada el piso, pero que, milímetro tras milímetro, grabaron en tu interior la certeza de que es mejor no apoyarse nunca totalmente, porque el piso no es estable, y debes estar siempre lista para saltar antes de que se abra una grieta en el suelo. Y sólo ahora que, por una sola noche, te concediste una tregua, te dejaste llevar y te relajaste, sólo ahora que finalmente permitiste que alguien se acercara y -¡Qué increíble!- no sólo no te moriste, sino que te agradó más de lo que podías imaginar, sólo ahora que te das cuenta de que hasta este momento todo fue terriblemente agotador.
Alice Basso (L'imprevedibile piano della scrittrice senza nome)
[...] los niños no olvidan nunca. Por eso era tan importante todo lo que se decía y se hacía, y un alivio tan grande que se fueran a la cama. Porque ahora ya no necesitaba pensar en nadie. Podía ser ella misma y estar sola. Y eso era lo que, con frecuencia ya, sentía que necesitaba: tiempo para pensar; en realidad, ni siquiera para pensar: más bien para estar callada, para estar sola. Todo el existir y el hacer, y lo que había en ello de expansivo, de brillante, de ruidoso, se evaporaba; y había que limitarse, con un sentimiento de solemnidad, a ser uno mismo, un núcleo de oscuridad con forma de cuña, algo invisible a los demás.
Virginia Woolf (To the Lighthouse)
A mis niños, Feliz Navidad. Lo siento si estas cartas los han tomado a ambos por sorpresa. Es sólo que hay tantas cosas más que tengo que decir. Sé que pensabas que estaba hecha para dar consejos, pero no podía irme sin reiterar algunas cosas por escrito. Puedes no estar relacionada con estas cosas ahora, pero algún día lo estarás. No era capaz de estar ahí para siempre, pero espero que mis palabras puedan. -No dejes de hacer basaña. La basaña es buena. Espera hasta un día cuando no existan malas noticias, y hornea una maldita basaña. -Encuentra un equilibrio entre la cabeza y el corazón. Espero que hayas encontrado eso, Lake, y puedas ayudar a Kel a resolverlo cuando llegue a ese punto. -Presiona tus límites, para eso están. -Estoy robando este fragmento de tu banda favorita, Lake. “Recuerda siempre que no hay nada que valga la pena compartir, como el amor que nos deja compartir nuestro nombre.” -No tomes la vida tan en serio. Dale un puñetazo en la cara cuando necesite un buen golpe. Ríete de eso. -Y ríe mucho. Nunca pases un día sin reír al menos una vez. -Nunca juzgues a otros. Ambos saben muy bien cómo acontecimientos inesperados pueden cambiar lo que una persona es. Siempre ten eso en mente. Nunca se sabe lo que otra persona está experimentando en su propia vida. -Cuestiona todo. Tu amor, tu religión, tus pasiones. Si no tienes preguntas, nunca encontraras respuestas. -Acepta. De todo. Las diferencias de las personas, sus semejanzas, sus elecciones, sus personalidades. A veces se necesita una variedad para hacer una buena colección. Lo mismo va para las personas. -Escoge tus batallas, pero no elijas muchas. -Mantén una mente abierta; es la única manera en que cosas nuevas pueden entrar. -Y por último, pero no menos importante, ni un poquito menos importante. Nunca te arrepientas. Gracias a los dos por haberme dado los mejores años de mi vida. Especialmente el último. Con amor, Mamá.
Colleen Hoover (Slammed (Slammed, #1))
Era extraño ver a un humano llevarse bien con tantas razas diferentes. Archie escuchó la conversación de Choi Han y Rosalyn en ese momento. "Como se esperaba de Cale-nim." "¿No crees que dices, 'como se esperaba de Cale-nim', demasiado?" "¿Me equivoco?" "No, tienes razón. El joven maestro Cale es único. Muy único". Choi Han y Rosalyn sonaban muy casuales, lo que hacía que pareciera que estaban acostumbrados a llamar a Cale único. Archie continuó mirando hacia ellos hasta que hizo contacto visual con Rosalyn. Los ojos de Rosalyn se abrieron de par en par antes de darse cuenta de lo que debía estar pasando por la mente de la Ballena y empezar a hablar. "¿No es asombroso lo bien que se lleva el joven maestro Cale con todos?" "Sí." Archie respondió de inmediato. "¿Pero no es obvio ese trato después de pensar en todo lo que el joven maestro Cale ha hecho hasta ahora en todo el continente?" Paseton, que había estado escuchando a Rosalyn, dejó escapar un grito ahogado. Las cosas que Cale había hecho hasta ahora. Rosalyn continuó hablando. "El joven maestro Cale ha hecho todo eso, pero nunca pidió un título ni nada de influencia. Aunque ha recibido algunas recompensas monetarias, no creo que valgan más que su vida". Rosalyn sabía que Cale era más estratégico que brillante. Sin embargo, había una razón por la que ella seguía creyendo que él era una buena persona. No era codicioso. ¿Le gusta el dinero? La codicia por la fama y el poder era peor que la codicia por el dinero. ¿Por qué los comerciantes intentan comprar títulos para sí mismos una vez que están desbordados de dinero? ¿Y por qué los reyes de la historia que tenían suficiente dinero y poder inician guerras inútiles? Había muchos tipos de codicia que eran peores que la codicia por el dinero. Pero Cale no mostró ninguna codicia hacia estas cosas. De hecho, trató de evitarlos. "Él tampoco usa el dinero para sus propias razones egoístas". Rosalyn sabía que las mejoras al territorio de Henituse y todas sus otras acciones habían requerido una gran cantidad de la propia riqueza de Cale. Hubo momentos en que Cale usó su dinero para sí mismo. Pero esos tiempos eran para alimentarse a sí mismo o para proporcionar comida y alojamiento a su grupo. "Este es el tipo de persona que debería tener dinero". Pensó que alguien como Cale, que sabía cuándo usar el dinero para el bien común mientras se sentía satisfecho con comer frutas simples para sí mismo, merecía tener dinero. Rosalyn pensó que estaría bien que Cale ganara más dinero, no, creía que Cale debería ganar más dinero.
Yoo Ryeo Han (Trash of the Count's Family)
Hacer pedazos el velo, comprender la vida... ¿Qué significa esto? Nosotros, seres humanos, preferiríamos habitar en un mundo ordenado, limpio y transparente donde el bien y el mal, la belleza y la fealdad, la verdad y la mentira estén nítidamente separados entre sí y donde jamás se entremezclen, para poder estar seguros de cómo son las cosas, hacia donde ir y cómo proceder. Soñamos, con un mundo donde las valoraciones puedan hacerse y las decisiones puedan tomarse sin la ardua tarea de intentar comprender. De este sueño nuestro nacen las ideologías, esos densos velos que hacen que miremos sin llegar a ver. Es a esta inclinación incapacitadora nuestra a la que Étienne de La Boétie denominó . Y fue el camino de salida que nos aleja de esa servidumbre el que Cervantes abrió para que pudiésemos seguirlo, presentando el mundo en toda su desnuda, incómoda, pero liberadora realidad: la realidad de una multitud de significados y una irremediable escacez de verdades absolutas. Es en dicho mundo, en un mundo donde la única certeza es la certeza de la incertidumbre, en el que estamos destinados a intentar, una y otra vez y siempre de forma inconclusa, comprendernos a nosotros mismos y comprender a los demás, destinados a comunicar y de ese modo, a vivir el uno con y para el otro.
Zygmunt Bauman (This Is Not a Diary)
«Me merezco lo que viene. He mentido, hecho trampa, engañado. He hecho daño a gente inocente. He cometido más errores de los que puedo recordar. De una forma u otra, he estado pagando por ellos la mayor parte de mi existencia». Su boca se curvó brevemente, una sonrisa irónica. «Pero estoy seguro de que los arcángeles tienen un par ases bajo la manga». Su sonrisa se desvaneció y me dirigió una mirada llena de honestidad. «Estar contigo nunca se sintió mal. Es la única cosa que hice bien. Tú eres lo único que hice bien. No me importan los arcángeles. Dime lo que quieres que haga. Di las palabras. Haré lo que quieras. Nos podemos ir ahora«.
Becca Fitzpatrick (Crescendo (Hush, Hush, #2))
Escribir es algo muy extraño, como tú muy bien sabes. El lector abre el libro y se encuentra, por ejemplo, dentro de un avión, volando sobre el océano. Para el lector esto es normal, un libro más, otro libro. Podría estar en un avión como en cualquier otro sitio. Luego el avión sufre un accidente y cae al mar. El lector lo sigue, digamos que con interés, pero de momento nada le sorprende en exceso. Un avión, un accidente. Pero para el escritor, ese avión, el accidente, el mar, son milagros. Es un milagro conseguir escribir que un hombre está dentro de un avión y que al leer el libro uno deje de pensar en otra cosa y sienta que realmente está dentro de ese avión, que ese avión y ese accidente tienen realidad. Al escritor le parecen milagros cosas que el lector acepta sin problemas y sin excesiva sorpresa. Cuando el escritor consigue que una página tenga realidad, sabe que no debe tocarla mucho y que puede estropearla al intentar mejorarla. Creo que a veces eso es lo que pasa: que uno sabe que ha logrado crear una sensación, la sensación de un personaje, de un espacio, de una situación, y ya no quiere tocar ni una palabra por miedo a que esa sensación desaparezca. Hay otros pasajes, en cambio, que uno corrige con manía de orfebre, con obsesión casi, durante semanas y semanas. En estos sí se puede. Es muy difícil saber qué se puede y qué no se puede hacer en una página. Hay que desarrollar una gran intuición para saberlo.
Andrés Ibáñez
- Nunca vuelvas a llamarme así - le espeté. - Es mejor que llarmarle <> a alguien, ¿no? - Salió por la puerta - Qué visita tan estimulante. La recordaré mucho tiempo. Aquello ya era suficiente. - ¿Sabes qué? Tienes toda la razón. Mira que llamarte tarado...Esa es una palabra que no te define bien - le dije sonriendo - <> te pega más. - Conque <>, ¿eh? - repitió - Eres un encanto. Levanté el dedo corazón. (pág.20) Eran más de la una, pero parecía que Daemon acabara de levantarse. Llevaba los tejanos arrugados y el pelo enmarañado. Hablaba con alguien por teléfono mientras se pasaba la mano por la mandíbula. - ¿Tu hermano no tiene camisetas o qué? - le pregunté mientras cogía la pala. - Me temo que no. No las lleva ni en invierno. Siempre va por ahí medio desnudo - refunfuñó - Es bastante incómodo tener que verlo así todo el día, enseñando tanta...carne ¡Qué grima! A ella le daría grima, pero a mí...me alteraba bastante. Me puse a cavar hoyos en lugares estratégicos mientras notaba que se me secaba la garganta. Tenia una cara perfecta, un cuerpo de ensueño y una mala leche espectacular. Las tres reglas de oro de cualquier tío macizo, vaya. (pág. 39) - Tienes una cabecita bastante sucia, gatita. Pestañeé. <> - ¿Qué has dicho? - Que tienes la cabeza sucia - repitió en voz baja. Sabía que Dee no podía oírle -, llena de tierra. ¿Qué creías que quería decir? - Nada -...Tener a Daemon tan cerca no me reconfortaba en absoluto - Es normal ensuciarse cuando plantas. Los labios le temblaron un instante. - Hay muchas maneras de ensuciarse. Aunque no tengo la intención de mostrártelas. (pág.46) - Me da a mí que te has mojado tú más que el coche. Nunca pensé que lavar un coche pudiera ser tan complicado pero, después de observarte durante los últimos quince minutos, creo que deberían convertirlo en deporte olímpico. - ¿Estabas observándome? - Qué grima. Y qué morbo. ¡No! de morboso, nada. (pág.51) - Pues sí ¿Y tú siempre te quedas mirando a los tíos cuando llamas a su puerta para preguntar por una dirección? - ¿Siempre abres la puerta medio desnudo? - Pues sí. Y no has respondido a mi pregunta. ¿Siempre pegas esos repasos? Las mejillas me ardían. (pág.53) - Hasta mañana a medio día, gatita. - Te odio - resoplé. - El sentimiento es mutuo - Me miró por encima del hombro - Me juego veinte pavos a que llevas bañador y no biquini. Era insufrible. (Pág. 62) - ¿Que no confía en mi? ¿Y qué tiene que confiarme, tu virtud? Se le escapó otra carcajada y tardó unos momentos en poder contestar. - Pues claro; no le gustan las chicas guapas que están coladitas por mi. - ¿Qué? - ... - Estás de broma, ¿no? - ¿A qué parte te refieres? - preguntó- - ¡A todas! - Venga ya. No me digas que no sabes que eres guapa. ¿No te lo ha dicho ningún chico antes? (pág.90) - Creo que estás condenada a estar conmigo un rato más. - Seguro que parezco un gato remojado. - Estás bien. La lluvia te favorece. Fruncí el ceño. - Ya me estás mintiendo otra vez. Sentí que su cuerpo se movía junto al mío y, sin mediar palabra, me rozó la barbilla con los dedos y me atrajo hacia él. En sus labios se dibujó una sonrisa torcida. - No te miento; te lo dijo en serio. (pág.101) - Bueno...Ya llegó el innombrable. A Dee le dio un ataque de risa que hizo que toda la cafetería nos mirara. - ¡Me parto! Me hundí en la butaca. Desde la mañana en que Dee y él me habían preparado el desayuno, me había evitado y a mí me daba igual. ... Seguramente Daemon era físicamente el hombre más perfecto que jamás había visto - su cara haría las delicias de cualquier retratista -, pero a la vez tenía bastantes papeletas para ser el cretino más grande sobre la faz de la Tierra. (pág.145)
Jennifer L. Armentrout (Obsidian (Lux, #1))
Si hubiera tenido hacha, ¿habría roto con el puño tan fuertes ramas? Si hubiese tenido honda, ¿lanzaría a brazo con tanta fuerza las piedras? Si hubiera tenido escalera, ¿treparía con tanta ligereza por los árboles? Si hubiese tenido caballos ¿sería tan rápido en la carrera? Dad al hombre civilizado el tiempo preciso para reunir todas esas máquinas a su derredor: no cabe duda que superará fácilmente al hombre salvaje. Mas si queréis ver un combate aún más desigual, ponedlos desnudos y desarmados frente a frente, y bien pronto reconoceréis cuáles son las ventajas de tener continuamente a su disposición todas sus fuerzas, de estar siempre preparado para cualquier contingencia y de conducirse siempre consigo, por así decir, todo entero
Jean-Jacques Rousseau (Discurso sobre el origen de la desigualdad entre los hombres (Spanish Edition))
Quiero decir, ¿por qué alguien haría esto? ¿Por qué las personas se enamoran si puede que haya una posibilidad que se sientan de esta manera? ¿Qué carajos les ocurre a los seres humanos? ¡LOS SERES HUMANOS SON JODIDAMENTE TAN ENFERMOS Y RETORCIDOS! Quiero decir, lo entiendo, se siente bien, ¿sabes? Estar enamorado, ser feliz. Pero cuando esa alfombra mágica es arrancada de tus pies, toma todos los sentimientos felices y buenos con él. ¿Y tu corazón? Simplemente se rompe. Se rompe sin remordimientos. Se rompe en miles de pedazos, dejándolo insensible, mirando sin comprender las piezas porque todo su libre albedrío, todo el sentido común que una vez tuvo en su vida se ha ido. Diste todo por esa maldita cosa llamada amor, y ahora sólo estás destruido.
Brittainy C. Cherry (The Air He Breathes (Elements, #1))
Cuando las energías internas empiecen a moverse, no debes irte con ellas. Por ejemplo, cuando afloren tus pensamientos, no tienes que acompañarlos. Digamos que estás dando un paseo y pasa un lindo coche por allí. Tus pensamientos dicen: «Vaya, me encantaría tener ese coche». Entonces podrías limitarte a continuar caminando sin más, pero en cambio empiezas a sentirte molesto: quieres un coche como ese, pero tu sueldo no da para tanto. Entonces empiezas a pensar en cómo conseguir un aumento o en buscar otro trabajo. Pues bien, no hace falta que hagas todo eso. El incidente también podría transcurrir así: viene el coche y se va, y viene el pensamiento y se va. Ambos se van porque simplemente tú no te has ido con ellos. A eso se le llama estar centrado.
Michalel A. Singer (La liberación del alma)
Lo que pienso sobre la meta de la psicología ha cambiado desde que publiqué mi último libro (Authentic Happiness, 2002) y, aún mejor, la psicología misma está cambiando. He pasado la mayor parte de mi vida trabajando en la venerable meta de la psicología de aliviar el sufrimiento y desarraigar las condiciones incapacitantes de la vida. La verdad sea dicha, esto puede ser un fastidio. Tomarse a pecho la psicología de la desdicha, como hay que hacer cuando uno trabaja con casos de depresión, alcoholismo, esquizofrenia, trauma y todo tipo de sufrimientos que componen el material primario de la psicología convencional, puede ser un agobio para el alma. Aunque hacemos todo lo que está a nuestro alcance por aumentar el bienestar de nuestros clientes, la psicología convencional, por lo general, no hace mucho por el bienestar de sus profesionales. Si algo cambia en el profesional es su personalidad que se vuelve más depresiva.
Martin E.P. Seligman (Florecer: La nueva psicología positiva y la búsqueda del bienestar (Para estar bien) (Spanish Edition))
Porque si una lleva una falda o un escote de un tiempo a esta parte lo lleva para sí misma o en nombre del em­­poderamiento, una de dos, y que no me mire nadie porque machete al machote y madre mía qué fuerte e inde­­pen­­diente con mi falda, que era a lo que me reducían antes, a ser dos piernas y poca tela y me quejaba y con razón y ahora como por arte de magia resulta que eso es signo de empoderamiento, pero no puede mirarlo nadie. Nos he­­mos encerrado tanto en nosotros mismos, nos hemos individuado tanto y hemos hecho tantos esfuerzos por acabar con lo de las dinámicas de poder —y, nos guste o no, la belleza siempre ha implicado y siempre implicará poder— que hemos terminado creyendo que no pro­­vocamos ningún efecto, ninguna reacción en el otro y que lo contrario sería inaceptable, aunque las mujeres nos lo hemos creído a medias, como todas las mentiras que nos contamos a nosotras mismas. Por eso rara vez nos ponemos escote y los labios rojos para estar solas en casa, de la misma forma que el pavo real no desplegaría su cola si no hubiera una pava a la vista, porque gilipollas no es y por lo del ahorro energético, y negar que un escote bonito es enseñado de cuando en cuando para ser visto, solo cuando quiere ser visto, cuando quiere ser mirado, además de ridículo niega parte de nuestro poder como mujeres, un poder que no se reduce a lo bello y a lo sexual pero del que lo bello y lo sexual forman parte y no pasa nada y por eso toda mujer ama a un fascista: porque todo el que mira nuestros escotes lo es, a no ser que sea un trapero en un videoclip, entonces es un trapero al uso, entonces se le permite. Y porque mal que bien y según el nuevo canon, nuestros abuelos lo fueron y nuestros padres lo son. No solo porque se les fueran los ojos con las mujeres bonitas que cruzaban los pasos de cebra cuando pensaban, inocentes, que no nos dábamos cuenta.
Ana Iris Simón (Feria)
Mi abuela tenía una teoría muy interesante, decía que si bien todos nacemos con una caja de cerillas en nuestro interior, no las podemos encender solos, necesitamos oxígeno y la ayuda de una vela. Sólo que en este caso, el oxígeno tiene que provenir, por ejemplo, del aliento de la persona amada; la vela puede ser cualquier tipo de alimento, música, caricia, palabra o sonido que haga disparar el detonador y así encender una de las cerillas. Por un momento nos sentiremos deslumbrados por una intensa emoción. Se producirá en nuestro interior un agradable calor que irá desapareciendo poco a poco conforme pase el tiempo, hasta que venga una nueva explosión que haga reavivarlo. Cada persona tiene que descubrir cuáles son sus detonadores para poder vivir, pues la combustión que se produce al encenderse una de ellas es lo que nutre de energía el alma. En otras palabras, esta combustión es su alimento. Si uno no descubre a tiempo cuáles son sus propios detonadores, la caja de cerillas se humedece y ya nunca podremos encender un solo fósforo. Si eso llega a pasar el alma huye de nuestro cuerpo, camina errante por las tinieblas más profundas tratando vanamente de encontrar alimento por sí misma, ignorante de que sólo el cuerpo que ha dejado inerme, lleno de frío, es el único que podría dárselo. Por eso hay que permanecer alejados de personas que tengan un aliento gélido. Su sola presencia podría apagar el fuego más intenso, con los resultados que ya conocemos. Mientras más distancia tomemos de estas personas, será más fácil protegernos de su soplo. Hay muchas maneras de poner a secar una caja de cerillas húmeda, pero puede estar segura de que tiene remedio. Claro que también hay que poner mucho cuidado en ir encendiendo las cerillas una a una. Porque si por una emoción muy fuerte se llegan a encender todas de un solo golpe, producen un resplandor tan fuerte que ilumina más allá de lo que podemos ver normalmente y entonces ante nuestros ojos aparece un túnel esplendoroso que nos muestra el camino que olvidamos al momento de nacer y que nos llama a reencontrar nuestro perdido origen divino. El alma desea reintegrarse al lugar de donde proviene, dejando al cuerpo inerte… Desde que mi abuela murió he tratado de demostrar científicamente esta teoría. Tal vez algún día lo logre
Laura Esquivel (Como Água Para Chocolate)
¿Me ha dicho Él que Su plan es salvarme? Si es así, yo estoy seguro para siempre: “Mi nombre de las palmas de Sus manos No podrá borrar la eternidad, Grabado permanece en Su corazón, Con las marcas de la Gracia indeleble.” Yo no sé cómo se las arreglan algunas personas para ser felices cuando creen que un cristiano puede caer de la gracia. Debe ser una cosa muy loable en ellos poder sobrevivir cada día sin desesperar. Si yo no creyera en la doctrina de la perseverancia final de los santos, yo pienso que sería el más miserable de los hombres, pues no tendría ninguna base de consuelo. No podría decir, independientemente de la condición de mi corazón, que yo sería como una fuente de agua cuyo suministro no se iba a acabar. Más bien debería hacer la comparación con una fuente intermitente que se puede detener súbitamente, o un estanque acerca del cual yo no podría estar seguro que siempre estará lleno. Yo creo que los cristianos más felices y verdaderos son aquellos que no se atreven a dudar de Dios nunca, sino que aceptan Su palabra de la manera tan sencilla como es revelada y creen en ella y no hacen ninguna pregunta; simplemente tienen la certeza que si Dios lo ha dicho, debe ser así.
Charles Haddon Spurgeon (Una defensa al Calvinismo (Spanish Edition))
Se levanta y hace la cama, luego recoge del suelo unos libros de bolsillo (novelas policíacas) y los pone en la librería. Tiene ropa que lavar antes de irse, ropa que guardar, medias que emparejar y meter en los cajones. Envuelve la basura en papel de periódico y baja tres pisos para dejarla en el cubo de la basura. Saca los calcetines de Cal de detrás de la cama y los sacude, dejándolos sobre la mesa de la cocina. Hay trapos que lavar, hollín en el alféizar de las ventanas, cacerolas en remojo por fregar, hay que poner un plato bajo el radiador por si funciona durante la semana (se sale). Oh. Aj. Que se queden las ventanas como están, aunque a Cal no le gusta verlas sucias. Esa espantosa tarea de restregar el retrete, pasarle el plumero a los muebles. Ropa para planchar. Siempre se caen cosas cuando recoges otras. Se agacha una y otra vez. La harina y el azúcar se derraman sobre los estantes que hay encima de la pila y tiene que pasar un paño; hay manchas y salpicaduras, hojas de rábano podridas, incrustaciones de hielo dentro de la vieja nevera (hay que mantener la puerta abierta con una silla, para que se descongele). Pedazos de papel, caramelos, cigarrillos y ceniza por toda la habitación. Tiene que quitarle el polvo a todo. Decide limpiar las ventanas a pesar de todo, porque quedan más bonitas. Estarán asquerosas después de una semana. Por supuesto, nadie la ayuda. Nada tiene la altura adecuada. Añade los calcetines de Cal a la ropa de ambos que tiene que llevar a la lavandería de autoservicio, hace un montón separado con la ropa de él que tiene que coser, y pone la mesa para sí misma. Raspa los restos de comida del plato del gato, y le pone agua limpia y leche. «Mr. Frosty» no parece andar por allí. Debajo de la pila encuentra un paño de cocina, lo recoge y lo cuelga sobre la pila, se recuerda a sí misma que tiene que limpiar allí abajo más tarde, y se sirve cereales, té, tostadas y zumo de naranja. (El zumo de naranja es un paquete del gobierno de naranja y pomelo en polvo y sabe a demonios.) Se levanta de un salto para buscar la fregona debajo de la pila, y el cubo, que también debe estar por allí. Es hora de fregar el suelo del cuarto de baño y el cuadrado de linóleo que hay delante de la pila y la cocina. Primero termina el té, deja la mitad del zumo de naranja y pomelo (haciendo una mueca) y algo del cereal. La leche vuelve a la nevera —no, espera un momento, tírala—, se sienta un minuto a escribir una lista de comestibles para comprarlos en el camino del autobús a casa, cuando vuelva dentro de una semana. Llena el cubo, encuentra el jabón, lo deja, friega sólo con agua. Lo guarda todo. Lava los platos del desayuno. Coge una novela policíaca y la hojea, sentada en el sofá. Se levanta, limpia la mesa, recoge la sal que ha caído en la alfombra y la barre. ¿Eso es todo? No, hay que arreglar la ropa de Cal y la suya. Oh, déjalo. Tiene que hacer la maleta y preparar la comida de Cal y la suya (aunque él no se marcha con ella). Eso significa volver a sacar las cosas de la nevera y volver a limpiar la mesa, dejar pisadas en el linóleo otra vez. Bueno, no importa. Lava el plato y el cuchillo. Ya está. Decide ir por la caja de costura para arreglar la ropa de él, cambia de opinión. Coge la novela policíaca. Cal dirá: «No has cosido mi ropa.» Va a coger la caja de costura del fondo del armario, pisando maletas, cajas, la tabla de plancha, su abrigo y ropa de invierno. Pequeñas manos salen de la espalda de Jeannine y recogen lo que ella tira. Se sienta en el sofá y arregla el desgarrón de la chaqueta de verano de él, cortando el hilo con los dientes. Vas a estropearte el esmalte. Botones. Zurce tres calcetines. (Los otros están bien.) Se frota los riñones. Cose el forro de una falda que está descosido. Limpia zapatos. Hace una pausa y mira sin ver. Luego reacciona y con aire de extraordinaria energía saca la maleta mediana del armario y empieza a meter su ropa para
Joanna Russ (The Female Man)
He aquí algo sobre el honor de los poetas. Yo tenía diecisiete años y unos deseos irrefrenables de ser escritor. Me preparé. Pero no me quedé quieto mientras me preparaba, pues comprendí que si así lo hacía no triunfaría jamás. Disciplina y un cierto encanto dúctil, ésas son las claves para llegar a donde uno se proponga. Disciplina: escribir cada mañana no menos de seis horas. Escribir cada mañana y corregir por las tardes y leer como un poseso por las noches. Encanto, o encanto dúctil: visitar a los escritores en sus residencias o abordarlos en las presentaciones de libros y decirles a cada uno justo aquello que quiere oír. Aquello que quiere oír desesperadamente. Y tener paciencia, pues no siempre funciona. Hay cabrones que te dan una palmadita en la espalda y luego si te he visto no me acuerdo. Hay cabrones duros y crueles y mezquinos. Pero no todos son así. Es necesario tener paciencia y buscar. Los mejores son los homosexuales, pero, ojo, es necesario saber en qué momento detenerse, es necesario saber con precisión qué es lo que no uno quiere, de lo contrario puedes acabar enculado de balde por cualquier viejo maricón de izquierda. Con las mujeres ocurre tres cuartas partes de lo mismo: las escritoras españolas que pueden echarte un cable suelen ser mayores y feas y el sacrificio a veces no vale la pena. Los mejores son los heterosexuales ya entrados en la cincuentena o en el umbral de la ancianidad. En cualquier caso: es ineludible acercarse a ellos. Es ineludible cultivar un huerto a la sombra de sus rencores y resentimientos. Por supuesto, hay que empollar sus obras completas. Hay que citarlos dos o tres veces en cada conversación. ¡Hay que citarlos sin descanso! Un consejo: no criticar nunca a los amigos del maestro. Los amigos del maestro son sagrados y una observación a destiempo puede torcer el rumbo del destino. Un consejo: es preceptivo abominar y despacharse a gusto contra los novelistas extranjeros, sobre todo si son norteamericanos, franceses o ingleses. Los escritores españoles odian a sus contemporáneos de otras lenguas y publicar una reseña negativa de uno de ellos será siempre bien recibida. Y callar y estar al acecho. Y delimitar las áreas de trabajo. Por la mañana escribir, por la tarde corregir, por las noches leer y en las horas muertas ejercer la diplomacia, el disimulo, el encanto dúctil. A los diecisiete años quería ser escritor. A los veinte publiqué mi primer libro. Ahora tengo veinticuatro y en ocasiones, cuando miro hacia atrás, algo semejante al vértigo se instala en mi cerebro. He recorrido un largo camino, he publicado cuatro libros y vivo holgadamente de la literatura (aunque si he de ser sincero, nunca necesité mucho para vivir, sólo una mesa, un ordenador y libros). Tengo una colaboración semanal con un periódico de derechas de Madrid. Ahora pontifico y suelto tacos y le enmiendo la plana (pero sin pasarme) a algunos políticos. Los jóvenes que quieren hacer una carrera como escritor ven en mí un ejemplo a seguir. Algunos dicen que soy la versión mejorada de Aurelio Baca. No lo sé. (A los dos nos duele España, aunque creo que por el momento a él le duele más que a mí). Puede que lo digan sinceramente, pero puede que lo digan para que me confíe y afloje. Si es por esto último no les voy a dar el gusto: sigo trabajando con el mismo tesón que antes, sigo produciendo, sigo cuidando con mimo mis amistades. Aún no he cumplido los treinta y el futuro se abre como una rosa, una rosa perfecta, perfumada, única. Lo que empieza como comedia acaba como marcha triunfal, ¿no?
Roberto Bolaño (The Savage Detectives)
Estas cosas son fáciles de decir, pues las palabras no sienten vergüenza y nunca se sorprenden (14) Imágenes del pasado remoto se agolpan en mi cabeza, y la mitad de las veces soy incapaz de distinguir si son recuerdos o invenciones. Tampoco es que haya mucha diferencia, si es que hay alguna (14) Hay quien afirma, que sin darnos cuenta, nos lo vamos inventando todo, adornándolo y embelleciéndolo, y me inclino a creerlo, pues Madame Memoria es una gran y sutil fingidora (14) Me la debo de estar inventando (14) En mi opinión, los nombres de las mujeres casadas nunca suenan bien. ¿Es porque todas se casan con los nombres equivocados, o, en cualquier caso, con los apellidos equivocados? (17) …y en mi oído resonaban los tins y los plofs de sus tripas en su incesante labor de transubstanciación (18) Ahora me pregunto si ella también estaba enamorada de mí, y esas muestras de gracioso desdén eran una manera de ocultarlo ¿O todo esto no es más que vanidad por mi parte? (25) …y al presenciar todas aquellas cosas sentí el dolor dulce y agudo de la nostalgia, sin objeto pero definida, como el dolor fantasma de un miembro amputado (27) …permanecimos echados boca arriba durante mucho tiempo, como si practicáramos para ser los cadáveres que seríamos algún día (34) …y yo me quedé en medio de la sala, sin ser gran cosa, a duras penas yo mismo. Había momentos como ése, en los que uno estaba en punto muerto, por así decir, sin preocuparse de nada, a menudo sin fijarse en nada, a menudo sin ser realmente en ningún sentido vital (42) El Tiempo y la Memoria son una quisquillosa empresa de decoradores de interiores, siempre cambiando los muebles y rediseñando y reasignando habitaciones (43) En lugar de los tonos de color rosa y melocotón que había esperado –Rubens es en gran parte responsable de ello-, su cuerpo, de manera desconcertante, mostraba una variedad de tonos apagados que iban del blanco magnesio al plata y al estaño, un matiz mate de amarillo, ocre pálido, e incluso una especie de verde en algunos lugares y, en los recovecos, una sombra de malva musgoso (45) ¿Era eso estar enamorado, me pregunté, ese repentino y plañidero viento que te atravesaba el corazón? (62) …no estaba acostumbrado todavía al abismo que se abre entre la comisión de un hecho y el recuerdo de lo cometido (65) …la noche del último día ella ya me había dejado para siempre (75) No todo significa algo (100) Cómo anhelábamos en aquellos años, pasar aunque sólo fuera un día normal, un día en el que pudiéramos levantarnos por la mañana y desayunar sin preocuparnos por nada, leernos fragmentos del periódico el uno al otro y planear hacer cosas, y luego dar un paseo, y contemplar las vistas con una mirada inocente, y luego compartir un vaso de vino y por la noche irnos juntos a la cama (102) Debe de ser difícil acostumbrarse a que no haya nada que hacer (107) A lo largo de los años, los vagabundos, los auténticos vagabundos, han disminuido constantemente en calidad y cantidad (107) Qué frágil resulta este absurdo oficio en el que me he pasado la vida fingiendo ser otras personas, y sobre todo fingiendo no ser yo mismo (119) …tan sólo vulgarmente humana (123) El quinto de los seis cigarrillos que según ella son su ración diaria (143) …participar en una película es algo extraño, y al mismo tiempo no lo es en absoluto; se trata de una intensificación, una diversificación de lo conocido, una concentración en el yo ramificado; y todo eso es interesante, y confuso, y emocionante y perturbador (143) El hecho es que me echó a perder a otras (157) Era, como ya he dicho, todo un género en sí misma (158) Los cisnes, con su belleza estrafalaria y sucia, siempre me dan la impresión de mantener una fachada de indiferencia tras la cual realmente viven una tortura de timidez y duda (173)
John Banville
Hay en griego una palabra que ahora podrá parecer chocante, y que se lo parecía sin duda a los griegos, aunque no formulasen mayores interrogantes al respecto: la “philautía”, el “amor a sí mismo”. Pues bien, de eso se trata, de hallar en el amor a sí mismo el verdadero fundamento y condición de cualquier tipo de vinculación con otros y de vinculatividad para uno mismo (Gadamer, 2002, p. 82) » [...] ¿Es, pues, eso la verdadera amistad? No, tampoco es eso aún. La tesis más audaz es la que reza: la primera amistad que se necesita es la uno consigo mismo. Si no la hay, ni se está para el otro ni se llega a estar realmente vinculado con él. ¡Pero que lejos queda eso de lo que llamamos “vinculante”! (Gadamer, 2002, p. 83). »[...] Evidentemente es amistad lo que añade Aristóteles: reconocerse en el otro y que el otro se reconozca en uno. Pero no sólo en el sentido de “así es ese”, sino también en el de concedernos recíprocamente el ser diferentes, más aún, por decirlo en palabras de Droysen: “Así tienes que ser, pues es así como te quiero” (Gadamer, 2002, p. 84). »[...] De modo que, tal vez, el sentido más genuino y profundo de ese conocerse a sí mismo no sea otro que la certidumbre de que uno nunca percibe del todo hasta que qué punto está involucrado en su amor a sí mismo, incluso allí donde se piensa que es auténticamente amigo de otro. Pero si un auténtico acuerdo consigo mismo es condición previa para la amistad con otro, ¿qué es realmente esa amistad? (Gadamer, 2002, p. 84). »[...] En la solidaridad que uno declara, ya sea libremente o a la fuerza, hay siempre, en cualquier caso, una renuncia a los intereses y preferencias más propios. La solidaridad nos hace renunciar a ciertas cosas en una cierta dirección, en un cierto momento, al servició de algún objetivo. (Gadamer, 2002, p. 86). »[...] Desde luego la convivencia entre las personas sería imposible si no hubiese entre ellas algo así como una camaradería. (Gadamer, 2002, 87). Esto nos sitúa ante la tarea tanto de estar de acuerdo con nosotros mismos como de mantenernos de acuerdo con otros. No existe ninguna fuerza de la naturaleza que pueda lograr eso en nuestro lugar» (Gadamer, 2002, p. 88).
Hans-Georg Gadamer (Philosophical Hermeneutics)