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Mi tesoro adorado: Sólo cuando nos alejamos de las personas queridas podemos medir el cariño. Hoy sé cuánto te quiero y que no puedo vivir sin vos. Esta inmensa soledad sólo está llena con tu recuerdo. He escrito a [el presidente] Farrell pidiéndole que me acelere el retiro; en cuanto salga nos casamos y nos vamos a cualquier parte a vivir tranquilos [...] Esta [carta] te la mando por un muchacho porque es probable que me intercepten la correspondencia. De casa me trasladaron a Martín García, y aquí estoy sin saber por qué y sin que me hayan dicho nada. ¿Qué me decís de Farrell y de Ávalos (entonces jefe de la Armada)? Dos sinvergüenzas con el amigo. Así es la vida [...] Debes estar tranquila y cuidar tu salud mientras yo esté lejos, para cuando vuelva. Yo estaría tranquilo si supiera que vos no estás en ningún peligro y te encuentras bien [...] Viejita de mi alma, tengo tus retratos en mi pieza, los miro todo el día con lágrimas en los ojos. Que no te vaya a pasar nada porque entonces habré terminado mi vida. Cuidate mucho y no te preocupes por mí, pero quereme mucho que hoy lo necesito más que nunca”.
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Pacho O'Donnell (Breve historia argentina. De la Conquista a los Kirchner (Spanish Edition))