“
Ella parecía distante, fanática, en cierto sentido consagrada, pero ¿a qué? ¿A su colección de libros? Él se quedó a su lado porque le gustaba cómo el brillo crecía y se apagaba rápidamente cada vez que ella chupaba la pipa. Tambíen había una sensación de absurdo compañerismo; no muy intensa, pero presente. Al tratar de comprenderla, Ian solo podía pensar en aspectos de Baby que en sí mismos no eran muy atractivos. Ella no tenía nada que decir, y su misteriosa preocupación entorprecía sus respuestas a los demás. Parecía disfrutar quitarle importancia a su aspecto. El pelo recogido, el pañuelo sucio y la tosca ropa de chico le daban un secreto placer. Cuando estaba sola, con la mirada perdida, era fácil creer que sentía desprecio por la gente «normal», por su tonto engreimiento y su artificialidad.
”
”