Cuando Me Muera Quotes

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Me muera cuando me muera quiero que mi tumba huela como tu cuerpo ahorita.
Ángeles Mastretta (Arráncame la vida)
Ya me sobrará tiempo para descansar cuando me muera, pero esta eventualidad no está todavía en mis proyecto
Gabriel García Márquez (Love in the Time of Cholera)
Lo que yo quiero, es ser admirado de los demás, elogiado de los demás [...]. Pero esta vida mediocre... ser olvidado cuando muera, eso sí que es horrible [...] sin embargo, algún día me moriré, y los trenes seguirán caminando, y la gente irá al teatro como siempre, y yo estaré muerto, bien muerto... muerto para toda la vida.
Roberto Arlt (El juguete rabioso)
El Frente intentó protegerse cruzando las manos sobre la cara como si con ellas tapara un molesto rayo de sol.
Cristian Alarcón (Cuando me muera, quiero que me toquen cumbia: Vidas de pibes chorros)
Ya me sobrará tiempo para descansar cuando me muera, pero esta eventualidad no está todavía en mis proyectos.
Gabriel García Márquez (Love in the Time of Cholera)
Espero que cuando me muera alguien tenga sentido común suficiente como para tirarme al río o algo así. Cualquier cosa menos meterme en un maldito cementerio. Eso de que venga la gente los domingos a ponerte ramos de flores en el estómago y todo ese rollo. ¿Quién quiere flores cuando ya se ha muerto? Nadie.
J.D. Salinger (The Catcher in the Rye)
Sin embargo, todavía sostiene el cuerno de Roland, el utilizado por Arthur Eld, o eso contaban las historias. No iba a devolverlo. «Porque lo toco mejor de lo que tú nunca lo hiciste —le dice a Roland, riendo—. Puedes volver a quedártelo cuando me muera. No te descuides de quitármelo, Roland, pues te pertenece.»
Stephen King (Wolves of the Calla (The Dark Tower, #5))
Ven noche, ven, Romeo, ven tú, día en la noche, descansando en las alas de la noche, más blanco que nieve nueva sobre los lomos de los grajos. Ven, dulce noche, rostro negro de los amores, y tráeme a mi Romeo. Cuando me muera, tómalo y córtalo en estrellas, en fragmentos pequeñitos. Hará tan deliciosa la cara de los cielos que estará el mundo entero prendado de la noche y ya no adorará al sol extravagante.
William Shakespeare (Romeo and Juliet)
Cuando me muera y me tengan que enterrar Quiero que sea con una de tus fotografaas Para que no me de miedo estar abajo Para que no se me olvide como es tu cara Para imaginar que estoy contigo Y sentirme un poquito vivo...
Saúl Hernández
Eso es lo malo. Que no hay forma de dar con un sitio tranquilo porque no existe. Cuando tu crees que por fin lo has encontrado, te encuentras con que alguien ha escrito un "joder" en la pared. De verdad les digo que cuando me muera y me entierren en un cementerio y me pongan encima una lápida que diga Holden Caufield y los años de mi nacimiento y de mi muerte, debajo alguien escribirá la dichosa palabrita.
J.D. Salinger (The Catcher in the Rye)
Memento Cuando yo me muera enterradme con mi guitarra bajo la arena. Cuando yo me muera, entre los naranjos y la hierbabuena. Cuando yo me muera, enterradme, si queréis, en una veleta. ¡Cuando yo me muera! * * * * *
Federico García Lorca (Obras de Federico García Lorca: Biblioteca de Grandes Escritores (Spanish Edition))
Después me imaginé a toda la panda dejándome en un maldito cementerio con i nombre escrito en una lápida y todo eso. Rodeado de tíos muertos. Jo, buena te la hacen cuando te mueres. Espero que cuando me muera alguien tenga sentido común suficiente como para tirarme al río o algo así. Cualquier cosa menos meterme en un maldito cementerio. Eso de que venga la gente los domingos a ponerte ramos de flores en el estómago y todo ese rollo. ¿Quién quiere flores cuando ya se ha muerto? Nadie.
J.D. Salinger (The Catcher in the Rye)
¿Sabe lo que es saber que, cuando muera, pueden pasar días o semanas sin que se descubra mi cuerpo, antes de que el olor fétido atraiga a algún extraño? Intento consolarme. A veces, cuando me siento más solo, hablo conmigo mismo.No demasiado alto, porque temo mi propio eco vacío.
Irvin D. Yalom (When Nietzsche Wept)
¿Quieres que te diga la verdad? ¿Quieres que te diga algo real? Te quiero. Estoy enamorado de ti desde la noche en que la nieve te caía en el pelo y me besaste por primera vez. Doy las gracias por que mi vida esté atada a la tuya, porque así no tendré que pasar ni un solo día sin ti. Mi corazón latirá mientras lata el tuyo, y cuando mueras, nos postraremos ante Malek juntos. Menos mal que tú también me quieres, porque vas a tener que aguantarme en esta vida y en todas las siguientes.
Rebecca Yarros (Iron Flame (The Empyrean, #2))
Esto ha reforzado mi decisión de seguir activa para siempre, de consumir hasta la última célula del cerebro y chispa del alma de modo que no quede nada cuando muera. No me voy a retirar, me voy a renovar. Y no pienso optar por la prudencia. Según Julia Child, la célebre chef, su secreto de longevidad era carne roja y ginebra. Mis excesos son de otra índole y, como Julia, no renunciaré a ellos. Mi madre decía que de lo único que uno se arrepiente en la vejez es de los pecados que no cometió y las cosas que no compró.
Isabel Allende (Mujeres del alma mía: Sobre el amor impaciente, la vida larga y las brujas buenas (Spanish Edition))
No trato de distraerte. - Alzó la mano y agitó los dedos-. Hay cien billones de células en el cuerpo humano - explicó -. Y cada una de esas células de mi cuerpo te ama. Las células se mueren y nacen otras nuevas, y mis células nuevas te aman te aman más que las antiguas, y por eso te amo cada día más que el anterior. Es pura ciencia. Y cuando muera y me incineren, y me convierta en cenizas que se mezclen con el aire, y sea parte del suelo, de los árboles y las estrellas, cualquiera que respire el aire o vea las flores que crecen en la tierra o mire las estrellas, te recordará y te amará, porque así es como te amo yo. - Sonrió -. ¿Qué tal el discurso?
Cassandra Clare (City of Heavenly Fire (The Mortal Instruments, #6))
Se ha puesto pálido como un papel —observó Talia cuando alzó los ojos entornados hacia él—. Y se está tambaleando. ¿Se encuentra mal? En ese caso, creo que deberíamos volver al jardín para que se muera ahí. No quiero tener que llevarlo a rastras. Tiene pinta de pesar un quintal. —Levantó el brazo y le picó la barriga con el dedo—. Está blandito. Por algún motivo extraño, este simple gesto bastó para despejarle la vista. —No me encuentro mal —espetó—. Solo estoy... procesando información. —Ah. Lástima. Si empieza a dolerle la parte de arriba del brazo izquierdo, ¿me avisará? —¿Por qué iba a...? Eso es un síntoma de infarto, ¿no? La gnoma asintió. —¡Te exijo que me lleves con el señor Parnassus ahora mismo!
T.J. Klune (The House in the Cerulean Sea (Cerulean Chronicles, #1))
Cuando yo muera No quiero verte triste por mi ausencia. No quiero escuchar palabras de tristeza. Ni de tu rostro ver caer lágrima alguna.   Cuando yo muera Respeta mi silencio Que solo caí dormido y despertaré Cuando grites mi nombre y esté en tu recuerdo   Cuando yo muera Búscame en esos lugares, donde fuimos felices  En aquella banca del parque, o en el viento de tu calle Que yo estaré ahí, cuando escuche mi nombre    Cuando yo muera No llores por mi ausencia, ni pienses que he muerto Toma esta carta, que te dejo como recuerdo  En ellas recordaras mi alegría, y mi sonrisa que dejo grabada  Cuando yo muera Y tapen mi cuerpo con sábana blanca No llores, cuando ya me vaya  Vete y corre hacia donde puedas gritar mi nombre Que yo estaré ahí contigo, cuando el aire toque tu cuerpo    Cuando yo muera No intentes nunca extrañarme Búscame en aquellos lugares, o en tu corazón Que yo estaré ahí, para nunca más dejarte    Cuando yo muera No lleves flores a mi tumba tan fría Por que no estoy ahí y se marchitaran como un corazón olvidado No pronuncies nunca la palabra muerte  Porque mientras tú me recuerdes Yo estaré siempre a tu lado .
YIDER ARAQUE (ME LLAMO DALILA: HISTORIA DE LA VIDA REAL (Spanish Edition))
—Cuando muera, lo único que quiero es que me sepulten aquí y siembren una ceiba encima. Ah, y no quiero que vengan a visitarme nunca, porque el cuerpo es una herramienta que nos dan para estar en la tierra.
Juan Pablo Escobar (Pablo Escobar, mi padre (Edición española): Radiografía íntima del narco más famoso de todos los tiempos (PENINSULA) (Spanish Edition))
Apenas la leí, me dije que todos sus deseos se realizarían. Cuando el starets Zósimo muera, tendré que dejar el monasterio. Luego acabaré mis estudios, me examinaré y, cuando tengamos la edad que señala la ley, nos casaremos. La querré mucho. Aunque no he tenido tiempo de pensar en ello, he comprendido que nunca hallaré una esposa mejor que usted.
Fyodor Dostoevsky (Los Hermanos Karamazov (Spanish Edition))
Al abordar la atención me doy cuenta de que he esc rito mucho sobre el dolor. No es por coincidencia. Puede que en otras personas no funcione así, pero el dolor es el precio que tuve que pagar para aprender a prestar atención. En tiempos de dolor, cuando aterra contemplar el futuro y escuece demasiado recordar el pasado, he aprendido a prestar atención al aquí y al ahora. El momento preciso en el que estaba era siempre el único lugar seguro para mí. Cada momento tomado en soledad era siempre soportable. En el aquí y el ahora exactos todos estamos siempre bien. Ayer puede que el matrimonio se rompiera. Mañana puede que el gato se muera. La llamada del amante, por mucho que la espere, puede que no llegue nunca, pero justo en este momento, justo ahora, no pasa nada. Estoy respirando, inhalando y exhalando. Cuando me di cuenta de esto empecé a entender que no hay momento que no tenga su propia belleza.
Julia Cameron (The Artist's Way: A Spiritual Path to Higher Creativity)
Y pensar que después que yo me muera, aún surgirán mañanas luminosas, que bajo un cielo azul, la primavera, indiferente a mi mansión postrera, se encarnará en la seda de las rosas Y pensar que, desnuda, azul, lasciva, sobre mis huesos danzará la vida, y que habrá nuevos cielos de escarlata, bañados por la luz del sol poniente y noches llenas de esa luz de plata, que inundaban mi vieja serenata, cuando aún cantaba Dios, bajo mi frente. Y pensar que no puedo en mi egoísmo llevarme al sol ni al cielo en mi mortaja; que he de marchar yo solo hacia el abismo, y que la luna brillará lo mismo y ya no la veré desde mi caja
Agustín de Foxá
—Yo sé que mi vida no ha sido nada del otro mundo, hijo —dijo la vieja después de un rato—. Lo mismo todos los días: que la cocina, que el telar, que la preocupación por el viejo que iba a volver curado y tenía que levantarse temprano, y luego por usted que no llamaba nunca del norte. Todos los días lo mismo. Pero esta ha sido mi vida y ha tenido cosas bonitas. Un día fui madre: usted me hizo madre. Y ese día tuve en mis brazos a una cosita que había salido de mí misma y que tenía un corazón que latía. Y cuando pequeña escuché historias de mis abuelos acurrucada cerca del brasero, y aprendí el oficio de tejedora de mi propia madre. Y ahora de vieja salgo todavía a caminar y a mirar el mar, y a veces me hago una agüita de boldo con harta azúcar. Y los sábados me levanto a preparar un almuerzo rico porque viene usted, y cuando le oigo los pasos el corazón se me acelera de la emoción. Y es verdad: ya tengo más de ochenta años y sé que me voy a morir en un tiempito más. Y cuando estos viejos de la caleta se mueran también, y cuando se muera usted, nadie se va a acordar de mí, así como poco a poco a mí misma me va siendo cada vez más difícil recordar la cara de Florencio, y la de Rubén, y también la del padre Jerónimo, y hasta me olvido de cómo era mi pobre vecina Jimena, que en paz descanse, tan joven que partió. Pero a mí eso no me preocupa, no me preocupa que cuando yo muera a usted mismo le cueste recordar mi cara y mi voz. ¿Sabe por qué? Porque lo tuve a usted en mis brazos, y porque aprendí a tejer con mi madre, y porque me he tomado miles de agüitas mirando el mar. Eso nadie lo sabe y a nadie le importa y por lo mismo está claro que nadie lo va a recordar, pero yo lo tengo acá adentro, y cuando venga la muerte la podré mirar y preguntarle cuántos hijos tuvo ella, cuántas cucharadas de azúcar le puso a sus tecitos, cuántas veces vio una gaviota lanzarse en picada al mar y salir de vuelta hacia el cielo con un pescado. Y la muerte no me va a poder decir nada, porque la muerte es eso: la muerte. La muerte es la envidiosa de los que tuvimos una vida. Y no sabe la envidia que le da cuando ve que otra gente va a despedirse del que se está llevando, cuando escucha a esa gente hablar y decir cosas bonitas del muerto; no sabe usted, Martín, toda la rabia que siente la muerte por cada lágrima que se derrama por un finado, porque nunca nadie va a derramar una lágrima por ella.
Andrés Montero (LA MUERTE VIENE ESTILANDO)
Biblia nos relata varias historias reales de amistades entrañables. Cuando Rut y Noemí quedan viudas, Noemí –extranjera en el país de Moab– decide volver a su tierra y se despide de su nuera. Pero cuenta el Libro Sagrado que Rut se echó en brazos de su suegra y le dijo: No insistas más en que te deje, alejándome de ti. Donde tú vayas, iré yo. Donde tú habites, habitaré yo. Tu pueblo será mi pueblo, y tu Dios será mi Dios. Donde tú mueras, moriré yo también, y allí seré enterrada. Y que Dios me castigue si algo que no sea la muerte me separa de ti.
José Ramón Ayllón (Antropología filosófica (Spanish Edition))
(...) tú sólo, tú, has suspendido la pasión a mis enojos, la suspensión a mis ojos, la admiración al oído. Con cada vez que te veo nueva admiración me das, y cuando te miro más, aún más mirarte deseo. Ojos hidrópicos creo que mis ojos deben ser, pues cuando es muerte el beber beben más, y desta suerte, viendo que el ver me da muerte estoy muriendo por ver. Pero véate yo y muera, que no sé, rendido ya, si el verte muerte me da el no verte qué me diera. Fuera más que muerte fiera, ira, rabia y dolor fuerte; fuera muerte, desta suerte su rigor he ponderado, pues dar vida a un desdichado es dar a un dichoso muerte.
Pedro Calderón de la Barca
Por favor, no me preguntes si ya pasó. Nunca se me pasará. Por favor, no me digas que está en un mejor lugar. Ella no está aquí conmigo. Por favor, no me digas que al menos no está sufriendo. Todavía no entiendo por qué tenía que sufrir. Por favor, no me digas que entiendes lo que siento. A menos que también hayas perdido un hijo. Por favor, no me preguntes si ya me siento mejor. La desgracia no es una condición que se mejora. Por favor, no me digas que al menos la tuve por muchos años. ¿Qué año escogerías para que muera tu hijo? Por favor, no me digas que Dios nunca nos envía más de lo que podemos soportar. Por favor, sólo di que lo sientes. Por favor, sólo di que recuerdas a mi hija, si es que lo haces. Por favor, déjame hablar de ella. Por favor, menciona el nombre de mi hija. Por favor, sólo déjame llorar.
Marcelo Rittner (Aprendiendo a decir adiós (edición de aniversario): Cuando la muerte lastima tu corazón (Spanish Edition))
—No son sueños, José, son los horrores de la guerra que me persiguen. Sé que hasta que no muera no descansaré en paz. [...] Solo los que lo vivimos comprendemos los demonios que nos persiguen. En la guerra no hay honor, solo crueldad. Los instintos más bajos aparecen y no te imaginas lo que un hombre es capaz de hacer cuando está cegado por el odio o la locura. (p. 43)
Manuel Ramos Ramos (Tres cipreses: Novela)
...que carajo, si al fin y al cabo cuando yo me muera volverán los políticos a repartirse esta vaina como en los tiempos de los godos, ya lo verán, decía, se volverán a repartir todo entre los curas, los gringos y los ricos, y nada para los pobres, por supuesto, porque ésos estarán siempre tan jodidos que el día en que la mierda tenga algún valor los pobres nacerán sin culo...
Gabriel García Márquez (The Autumn of the Patriarch)
¿Quieres que te diga la verdad, algo real? Te amo. Estoy enamorado de ti. Lo he estado desde la noche que la nieve cayó sobre tu cabello y me besaste por primera vez. Estoy agradecido de que mi vida esté unida a la tuya porque significa que no tendré que pasar ni un solo día sin ti. Mi corazón latirá mientras lata el tuyo y, cuando mueras, nos postraremos ante Malek juntos. Y qué suerte que tú también me amas porque me tendrás a tu lado en esta vida y en cualquier otra que venga después.
Rebecca Yarros (Alas de hierro (Empíreo, #2))
Mira –dijo–, yo pertenezco al Legado Científico. El Partido. ¿Entiendes? Fue decisión mía; es el bando que he escogido. El dolor y la enfermedad son algo que debe ser erradicado, no comprendido. No hay otra vida y Dios no existe, salvo quizá bajo la forma de una extraña perturbación de la ionosfera que está jodiendo mi equipo en esta montañita de mierda. Si cuando muera descubro que me he equivocado, alegaré como circunstancias atenuantes mi ignorancia y el hecho de que me educaron mal. Mientras tanto, me interesa mucho más proteger mis cables y eliminar la interferencia que no mantener largas conversaciones con ese tal Yah.
Philip K. Dick (La invasión divina (VALIS Trilogy, #2))
¡Cuando pienso que puede ocurrir que no me muera, que venga usted, que vuelva a ver la primavera, que me ame todavía y que volvamos a empezar nuestra vida del año pasado! ¡Qué loca estoy! Apenas si puedo sostener la pluma con que le escribo este insensato sueño de mi corazón. Pase lo que pase, yo lo quería de verdad, Armand, y habría muerto ya hace mucho tiempo si no me asistiera el recuerdo de ese amor y una especie de vaga esperanza de volver a verlo a mi lado.
Alejandro Dumas (hijo) (La Dama De Las Camelias)
Después me imaginé a toda la panda dejándome en un maldito cementerio con mi nombre escrito en una lápida y todo eso. Rodeado de tíos muertos. Jo, buena te la hacen cuando te mueres. Espero que cuando me muera alguien tenga sentido común suficiente como para tirarme al río o algo así. Cualquier cosa menos meterme en un maldito cementerio. Eso de que venga la gente los domingos a ponerme ramos de flores en el estómago y todo ese rollo. ¿Quién quiere flores cuando ya se ha muerto? Nadie.
Holden Caulfield
- ...y cuando la gente no te muestre respeto. Que sea una maldición sonora, que sea complicada, que sea larga, que sea como te apetezca, el caso es que funcionará. Al día siguiente, cuando se den un martillazo en el pulgar, o cuando se caigan de la escalera, o cuando se les muera el perro, te recordarán. Y en la siguiente ocasión se comportarán mejor. - Pues me sigue pareciendo que no es magia-dijo Esk.
Terry Pratchett (Equal Rites (Discworld, #3; Witches, #1))
Cuando muera, Nemisa, te ruego no me llores, porque siento que soy inmortal como esa estrella que brilla, como ese sol, y como ese río que va corriendo silencioso bajo las frondas. Sé que Eustófena ha de volver algún día, cuando no existas ni tú ni yo, y empezará una nueva ruta, tal vez cuando no queden rastros de estas ciudades, y otros hombres vivan sobre la tierra. Para entonces, Nemisa, yo estaré en ti, y tú en mí.
Beatriz Ofelia (Eufeba y Nemisa)
¿Ha muerto tu mujer? –Sí –respondió el zapatero. –¿Y qué has hecho por ella? –He enterrado su cuerpo y he encomendado su alma a Dios. –¿Pero has hecho decir una misa por el descanso de su alma? –No, por cierto, porque sería inútil, pues ella entró en el cielo en el instante que murió. –¿Cómo sabes eso? –He aquí la prueba; y al decir esto sacó la bula del bolsillo; y el juez, en presencia del cura, leyó en ella: «La mujer que la ha comprado, no irá al purgatorio cuando muera, sino que entrará derechamente en el cielo...» –Si el señor cura pretende todavía que es necesaria una misa –añadió–, mi mujer ha sido engañada por nuestro santísimo padre, el papa; y si no, el señor cura me engaña a mí.
Federico Fliedner (Martín Lutero: Su vida y su obra (Biografias historicas))