De Padres A Hijos Quotes

We've searched our database for all the quotes and captions related to De Padres A Hijos. Here they are! All 100 of them:

Pasa que los cronopios no quieren tener hijos, porque lo primero que hace un cronopio recién nacido es insultar groseramente a su padre, en quien oscuramente ve la acumulación de desdichas que un día serán las suyas.
Julio Cortázar
Un padre nunca…, nunca debería enterrar a su hijo. Eso no está bien —bajó la voz mientras mi abuela, Ofelia, escondía la cabeza y empezaba a llorar de nuevo—. No es un dolor que se pueda soportar
Alessandra Neymar (Mírame y Dispara)
El padre y la madre ya están muertos. Somos los hijos de Hollywood, del porno, de la píldora, de la telebasura, de Internet y del cybercapitalismo.
Paul B. Preciado
Miremos más que somos padres de nuestro porvenir que no hijos de nuestro pasado
Miguel de Unamuno
La mejor manera de crecer es cayéndose y la forma más útil de ayudar a alguien es únicamente acompañándolo mientras se levanta.
Carlos Cuauhtémoc Sánchez (Un grito desesperado: novela de superación para padres e hijos)
Poseidón, sacudidor de tierras, portador de tormentas, padre de los caballos. Salve Perseus Jackson, hijo del Dios del mar.
Rick Riordan (The Lightning Thief (Percy Jackson and the Olympians, #1))
[...] No me alejé de mi familia porque me haya convertido en hombre-lobo. Nadie se puede contagiar de nada por una mordida, porque esto no se transmite por ninguna otra vía que no sea de padres a hijos. Es hereditario [...] Naces con ello, y te mueres con ello. No es una maldición ni una enfermedad, y no tiene cura." -- Nikolai Valinchenko
Melisa S. Ramonda (Rasguños en la puerta (RELP #1))
Instrúyase a la mujer; que no hay nada en ella que le haga ser colocada en un lugar más bajo que el del hombre. Que lleve una dignidad más al corazón por la vida: la dignidad de la ilustración. Que algo más que la virtud le haga acreedora al respeto, a la admiración, al amor. Tendréis en el bello sexo instruido, menos miserables, menos fanáticas y menos mujeres nulas… Que pueda llegar a valerse por sí sola y deje de ser aquella creatura que agoniza y miseria si el padre, el esposo o el hijo no la amparan.
Gabriela Mistral
Los padres no estamos en la vida de nuestros hijos para generar en ellos NUESTRAS expectativas, sino para guiarlos y animarlos en las expectativas que cada uno se formará para su propia vida.
Miguel Ángel Núñez (111 Sugerencias para padres de adolescentes)
icen que a lo largo de nuestra vida tenemos dos grandes amores; uno con el que te casas o vives para siempre, puede que el padre o la madre de tus hijos, esa persona con la que consigues la compenetración máxima para estar el resto de tu vida junto a ella. Y dicen que hay un segundo gran amor, una persona que perderás siempre. Alguien con quien naciste conectado, tan conectado que las fuerzas de la química escapan a la razón y te impedirá, siempre, alcanzar un final feliz. Hasta que cierto día dejarás de intentarlo. Te rendirás y buscarás a esa otra persona que acabarás encontrando. Pero te aseguro que no pasarás una sola noche sin necesitar otro beso suyo, o tan siquiera discutir una vez más. Todos sabéis de qué estoy hablando, porque mientras estabais leyendo esto os ha venido su nombre a la cabeza. Te librarás de él o de ella, dejarás de sufrir, conseguirás encontrar la paz (le sustituirás por la calma), pero te aseguro que no pasará un día en que desees que estuviera aquí para perturbarte… Porque, a veces, se desprende más energía discutiendo con alguien a quien amas que haciendo el amor con alguien a quien aprecias.
Paulo Coelho (The Zahir)
—Los logros de los hijos son una muestra de la educación que recibieron de sus padres.
Christopher Paolini (Brisingr (Inheritance, #3))
Haz lo que tu corazón te diga que es lo correcto porque de todas formas te van a criticar. Mal si lo haces y mal si no lo haces.
Robert T. Kiyosaki (Padre rico. Padre pobre (Nueva edición actualizada). Qué les enseñan los ricos a sus hijos acerca del dinero, ¡que los pobres y la clase media no!)
Todo tiene su momento en el vivir: el momento de llegar, el momento de permanecer y el momento de partir. Una mitad de la vida es para subir la montaña y gritar a los cuatro vientos: «Existo». Y la otra mitad es para el descenso hacia la luminosa nada, donde todo es desprenderse, alegrarse y celebrar.
Joan Garriga (¿Dónde están las monedas? Las claves del vínculo logrado entre hijos y padres)
Hace treinta años los hijos heredaban la pobreza, pero también la dignidad de sus padres, una manera de ser pobres sin sentirse humillados, sin dejar de ser dignos ni de luchar por el futuro.
Almudena Grandes
Acontece tener un padre un hijo feo y sin gracia alguna, y el amor que le tiene le pone una venda en los ojos para que no vea sus faltas, antes las juzga por discreciones y lindezas y las cuenta a sus amigos por agudezas y donaires.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quijote)
Las amistades y los amores son temporales; el amor de un padre hacia su hijo, y viceversa, es eterno porque se manifiesta mucho después de la muerte de ambos, en lo que han puesto en marcha mientras vivían y cuyo eco resuena en el tiempo.
Javier Moro (A prueba de fuego (ESPASA NARRATIVA) (Spanish Edition))
Te joden bien, tu padre y tu madre. Quizá no sea su intención, pero lo hacen. Te han colmado con los fallos que ellos tenían Y han añadido algo extra, sólo para ti. Pero ellos fueron jodidos a su vez Por cretinos vestidos con abrigos y sombreros anticuados, Que la mitad del tiempo se comportaban entre ñoños y severos Y la otra mitad se la pasaban peleando. La miseria se transmite de persona en persona. Se va haciendo tan honda como una fosa marina. Sal de aquí tan pronto como puedas, Y no tengas hijos.
Rosa Montero (La ridícula idea de no volver a verte)
En el mundo había gente tan parecida entre sí que se los podría tomar por padres e hijos. Pero difícilmente existieran muchos en el mundo. Tal vez hubiera un solo hombre que pudiera corresponderse con una muchacha y una sola joven que combinara con un hombre. Solo uno para algún otro; y tal vez en todo el mundo una sola pareja posible. Viven como extraños, sin suponer ningún tipo de lazo entre ellos y hasta ignorantes de la existencia del otro. Por casualidad suben a un mismo tren, se reúnen por primera vez y probablemente nunca vuelvan a encontrarse. Treinta minutos en el curso de toda una vida. Se separan sin decirse una palabra. Habiendo estado sentados uno al lado del otro, sin mirarse, sin darse cuenta del parecido, se alejan siendo parte de un milagro del que no tomaron conciencia. Y el único admirado por la rareza de todo eso es un extraño que se pregunta si, al ser un accidental testigo, no estará participando de un milagro.
Yasunari Kawabata (The Sound of the Mountain)
Nos escandalizamos cuando salen noticias de padres que maltratan a sus hijos, de hijos que maltratan a sus padres... pero al fin y al cabo nosotros estamos haciendo lo mismo con el planeta: estamos matando a quien nos da la vida, y en cambio a nadie parece preocuparle.
Eloy Moreno (Tierra)
mi conclusión es que la mayoría de los padres no conocen realmente a sus hijos.»
John Green (Bajo la misma estrella)
No puede ser bueno un dios que le da a un padre la orden de que mate y queme en una hoguera a su propio hijo simplemente para poner a prueba su fe,
José Saramago (Ensayo sobre la ceguera / El viaje del elefante / Caín y el primer capítulo inédito del libro perdido Claraboya: Biblioteca Saramago (Pack 3 ebooks))
Lo que los padres dan a su hijo cuando juegan no son conocimientos ni técnicas de estudio, sino la maravillosa sensación de sentirse amado, respetado, importante.
Carlos González (Bésame mucho: Cómo criar a tus hijos con amor)
Atados a las responsabilidades de ser hijos, hermanos y padres, los hombres no eran libres.
Christopher Nicole (Amor y honor (Los Borodin I))
Los hijos comienzan la vida amando a sus padres; al hacerse mayores, los juzgan, y en ocasiones los perdonan.
Oscar Wilde (El retrato de Dorian Gray)
- Cuando un hijo muere, un padre pierde una parte de sí mismo - dijo -. Tu mundo entero deja de existir y no eres más que un cascaron de la persona que una vez fuiste. Tu mamá ha lidiado en su propia manera, yo en la mía, y tú en la tuya - dijo, levantando su mano de la lápida de John y levantándose -. Tu mamá odia el mundo, yo lo evito y tú intentas salvarlo.
Nicole Williams (Crash (Crash, #1))
Yo no soy entendida en política ni economista. Soy simplemente una mujer que padeció, que perdió a su marido, a sus padres, a sus hijos y a sus amigos. Yo sé que el mundo tendrá que compartir colectivamente la responsabilidad. Los alemanes pecaron criminalmente, pero lo mismo hicieron las demás naciones aunque sólo sea por negarse a creer y a afanarse día y noche en salvar a los desventurados y desposeídos, por cuantos medios estuviesen a su alcance. Sé que si la gente de todo el mundo se propone que de ahora en adelante reine una justicia indivisible y que no haya más Hitlers, algos se conseguirá. Indudablemente, todos aquellos cuyas manos se hayan manchado con sangre nuestra, bien sea directa bien indirectamente, tienen que pagar por los crímenes que han cometido, lo mismo si son hombres que si son mujeres.
Olga Lengyel
No lo entiendes, Urania. Hay muchas cosas de la Era que has llegado a entender; algunas, al principio, te parecían inextricables, pero, a fuerza de leer, escuchar, cotejar y pensar, has llegado a comprender que tantos millones de personas, machacadas por la propaganda, por la falta de información, embrutecidas por el adoctrinamiento, el aislamiento, despojadas de libre albedrío, de voluntad y hasta de curiosidad por el miedo y la práctica del servilismo y la obsecuencia, llegaran a divinizar a Trujillo. No solo a temerlo, sino a quererlo, como llegan a querer los hijos a los padres autoritarios, a convencerse de que azotes y castigos son por su bien.
Mario Vargas Llosa (The Feast of the Goat)
Había una vez un pobre granjero escocés que escuchó un lamento en un pantano. Al aproximarse descubrió a un joven que poco a poco se ahogaba en el lodo y en el estiércol, así que sin pensarlo salvó al muchacho de una muerte espantosa. Al otro día, un acaudalado noble llegó a su humilde vivienda (era el padre del muchacho que había salvado). En señal de gratitud, este noble le ofreció al granjero pagar los estudios de su hijo en las mejores universidades. Muchos años después, el hijo del noble enfermó de pulmonía, pero Alexander Fleming le salvó la vida, era el hijo del granjero que se había graduado en la escuela médica del St. Mary´s Hospital en Londres y había inventado la penicilina. Por cierto, el hijo del noble era Winston Churchill. Favor con favor se paga.
Alejandro Llantada (El libro negro de la persuasión)
Ser padre es muy distinto a la maternidad. A las mujeres les crece dentro el hijo, las antoja, les duele, les da náuseas, los patea por dentro. En cambio, ser padre es que los demás digan: 'este es tu hijo'. Es si acaso, una patada por fuera. Es una palabra. Es algo a lo que se puede uno acostumbrar o rechazar. Esa lejanía, esa posibilidad de tomar distancia. La madre no puede hacer eso. Es lo cercano, lo que envuelve, lo que cuida. El padre puede desatenderse, evadir, quedarse callado. Ser hijo de un padre es mucho más complejo que serlo de una madre. Al padre se le idealiza cuando está ausente, y cuando no, se le perdona tras una visita, una caricia tosca en el cabello, una palmada mal dada. Ser hijo es una tarea de abandono
Fabrizio Mejía Madrid (Nación TV. La novela de Televisa)
Mi manera de definir el amor entre dos amigos, el amor entre dos hermanos, el amor entre padres e hijos, el amor en una pareja, el amor: Quiero que me oigas sin juzgarme. Quiero que opines sin aconsejarme. Quiero que confíes en mí sin exigirme. Quiero que me ayudes sin intentar decidir por mí. Quiero que me cuides sin anularme. Quiero que me mires sin proyectar tus cosas en mí. Quiero que me abraces sin asfixiarme. Quiero que me animes sin empujarme. Quiero que me sostengas sin hacerte cargo de mí. Quiero que me protejas sin mentiras. Quiero que te acerques sin invadirme. Quiero que conozcas las cosas mías que más te disgusten. Quiero que las aceptes y no pretendas cambiarlas. Quiero que sepas que hoy contás conmigo... Sin condiciones.
Jorge Bucay (Cartas para Claudia)
Mi mamá murió de cáncer al útero un siete de septiembre, lo que me hizo pensar -desde niño-, si acaso no somos los hijos la kriptonita de los padres. Ella comenzó a morir por el mismo lugar por donde yo había llegado a este mundo y yo me preguntaba: ¿qué le habrá hecho Superman al útero de su mamá?
Gonzalo Frías (Tracking)
buen padre? —Sí. Como el suyo. Un hombre con cabeza, corazón y alma. Un hombre que sea capaz de escuchar, guiar y respetar a una criatura, y de no ahogar en ella sus propios defectos. Alguien a quien un hijo no sólo quiera por ser su padre, sino que lo admire por la persona que es. Alguien a quien quiera parecerse.
Carlos Ruiz Zafón (La sombra del viento)
La relación entre el padre y el hijo es curiosa. El coronel, eso se nota de inmediato, ama a su hijo por encima de sus deberes como militar, un amor que naturalmente no es correspondido, aún le falta mucho al hijo para comprender al padre, para comprender la soledad, el triste destino al que todos los seres están abocados.
Roberto Bolaño (El secreto del mal)
Bernat apretó con cariño el brazo de su padre y éste lo obligó a acercar el oído a sus labios a la vez que señalaba hacia el altar mayor. —¿La ves sonreír, hijo? —le preguntó.
Anonymous
Sangre sucia es un nombre realmente repugnante con el que llaman a los hijos de muggles, ya sabes, de padres que no son magos.
J.K. Rowling (Harry Potter y la cámara secreta)
la culpa era de su ceguera de progenitor, la misma, (...) que nos impide ver que nuestros hijos, al fin y al cabo, son tan buenos o tan malos como los demás
José Saramago (Caim)
La naturaleza misma de todo padre es avergonzar a sus hijos por el mero hecho de existir,
Neil Gaiman (Los hijos de Anansi)
Si descubres que estás atrapado en un agujero en la tierra... deja de cavar.
Robert T. Kiyosaki (Padre rico. Padre pobre (Nueva edición actualizada). Qué les enseñan los ricos a sus hijos acerca del dinero, ¡que los pobres y la clase media no!)
El pecado es un acto consciente y deliberado de rebeldía contra la voluntad de nuestro Padre Universal y contra las leyes del Hijo.
J.J. Benítez (Saidan (Caballo de Troya #3))
6 Y por cuanto sois hijos, Dios envió a vuestros corazones el Espíritu de su Hijo, el cual clama: ¡Abba, Padre!
Casiodoro de Reina (Reina Valera 1960)
8 Oye, hijo mío, la instrucción de tu padre, Y no desprecies la dirección de tu madre;
Casiodoro de Reina (Reina Valera 1960)
Las oportunidades van y vienen, y ser capaz de tomar decisiones es una habilidad fundamental.
Robert T. Kiyosaki (Padre rico. Padre pobre (Nueva edición actualizada). Qué les enseñan los ricos a sus hijos acerca del dinero, ¡que los pobres y la clase media no!)
Sigmund Freud en Tótem y tabú cuando aseveró que los hijos debían matar simbólica o literalmente al padre.
Guillermo Arriaga (Salvar el fuego)
No se pueden fabricar coches sin acero; y no se pueden crear tragedias sin inestabilidad social. Actualmente el mundo es estable. La gente es feliz; tiene lo que desea, y nunca desea lo que no puede obtener. Está a gusto; está a salvo; nunca está enferma; no teme la muerte; ignora la pasión y la vejez; no hay padres ni madres que estorben; no hay esposas, ni hijos, ni amores excesivamente fuertes. Nuestros hombres están condicionados de modo que apenas pueden obrar de otro modo que como deben obrar. Y si algo marcha mal, siempre queda el soma.
Aldous Huxley (Brave New World)
Consejos a los jóvenes 8 Hijo mío, atiende la instrucción de tu padre y no abandones la enseñanza de tu madre,{i} 9 pues serán para ti un bello adorno: como un collar{j} o una corona.{k}
Sociedades Bíblicas Unidas (Dios habla hoy con deuterocanónicos, edición de estudio (Spanish Edition))
Todos los verdaderos hijos de Dios y predestinados tienen a Dios por Padre y a María por Madre. Y quien no tenga a María por Madre, tampoco tiene a Dios por Padre (ver Rom 8,25-30)[24] .
Luis María Grignion de Montfort (Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen)
Cuando un padre engendra y mantiene a sus hijos, no hace más que la tercera parte de su misión. Debe a su especie hombres; debe a la sociedad hombres sociables, y debe ciudadanos al Estado.
Jean-Jacques Rousseau
-Tienes el don de hacer reír a los hombres- dijo la septa Lemore a Tyrion mientras secaba los dedos de sus pies. -Deberías estar agradecido al Padre de arriba. Otorga dones a sus hijos. -Es cierto- asintió gratamente. "Y cuando muera, por favor que entierren conmigo una ballesta, así podré agradecer al Padre de arriba por sus dones de la misma manera que agradecí al padre de abajo".
George R.R. Martin (A Dance with Dragons (A Song of Ice and Fire, #5))
Los hijos facilitan nuestra evolución, ya que nos procuran un medio para librarnos de la cáscara del ego y avanzar hacia la libertad, permitida por el hecho de vivir en nuestro más auténtico estado de ser.
Shefali Tsabary (Padres conscientes: Educar para crecer (Spanish Edition))
El padre que pega a su hijo para enseñarle que no pegue, de hecho, le está enseñando a pegar. El potencial daño psíquico es enorme cuando la conducta que se muestra como modelo es la conducta que se castiga.
John Verdon (Deja en paz al diablo)
Tiene el padre entre las cejas un ceño que le aborrasca el rostro, un tachón sombrío como la huella de un hacha. Soñando está con sus hijos, que sus hijos lo apuñalan, y cuando despierta mira que es cierto lo que soñaba.
Antonio Machado (Campos de Castilla)
A veces imagino las relaciones humanas como algo blando, agua o arena, y que al verterlas en un recipiente concreto les damos forma. Así, la relación entre una madre y su hija se vierte en un recipiente etiquetado como 'madre e hija' y adquiere los contornos del envase, y ahí dentro se queda, para bien o para mal. Puede que unas amigas enemistadas hubiesen sido perfectamente felices como hermanas, o algunas parejas casadas como padres e hijos, quién sabe. Pero ¿cómo sería forjar una relación sin ninguna clave de forma preestablecida? Verter el agua y dejar que caiga, ya está. Supongo que no adoptaría ninguna forma, que se escurriría en todas direcciones.
Sally Rooney (Beautiful World, Where Are You)
Al leer aquellas dos páginas escritas por su hijo con esmeralda letra, aprendió la lección que tarde o temprano la mayoría de los padres aprenden algún día: que suelen ser los hijos quienes nos hieren de manera más atroz.
Terry Hayes (I Am Pilgrim)
¡Vos sois hijo mío, Dantés! —exclamó el anciano—. Sois el hijo de mi prisión. Mi estado me condenaba al celibato, y Dios os envió a mí para consuelo juntamente del hombre que no podía ser padre, y del preso que no podía ser libre.
Alexandre Dumas (El conde de Montecristo: Ilustrado (Spanish Edition))
En cuanto dejamos la escuela descubrimos que los títulos académicos y las buenas calificaciones no son lo que más importa. En el mundo real, afuera de las universidades, se requiere de algo más. He escuchado a la gente llamarle de muchas formas: agallas, pantalones, valor, temeridad, audacia, desenfado, tenacidad e inteligencia. Este factor, como quiera que se le llame, es el que, al final, decide el futuro de uno por encima de las calificaciones escolares.
Robert T. Kiyosaki (Padre rico. Padre pobre (Nueva edición actualizada). Qué les enseñan los ricos a sus hijos acerca del dinero, ¡que los pobres y la clase media no!)
No os he escrito como si ignoraseis la verdad, sino porque la conocéis, y porque ninguna mentira procede de la verdad. 22 ¿Quién es el mentiroso, sino el que niega que Jesús es el Cristo? éste es anticristo, el que niega al Padre y al Hijo.
Casiodoro de Reina (Reina Valera 1960)
Éste es el embate inevitable: nos hacemos adultos cuando mueren nuestros padres. No importa la edad que tengamos, no importa la relación que hayamos tenido con ellos, no importa la causa de la muerte. Cuando ellos no están el cielo se convierte en un Saturno amenazante que ha devorado la primera línea de sus hijos y que luego vendrá por nosotros. Comprenderlo es lapidario y, al mismo tiempo, profundamente esclarecedor, acaso la única vía para cosechar el fruto de la perspectiva.
Alma Delia Murillo (La cabeza de mi padre)
El meollo de este asunto es así de claro: a pesar de ser el padre o la madre, no tienes derecho a exigir, ni siquiera a esperar que tus hijos sean una extensión de ti mismo, que ellos pongan fin a tus asuntos inconclusos y curen tu frustración y amargura.
Martha Alicia Chavez (Tu hijo, tu espejo (Vintage Espanol))
Una madre que a las siete de la tarde aún no ha acostado a sus hijos es una madre negligente, pero a los hombres se les permite ir a la otra parte del país, o a Brasil, o a Marte, y nunca son padres negligentes. Los hombres nunca pueden ser malos padres.[21]
Orna Donath (Madres arrepentidas: Una mirada radical a la maternidad y sus falacias sociales)
Alí, hijo del padre del buscador Alí dijo: “Nadie puede llegar a la Verdad hasta que sea capaz de pensar que el sendero mismo pueda estar equivocado. Esto es así porque aquellos que sólo pueden creer que debe ser correcto no son creyentes, sino gente incapaz de pensar de un modo diferente del que ya piensan. Esta gente no son hombres, en modo alguno. Como animales, deben seguir ciertas creencias, y durante este período no pueden aprender. Y puesto que no pueden llamarse 'humanidad', tampoco pueden llegar a la Verdad.
Idries Shah (Pensadores de oriente)
Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo; 20 enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y he aquí yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo. Amén.
Casiodoro de Reina (Reina Valera 1960)
Desde pequeños nos enseñan a ser esclavos y no nos permiten conocer la libertad. Aunque tú proclames ser libre, en realidad eres esclavo del sistema. Trabajas todo el día para cumplir con tus necesidades básicas y nunca alcanza para más. Entre más ganas más gastas. Ahora trabajas doce horas en vez de ocho, para cumplir con las deudas de la casa y el carro. Y no tienes tiempo para tu esposa y tus hijos, y ni qué decir de tus padres y abuelos. Y el poco tiempo que compartes con ellos, estás ausente; tu cuerpo está ahí, pero tu mente no.
Jorge Sánchez (Un viaje con proposito y sin equipaje: Una historia mágica que te ayudará a encontrar el camino hacia la felicidad y a descubrir tu plan de vida.)
debajo de todo hay un agujero en la piedra empapado de siglos de sudor y sagre y mierda de padres que dejaban a sus hijos durmiendo antes de la salida del sol y se metían en el agujero para que la sociedad moderna y desinfectada se construyera sobre la mugre de sus cabezas
Lalo Barrubia
44 Pero yo os digo: Amad a vuestros enemigos, bendecid a los que os maldicen, haced bien a los que os aborrecen, y orad por los que os ultrajan y os persiguen; 45 para que seáis hijos de vuestro Padre que está en los cielos, que hace salir su sol sobre malos y buenos, y que hace llover sobre justos e injustos.
Casiodoro de Reina (Reina Valera 1960)
‒Cuando nuestras madres salieron de Atenas, una noche de hace ya casi dieciséis años, muchos soldados las persiguieron durante días con la orden de darles muerte. Entre esos soldados se encontraban maridos, padres e hijos de muchas de ellas. Algunas de esas madres consiguieron armarse y repeler el ataque de más de una patrulla. Pero cuando se apoderaron de las armas de los soldados que yacían en el suelo, al quitarles los cascos, algunas se encontraron con sus propios familiares… Les enterraron bajo piedras y lloraron sus muertes. Las lágrimas oscuras que desprendían sus ojos pintados marcaron sus rostros durante días.
Arthur de Jeuffosse (Lágrimas Oscuras (Trilogía Amazonas, #1))
Vi nítidamente a las madres de familia del barrio viejo. Eran nerviosas, eran condescendientes. Callaban con los labios apretados y los hombros caídos o proferían insultos terribles a los hijos que las atormentaban. Se arrastraban flaquísimas, con ojos y mejillas hundidas, o traseros anchos, tobillos hinchados, pechos pesados, las bolsas de la compra, los niños pequeños aferrados a sus faldas pidiendo que los auparan. Santo Dios, tenían diez, como mucho veinte años más que yo. Sin embargo, parecían haber perdido los rasgos femeninos que tanto nos importaban a nosotras, las muchachas, y a los que sacábamos partido con la ropa, el maquillaje. Habían sido devoradas por el cuerpo de sus maridos, de sus padres, de sus hermanos, a quienes terminaban por parecerse cada vez más, a causa de las fatigas o la llegada de la vejez, de la enfermedad. ¿Cuándo empezaba esa transformación? ¿Con las tareas domésticas? ¿Con los embarazos? ¿Con las palizas?
Elena Ferrante (The Story of a New Name (The Neapolitan Novels, #2))
Preguntó Isaac, Padre, qué mal te he hecho para que quisieras matarme, a mí que soy tú único hijo, Mal no me has hecho, Isaac, Entonces por qué quisiste cortarme el cuello como si fuese un borrego, preguntó el chiquillo, si no hubiera aparecido ese hombre, a quien el señor cubra de bendiciones, para sujetarte el brazo, estarías ahora llevando un cadáver a casa, La idea fue del señor, que quería la prueba, La de qué, De mi fe, de mi obediencia, Y qué señor es ese que ordena a un padre que mate a su propio hijo, Es el señor que tenemos, el señor de nuestros antepasados, el señor que estaba aquí cuando nacimos, Y si ese señor tuviera un hijo, también lo mandaría matar, preguntó Isaac, El futuro lo dirá, Entonces el señor es capaz de todo, de lo bueno, de lo malo y de lo peor, Así es, Si tú hubieras desobedecido la orden, qué habría sucedido, Lo que el señor suele hacer es mandar la ruina o una enfermedad a quien le falla, Entonces el señor es rencoroso, Creo que sí, respondió Abraham en voz baja.
José Saramago (Caim)
Por sí mismo no tenía valor, naturalmente. El dinero era un medio. Pero cuando se trataba de llegar a fin de mes nadie lo desestimaba rápidamente como algo que «no preocupaba». Comida, vivienda, ropa. Seguridad, en la medida en que tal cosa existiera, y por tanto también la capacidad de salvarse. Eficacia, poder, influencia. Desahogo, libertad, elección. Generosidad, caridad, si no amor, por sus hijos, por su mujer, por su padre, la evidencia palpable del amor. Educación, si no sabiduría, el requisito previo de información precisa. Si no felicidad, confort, que, de ser necesario, podía hacer las veces de felicidad. Billetes de avión: experiencias, belleza y la posibilidad de escapar.
Lionel Shriver (So Much for That)
No harás para ti escultura, ni imagen alguna de cosa que está arriba en los cielos, o abajo en la tierra, o en las aguas debajo de la tierra. 9 No te inclinarás a ellas ni les servirás; porque yo soy el SEÑOR tu Dios, fuerte, celoso, que visito la iniquidad de los padres sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación de los que me aborrecen, 10
Russell M. Stendal (Las Sagradas Escrituras (Biblia Del Jubileo 2000))
Pedro Tercero tuvo que renunciar a sus paseos al pueblo, porque su padre lo requería a su lado. Lo secundaba de mal humor, haciéndole notar que se partían el lomo por volver a poner en pie la riqueza del patrón, pero que ellos seguían siendo tan pobres como antes. —Siempre ha sido así, hijo. Usted no puede cambiar la ley de Dios —le replicaba su padre.
Isabel Allende (La casa de los espíritus)
a Jesús le dieron también un azadón y trabajó valientemente al lado de los adultos, hasta quiso el destino, que en todo es más sabio, que en el terreno por él cavado fuese sepultado su padre, cumpliéndose así la profecía, El hijo del hombre enterrará al hombre, pero él mismo quedará insepulto. Que estas palabras, a primera vista enigmáticas, no os lleven a pensamientos superiores, lo que ahí se dice pertenece a la escala de lo obvio, quise sólo recordar que el último hombre, por ser el último, no tendrá quien le dé sepultura. Pero no será el caso de este muchacho que acaba de enterrar a su padre, con él no se va a acabar el mundo, todavía permaneceremos aquí durante milenios y milenios en constante nacer y morir,
José Saramago (El Evangelio Según Jesucristo)
Convertida la educación en aprendizaje social, la escuela podrá anticipar a los niños lo que éstos devolverán a la sociedad cuando sean hombres. El alimento, el vestido, el juguete, el libro, la herramienta, deben ser dados gratuitamente, para educar al niño en una atmósfera de solidaridad y de confianza, para enseñarle que todos los padres trabajan para todos los hijos.
José Ingenieros (Las fuerzas morales (Pensamiento) (Spanish Edition))
«Así dijo el Señor Dios: Cuando habré reunido la casa de Israel de entre los pueblos por los que están dispersos y estaré santificado en ellos a la vista de las naciones, entonces ellos vivirán en la tierra que di a mi siervo Jacob y en la que han vivido vuestros padres, y ellos vivirán en aquella tierra, y vivirán ellos y sus hijos y los hijos de sus hijos para siempre».
Leon Uris (Éxodo)
La vida es mala con todo lo bueno. Los tiburones mortales con las hermosas estrellas de mar. Las olas gigantes con los castillos de arena. La ruidosa letra con el ritmo de la música. La enfermedad hepática con el amor de un padre e hijo. El regaliz con el limón y la lima. Es la vida. Dulce, hermosa, viento en tu cara, aire en tus pulmones, besos en tus labios vida.
Lisa Schroeder
La parentela. Somos familia de todo lo que brota, crece, madura, se cansa, muere y renace. Cada niño tiene muchos padres, tíos, hermanos, abuelos. Abuelos son los muertos y los cerros. Hijos de la tierra y del sol, regados por las lluvias hembras y las lluvias machos, somos todos parientes de las semillas, de los maíces, de los ríos y de los zorros que aúllan anunciando como viene el año. Las piedras son parientes de las culebras y de las lagartijas. El maíz y el frijol, hermanos entre sí, crecen juntos sin pegarse. Las papas son hijas y madres de quien las planta, porque quien crea es creado. Todo es sagrado, y nosotros también. A veces nosotros somos dioses y los dioses son, a veces, personitas nomás. Así dicen, así saben, los indígenas de los Andes.
Eduardo Galeano
La locura se determina casi siempre cuando absolutamente se pierde la esperanza. La esperanza es una especie de alimento moral que mantiene al cerebro. Cuando este alimento falta, mueren las funciones regulares, lo mismo que toda la máquina del hombre se descompone y aniquila por el hambre. Figúrese usted que un padre cargado de familia ve a su mujer enferma, a sus hijos llorando de hambre, y en tan extraña situación no encuentra ni trabajo, ni quien le dé ya un peso, pierde absolutamente la esperanza de salir de esa situación. O se vuelve loco o se suicida... y no le dé usted vueltas, don Remigio, los que se suicidan son todos locos, por más muestras que den de estar en su cabal juicio, escribiendo cartas y haciendo disposiciones testamentarias, o almorzándose un buen rosbif y bebiéndose una botella de champaña antes de matarse.
Manuel Payno (Los bandidos de Río Frío)
Hay que educar para que los hijos se porten bien porque ellos quieran, sin necesidad de premios, ni castigos, ni amenazas, ni por la razón de que soy tu padre. Esto no es sencillo, debe ser el objetivo y, en la medida que lo consigamos, los hijos están adquiriendo hábitos buenos. Y si los hábitos adquiridos son buenos bastará que las intenciones sean buenas para que se conviertan en virtudes, esto es Educar en Positivo.
Fernando Corominas (Educar en positivo (Hacer Familia nº 60) (Spanish Edition))
El padre de la actriz afuera, frente a la parrilla, como un guardián del asado, custodia toda esa vaca muerta puesta en la parrilla para agasajar a sus hijos. El padre hace de cuenta que no pasó nada al mediodía, que nadie se ha peleado con nadie. Es un gran talento del padre, hacer de cuenta que nada pasa, que nada pasó, que nada pasará, vivir en una constante nada, repetitiva. Su ferocidad por defender esta nada es conmovedora.
Camila Sosa Villada (Tesis sobre una domesticación)
Uno por uno, todos han nacido en ella (ver Sal 87 [86],6), dice el Espíritu Santo. Según la explicación de algunos Padres, un primer hombre nacido de María es el Hombre-Dios, Jesucristo; el segundo es un hombre-hombre, hijo de Dios y de María por adopción.   Ahora bien, si Jesucristo, Cabeza de la humanidad, ha nacido de Ella, los predestinados, que son los miembros de esta Cabeza, deben también, por consecuencia necesaria, nacer de Ella[26]
Luis María Grignion de Montfort (Tratado de la Verdadera Devoción a la Santísima Virgen)
Algún recuerdo limitado y menguante de Herbert Ashe, ingeniero de los ferrocarriles del Sur, persiste en el hotel de Adrogué, entre las efusivas madreselvas y en el fondo ilusorio de los espejos. En vida padeció de irrealidad, como tantos ingleses; muerto, no es siquiera el fantasma que ya era entonces. Era alto y desganado y su cansada barba rectangular había sido roja. Entiendo que era viudo, sin hijos. Cada tantos años iba a Inglaterra: a visitar (juzgo por unas fotografías que nos mostró) un reloj de sol y unos robles. Mi padre había estrechado con él (el verbo es excesivo) una de esas amistades inglesas que empiezan por excluir la confidencia y que muy pronto omiten el diálogo. Solían ejercer un intercambio de libros y de periódicos; solían batirse al ajedrez, taciturnamente... Lo recuerdo en el corredor del hotel, con un libro de matemáticas en la mano, mirando a veces los colores irrecuperables del cielo.
Jorge Luis Borges (Ficciones)
Terminé haciendo las paces con mi padre cuando cumplí los veinte años. Teníamos muy pocas cosas en común cuando yo era niño, y estoy seguro de que fui una decepción para él. Él no quería un hijo que se pasaba la vida enfrascado en la lectura, completamente ausente. Quería un niño que hiciera lo que él había hecho: nadar, boxear, jugar al rugbi y conducir a toda velocidad sin pensar en nada más que en disfrutar; pero no fue esa la clase de niño que se encontró.
Neil Gaiman (The Ocean at the End of the Lane)
¿Hasta qué punto nuestras mezquindades pueden ser justificadas por la desgracia? ¿Hasta qué punto el cojo puede ser cojo y malo? ¿Le está permitido al ciego ser despótico? ¿Cuánta ruindad puede ser perdonada, por ejemplo, por el suicidio de un padre o la muerte de un hijo? Tal vez le ocurriera a ella lo mismo; tal vez Zarza hubiera sido una planta torcida y espinosa desde el mismo principio, una mala zarza que nació ya maldita, arrastrando el peso de un destino canalla.
Rosa Montero
Porque, ahora lo entiendo, todos los padres tienen dentro un dios y miran a sus hijos como a figuras de arcilla, siempre incompletas y quieren crearlos una y otra vez a su imagen y semejanza, y los condenan: les lanzan plagas y diluvios y les echan maldiciones y luego los perdonan por su propia vanidad. Y todos los hombres no somos más que hijos de arcilla timoratos y agrietados que deambulamos por la vida ya sin brazo, ya sin pierna, ya deformes. Aunque nadie nos pueda ver.
Natalia García Freire (Nuestra piel muerta)
«Es usted demasiado joven para pensar en tener hijos –me dijo el padre de Rodney cuando nos despedíamos, y no lo he olvidado–. No los tenga, porque se arrepentirá; aunque si no los tiene también se arrepentirá. Así es la vida: haga lo que haga, se arrepentirá. Pero déjeme que le diga una cosa: todas las historias de amor son insensatas, porque el amor es una enfermedad; pero tener un hijo es arriesgarse a una historia de amor tan insensata que sólo la muerte es capaz de interrumpirla.»
Javier Cercas (La velocidad de la luz)
- No tienes por qué coger nuestros libros; dependes de nosotros, dice mamá; no tienes dinero, pues tu padre no te dejó nada, y deberías estar pidiendo limosna, no viviendo aquí con nosotros, hijos de un caballero, comiendo lo que comemos nosotros y llevando ropa comprada por nuestra querida madre. Yo te enseñaré a saquear mi biblioteca, porque es mía: toda la casa es mía, o lo será dentro de unos cuantos años. Ve y ponte al lado de la puerta, apartada del espejo y de las ventanas - John Reed
Charlotte Brontë (Jane Eyre)
[…] y al ver las gestas de su hijo reconoce / que son mayores que las suyas y se alegra de que le supere. / Aunque aquél prohíbe que se antepongan sus hazañas a las de [su padre, / la fama, sin embargo, libre y no sometida a las órdenes de nadie, / lo antepone, a su pesar, y sólo en esto le desafía. / Así el gran Atreo se rinde a las proezas de Agamenón, / así Teseo sobrepujó a Egeo, así Aquiles a Peleo; / en fin, y por servirme de ejemplos dignos de ellos, / así también Saturno es inferior a Júpiter; […] - Libro XV, p. 515 (ed. Alianza)
Ovidio (Metamorfosis)
-Todo lo que he hecho en este año de la expiación ha terminado por dejar atrás sólo cenizas. Así que ríete cuanto quieras, chica. Ahora sé que no puedo deshacer lo que he hecho. Lo único que significa esta "R" es "ruina". -En el fondo sabes que esta "R"no es la de "ruina". Cada vez que te la pones, haces lo mismo que tus hermanos. Luchas por lo correcto y honras el legado de quien te salvó de ti mismo. Esta "R" es la de "redención". Por eso quiero que sepas que... aunque ahora mismo te sientas como si estuvieras solo, y como si hubieras perdido a tu padre y a tus hermanos... has ganado una hermana.
Patrick Gleason (Robin – Son of Batman, Volume 1: Year of Blood)
—El día que conocí a tu madre, sabía que estaría en mi vida para siempre. Había algo sobre ella y supe que me estaba enamorando ese primer día. Te hacía querer ser mejor, tratar de ser digno de su amor. Lamentablemente, tu padre pensaba lo mismo, nadie entendía por qué cambió drásticamente, excepto yo. A pesar de que ella estaba conmigo, dejó de beber, dejó de dormir con otras chicas, es como si lo hubiera hecho madurar al instante y convertido en el tipo que finalmente quería ser para que pudiera tener una oportunidad con ella. Siempre tuve miedo de perderla por él algún día, es como si me diera cuenta de que era una cuestión de cuándo, no de sí. Pero tu madre era diferente, yo había salido con muchas chicas, pero realmente no me importaba si estaban allí o no. Eran sólo alguien para tratar de llenar el dolor de perder a mi padre. Así que cuando me reuní con ella y se dio cuenta de mis sentimientos, luché por mantenerla tanto tiempo como pude. No se lo digas a tu mamá, pero Chase y yo constantemente peleábamos por ella cuando no estaba cerca. Infierno, incluso peleábamos por ella cuando estaba cerca. Sabíamos que cualquiera de nosotros podría tener a cualquier chica que quisiéramos, pero sólo queríamos a Harper. Así que, por supuesto, siendo nosotros, las palabras se utilizaron en puños y volaban cuando nos quedábamos solos. No le dije esto, pero ya sabía lo que había pasado con tu padre antes de que ella me lo dijera. Cuando llegué a casa de la rotura, y Chase no me molestó de nuevo, sabía que algo había pasado. Sólo no sabía qué todavía. Pero ¿sabes qué pequeño hombrecito? No puedo ni siquiera estar loco sobre eso más, porque si no hubiera pasado, no estarías aquí ahora. Besó suavemente a nuestro hijo de tres meses quien estaba completamente cautivado en sus historias y señaló la última foto en el libro. —Y él te amaba y a tu mamá, muchísimo. Siempre voy a recordarte eso, pero desearía que hubieras podido reunirte con él.
Molly McAdams (Taking Chances (Taking Chances, #1))
enviará sus ángeles con gran voz de trompeta, y juntarán a sus escogidos, de los cuatro vientos, desde un extremo del cielo hasta el otro. 32De la higuera aprended la parábola: Cuando ya su rama está tierna, y brotan las hojas, sabéis que el verano está cerca. 33Así también vosotros, cuando veáis todas estas cosas, conoced que está cerca, a las puertas. 34De cierto os digo, que no pasará esta generación hasta que todo esto acontezca. 35El cielo y la tierra pasarán, pero mis palabras no pasarán. 36Pero del día y la hora nadie sabe, ni aun los ángeles de los cielos, sino sólo mi Padre. 37Mas como en los días de Noé, así será la venida del Hijo del
Anonymous (Santa Biblia (Reina Valera 1960 RV60) Con índice activo por cada libro (Spanish Edition))
A mí, Hasan, hijo de Mohamed el alamín, a mí, Juan León de Médicis, circuncidado por la mano de un barbero y bautizado por la mano de un papa, me llaman hoy el Africano, pero ni de África, ni de Europa, ni de Arabia soy. Me llaman también el Granadino, el Fesí, el Zayyati, pero no procedo de ningún país, de ninguna ciudad, de ninguna tribu. Soy hijo del camino, caravana es mi patria y mi vida la más inesperada travesía. Mis muñecas han sabido a veces de las caricias de la seda y a veces de las injurias de la lana, del oro de los príncipes y de las cadenas de los esclavos. Mis dedos han levantado mil velos, mis labios han sonrojado a mil vírgenes, mis ojos han visto agonizar ciudades y caer imperios. Por boca mía oirás el árabe, el turco, el castellano, el beréber, el hebreo, el latín y el italiano vulgar, pues todas las lenguas, todas las plegarias me pertenecen. Mas yo no pertenezco a ninguna. No soy sino de Dios y de la tierra, y a ellos retornaré un día no lejano. Y tú permanecerás después de mí, hijo mío. Y guardarás mi recuerdo. Y leerás mis libros. Y entonces volverás a ver esta escena: tu padre, ataviado a la napolitana, en esta galera que lo devuelve a la costa africana, garrapateando como mercader que hace balance al final de un largo periplo. Pero no es esto, en cierto modo, lo que estoy haciendo: qué he ganado, qué he perdido, qué he de decirle al supremo Acreedor? Me ha prestado cuarenta años que he ido dispersando a merced de los viajes: mi sabiduría ha vivido en Roma, mi pasión en el Cairo, mi angustia en Fez, y en Granada vive aún mi inocencia.
Amin Maalouf (Leo Africanus)
—La muerte es lo más fácil del mundo. La gente cree que matar cuesta trabajo. Pero eso es únicamente lo que desean creer. En realidad es lo más sencillo que hay. No hay más que coger el periódico por la mañana, ¿y qué es lo que trae? Maridos que matan a sus esposas. Esposas que matan a sus maridos. Padres que matan a sus hijos. Hijos que se matan entre ellos. Negros que matan a blancos. Blancos que matan a negros. Matamos en secreto, matamos a hurtadillas, matamos en público, matamos con intención, matamos por accidente. Matamos con pistolas, cuchillos, bombas, rifles..., los instrumentos obvios. Pero ¿qué pasa cuando impedimos el envío a Etiopía de un cargamento de grano subvencionado por el gobierno federal? Que estamos matando, igualito que si hubiéramos cogido una pistola y se la hubiéramos puesto en la sien a un niño de vientre hinchado.
John Katzenbach (Retrato en sangre)
15 de agosto de 1343 Misa solemne de campaña El ejercito entero, concentrado en la playa, rendia culto a la Virgen de la Mar. Pedro III habia cedido a las presiones del Santo Padre y pactado una tregua con Jaime de Mallorca. El rumor corrio entre el ejercito. Arnau no escuchaba al sacerdote; pocos lo hacian, la mayoria tenia el rostro contrito. La Virgen no consolaba a Arnau. Habia matado. Habia talado arboles. Habia arrasado vinas y campos de cultivo ante los asustados ojos de los campesinos y de sus hijos. Habia destruido villas enteras y con ellas los hogares de gentes de bien. El rey Jaime habia conseguido su tregua y el rey Pedro habia cedido.Arnau recordo las arengas de Santa Maria de la Mar: "Cataluna os necesita! El rey Pedro os necesita! Partid a la guerra!". Que guerra? Solo habian sido matanzas. Escaramuzas en las que los unicos que perdieron fueron las gentes humildes, los soldados leales… y los ninos, que pasarian hambre el proximo invierno por falta de grano. Que guerra? La que habian librado obispos y cardenales, correveidiles de reyes arteros? El sacerdote proseguia con su homilia pero Arnau no escuchaba sus palabras. Para que habia tenido que matar? De que servian sus muertos? La misa finalizo. Los soldados se disolvieron formando pequenos grupos. - Y el botin prometido? - Perpiñan es rica, muy rica -oyo Arnau. - Como pagara el rey a sus soldados si ya antes no podia hacerlo? Arnau deambulaba entre los grupos de soldados. Que le importaba a el el botin? Era la mirada de los niños lo que le importaba; la de aquel pequeño que, agarrado a la mano de su hermana, presencio como Arnau y un grupo de soldados arrasaban su huerto y esparcian el grano que debia sustentarles durante el invierno. Por que?, le preguntaron sus ojos inocentes. Que mal os hemos hecho nosotros? Probablemente los niños fueran los encargados del huerto, y permanecieron alli, con las lagrimas cayendo por sus mejillas, hasta que el gran ejercito catalan termino de destruir sus escasas posesiones. Cuando terminaron, Arnau ni siquiera fue capaz de volver la mirada hacia ellos.
Ildefonso Falcones (La catedral del mar (La catedral del mar, #1))
Vivimos en una sociedad sombría. Lograr el éxito, ésta es la enseñanza que, gota a gota, cae de la corrupción a plomo sobre nosotros. Digamos, sin embargo, que eso que se llama éxito es algo bastante feo. Su falso parecido con el mérito engaña a los hombres. Para la muchedumbre, el triunfo tiene casi el mismo aspecto que la supremacía. El éxito, este artificio del talento, tiene una víctima a quien engañar: la historia. Juvenal y Tácito son los únicos que protestan. En nuestros días, ha entrado como sirviente en casa del éxito una filosofía casi oficial, que lleva la librea de su amo y le rinde homenaje en la antecámara. Hay que tener éxito: ésa es la teoría. La prosperidad supone capacidad. Ganen la lotería y ya serán capaces. El que triunfa es objeto de veneración. Todo consiste en nacer de pie. Tengan suerte, lo demás ya llegará; sean felices, y los considerarán grandes. Fuera de cinco o seis excepciones importantes, que constituyen la luz de un siglo, la admiración contemporánea no es más que miopía. Lo dorado es considerado oro. No importa ser un cualquiera, si se llega el primero. El vulgo es un viejo Narciso que se adora a sí mismo y que celebra todo lo vulgar. Esa facultad enorme, por la cual el hombre se convierte en Moisés, Esquilo, Dante, Migue Ángel o Napoleón, la multitud la concede por unanimidad y por aclamación a quien logra su objetivo, sea quien fuere. Que un notario se transforme en diputado; que un falso Corneille haga el Tiridate; que un eunuco llegue a poseer un harén; que un militar adocenado gane por casualidad la batalla decisiva de una época; que un boticario invente las suelas de cartón para el ejército del Sambre-et-Meuse y obtenga, con aquel cartón vendido como cuero, una renta de cuatrocientos mil francos; que un buhonero contraiga matrimonio con la usura, y tenga de ella por hijos siete y ocho millones, de los cuales él es el padre y ella, la madre; que un predicador llegue a obispo por la gracia de ser gangoso; que un intendente de buena casa, al dejar el servicio, sea tan rico que lo nombren ministro de Hacienda; no importa: los hombres llaman a eso Genio, tal como Belleza a la figura de Mousqueton, y Majestad al talante de Claudio, confundiendo así con las constelaciones del abismo las huellas estrelladas que dejan en el lodo blando las patas de los gansos.
Victor Hugo (Les Misérables)
Para que algo quede escrito no hace falta solamente el deseo puesto en juego a través de la mano que escribe el texto, también hace falta un papel o equivalente (cualquier sustancia material) en el que el trazo pueda quedar registrado. Mientras escribimos, por lo general nos olvidamos del papel, atentos sólo a las palabras que queremos dejar allí; pero forzosamente pasamos a tenerlo en cuenta cuando alguna de las características materiales del papel dificulta que las letras queden escritas con claridad. Todo bebé nace inmerso en un baño de lenguaje. Esta cacofonía significante -insignificante para el bebé en sus primeros tiempos en cuanto a su sentido- le llega filtrada por el Otro real, encarnado en la persona que ejerce la función materna, quien va escribiendo las primeras letras en su cuerpo, desde cada acto cotidiano con el que posibilita el curso de su vida de bebé. Block maravilloso mediante, de una u otra manera, el archivo queda registrado en el sistema nervioso central. Sobre los bebés que nacen normales, los padres normales escriben sin siquiera darse cuenta. Una madre puede no recordar en qué momento su bebé dijo ajó por primera vez, o sostuvo la cabeza, o se sentó, o agarró un sonajero, o se paró solo agarrado a los barrotes de la cuna, puede ni siquiera saber si pasó o no pasó por la angustia d elos ocho meses, pero si su bebé pudo pasar por cada uno de semejantes avatares fue porque ella, sin saberlo, sabía qué tipo de sosten o de objeto, distintos cada día, requería la crianza de su hijo. (...) A veces nos encontramos con padres acerca de los cuales todo nos hace suponer que de haberles nacido un bebito orgánicamente normal, éste se habría convertido en un niño neurótico cualquiera, sin mayores complicaciones que su propia singularidad; pero les tocó un hijo que, al ser portador de una falla detectable, hirió su narcisismo de tal forma que no resultó posible que el pequeño bebé recibiera la serie de inscripciones que previsamente le estaba destinada. Otras veces, lo que toca es un hijo sin ninguna falla detectable en lo inmediato, pero cuya dotación biológica no ofrece las respuestas que normalmente realimentan el llamado del Otro, provocando una serie de desencuentros entre madre e hijo que sólo se advierte mucho más tarde, cuando las producciones del niño no alcanzan las esperables a su edad o lo hacen de manera muy extraña.
ELSA CORIAT (Unknown Book 9725607)
quiero que este sea el primer recuerdo de tu padre, fíjate bien, grábalo en tu memoria, prométemelo, el primer recuerdo del salvaje, del poderoso, del terrible, del venturoso, del dichoso, del incondicional amor que te tengo y te tendré siempre porque siempre te amaré, pase lo que pase en tu futuro, seas lo que seas, siempre seré tu padre, siempre estaré dispuesto a darlo todo por ti sin que tú me des nada nunca, porque si tú me dieras algo alguna vez, solo ha de ser un beso diminuto, ni siquiera un beso grande, solo un pequeño beso, porque yo transformaré ese pequeño beso en la fortaleza más grande del universo, superior a las galaxias, superior a millones de estrellas, más grande que el mismo Dios, así te amo yo, Bra, así, no lo olvides nunca, díselo a tus hijos, y que los hijos de tus hijos lo digan a los suyos, así hasta que caiga el sol sobre la raza de los hombres y se extinga la vida, y aun cuando se extinga la vida, yo volveré a ti, te lo juro, volveré a tu sangre porque soy tu padre, y antes que tu padre fui el hijo del hombre más maravilloso de la historia de los hombres, porque mi padre fue el hombre más honesto, más bondadoso, más elegante y limpio de cuantos han existido, ese fue tu abuelo».
Manuel Vilas (Alegría (volumen independiente))
Aquel gentío, aquellos gritos, 《¡Franco! ¡Franco! ¡Franco!》, aquellas banderas españolas... Nadie trabajaba esa tarde. Las empresas habían dado permiso a sus empleados para ir a recibir al 《salvador》de la patria. Y la gente, como una alfombra extendida sobre las calles, lo llenaba todo, hasta el último rincón. ¿La misma gente que había luchado por la República? ¿La misma cuyos padres, maridos o hijos habían caído en el frente? ¿La misma que soportó los atroces bombardeos que buscaban crear el máximo miedo en la población civil? ¿La misma que pasó hambre y frío? Aquella mañana del 26 de enero de 1939, viendo a las tropas victoriosas entrando por la Diagonal, se preguntó de dónde sacaban los supervivientes las banderas, y si el entusiasmo y la alegría eran reales o un simple alivio por el fin de la guerra. Habían pasado poco más de diez años y todo seguía igual o... Banderas, saludos fascistas, gritos de adhesión al vencedor. ¿Tan rápido el olvido? ¿Tanta necesidad de paz a cualquier precio? ¿Tanto miedo que masticar y tragar con tal de seguir adelante? ¿Y los más de cien mil cadáveres enterrados en cunetas y montañas, fosas comunes y cementerios, a la espera de un tiempo mejor en el que volver a merecer un respeto y recuperar su dignidad, mientras el régimen seguía fusilando y aumentando la cuenta? El dictador volvía por tercera vez a Barcelona y allí estaba la ciudad rendida a sus pies. Tal vez los que permanecían en sus casas fueran más numerosos, mucho más, pero ellos callaban. También lo hacían algunos de los presentes, obligados a presenciar toda aquella parafernalia porque si no podían ser represaliados por sus empresas, que en caso de estar lejos habían puesto autocares para la movilidad de sus empleados. Era un día sin excusas. Hasta los enfermos debían curarse milagrosamente.
Jordi Sierra i Fabra
Control de la mente. Vaya estupidez. Lo cierto era que todo el mundo tenía la mente controlada, y todo el mundo se congratulaba por ello. Los controladores de mente más poderosos del mundo eran los padres, y eran ellos los que causaban más daños. Los teóricos solían olvidar que nadie nacía convencional, neurótico o con prejuicios; estas cualidades requerían ayuda ajena. Naturalmente, los padres no tenían intención de causar daño a sus hijos; se limitaban a inculcarles actitudes que consideraban importantes y útiles para ellos. Los niños recién nacidos eran pequeños computadores en espera de ser programados. Podían aprender todo cuanto les fuera enseñado, desde mala ortografía a actitudes equivocadas. Como los computadores, no sabían discriminar; carecían de elementos para diferenciar las ideas buenas de las malas. La analogía era absolutamente exacta: mucha gente había comentado el infantilismo y la fidelidad literal de los computadores. Por ejemplo, si se ordenaba a un computador "Ponte los zapatos y los calcetines", el computadores respondería inmediatamente que no podía ponerse los calcetines por encima de los zapatos. Toda la programación importante había terminado a la edad de siete años. Las actitudes raciales, sexuales, éticas, religiosas, nacionales. El giróscopo estaba en marcha, y los niños ya podían empezar su progreso por los cauces señalados de antemano. Control de la mente. ¿Cómo llamar a algo tan sencillo como los convencionalismos sociales? ¿Estrecharse mutuamente las manos al saludarse? ¿No dar nunca la espalda en un ascensor? ¿Servir la comida por la izquierda? ¿Colocar la copa de vino a la derecha? Cientos de pequeños convencionalismos que la gente necesitaba para estereotipar las relaciones sociales; la supresión de una sola de ellas acarrearía una ansiedad insoportable. Las personas necesitaban el control de la mente. Les gustaba sujetarse a él. Sin él se sentían irremediablemente perdidas. Pero si un pequeño grupo de gente intentaba resolver el mayor problema del mundo en la actualidad –la violencia incontrolada-, de todas partes llegaban las exclamaciones: control de la mente, ¡control de la mente! ¿Qué era mejor, control o caos?
Michael Crichton (The Terminal Man)
Es indudable y evidente que no son cristianos si creemos lo que ha dicho el Señor: los cristianos viven en santidad, ellos viven en iniquidad; los cristianos aman a Dios, ellos aman al mundo; los cristianos son humildes, ellos son orgullosos; los cristianos son amables, ellos son impulsivos; los cristianos tienen el sentir que hubo también en Cristo Jesús,19 ellos están muy lejos de alcanzarlo. Por lo tanto son tan cristianos como son arcángeles. Sin embargo, creen que lo son y pueden presentar numerosas razones para probarlo. En primer lugar, durante toda su vida los han llamado así, y fueron bautizados hace muchos años; han adoptado «las ideas cristianas», comúnmente llamadas fe cristiana o católica; usan «formas de culto cristianas», como lo hicieron sus padres antes que ellos, y, finalmente, viven una «buena vida cristiana» al igual que el resto de sus vecinos. ¿Quién, entonces, se atreverá a pensar o decir que estas personas no son cristianas? Sin embargo, no tienen un ápice de auténtica fe en Cristo o de verdadera santidad interior. ¡Jamás han experimentado el amor de Dios o fueron hechos partícipes del Espíritu Santo!20 17. ¡Pobre gente! No hacen otra cosa que engañarse a sí mismos. Ustedes no son cristianos; son entusiastas en grado sumo. Me podrán decir: «Médico, cúrate a ti mismo».21 De acuerdo, pero primero deben conocer qué enfermedad tienen. Toda su vida se reduce al entusiasmo, en el sentido de que viven imaginando que recibieron la gracia de Dios cuando no es así. Como consecuencia de este tremendo error, continúan equivocándose día tras día, hablando y actuando bajo una apariencia que en verdad no les pertenece. De aquí surge esa incoherencia tan palpable y visible que atraviesa todas sus acciones, y que es una extraña mezcla de paganismo real y cristianismo imaginario. Sin embargo, como tienen a la gran mayoría de su lado, guiándose por los números siempre podrán argumentar que son las únicas personas en su sano juicio, y que son dementes quienes no compartan sus ideas. Pero esto no altera la verdadera naturaleza de las cosas. Ante los ojos de Dios y de sus ángeles, y aun ante los hijos de Dios en la tierra, ustedes no son otra cosa que dementes, entusiastas nada más.
Justo L. González (Obras de Wesley, Tomo I-II)
Por ejemplo, muchos estudios sobre felicidad matrimonial se realizaban simplemente sometiendo a los cónyuges a diversos cuestionarios. Esto se conoce como el método del autoinforme y, aunque tiene su utilidad, es bastante limitado. ¿Cómo sabemos si una esposa es feliz simplemente porque marca la casilla de «felicidad» en el cuestionario? Las mujeres sometidas en su relación a abusos físicos suelen obtener una calificación muy alta en los cuestionarios sobre satisfacción matrimonial. Sólo cuando una mujer se siente segura y es entrevistada a solas, revela sus sufrimientos. Para remediar estas lagunas en la investigación, mis colegas y yo hemos mejorado los métodos tradicionales estudiando el matrimonio con otros métodos más innovadores y exhaustivos. Actualmente seguimos a setecientas parejas en siete estudios distintos. No sólo observamos a recién casados, sino también parejas más veteranas, con cónyuges de cuarenta a sesenta años de edad. También hemos estudiado matrimonios que acaban de tener su primer hijo, y parejas interactuando con hijos recién nacidos, en edad preescolar o adolescentes. Como parte de esta investigación he entrevistado a parejas sobre la historia de su matrimonio, su filosofía sobre el matrimonio, sus puntos de vista sobre el matrimonio de sus padres. Las he filmado mientras hablaban sobre cómo habían pasado el día, sobre las áreas de continuo desacuerdo en su relación o sobre temas más alegres. Y para obtener una lectura psicológica de su estado de tensión o de relajación, he medido su ritmo cardíaco, su presión sanguínea, su sudoración o la función inmunológica. En todos los casos he permitido que la pareja viera las cintas de vídeo para que expresaran su propio punto de vista sobre lo que pensaban o sentían al ver, por ejemplo, que su ritmo cardíaco o su presión sanguínea subía bruscamente durante una discusión matrimonial. Y he mantenido el contacto con las parejas, estudiándolas al menos una vez al año para ver cómo seguía su relación. De momento mis colegas y yo somos los únicos investigadores que realizamos esta observación y análisis exhaustivo de las parejas casadas. Nuestros datos ofrecen la primera visión real del funcionamiento interno, de la anatomía de un matrimonio. Los resultados de estos estudios, y no mis opiniones, forman la base de mis siete principios para el buen funcionamiento del matrimonio.
John M. Gottman (Siete reglas de oro para vivir en pareja)
extendió Moisés su mano sobre el mar, e hizo Jehová que el mar se retirase por recio viento oriental toda aquella noche; y volvió el mar en seco, y las aguas quedaron divididas. 22 Entonces los hijos de Israel entraron por en medio del mar, en seco, teniendo las aguas como muro a su derecha y a su izquierda. 23 Y siguiéndolos los egipcios, entraron tras ellos hasta la mitad del mar, toda la caballería de Faraón, sus carros y su gente de a caballo. 24 Aconteció a la vigilia de la mañana, que Jehová miró el campamento de los egipcios desde la columna de fuego y nube, y trastornó el campamento de los egipcios, 25 y quitó las ruedas de sus carros, y los trastornó gravemente. Entonces los egipcios dijeron: Huyamos de delante de Israel, porque Jehová pelea por ellos contra los egipcios. 26 Y Jehová dijo a Moisés: Extiende tu mano sobre el mar, para que las aguas vuelvan sobre los egipcios, sobre sus carros, y sobre su caballería. 27 Entonces Moisés extendió su mano sobre el mar, y cuando amanecía, el mar se volvió en toda su fuerza, y los egipcios al huir se encontraban con el mar; y Jehová derribó a los egipcios en medio del mar. 28 Y volvieron las aguas, y cubrieron los carros y la caballería, y todo el ejército de Faraón que había entrado tras ellos en el mar; no quedó de ellos ni uno. 29 Y los hijos de Israel fueron por en medio del mar, en seco, teniendo las aguas por muro a su derecha y a su izquierda. 30 Así salvó Jehová aquel día a Israel de mano de los egipcios; e Israel vio a los egipcios muertos a la orilla del mar. 31 Y vio Israel aquel grande hecho que Jehová ejecutó contra los egipcios; y el pueblo temió a Jehová, y creyeron a Jehová y a Moisés su siervo. Capítulo 15 1 2 3 4 5 6 7 8 9 10 11 12 13 14 15 16 17 18 19 20 21 22 23 24 25 26 27 Cántico de Moisés y de María 1 Entonces cantó Moisés y los hijos de Israel este cántico a Jehová, y dijeron: Cantaré yo a Jehová, porque se ha magnificado grandemente; Ha echado en el mar al caballo y al jinete. 2 Jehová es mi fortaleza y mi cántico, Y ha sido mi salvación. éste es mi Dios, y lo alabaré; Dios de mi padre, y lo enalteceré. 3 Jehová es varón de guerra; Jehová es su nombre. 4 Echó en el mar los carros de Faraón y su ejército; Y sus capitanes escogidos fueron hundidos en el Mar Rojo. 5 Los abismos los cubrieron; Descendieron a las profundidades como piedra. 6 Tu diestra, oh Jehová, ha sido magnificada en poder; Tu diestra, oh Jehová, ha quebrantado al enemigo. 7 Y con la grandeza de tu poder has derribado a los que se levantaron contra ti. Enviaste tu ira; los consumió como a hojarasca. 8 Al soplo de tu aliento se amontonaron las aguas; Se juntaron las corrientes como en un montón; Los abismos se cuajaron en medio del mar. 9 El enemigo dijo: Perseguiré, apresaré, repartiré despojos; Mi alma se saciará de ellos; Sacaré mi espada, los destruirá mi mano. 10 Soplaste con tu viento; los cubrió el mar; Se hundieron como plomo en las impetuosas aguas. 11 ¿Quién como tú, oh Jehová, entre los dioses? ¿Quién como tú, magnífico en santidad, Terrible en maravillosas hazañas, hacedor de prodigios? 12 Extendiste tu diestra; La tierra los tragó. 13 Condujiste en tu misericordia a este pueblo que redimiste; Lo llevaste con tu poder a tu santa morada. 14 Lo oirán los pueblos, y temblarán; Se apoderará dolor de la tierra de los filisteos. 15 Entonces los caudillos de Edom se turbarán; A los valientes de Moab les sobrecogerá temblor; Se acobardarán todos los moradores de Canaán. 16 Caiga sobre ellos temblor y espanto; A la grandeza de tu brazo enmudezcan como una piedra; Hasta que haya pasado tu pueblo, oh Jehová, Hasta que haya pasado este pueblo que tú rescataste. 17 Tú los introducirás y los plantarás en el monte de tu heredad, En el lugar de tu morada, que tú has preparado, oh Jehová, En el santuario que tus manos, oh Jehová, han afirmado. 18 Jehová reinará eternamente y para siempre.
Casiodoro de Reina (Reina Valera 1960)