Dar A Luz Quotes

We've searched our database for all the quotes and captions related to Dar A Luz. Here they are! All 100 of them:

no dejes que la luz de otro opaque la tuya, brillas como el sol...más que las estrellas
Darlis Stefany (El deseo prohibido de Doug)
Tu não podes dar de um copo vazio, toma conta de ti primeiro
Inês Nunes Pimentel (Vive a tua luz)
mayéutica —el arte de dar a luz—, mediante la cual guiaba a sus discípulos con una serie de preguntas cuyas respuestas conducían a alguna conclusión o conocimiento verdadero. De
Marcos Chicot (El asesinato de Sócrates)
Uno busca a alguien que le ayude a dar a luz sus pensamientos, otro, a alguien a quien poder ayudar: así es como surge una buena conversación.
Friedrich Nietzsche (Beyond Good and Evil)
Eu vo-lo digo: é preciso ter um caos dentro de si para dar à luz uma estrela cintilante.
Friedrich Nietzsche (Assim falou Zaratustra)
Pero el amor, esa palabra… Moralista Horacio, temeroso de pasiones sin una razón de aguas hondas, desconcertado y arisco en la ciudad donde el amor se llama con todos los nombres de todas las calles, de todas las casas, de todos los pisos, de todas las habitaciones, de todas las camas, de todos los sueños, de todos los olvidos o los recuerdos. Amor mío, no te quiero por vos ni por mí ni por los dos juntos, no te quiero porque la sangre me llame a quererte, te quiero porque no sos mía, porque estás del otro lado, ahí donde me invitás a saltar y no puedo dar el salto, porque en lo más profundo de la posesión no estás en mí, no te alcanzo, no paso de tu cuerpo, de tu risa, hay horas en que me atormenta que me ames (cómo te gusta usar el verbo amar, con qué cursilería lo vas dejando caer sobre los platos y las sábanas y los autobuses), me atormenta tu amor que no me sirve de puente porque un puente no se sostiene de un solo lado, jamás Wright ni Le Corbusier van a hacer un puente sostenido de un solo lado, y no me mires con esos ojos de pájaro, para vos la operación del amor es tan sencilla, te curarás antes que yo y eso que me querés como yo no te quiero. Claro que te curarás, porque vivís en la salud, después de mí será cualquier otro, eso se cambia como los corpiños. Tan triste oyendo al cínico Horacio que quiere un amor pasaporte, amor pasamontañas, amor llave, amor revólver, amor que le dé los mil ojos de Argos, la ubicuidad, el silencio desde donde la música es posible, la raíz desde donde se podría empezar a tejer una lengua. Y es tonto porque todo eso duerme un poco en vos, no habría más que sumergirte en un vaso de agua como una flor japonesa y poco a poco empezarían a brotar los pétalos coloreados, se hincharían las formas combadas, crecería la hermosura. Dadora de infinito, yo no sé tomar, perdoname. Me estás alcanzando una manzana y yo he dejado los dientes en la mesa de luz. Stop, ya está bien así. También puedo ser grosero, fijate. Pero fijate bien, porque no es gratuito. ¿Por qué stop? Por miedo de empezar las fabricaciones, son tan fáciles. Sacás una idea de ahí, un sentimiento del otro estante, los atás con ayuda de palabras, perras negras, y resulta que te quiero. Total parcial: te quiero. Total general: te amo. Así viven muchos amigos míos, sin hablar de un tío y dos primos, convencidos del amor-que-sienten-por-sus-esposas. De la palabra a los actos, che; en general sin verba no hay res. Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio. Vos dirás que la eligen porque-la-aman, yo creo que es al verse. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto.
Julio Cortázar
Pero el sentido común no ha entrado en el servicio de salud en cuanto a los partos se refiere. Así, se continúa dando a luz en un paritorio y no en una habitación confortable. Las mujeres soportan rasurado, enemas y rotura de bolsa sin razón aparente. Tampoco se sabe por qué aguantan la dilatación, que puede durar horas, tumbadas e inmovilizadas en vez de poder pasear, estar acompañadas por quienes quieran y emplear métodos agradables para soportar el dolor como darse un baño o un masaje... No se entiende por qué las mujeres no pueden elegir la postura más cómoda para dar a luz: taburete obstétrico, en cuclillas, de lado, en la bañera, de rodillas apoyada en la cama... teniendo la fuerza de la gravedad como aliada. Tampoco, salvo por el motivo de acelerar los partos, se explica que se suministre oxitocina sintética sin consultar a la parturienta cuando esta sustancia provoca contracciones más intensas, seguidas y dolorosas y es causa frecuente de sufrimiento fetal y maternal. Cuando las mujeres no tienen estrés, producen oxitocina naturalmente, pero para eso necesitarían estar en un ambiente tranquilo, agradable, íntimo y... no tener prisa. El parto tiene un ritmo lento, pero hasta esto, tan básico, ha sido olvidado por la medicina, la ginecología y el sistema de atención sanitaria.
Nuria Varela (Feminismo para principiantes)
Medeia — (...) Dizem de nós que vivemos uma existência sem perigos, dentro de casa, ao passo que eles combatem com a lança. Pobre raciocínio! Antes queria lutar três vezes debaixo do broquel que dar à luz uma única vez.
Euripides (Medea)
Dia da Criação da Noite por Carlos Nogueira “ estavam os homens as águas os animais e as terras cansados de luz e de não haver noite levantei as mãos fiz rodar a terra para que se retirasse o sol enrolei os dedos nas últimas fulgurações teci com os cintilantes fios a misteriosa linguagem dos astros depois fui pela escura abóbada estendi a fantástica tapeçaria para que lá em baixo ninguém perdesse o seu caminho e nela pudesse adivinhar o doloroso humano destino a noite ficou assim tão habitada quanto a terra os homens podem hoje sonhar com aquilo que mal entendem e quando o medo atribuiu nomes àquele luzeiro dei por terminada a obra cortei os fios como se cortasse um pedaço de mim fui para outro hemisfério adormecer o dia construir a pirâmide o quadrado o círculo a linha recta as cores do mundo e dar vida a outras incandescentes criaturas ” in A Secreta Vida das Imagens III (1984/85) de O Medo
Al Berto (O Medo)
Cuando te levantes por la mañana, da las gracias por la luz matinal, por tu vida y por tu fuerza. Da gracias por tus alimentos y por la alegría de vivir. Si no ves razón para dar las gracias, el fallo está en ti.” TECUMSEH (1768–1813) LÍDER NATIVO AMERICANO SHAWNEE La
Rhonda Byrne (La magia (Crecimiento personal) (Spanish Edition))
- Minha filha, vens da água e a água fala. Vens do tempo e estarás no tempo e a tua palavra estará no vento e será espalhada pela terra. A tua palavra será o fogo que transforma todas as coisas. A tua palavra estará na água be será espelho da língua. A tua palavra terá olhos e verá, terá ouvidos e ouvirá, terá tacto para mentir com a verdade e dirá verdades que parecerão mentiras. E com a tua palavra poderás regressar à quietude, ao princípio onde nada é, onde nada está, onde tudo o que foi criado regressa ao silêncio, mas a tua palavra despertá-lo-á e terás de nomear os deuses e terás de dar vozes às árvores e farás com que a natureza tenha língua e falará por ti o que é invisível. E a tua língua será palavra de luz e a tua palavra, pincel de flores, palavra de cores que, com a tua voz, pintará novos códices.
Laura Esquivel (Malinche)
«El entendimiento humano no es una luz pura, exenta de sofisticación. Influencias procedentes de la voluntad y la concupiscencia lo enturbian. De este modo se hace de las ciencias lo que se quiere. Lo que se desea creer, esto lo creemos fácilmente. »Y, así desechamos: lo difícil, porque al investigarlo perdemos la paciencia; lo humilde y sobrio, porque no se aviene con nuestras esperanzas de grandeza; las ocultas fuerzas que mueven la naturaleza, porque somos supersticiosos; la luz de la experiencia, porque somos arrogantes y orgullosos y no queremos dar la impresión de que nuestro espíritu se ocupe en cosas viles y mutables; las opiniones nuevas y extraordinarias, porque somos afectos a las que están de moda. »En resumen: nuestras propensiones afectivas impregnan y envenenan al entendimiento de incontables modos y, a menudo, de una manera imperceptible»
Francis Bacon (Novum Organum / Nova Atlântida)
Otro tanto ocurría con el sistema de sanidad. Al final del siglo XIX, países como Francia, Alemania y Japón empezaron a proporcionar asistencia sanitaria gratuita a las masas. Financiaron vacunaciones para los bebés, dietas equilibradas para los niños y educación física para los adolescentes. Drenaron marismas putrefactas, exterminaron mosquitos y construyeron sistemas de alcantarillado centralizados. El objetivo no era hacer que la gente fuera feliz, sino que la nación fuera más fuerte. El país necesitaba soldados y obreros fornidos, mujeres sanas que pudieran dar a luz a más
Yuval Noah Harari (Homo Deus: Breve historia del mañana)
Compreendera então, julgo, a natureza da minha situação. A solidão de um é amenizada pela solidão de outro, e deste modo, mesmo na miséria, existe uma espécie de partilha, de comunhão, a que não se pode dar o nome de alegria mas algo como um encolher de ombros. O estudante franzino fora durante os meus primeiros meses de isolamento esse encolher de ombros, a minha resignação perante a brutalidade daquilo que me acontecera. Que ele tivesse alguém e eu não perturbava-me, colocava um entrave à nossa amizade, um ponto final no nosso monólogo. De uma certa maneira que não sei explicar senão com palavras incoerentes, até então tinha sido como se eu tivesse dado um passo ao lado que me tivesse feito sair do mundo, um pequeno passo discreto e silencioso de retirada. Após essa noite, o mundo notou a minha falta e deu também ele um passo ao lado, mas um passo do mundo é muito maior do que um passo dos nossos, e num certo sentido eu fiquei atrás das coisas, deslocado.
João Tordo (O Livro dos Homens sem Luz)
El hielo es efímero. Se derrite con la primera oleada de luz solar. Nuestro amor no es así. Nuestro amor es como un árbol, de los que crecen en estos bosques. ¿te imaginas que difícil debe ser para las semillas, florecer en un ambiente tal árido y salvaje como este? Diseñado, no para dar vida, si no para aniquilarla y aun así se convierten en frondosos y fuertes troncos, capaces de proveer a otros seres con refugio y madera, para lo que sea que la necesiten. Resisten ventarrones, frío y desalentadores inviernos, de modo grácil y casi inmortal, como el alma de un vampiro. Y siguen ahí por años, a veces, siglos. Eso somos nosotros, árboles de invierno en Alaska. Así es nuestro amor, mi hermosa niña.
Mariela Villegas Rivero
Recuerdo haber leído las páginas de ese libro, jamás creí que la luz y la oscuridad hubiesen tenido cuerpo y nombre, no de manera literal. Sin embargo, a veces la vida te tiene que dar un buen golpe con guante limpio para empezar a preguntarte: ¿qué tan fuerte puede llegar a ser la literatura que te plasma la realidad? Obtuve respuesta, hasta que la conocí a ella.
Flor M. Salvador (Si las personas fueran constelaciones)
—Cada vez peleábamos más, y me di cuenta que no sólo me estaba hiriendo, sino que también te estaba lastimando. Pero no me podía dar por vencido, porque si me daba por vencido en la única solución que le encontraba a este dilema, de alguna manera, me estaba dando por vencido contigo. Y jamás me perdonaría por abandonar a la persona que más quiero en este mundo. (Nikel)
Santiago Espinosa (Protectores (Las Batallas de Luz, #1))
En ese preciso momento el camino se abría y con una exclamación Lucy se encontró fuera del bosque. Luz y belleza la envolvía. Había ido a dar a una pequeña terraza que estaba cubierta de violetas de un extremo a otro. - ¡Valor! -exclamó su compañero, erguido a unos seis pies de altura respecto a ella-. Valor y amor. Ella no respondió. A sus pies el suelo se cortaba bruscamente dando paso a la panorámica. Violetas que se agrupaban alrededor de arroyos y corrientes y cascadas, regando la vertiente de la colina de azul, arremolinándose alrededor de los troncos de los árboles, formando lagunas en los agujeros, cubriendo la hierba con manchas de espuma azulada. Jamás volvería a haberlas en tal profusión. La terraza era el principio de lo bello, la fuente original donde la belleza hacía brotar agua que iba a la tierra. De pie en el margen, como un nadador que se prepara, estaba el buen hombre. Pero no era el buen hombre que ella había pensado, y estaba solo. George se había vuelto al oír su llegada. Por un momento la contempló, como si fuera alguien que bajaba de los cielos. Vio la radiante alegría en su cara, las flores que batían su vestido en olas azuladas. Los arbustos que la encerraban por encima. Subió rápidamente hasta donde estaba ella y la besó. Antes de que ella pudiera decir algo, casi antes de que pudiera sentir nada, una voz llamó: ¡Lucy!, ¡Lucy!, ¡Lucy!. La señorita Bartlett, que era una mancha oscura en la panorámica, había roto el silencio de la vida.
E.M. Forster (A Room with a View)
El significado principal de los textos del Antiguo Testamento no es primordialmente dependiente de la interpretación ó reinterpretación  del Nuevo Testamento. El Nuevo Testamento puede, con la revelación progresiva, dar luz a los pasajes del Antiguo Testamento, ofrecer un comentario, o añadir aplicaciones adicionales o referencias, pero el Nuevo Testamento nunca anula la intención original de los escritores del Antiguo Testamento.
Michael J. Vlach (DISPENSACIONALISMO: CREENCIAS ESENCIALES Y MITOS COMUNES (Spanish Edition))
Incluso la ciencia puede dar una imagen mejor acabada de la inmortalidad: nuestros cuerpos son y serán masa y energía en el espacio-tiempo. Más aún: ni siquiera venimos del sol; somos, en cierta forma, polvo de supernovas, ya que nuestro sistema solar seguramente no ha tenido energía suficiente para crear el tipo de átomos que forman nuestro cuerpo. Pronto nuestros átomos estarán en el espacio, que se transformará en un verdadero cielo lleno de almas.
Diego Golombek (Las Neuronas de Dios: Una Neurociencia de la Religión, la Espiritualidad y la Luz al Final del Túnel)
Y ya, en esto, se venía a más andar el alba, alegre y risueña: las florecillas de los campos se descollaban y erguían, y los líquidos cristales de los arroyuelos, murmurando por entre blancas y pardas guijas, iban a dar tributo a los ríos que los esperaban. La tierra alegre, el cielo claro, el aire limpio, la luz serena, cada uno por sí y todos juntos, daban manifiestas señales que el día, que al aurora venía pisando las faldas, había de ser sereno y claro.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quijote de la Mancha (Spanish Edition))
Dois anos antes de sair de casa, meu pai disse à minha mãe que eu era muito feia. A frase foi pronunciada à meia-voz, no apartamento que meus pais, recém-casados, compraram no Rione Alto, no topo da Via San Giacomo dei Capri. Tudo - os espaços de Nápoles, a luz azul de um fevereiro gélido - ficou parado. Eu, por outro lado, escapei para longe e continuo a escapar também agora, dentro destas linhas que querem me dar uma história, enquanto, na verdade, não sou nada, nada de meu, nada que tenha de fato começado ou se concretizado: só um emaranhado que ninguém, nem mesmo quem neste momento escreve, sabe se contém o fio certo de uma história ou se é apenas uma dor embaralhada, sem redenção.
Elena Ferrante (The Lying Life of Adults)
No fui lejos, sólo a dar la vuelta al perímetro del patio. Caminaba despacio, contemplando el despejado firmamento salpicado ahora por un billón de estrellas. También las estrellas eran viajeras del tiempo. ¿Cuántos de aquellos puntos luminosos eran los últimos ecos de soles ya desaparecidos? ¿Y cuántas nuevas estrellas habían nacido pero su luz todavía no llegaba hasta nosotros? Si todos los soles, excepto el nuestro, colisionan esa noche, ¿Cuántas generaciones tendrían que transcurrir hasta que nos diéramos cuenta de que nos habíamos quedado solos? Siempre había sabido que el cielo estaba lleno de incógnitas... pero nunca habría imaginado lo misteriosa que podía ser la Tierra.
Ransom Riggs (A Map of Days (Miss Peregrine's Peculiar Children, #4))
Comenzaba a hablar del pasado o a narrar sus cuentos y el cuarto se llenaba de luz, desaparecían los muros para dar paso a increíbles paisajes, palacio abarrotados de objetos nunca vistos, países lejanos inventados por ella o sacados de la biblioteca del patrón; colocaba a mis pies todos los tesoros de Oriente, la luna y más allá, me reducía al tamaño de una hormiga para sentir el universo desde la pequeñez, me ponía alas para verlo desde el firmamento, me daba una cola de pez para conocer el fondo del mar. Cuando ella contaba, el mundo se problaba de personajes, algunos de los cuales llegaron a ser tan familiares, que todavía hoy, tantos açnos después, puedo describir sus ropas y el tono de sus voces.
Isabel Allende (Eva Luna)
Esa noche me vinieron a la mente diferentes imágenes mientras dormía. Al principio se me presentaron como si fueran sueños y merodearon con despreocupación por mi somnolencia; luego empecé a temblar y me desperté; permanecí tumbado y siguieron viniendo, la imagen fugaz de un cuello o de una cadera, duraban tan poco como el parpadeo intermitente de una luz. Unas manos suaves y fuertes se acercaban para tocarme. Yo las conocía bien. Pero no me atrevía a dar nombre a mis esperanzas ni siquiera allí, tras el velo de oscuridad de los párpados, y durante los días siguientes estuve más intranquilo y agitado. No era capaz de mantenerlas a raya por mucho que paseara, cantara y corriera. Las imágenes venían sin que nada pudiera detenerlas.
Madeline Miller (The Song of Achilles)
El cielo es una injuria perpetua e insoportable. Las estrellas no me conocen y yo no podré nunca hacer nada de ellas ni contra ellas. Cuando he sabido a cuántos millares de años de luz distan de mí, y cuántos siglos emplea su claridad para llegar a la Tierra, no he hecho más que dar forma aritmética a mi rabia. Yo siento el cielo como algo extraño, remoto, esto es, enemigo. Los cometas que, sin un objeto razonable, arrastran su cola por el infinito, no me dicen nada que me consuele. Las nebulosas, amontonamientos confusos de polvo cósmico, me exasperan como todas las cosas informes no terminadas. En lo que se refiere a los planetas y a los satélites, aduladores extintos que dan vueltas para obtener la limosna de un poco de luz, me causan repugnancia y despecho.
Giovanni Papini (Gog)
(...) quando chegar estará o meu filho morto, infeliz menino, Jesus da minha alma, ora é neste momento da mais sentida aflição que um pensamento estúpido entra como um insulto na cabeça de José, o salário, o salário da semana que vai ser obrigado a perder, e é tanto o poder destas vis coisas materiais que o acelerado passo, não indo ao ponto de deter-se, um tudo-nada se lhe retarda, como a dar tempo ao espírito de ponderar as probabilidades de reunir ambos os proveitos, por assim dizer, a bolsa e a vida. Foi tão subtil a mesquinha ideia, como uma luz velocíssima que surgisse e desaparecesse sem deixar memória imperativa duma imagem definida, que José nem vergonha chegou a sentir, esse sentimento que é, quantas vezes, porém não as suficientes, nosso mais eficaz anjo da guarda.
José Saramago (The Gospel According to Jesus Christ)
Hoje sabemos que nem os átomos nem os prótons e nêutrons dentro deles são indivisíveis. Assim, a questão é: quais são as partículas de fato elementares, os blocos constituintes básicos a partir dos quais tudo é feito? Como o comprimento de onda da luz é muito maior do que o tamanho de um átomo, não podemos esperar “olhar” para as partes de um átomo do modo normal. Precisamos usar algo com um comprimento de onda muito menor. Como vimos no capítulo anterior, a mecânica quântica nos diz que, na verdade, todas as partículas são ondas e que, quanto mais elevada a energia de uma partícula, menor o comprimento de sua onda. Assim, a melhor resposta que podemos dar para a nossa pergunta depende de quão elevada é a energia da partícula à nossa disposição, pois isso determina quão pequena é a escala de comprimento que podemos observar.
Stephen Hawking (Uma breve história do tempo (Portuguese Edition))
Nada disso tem a ver com moralidade, religião, dogmas ou grandes questões sobre a vida após a morte. A verdade com V maiúsculo diz respeito à vida antes da morte. Diz respeito a chegar aos trinta, ou quem sabe aos cinquenta, sem querer dar um tiro na cabeça. Diz respeito ao valor real de uma verdadeira educação, que não tem nada a ver com notas e diplomas e tudo a ver com simples consciência - consciência daquilo que é tão real e essencial, que está tão escondido à luz do dia onde quer que se olhe que precisamos repetir para nós mesmos a todo momento: "Isto é água, isto é água; esses esquimós podem ser bem mais do que aparentam". É incrivelmente difícil fazer isso, ter uma vida consciente e adulta, dia após dia. E com isso mais um clichê se prova verdadeiro: a nossa educação leva mesmo a vida toda, e ela começa: agora. Desejo a vocês muito mais que sorte.
David Foster Wallace (Ficando Longe do Fato de Já Estar Meio que Longe de Tudo)
Muitas das actividades humanas adquirem o seu significado pelo facto de serem irrepetíveis. Fazemos escolhas, tomamos decisões que dão forma às pessoas em que nos tornamos. A nossa satisfação pela experiência imediata do padrão de luz e sombra numa floresta decorre, em parte, do facto de ser um efeito passageiro que podemos nunca mais voltar a ver. A nossa mortalidade faz-nos dar valor ao presente porque podemos não ter um futuro. O padrão das nossas escolhas e as coisas que nos acontecem dão-nos a nossa história pessoal. Contudo, se viermos a viver para sempre após a morte, esta fonte de significado não está disponível para nós. Haverá sempre tempo para fazer tudo. Bernard Williams (1929-2003) argumentou que uma imortalidade assim seria entediante e, afinal, sem significado. São os facto de haver morte e da sua finalidade que dão às nossas vidas o significado que elas têm.
Nigel Warburton (Philosophy: The Basics)
Una fuente de paz sin explotar Una fuente de paz sin explotar, pues la única esperanza real es recurrir a la sabiduría colectiva de las mujeres, aquellas que tienen experiencia directa del precio de una guerra: la vida de un niño, de un nieto, un hermano, un esposo; la pérdida de un miembro o de la cordura de alguien cercano y querido; la pérdida de la risa, la dominación del miedo; la pérdida de esperanza para el futuro.   Una fuente de paz sin explotar, aquellas que han vivido la violencia doméstica: que han visto en sus hijos los efectos de la intimidación, que han visto enmudecer a sus hijas, que han visto apagarse la luz en sus ojos; aquellas que saben que cuando cada niña y cada niño importen, cuando ninguno de ellos pase hambre, soporte abusos o quede excluido, el mundo será un lugar más amable para todos nosotros.   Una fuente de paz sin explotar, las mujeres con empatía que viven en un mundo aparte, que se sienten seguras, queridas, afortunadas y, no obstante, son capaces de imaginar lo que es verse impotente, golpeada, violada, forzada luego a dar a luz a esa criatura concebida en la violencia; mujeres que saben en lo hondo de sus corazones que lo que le sucede a cualquier mujer en cualquier parte podría sucederles a ellas.   Una fuente de paz sin explotar, las mujeres que ven a sus seres queridos sedientos de venganza, llenos de odio, constantemente en guardia, devorados por el miedo o temerosos de dormirse a causa de las pesadillas; maridos, hermanos, hijos, y ahora hijas que vuelven de la guerra y se parecen poco a lo que hubieran podido ser en un mundo de paz.   Una fuente de paz sin explotar, las mujeres reunidas en círculos, las mujeres conectadas, las mujeres unidas que traen la feminidad sagrada, el instinto maternal, el arquetipo de la hermana, el poder de la Madre al mundo.   JEAN SHINODA BOLEN
Jean Shinoda Bolen (Mensaje urgente a las mujeres)
O espírito desse esquema, ainda que não em todos os detalhes, está bem presente no Modelo Medieval. E se o leitor suspender sua descrença e exercitar sua imaginação neste assunto, mesmo que só por alguns minutos, acho que tomará consciência do amplo reajuste envolvido na leitura atenta dos poetas antigos. Encontrará toda a sua atitude perante o Universo invertida. No pensamento moderno, isto é, no pensamento evolucionário, o homem está no topo de uma escada cuja base se perde na escuridão; nesse Modelo, ele está na base de uma escada cujo topo é invisível por causa da luz ofuscante. Também compreenderá que algo, além do gênio individual, ajudou a dar aos anjos de Dante aquela majestade inigualável. Milton, ao perseguir esse objetivo, errou o alvo. O classicismo entrou no meio. Seus anjos têm anatomia demais, armaduras demais, e são por demais parecidos com os deuses de Homero e Virgílio, e (por essa mesma razão) são muito pouco parecidos com os deuses do paganismo em seus desenvolvimentos religiosos mais elevados. Depois de Milton, instaurou-se a degradação completa e, por fim, chegamos aos anjos puramente consoladores - portanto, femininos e aguados - da arte do século XIX.
Clive Staples Lewis (The Discarded Image: An Introduction to Medieval and Renaissance Literature)
Creo que debería empezar a trabajar un poco, ahora que aprendo a ver. Tengo veintiocho años y no me ha ocurrido prácticamente nada. Recapitulemos: he escrito un estudio malo sobre Carpaccio, una obra de teatro que se titula Matrimonio y trata de demostrar una tesis falsa con medios ambiguos, y algunos versos. Ay, pero los versos valen tan poco, cuando se los escribe de joven. Uno debería esperar y dedicar toda una vida a atesorar sentido y dulzura, una vida larga, a ser posible, y entonces, al término de la misma, quizá fuera capaz de escribir diez versos que merecieran la pena. Y es que, contrariamente a lo que cree la gente, los versos no son sentimientos (éstos se tienen ya en la primera juventud): son vivencias. Para dar a luz un solo verso hay que haber visto muchas ciudades, hombres y cosas, hay que conocer los animales, hay que sentir cómo vuelan las aves y saber con qué ademán se abren las flores pequeñas al amanecer. Hay que ser capaz de recordar caminos de regiones desconocidas, encuentros inesperados y separaciones que se veían venir de lejos; días de infancia aún por aclarar, a los padres a los que no podíamos evitar ofender cuando nos traían una alegría que nosotros no entendíamos (era una alegría destinada a otro); las enfermedades infantiles que aparecían de un modo tan extraño y experimentaban tantas transformaciones profundas y graves, días pasados en estancias tranquilas y recogidas, y mañanas junto al mar, el mar en general, los mares, las noches de viaje que pasaban altas y como una exhalación y volaban con todas las estrellas; y ni siquiera basta con ser capaz de pensar en todo esto. Hay que haber conservado el recuerdo de muchas noches de amor, ninguna de las cuales se parece a la otra, de gritos de parturientas y de mujeres que acaban de dar a luz y, aligeradas, blancas y durmientes, se cierran. Pero también hay que haber asistido a moribundos, estado con muertos en habitaciones con la ventana abierta y ruidos esporádicos. Y tampoco basta con tener recuerdos. Hay que saber olvidarlos, si son muchos, y tener la enorme paciencia de esperar a que regresen. Porque los recuerdos en sí todavía no existen. Solo cuando se tornan sangre en nosotros, cuando se convierten en mirada y gesto, cuando se hacen indecibles y no pueden distinguirse ya de nosotros, solo entonces puede suceder que, en un momento rarísimo, brote en su centro y emane de ellos la primera palabra de un verso.
Rainer Maria Rilke (Los apuntes de Malte Laurids Brigge (Alba Clásica) (Spanish Edition))
Instintivamente nos sentimos inclinados a amar lo que nos causa placer y ¿hay algo que más gozo pueda proporcionarnos que un rostro hermoso, por lo menos cuando no sabemos nada en desdoro de su poseedor? Una niña ama a su pajarito... ¿Por qué? Porque vive y siente; porque es tan incapaz de defenderse como de causar daño. Sin embargo, el sapo también vive y siente, y es igualmente indefenso e inofensivo, pero, aunque ella no se sienta inclinada a causar al animal ningún mal, tampoco lo ama como al pájaro, de graciosa figura, suave plumaje y ojos brillantes y parlanchines. La mujer amable y bella es elogiada por ambas cualidades, pero en especial por la segunda; si, por el contrario, es desagradable de rostro y carácter, su fealdad será considerada poco menos que un crimen, ya que para el observador común esta es la peor ofensa, mientras que si es de aspecto vulgar y bondadoso corazón, nadie se entera de estas cualidades, excepto los que la tratan íntimamente. Otros, en cambio, se formarán encontradas opiniones sobre su ineligencia y su carácter, aunque sea tan solo por disculpar la instintiva repulsión que experimentan por quien tan poco tiene que agradecer a la naturaleza, sucediendo el caso opuesto cuando el exterior hermoso oculta un corazón perverso, pues la así dotada consigue que se le toleren defectos y flaquezas que a otra no se le consentirían. Las que poseen belleza, que se sientan agradecidas de tal don y hagan buen uso de él, como si se tratara de una cualidad intelectual; las que no la poseen, que se consuelen y hagan cuanto puedan sin ella. La belleza, aunque susceptible de ser sobrevalorada, es un don divino, que no debe despreciarse. Esto lo comprenderán bien todos aquellos que han experimentado la sensación de amar y cuyos corazones les dicen que son dignos de ser amados nuevamente; mientras que la falta de esta o cualquier otra condición superficial, puede hacerlos absolutamente incapaces de dar y recibir esa felicidad que parecen destinados a sentir y comunicar a los demás. Mal obraría la humilde luciérnaga despreciando esa facultad de producir luz sin la cual la mosca pasaría volando un y mil veces por su lado, sin detenerse jamás a descansar junto a ella. La luciérnaga oiría el rumor de las alas de la mosca, por encima, a su alrededor, y en vano trataría de dar a conocer su presencia, careciendo de los medios para que aquella fuese advertida, sin voz para llamarla, sin alas para perseguirla... Y finalmente, cansada de aletear, la mosca buscaría otro compañero, dejando a la luciérnaga vivir y morir sola.
Anne Brontë (Agnes Grey)
Estas cosas son fáciles de decir, pues las palabras no sienten vergüenza y nunca se sorprenden (14) Imágenes del pasado remoto se agolpan en mi cabeza, y la mitad de las veces soy incapaz de distinguir si son recuerdos o invenciones. Tampoco es que haya mucha diferencia, si es que hay alguna (14) Hay quien afirma, que sin darnos cuenta, nos lo vamos inventando todo, adornándolo y embelleciéndolo, y me inclino a creerlo, pues Madame Memoria es una gran y sutil fingidora (14) Me la debo de estar inventando (14) En mi opinión, los nombres de las mujeres casadas nunca suenan bien. ¿Es porque todas se casan con los nombres equivocados, o, en cualquier caso, con los apellidos equivocados? (17) …y en mi oído resonaban los tins y los plofs de sus tripas en su incesante labor de transubstanciación (18) Ahora me pregunto si ella también estaba enamorada de mí, y esas muestras de gracioso desdén eran una manera de ocultarlo ¿O todo esto no es más que vanidad por mi parte? (25) …y al presenciar todas aquellas cosas sentí el dolor dulce y agudo de la nostalgia, sin objeto pero definida, como el dolor fantasma de un miembro amputado (27) …permanecimos echados boca arriba durante mucho tiempo, como si practicáramos para ser los cadáveres que seríamos algún día (34) …y yo me quedé en medio de la sala, sin ser gran cosa, a duras penas yo mismo. Había momentos como ése, en los que uno estaba en punto muerto, por así decir, sin preocuparse de nada, a menudo sin fijarse en nada, a menudo sin ser realmente en ningún sentido vital (42) El Tiempo y la Memoria son una quisquillosa empresa de decoradores de interiores, siempre cambiando los muebles y rediseñando y reasignando habitaciones (43) En lugar de los tonos de color rosa y melocotón que había esperado –Rubens es en gran parte responsable de ello-, su cuerpo, de manera desconcertante, mostraba una variedad de tonos apagados que iban del blanco magnesio al plata y al estaño, un matiz mate de amarillo, ocre pálido, e incluso una especie de verde en algunos lugares y, en los recovecos, una sombra de malva musgoso (45) ¿Era eso estar enamorado, me pregunté, ese repentino y plañidero viento que te atravesaba el corazón? (62) …no estaba acostumbrado todavía al abismo que se abre entre la comisión de un hecho y el recuerdo de lo cometido (65) …la noche del último día ella ya me había dejado para siempre (75) No todo significa algo (100) Cómo anhelábamos en aquellos años, pasar aunque sólo fuera un día normal, un día en el que pudiéramos levantarnos por la mañana y desayunar sin preocuparnos por nada, leernos fragmentos del periódico el uno al otro y planear hacer cosas, y luego dar un paseo, y contemplar las vistas con una mirada inocente, y luego compartir un vaso de vino y por la noche irnos juntos a la cama (102) Debe de ser difícil acostumbrarse a que no haya nada que hacer (107) A lo largo de los años, los vagabundos, los auténticos vagabundos, han disminuido constantemente en calidad y cantidad (107) Qué frágil resulta este absurdo oficio en el que me he pasado la vida fingiendo ser otras personas, y sobre todo fingiendo no ser yo mismo (119) …tan sólo vulgarmente humana (123) El quinto de los seis cigarrillos que según ella son su ración diaria (143) …participar en una película es algo extraño, y al mismo tiempo no lo es en absoluto; se trata de una intensificación, una diversificación de lo conocido, una concentración en el yo ramificado; y todo eso es interesante, y confuso, y emocionante y perturbador (143) El hecho es que me echó a perder a otras (157) Era, como ya he dicho, todo un género en sí misma (158) Los cisnes, con su belleza estrafalaria y sucia, siempre me dan la impresión de mantener una fachada de indiferencia tras la cual realmente viven una tortura de timidez y duda (173)
John Banville
Grito hacia Roma Porque ya no hay quien reparta el pan ni el vino, ni quien cultive hierbas en la boca del muerto, ni quien abra los linos del reposo, ni quien llore por las heridas de los elefantes. No hay más que un millón de herreros forjando cadenas para los niños que han de venir. No hay más que un millón de carpinteros que hacen ataúdes sin cruz. No hay más que un gentío de lamentos que se abren las ropas en espera de la bala. El hombre que desprecia la paloma debía hablar, debía gritar desnudo entre las columnas, y ponerse una inyección para adquirir la lepra y llorar un llanto tan terrible que disolviera sus anillos y sus teléfonos de diamante. Pero el hombre vestido de blanco ignora el misterio de la espiga, ignora el gemido de la parturienta, ignora que Cristo puede dar agua todavía, ignora que la moneda quema el beso de prodigio y da la sangre del cordero al pico idiota del faisán. Los maestros enseñan a los niños una luz maravillosa que viene del monte; pero lo que llega es una reunión de cloacas donde gritan las oscuras ninfas del cólera. Los maestros señalan con devoción las enormes cúpulas sahumadas; pero debajo de las estatuas no hay amor, no hay amor bajo los ojos de cristal definitivo. El amor está en las carnes desgarradas por la sed en la choza diminuta que lucha con la inundación; el amor está en los fosos donde luchan las sierpes del hambre, en el triste mar que mece los cadáveres de las gaviotas y en el oscurísimo beso punzante debajo de las almohadas. Pero el viejo de las manos traslucidas dirá: amor, amor, amor, aclamado por millones de moribundos; dirá: amor, amor, amor, entre el tisú estremecido de ternura; dirá paz, dirá paz, entre el tirite de cuchillos y melones de dinamita; dirá: amor, amor, amor, hasta que se le pongan de plata los labios, dirá: amor, amor, amor… Porque queremos el pan nuestro de cada día, flor de aliso y perenne ternura desgranada, porque queremos que se cumpla la voluntad de la Tierra que da sus frutos para todos.
Federico García Lorca
«No sé quién me ha puesto en el mundo, ni lo que es el mundo, ni lo que soy yo mismo; permanezco en una absoluta ignorancia acerca de todas estas cosas; no sé lo que es mi cuerpo, ni mis sentidos, ni mi alma, ni siquiera esta parte de mí mismo que piensa lo que estoy diciendo, que reflexiona sobre todo y sobre sí misma, y que se conoce tan poco como conoce todo lo demás. Veo estos espantables espacios del universo que me contienen, y me encuentro atado a un rincón de esta extensión tan vasta sin saber por qué estoy aquí y no en otro lugar, ni por qué ese corto lapso de tiempo que me dan para vivir me ha sido asignado a mí en vez de asignarse a otro por toda la eternidad que me ha precedido y por toda la que me sigue. No veo más que infinitos por todas partes que me envuelven como un átomo y como una sombra que no dura más que un instante sin retorno. Todo lo que sé es que no tardaré mucho en morir, pero lo que más ignoro es esta misma muerte que no podré evitar. Del mismo modo que no sé de dónde vengo, tampoco sé adónde voy; y sé solamente que al salir de este mundo he de caer para siempre o en la nada o en las manos de un Dios irritado, sin que sepa cuál de estas dos situaciones ha de corresponderme eternamente. Tal es mi estado, lleno de debilidad y de incertidumbre. Y de todo eso saco la conclusión de que lo mejor es pasar todos los días de mi vida sin pensar en averiguar lo que debe ocurrirme. Tal vez pudiera encontrar alguna luz que disipase mis dudas; pero no quiero tomarme la molestia de buscarla, ni de dar un paso para averiguar, y luego, tratando con desdén a los que se ocupan de esta cuestión» —sea cual fuere la certeza que consigan, será motivo de desesperación más que de vanidad—, «me dirijo con ignorancia y sin temor, hacia el misterio de algo tan grande, dejándome blandamente conducir a la muerte, en la incertidumbre de la eternidad de mi condición futura». ¿Quién desearía tener por amigo a un hombre que discurriese de ese modo? ¿Quién le elegiría entre todos los demás para hacerle partícipe de sus asuntos? ¿Quién recurriría a él en sus aflicciones? Y finalmente, ¿a qué función de la vida se le podría destinar?
Blaise Pascal (Pensées)
Com as próprias mãos ela deu fim à existência. Talvez fosse melhor poupar-vos dos detalhes mais dolorosos, pois os fatos lastimáveis não se desenrolaram em vossa presença. Contudo sabereis o que sofreu Jocasta, até onde eu puder forçar minha memória. Quando a infeliz transpôs a porta do seu quarto lançou-se como louca ao leito nupcial; com as duas mãos ela arrancava seus cabelos. Depois fechou as portas violentamente, chamando aos gritos Laio há tanto tempo morto, gritando pelo filho que trouxera ao mundo para matar o pai e que a destinaria a ser a mãe de filhos de seu próprio filho, se merecessem esse nome. Lamentava-se no leito mesmo onde ela havia dado à luz — dizia a infeliz — em dupla geração aquele esposo tido de seu próprio esposo e os outros filhos tidos de seu próprio filho! Como em seguida ela morreu, não sei contar. Aos gritos Édipo acorreu, mas também ele não pôde presenciar a morte da rainha. Os nossos olhos não se despregavam dele correndo como um louco em todos os sentidos, pedindo em altos brados que um de nós lhe desse logo um punhal, gritando-nos que lhe disséssemos onde se achava sua esposa (esposa não, mas a mulher de cujo seio maternal saíram ele próprio e todos os seus filhos). Em seu furor não sei que deus fê-lo encontrá-la (não foi nenhum de nós que estávamos por perto). Então, depois de dar um grito horripilante, como se alguém o conduzisse ele atirou-se de encontro à dupla porta: fez girar os gonzos, e se precipitou no interior da alcova. Pudemos ver, pendente de uma corda, a esposa; o laço retorcido ainda a estrangulava. Ao contemplar o quadro, entre urros horrorosos o desditoso rei desfez depressa o laço que a suspendia; a infeliz caiu por terra. Vimos, então, coisas terríveis. De repente o rei tirou das roupas dela uns broches de ouro que as adornavam, segurou-os firmemente e sem vacilação furou os próprios olhos, gritando que eles não seriam testemunhas nem de seus infortúnios nem de seus pecados: “nas sombras em que viverei de agora em diante”, dizia ele, “já não reconhecereis aqueles que não quero mais reconhecer!” Vociferando alucinado, ainda erguia as pálpebras e desferia novos golpes. O sangue que descia em jatos de seus olhos molhava toda a sua face, até a barba; não eram simples gotas, mas uma torrente, sanguinolenta chuva em jorros incessantes. São ele e ela os causadores desses males, e os infortúnios do marido e da mulher estão inseparavelmente entrelaçados. Ambos provaram antes a felicidade, herança antiga; hoje lhes restam só gemidos, vergonha, maldição e morte, ou, em resumo, todos os males, todos, sem faltar um só!
Sophocles (Oedipus Rex (The Theban Plays, #1))
O tempo que nos resta "De súbito sabemos que é já tarde. Quando a luz se faz outra, quando os ramos da árvore que somos soltam folhas e o sangue que tínhamos não arde como ardia, sabemos que viemos e que vamos. Que não será aqui a nossa festa. De súbito chegamos a saber que andávamos sozinhos. De súbito vemos sem sombra alguma que não existe aquilo em que nos apoiávamos. A solidão deixou de ser um nome apenas. Tocamo-la, empurra-nos e agride-nos. Dói. Dói tanto! E parece-nos que há um mundo inteiro a gritar de dor, e que à nossa volta quase todos sofrem e são sós. Temos de ter, necessariamente, uma alma. Se não, onde se alojaria este frio que não está no corpo? Rimos e sabemos que não é verdade. Falamos e sabemos que não somos nós quem fala. Já não acreditamos naquilo que todos dizem. Os jornais caem-nos das mãos. Sabemos que aquilo que todos fazem conduz ao vazio que todos têm. Poderíamos continuar adormecidos, distraídos, entretidos. Como os outros. Mas naquele momento vemos com clareza que tudo terá de ser diferente. Que teremos de fazer qualquer coisa semelhante a levantarmo-nos de um charco. Qualquer coisa como empreender uma viagem até ao castelo distante onde temos uma herança de nobreza a receber. O tempo que nos resta é de aventura. E temos de andar depressa. Não sabemos se esse tempo que ainda temos é bastante. E de súbito descobrimos que temos de escolher aquilo que antes havíamos desprezado. Há uma imensa fome de verdade a gritar sem ruído, uma vontade grande de não mais ter medo, o reconhecimento de que é preciso baixar a fronte e pedir ajuda. E perguntar o caminho. Ficamos a saber que pouco se aproveita de tudo o que fizemos, de tudo o que nos deram, de tudo o que conseguimos. E há um poema, que devíamos ter dito e não dissemos, a morder a recordação dos nossos gestos. As mãos, vazias, tristemente caídas ao longo do corpo. Mãos talvez sujas. Sujas talvez de dores alheias. E o fundo de nós vomita para diante do nosso olhar aquelas coisas que fizemos e tínhamos tentado esquecer. São, algumas delas, figuras monstruosas, muito negras, que se agitam numa dança animalesca. Não as queremos, mas estão cá dentro. São obra nossa. Detestarmo-nos a nós mesmos é bastante mais fácil do que parece, mas sabemos que também isso é um ponto da viagem e que não nos podemos deter aí. Agora o tempo que nos resta deve ser povoado de espingardas. Lutar contra nós mesmos era o que devíamos ter aprendido desde o início. Todo o tempo deve ser agora de coragem. De combate. Os nossos direitos, o conforto e a segurança? Deixem-nos rir... Já não caímos nisso! Doravante o tempo é de buscar deveres dos bons. De complicar a vida. De dar até que comece a doer-nos. E, depois, continuar até que doa mais. Até que doa tudo. Não queremos perder nem mais uma gota de alegria, nem mais um fio de sol na alma, nem mais um instante do tempo que nos resta." Miguel Gonçalves
eu
— ¡Oh Caballero de la Triste Figura!, no te dé afincamiento la prisión en que vas, porque así conviene para acabar más presto la aventura en que tu gran esfuerzo te puso; la cual se acabará cuando el furibundo león manchado con la blanca paloma tobosina yoguieren en uno, ya después de humilladas las altas cervices al blando yugo matrimoñesco; de cuyo inaudito consorcio saldrán a la luz del orbe los bravos cachorros, que imitarán las rumpantes garras del valeroso padre. Y esto será antes que el seguidor de la fugitiva ninfa faga dos vegadas la visita de las lucientes imágines con su rápido y natural curso. Y tú, ¡oh, el más noble y obediente escudero que tuvo espada en cinta, barbas en rostro y olfato en las narices!, no te desmaye ni descontente ver llevar ansí delante de tus ojos mesmos a la flor de la caballería andante; que presto, si al plasmador del mundo le place, te verás tan alto y tan sublimado que no te conozcas, y no saldrán defraudadas las promesas que te ha fecho tu buen señor. Y asegúrote, de parte de la sabia Mentironiana, que tu salario te sea pagado, como lo verás por la obra; y sigue las pisadas del valeroso y encantado caballero, que conviene que vayas donde paréis entrambos. Y, porque no me es lícito decir otra cosa, a Dios quedad, que yo me vuelvo adonde yo me sé. Y, al acabar de la profecía, alzó la voz de punto, y diminuyóla después, con tan tierno acento, que aun los sabidores de la burla estuvieron por creer que era verdad lo que oían. Quedó don Quijote consolado con la escuchada profecía, porque luego coligió de todo en todo la significación de ella; y vio que le prometían el verse ayuntados en santo y debido matrimonio con su querida Dulcinea del Toboso, de cuyo felice vientre saldrían los cachorros, que eran sus hijos, para gloria perpetua de la Mancha. Y, creyendo esto bien y firmemente, alzó la voz, y, dando un gran suspiro, dijo: — ¡Oh tú, quienquiera que seas, que tanto bien me has pronosticado!, ruégote que pidas de mi parte al sabio encantador que mis cosas tiene a cargo, que no me deje perecer en esta prisión donde agora me llevan, hasta ver cumplidas tan alegres e incomparables promesas como son las que aquí se me han hecho; que, como esto sea, tendré por gloria las penas de mi cárcel, y por alivio estas cadenas que me ciñen, y no por duro campo de batalla este lecho en que me acuestan, sino por cama blanda y tálamo dichoso. Y, en lo que toca a la consolación de Sancho Panza, mi escudero, yo confío de su bondad y buen proceder que no me dejará en buena ni en mala suerte; porque, cuando no suceda, por la suya o por mi corta ventura, el poderle yo dar la ínsula, o otra cosa equivalente que le tengo prometida, por lo menos su salario no podrá perderse; que en mi testamento, que ya está hecho, dejo declarado lo que se le ha de dar, no conforme a sus muchos y buenos servicios, sino a la posibilidad mía. Sancho Panza se le inclinó con mucho comedimiento, y le besó entrambas las manos, porque la una no pudiera, por estar atadas entrambas. Luego tomaron la jaula en hombros aquellas visiones, y la acomodaron en el carro de los bueyes.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quijote de la Mancha (Spanish Edition))
Conheci que Madalena era boa em demasia, mas não conheci tudo de uma vez. Ela se revelou pouco a pouco, e nunca se revelou inteiramente. A culpa foi minha, ou antes, a culpa foi desta vida agreste, que me deu uma alma agreste. E, falando assim, compreendo que perco o tempo. Com efeito, se me escapa o retrato moral de minha mulher, para que serve esta narrativa? Para nada, mas sou forçado a escrever. Quando os grilos cantam, sento-me aqui à mesa da sala de jantar, bebo café, acendo o cachimbo. Às vezes as idéias não vêm, ou vêm muito numerosas e a folha permanece meio escrita, como estava na véspera. Releio algumas linhas, que me desagradam. Não vale a pena tentar corrigi-las. Afasto o papel. Emoções indefiníveis me agitam inquietação terrível, desejo doido de voltar, tagarelar novamente com Madalena, como fazíamos todos os dias, a esta hora. Saudade? Não, não é isto: é desespero, raiva, um peso enorme no coração. Procuro recordar o que dizíamos. Impossível. As minhas palavras eram apenas palavras, reprodução imperfeita de fatos exteriores, e as dela tinham alguma coisa que não consigo exprimir. Para senti-las melhor, eu apagava as luzes, deixava que a sombra nos envolvesse até ficarmos dois vultos indistintos na escuridão. Lá fora os sapos arengavam, o vento gemia, as árvores do pomar tornavam-se massas negras. - Casimiro! (...) A figura de Casimiro Lopes aparece à janela, os sapos gritam, o vento sacode as árvores, apenas visíveis na treva. Maria das Dores entra e vai abrir o comutador. Detenho-a: não quero luz. O tique-taque do relógio diminui, os grilos começam a cantar. E Madalena surge no lado de lá da mesa. Digo baixinho: - Madalena! A voz dela me chega aos ouvidos. Não, não é aos ouvidos. Também já não a vejo com os olhos. Estou encostado à mesa, as mãos cruzadas. Os objetos fundiram-se, e não enxergo sequer a toalha branca. - Madalena... A voz de Madalena continua a acariciar-me. Que diz ela? Pede-me naturalmente que mande algum dinheiro a Mestre Caetano. Isto me irrita, mas a irritação é diferente das outras, é uma irritação antiga, que me deixa inteiramente calmo. Loucura estar uma pessoa ao mesmo tempo zangada e tranqüila. Mas estou assim. Irritado contra quem? Contra Mestre Caetano. Não obstante ele ter morrido, acho bom que vá trabalhar. Mandrião! A toalha reaparece, mas não sei se é esta toalha sobre que tenho as mãos cruzadas ou a que estava aqui há cinco anos. (...) Agitam-se em mim sentimentos inconciliáveis, colerizo-me e enterneço-me; bato na mesa e tenho vontade de chorar. Aparentemente estou sossegado: as mãos continuam cruzadas sobre a toalha e os dedos parecem de pedra. Entretanto ameaço Madalena com o punho. Esquisito. Distingo no ramerrão da fazenda as mais insignificantes minudências. Maria das Dores, na cozinha, dá lições ao papagaio. Tubarão rosna acolá no jardim. O gado muge no estábulo. O salão fica longe: para irmos lá temos de atravessar um corredor comprido. Apesar disso a palestra de Seu Ribeiro e Dona Glória é bastante clara. A dificuldade seria reproduzir o que eles dizem. É preciso admitir que estão conversando sem palavras. Padilha assobia no alpendre. Onde andará Padilha? Se eu convencesse Madalena de que ela não tem razão... Se lhe explicasse que é necessário vivermos em paz... Não me entende. Não nos entendemos. O que vai acontecer será muito diferente do que esperamos. Absurdo. Há um grande silêncio. Estamos em julho. O nordeste não sopra e os sapos dormem. (...) Repito que tudo isso continua a azucrinar-me. O que não percebo é o tique-taque do relógio. Que horas são? Não posso ver o mostrador assim às escuras. Quando me sentei aqui, ouviam-se as pancadas do pêndulo, ouviam-se muito bem. Seria conveniente dar corda ao relógio, mas não consigo mexer-me.
Graciliano Ramos (São Bernardo)
«Primero hemos de dejar de lado la vertiente norte, Siberia. Se halla fuera del ámbito de nuestro estudio. Las características del país no le permiten ser un escenario para la cultura histórica ni crear una forma propia en la historia universal» [Hegel, Lecciones sobre filosofía de la historia Universal]. Podemos imaginar el asombro de Dostoyevski cuando leyó estas líneas a la luz de una vela de sebo. Y su desesperación al ver que allá en Europa, por cuyas ideas había sido condenado a muerte y finalmente desterrado, no se prestaba atención alguna a su sufrimiento. Porque él sufría en Siberia, en aquel mundo que no formaba parte de la historia. Por eso, desde la perspectiva europea, tampoco había esperanza de salvación. Dostoyevski podía considerar con toda razón que no sólo había sido desterrado a Siberia, sino expulsado a la no existencia. Únicamente un milagro podía salvarlo, un milagro cuya posibilidad no sólo excluía Hegel, sino también el espíritu europeo de la época. Aquel espíritu proclamaba en voz alta la existencia de Dios, pero rechazaba la idea de que Dios pudiera dar no sólo órdenes generales, sino también singulares, referidas al individuo; aquel espíritu situaba las leyes naturales por encima de todo y negaba lo que Dostoyevski formularía más tarde diciendo que uno puede rebelarse incluso contra el resultado de la multiplicación de dos por dos. (…) Muy posiblemente, justo cuando se enteró de que había sido apartado de la historia por la cual había soportado todas aquellas persecuciones, nació en él la convicción de que la vida tal vez posee ciertas dimensiones que no tienen cabida en la historia, de que la prueba de la propia existencia no puede limitarse a los criterios de la existencia histórica. De que el ser humano, si siente y experimenta realmente el peso de su existencia, se desprende al mismo tiempo de la historia y entonces el peso de cuanto se halla allende la historia cae sobre él del mismo modo en Berlín que en Semipalatinsk. Y de que es preciso apartarse de la historia para poder observar los límites y restricciones de la existencia histórica. Sin embargo, para ello hay que admitir también la posibilidad del milagro, que suprime el carácter excluyente del espacio y del tiempo. Y si el propio Hegel admite que ciertos territorios geográficos se desgajan de la historia, tal cosa también significa que la historia no dispone de la ilimitación divina: la rodea algo que está más allá de la historia. Es decir, lo necesario linda con lo imposible, lo natural con lo sobrenatural, lo legal con lo arbitrario, la política con la teología. Pero lo que se encuentra más allá de las fronteras, también se infiltra en el interior. Sólo se puede excluir aquello que nos ha afectado por dentro. El hecho de haber sido expulsado de la historia debe de haber propiciado la fe de Dostoyevski en los milagros; pero también la experiencia de que la organización moderna del mundo obedece a una ley implacable. La historia manifiesta su esencia a quienes antes ha excluido. Esta idea jamás se le ocurrió a Hegel, y eso que se pasó una década impartiendo clases sobre historia. Dostoyevski, en cambio, no necesitó una década para llegar a esta conclusión. Vivió en carne propia el hecho de que ninguna época rechazaba el sufrimiento tal como hacía la cultura iniciada por la Ilustración, con el resultado de que no suprimía el sufrimiento, sino que únicamente lo tapaba, pues ella misma se basaba en el sufrimiento. El sufrimiento silenciado y ocultado sale a la luz y resulta imposible de esconder cuando los límites del ámbito de influencia se vuelven visibles, concretamente para quienes han salido (o han sido expulsados) de la historia. Bien es cierto que tal percepción —que es una verdadera Ilustración— no suprime el sufrimiento to, pero permite que éste, en vez de consumir al hombre por dentro cuando queda reprimido, conduzca a algo así como la redención, es decir, al equilibrio interno, a la salud.
László F. Földényi (Dostoyevski lee a Hegel en Siberia y rompe a llorar (Satelites))
Sim, meu amigo, reclamar compreensão e resultados de criaturas e situações, ainda incapacitadas para no-los dar, constitui exigência mais cruel que a solicitação de recompensas imediatas.
Francisco Cândido Xavier (Missionários da luz (Coleção A vida no mundo espiritual Livro 3) (Portuguese Edition))
En muchos vecindarios, sin embargo, las calles son pacíficas y fantasmales. La otra parte del mundo podrá avanzar vertiginosamente, pero no en una pobre manzana de casuchas destartaladas donde el único vehículo que se ve es un viejo Chevrolet color oliva pardusco, con brillantes manchones amarillos y naranjas. Es tanto el silencio, que me siento como si se estuviera en un 275 Norman Mailer El fantasma de Harlot bosque. No muy lejos hay un muchacho con un suéter amarillo, del mismo tono de los manchones amarillos del viejo coche oliva pardusco. Otro automóvil viejo, en otra calle vieja, está alzado sobre un gato por la parte delantera, con el capó tan abierto que parece un pato graznando. Lo han pintado de un azul sucio, brillante. En un viejo balcón han puesto ropa a secar. Te aseguro, Kittredge, que una de las camisas tiene el mismo tono azul sucio del coche. Creo que cuando un país permanece protegido de las tormentas de la historia, los fenómenos más pequeños adquieren prominencia. En una pradera de Maine, protegida de los vientos, las flores silvestres surgen en los lugares más extraños, como si su único propósito fuera deleitar los ojos. Aquí, a todo lo largo de un edificio bajo, común y corriente, del siglo XIX, veo una paleta continua de piedra y estuco: marrón y marrón grisáceo, aguamarina, gris oliva y mandarina. Luego, lavanda. Tres piedras fundamentales, en tonos rosados. Así como los coches reflejan los sedimentos de antiguas latas de pintura, bajo el omnipresente hollín ciudadano está este otro despliegue más sutil. Empiezo a sospechar que esta gente mira sus calles con un ojo interior; si han pintado un letrero de verde musgo, entonces allí, en el extremo de la calle, alguien decide pintar una puerta con el mismo tono de verde. El tiempo y la suciedad, la humedad y el yeso descascarillado contribuyen a dar colorido a la vista. Las viejas puertas empalidecen hasta que ya no es posible determinar si el original era azul o verde o de algún misterioso tono de gris que reflejaba la luz del follaje de la primavera. Recuerda que aquí, en el hemisferio Sur, octubre es como nuestro abril. En la Ciudad Vieja, en una calle que baja hasta el borde del agua, la playa, gris como la arcilla, está desierta. Al fondo, se ve una plaza vacía con una columna solitaria que se recorta contra el mar. ¿Podrán haber seleccionado el lugar para demostrar que De Chirico sabe pintar? En estos paisaje desolados, a menudo se ve una figura solitaria vestida de luto
Ezequiel de Rosso (Relatos de Montevideo)
(Fragmento de El fantasma de Harlot(una historia novelada de la CIA), Norman Mailer ,1991) En muchos vecindarios, sin embargo, las calles son pacíficas y fantasmales. La otra parte del mundo podrá avanzar vertiginosamente, pero no en una pobre manzana de casuchas destartaladas donde el único vehículo que se ve es un viejo Chevrolet color oliva pardusco, con brillantes manchones amarillos y naranjas. Es tanto el silencio, que me siento como si se estuviera en un bosque. No muy lejos hay un muchacho con un suéter amarillo, del mismo tono de los manchones amarillos del viejo coche oliva pardusco. Otro automóvil viejo, en otra calle vieja, está alzado sobre un gato por la parte delantera, con el capó tan abierto que parece un pato graznando. Lo han pintado de un azul sucio, brillante. En un viejo balcón han puesto ropa a secar. Te aseguro, Kittredge, que una de las camisas tiene el mismo tono azul sucio del coche. Creo que cuando un país permanece protegido de las tormentas de la historia, los fenómenos más pequeños adquieren prominencia. En una pradera de Maine, protegida de los vientos, las flores silvestres surgen en los lugares más extraños, como si su único propósito fuera deleitar los ojos. Aquí, a todo lo largo de un edificio bajo, común y corriente, del siglo XIX, veo una paleta continua de piedra y estuco: marrón y marrón grisáceo, aguamarina, gris oliva y mandarina. Luego, lavanda. Tres piedras fundamentales, en tonos rosados. Así como los coches reflejan los sedimentos de antiguas latas de pintura, bajo el omnipresente hollín ciudadano está este otro despliegue más sutil. Empiezo a sospechar que esta gente mira sus calles con un ojo interior; si han pintado un letrero de verde musgo, entonces allí, en el extremo de la calle, alguien decide pintar una puerta con el mismo tono de verde. El tiempo y la suciedad, la humedad y el yeso descascarillado contribuyen a dar colorido a la vista. Las viejas puertas empalidecen hasta que ya no es posible determinar si el original era azul o verde o de algún misterioso tono de gris que reflejaba la luz del follaje de la primavera. Recuerda que aquí, en el hemisferio Sur, octubre es como nuestro abril. En la Ciudad Vieja, en una calle que baja hasta el borde del agua, la playa, gris como la arcilla, está desierta. Al fondo, se ve una plaza vacía con una columna solitaria que se recorta contra el mar. ¿Podrán haber seleccionado el lugar para demostrar que De Chirico sabe pintar? En estos paisaje desolados, a menudo se ve una figura solitaria vestida de luto
Ezequiel de Rosso
EL VALOR DE LA SONRISA   No cuesta nada, pero crea mucho. Enriquece a quienes reciben, sin empobrecer a quienes dan. Ocurre en un abrir y cerrar de ojos, y su recuerdo dura a veces para siempre. Nadie es tan rico que pueda pasarse sin ella, y nadie tan pobre que no pueda enriquecer por sus beneficios. Crea la felicidad en el hogar, alienta la buena voluntad en los negocios y es la contraseña de los amigos. Es descanso para los fatigados, luz para los decepcionados, sol para los tristes, y el mejor antídoto contra las preocupaciones. Pero no puede ser comprada, pedida, prestada o robada, porque es algo que no rinde beneficio a nadie a menos que sea brindada espontánea y gratuitamente. Y si en la extraordinaria afluencia de último momento de las compras de Navidad alguno de nuestros vendedores está demasiado cansado para darle una sonrisa, ¿podemos pedirle que nos deje usted una sonrisa suya? Porque nadie necesita tanto una sonrisa como aquel a quien no le queda ninguna que dar.
Anonymous
La niña de mi cuento soñaba con encontrar su estrella. Pasaba mucho tiempo observando el cielo y estudiando las estrellas, hasta que, un buen día, supo que la había localizado. Su estrella era el sol. ¿Cómo podría haber estado tan ciega? El sol que siempre estaba ahí cuando le necesitaba, que le enseñaba el mundo en todo su esplendor. El sol era una parte de ella. Claro que la niña sabía que el sol nunca podría pertenecer a nadie. Tan cegada estaba que no vio venir a su estrella. Sí, sabía que era hermosa y que su luz brillaba con mucho más vehemencia que el resto, pero no era el sol y ella creía ciegamente en él. Su estrella no se rendía, intentaba atraer su atención bailando a su alrededor, brillando con la luz más hermosa que se haya visto nunca y cantándole sus mejores canciones. La niña estaba impresionada, tanto que poco a poco se fue enamorando de su estrella. Un amor limpio, eterno, uno de esos amores que se te meten dentro y sabes que te destrozarán cuando decidan partir. Las nubes del invierno habían ocultado a su precioso sol y la niña empezaba olvidarse de su magnificencia, de la creencia del que sabe cuál es su destino. El invierno llegó y, de repente, el sol ya no le parecía tan imprescindible como antes. O al menos eso pensó, hasta que se sucedieron las estaciones y volvió la primavera. Él sol volvió a brillar de nuevo con fuerza y, a pesar de que su luz no iba dirigida a la niña, ella, tan ingenua como era, estaba segura de que sí lo era. Y se equivocó. Sabía que su estrella sufriría, pero pensaba que su hermosa luz jamás se apagaría, que aceptaría sus sentimientos por el sol. No fue así. La estrella se marchó y dejó de cantar para ella y, cuando lo hizo, se dio cuenta de que el sol siempre era silencioso. Era ella quien daba vida al sol y no al revés. Pero ya era tarde, demasiado tarde. La niña se quedó sola, escuchando el eco de su estrella sollozando. Al final aceptó que había perdido una estrella única y viva, por el sol que era mudo e incapaz de amar a nadie, que solo podía recibir y nunca dar. Así que le dio todo lo que tenía; su tiempo, su vida y su alma. No podía arrebatarle nada que ella no hubiera arrojado ya al vacío. Perdió a su estrella y el lamento del sol fue su único refugio.
W.Davies
Eu vos digo: é preciso ter ainda caos em si para poder dar à luz uma estrela dançante. Eu vos digo: vós tendes ainda caos em vós. Ai! Vem o tempo em que o homem não mais parirá estrela alguma. Ai! Está para vir o tempo do mais desprezível dos homens, que se tornou incapaz de desprezar a si próprio.
Friedrich Nietzsche
A minha mãe escondia os sentimentos; talvez soubesse amar, não sei, mas não sabia nem dizê-lo nem mostrá-lo. Uma noite, eu fingia dormir, entrou sem fazer ruído. Acendeu a luz da mesinha de cabeceira e contemplou-me uns momentos. Teria gostado de abrir os olhos, deitar-lhe os braços ao pescoço, mas o amor é dar e receber, isso adivinhava sem que ninguém mo tivesse ensinado.
Ilse Losa (O Mundo Em Que Vivi)
Sentimos que nuestra originalidad es nuestro hambre. Un hambre que desestabiliza las estructuras y formas, mina los lugares comunes y destierra los puntos de vista unívocos, porque su manifestación es la violencia. Un hambre, fuerza incontenible y violenta, que se marginaliza de las normas de la industria, porque lucha contra los condicionamientos y las mentiras del mercado y contra la explotación del “exotismo” en geografías supuestamente “subdesarrolladas”. Este cine, como condición irrefutable, le otorga un lugar ético y político a aquello a lo que se enfrenta. Un hambre que se experimenta, que se dice cine experimental. Se trata de un campo expresivo que entendemos en su dimensión más abarcativa, y donde erradicamos los falsos problemas (digital/analógico, cine/video, cine/cine expandido, ficción/documental). Allí el artista/cineasta simplemente toma y compone obras con los materiales, con los procedimientos que siente y considera más ajustados para darle luz a su expresión. Y eso es lo que nos interesa: la expresión, más allá de cualquier categoría o discusión por la técnica y el dispositivo por sí mismos. Un artista/cineasta cuya radicalidad se expresa tanto formal como éticamente, sin poder emanciparse entre sí. Un artista/cineasta siempre honesto e inconforme que expresa su hambre, su estado famélico y deseo de nomadismo, al no dar lugar a concesiones y manteniendo siempre su libertad. Abraza su hambre y su precariedad con amor, con tal de resguardar su libertad.
Anonymous
Passaram‑se semanas. Jerônimo tomava agora, todas as manhãs, uma xícara de café bem grosso, à moda da Ritinha, e tragava dois dedos de parati “pra cortar a friagem”. Uma transformação, lenta e profunda, operava‑se nele, dia a dia, hora a hora, reviscerando‑lhe o corpo e alando‑lhe os sentidos, num trabalho misterioso e surdo de crisálida. A sua energia afrouxava lentamente: fazia‑se contemplativo e amoroso. A vida americana e a natureza do Brasil patenteavam‑lhe agora aspectos imprevistos e sedutores que o comoviam; esquecia‑se dos seus primitivos sonhos de ambição; para idealizar felicidades novas, picantes e violentas; tornava‑se liberal, imprevidente e franco, mais amigo de gastar que de guardar; adquiria desejos, tomava gosto aos prazeres, e volvia‑se preguiçoso resignando‑se, vencido, às imposições do sol e do calor, muralha de fogo com que o espírito eternamente revoltado do último tamoio entrincheirou a pátria contra os conquistadores aventureiros. E assim, pouco a pouco, se foram reformando todos os seus hábitos singelos de aldeão português: e Jerônimo abrasileirou‑se. A sua casa perdeu aquele ar sombrio e concentrado que a entristecia; já apareciam por lá alguns companheiros de estalagem, para dar dois dedos de palestra nas horas de descanso, e aos domingos reunia‑se gente para o jantar. A revolução afinal foi completa: a aguardente de cana substituiu o vinho; a farinha de mandioca sucedeu à broa; a carne‑seca e o feijão‑preto ao bacalhau com batatas e cebolas cozidas; a pimenta‑malagueta e a pimenta‑de‑cheiro invadiram vitoriosamente a sua mesa; o caldo verde, a açorda e o caldo de unto foram repelidos pelos ruivos e gostosos quitutes baianos, pela muqueca, pelo vatapá e pelo caruru; a couve à mineira destronou a couve à portuguesa; o pirão de fubá ao pão de rala, e, desde que o café encheu a casa com o seu aroma quente, Jerônimo principiou a achar graça no cheiro do fumo e não tardou a fumar também com os amigos. E o curioso é que quanto mais ia ele caindo nos usos e costumes brasileiros, tanto mais os seus sentidos se apuravam, posto que em detrimento das suas forças físicas. Tinha agora o ouvido menos grosseiro para a música, compreendia até as intenções poéticas dos sertanejos, quando cantam à viola os seus amores infelizes; seus olhos, dantes só voltados para a esperança de tornar à terra, agora, como os olhos de um marujo, que se habituaram aos largos horizontes de céu e mar, já se não revoltavam com a turbulenta luz, selvagem e alegre, do Brasil, e abriam‑se amplamente defronte dos maravilhosos despenhadeiros ilimitados e das cordilheiras sem fim, donde, de espaço a espaço, surge um monarca gigante, que o sol veste de ouro e ricas pedrarias refulgentes e as nuvens tocam de alvos turbantes de cambraia, num luxo oriental de arábicos príncipes voluptuosos.
Aluísio Azevedo (O Cortiço)
Num bar à beira-mar, com ondas a desfazerem-se em espuma nas estacas e o luar testemunha de encontros na areia, ele conheceu uma mulher. Elas viviam todas a mesma Vida. Vidas que gritavam naquele universo de bebidas e venda do corpo. A luz era baça para dar ambiente. E elas eram pintadas, muito pintadas. Algumas escondiam olhos azuis no fundo de olheiras negras. Mas aceitavam tudo com naturalidade. Era tudo lógico. Tudo era apenas para ganharem o pão. Nas mesas homens de idade avançada desfaziam-se em sorrisos e ficavam por momentos mergulhados na ilusão do rejuvenescimento. Porque elas eram pródigas em carinhos. Eles tinham dinheiro. E quando alguém descobria a verdade ou se lembrava da verdade, havia nos seus sorrisos ríctus de tristeza que abafavam mergulhando-os nos copos espumantes. Foi ali que encontrou a mulher que o desejou. Ele queria dela o desejo desinteressado. Queria que o luar e o mar fossem as únicas testemunhas dos seus encontros. Ela gostava dele. Mas precisava de dinheiro para viver. O emprego dela era aquele. Os outros estavam vedados para ela. Custava-lhe aceitá-la como era. Sonhara sempre a mulher muito diferente. Nunca lançada ferozmente na conquista do pão. E de uma maneira trágica. Queria a posse desinteressada, beijada pela espuma do mar, na areia amarela. E tudo acabou quando ela lhe confessou que estava grávida dum outro homem. A solução era só uma. Não podia ficar sem trabalhar alguns meses para depois ter a despesa dum filho. E foi tão simples, tão natural, tão sem culpa na sua confissão, que ele fugiu e nunca mais voltou ao bar da beira-mar.
José Luandino Vieira
En Argelia los genios no relucen, arden. Aunque se libren del auto de fe, acaban en la hoguera. Si por algún descuido se le coloca bajo los focos, es para dar más luz a los francotiradores.
Yasmina Khadra (Qu'attendent les singes)
Unos buscan la piedra filosofal, otros tratan de llenar ese vacío acumulando fortunas, otros recurren al afecto humano, la sexualidad, algunos a la ciencia humana, o las aventuras más atrevidas y, así, en miles de caminos y alternativas que el mundo nos ofrece, que nos llevan siempre a la más absurda perdición porque nada, ni nadie, nos puede dar felicidad, sólo Aquel que nos creó.
Marino Restrepo (De la Oscuridad a la Luz (Spanish Edition))
En la estancia de paredes grises y a media luz, se respiraba una envolvente paz. El silencio emergía de cada rincón mezclándose con una inquietante sensación de acabamiento. Olía a éter. Dima consiguió por fin abrir los ojos, su mirada celeste, ligeramente rasgada, estaba pegada a aquel techo de escayola de color hueso, no había nada de especial en él, pero su mente se mostraba demasiado perezosa como para cambiar hacia otro objetivo y dejar de contemplarlo. Entonces se dio cuenta de que apenas podía mover la cabeza. Estaba tendido sobre una superficie acolchada, una cama suave y espumosa o por lo menos eso fue lo que se le figuró. Parpadeó un par de veces para después mover las cuencas de un lado a otro, fue así como consiguió desclavar los ojos del techo y dar con la única fuente de luz de la habitación, una especie de pantalla, un cuadro grande como una pizarra iluminado por una luz en su interior. A lo lejos divisó lo que parecían fotos pegadas sobre aquella superficie y le recordó las visitas al médico cuando tenía que llevar a su madre a la ciudad para hacerse ver los pulmones. “Lo siento señor Koval, pero a su madre no le queda mucho tiempo, puede que uno seis meses, así que hágale la vida lo más placentera posible porque ya sólo resta esperar.” Cerró los ojos ante aquel recuerdo sin poder evitar una punzada lastimándole el pecho. “Es una pantalla para ver radiografías”, pensó. Con gran alivio, notó que por fin podía mover la cabeza, la levantó poco a poco y confirmó que sus sospechas eran ciertas, yacía sobre una especie de camilla plegable de superficie almohadillada y estructura de aluminio. Su cuerpo era independiente de su mente, se notaba pesado, terriblemente pesado, sin apenas energía para moverse, como si tuviera atado sendos bloques de cemento a las cuatro extremidades y se imaginó a sí mismo como una sola masa, un gran cuerpo de metro noventa hecho de piedra inerte. Quiso levantarse, pero una nausea repentina le sacudió el estómago y tuvo que volver a la posición inicial, cerró los ojos, respiró hondo y cuando intuyó que el mundo volvía a detenerse lo volvió a intentar. Levantó la cabeza con cuidado, se incorporó muy despacio y consiguió sentarse por fin. En ese momento se dio cuenta de que estaba descalzo. Sus brazos al menos volvían a obedecerle, logró girarse y sacar las piernas de la camilla para colocarlas después en el suelo. Sus manos se aferraron con firmeza a la superficie mullida de aquella cama y por un momento, ahí sentado, se vio a sí mismo como suspendido en el aire, mirando hacia el horizonte que era el otro extremo de la habitación, iluminada por el débil reflejo del negatoscopio. Fijó sus ojos en aquel rincón y distinguió otra camilla...
Marie N. Vianco (Desde el tragaluz)
Los hombres y mujeres que carecen de una perspectiva bíblica tienden a pensar de la religión como la expresión más noble del carácter humano. La opinión popular en el mundo en general ha considerado generalmente la religión como algo inherentemente admirable, honorable y beneficioso. En realidad, ningún otro campo de las humanidades: filosofía, literatura, las artes, o cualquier otro, tiene tanta potencialidad para causar daño como la religión. Nada es más completamente malvado que la falsa religión, y cuanto más tratan los falsos maestros de vestirse de ropas de verdad bíblica, más verdaderamente satánicos son. No obstante, los emisarios de Satanás de aspecto benigno y hábilmente religiosos son ordinarios, no extraordinarios. La historia de la redención está llena de ellos, y la Biblia continuamente nos advierte contra tales falsos maestros: lobos salvajes con pieles de ovejas, «falsos apóstoles, obreros fraudulentos, que se disfrazan como apóstoles de Cristo. Y no es maravilla, porque el mismo Satanás se disfraza como ángel de luz. Así que, no es extraño si también sus ministros se disfrazan como ministros de justicia» (2 Corintios 11.13–15). Al dar su discurso de despedida en Éfeso, el apóstol Pablo les dijo a los ancianos de esa joven pero ya acosada iglesia que se levantarían falsos maestros no solo desde dentro de la iglesia, sino también que entrarían pasando desapercibidos en el liderazgo de la iglesia (vea Hechos 20.29–30; cp. Judas v. 4). Esto ha vuelto a suceder una y otra vez en cada fase de la historia de la iglesia. Los falsos maestros se visten con las ropas de Dios; quieren que las personas crean que ellos representan a Dios, y que conocen a Dios, y que tienen una perspectiva especial de la verdad y la sabiduría divinas, aunque son emisarios del mismo infierno.
John F. MacArthur Jr. (Las lecturas diarias de MacArthur: Desatando la verdad de Dios un día a la vez (Spanish Edition))
Me contó que cuando comprobó que funcionaba con un panel solar que, con dar tan poca leche, daba leche de sobra, se le cayeron los gastos de luz. Cuando notó que ya no quería ir a ningún sitio, se le fugaron los que nunca sufriría ya por coche. Cuando se vio guapo como nunca luciendo el cahquetón que le regalé, se le deprimieron los costes de ropa. Cuando comprobó que para evitar adicciones no debía usar cosméticas, se le evadieron los de aseo. Cuando se percató de que cargar con palos para calentarse quemándolos no era fatigoso sino deportivo, se le murieron los desembolsos que tendría que haber hecho por calefacción.
Santiago Lorenzo (Los asquerosos)
se ha contentado con pequeñas luces que alumbran el instante fugaz, pero que son incapaces de abrir el camino. Cuando falta la luz, todo se vuelve confuso, es imposible distinguir el bien del mal, la senda que lleva a la meta de aquella otra que nos hace dar vueltas y vueltas, sin una dirección fija. Por tanto, es urgente recuperar el carácter luminoso propio de la fe, pues cuando su llama se apaga, todas las otras luces acaban languideciendo. Y es que la característica propia de la luz de la fe es la capacidad de iluminar toda la existencia del hombre. Porque una luz tan potente no puede provenir de nosotros mismos; ha de venir de una fuente más primordial, tiene que venir, en definitiva, de Dios» (Lumen fidei, 3-4).
Robert Sarah (Se hace tarde y anochece (Spanish Edition))
¿Sabés a qué conclusión he llegado con todo lo que me ha pasado, Arturo, con todas las cosas que le pasan a este país? A una idea muy pobre del ser humano. Pareciera que en el fondo de todos nosotros hubiese un monstruo. Que sólo espera el momento propicio para salir a la luz y causar estragos. Claro que me cuesta mucho imaginar que Marta pudiera estar involucrada en algo tan terrible. Como, por su situación, era odiada por mucha gente, que así quería congraciarse con Odilia, la mujer de Castillo Armas, todo eso podría ser una calumnia nacida en esos círculos. O, también, una manera de apartar la atención sobre los verdaderos culpables. En fin, no lo sé. Perdoname, pero no te puedo dar una respuesta.
Mario Vargas Llosa (Tiempos recios)
Un pastor sin gracia es semejante a un hombre ciego elegido para dar clases de óptica, filosofando sobre la luz y la visión, disertando sobre ese asunto, y tratando de ayudar a los demás a distinguir las delicadas sombras y los matices de los colores del prisma, estando él sumergido en la más profunda oscuridad. Es un mudo nombrado profesor de canto; un sordo a quien se pide que juzgue sobre sinfonías y armonías. Es como un topo que pretende enseñar a aguiluchos cómo volar; como
Charles R. Swindoll (EL despertar de la gracia: Crecer en la gracia es una cosa. Viviarla es otra.)
LI LORD No sé si tú, Platero, sabrás ver una fotografía. Yo se las he enseñado a algunos hombres del campo y no veían nada en ella. Pues éste es Lord, Platero, el perrillo foxterrier de que a veces te he hablado. Míralo. Está ¿lo ves? en un cojín de los del patio de mármol, tomando, entre las macetas de geranios, el sol de invierno. ¡Pobre Lord! Vino de Sevilla cuando yo estaba allí pintando. Era blanco, casi incoloro de tanta luz, pleno como un muslo de dama, redondo e impetuoso como el agua en la boca de la caño. Aquí y allá, mariposas posadas, unos toques negros. Sus ojos brillantes eran dos breves inmensidades de sentimientos de nobleza. Tenían vena de loco. A veces, sin razón, se ponía a dar vueltas vertiginosas entre las azucenas del patio de mármol, que en mayo lo adornan todo, hojas, azules, amarillas de los cristales traspasados del sol de la montera, como los palomos que pinta don Camilo... Otras se subía a los tejados y promovía un alboroto piador en los nidos de los aviones... La Macaria lo enjabonaba cada mañana y estaba tan radiante siempre como las almenas de la azotea sobre el cielo azul, Platero. Cuando se murió mi padre, pasó toda la noche velándolo junto a la caja. Una vez que mi madre se puso mala, se echó a los pies de su cama y allí se pasó un mes sin comer ni beber... Vinieron a decir un día mi casa que un perro rabioso lo había mordido... Hubo que llevarlo a la bodega del Castillo y atarlo allí al naranjo, fuera de la gente. La mirada que dejó atrás por la callejilla cuando se lo llevaban sigue agujereando mi corazón como entonces, Platero, igual que la luz de una estrella muerta, viva siempre, sobre pasando su nada con la exaltada intensidad de su doloroso sentimiento... Cada vez que un sufrimiento material me punza el corazón, surge ante mí, larga como la vereda de la vida a la eternidad, digo, del arroyo al pino de la Corona, la mirada que Lord dejó en él para siempre cual una huella macerada.
Juan Ramón Jiménez (Platero y yo: Elegía Andaluza (Spanish Edition))
mãe (s.f.) é um termo usado para designar um coração capaz de amar infinitamente. é sentir por dois, sorrir por dois, sofrer por dois. é dar o melhor de si, duas vezes. é aquela que cura com um abraço. que sara machucado com um beijo. aquela que deu à luz amor.
João Doederlein (O Livro dos Ressignificados)
Pensaría las palabras precisas y las pronunciaría con la absoluta convicción de que, traspasando los límites de la razón, del entendimiento, de lo cognoscible y de lo perceptible, hurgaría en mentes ajenas, inquietaría corazones, se apoderaría de cuerpos sanos y los abandonaría descompuestos en un eterno retorno, en una incesante repetición, hasta dar por fin con aquel a quien le anunciaría: —Regreso a tu piel.
Luz Gabás (Regreso a tu piel)
El eterno feminino, la mujer infantil, el sitio de la mujer es el hogar. Eso es lo que les decían. Pero el hombre estaba cambiando; su lugar se hallaba en el mundo y el mundo se estaba ampliando. La mujer se estaba quedando atrás. La anatomía era su destino; podía morir al dar a luz o vivir para llegar a los treinta y cinco o parir a los doce, mientras que el hombre controlaba su destino con esa parte de su anatomía que ningún otro animal posee: su mente. Las mujeres también tenían mente. Y también tenían la necesidad humana de crecer. Pero el trabajo que alimenta la vida y que hace que avance ya no se hacía en casa, y a las mujeres no se las formaba para comprender el mundo y trabajar en él. Recluida en el hogar, como una niña más entre sus niños, pasiva, sin que ninguna parte de su existencia estuviera bajo su control, una mujer sólo podía existir agradando al hombre. Dependía totalmente de la protección de éste en un mundo en cuyo diseño no participaba. El mundo masculino. Nunca pudo crecer para plantear preguntas humanas tan sencillas como ¿Quién soy? ¿Qué es lo que quiero?
Betty Friedan (The Feminine Mystique)
Resulta igualmente curioso que nadie hable del machismo de los habitantes de países que obligan a las mujeres a perder su apellido cuando se casan, incluso hoy en día, adoptando en su lugar el del marido —seguido en su caso de una «a», como sigue sucediendo en la actualidad en la excomunista Rusia—. Sorprende que todavía hoy las muy feministas mujeres del norte y centro de Europa o los EE. UU. acepten sin rechistar que una vez casadas pierdan su apellido y que sus hijos que tanto esfuerzo ha costado dar a luz lleven en exclusiva los apellidos del padre. Mientras… aquí no sólo lo han conservado siempre (incluso en pleno franquismo) sino que era y es costumbre de muchas personas utilizar más el apellido de la madre que el del padre, sin que nadie se escandalizara por ello, aunque hoy quepa además cambiarlos legalmente de orden sin problemas.
Alberto Gil Ibáñez (La leyenda negra: Historia del odio a España (Spanish Edition))
Dar a luz es un privilegio que permite a la gente a traer a sus vidas seres queridos de las vidas pasadas o para agregar nuevas almas al clan eterno. El amor puro que vemos en los ojos de un bebé al nacer es simplemente una reunión familiar, los seres queridos que se unen de nuevo desde otras dimensiones y zonas horarias
Lou Baldin (GRADUACION EN EL COSMOS (Spanish Edition))
¿Quién comprará, en los días perecederos, ásperos, un pedacito de café con leche, y quién, sin ella, bajará a su rastro hasta dar luz?
César Vallejo (Poemas humanos (Poesía nº 137))
realidad, Maitland sigue una pauta antiplatónica. En cuanto aniquila la luz de sus ojos, se atreve a dar un paso atrás, desde el mundo de la verdad y de la hipervisibilidad a la cueva, a este espacio medio oculto de los ensueños y del deseo.
Byung-Chul Han (La agonía del Eros (Pensamiento Herder))
Mas la sorpresa vino cuando puse atención en lo que esta- ba escrito en el folio mismo del cuadernillo, que separaba el volante. Se leía una lista de libros, donde el número once po- nía: Manuscrito pernicioso de los indios infieles de Ilabaya; y en corchetes le seguía una glosa en tinta azul moderna, hecha con un bolígrafo común de nuestros días: [Arte de los Qui- pus, 1574]. Enseguida saqué la nota de papel que aún conser- vaba arrugada en el bolsillo de atrás de mis vaqueros; la releí con mayor detenimiento y sentí que volvía a ser observada; me giré a mirar hacia la puerta y ésta se cerró con un golpe de viento. Un escalofrío recorrió mi cuerpo. Entonces pensé en cuestión de segundos cuál tendría que ser el paso a seguir. ¿Fotografiar estas listas?, ¿llamar a Salamanca a mi profesora, la doctora Del Pozo?, ¿llamar a Burgos y contárselo a María Con- cepción?, ¿guardar silencio?, ¿comunicarme con el de la carta?, ¿y si era una broma?, ¿quién me gastaría una broma así?, ¿me estaría poniendo a prueba el Padre José?. De pronto, mis pen- samientos consiguieron asociar la palabra ‘Inquisición’ impre- sa en el viejo volante, que hizo de separador en el cuadernillo, con aquella foto del folio de algún Índice colonial, que yo vie- ra en la exposición fotográfica itinerante del Museo de la Santa Inquisición el primer día que llegué al Perú. Yo había estado soñando con poseer ese libro pecaminoso, que supuse un Bes- tiario indiano. Pero el gran pecado del libro de Ilabaya parecía ir por el camino de dar luces a la escritura indígena, idólatra hijastra de Belcebú para ciertos inquisidores. Mi corazón casi detuvo sus latidos. Entonces clavé mis ojos en la poca luz que aún entraba por la claraboya del techo, y luego los cerré. Oí el zumbido de un moscardón, o tal vez sólo le imaginé. Resoplé. O suspiré. Mis cartas estaban echadas desde un principio".
Ofelia Huamanchumo de la Cuba (Por el Arte de los Quipus)
Que proveito tenho eu se o nascimento eterno do filho divino ocorre sem cessar, mas não ocorre dentro de mim? Que proveito obtenho eu do fato de Deus dar à luz o seu filho, se eu não o trago à luz em minha época, e em minha cultura?
Meister Eckhart
EL VALOR DE LA SONRISA No cuesta nada, pero crea mucho. Enriquece a quienes reciben, sin empobrecer a quienes dan. Ocurre en un abrir y cerrar de ojos, y su recuerdo dura a veces para siempre. Nadie es tan rico que pueda pasarse sin ella, y nadie tan pobre que no pueda enriquecer por sus beneficios. Crea la felicidad en el hogar, alienta la buena voluntad en los negocios y es la contraseña de los amigos. Es descanso para los fatigados, luz para los decepcionados, sol para los tristes, y el mejor antídoto contra las preocupaciones. Pero no puede ser comprada, pedida, prestada o robada, porque es algo que no rinde beneficio a nadie a menos que sea brindada espontánea y gratuitamente. Y si en la extraordinaria afluencia de último momento de las compras de Navidad alguno de nuestros vendedores está demasiado cansado para darle una sonrisa, ¿podemos pedirle que nos deje usted una sonrisa suya? Porque nadie necesita tanto una sonrisa como aquel a quien no le queda ninguna que dar.
Dale Carnegie (Cómo ganar amigos e influir sobre las personas)
De los veintitrés maestres de la Orden del Temple, trece murieron en combate, lo cual puede dar una idea de la valentía y el coraje del que hacían gala estos caballeros.
Templespaña (Codex Templi: Los misterios templarios a la luz de la historia y de la tradición)
El viaje de su vida tiene un propósito externo y otro interno. El propósito externo es llegar a su meta o destino, lograr lo que decide hacer, alcanzar esto o aquello, lo que por supuesto, implica futuro. Pero si su destino, o los pasos que va a dar en el futuro, absorben tanto su atención que se vuelven más importantes para usted que el paso que está dando ahora, entonces pierde completamente el propósito interno, que no tiene nada que ver con a dónde va o con qué está haciendo sino con cómo. No tiene nada que ver con el futuro sino con la calidad de su conciencia en este momento. El propósito externo pertenece a la dimensión horizontal del espacio y el tiempo; el propósito interno concierne a una profundización de su Ser en la dimensión vertical del Ahora sin tiempo. Su viaje externo puede constar de un millón de pasos; su viaje interno sólo tiene uno: el paso que está dando ahora mismo. Según se vuelve más profundamente consciente de ese único paso, se da cuenta de que ya contiene en sí mismo todos los demás pasos así como el destino. Este único paso se transforma entonces en una expresión de la perfección, un acto de gran belleza y calidad. Lo habrá llevado a usted al Ser y la luz del Ser brillará a través de él. Este es a la vez el propósito y el logro de su viaje interno, el viaje hacia usted mismo.
Eckhart Tolle (El poder del ahora)
Al usar en una lengua la palabra que sirve para eso en la otra, resuenan los atributos de una y de la otra: si uno dice Dame fuego cuando ellos dicen Dame una luz ¿qué no se aprende sobre el fuego, la luz y sobre el acto de dar
Yuri Herrera (Signs Preceding the End of the World)
No es solo una cuestión de supervivencia. Para estar en el mundo como Cristo espera de nosotros, tendremos que pasar mucho más tiempo fuera del mundo, en profunda oración y sometiendo nuestro espíritu a cuantiosas pruebas, como Jesús hizo al retirarse al desierto para orar antes de su vida pública. No podemos dar al mundo algo que no tenemos. Si el pueblo de Israel se hubiera integrado en la cultura de Babilonia, habrían dejado de ser la luz del mundo. Lo mismo con la Iglesia.
Rod Dreher (La opción benedictina: Una estrategia para los cristianos en una sociedad postcristiana (100XUNO nº 38) (Spanish Edition))
Tesorero:Bienvenidos amigos a la Fiesta de 19 Días, soy yo su Tesorero  para este año … Gumbercindo:Permiso, Tesorero. T:​Gumbercindo, estoy hablando sobre el fondo. G:​Sí, precisamente, quiero hablar contigo sobre el fondo. T:​Ahora, no. El fondo es un asunto confidencial. G:​¡Oh, pero confío en ti! T:​Está bien, Gumbercindo. Dime. G:​He decidido no dar al Fondo Nacional. T:​¿Verdad? ¿Por qué no? G:​Bueno, leí el informe del Tesorero Nacional y dice que todo está bien. T:​No tanto. Tenemos que hacer mucho más … G:​Dijo que el año pasado hubo más ingresos que gastos. T:​Verdad, pero estamos creciendo… G:​Que la Asamblea pudo dar dinero al Instituto y al Fondo Internacional. T:​Cierto, pero fueron contribuciones simbólicas … G:​Pues, ya que la Asamblea Nacional tiene muchos cuartos, no necesita lo mío. T:​Tu sabes, mi querido Gumbercindo, que dar al fondo es voluntario. G:​Lo sé. T:​Pero también es un asunto de consciencia. G:​Así mismo, estoy consciente de que no necesita lo mío. T:​¿Por qué el Fondo Nacional tiene un poco de dinero? G:​Si, por eso. No necesita lo mío T:​¿Dónde obtuvo la Asamblea ese dinero? G:​Los donantes donaron. Por eso. No necesita lo mío. T:​¿Para qué usan ese dinero? G:​Para promover actividades. No necesita lo mío. T:​¿Cuáles son las actividades financiadas con el fondo? G:​Círculos de estudio, clases de niños y pre-jóvenes, reuniones devocionales y de reflexión. Muchas cosas. No necesita lo mío. T:​¿Cuál es el objetivo de todas esas actividades? G:​Difundir la Luz de Bahá para que ilumine el mundo oscuro. Salvar a la humanidad. No necesita lo mío. T:​¿No quieres formar parte de eso? G:​ No sería mal. No necesita lo mío.
Joe Roc (La Educación de Gumbercindo : Diálogos sobre la Sangre Vital Volumen 1 (Diálogos con Gumbercindo) (Spanish Edition))
Al final, Ana, nuestra tarea, la de nosotras mujeres, es dar a luz y cerrar los ojos de los muertos. Exactamente los dos pasos claves de la humanidad. Como si la historia realmente dependiese de nuestras manos.
Marcela Serrano (Nosotras que nos queremos tanto)
...es necesario dar 'luz', pero aquellos que no saben oír y que responden con oscuridad cuando se les ofrece la 'luz': a ellos es necesario dejarlos ir por su camino y evitar que interfieran con el nuestro...
Jacobo Grinberg-Zylberbaum (Pachita (Spanish Edition))
Te amo, Señor. Ven, trae tu luz y expulsa la oscuridad. Trae tu verdad y expón las mentiras. Hay muchas cosas en mí que me impiden dar y recibir amor. Límpiame con tu sangre. Libérame de esas mentiras que me impiden conocer tu amor. Quiero caminar hacia la luz en el camino que has elegido para mí.
Neal Lozano (Unbound: A Practical Guide to Deliverance (from Evil Spirits))
Love is a symphony,” my teacher, Ms. Luz, said. “The movements mirror the progression of a love affair. From the opening sonata, something unexpected hits you. It’s fresh, raw, exhilarating. Full of hope and promise. By the second and third movements, you’re consumed with one another. It’s passionate and heart-wrenching. An emotional rollercoaster preparing us for the fourth movement. The finale, one we anticipate with bated breath, can be glorious or tragic.
Auden Dar (Maestro)
salieron a dar un paseo,
Marie J. Cisa (El Secreto de las Azucenas)
Ahora estoy a la luz del día, frente a mi propia muerte. Y sé que no hay un solo poder que valga la pena tener. Y ese es el poder, no de tomar, sino de aceptar. No de tener, sino de dar.
Ursula K. Le Guin (Historias de Terramar II: La costa más lejana / Tehanu)
Entonces te vi, en algún lado. Encontrándote sin esperarte, teniéndote sin pedirlo. Hubo luz, hubo más. ¿Fue magia? No lo sé explicar. Ahora no hay oscuridad, hay algo más… Algo más.
Darlis Stefany (Cautivando a Ashton (BG.5) (Spanish Edition))
alguien que se esconde entre las sombras, temeroso de dar un paso y de exponer su sueño a la luz, por miedo a que ese contacto lo haga desintegrarse.
Julia Cameron (El camino del artista)
Los hombres sólo heredan el mundo, Las mujeres dan a luz al mundo. Si las mujeres pueden dar a luz al mundo, Las mujeres pueden dirigir el mundo.
Abhijit Naskar (Vande Vasudhaivam: 100 Sonnets for Our Planetary Pueblo)
Si las mujeres pueden dar a luz al mundo, Las mujeres pueden dirigir el mundo.
Abhijit Naskar (Vande Vasudhaivam: 100 Sonnets for Our Planetary Pueblo)
Aquella noche nos habíamos acostado sin hablarnos. Yo estuve leyendo, no sé qué, y a veces, de reojo, veía dormirse a Cecilia. Ella tenía una expresión lenta, dulce, casi risueña, una expresión de antes, de cuando se llamaba Ceci, para la que yo había construido una imagen exacta que ya no podía ser recordada. Nunca pude dormirme antes que ella. Dejé el libro y me puse a acariciarla con un género de caricia monótona que apresura el sueño. Siempre tuve miedo de dormir antes que ella, sin saber la causa. Aún adorándola, era algo así como dar la espalda a un enemigo. No podía soportar la idea de dormirme y dejarla a ella en la sombra, lúcida, absolutamente libre, viva aún. Esperé a que se durmiera completamente, acariciándola siempre, observando cómo el sueño se iba manifestando por estremecimientos repentinos de las rodillas y el nuevo olor, extraño, apenas tenebroso, de su aliento. Después apagué la luz y me di vuelta esperando, abierto al torrente de imágenes. Pero aquella noche no vino ninguna aventura para recompensarme el día. Debajo de mis párpados se repetía, tercamente, una imagen ya lejana. Era precisamente, la rambla a la altura de Eduardo Acevedo, una noche de verano, antes de casarnos. Yo la estaba esperando apoyado en la baranda metido en la sombra que olía intensamente a mar. Y ella bajaba la calle en pendiente, con los pasos largos y ligeros que tenía entonces, con un vestido blanco y un pequeño sombrero caído contra una oreja. El viento la golpeaba en la pollera, trabándole los pasos, haciéndola inclinarse apenas, como un barco de vela que viniera hacia mí desde la noche. Trataba de pensar en otra cosa; pero, apenas me abandonaba, veía la calle desde la sombra de la muralla y la muchacha, Ceci, bajando con un vestido blanco. Entonces tuve aquella idea idiota como una obsesión. La desperté, le dije que tenía que vestirse de blanco y acompañarme. Había una esperanza, una posibilidad de tender redes y atrapar el pasado y la Ceci de entonces. Yo no podía explicarle nada; era necesario que ella fuera sin plan, no sabiendo para qué.
Juan Carlos Onetti (El pozo)
Ante 9.000 personas, iluminado por la luz de 120 focos, sobre la pista de 397,27 metros, consigue dar 115 vueltas, recorre 45,871 kilómetros,
Jon Rivas (En París se han vuelto locos)
Muchos prisioneros hablaban con emoción del dolor y el sufrimiento experimentado por sus familias en Iraq. El bebé de ocho meses de Adnan tenía una terrible diarrea y fiebre muy alta la última vez que lo había visto. Su familia no podía conseguir medicamentos por un bloqueo de las Naciones Unidas, y no sabía si el niño seguía vivo. La hermana de Ghasan Nidal había muerto dos días después de dar a luz porque en dos hospitales no pudieron darle oxígeno.
Robert Fisk (La gran guerra por la civilización: La conquista de Oriente Próximo)
Que coisa? Não sei. Qualquer coisa, um feto que está nas entranhas do futuro, — ou cinco fetos para imitar uma senhora de Aracati, estação da estrada de ferro Leopoldina, que acaba de dar à luz cinco criaturas. Todas gozam perfeita saúde. Eis o que se chama vontade de criar. Parecem uns retardatários, munidos de bilhetes, que receiam perder o espetáculo, e entram aos magotes. Não, amiguinhos, não é tarde; qualquer que seja a hora, chegareis a tempo. O espetáculo é semelhante ao panorama do Rio de Janeiro, de Victor Meirelles; está sempre no mesmo pavilhão.
Machado de Assis (Obras Completas de Machado de Assis VI: Crônica)
Fui testigo de su impotencia ante situaciones cotidianas como orientarse por la calle, encontrar el andén correcto de una estación, descifrar la factura de la luz —aunque me pregunto si alguno de los que sabemos leer entendemos el embrollo de las tarifas eléctricas—, dar con la papeleta escogida para votar o elegir un plato en un restaurante.
Irene Vallejo (El infinito en un junco)
Aquello es un peñasco o dos peñascos? ¿Y si la luz fuese la sombra, la gracia el pecado, la oración la blasfemia, el cielo el infierno y el oro el guijarro? ¿Si el verso, poetas cortesanos, si el verso no fuese de cristal sino de barro? ¿SÍ hacia la derecha y hacia la izquierda fuesen sólo una vana y estéril disputa de las manos? ¿Si no hubiese boca arriba y boca abajo y no supiésemos tampoco quién es el que duerme al revés, la lechuza o el murciélago? ¿Si de tanto dar vueltas, de tanto columpiarnos, de tanto ir y venir del caño al coro y del coro al caño nos trabucásemos diciendo ¡cono!, pero si no sabemos dónde estamos?
León Felipe (Nueva Antología Rota)
Hay ondas sombrías en la mente del hombre que rompen en las playas azules de una estrella y revierten más tarde, como un relámpago divino, sobre los mismos surcos de la frente. Y gritos opacos y blasfemos que vuelven a la boca en un eco agudo y jubiloso de luz. ... Abro la puerta roja de mi pecho para dar de beber a las estrellas y la sangre mía que se llevan es la savia por donde voy ascendiendo al elevado reino de la luz.
León Felipe (Nueva Antología Rota)
EL Poeta Prometeico viene a dar testimonio de la Luz. El Poeta maldito… a dar testimonio de la Sombra. Es el mismo poeta prometeico. Se le llama así… cuando se acerca a los infiernos… porque la línea inquebrantable y monótona de sus versos que es siempre la resultante de la voluntad humana y del empuje del Viento y que no se doblega ni se tuerce… tiene que pasar fatalmente… por el centro mismo del infierno como el eje de la Tierra.
León Felipe (Nueva Antología Rota)
Esa es la clase de apoyo más importante que se necesita. Si sus sueños provienen de Dios, siempre necesitarán la intercesión. Las personas de oración, como las parteras, ayudan a dar a luz a las promesas milagrosas en su vida. Harán que los obstáculos que enfrente sean más tolerables.
Heidi Baker (El Nacimiento de lo milagroso: El poder de los encuentros personales con Dios que cambian su vida y al mundo (Spanish Edition))
Vale que ya tenía costeado el comestible y lo de limpiar. Pero le harían falta más cosas. ¿O no? Pues no. Me contó que cuando comprobó que funcionaba con un panel solar que, con dar tan poca leche, daba leche de sobra, se le cayeron los gastos de luz. Cuando notó que ya no quería ir a ningún sitio, se le fugaron los que nunca sufriría ya por coche. Cuando se vio guapo como nunca luciendo el chaquetón que le regalé, se le deprimieron los costes de ropa. Cuando comprobó que para evitar adicciones no debía usar cosméticas, se le evadieron los de aseo. Cuando se percató de que cargar con palos para calentarse quemándolos no era fatigoso sino deportivo, se le murieron los desembolsos que tendría que haber hecho por calefacción. Lo mismo con los de sanidad, botiquín y en general con casi todos. El ascetismo ese suyo era divertido, saludable, activador y benefactor.
Santiago Lorenzo (Los asquerosos)
– Ontem à noite – começou Ventarrón –, saí para dar uma volta, depois que você dormiu, e vi uma luz por aí, e me aproximei para olhar. Naquele lugar existe um hotel, no alto de uma pequena montanha, e num primeiro momento acreditei que tinha se incendiado, de tanto brilho. Mas não havia fogo algum. Desci e me aproximei das janelas. Também não era uma festa. Era uma luz radioativa, que pulsava, e pulsava tanto que sacudia todo o hotel… Uma luz vermelha, horrível, e a temperatura tinha subido vários milhares de graus… Como não tinha nenhuma intenção de me transformar num vento atômico, me afastei e fiquei olhando. Aquilo ia de mal a pior. Eu mesmo comecei a ficar assustado. E olhe que sou o mais eficaz que há numa fuga. Mas sei que existem sustos a distância dos quais não vale a escapatória. E então, de repente, o hotel inteiro caiu, derretido como um floco de neve ao sol. E lá estava, livre, aceso e horrível, o Monstro… o menino que não deveria ter nascido. Sua voz, que já era grave, tinha adquirido uma ressonância de além-túmulo, muito pessimista. Suas últimas palavras fizeram um arrepio correr pelas costas de Delia. – Que menino…? Que monstro…? – Existe uma lenda que diz que um dia vai nascer, num hotel termal da zona, um menino dotado de todo o poder das transformações, um ser que será a cápsula de todos os ventos do mundo, o molde do vento, e, portanto, feio de espantar… pelo menos para mim, e para você, porque o que em mim está do lado de fora, nele está do lado de dentro, impulsionando todas as deformações. Já percebe que isso que eu estava vendo me dizia respeito. – E o que aconteceu? – Nada. Saí correndo e aqui estou. O problema é que agora o Monstro está solto e à sua procura. – Eu? Por que eu? – Porque assim diz a lenda – respondeu o vento, críptico. – E é óbvio que a lenda se transformou em realidade.
César Aira (Cómo me hice monja / La costurera y el viento)
Al usar en una lengua la palabra que sirve para eso en la otra, resuenan los atributos de una y de la otra: si uno dice Dame fuego cuando ellos dicen Dame una luz, ¿qué no se aprende sobre el fuego, la luz y sobre el acto de dar?
Yuri Herrera (Signs Preceding the End of the World)
Mulheres são os melhores juízes de mulheres. Disseram filósofos e moralistas, uns grandes santos como S. Paulo, e outros grandes ateus como Voltaire, que a mulher é um ser exuberante de sensibilidade, e apoucado de raciocínio. Daí vem o denegarem-lhe acesso às ciências abstractas, às políticas, aos parlamentos, ao magistério, às regiões intelectivas do maquinismo social, e mandaremnas cuidar dos filhos, e fiar na roca. Se o absurdo vinga, se, por alvitre grosseiro do mais forte, a mulher é um ente inepto para exercitar a razão, com que direito as julgamos e sentenciamos, segundo a razão, sendo as suas culpas demasias de sentimento. A injustiça é flagrante e odiosa. Privam-nas de razão para as excluírem das funções que a requerem; sentenciamnas pela razão, se o sentimento, seu dom essencial, as desvia do piso demarcado por ela. Isto é uma tirania, uma inquisição, uma crueza turca. A mulher não pode ser julgada por nós. Somos os senhores feudais da razão. A nossa alçada respira a prepotência do braço e cutelo. Estamos em insurreição permanente contra o santíssimo apostolado de Jesus, que baixou seu divino braço por igual sobre o homem e mulher. Não podemos superintender no foro do coração, porque a nossa jurisprudência é toda de cabeça, e o nosso código em pleitos de alma é estúpido ou hipócrita. Quem é o juiz da mulher? O homem que a despenha do abismo, onde a lançou o amor, ao abismo do opróbrio. É o homem, que lhe entalha o ferrete da ignomínia na face onde imprimira o beijo da perdição. O altar onde se adora uma mulher é ao mesmo tempo a asa onde ela se dá em holocausto. Pecadora por muito sentir e chorar, amar e crer, quando nos abre céus e céus de alegria e glória, abrimos-lhes nós o inferno dos desenganos, e o suplício extremo do descrédito. O mundo não as exija, mas afronta-as; o coração não as incrimina, mas agoniza na horrível soledade para onde a razão o desterra. E somos nós os juízes, porque entramos numa herança usurpada pela força primeiro, e legalizada depois pelo sofisma escrito. A mulher foi escrava do braço, antes de o ser da superioridade moral. Quando o homem chamou a ciência a dar um testemunho falso da sua primazia, a mulher, quebrantada pela escravidão do braço, não pôde remir-se com as forças do espírito. Ainda assim, o tirano, receoso da emancipação, fez em redor da escrava as trevas da ignorância, para que a razão da mulher não pudesse conceber da luz o germe que a reabilitasse. Pegou da formosa flor, cercou-a de estevas, cobriu-a de sombras por onde o sol não podia coar uma réstia reanimadora. Esta maquinação arteira sobreviveu a todas as borrascas sociais. Os fautores, e ainda os mártires da igualdade perante Deus e perante a lei, nunca proferiram uma palavra, nem verteram gota de sangue para o resgate moral da mulher. O Filho de Maria disse que a mulher era igual ao homem, e levou para o céu o segredo da sua emancipação. Ficámos nós cá, os açambarcadores do entendimento escrevendo livros, que sacrilegamente denominamos de moral derivada do Evangelho, e neles demarcamos a 47 profunda raia que estrema RAZÃO de SENTIMENTO. A razão para nós, o sentimento para elas. Se, todavia, o sentimento claudica nos preceitos da razão pautada e insofrida, condenamos a mulher pela culpa de se deixar perder na obscuridade, à míngua duma lâmpada que lhe negáramos.
Camilo Castelo Branco (O Que Fazem Mulheres)
Ahora puedo resumir veinticinco años de investigación de este modo: «Me he dado cuenta de que los seres humanos somos mamíferos. Todos los mamíferos se esconden o se aíslan para dar a luz. Necesitan intimidad. A los humanos les sucede lo mismo. Hay que tener constantemente presente esta necesidad de intimidad».
Michel Odent (El bebé es un mamífero (Spanish Edition))