Estamos Bien Quotes

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Me limpio las mejillas y vuelvo la cabeza para mirarlo —¡No hemos hecho nada malo! ¿Cómo se le puede llamar terrible a un amor así cuando no le estamos haciendo daño a nadie? Él me mira, sus ojos brillan a la débil luz. —No sé— susurra.—¿Cómo algo tan malo puede sentirse tan bien?
Tabitha Suzuma (Forbidden)
Lo que más necesitamos las personas que no estamos bien de salud es tranquilidad, no afecto, aunque los demás no lo entiendan.
Sanmao (Diarios de las Canarias)
La vida tiene varias dimensiones pero estamos condenados a elegir e ignorar las demás. Estamos condenados a sentir que, por bien que estemos, nuestra elección fue incorrecta. Estamos condenados a vivir con alguien mientras deseamos día tras día a otros. Estamos condenados a mentir, a dar besos fríos, a seguir dando golpes en la oscuridad fingiendo una pasión que se fue hace años. ¿Por qué lo hacemos? El miedo a aceptar el fracaso podría ser una de las razones.
Efraim Medina Reyes (Sexualidad de la Pantera Rosa)
-Pero creo que aceptamos a los demás en función de nuestro propio nivel de felicidad... Piénsalo bien. Cuando nos sentimos felices, los demás nos caen mejor, y estamos dispuestos a no considerar las diferencias como defectos.
Federico Moccia
Yo quería que todo saliera bien y por eso casi todo me salía mal.
Marina Mariasch (Estamos unidas)
Helena. —Estamos bien los dos, cariño, la escalada nos ha llevado algo más de tiempo del previsto. —Una pausa.
Jo Nesbø (El hombre celoso)
¿Verdad que estamos bien? ¡Fuera, mamarracho! ¡Cállese usted la boca! ¡Dame un beso, rica! ¡Ah, ah!
Louisa May Alcott (Little Women)
Una tarde le dice la que es la frase de defunción de cualquier pareja: cuando estamos bien estamos muy bien.
Marta Jiménez Serrano (No todo el mundo)
Nosotros cuatro todavía estamos bien, y así hemos llegado al día de hoy, 20 de junio de 1942, fecha en que estreno mi diario con toda solemnidad.
Anne Frank (Diario de Anne Frank (Spanish Edition))
Pero se contenía. Todos lo hacemos. Nos hemos acostumbrado a vivir reprimidos: sonreímos en el supermercado cuando estamos deseando resoplar porque la cola tarda en avanzar, fingimos que nos cae bien la vecina del quinto que no deja de mover los muebles por la noche, pedimos té cuando lo que queremos es algo que nos queme la garganta o hacemos halagos que en realidad son mentira. Contenemos nuestro lado oscuro; ese que es impaciente, tiene un humor terrible y al que le cae mal la mayoría de la gente. Lo que ocurre es que, al final, el saco se rompe.
Alice Kellen (Tú y yo, invencibles)
Es verdad;pues reprimamos esta fiera condición, esta furia, esta ambición, por si alguna vez soñamos; y sí haremos, pues estamos en mundo tan singular, que el vivir sólo es soñar; y la experiencia me enseña que el hombre que vive sueña lo que es hasta despertar. Sueña el rey que es rey, y vive con este engaño mandando. disponiendo y gobernando; y este aplauso, que recibe prestado, en el viento escribe, y encenizas le convierte la muerte,¡desdicha fuerte!: ¿que hay quien intente reinar, viendo que ha de despertar en el sueño de la muerte? Sueña el rico en su riqueza que más cuidados le ofrece; sueña el pobre que padece su miseria y su pobreza; sueña el que a medrar empieza, sueña el que afana y pretende, sueña el que agravia y ofende, y en el mundo, en conclusión, todos sueñan lo que son, aunque ninguno lo entiende. Yo sueño que estoy aquí destas prisiones cargado, y soñé que en otro estado más lisonjero me vi. ¿Qué es la vida?,Un frenesí, ¿Qué es la vida?, una ilusión, una sombra, una ficción, y el mayor bien es pequeño; que toda la vida es sueño, y los sueños, sueños son.
Pedro Calderón de la Barca (La vida es sueño)
Me limpio las mejillas y vuelvo la cabeza para mirarlo. -¡No hemos hecho nada malo! ¿Cómo se le puede llamar terrible a un amor así cuando no le estamos haciendo daño a nadie? Él me mira, sus ojos brillan con la débil luz. -No lo sé - susurra. -¿Cómo algo tan malo puede sentirse tan bien?
Tabitha Suzuma
– Mira, Kilian –dijo Jacobo–, estamos entrando en la bahía de Santa Isabel. ¡No te pierdas ningún detalle! –Un brillo iluminó sus verdes ojos–. Te guste o no tu estancia aquí, te quedes dos o veinte años, odies o ames a la isla..., ¡escucha bien lo que te voy a decir!, jamás podrás borrar de tu mente esta estampa. ¡Jamás!
Luz Gabás (Palmeras en la nieve)
—Pero si cada libro es como una lucecita que mitiga esas tinieblas, y así lo creo, así lo creo, me lo tengo que creer porque a fin de cuentas escribo esas cosas, joder…, pues entonces cada biblioteca es una gran hoguera a la que diez mil personas acuden para entrar en calor cada día y cada noche. Nada de Fahrenheit cuatrocientos cincuenta y uno, amigos. Más bien Fahrenheit cuatro mil, porque no estamos hablando de hornos de cocina, sino de enormes calderas de la mente, inmensos hornos de fundición intelectual.
La historia de Lisey -Stephen King-
Cuando estoy contigo y estamos bien juntos no deseo nada más. Consigues que me guste quién soy y en lo que me convierto cuando estás conmigo, Oliver. Si existe la verdad en el mundo, esta miente cuando estoy contigo, y si algún día encuentro el coraje para decirte mi verdad, recuérdame que encienda una vela de agradecimiento en todos los altares de Roma.
André Aciman (Llámame por tu nombre)
¡No estamos en el teatro! Cuando se supone que se ha llegado al final, no basta con bajar el telón. Y si la obra es mala, pues bien la culpa es tuya.
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¡No estamos en el teatro! Cuando se supone que se ha llegado al final, no basta con bajar el telón. Y si la obra es mala, pues bien la culpa es tuya.
Amélie Nothomb (Les Catilinaires)
No somos libres para hacer lo que a nosotros nos parezca bien. Estamos llamados hacer lo que es bueno delante de Dios.
R.C. Sproul (¿Puedo conocer la voluntad de Dios?)
¿Digo bien si digo que en este momento las mujeres estamos preguntándonos cuál es nuestra prioridad y qué está bien, si proteger a nuestras hijas o entrar en el Reino de los Cielos?
Miriam Toews (Women Talking)
Creo que todos, los que estamos aquí y los que están en tantas otras partes, vivimos un desajuste. Unos más, otros menos, hacemos el esfuerzo por organizarnos, por empezar de nuevo, por poner un poco de orden en nuestros sentimientos, en nuestras relaciones, en nuestras nostalgias. Pero no bien nos descuidamos, reaparece el caos. Y cada recaída en el caos (perdoná la redundancia) es más caótica.
Mario Benedetti (Primavera con una esquina rota (Spanish Edition))
—Permíteme ser franco contigo. Esa chica es muy importante para mí. Muy importante. Cuando cosas malas le suceden a las personas importantes en mi vida, no lo tomo muy bien. Supongo que se podría decir que tengo un poco de mal genio. —Acerco mi silla a la suya y lo miro fijamente a los ojos—. Ahora, ya que estamos siendo sinceros unos con otros... debes saber que solía ser un profesor. ¿Sabes por qué no soy más maestro, Mark? Él no sonríe más. Niega con la cabeza . —No enseño más porque un imbécil de mis estudiantes decidió meterse con una de mis personas más importantes. No terminó bien.
Colleen Hoover (Point of Retreat (Slammed, #2))
Las redes sociales pueden ser algo bueno cuando se usan bien. Pero si las usamos para medir cuánto valemos, estamos perdidos. Si vivimos para conseguir la aprobación de la gente, moriremos a causa de su rechazo.
Louie Giglio (Goliat debe caer: Gana la batalla contra tus gigantes (Spanish Edition))
Compruebo también, a través de nuestras conversaciones, que estamos libres de fetichismos, de supersticiones, de falsos sentimentalismos, y que, para bien y para mal, vemos la muerte no como una culminación y un tránsito hacia otro lugar, sino de esa forma a la vez descarnada y sin consuelo a la que la ha reducido la historia moderna: un hecho simple, natural, tan aleatorio como la vida misma. Lo único que podemos hacer ahora para sacarla de su condición de acto animal es recurrir a un ritual de despedida suficientemente hermoso que tenga que ver con el mismo Daniel y con aquello en lo que nosotros creemos. Y a eso nos disponemos.
Piedad Bonnett (Lo que no tiene nombre)
Una simple palabra, una mirada y me llevaba al cielo. Al fin y al cabo, ser así de feliz quizá no fuese tan difícil. Todo lo que debía hacer era buscar una fuente de felicidad en mí mismo y no esperar a que los demás me la proporcionasen la próxima vez. [...] Tú eres mi retorno al hogar. Cuando estoy contigo y estamos bien juntos no deseo nada más. Consigues que me guste quién soy y en lo que me convierto cuando estás conmigo.
André Aciman (Call Me By Your Name (Call Me By Your Name, #1))
—Muy bien, así que. Tú, Belikov, la alquimista, Sonya Karp, Víctor Dashkov, y Robert Doru están saliendo juntos en Virginia Occidental. —No —dije —¿No? —Nosotros, uh, no estamos en Virginia Occidental. • capítulo 22
Richelle Mead (Last Sacrifice (Vampire Academy, #6))
Cierro mis ojos con fuerza y trago sus palabras, enviándolas directamente a mi corazón. Lleva sus labios a mi cabello y me besa por primera vez, o veinteava o millonésima vez, pero ¿quién lleva la cuenta? Lo abrazo con más fuerza y exhalo. —Gracias. —Levanto mi cabeza y descanso mi barbilla sobre su pecho, mirándolo mientras me regresa la sonrisa —. Y no es por lo que acabas de decir que te doy las gracias, Holder. Necesito darte las gracias por todo. Gracias por darme el coraje de hacer siempre las preguntas, incluso cuando no quiero las respuestas. Gracias por amarme como lo haces. Gracias por enseñarme que no siempre tenemos que ser fuertes para estar allí unos a otros, que está bien ser débil, mientras estamos allí. Y gracias por encontrarme finalmente después de todos estos años. —Muevo mis dedos en su pecho hasta llegar a su brazo. Recorriendo cada letra de su tatuaje, entonces me inclino hacia adelante y presiono mis labios sobre los suyos y lo beso—. Pero sobre todo, gracias por perderme hace tantos años... porque mi vida no sería lo mismo si nunca te hubieras marchado.
Colleen Hoover (Hopeless (Hopeless, #1))
ponen muy sentimentales cuando están juntos, y yo prefiero serlo cuando estoy sola. Y luego hablan de lo bien que estamos y que nos llevamos los cuatro, y de que somos una familia muy unida, pero en ningún momento se les ocurre pensar en que yo no lo siento así.
Anne Frank (Diario de Anne Frank (Spanish Edition))
Estamos aquí para desaprender las enseñanzas de la iglesia, el estado y nuestro sistema educativo. Estamos aquí para tomar cerveza. Estamos aquí para matar la guerra. Estamos aquí para reírnos del destino y vivir tan bien nuestra vida que la muerte tiemble al recibirnos.
Bukowski, Charles
Es nuestra, sí, esta gloria, y aquí estamos ufanos de decirlo bien alto a este siglo en delirio ... ¿Y por qué ese ruido molesto de academias, de concursos, discursos, sobre este gran difunto siempre en vela entre tantas cosas adormecidas? ¡Dejad soñar, dejad pensar en su obra fuerte que lejos de un ridículo siglo impío planea
Paul Verlaine (Treinta y seis sonetos)
Tanto el cuerpo como el cerebro necesitan sentir que todo está bien, que seguimos haciéndonos cargo de nosotros mismos, que no estamos en una situación de peligro extremo, para que así la mente se relaje y siga funcionando con normalidad, sin excesivo estrés ni generando ansiedad. Y, para ello, debemos prestar también especial atención a nuestro cuerpo.
Silvia Congost (Confinados a solas o en compañía: Guía para (con)vivir en estos tiempos difíciles)
Creo que, cuando estamos mal, ya sea por una ruptura amorosa o por cualquier otro problema, tenemos que aprender a estar bien solos, como un proceso de reconstrucción personal. si edificamos nuestra autoestima y nuestra felicidad sobre otra persona, corremos el riesgo de que, cuan ésta no esté, si tenemos la mala suerte de que no esté, volveremos a caer destrozados.
Cristina Prada (Todos los carteles de neón brillaban por ti)
En el inicio del tercer milenio, el liberalismo está amenazado no solo por la idea filosófica de que «no hay individuos libres», sino más bien por tecnologías concretas. Estamos a punto de enfrentarnos a un aluvión de dispositivos, herramientas y estructuras utilísimos que no dejan margen para el libre albedrío de los individuos humanos. ¿Podrán la democracia, el mercado libre y los derechos humanos sobrevivir a este aluvión?
Yuval Noah Harari (Homo Deus: Breve historia del mañana)
Vos creés que hay una realidad postulable porque vos y yo estamos hablando en este cuarto y en esta noche, y porque vos y yo sabemos que dentro de una hora o algo así va a suceder aquí una cosa determinada. Todo eso te da una gran seguridad ontológica, me parece; te sentís bien seguro en vos mismo, bien plantado en vos mismo y en esto que te rodea. Pero si al mismo tiempo pudieras asistir a esa realidad desde mí, o desde Babs, si te fuera dada una ubicuidad, entendés, y pudieras estar ahora mismo en esta misma pieza desde donde estoy yo y con todo lo que soy y lo que he sido yo, y con todo lo que es y lo que ha sido Babs, comprenderías tal vez que tu egocentrismo barato ono te da ninguna realidad válida. Te da solamente una creencia fundada en el error, una necesidad de afirmar lo que te rodea para no caerte dentro del embudo y salir por el otro lado vaya a saber adónde.
Julio Cortázar
Por la mañana, casi de noche, mientras dormimos todas, entra la madre Loreto, da tres palmadas y dice: "El ángel del Señor anunció a María, y todas se sientan en la cama y contestan: "Dios te salve, María...". Eso está muy bien, y es muy bonito, pero a otra hora, no tan temprano. Por eso me hago la dormida y no contesto. La madre me riñe mucho. -Esto no puede seguir así. Usted está obligada a decir el Avemaría a la voz del Ángel. -Yo no he oído decir nada al ángel; en cuanto le oiga contestaré... -¡A callar! ¡Estamos en el silencio mayor!
Elena Fortún (Celia en el colegio (Celia, #2))
-Mi meta en la vida es llegar a ser un adjetivo -dijo-. Que la gente vaya por ahí diciendo: «Eso era tan bankheadiano», o «Un poco demasiado bankheadiano para mi gusto». -Bankheadiano suena bien -dijo Madeleine. -Es mejor que bankheadesco. -O bankheadino. -La terminación en «ino» es horrible la mires por donde la mires. Hay joyciano, shakesperiano, faulkneriano. Pero en «ino». ¿Quién hay por ahí que sea algo terminado en «ino»? -¿Thoma Mannino? -Kafesco -dijo-. ¡Pynchonesco! Mira, Pynchon es ya un adjetivo. Gaddis. ¿Cómo sería para Gaddis? ¿Gaddiesco? ¿Gaddisio? -No, con Gaddis no se puede hacer —dijo Madeleine. -No -dijo Leonard- Ha tenido mala suerte, Gaddis. ¿Te gusta Gaddis? -Leí un poco de Los reconocimientos -dijo Madeleine. Doblaron Planet Street y subieron por la pendiente. -Belloviano -dijo Leonard-. Es superbonito cuando se cambia alguna letra. Con nabokoviano no pasa: Nabokov ya tiene la «v». Y Chéjov también: chejoviano. Los rusos lo tienen fácil. ¡Tolstoiano! El tal Tolstói era un adjetivo a la espera de formarse. -No te olvides del tolstoianismo -dijo Madeleine. -¡Dios mío! -dijo Leonard-. ¡Un nombre! Jamás había soñado con llegar a ser un nombre. -¿Qué significaría bankheadiano? Leonard se quedó pensativo unos segundos. -De o relativo a Leonard Bankhead (norteamericano, nacido en 1959). Caracterizado por una introspección o inquietud excesiva. Sombrío, depresivo. Véase caso perdido. Madeleine reía. Leonard se detuvo y la cogió del brazo, mirándola con seriedad. -Te estoy llevando a mi casa -dijo. -¿Qué? -Todo este tiempo que llevamos andando. Te he estado llevando hacia mi casa. Eso es lo que hago normalmente, al parecer. Es vergonzoso. Vergonzoso. No quiero que sea así. No contigo. Así que te lo estoy diciendo. -Ya me lo había figurado, que íbamos a tu casa. -¿Sí? -Te lo iba a decir. Cuando estuviéramos más cerca. -Ya estamos cerca. -No puedo subir. -Por favor. -No. Esta noche no. -Hannaesco -dijo Leonard-. Testarudo. Dado a posturas inamovibles. -Hannaesco -dijo Madeleine-. Peligroso. Algo con lo que no se juega. -Quedo advertido. Se quedaron de pie, mirándose, en el frío y la oscuridad de Planet Street. Leonard sacó las manos de los bolsillos para encajarse la melena detrás de las orejas. -Puede que suba sólo un minuto -dijo Madeleine.
Jeffrey Eugenides (The Marriage Plot)
Hacer pedazos el velo, comprender la vida... ¿Qué significa esto? Nosotros, seres humanos, preferiríamos habitar en un mundo ordenado, limpio y transparente donde el bien y el mal, la belleza y la fealdad, la verdad y la mentira estén nítidamente separados entre sí y donde jamás se entremezclen, para poder estar seguros de cómo son las cosas, hacia donde ir y cómo proceder. Soñamos, con un mundo donde las valoraciones puedan hacerse y las decisiones puedan tomarse sin la ardua tarea de intentar comprender. De este sueño nuestro nacen las ideologías, esos densos velos que hacen que miremos sin llegar a ver. Es a esta inclinación incapacitadora nuestra a la que Étienne de La Boétie denominó . Y fue el camino de salida que nos aleja de esa servidumbre el que Cervantes abrió para que pudiésemos seguirlo, presentando el mundo en toda su desnuda, incómoda, pero liberadora realidad: la realidad de una multitud de significados y una irremediable escacez de verdades absolutas. Es en dicho mundo, en un mundo donde la única certeza es la certeza de la incertidumbre, en el que estamos destinados a intentar, una y otra vez y siempre de forma inconclusa, comprendernos a nosotros mismos y comprender a los demás, destinados a comunicar y de ese modo, a vivir el uno con y para el otro.
Zygmunt Bauman (This Is Not a Diary)
Lo que está en juego es muy importante. La ciencia es una de las principales herramientas con que cuenta la humanidad para hacer frente con éxito a los retos del futuro. Solo con la ciencia no seremos capaces de superarlos, pero sin ella es seguro que no será posible. Por esa razón, y por su enorme capacidad para crear conocimiento, para aumentar nuestro bagaje cultural, para seguir ampliando el perímetro de lo que conocemos y de lo que desconocemos), para alimentar y, a la vez, satisfacer nuestra curiosidad, estamos obligados a hacer las cosas bien. Y estamos obligados también a exigir que se hagan bien en las instancias que corresponda.
Juan Ignacio Pérez Iglesias (Los males de la ciencia)
Aun así, es vital siempre tener una conexión con la realidad que nos rodea. Tener en cuenta los impedimentos, las trabas que seguramente nos pondrán por el camino y tomarlo absolutamente todo en cuenta por una simple razón: si somos conscientes de eso será más fácil sortearlo. No es cuestión de bajar la cabeza y correr para adelante, de esa manera lo lograríamos más por buena suerte. Y, si bien la suerte ayuda y mucho, no podemos depender de eso. Con el equilibrio entre confianza y realismo, estamos listos para pensar en emprender. Es la manera de dirigir todo orientado hacia la idea pero con una fuerza que va rompiendo con los obstáculos.
Sergio Melzner (Emprender en internet)
—Pero lo más difícil del mundo es llegar a entender lo que «quieres». A mí me parece que eso que has planeado durante tanto tiempo era una enorme crisis existencial. Otra vez el pasado, pinchándole el cuello como una etiqueta con las instrucciones de lavado, y Shep nunca había sido capaz de entender del todo esa palabra. Existencial. —Puede que al final resulte que no quiero nada en especial. —¿Y entonces? ¿Qué harías? ¿Pasarte el día tumbado y dormitando? Mírame a mí. Sinceramente, no es una perspectiva emocionante. Al contrario, sonaba fantástico. Sólo faltaba una hora y veinte minutos para que sonara el despertador. —No puedes disfrutar de este tiempo libre porque es algo impuesto —dijo Shep—. Y porque te sientes fatal. Por eso es precioso el tiempo que tenemos mientras nos sentimos bien. No estoy simplemente desperdiciando mi vida haciendo chapuzas con placas de yeso en Queens. Estoy desperdiciando mi vida mientras tengo salud. Y tú más que nadie deberías apreciar lo injusto que es. Trabajamos como esclavos los pocos años que estamos en condiciones de disfrutar; lo que nos queda son los años de la vejez y la enfermedad. Nos enfermamos a cuenta de nuestro tiempo, y sólo tenemos tiempo libre cuando pesa sobre nosotros, cuando no nos sirve para nada. Cuando ya no es una oportunidad, sino una carga.
Lionel Shriver (So Much for That)
La teoría intimida. Una de las características más descorazonadoras de la teoría actual es que no tiene fin. No es algo que se pueda llegar a dominar, no es un grupo cerrado de textos que se puedan aprender para "saber teoría". Es un muestrario inconexo de escritos que crece sin cesar, pues tanto los recién llegados como los veteranos critican las directrices anteriores defendiendo las contribuciones teóricas de nuevos autores o redescubriendo autores anteriores que en su momento habían quedado al margen. En este escenario intimidador, el protagonismo pasa sin cesar a mano de nuevos autores: "¿Cómo? ¡No has leído a Lacan! ¿Y cómo pretendes hablar de poesía sin tener en cuenta el estadio del espejo en la constitución del sujeto?", o bien, "¿Cómo puedes escribir sobre la novela victoriana sin recurrir a la explicación foucaultiana del despliegue de la sexualidad y la histerización del cuerpo de la mujer sin olvidar la demostración que hizo Gayatri Spivak de cómo afecta el colonialismo a la construcción del sujeto de la metrópolis?". Actualmente, la teoría es como una sentencia diabólica que condena a leer obras difíciles de campos no familiares, en la que el completar una tarea no supone un respiro sino una nueva asignatura pendiente: "¿Spivak? Claro, pero... ¿has leído la crítica que le hizo Benita Parry, y la respuesta posterior de Spivak?" La imposibilidad de dominarla es una de las causas más importantes de la resistencia a la teoría. No importa cuánto creas saber; nunca sabrás con certeza si "tienes que leer" a Jean Baudrillard, Mijail Bajtin, Walter Benjamin, Hélène Cixous, C. L. R. James, Melanie Klein o Julia Kristeva o bien si puedes olvidarlos "sin peligro". (Dependerá, claro, de quién seas tú y de quién quieras ser.) Gran parte de la hostilidad contra la teoría proviene sin duda de que admitir su importancia es comprometerse sin término límite a quedar en una posición en la que siempre habrá cosas importantes que no sepamos. Pero eso es señal de que estamos vivos.
Jonathan D. Culler
Canción para los que saben Sabemos que hay que hacer algo inmediatamente lo sabemos pero naturalmente es demasiado pronto para hacerlo pero naturalmente es demasiado tarde para hacerlo lo sabemos que realmente estamos bastante bien y que así vamos a continuar y que esto no sirve para nada lo sabemos que somos nosotros los culpables y que no es culpa nuestra que seamos culpables y que somos culpables por ese mismo hecho y que estamos hartos con ello lo sabemos que quizá no vendría mal callarse un poco y que a fin de cuentas no vamos a callarnos lo sabemos lo sabemos y que a nadie podemos ayudar verdaderamente y que nadie verdaderamente puede ayudarnos lo sabemos y que somos tan inteligentes y libres para elegir entre la nada y lo nulo y que debemos estudiar este problema muy cuidadosamente y que echamos dos terrones de azúcar en el té lo sabemos que somos enemigos de la opresión y que los cigarrillos han subido de precio lo sabemos y que la nación se está metiendo en un tremendo lío y que nuestros vaticinios se mostrarán ciertos y que no sirven para nada lo sabemos y que todo esto es verdad lo sabemos y que sobrevivir no es todo sino muy poca cosa lo sabemos y que sobreviviremos lo sabemos y que todo esto no es nada nuevo y que la vida es preciosa y que eso es todo lo sabemos lo sabemos lo sabemos perfectamente bien y que lo sabemos perfectamente bien eso también lo sabemos.
Hans Magnus Enzensberger
La novelista Anna Lamott describe muy bien esa historia del ego. “Si no tenemos cuidado —les advierte a los escritores jóvenes—, la emisora ‘Estamos jodidos’ sonará en nuestra cabeza las veinticuatro horas del día, sin descanso y en estéreo”. Del parlante derecho del oído interno saldrá la infinita retahíla de la autoexaltación, la explicación de por qué uno es tan especial, abierto, talentoso, brillante, conocedor, incomprendido y humilde. Del parlante izquierdo saldrán las canciones de rap del autoaborrecimiento, las listas de todas las cosas que uno hace mal, de todos los errores que ha cometido en el día y a lo largo de toda la vida, las dudas, la afirmación de que todo lo que uno toca se daña, de que no es bueno para las relaciones interpersonales, que uno es un
Ryan Holiday (El ego es el enemigo)
Si deseáramos estar más elevadas, nuestro anhelo estaría en desacuerdo con la voluntad de Aquel que nos reúne aquí, desacuerdo que no admiten las esferas celestes, como verás si consideras bien que aquí es condición necesaria estar unidas a Dios por medio de la caridad y que la naturaleza de la caridad es ella misma, es decir, conformarse a la voluntad del ser amado. También es necesario a nuestra existencia bienaventurada uniformar la propia voluntad a la de Dios, de modo que nuestras mismas voluntades se refundan en una. Así es que el estar como estamos distribuidas de grado en grado por este reino configura la naturaleza del mismo, porque place al Rey cuya voluntad es la nuestra. En su voluntad está nuestra paz; ella es el mar a donde va a parar todo lo que ha creado o lo que hace la Naturaleza.
Dante Alighieri (Divina Comedia)
Más bien -tú sabes mejor que nadie- lo misterioso de nuestras vidas, lo más apasionante quizás, es que desde la infancia comenzamos a tejer una tela por encima (o por debajo) de los acontecimientos familiares. Siempre será fascinante la sorpresa de saberse capturado dentro del círculo familiar que nos viste, alimenta y educa, pero libres, secretamente libres, en el mundo interior que aprendemos a crear, que a menudo simplemente descubrimos esperándonos y que desde la niñez nos compromete por partida doble. Con nuestro entorno objetivo y con nuestra subjetividad. El mundo exterior que nos rodea cambia y cambiamos nosotros, interiormente, también. Ya estamos allí: midiendo fuerzas entre lo que está fuera de nosotros y nos contiene y lo que está dentro de nosotros y contenemos. Creo, a estas alturas, que toda la vida es un combate entre esas dos fuerzas.
Carlos Fuentes (The Eagle's Throne)
- Minino de Cheshire -empezó Alicia tímidamente, pues no estaba del todo segura de si le gustaría este tratamiento: pero el Gato no hizo más que ensanchar su sonrisa, por lo que Alicia decidió que sí le gustaba-. Minino de Cheshire, ¿podrías decirme, por favor, qué camino debo seguir para salir de aquí? - Esto depende en gran parte del sitio al que quieras llegar -dijo el Gato. - No me importa mucho el sitio... -dijo Alicia. - Entonces tampoco importa mucho el camino que tomes -dijo el Gato. - ... siempre que llegue a alguna parte -añadió Alicia como explicación. - ¡Oh, siempre llegarás a alguna parte -aseguró el Gato-, si caminas lo suficiente! A Alicia le pareció que esto no tenía vuelta de hoja, y decidió hacer otra pregunta: - ¿Qué clase de gente vive por aquí? - En esta dirección -dijo el Gato, haciendo un gesto con la pata derecha- vive un Sombrerero. Y en esta dirección -e hizo un gesto con la otra pata- vive una Liebre de Marzo. Visita al que quieras: los dos están locos. - Pero es que a mí no me gusta tratar a gente loca -protestó Alicia. -Oh, eso no lo puedes evitar -repuso el Gato-. Aquí todos estamos locos. Yo estoy loco. Tú estás loca. - ¿Cómo sabes que yo estoy loca? -preguntó Alicia. - Tienes que estarlo afirmó el Gato-, o no habrías venido aquí. Alicia pensó que esto no demostraba nada. Sin embargo, continuó con sus preguntas: - ¿Y cómo sabes que tú estás loco? - Para empezar -repuso el Gato-, los perros no están locos. ¿De acuerdo? - Supongo que sí -concedió Alicia. - Muy bien. Pues en tal caso -siguió su razonamiento el Gato-, ya sabes que los perros gruñen cuando están enfadados, y mueven la cola cuando están contentos. Pues bien, yo gruño cuando estoy contento, y muevo la cola cuando estoy enfadado. Por lo tanto, estoy loco. - A eso yo le llamo ronronear, no gruñir -dijo Alicia. - Llámalo como quieras -dijo el Gato-. ¿Vas a jugar hoy al croquet con la Reina?
Lewis Carroll (Alicia en el Pais de las Maravillas)
Cosas detestables Cuando uno tiene prisa por salir, llega alguien de visita y se queda hablando un largo tiempo. Si es una persona de poca importancia, uno puede deshacerse de ella diciendo que podrán hablar en otra ocasión; pero si se trata de alguien a quien se le debe respeto, la situación se vuelve realmente detestable. Uno encuentra un pelo sobre el suzuri, o el mismo sumi contiene un grano de piedra que, al frotar, produce un chirrito destemplado. Un hombre que no se destaca en nada, discute toda clase de temas, riéndose, como si supiera algo de ello. Envidiar la suerte de los demas y quejarse de la propia, hablar mal de la gente, interesarse por lo superficial, querer saberlo todo y estar resentido y vilipediar a los que no nos han informado de los hechos, o bien, cuando sólo se ha tenido una noticia parcial, hablar de ella con lujo de detalles como si se tratase de algo que conoce desde el principio: todo esto es odioso. Se está por escuchar alguna noticia interesante cuando un niño empieza a llorar. Un hombre nos viene a ver en secreto; un perro lo ve y se pone a ladrar: dan ganas de matarlo. Ya es bastante tontería el invitar a un hombre a pasar la noche, ocultándolo donde no debería estar, y he aquí que ronca. Uno va a la cama y está a punto de quedar dormido cuando un mosquito anuncia su presencia con voz aguda cerca de nuestra cara; hasta se siente el aire que mueve con sus alas a pesar de su pequeñez, y esto es en extremo odioso. Estamos en medio de un relato cuando otra persona se inmiscuye, nos interrumpe, y trata de demostrar que es el único ser inteligente de la reunión. Tales personas son odiosas, se trate de niños o mayores. Un hombre con el que tenemos relaciones amorosas, se pone a alabar a una mujer que conoció en el pasado, y aunque sea una cosa lejana no puede resultar menos horrible. ¡Cuánto más si se trata de alguien a quien él sigue visitando! No soporto a las personas que salen sin cerrar la puerta tras de sí.
Sei Shōnagon (The Pillow Book)
Los historiadores buscan comprender el desarrollo de entidades intersubjetivas como los dioses y las naciones, mientras que los biólogos difícilmente reconocen la existencia de tales cosas. Algunos creen que si pudiéramos descifrar el código genético y cartografiar todas y cada una de las neuronas del cerebro, conoceríamos todos los secretos de la humanidad. A fin de cuentas, si los humanos no tienen alma y si los pensamientos, emociones y sensaciones son solo algoritmos bioquímicos, ¿por qué no puede la biología explicar todos los caprichos de las sociedades humanas? Desde esta perspectiva, las cruzadas fueron disputas territoriales modeladas por presiones evolutivas, y los caballeros ingleses que viajaron a Tierra Santa para luchar contra Saladino no eran muy distintos de los lobos que intentan apropiarse del territorio de una jauría vecina. Las humanidades, en cambio, ponen énfasis en la importancia crucial de entidades intersubjetivas, que no pueden reducirse a hormonas y neuronas. Pensar desde el punto de vista histórico significa adscribir poder real a los contenidos de nuestros relatos imaginarios. Evidentemente, los historiadores no obvian los factores objetivos, como los cambios climáticos y las mutaciones genéticas, pero confieren mucha mayor importancia a los relatos que la gente inventa y en los que cree. Corea del Norte y Corea del Sur son tan diferentes entre sí no porque la gente de Pyongyang tenga genes diferentes a los genes de la gente de Seúl o porque el norte sea más frío y más montañoso. Ello se debe a que el norte está dominado por ficciones muy distintas. Quizá algún día los descubrimientos en neurobiología nos permitan explicar el comunismo y las cruzadas en términos estrictamente bioquímicos, pero estamos muy lejos de este momento. Durante el siglo XXI es probable que la frontera entre la historia y la biología se desvanezca, no porque descubramos explicaciones biológicas de los acontecimientos históricos, sino más bien porque las ficciones ideológicas reescriban las cadenas de ADN, los intereses políticos y económicos reescriban el clima, y la geografía de montañas y ríos dé paso al ciberespacio. A medida que las ficciones humanas se traduzcan en códigos genéticos y electrónicos, la realidad intersubjetiva engullirá por completo la realidad objetiva, y la biología se fusionará con la historia. En el siglo XXI, la ficción puede, por lo tanto, convertirse en la fuerza más poderosa de la Tierra, sobrepasando incluso a los asteroides caprichosos y a la selección natural. De ahí que si queremos entender nuestro futuro, en absoluto bastará con descifrar genomas y calcular números. También tenemos que descifrar las ficciones que dan sentido al mundo.
Yuval Noah Harari (Homo Deus: Breve historia del mañana)
Para los dos lo importante ahora es que nos sentimos bien cuando estamos juntos y eso nos ayuda a vivir.
Anonymous
Las mujeres, al igual que los hombres, somos diversas y en cada una de nosotras hay muchas cosas que nos hacen distintas y nos separan, pero hay una que nos une y que atraviesa todas las etapas de nuestra vida y prácticamente todos los ámbitos: la experiencia de ser mujer en un mundo patriarcal. Eso, compañeras, puede y debe unirnos. Todas hemos pasado por situaciones o sensaciones parecidas, de miedo o discriminación. Compartirlas nos hace más fuertes y nos ayuda a sentir que no estamos solas y que no estamos locas. Lo que pasa es que hemos crecido con relatos que nos hacían creer que éramos enemigas (aunque tuviéramos amigas), nos han enseñado a desconfiar entre nosotras, a tenernos celos. Pues bien, la sororidad va de todo lo contrario, va de empatía, de hermandad, de solidaridad y de apoyo mutuo, de reforzarnos entre nosotras. Compartamos lo que nos pasa, hablemos, generemos lazos de confianza. Si el feminismo es una práctica activa y solo con decir «soy feminista porque creo en la igualdad» no te conviertes en feminista, con la sororidad pasa un poco lo mismo, también es una práctica
Leticia Dolera (Morder la manzana: La revolución será feminista o no será)
¿No os habéis planteado por qué la mayoría de los hombres se ven bien y están contentos con su imagen mientras que las mujeres siempre estamos descontentas? ¿Por qué los hombres, en general, no necesitan adornos ni maquillaje para verse atractivos? La
Towanda Rebels (Hola guerrera: Alegatos feministas para una revolución)
Sólo importaba que era verano y que bailábamos sobre un cementerio. Que reclamábamos por primera vez nuestro derecho a no tomarnos la vida tan en serio. Porque cada día estamos más cerca de la muerte, esté donde esté guardando. Puede ser mañana o dentro de diez años... [...] Qué más da. Ahora lo sé. Hay que aprender a bailar sobre un cementerio. A hacer brotar flores sobre los muertos. A aceptar el fracaso porque el fracaso no existe. Sólo existe el fin de las cosas. No nos enseñan a aceptar la caducidad de lo importante. No nos enseñan que a veces el único fracaso es la inercia de hacerlas continuar. Y es que todo caduca, como me dijo Olivia, lo bueno y lo malo. El amor es sufrimiento. Pienso que una vida que termina no es un fracaso. Todo depende de cómo lo hayas vivido. Y si la mía termina de esta noche, tras este viaje, ya sería un éxito. La relación que termina no es un fracaso, depende de lo que nos haya portado, enriquecido, de lo que nos haya dejado tras su muerte. Si ha compensado, es un éxito. Hay que amar. Y amar bien. Intensamente. Aunque se acabe
Vanessa Montfort (Mujeres que compran flores)
sistemáticamente, en el que las mascotas se abandonan sistemáticamente, en el que las personas se pasan por alto sistemáticamente, en el que las familias se van diezmando sistemáticamente y a un ritmo cada vez más elevado. Y no hay indicios de que la tendencia vaya a cambiar en ninguno de estos aspectos. Vivo en un país en el que cada año fallecen en accidentes de tráfico al menos 42.000 personas. En el que, según he oído, el 75% de las familias son disfuncionales. En el que el ocio es cada vez más infantil, más violento y más insustancial. Pasee por las calles de cualquier gran ciudad. Suba al metro de Nueva York. Sí, está mejor que estaba, pero sigue sin estar bien. ¿Y a esto es a lo que aspira el resto del mundo? ¿A parecerse más a nosotros? ¿A cambiar su sueño por el nuestro? Pues vaya con la Nueva Era. Pues vaya con lo de ser más humanos. Somos una vergüenza andante. Pero tranquilícese. Al menos podemos decir que no es culpa nuestra. ¡Estamos profundamente dormidos! ¡Por Dios! ¿Ha observado alguna vez el Congreso en medio de un debate sobre una cuestión importante? ¿Ha observado cómo funciona el sueño? ¿Ha observado cómo se mueven los labios de nuestros insignes representantes, con los ojos inertes, los brazos desmadejados, las mangas vacías, los zapatos llenos de paja y las bocas vacías emitiendo palabras huecas? ¿Entiende lo que pasa? ¿Por casualidad se ha visto a usted mismo mirando, moviendo la boca, con los ojos inertes, los brazos desmadejados, las mangas vacías, los zapatos llenos de paja, la boca vacía emitiendo palabras huecas? ¿Se ha sorprendido de lo que ha visto? Todas las soluciones posibles, absolutamente todas, por valiosas que puedan parecer, no significan absolutamente nada si nosotros, la gente de este mundo, seguimos igual. Si continuamos convencidos de que estamos despiertos… sin estarlo. Si continuamos actuando como si tomáramos decisiones conscientes, como si hubiéramos decidido quiénes somos. Pero
Michael E. Gerber (La empresa E-Myth: Cómo convertir una gran idea en un negocio próspero)
George Orwell dijo que ver lo que tienes frente a tu nariz requiere un esfuerzo constante. Bien, pues la solución a nuestro estrés y nuestra ansiedad se halla justo enfrente de nuestras narices, pero estamos demasiado ocupados viendo pornografía y publicidad sobre máquinas para hacer abdominales que no funcionan y preguntándonos por qué no tenemos una rubia preciosa en la cama esperando acariciar nuestro magnífico y bien marcado torso, como para darnos cuenta.
Mark Manson (El sutil arte de que te importe un caraj*: Un enfoque disruptivo para vivir una buena vida)
—Bien, aquí estamos, señor Pilgrim, atrapados en el ámbar de este momento. No hay ningún porqué.
Kurt Vonnegut Jr. (Slaughterhouse-Five)
Un día que no alcanzamos a ver nos despertaremos en un país genuinamente republicano y ejemplarmente democrático. No es el país donde estamos, sino a medias, según las sumas de bienes y males que cada quien quiera hacer para medir el país moderno a medias, eternamente inacabado, en que vivimos.
Héctor Aguilar Camín (Nocturno de la democracia mexicana: Ensayos de la transición (Spanish Edition))
—¿Acaso crees que yo estoy orgulloso de cada uno de mis actos? Todos estamos seguros de conocernos bien a nosotros mismos, pero son las dificultades las que realmente nos ponen cara a cara con nuestra esencia.
Robert M. Grand (Sherkull: Libro III: Muerte al Dragón (Sherkull: Book III: The dragon must die) (Spanish Edition))
Según el libro, estamos a las puertas de más eventos muy significativos para nuestro tiempo. Juicios muy severos como el hambre, el desempleo, la crisis financiera y la violencia que ya estamos padeciendo y que se agudizará en un tiempo cercano como consecuencia de una eventual guerra nuclear de impredecibles consecuencias. Eventos de gran trascendencia, y qué bueno que haya personas que se atrevan a denunciarlos, advertirnos, alertarnos; y aunque, con el más grande respeto, lo que nos dice el libro es solo una pizca de lo que vendrá y necesitamos conocer a tiempo. Pero como dice el dicho “para muestra basta un botón”. Lo trágico es que a pesar de las reiteradas advertencias nos rehusamos a creer en la Palabra del Dios Todopoderoso. Luego no tendremos excusas para decir “no lo sabía”. Cada capítulo de este libro está bien documentado, basado en información y hechos que están ocurriendo confrontados con la profecía bíblica. El libro es como un reloj que nos señala la hora en que estamos viviendo. Qué pena que el 90 por ciento de las riquezas estén concentradas en pocas manos y peor aun que un altísimo porcentaje de esta riqueza se la destine a la fabricación y tráfico de armas  que raya en la locura; pues a lo único que se llegará será a una hecatombe fratricida. Que Dios nos guarde y tenga de nosotros misericordia. Por otro lado, gloria a Dios por la pasión y dedicación que él pone en hombres como Francisco para hacernos llegar este libro. Adelante, querido lector, léalo con detenimiento, concentración y una profunda reflexión. Que Dios Padre y a través de su Santo Espíritu lo ilumine en la lectura de este libro. Abg. Alex Sánchez Pastor de la Iglesia La Vid Verdadera Manta-Ecuador Capítulo 1 REVELACIÓN SORPRENDENTE El 4 de septiembre de 2008, Dios me reveló que próximamente se desatará una guerra nuclear de proporciones apocalípticas.
Francisco Cedeño Mera (EL FIN DEL MUNDO SE ACERCA. (Spanish Edition))
Y AHORA, ¿QUÉ? El salmista dijo: «Bienaventurado el varón que no anduvo en consejo de malos, ni estuvo en camino de pecadores, ni en silla de escarnecedores se ha sentado; sino que en la ley de Jehová está su delicia, y en su ley medita de día y de noche» (Sal 1.1, 2). No es suficiente sencillamente estudiar la Biblia. Debemos meditar en ella. En un sentido muy real le estamos dando a nuestro cerebro un baño, lo estamos lavando en la solución purificadora de la Palabra de Dios. Nunca se apartará de tu boca este libro de la ley, sino que de día y de noche meditarás en él, para que guardes y hagas conforme a todo lo que en él está escrito; porque entonces harás prosperar tu camino, y todo te saldrá bien. JOSUÉ 1.8
John F. MacArthur Jr. (El manual bíblico MacArthur: Un estudio introductorio a la Palabra de Dios, libro por libro)
Cuando un niño se pone especialmente zalamero al llegar la abuela de visita a casa, probablemente en bastantes casos sea porque en el pasad ese comportamiento le ha proporcionado numerosos obsequios: la abuela se ablanda aún más que de costumbre al ver así de meloso a su nieto.Si ese es el caso, sin duda se trata de una manifestación de amor verdadero, pero también algo interesado, que se dispara en presencia de la abuela, para conseguir regalos extras. Esperemos que ella no se sienta reducida a un mero EC+. Aunque si no se trata de alguien que lea cosas tan extrañas como la que tiene el lector entre manos no sabrá de qué estamos hablando, si lo supiera seguro que preferiría ser el ER que el niño se esfuerza en obtener, como tal, más que el EC+. Dicho lisa y llanamente: habría preferido que el nieto la quisiera por ella misma, más que por los regalos que le da. Pero como la realidad cotidiana generalmente es bastante más compleja que las situaciones de laboratorio, esperemos que la abuela sea las dos cosas a la vez: señal de refuerzos y recompensa en sí misma o, aunque ella no lo sepa expresar de esta guisa críptica, EC y ER. El caso es que en la medida en que funciona como señal que desencadena en el niño el comportamiento encaminado a conseguir regalos actúa de estímulo facilitador, no como refuerzo. De ser así, seguro que el niño hace menos carantoñas a aquellos familiares que, maniobre como maniobre el angelito, nunca tienen un detalle con semejante inocente criatura, por más que le quieran. Obsequiar con cariño está muy bien, pero nuestro protagonista parece que agradece de manera muy especial otros detalles más tangibles, ¿quién no?
Manuel Froufe (Psicología del aprendizaje: Principios y aplicaciones conductuales)
No queremos salvare al mundo ni cambiaqrlo, para bien o para mal, este mundo no tiene remedio, pero a lo que si estamos decididos es a llegar a las ultimas consecuencias para defender nuestros intereses
Mario Escobar (El Círculo (Libro Completo))
A mitad de la autopista hay una estación de servicio. Me paro, corro al bar, compro un puñado de fichas, marco el prefijo de B, el número de Y. Nadie responde. Dejo caer la lluvia de fichas con júbilo: está claro que Y no ha soportado la impaciencia, ha subido al coche y ha corrido hacia A. Ahora vuelvo al coche por el otro lado, corro yo también hacia A. Todos los coches que adelanto podrían ser Y, o bien todos los coches que me adelantan. En el carril contrario todos los coches que van en sentido contrario podrían ser Z, el iluso. O bien: también Y se ha parado en una estación de servicio, ha telefoneado a mi casa en A, y al no encontrarme ha comprendido que yo estaba yendo a B, ha invertido la dirección de la marcha. Ahora estamos corriendo en direcciones opuestas, alejándonos, y el coche que adelanto o que me adelanta es el de Z que también a medio camino ha intentado telefonear a Y...
Italo Calvino (Todas las cosmicómicas)
La sociedad de la información, en cambio, está vacía de sentido. Solo el vacío es transparente. Hoy estamos bien informados, pero desorientados.
Byung-Chul Han (Infocracia: La digitalización y la crisis de la democracia)
Al abordar la atención me doy cuenta de que he esc rito mucho sobre el dolor. No es por coincidencia. Puede que en otras personas no funcione así, pero el dolor es el precio que tuve que pagar para aprender a prestar atención. En tiempos de dolor, cuando aterra contemplar el futuro y escuece demasiado recordar el pasado, he aprendido a prestar atención al aquí y al ahora. El momento preciso en el que estaba era siempre el único lugar seguro para mí. Cada momento tomado en soledad era siempre soportable. En el aquí y el ahora exactos todos estamos siempre bien. Ayer puede que el matrimonio se rompiera. Mañana puede que el gato se muera. La llamada del amante, por mucho que la espere, puede que no llegue nunca, pero justo en este momento, justo ahora, no pasa nada. Estoy respirando, inhalando y exhalando. Cuando me di cuenta de esto empecé a entender que no hay momento que no tenga su propia belleza.
Julia Cameron (The Artist's Way: A Spiritual Path to Higher Creativity)
La ironía de nuestra época es que si bien a nivel material nunca antes hemos sido tan ricos, a nivel espiritual nunca antes hemos sido tan pobres. Al estar tan poco desarrollados espiritualmente, seguimos enfermizamente obsesionados con el crecimiento económico. Y como antídoto contra la monotonía, el hastío y el aburrimiento que provoca llevar una existencia sin sentido, el culto al ego se ha convertido en la nueva religión. De ahí que inconscientemente creamos que para ser felices debemos satisfacer nuestras necesidades, hacer realidad nuestros deseos y cumplir nuestras expectativas egoicas. Parece que tengamos que llegar a ser alguien, en vez de ser simplemente quienes somos. A su vez, cuanto más infelices somos, mayor es también nuestro consumo de bienes materiales. Así, en vez de resolver la raíz del problema interno —la identificación con el ego—, seguimos mirando y buscando fuera, creando nuevos conflictos cada vez más sofisticados. Movidos por un hedonismo frívolo y trivial nos estamos perdiendo en el laberinto del materialismo, comprando todo tipo de cosas que no necesitamos con la intención de tapar el dolor que nos causa vivir tan desconectados de nosotros mismos, de los demás y de la vida. Y como consecuencia nos estamos ahogando en el hiperconsumismo, convirtiendo el planeta en un gran vertedero. No en vano, nuestro malestar y nuestra voracidad existencial es cómplice de la destrucción de la naturaleza que posibilita nuestra supervivencia como especie. De hecho, ya estamos en deuda con la madre Tierra y pronto empezará a pasarnos factura. Sea como fuere, la realidad es que nada nunca es suficiente. Siempre necesitamos, queremos y esperamos algo más. El ego es insaciable por naturaleza. No importa lo que tengamos o consigamos: siempre va a sentirse insatisfecho.
Borja Vilaseca (Las casualidades no existen: Espiritualidad para escépticos)
A la maldad se le perdona todo A la bondad, en cambio, no solo se le exige bondad: se le exige perfección. Llevo un tiempo pensando sobre esto y no conseguía ponerle palabras para entenderlo. El otro día hable de ello con mi psicóloga, y al llegar a casa pude hacerlo. Creo que se aplica a todo: política, sociedad, relaciones, trabajo... No sé por que en este mundo que hemos creado es mucho mas sencillo practicar la maldad que ser genuinamente bueno. Al bondadoso se le mira cada acto con lupa buscando el fallo para atacar y eso es triste y desalentador para el que decide convertir la bondad en su causa. Pero también creo que el beneficio es mayor. Al final, el que vive en paz sabe como hacer para no escuchar los disparos. Estamos en continuo aprendizaje hasta el dia que sabemos que nos vamos a morir y seguimos intentando hacerlo bien. Que no se le olvide a nadie.
Elvira Sastre
Centrarse en el cónyuge. El matrimonio puede ser la relación humana más íntima, la más duradera, la que más desarrollo genera. Podría parecer natural y muy adecuado centrarse en la esposa o el esposo. Pero de la experiencia y la observación surge una realidad diferente. A lo largo de los años, he trabajado con muchos matrimonios con problemas, y he encontrado un hilo conductor común en casi todas esas relaciones centradas en el cónyuge. Ese hilo es la fuerte dependencia emocional. Si nuestro sentimiento de valía emocional proviene primordialmente de nuestro matrimonio, nos volvemos altamente dependientes de esa relación. Somos vulnerables a los estados de ánimo y los sentimientos, la conducta y la manera de tratarnos de nuestro cónyuge, o a cualquier hecho exterior con el que pueda tropezar el matrimonio: un nuevo hijo, los parientes políticos, los reveses económicos, los éxitos sociales, etc. Cuando en el matrimonio se acrecientan las responsabilidades y aparecen las tensiones, nos inclinamos a volver a los guiones que nos inculcaron durante nuestro crecimiento. Pero lo mismo hace nuestro cónyuge. Ahora bien, esos antiguos guiones de los dos miembros de la pareja no suelen ser idénticos. Emergen entonces a la superficie modos diferentes de abordar las cuestiones económicas, la disciplina de los hijos, los parientes. Cuando esas tendencias profundas se combinan en el matrimonio con la dependencia emocional, la relación centrada en el cónyuge revela toda su vulnerabilidad. Si dependemos de la persona con la que estamos en conflicto, necesidad y conflicto quedan unidos. Desmesuradas reacciones de amor-odio, inclinación a la lucha o la evasión, el repliegue, la agresividad, la amargura, el resentimiento y la fría competencia son algunos de los resultados habituales. Cuando aparecen tendemos a retroceder a inclinaciones y hábitos aún más antiguos, en un esfuerzo por justificar y defender nuestra propia conducta y atacar la de nuestro cónyuge. Inevitablemente, al sentirnos demasiado vulnerables, necesitamos protegernos de las nuevas heridas. De modo que recurrimos al sarcasmo, al humor hiriente, a la crítica, a todo lo que nos evite sacar a la luz nuestra ternura interior. Cada parte tiende a esperar que la otra tome la iniciativa en el amor, solo para sentirse defraudada pero también confirmada en la justicia de las acusaciones que hace. En relaciones de este tipo, cuando todo parece ir bien no hay más que una falsa seguridad. Actúan como guía las emociones del momento. La sabiduría y el poder se pierden en las interacciones negativas contradependientes
Stephen R. Covey (Los 7 hábitos de la gente altamente efectiva. Ed. revisada y actualizada)
la salud es un estado de vitalidad positiva, de bienestar, en el que podemos sentirnos plenos, en armonía con nuestro cuerpo y nuestra mente; un estado en el que estamos totalmente conectados con nosotros mismos.
Carlos Jaramillo (Como: El arte de comer bien para estar bien)
Estamos aquí para reírnos del destino y vivir tan bien nuestra vida… que la muerte temblará al recibirnos
Charles Bukowski
Devocional 29 Tolera Es un hecho que en ocasiones nos cuesta mucho aceptar y comprender a los demás cuando no estamos de acuerdo con su manera de pensar o de ser. De hecho, muchas relaciones se ven afectadas porque no somos capaces de ser empáticos, de ponernos en el lugar del otro y tratar de entender sus razones, o al menos los sentimientos que se ocultan detrás de su comportamiento. Es un hecho que todos somos diferentes, por eso necesitamos aprender a escucharnos para así entender el punto de vista de los demás, antes de juzgarlos de forma apresurada y dañarlos. Por esta razón, la Biblia nos da un sabio consejo: «Acéptense unos a otros, así como Cristo los ha aceptado. Acéptense para honrar a Dios» (Romanos 15:7). Esto quiere decir que Dios quiere que tengamos relaciones saludables con los demás, y por eso nos dice que una manera de honrarlo es aceptándonos mutuamente. Además, Dios dice a través de su palabra que no debemos enojarnos, ni amargarnos unos con otros (Colosenses 3:13). Y necesitamos aplicar esto, porque los desacuerdos, nos gusten o no, son parte del día a día de las relaciones de pareja, familiares, con nuestros amigos e incluso las laborales. Pero el problema no son los desacuerdos. Los conflictos se presentan cuando no estamos en la capacidad de escuchar y manejamos la situación gobernados por la ira, el orgullo y la prepotencia. Ninguna de estas tres son buenas consejeras ya que siempre nos llevarán a buscar tener la razón a como dé lugar, sin importar si pasamos por encima de los sentimientos del otro. En cuanto a esto, la epístola a los Colosenses nos enseña lo siguiente: «… más bien, perdónense unos a otros. Cuando alguien haga algo malo, perdónenlo». ¿Sabes por qué?, porque precisamente así es como Dios ha demostrado su amor para con nosotros: soportándonos, tolerándonos, perdonándonos y aceptándonos a pesar de nuestras equivocaciones. ¿Recuerdas el relato bíblico que narra aquel momento cuando los fariseos llegaron ante Jesús con la mujer adúltera? Ellos estaban esperando a que Él diera una orden para apedrearla. Pero cuando Jesús les dijo: «El que esté sin pecado que tire la primera piedra», sin duda cambiaron sus planes. Ahora me gustaría saber, si hubieras estado en el lugar de Jesús, ¿cuál habría sido tu respuesta? Dios quiere que manifestemos su amor siendo respetuosos y tolerantes con los demás. Es más, el amarnos los unos a los otros es un mandamiento dado directamente por Jesús, así que no podemos decir que amamos a Dios si no lo hacemos con el prójimo (1 Juan 4:21). Así que no juzgues a otros sin conocer sus intenciones, porque si no, serás juzgado de la misma manera (Mateo 7:2). No hemos sido llamados para descalificar a otros, sino a amar y a restaurar. En Hebreos 12:14 dice que debemos procurar la paz con todos. Pero es necesario aclarar que cuando hablamos de tolerancia no quiere decir que debamos aprobar un acto indebido. Según el Diccionario de la lengua española, la palabra tolerar significa «llevar con paciencia». En ningún sentido quiere decir aprobar o participar en aquello que ofende a Dios. Esto lo podemos ver en la actitud que Él tiene hacia nosotros: el Señor tiene las puertas abiertas para todos y si nos acercamos a su presencia, no nos echa afuera. Pero Él desea restaurarnos porque nos ama. Fíjate en el caso de la mujer adúltera. Jesús no permitió que la apedrearan y confrontó a los fariseos; pero de ningún modo aprobó el acto de adulterio, por eso le dijo: «¡Vete y no peques más!». Jesús nunca juzgó a los demás, buscó restaurar al otro desde su amor. Acepta y tolera a los demás como Dios lo ha hecho contigo. Recuerda que también Él te perdonó y te restauró a pesar de tus errores.
Rodrigo Riaño del Castillo (Diario de un vencedor: Un plan de acción para conectar con Dios y su propósito (Spanish Edition))
La idea de que somos Dios no se refiere a que somos omnipotentes o que controlamos todo en el universo. Más bien, sugiere que somos parte integral de la divinidad. Es decir, llevamos en nosotros un pedazo del infinito, de lo sagrado. Cuando decimos "YO SOY", estamos afirmando nuestra conexión con ese infinito.
Neville Goddard (LA CÁBALA SEGÚN NEVILLE GODDARD - Descubriendo el Poder Divino del YO SOY: Revelaciones de un Maestro del Nuevo Pensamiento a través de la Interpretación ... del YO SOY actualizado)) (Spanish Edition))
Seguir al oponente es seguir solamente nuestros deseos. Cuando obedecemos al deseo, ahí creamos un cortocircuito, que roba nuestra luz, eso nos deja vacíos a la larga. Sabemos el caso del alcohol, drogas, sexo sin conciencia, ira, enojo, compras descontroladas, todo esto tiene en común que lo hacemos para satisfacer el deseo, nos sentimos bien por un momento, pero al otro día tenemos resaca y remordimientos, necesitamos conectar de nuevo. Esto es la causa de la adicción, la búsqueda constante de la luz por cosas externas. Somos adictos a cosas que nos dan luz inmediata, compramos cosas, las usamos por un par de días y después estamos vacíos de nuevo. Queremos cambiar el coche, o nos vamos de viaje para disfrutar. En cábala tenemos que ganarnos las cosas. Si haces eso robas luz del cosmos, pasas la vida siempre en altibajos, lleno y vacío, llenamos en la noche y despertamos vacíos, compramos algo y luego nos sentimos vacíos de nuevo.
Aaron Abramsky (2 LIBROS EN 1: SECRETOS JUDÍOS DEL DINERO Y LA CÁBALA: Aprende cómo ganar dinero y conseguir todo lo que deseas a través de los conocimientos de la tradición judía)
Bolo de Tilichera: Ya tenés seis años de andar haciéndote la bestia hippie. Ya es hora de que te pongás claro. Vení morite echando verga o morite en un buen patín de demerol, pero dejá de chingar con esas cartas lloronazas que nos hacés la campaña de mandar. Como si aquí estuvieramos en un lecho de rosas, como dijo aquel indio cerote mexicano. Shumo y poeta. Aquí hay muerte a carretadas. Ahora esa mierda se da en matas, como el chichicaste o como la ruda. De los compas ya quedamos muy pocos. Mataron a Efi. Le quebraron el culo el siete de septiembre del año pasado. Como no había compuesto tus pedazos no te había contado. La cosa está color de hormiga. Andamos a salto de mata, en estampida. En cualquier momento nos dan candela. El rompimiento se produjo al fin, las FAR y el Partido se echaron verga, todo se hizo una bola de mierda. Los más culpables son esos viejos cerotes de la dirección del Partido, pues al principio dejaron que los patojos chingamuzas les bailaran las pelotas en la cara y no hincharon los huevos agarrando la mashinga. Esperaron a que todos los cuates chingones se murieran para seguir partiendo el pastel. Cuando vieron que la cosa estaba jodida dieron el vergazo para seguir administrando su agencia de viajes. Todo el mundo se está yendo a la mierda. La consigna general es sálvese el que pueda. Así que 'olvídate mi viejo', como dice Capulina. Tú tranquilo, machete en tu vaina. ¿Qué son esas chingaderas de estar planeando regresar para reincorporarte? ¿Qué vas a venir a hacer? ¿A que te den negra? Mejor hacé cogezones de madrileñas blancotas y hediondas, dejá sembrada semilla de la topada en ese continente viejo y hecho mierda y dejá ya de somatarte el pecho. Esa onda no es así. Esta nota no es religión ni chingadera ninguna. Yo de aquí no voy a salir si no es con las patas padelante. No les voy a dar gusto a esos gringos hijos de puta de que me agarren vivo para que después me deshagan los coyoles a vergazos. Así que ésta puede ser la última que te escribo (parezco el marido de Ufemia, el de la rancherada mexicana cuando recibas esta carta sin razón). Pero así es la bola y ya escogí mi vida y mi muerte. No me hago bolas con la nota esa. Estoy claro. Desde que nos ensartamos en esta movidic ya no me hago ningún problema. Ni estoy chingado a nadie por sus vacilaciones. Vos nunca estuviste claro, siempre te lo dije. Así que olvidate del asunto, ya no le hagás cráneo a esta nota y agarrá tu propia onda. Escribí y dejate de babosadas y dar facha de revolucionario. Vos solamente sos escritor, el mico de la selva como dice el Popol Vuh. Dejá de dar espejo de otra cosa. Dejanos a nosotros los vergazos, la muerte violenta y las chingamuzas. Vos morite de viejo, de cirrosis crónica, bolote de tilichera, cerote, soñador empedernido. La revolución no es un sueño, sabelo, entendelo de una vez, metételo en en la cabezota pelona que debés tener ahora, hacele coco de una vez por todas. La revolución son vergazos y muerte, no carbúrex ni palabras. Sólo el ue está convencido de esa movida puede estar claro en la onda. Vos no. Sabelo dialtiro, deunavez. Si sos chingón chingón terminá la novela que decís que estás escribiendo. Ai cuando nosotros terminemos la revolución te mandamos a llamar, ¿oíste? Te paso al costo el dato que Chucha Flaca se juyó, se fue de juida, se bailón con el pisto de su Sección y exiló a México. La organización lo condenó a muerte por desfalco y deserción. Te lo cuento para que veas que no todos son de a huevo a la hora de rajar ocote que la cosa no es de soplar y hacer botellas. Así que pies de plomo, pisado. Viajá, pisá, chupá, tirá tu conciencia a la mierda, que aquí estamos nosotros muriéndonos para que vos podás escribir, para que todos aprendan a escribir y a comer bien, y a tener casa y trabajo y estar alegres, sin miedo. Quedá con Dios que no hay, así que quedate solo pero contento y pachangero como siempre, LOS COMPAS
Marco Antonio Flores (Los Compañeros)
Como estamos viendo, es muy poco probable que se dé una vida completamente libre de traumas. Los traumas no duermen, ni siquiera con la muerte; antes bien, siguen buscando terreno fértil para su resolución en las criaturas de las generaciones siguientes.
Mark Wolynn (Este dolor no es mío (Spanish Edition))
Andrés: Hace horas que he perdido de vista al Príncipe Encantador. Andrés: O está encerrado en su cuarto llorando por las esquinas porque le falta su tete del alma o, llámame intuitivo, va para allá. Andrés: Suerte, tato. ;) Andrés: Me gusta tato. Y no está vilipendiado. Andrés: Oh, mierda, ¡acabo de ver que Lacoste me ha dejado al cuidado de la puta coneja! Andrés: ¡No me lo puedo creer! Será cabronazo. Andrés: Verás cuando vuelva. ¡Le voy a dar bien por el culo! Andrés: No literalmente. Tú me entiendes… Arturo: Se llama René. Arturo: Su culo no. La coneja. Andrés: Gracias por la aclaración. A mí me has evitado un trauma y a Fernando que pete de una vez por todas. Arturo: Trátala bien. Arturo: No la entretengas mucho por la noche. Cuanto más tarde se duerme antes se levanta y antes va a despertarte a ti. Arturo: Y que no coma más tarde de medianoche. Andrés: ¿Qué es? ¿Un puto gremlin? Arturo: Suerte, tato. ;) Arturo: Me gusta tato. Andrés: No me cameles. Arturo: ¡Te quiero! Andrés: Recuérdalo cuando quiera cobrarme el favor.—Arturo. Levanto la cabeza y me detengo al instante. Sin darme cuenta, Chris se ha parado en la puerta de un garaje y yo casi choco con él. Arturo: ¡Te dejo! Y, sí, Chris está aquí.—¿ Con quién hablas?—me pregunta.—Con mi hermano. Chris sonríe.—¿ Ha encontrado ya el regalito que le he dejado en la puerta de su dormitorio?—Sí. Y está cabreado.—Bien. Me gusta el Andrés cabreado. Sobre todo cuando estamos a cientos de kilómetros de distancia y no tengo que verle el careto.—« Estás viendo el mío, que es el mismo»—.
Susanna Herrero (Y quererte en estéreo (Car,#2))
Si lo pensamos bien la muerte es el último paso de un proceso que va desplegándose paulatinamente en nuestro interior. En todo momento de nuestra vida estamos disolviéndonos, disgregándonos, consumiéndonos, deteriorándonos. (Consolación a Apolonio)
Plutarco
La nuestra es una era esencialmente trágica, de forma que nos negamos a tomárnosla trágicamente. El cataclismo ya ha tenido lugar y estamos entre las ruinas, así que nos ponemos a construir pequeños hábitats nuevos y tenemos pequeñas esperanzas nuevas. Es una tarea bastante difícil: ya no hay un camino allanado que lleve al futuro, sino que damos vueltas o bien trepamos sobre los obstáculos. Tenemos que vivir, da igual cuántos cielos hayan caído. El amante de Lady Chatterley, D. H. LAWRENCE
Salman Rushdie (La decadencia de Nerón Golden (Biblioteca Formentor) (Spanish Edition))
Si fuimos pegados de niños y somos ahora seres relativamente exitosos tendemos a pensar que lo uno no tiene que ver con lo otro. Justificamos a nuestros padres por haberlo hecho y calificamos a la agresión como una práctica aceptable basándonos en el hecho de que hoy en día “estamos bien” en el sentido de que no somos delincuentes ni estamos en un centro psiquiátrico. La verdad, sin embargo, es esta: resulta imposible saber cómo sería el presente y el futuro de alguien sin la influencia de haber recibido castigos físicos. El “hubiera” no existe pues nunca se dio. Sin embargo, lo que sí existe y es evidente son las secuelas de la agresión pues de haber “salido bien” en realidad, no justificaríamos la agresión física ni tampoco la calificaríamos como aceptable. Una persona que “sale bien” es alguien que empatiza con la víctima y no justifica al agresor. Una persona que “sale bien” debería poder romper con un ciclo de castigos físicos y de dolor. En una persona emocionalmente estable, el recuerdo de la agresión debería ser suficiente motivación para romper con ese ciclo doloroso.  Objetivamente hablando, si alguien le pega a usted, hoy, en su trabajo o en un bar por la noche, seguro no calificaría ese acto como aceptable. Todos sabemos que es inaceptable agredir a los animales, a los ancianos y a la pareja, pero de alguna manera justificamos ilógicamente la agresión hacia los niños. ¿Se da cuenta del disparate que esto implica?  
Sandra Ramirez (Crianza con Apego: De la teoría a la práctica (Spanish Edition))
El Señor nos invita a seguirle y a imitarle, y nos deja una regla sencilla, pero exacta, para vivir la caridad con humildad y espíritu de servicio: Todo lo que queráis que hagan los hombres con vosotros, hacedlo también vosotros con ellos12. La experiencia de lo que me agrada o me molesta, de lo que me ayuda o me hace daño, es una buena norma de aquello que debo hacer o evitar en el trato con los demás. Todos deseamos una palabra de aliento cuando las cosas no han ido bien, y comprensión de los demás cuando, a pesar de la buena voluntad, nos hemos vuelto a equivocar; y que se fijen en lo positivo más que en los defectos; y que haya un tono de cordialidad en el lugar donde trabajamos o al llegar a casa; y que se nos exija en nuestro trabajo, pero de buenas maneras; y que nadie hable mal a nuestras espaldas; y que haya alguien que nos defienda cuando se nos critica y no estamos presentes; y que se preocupen de verdad por nosotros cuando estamos enfermos; y que se nos haga la corrección fraterna de las cosas que hacemos mal, en vez de comentarlas con otros; y
Francisco Fernández-Carvajal (Hablar con Dios - Febrero 2016 (Spanish Edition))
No necesitas un montón de detalles, maletas ni equipo, solo la disposición a entrar en una tormenta con un Padre que va abriendo puntos de apoyo en los empinados laterales de nuestros problemas, mientras nosotros también abrimos un par de ellos más. Nos guía hasta esos huecos para apoyar nuestros pies con sus fuertes manos, mientras estamos bien a salvo y bien atados a él por una cuerda roja brillante de gracia que nos sostiene con toda seguridad. En
Bob Goff (El amor hace: Descubre una vida secretamente increíble en un mundo ordinario (Spanish Edition))
Playboy: ¿Está realmente en nuestras manos? O, como parece que aboga por la utilización de los ordenadores para manipular el futuro de culturas enteras, ¿no está realmente alentando al hombre a que renuncie al control de su destino? McLuhan: Antes que todo —y me sabe mal tener que insistir en este descargo de responsabilidad—, yo no abogo por nada; sólo sondeo y preveo tendencias. Aunque me opusiera a ellas o pensara que son catastróficas, no podría pararlas; así pues, ¿por qué tendría que perder mi tiempo lamentándome? Cuando la escritora Margaret Fuller comentó «acepto el universo», Carlyle dijo de ella: «más le vale». No veo ninguna posibilidad de una rebelión ludita global que destruya la maquinaria, así que podemos sentarnos cómodamente, ver qué pasa y contemplar lo que nos pasará en un mundo cibernético. Estar resentidos con una nueva tecnología no detendrá el proceso de ésta. Lo importante que debemos recordar es que en cualquier momento que utilizamos o percibimos una ampliación tecnológica de nosotros mismos, inevitablemente la acogemos. Siempre que vemos una pantalla de televisión o leemos un libro, estamos asimilando esas ampliaciones de nosotros mismos dentro de nuestro sistema individual y experimentando un «cierre» automático o desplazamiento de la percepción; no podemos huir de esta acogida perpetua de nuestra tecnología cotidiana a no ser que escapemos de la tecnología misma y huyamos a la cueva de un ermitaño. Al acoger de forma consistente todas estas tecnologías, inevitablemente nos relacionamos con ellas como servomecanismos. Así, para poder utilizarlas todas, primero debemos servirles como si fueran dioses. El esquimal es un servomecanismo de su kayak, el vaquero de su caballo, el hombre de negocios de su reloj, el cibernético —y pronto el mundo entero— de su ordenador. Por decirlo de otra forma, a los despojos pertenece el ganador. Esta modificación continua del hombre por parte de su propia tecnología lo alienta a encontrar medios constantes para modificarla; el hombre se convierte, pues, en los órganos sexuales del mundo de las máquinas, como lo es la abeja en relación al mundo botánico, permitiéndole reproducirse y evolucionar hacia formas más elevadas. El mundo de las maquinas corresponde la devoción del hombre premiándole con bienes, servicios y recompensa. La relación entre el hombre y su maquinaría es, pues, intrínsecamente simbiótica. Siempre ha sido así; el hombre cuenta con la oportunidad de reconocer su unión con su propia tecnología sólo en la era eléctrica. La tecnología eléctrica es una extensión cualitativa de la relación hombre/máquina; la relación del hombre del siglo xx con el ordenador no es, por naturaleza muy distinta a la relación que mantenía el hombre prehistórico con su barco o su rueda —con la importante diferencia que todas las tecnologías o extensiones del hombre previas eran parciales y fragmentarias, mientras que la eléctrica es total e inclusiva—. Ahora el hombre está empezando a llevar puesto su cerebro fuera del cráneo y sus nervios fuera de su piel; la nueva tecnología cría un nuevo hombre. Una viñeta reciente mostraba un niño que le decía a su madre desconcertada: «De mayor seré un ordenador». El humor es a menudo profético.
A. Carlos Scolari (Ecología de los medios: Entornos, evoluciones e interpretaciones (Comunicación nº 500442) (Spanish Edition))
Según el escritor Jack Kornfield, al final de nuestra vida la pregunta más importante que debemos hacernos no es si hemos trabajado duro o si hemos conseguido muchas cosas, sino «¿He querido bien?». Y Esther quiso bien. No es común ver a un ser humano querer tan bien. Y aunque ella, muchos de nosotros y yo anhelamos provocar un cambio -incluso salvar el mundo-, lo que realmente necesita este mundo, más que ser salvado, es amor. A pesar de todos los problemas de este planeta, no estamos aquí para salvar el mundo, sino para enamorarnos de él. Y si ese amor solo puede extenderse igual que el de Esther, y si podemos hacer lo que ella pidió y encontrar maneras creativas de expresar amor y gratitud tanto a las personas que nos importan como a las que no conocemos, en ese caso la condición humana se elevará y Esther Grace verá multiplicado ese deseo que ya recibió: haber generado un cambio.
Esther Earl
—Nos estamos metiendo en honduras —exclamó don Rigoberto—. No soy un ateo, un ateo es también un creyente. Cree que Dios no existe, ¿no es cierto? Soy un agnóstico, más bien, si es que soy algo. Alguien que se declara perplejo, incapaz de creer que Dios exista o que Dios no exista. —Ni chicha ni limonada —se rió Fonchito—. Es una manera muy cómoda de sacarle el bulto al problema, papá.
Mario Vargas Llosa (El héroe discreto)
Y entiendo también que su casa somos nosotras, que si sigue ahí aguantando es porque cree que todavía no estamos enteras sin ella y que no se irá hasta dejarnos bien, hasta que que su casa esté bien vivida. Ordenada. Hasta que haya paz.
Alejandro Palomas (El tiempo que nos une)
prendiendo a Pablo y a Silas, los condujeron al juzgado ante los jefes de la ciudad; 20 y presentándolos a los magistrados, dijeron: Estos hombres alborotan nuestra ciudad, son judíos; 21 y quieren introducir una manera de vida, que no nos es lícito abrazar, ni practicar, siendo como somos romanos. 22 Al mismo tiempo la plebe conmovida acudió de tropel contra ellos; y los magistrados mandaron que, rasgándoles las túnicas, los azotasen con varas. 23 Y después de haberles dado muchos azotes, los metieron en la cárcel, apercibiendo al carcelero para que los asegurase bien. 24 El cual recibida esta orden, los metió en un profundo calabozo, con los pies en el cepo. 25 Mas a eso de media noche, puestos Pablo y Silas en oración, cantaban alabanzas a Dios; y los demás presos los estaban escuchando, 26 cuando de repente se sintió un gran terremoto, tal que se meneaban los cimientos de la cárcel. Y al instante se abrieron de par en par todas las puertas; y se les soltaron a todos las prisiones. 27 En esto despertando el carcelero, y viendo abiertas las puertas de la cárcel, desenvainando una espada iba a matarse, creyendo que se habían escapado los presos. 28 Entonces Pablo le gritó con grande voz, diciendo: No te hagas ningún daño, que todos sin faltar uno estamos aquí. 29 El carcelero entonces habiendo pedido luz, entró dentro; y estremecido se arrojó a los pies de Pablo y de Silas. 30 Y sacándolos a fuera, les dijo: Señores, ¿qué debo hacer para salvarme? 31 Ellos le respondieron: Cree en el Señor Jesús, y te salvarás tú y tu familia. 32 Y le enseñaron la doctrina del Señor a él y a todos los de su casa. 33 El carcelero en aquella misma hora de la noche llevándolos consigo, les lavó las llagas; y recibió luego el bautismo así él, como toda su familia. 34 Y conduciéndolos a su habitación, les sirvió la cena, regocijándose con toda su familia de haber creído en Dios. 35
Félix Torres Amat (La Sagrada Biblia (Spanish Edition))
Estamos frente a un nuevo tipo de capitalismo caliente, psicotrópico y punk. Estas trasformaciones recientes apuntan hacia la articulación de un conjunto de nuevos dispositivos microprostéticos de control de la subjetividad con nuevas plataformas técnicas biomoleculares y mediáticas. La nueva «economía-mundo» no funciona sin el despliegue simultáneo e interconectado de la producción de cientos de toneladas de esteroides sintéticos, sin la difusión global de imágenes pornográficas, sin la elaboración de nuevas variedades psicotrópicas sintéticas legales e ilegales (Lexomil, Special K, Viagra, speed, cristal, Prozac, éxtasis, popper, heroína, Omeoprazol, etc.), sin la extensión a la totalidad del planeta de una forma de arquitectura urbana difusa en la que megaciudades miseria se codean con nudos de alta concentración de capital, sin el tratamiento informático de signos y de transmisión numérica de comunicación. Estos son solo algunos de los índices de aparición de un régimen postindustrial, global y mediático que llamaré a partir de ahora, tomando como referencia los procesos de gobierno biomolecular (fármaco-) y semiótico-técnico (-porno) de la subjetividad sexual, de los que la pildora y Playboy son paradigmáticos, «farmacopornográfico». Si bien sus líneas de fuerzas hunden sus raíces en la sociedad científica y colonial del siglo XIX, sus vectores económicos no se harán visibles hasta el final de la Segunda Guerra Mundial, ocultos en principio bajo la apariencia de la economía fordista y quedando expuestos únicamente tras el progresivo desmoronamiento de esta en los años setenta. Durante el siglo XX, período en el que se lleva a cabo la materialización farmacopornográfica, la psicología, la sexología, la endocrinología han establecido su autoridad material transformando los conceptos de psiquismo, de libido, de conciencia, de feminidad y masculinidad, de heterosexualidad y homosexualidad en realidades tangibles, en sustancias químicas, en moléculas comercializables, en cuerpos, en biotipos humanos, en bienes de intercambio gestionables por las multinacionales farmacéuticas. Si la ciencia ha alcanzado el lugar hegemónico que ocupa como discurso y como práctica en nuestra cultura, es precisamente gracias a lo que Ian Hacking, Steve Woolgar y Bruno Latour llaman su «autoridad material», es decir, su capacidad para inventar y producir artefactos vivos. Por eso la ciencia es la nueva religión de la modernidad. Porque tiene la capacidad de crear, y no simplemente de describir, la realidad. El éxito de la tecnociencia contemporánea es transformar nuestra depresión en Prozac, nuestra masculinidad en testosterona, nuestra erección en Viagra, nuestra fertilidad/ esterilidad en püdora, nuestro sida en triterapia. Sin que sea posible saber quién viene antes, si la depresión o el Prozac, si el Viagra o la erección, si la testosterona o la masculinidad, si la píldora o la maternidad, si la triterapia o el sida. Esta producción en auto-feedback es la propia del poder farmacopornográfico.
Paul B. Preciado (Testo Junkie: Sex, Drugs, and Biopolitics in the Pharmacopornographic Era)
Si nuestras oraciones no son contestadas, bien puede ser porque no estamos haciendo lo que Dios, con claridad, nos ha dicho que hagamos.
Joyce Meyer (¡Esta boca mía!: La solución de sus problemas está en su boca (Spanish Edition))
Nadie nos impide negar la vida, como ha hecho Schopenhauer. Así que mátate y no tendrás que volver a pensar en ello. Si no te gusta la vida, mátate. Si vives y no puedes comprender el sentido de la existencia, ponle fin, en lugar de dar vueltas contando y escribiendo que no la comprendes. Tienes una alegre compañía, todos se encuentran muy bien en ella y saben lo que hacen; si te aburres y la encuentras ofensiva, vete. Los que estamos convencidos de la necesidad del suicidio y no nos decidimos a llevarlo a cabo, ¿qué somos, si no los hombres más débiles e inconsecuentes y, hablando con franqueza, los más estúpidos, que se enorgullecen de su estupidez como un niño lo haría de su juguete nuevo?
Leo Tolstoy (A Confession)
ESTAMOS BIEN EN EL REFUGIO. LOS 33.
Héctor Tobar (Deep Down Dark: The Untold Stories of 33 Men Buried in a Chilean Mine, and the Miracle That Set Them Free)
Nuestra forma de comportarnos ante la primera copa es tan absurda e incomprensible como la de aquél que acostumbra atravesar la calle cuando hay un tráfico incesante. Buscando emociones fuertes, le encanta esquivar a los coches. Y a pesar de las advertencias de sus amigos bien intencionados, se divierte con este jueguito durante años. Hasta este punto, él pasa como un individuo loco con ideas muy extrañas sobre cómo divertirse. Pero un día la suerte lo abandona y se lastima ligeramente varias veces consecutivas. Una persona normal dejaría a un lado estapeligrosa manía. Pero ahí lo tenemos, atropellado nuevamente por un vehículo, mas esta vez le fracturaron el cráneo. En el curso de la siguiente semana, al salir del hospital, un tranvía le rompe un brazo. Él le dice a usted que ha resuelto no volver a lanzarse jamás al arroyo de la calle, pero, al cabo de unas semanas, lo encontramos con las dos piernas fracturadas. Y por años y años continúa comportándose así — prometiendo continuamente que será prudente y que ya no volverá a atravesar la calle. Finalmente, ya no puede volver a trabajar. Su esposa se divorcia de él y nuestro amigo se convierte en el hazmerreír de todos. Intenta todas las soluciones para quitar de su mente esta manía. Se hace internar en un hospital psiquiátrico, con la esperanza de salir curado. Pero el día en que deja el hospital, se precipita contra un camión de bomberos que le rompe la columna. Es necesario estar loco para actuar de este modo, ¿no cree usted ? ¿Considera usted que este ejemplo es demasiado exagerado o casi ridículo? ¿Le parece así? Nosotros, que hemos pasado por duras pruebas, estamos obligados a admitir que se podría contar la misma historia, sustituyendo esta pasión por el peligro con el hábito de beber.
Anonymous
Cuando el trompetista, con sonidos honestos y bien colocados, me preguntó abiertamente adónde teníamos que ir a buscar a la dichosa pulpera, cómo era el país donde se perdió, y prácticamente me exigió que le describiera la pampa, le respondí lo mejor que pude: Hay un estrellerío tremendo en la noche pampeana. La Vía Láctea escandalosamente visible atraviesa el espacio astronómico y como si eso fuera poco todavía se pierde más allá, fuera del espacio y de la vida, en un silencio tan patente que parece ocultar un estallido. El viajero, a pie, a caballo, en tren, en pálpitos, se detiene, mira hacia la dispersión allá arriba, se vuelve a su estatura y girando hacia todos los horizontes de la rosa de los vientos sólo ve extensión llanista, como la de arriba, y piensa en la imposibilidad de buscar nada en el desorden patético del mundo, del cual uno es una pieza más, desordenada, le digo. Mastropiero pone un poco de color en mis tintes patéticos introduciendo un tren que atraviesa la pampa echando chispas y humo, dando pitidos infantiles, y como si esto fuera poco agrega un barco que se ve pasar junto al horizonte; escucho su sirena, el juego de notas deja en la ambigüedad si se trata del barco en que Eugenia llegó a las pampas o el barco en que las abandonó, no dice si ella viaja en él o no; es sólo un barco, como cualquier otro, dicen los datos sonoros, un barquito que acompaña al tren por la orilla del mar próximo, como ayudándole a orientarse por la pampa. Lo acompaño añadiendo los sonidos del tren, mientras él se ocupa de los del barco, y entonces la trompeta intenta decir rápidamente que estamos llegando al lugar conocido como Santa Lucía donde cantaba la pulpera, lo único que falta es el andén de la estación y el cartel con el nombre del lugar; refuto drásticamente sobre la cuarta cuerda diciéndole que lo único que hay en medio de esa dispersión caótica es la voz de la madre contando/cantando la historia de la pulpera. Insiste la trompeta con coloraturas muy alegres que ya suenan a broma, me gustaría ver la cara que pone Mastropiero cuando toca esa secuencia pero no puedo, no 38
Anonymous
Las crudas realidades de las personas, los menos favorecidos, no deberíamos sentir esas realidades únicamente cuando estamos inmersos en ellas. Tenemos que hacer el esfuerzo de no olvidar, y no permitir que otros olviden. El tiempo pasa muy rápido y no se detiene, mientras el resto de nosotros encuentra la diferencia entre lo que está bien y lo que está mal, hay quienes no dejan de sufrir.
Patricia Velásquez (Straight Walk: A Supermodel's Journey to Finding Her Truth)
Acusar de etnocentrismo el discurso de los mínimos morales a los que hemos aludido son ganas de perder el tiempo, porque los países subdesarrollados no se quejan de haber sido colonizados moralmente, sino de estar siendo explotados económica, política y socialmente. , que es una cosa bien distinta. Y la queja está respaldada precisamente porque dicen con razón tener unos derechos que ni están siendo respeta- dos ni los países desarrollados estamos haciendo mucho por que se respeten
Anonymous
Falacia de confundir los DESEOS con la realidad o Wishful thinking (hacerse ilusiones). Consiste en considerar exclusivamente las posibilidades favorables de un suceso, menospreciando el resto de las alternativas. Quien incurre en esta falacia piensa que las cosas irán bien porque pueden ir bien. Es una forma de turbación afectiva de la inteligencia que nos lleva a confundir nuestros deseos con la realidad o, si usted prefiere, lo que es meramente posible con lo que es probable o seguro.   A menudo doy por hecho lo que sólo es posible. Ovidio.[357].   Cuando Creso preguntó si debía emprender la guerra contra los persas, el oráculo predijo que si lo hacía destruiría un gran imperio. No se le ocurrió preguntar de qué imperio se trataba, y emprendió la guerra confiadamente. La realidad fue que cayó un imperio: el de Creso.[358] Habitualmente encadenamos las ensoñaciones según el modelo popularizado en el cuento de La lechera, lo que nos lleva a construir argumentos basados en una serie de relaciones causa-efecto que concluye en un final remoto e innecesario, pero atractivo. Estamos ante una falacia opuesta a la Pendiente resbaladiza. Al contrario que ésta, anima a dar el primer paso. Aquí se trata de mostrar un resultado final extremadamente positivo pero tan incierto como la catástrofe que nos amenaza allí. El motivo es el mismo: ofrecer un panorama que distraiga de la falta de méritos del hecho o decisión que se discuten. A veces se enfrentan ambas falacias, como ocurre en las campañas electorales: los contrincantes se sacuden golpes de pendiente resbaladiza y soñar despierto mutua y sucesivamente. Sin llegar a estos extremos, no es raro que en todos los debates públicos en que se emplea la una, surja la otra. Por ejemplo: Un megamuseo urbano se puede defender, mediante una pendiente resbaladiza, alegando que: de no construirlo la ciudad perderá renombre y atractivo; atraerá menos turistas; algunos negocios no se instalarán y otros abandonarán la ciudad; se perderán empleos, subirán los impuestos y descenderá el precio de las propiedades inmuebles. Un desastre. Por el contrario, se puede combatir con una buena ensoñación: es mejor emplear esa montaña de millones en mejorar las infraestructuras, el trasporte y la educación, todo lo cual atraerá más industrias, combatirá el paro y permitirá que bajen los impuestos. Seguramente ni la falta del megamuseo equivale a desastre ni el rechazarlo nos traslada al paraíso. Ambas posiciones son falaces porque aceptan que las posibilidades remotas son ciertas y automáticas.   "Boladenieve" sostenía que el molino podría hacerse en un año. En adelante, declaró, se ahorraría tanto trabajo, que los animales sólo tendrían tres días laborables por semana. "Napoleón", por el contrario, sostenía que la gran necesidad del momento era aumentar la producción de comestibles, y que si perdían el tiempo en el molino de viento, se morirían todos de hambre. Orwell.[359]  
Ricardo García Damborenea (Uso de razón: El arte de Razonar, Persuadir, Refutar. Un programa integral de iniciación a la lógica, el debate y la dialéctica)
Mira, no voy a señalar con el dedo a ningún país, ninguna religión ni partido político. Esto es un fallo en todas las especies. Nosotros, la raza humana, hemos cometido un pecado terrible e imperdonable. Y antes de que nos avergüences a ambos preguntando… no, no estoy teniendo un momento católico. Esto es mucho más fundamental que la Iglesia o el Estado. Esto es algo propio porque lo conocemos mejor. Como especie, lo conocemos mejor. Entendemos lo que está bien y lo que está mal, igual que podemos captar todos los tonos de gris. Hemos tenido miles de años de líderes religiosos, filósofos, pensadores libres y científicos políticos que han explicado la causa y el efecto del comportamiento destructivo. Uno podría pensar que, a estas alturas, en el momento en que estamos, con todos estos avances tecnológicos y ahora que la comunicación entre todas las razas no solo es posible, sino instantánea a nivel mundial, que habríamos aprendido algo, que nos habríamos beneficiado de los errores cometidos anteriormente. Uno podría pensar que nuestro criterio ha evolucionado y que somos más sagaces. Pero no es así. Con la simulación por ordenador prácticamente podemos ver el futuro y ver cómo será todo si seguimos estos caminos y, aun así, no hacemos nada para cambiar de dirección. Quizá el verdadero defecto humano sea nuestra incapacidad para actuar como si la próxima generación importase. Nunca lo hemos hecho. Quizá de manera individual sí, pero no como una nación, como una especie.
Jonathan Maberry (Paciente Cero (Eclipse nº 55) (Spanish Edition))
Aquí estamos viendo un orden de importancia: si vas a ir a tocar en un concierto, te pido ante todo que lleves tu guitarra, pero si vas a hacer iglesia, es necesario ante todo hacer públicamente rogativas (plegarias), oraciones y peticiones. El manual del aprendiz nos dice que nuestro primer y más grande recurso es Dios, que hizo los cielos y la tierra, y ante todo, antes que ir al médico, está bien que vayas, debes orar; está bien hacer ajustes financieros, pero ante todo te exhorta a que ores. El Señor dice en Zacarías 4.6: «No con ejército, ni con fuerza, sino con mi Espíritu». Deberíamos hacer una nota que diga: ¿Ya oraste? Les exhorto a que como iglesia y creyentes en Jesús, su primer recurso sea Dios.
Hector Hermosillo (El aprendiz: 1 y 2 de Timoteo. Hoy (De lo celestial a lo terrenal) (Spanish Edition))
Ella hundió la cara en su pecho y rompió a llorar. - Está bien, -dijo-. Estamos juntos. Él no dijo “estás bien”, o “estamos vivos”. Después de todo lo que habían pasado en el último año, sabía que lo más importante era que estaban juntos. Ella lo amaba por decir eso.
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discordias y los actos deshonrosos, estamos atrayéndonos estos males. Lo que realmente ocurre, consecuencia lógica de nuestras reflexiones, es rara vez la reproducción exacta de una sucesión de pensamientos en particular. Es más bien el resultado de la acción combinada de esa sucesión de pensamientos y nuestra actitud mental general. El pensar en la enfermedad sólo es uno de los dos factores que la producen, y generalmente es el menos importante. El otro factor, más importante, es alimentar emociones negativas o destructivas, hecho que, al parecer, es muy poco comprendido, incluso por los estudiantes de metafísica. Sin
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«Cuando cayó Jericó, llorar estaba permitido, y en Babilonia estaba de moda proferir memorables lamentos por las aguas separadas. Pero aquí debes ir a tu oficina, llena de vida, con una chispa en los ojos, aunque sea sintética. Porque quién se atreve a ponerse en pie y decir: «¡Qué cansados estamos! ¡Oh, Dios, qué cansados estamos!». Debo vigilar el objetivo, que es: la aniquilación del amor, para que el amor pueda sufrirse; o, más bien, el cese del sentimiento, para que el dolor sea soportable, y el amor, así, pueda renacer bajo nueva forma.» —Los pícaros y los canallas van al cielo, Elizabeth Smart—
Elizabeth Smart (The Assumption of the Rogues & Rascals)
Las nueve lecciones de Albert Einstein   Qué legado nos ha dejado Albert Einstein en forma de reflexiones que son aplicables a la vida personal y profesional?. A través de algunas de sus citas, tratamos de sacar conclusiones que puedan ser aplicadas en forma de valores en el presente. Algunas de estas ideas son : 1. - Tu curiosidad es importante. “No tengo ningún talento especial. Yo sólo soy apasionadamente curioso”. A través de esta cita, recordamos la necesidad de seguir nuestro interior. En el proceso de toma de decisiones, podemos hacer multitud de análisis, pero al final, la intuición es importante y debe ser considerada como factor fundamental. 2. - La perseverancia es la clave del éxito.    “No es que yo soy tan inteligente, es sólo que me quedo más tiempo con los problemas”. En el artículo “Hoy es el día. Tu éxito te está esperando” recogíamos la teoría de las 10.000 horas de Malcolm Gladwell. Cualquier objetivo que nos planteemos es alcanzable tras 10.000 horas de dedicación. Al final, una de las claves del éxito y la realización personal, como bien se deduce de la frase de Einstein, son la perseverancia, el espíritu de sacrificio y la dedicación. 3. - La importancia del presente. “Cualquier hombre que puede conducir de forma segura mientras besa a una chica guapa, no está dando al beso la atención que se merece.” Debemos disfrutar cada instante del momento presente con la intensidad y la importancia que ello requiere. Pensar en el pasado podría condicionar el modo en que vivimos nuestro presente. Pensar en el futuro podría trasladarnos incertidumbres y restar  intensidad al momento actual. Debemos planificar nuestro futuro y determinar qué es lo que queremos en nuestras vidas. Sin embargo, ahora mismo, lo más importante que podemos hacer es precisamente vivir intensamente este momento. 4. - El poder de la imaginación. “La imaginación lo es todo. Es la vista previa de las próximas atracciones de la vida. La imaginación es más importante que el conocimiento”. La visualización de las metas es fundamental como proceso para la consecución de las mismas. Genera confianza y fe. Cualquier cosa que vemos o disfrutamos en la actualidad, en algún momento estuvo en la mente de alguien en forma de imaginación. Con el paso del tiempo, esa imaginación se tradujo en algo tangible. 5. - La importancia del error. Es una clave en la carrera del éxito. “Una persona que nunca ha cometido un error nunca intentó nada nuevo.” El error es un estadio en el proceso del éxito. No existe éxito sin error como no existe el día sin la noche. Es una parte importante del proceso de aprendizaje. 6. - Generar Valor. “Intenta no volverte un hombre de éxito, sino volverte un hombre de valor.” Determinar y conocer nuestros valores, y vivir la vida a partir de éstos es fundamental. En caso de duda, siempre podemos recurrir a los valores. En ellos encontraremos la clave de la respuesta. 7. - En el cambio está la clave. “Locura: hacer lo mismo una y otra vez y esperar resultados diferentes”. John Maxwell, decía “nunca cambiarás tu vida a menos que cambies lo que haces diariamente”. Es otra forma de entender el mismo mensaje de Einstein. 8. - El conocimiento proviene de la experiencia. “La información no es conocimiento. La única fuente de conocimiento es la experiencia.” Estamos en la “era de la información”. La información fluye, pero por sí misma no constituye conocimiento. Cuando la sintetizamos y aprendemos, podremos aplicarla en forma de acción a nuestros proyectos cotidianos, transformando así información en conocimiento. 9. - Aprende las reglas y juega lo mejor que puedas. “Tienes que aprender las reglas del juego. Y luego tienes que jugar mejor que nadie.
José María Vicedo (Ahora Sí : 101 dosis de inspiración y superación personal (Spanish Edition))
Según la natural lealtad de nuestro corazón, estamos siempre hablando de nuestra propia bondad y nuestros méritos, tenazmente apegados a la idea de que debe haber algo de bueno en nosotros para merecer que Dios se ocupe de nuestras personas. Pero Dios que bien conoce todos nuestros engaños, sabe que no hay bondad ninguna en nosotros y declara que "no hay justo, ni aun uno" (Romanos 3:10). Él sabe que "todas nuestras justicias son como trapos de inmundicia" (Isaías 64:6); y por lo mismo el Señor Jesús no vino al mundo para buscar bondad y justicia entre los hombres, sino para llevar consigo bondad y justicia para entregárselas a las personas que carecen de ellas. No vino porque éramos justos, sino para hacemos justos, justificando al impío.
Charles Haddon Spurgeon (Solamente por gracia (Spanish Edition))