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La guerra no es un intercambio de cumplidos, sino la cosa más odiosa del mundo. Hay que comprenderla bien y no jugar a la guerra. Debe aceptarse severamente esa terrible necesidad. Todo se reduce a eso. Rechazando los engaños y las mentiras, las guerras entonces se llevará con todas sus consecuencias y no será un juego. De otra manera, se convierte en el pasatiempo favorito de gentes ociosas y frívolas. El estamento militar es el más digno, ¿y qué es la guerra? ¿Qué es necesario para triunfar en el arte militar? ¿Qué pretende el estamento militar? El fin de la guerra es el asesinato, los instrumentos de la guerra son el espionaje, la traición y su instigación, la ruina de los habitantes, el saqueo, el robo llevado a cabo para mantener a los ejércitos, el engaño y la mentira que reciben el nombre de astucia militar. La vida del estamento militar descansa en la disciplina, es decir, en la falta de libertad, en el ocio, la ignorancia, la crueldad, el libertinaje, las borracheras. Y a pesar de ello, es el estamento superior respetado por todos. Los reyes, salvo el de China, llevan uniforme militar, y quien mate más gente recibe mayores recompensas. Mañana, por ejemplo, se reúnen y acuerdan matarse unos a otros. Se matan, dejan malheridos a decenas de miles, y luego celebran numerosos tedeums para agradecer el haber matado a tanta gente, cuyo número llegan a aumentar, y proclaman la victoria suponiendo que cuantos más muertos, mayor el mérito. ¿Cómo puede Dios mirar y escuchar todo esto desde allá arriba?
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