“
No estábamos enamorados, hacíamos el amor con un virtuosismo desapegado y crítico, pero después caíamos en silecios terribles y la espuma de los vasos de cerveza se iba poniendo como estopa, se entibiaba y contraía mientras nos mirábamos y sentíamos que eso era el tiempo...
”
”
Julio Cortázar (Hopscotch)
“
El sabor del olvido destilado sabe a ti. Y yo lo mezclo con whisky. Sobre una base de cerveza.
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Escandar Algeet
“
No estábamos enamorados, hacíamos el amor con un virtuosismo desapegado y crítico, pero después caíamos en silencios terribles y la espuma de los vasos de cerveza se iba poniendo como estopa, se entibiaba y contraía mientras nos mirábamos y sentíamos que eso era el tiempo.
”
”
Julio Cortázar (Hopscotch)
“
Driving down deserted early morning roads. Round and round. Round downtown. Through naked streets. Lips pursed on two litre bottles of beer, but pursuing the lips of freedom's night. Swapping cars. Winding up at karaoke bars or Bolsi- the best place in town. For the food. For the folk. For the service. For the crema de papaya. And for that late night dawn's whiskey coffee.
”
”
Harry Whitewolf (Route Number 11: Argentina, Angels & Alcohol)
“
La escuela secundaria no es un lugar muy importante. Cuando uno está asistiendo a ella se imagina que es una gran cosa, pero, cuando termina, nadie cree que haya sido tan formidable a no ser que tenga algunas cervezas de más en el cuerpo.
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Stephen King (Carrie)
“
La derrota es mía. A veces me espanta arrastrar en esta carroza fúnebre a algún incauto que se deje seducir por mi pesimismo. Sería lo peor que le pudiera pasar a un derrotado: ser ejemplar.
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”
Eusebio Ruvalcaba (Una cerveza de nombre Derrota)
“
Desde aquí no se ve el óxido, la pintura cayéndose y todo eso, pero ves lo que es realmente. Ves lo falso que es todo. Ni siquiera es duro como el plástico. Es una ciudad de papel. Mírala, Q, mira todos esos callejones, esas calles que giran sobre sí mismas, todas las casas que construyeron para que acaben desmoronándose. Toda esa gente de papel que vive en sus casas de papel y queman el futuro para calentarse. Todos los chicos de papel bebiendo cerveza que algún imbécil les ha comprado en una tienda de papel. Todo el mundo enloquecido por la manía de poseer cosas. Todas las cosas débiles y frágiles como el papel. Y todas las personas también. He vivido aquí dieciocho años y ni una sola vez en la vida me he encontrado con alguien que se preocupe por lo que de verdad importa.
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John Green (Paper Towns)
“
5) La mujer es su propio perfume.
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Eusebio Ruvalcaba (Una cerveza de nombre Derrota)
“
Yo, que mido mi tiempo en medias cervezas y no hago planes a más de cerveza y media, estoy deseando que pidas otra ronda.
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Patricia Benito (Primero de poeta (Spanish Edition))
“
La cerveza sabe bien, te la tomes solo, con amigos o con enemigos.
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Francisco Miguel Espinosa (Encerrado)
“
El último trago de una cerveza contiene el porqué bebemos los que bebemos.
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Darío Cálix
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El mundo se cae a pedazos y casi siempre todo se va a la mierda y casi siempre dañamos a las personas que queremos o ellas nos dañan a nosotros irremediablemente y no parece haber motivos para albergar ninguna clase de esperanza, pero al menos esta historia termina bien, termina aquí, con la escena de estos dos poetas chilenos que se miran a los ojos y que lanzan risotadas y que por ningún motivo quieren irse de ese bar, así que piden otra ronda de cerveza.
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Alejandro Zambra (Poeta chileno)
“
Puede que crea que me lo merecía. Tal vez no debería haberle mandado una rosa a Juliet o haberla empapado de cerveza en la fiesta. Tal vez no debería de haber copiado a Lauren Lornet en el examen. Tal vez no debería de haberle dicho lo que le dije a Kent. O quizás pienses que me lo merecía porque había decidido acostarme con Rob, porque no iba a conservar la virginidad y esas cosas.
Pero antes de que empieces a señalarme con el dedo, déjame hacerte una pregunta: ¿tan mala fui? ¿Tanto que merecía morir, morir así?
Las cosas que hice, ¿fueron mucho peores que las que hace cualquiera?
¿De verdad fueron peores que las que haces tú?
Piénsalo.
”
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Lauren Oliver (Before I Fall)
“
[...]Entonces alguien me puso una mano en el hombro. Di un salto levantándome dos palmos del suelo, y estuve a punto de caer sobre Simmon convertido en el torbellino de gritos, arañazos y mordiscos que en Tarbean había sido mi único método de defensa.
Simmon dio un paso hacia atrás, asustado por la expresión de mi cara.
Traté de controlar los latidos de mi corazón.
- Lo siento, Simmon. Es que... Procura hacer un poco de ruido cuando te acerques a mí. Me asusto fácilmente.
- Yo también -murmuró él, tembloroso, pasándose una mano por la frente-. Pero no te lo reprocho. A todos nos pasa cuando nos ponen ante las astas del toro. ¿Cómo te ha ido?
- Me van a azotar y me han admitido en el Arcano.
Sim me miró con curiosidad, tratando de discernir si estaba bromeando.
- ¿Lo siento? ¿Felicidades? -Me miró con una tímida sonrisa en los labios-. ¿Te regalo unas vendas o te invito a una cerveza?
Le devolví la sonrisa.
- Las dos cosas.
”
”
Patrick Rothfuss (The Name of the Wind (The Kingkiller Chronicle, #1))
“
Estamos aquí para desaprender las enseñanzas de la iglesia, el estado y nuestro sistema educativo. Estamos aquí para tomar cerveza. Estamos aquí para matar la guerra. Estamos aquí para reírnos del destino y vivir tan bien nuestra vida que la muerte tiemble al recibirnos.
”
”
Bukowski, Charles
“
Le decíamos Cantinflas porque se llamaba Mario
Moreno. Pero no tenía nada de cómico, ni tampoco era
amistoso. Era un sicario de barrio, de los peores que hay,
por seis latas de cerveza te traía la cabeza de quien quisieras, y por algo de dinero extra se la enviaba a alguien
más
”
”
Mónica Bustos (Chico Bizarro y las moscas)
“
- Antes he preguntado por el baño y he acabado en la piscina climatizada del piso de abajo. ¿Te apetece tomar algo? ¿Refresco, cerveza, champán, una copa de Henry Jayer Cros Parantoux de la cosecha del 85? - añadió, acercándome el vaso de plástico lleno de vino que sujetaba.
- Pero si tú no bebes alcohol - comenté, extrañada.
- Lo sé. Pero este es uno de los vinos más caros del mundo y lo están utilizando para hacer sangría. ¡Es un crimen! Así que he hecho lo único que estaba en mis manos: salvar una copa y huir de allí como un refugiado de guerra. Creo que voy a regar el jardín con él mientras grito: "¡Sé libre, sé libre!".- Se recolocó las gafas y añadió -: A lo mejor crece una parra.
”
”
Javier Ruescas (El (sin)sentido del amor)
“
-Mira, Frijolillo -el Cónsul oía sus propias palabras-, tener en tu contra a Franco o a Hitler es una cosa, pero tener a Actinio, Argón, Berilio, Disprosio, Niobio, Paladio, Praseodimio...
-Mira, Geoff...
-...Rutenio, Samario, Silicón, Tántalo, Telurio, Terbio, Torio...
-Mira...
-Tulio, Titanio, Uranio, Vanadio, Virginio, Zenón, Iterbio, Circonio, por no hablar de Europio y Germanio... ¡Hip!... ¡Y Columbio!... Contra ti y contra todos los demás, es otra -el Cónsul acabó su cerveza.
”
”
Malcolm Lowry (Under the Volcano)
“
¡Quita! Abajo con este débil siglo de castrati que no sirve más que para rumiar las hazañas del pasado y para desollar a los héroes de la Antigüedad con ediciones comentadas y echarlos a perder con tragedias. La fuerza de su simiente se ha secado y ahora hay que ayudar a los hombres a multiplicarse con levadura de cerveza.
”
”
Friedrich Schiller (Die Räuber)
“
He still loved her, loved her more for her wrinkles because they could not defeat his need for her. Or his love. His young lust had turned to love and then his love had aged back into lust. It was a circle. It was a miracle. It was the alchemy of flesh. They ate only what they caught from the sea - wahoo, barracuda, and mahi mahi, and they ate what they picked from the trees - papaya, banana, and coconut. Don't forget cerveza from the bodega. They did not run, they walked. They needed nothing but themselves. This was them: They were.
”
”
David Duchovny (Bucky F*cking Dent)
“
La cerveza, la Biblia y las siete virtudes capitales han hecho de nuestra Inglaterra lo que es ahora.
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Oscar Wilde (The Picture of Dorian Gray)
“
Había un proverbio sumerio que decía "Él es temeroso, como un hombre que no conoce la cerveza" y otro, todavía más revelador, que decía "No conocer la cerveza no es normal".
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”
Mark Forsyth (A Short History of Drunkenness)
“
El cuerpo sana, el alma también, con taquitos, cerveza y abrazos de quienes más amamos.
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Steff Cárdenas Terán (Thomas)
“
El blues de la cerveza:
Se bebe una copa y se pasa la página.
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Luis Alberto Bravo
“
¿«Es el Apocalipsis alienígena! ¡Corre, coge las cervezas!»?
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Rick Yancey (La quinta ola (La quinta ola, #1))
“
Los detectives eran como el vino, pensó Cayetano, como el vino, el ron, el tequila o la cerveza, hijos de la tierra y su clima, y quien lo olvidaba terminaba cosechando fracasos. ¿Podía alguien imaginarse a Philip Marlowe frente a la catedral de La Habana? Lo achicharraría el sol de las dos de la tarde, y lo despojarían hasta del sombrero y el impermeable sin que ni siquiera lo notara. ¿O a Miss Marple caminando con su paso lento y distinguido, de dama ya mayor, por el centro de Lima? Se intoxicaría con el primer cebiche que probara, los siniestros taxistas limeños la desviarían del aeropuerto a una casucha, donde la estarían esperando un par de facinerosos. No encontrarían ni su placa de bien montados dientes falsos. ¿Y qué decir del amanerado Hercules Poirot cruzando el mercado Cardonal de Valparaíso con el traserito erguido y las manos enguantadas de blanco? Le hurtarían el bastón de caña, el reloj de bolsillo con cadena de oro y hasta el sombrero de hongo. La gente se burlaría de ellos en sus propias narices, los perros vagos los corretearían a dentelladas y los niños de la calle los apedrearían con crueldad.
”
”
Roberto Ampuero (The Neruda Case)
“
En el mercado actual, encontramos toda una serie de productos libres de sus propiedades perjudiciales: café sin cafeína, nata sin grasa, cerveza sin alcohol... Y la lista es larga: ¿no podríamos considerar el sexo virtual como sexo sin sexo, la teoría de Colin Powell de la guerra sin bajas (en nuestro bando, por supuesto) como guerra sin guerra, la redefinición contemporánea de la política como el arte de la administración experta como política sin política, hasta llegar al multiculturalismo liberal y tolerante de hoy en día como experiencia del Otro sin su Otredad (el otro idealizado que baila bailes fascinantes y tiene una visión ecológica y holística de la realidad, mientras que costumbres como la de pegar a las mujeres las dejamos a un lado...)
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”
Slavoj Žižek (Welcome to the Desert of the Real: Five Essays on September 11 and Related Dates)
“
En ese momento todos levantaron sus jarras de cervezas y gritaron “Cheers” y ahí me di cuenta lo que los unía, celebraban la diferencia, ese era su punto en común. Esa era la esencia de Londres.
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”
Helena Moran-Hayes (Café y Martinis (Spanish Edition))
“
La aldea tenía una pobre calle, una pobre fábrica de cerveza, una pobre curtiduría, una pobre taberna, un pobre establo donde se albergaban los caballos de posta, una pobre fuente y pobres habitantes.
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”
Charles Dickens (Historia de dos ciudades)
“
Lo único que pide la ciencia es que se apliquen los mismos niveles de escepticismo que al comprar un coche usado o al juzgar la calidad de un analgésico o una cerveza a través de los anuncios de la televisión.
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Carl Sagan (El mundo y sus demonios: La ciencia como una luz en la oscuridad)
“
—Yo iba a embarcar en el último cohete, pero preferí quedarme, ¿sabes por qué?
—¿Por qué?
—Porque todos se metían conmigo. Por eso me quedé; para echarme perfume encima el día entero y beber diez mil cervezas y comer dulces y bombones sin que la gente me esté diciendo "¡Oh, cuidado, eso tiene muchas calorías!". Y aquí estoy.
—Y aquí estás.
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”
Ray Bradbury (Crónicas marcianas)
“
Como todos los cafés de Medellín, o de Antioquia, el Miami no es un café: es cantina. Cafés se llama a las cantinas en un país de borrachos por eufemismo, por salvarle un poco la cara maltratada a la decencia. Cierto que en la mañana, y hasta en la tarde, sirven café, pero del café se pasa a la cerveza, y de la cerveza al aguardiente, y del aguardiente a la alucinación.
”
”
Fernando Vallejo
“
Y Brando nunca se había reído tanto en toda su vida, al grado de verter lágrimas histéricas y de tener que sujetarse de las paredes y de sus amigos para no caer al piso, con el cerebro arrebolado por la mota y la cerveza y el vientre adolorido de tanto carcajearse del espectáculo que ofrecían las locas, la legión de maricas, vestidas y travoltas venidas de todos los rincones de la república nomás a desatarse al famoso carnaval de Villagarbosa, a jotear libremente en las calles del pueblo embutidas en apretadas mallas de ballerina, disfrazadas de hadas con alas de mariposa, de sensuales enfermeras de la Cruz Roja, de porristas y gimnastas musculosas, policías manfloras y gatúbelas ventrudas con botas de tacón de aguja; locas bien locas vestidas de novia persiguiendo a los muchachos por los callejones; locas bufonescas con nalgas y tetas gargantuescas tratando de besar a los rancheros en la boca; locas empolvadas como geishas, con antenas de alienígenas y garrotes cavernícolas, locas capuchinas y escocesas; locas disfrazadas de batos bien machines, tan hombres como cualquiera, hasta que se alzaban los lentes oscuros y les notabas la depilada de ceja, los párpados espolvoreados con brillantina de colores, la mirada braguetera; locas que pagaban las cervezas si bailabas con ellas; locas que se peleaban a puñetazo limpio por tus favores, que se arrancaban las pelucas y las tiaras y rodaban por el suelo entre alaridos, dejando sangre y lentejuelas regadas mientras la turba reía. Total
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”
Fernanda Melchor (Temporada de huracanes)
“
Con diecisiete años, no puedes ser formal.
—¡Una tarde, te asqueas de jarra y limonada,
de los cafés ruidosos con lustros deslumbrantes!
—Y te vas por los tilos verdes de la alameda.
¡Qué bien huelen los tilos en las tardes de junio!
El aire es tan suave que hay que bajar los párpados;
Y el viento rumoroso —la ciudad no está lejos—
trae aromas de vides y aromas de cerveza.
”
”
Arthur Rimbaud
“
Era una costumbre que te pertenecía, un detalle curioso, una anécdota que te caracterizaba. Sí. Junto a tu nombre se alzaba a modo de una pequeña leyenda tu afición por el té. Ni el vino, ni la cerveza, ni siquiera el pisco. Pero el té no consiguió disminuirte o ridiculizarte, sencillamente se inscribió como un hábito si no respetable, posible, una costumbre que todos aceptaban y que no obstaculizaba.
”
”
Diamela Eltit (Jamás el fuego nunca)
“
Los editores y otros deberían dejar de preocuparse por la pérdida de clientela que puede causarles la televisión. El tipo que puede soportar un trío de anuncios de desodorantes para mirar a Flashgun Casey y tragarse los elogios a cervezas o a planes usuarios de crédito para poder ver a un par de boxeadores de cuarta frotándose las narices contra las cuerdas no es alguien que vaya a perder tiempo leyendo libros.
”
”
Raymond Chandler (Selected Letters)
“
10) La novela breve apela al silencio, a la intimidad, a la prudencia misma. Si cada obra busca a su lector, convengamos que la novela-godzilla convoca más al consumidor de libros ladrillo que al lector gozoso.
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”
Eusebio Ruvalcaba (Una cerveza de nombre Derrota)
“
No puede entenderlo. Aquí se para el tiempo y ninguna noticia importa más que las cosechas de la tierra, la llegada del camión del pescado o las aceitunas la señora milagros. En Serralles el ritmo de la vida se ralentiza y se noblezce, la luz se vuelve dorada y nuestros vecinos que devienen amigos con los que salir a tomar un helado o sentarse en las terrazas de los soportales con un bocadillo de beicon y queso caliente y una cerveza fría.
”
”
Mónica Gutiérrez Artero (Todos los veranos del mundo)
“
Me desperté cuando cerraste la puerta y no he podido volver a dormirme. Llevo un rato pensando si llamarte o enviarte un mensaje. Al final soy cobarde, estoy algo avergonzado por lo de anoche. Ya sabes, la cerveza y los ganchitos rancios. Me da miedo haber rebasado la línea y que no quieras volver a verme. Si pudiera, sí, haría todo lo que te dije y más y te besaría durante horas. Estoy seguro de que una parte de ti también querría más, mucho más. Pero me conformo con lo que me das. ¿Te sirve como disculpa? No sé hacerlo mejor. Me muero por verte otra vez. Llámame.
”
”
Elísabet Benavent (En los zapatos de Valeria (Valeria, #1))
“
...el hornillo donde prepara sus alimentos, el carbón que emplea a tal efecto, extraído de las entrañas de la tierra y llevado hasta él quizás tras un largo viaje por mar y por tierra, todos los demás utensilios de cocina, la vajilla de su mesa, los cuchillos y tenedores, los platos de peltre o loza en los que corta y sirve sus alimentos, las diferentes manos empleadas en preparar su pan y su cerveza, la ventana de cristal que deja pasar el calor y la luz pero no el viento y la lluvia, con todo el conocimiento y el arte necesarios para preparar un invento tan hermoso y feliz...
”
”
Adam Smith (An Inquiry into the Nature & Causes of the Wealth of Nations, Vol 3)
“
No, en Estados Unidos algunos todavía sienten la llamada del vacío trascendente y responden a ella construyendo una maqueta de un lugar que nunca han visitado con botellas de cerveza, o levantando un gigantesco refugio para murciélagos en una zona del país no frecuentada por los murciélagos. Atracciones turísticas a pie de carretera: la gente se siente atraída por ciertos lugares donde, en otras partes del mundo, reconocerían esa parte de sí mismos que es verdaderamente trascendente, y compran un perrito caliente, se dan un paseo y se sienten satisfechos a un nivel que no son capaces de explicar, y profundamente insatisfechos a un nivel muy por debajo. —Tiene
”
”
Neil Gaiman (American Gods)
“
Ser la Chica Enrollada significa que soy una mujer atractiva, brillante y divertida que adora el fútbol americano, el poker, los chistes verdes y eructar, que juega a videojuegos, bebe cerveza barata, adora los tríos y el sexo anal y se llena la boca con perritos y hamburguesas como si estuviera presentando la mayor orgía culinaria del mundo a la vez que es capaz de algún modo de mantener una talla 34, porque las chicas enrolladas, por encima de todo, están buenas. Son atractivas y comprensivas. Las chicas enrolladas nunca se enfadan; solo sonríen de manera disgustada pero cariñosa y dejan que sus hombres hagan lo que ellos quieran. "Adelante, cágate encima de mí, no me importa, soy la Chica Enrollada".
”
”
Gillian Flynn (Gone Girl)
“
Me encontré de regreso en la ciudad sepulcral donde me molestaba la vista de la gente apresurándose por las calles para sacarse un poco de dinero unos a otros, para devorar sus infames alimentos, para tragar su insalubre cerveza, para soñar sus insignificantes y estúpidos sueños. Se entrometían en mis pensamientos. Era intrusos cuyo conocimiento de la vida era para mí una irritante pretensión, porque yo estaba seguro de que era imposible que supieran las cosas que yo sabía. Su conducta, que era simplemente la conducta de individuos vulgares ocupándose de sus negocios con la certeza de una perfecta seguridad, era ofensiva para mí, como ultrajantes ostentaciones de insensatez ante un peligro que es incapaz de comprender.
”
”
Joseph Conrad (Heart of Darkness)
“
La gente se acostumbra a trabajar. Trabajar, básicamente, es obedecer. Las costumbres son lapas. El ocio es secundario, sólo para los tiempos muertos. ¡Tiempos muertos! ¿Tiempos muertos? De momento, el tiempo jamás ha muerto ni un solo momento. Habitualmente, cuando el tiempo de ocio se extiende a lo largo de todo el día, se hace más difícil de sobrellevar que el trabajo (forzado o forzoso). ¿Por qué? Quizá porque el ocio exige más. Exige pensamiento individual. Exige decisiones. Y es más fácil trabajar que pensar. Es más fácil dejarse llevar que tomar la iniciativa. Sin preguntarse hacia donde se dirige la corriente. Tras muchos años trabajando y trabajando, de repente, llega ese tiempo para otras cosas. Es decir, el verdadero tiempo, la esencia: el ocio: el tiempo propio: el irse a dar un paseo con el tiempo de la mano y dejarlo jugando en los columpios mientras te bebes una cerveza.
”
”
Luis Ángel Campillos Morón
“
Me encontré una vez más en la ciudad sepulcral, sin poder tolerar la contemplación de la gente que se apresuraba por las calles para extraer unos de otros un poco de dinero, para devorar su infame comida, para tragar su cerveza malsana, para soñar sus sueños insignificantes y torpes. Eran una infracción a mis pensamientos. Eran intrusos cuyo conocimiento de la vida constituía para mí una pretensión irritante, porque estaba seguro de que no era posible que supieran las cosas que yo sabía. Su comportamiento, que era sencillamente el comportamiento de los individuos comunes que iban a sus negocios con la afirmación de una seguridad perfecta, me resultaba tan ofensivo como las ultrajantes ostentaciones de insensatez ante un peligro que no se logra comprender. No sentía ningún deseo de demostrárselo, pero tenía a veces dificultades para contenerme y no reírme en sus caras, tan llenas de estúpida importancia.
”
”
Joseph Conrad (ADAPTED CLSCS HEART OF DARKNESS SE 95)
“
14) La novela breve tiene la obligación de atrapar al lector desde el arranque mismo de la obra, y de no soltarlo aun más allá de que el lector haya concluido la lectura. Digamos que habrá de privar la sensación de que falta mucho por decir aunque esté dicho todo. El lector entonces, le da vueltas en su cabeza a la trama, a los personajes, a la atmósfera. Define, y reconstruye en su imaginación los alcances de esa novela. La leyó en una noche y lo ha dejado exhausto. Pero quiere más. Ésa es justamente una de las grandes virtudes de la novela breve, que el lector nunca la termina de leer por obligación sino como un ejercicio del placer. Como un deleite verdadero.
”
”
Eusebio Ruvalcaba (Una cerveza de nombre Derrota)
“
Ya no, ya no,
ya no me sirves, zapato negro,
en el cual he vivido como un pie
durante treinta años, pobre y blanca,
sin atreverme apenas a respirar o hacer achís.
Papi: he tenido que matarte.
Te moriste antes de que me diera tiempo…
Pesado como el mármol, bolsa llena de Dios,
lívida estatua con un dedo del pie gris,
del tamaño de una foca de San Francisco.
Y la cabeza en el Atlántico extravagante
en que se vierte el verde legumbre sobre el azul
en aguas del hermoso Nauset.
Solía rezar para recuperarte.
Ach, du.
En la lengua alemana, en la localidad polaca
apisonada por el rodillo
de guerras y más guerras.
Pero el nombre del pueblo es corriente.
Mi amigo polaco
dice que hay una o dos docenas.
De modo que nunca supe distinguir dónde
pusiste tu pie, tus raíces:
nunca me pude dirigir a ti.
La lengua se me pegaba a la mandíbula.
Se me pegaba a un cepo de alambre de púas.
Ich, ich, ich, ich,
apenas lograba hablar:
Creía verte en todos los alemanes.
Y el lenguaje obsceno,
una locomotora, una locomotora
que me apartaba con desdén, como a un judío.
Judío que va hacia Dachau, Auschwitz, Belsen.
Empecé a hablar como los judíos.
Creo que podría ser judía yo misma.
Las nieves del Tirol, la clara cerveza de Viena,
no son ni muy puras ni muy auténticas.
Con mi abuela gitana y mi suerte rara
y mis naipes de Tarot, y mis naipes de Tarot,
podría ser algo judía.
Siempre te tuve miedo,
con tu Luftwaffe, tu jerga pomposa
y tu recortado bigote
y tus ojos arios, azul brillante.
Hombre-panzer, hombre-panzer: oh Tú...
No Dios, sino un esvástica
tan negra, que por ella no hay cielo que se abra paso.
Cada mujer adora a un fascista,
con la bota en la cara; el bruto,
el bruto corazón de un bruto como tú.
Estás de pie junto a la pizarra, papi,
en el retrato tuyo que tengo,
un hoyo en la barbilla en lugar de en el pie,
pero no por ello menos diablo, no menos
el hombre negro que
me partió de un mordisco el bonito corazón en dos.
Tenía yo diez años cuando te enterraron.
A los veinte traté de morir
para volver, volver, volver a ti.
Supuse que con los huesos bastaría.
Pero me sacaron de la tumba,
y me recompusieron con pegamento.
Y entonces supe lo que había que hacer.
Saqué de ti un modelo,
un hombre de negro con aire de Meinkampf,
e inclinación al potro y al garrote.
Y dije sí quiero, sí quiero.
De modo, papi, que por fin he terminado.
El teléfono negro está desconectado de raíz,
las voces no logran que críe lombrices.
Si ya he matado a un hombre, que sean dos:
el vampiro que dijo ser tú
y me estuvo bebiendo la sangre durante un año,
siete años, si quieres saberlo.
Ya puedes descansar, papi.
Hay una estaca en tu negro y grasiento corazón,
y a la gente del pueblo nunca le gustaste.
Bailan y patalean encima de ti.
Siempre supieron que eras tú.
Papi, papi, hijo de puta, estoy acabada.
”
”
Sylvia Plath (Ariel)
“
Tu insulto me ha ofendido. Si estuviéramos en los Picos, habríamos tenido que librar un duelo a la forma tradicional alil’tiki’i.
—¿Y eso cómo es? —preguntó Teft—. ¿Con lanzas?
Roca se echó a reír.
—No, no. En los Picos no somos bárbaros como vosotros aquí abajo.
—¿Cómo entonces? —preguntó Kaladin, sintiendo verdadera curiosidad.
—Bueno —dijo Roca, soltando el verdín y sacudiéndose las manos—. Implica cerveza y cantar.
—¿Y eso es un duelo?
—El que puede cantar después de beber más cerveza es el ganador. Además, todo el mundo se emborracha tanto y tan pronto que probablemente olvidan de qué iba la discusión.
Teft se echó a reír.
[...]
—Dunny —le dijo al joven—. Es un nombre extraño. ¿Qué significa?
—¿Qué significa? —preguntó Dunny—. No lo sé. Los nombres no siempre tienen significado.
Roca sacudió la cabeza, disconforme. […]
-¿Entonces tu nombre significa algo? —preguntó Teft—. Nu…, ma…, nu…
—Numuhukumakiaki’aialunamor —dijo Roca. El comecuernos nativo sonaba fácil en sus labios—. Naturalmente. Describe la roca especial que descubrió mi padre el día antes de mi nacimiento.
—¿Entonces tu nombre es una frase entera? —preguntó Dunny, inseguro, como si no estuviera seguro de encajar en el grupo.
—Es un poema —dijo Roca—. En los Picos, todos los nombres son poemas.
—¿Y eso? —dijo Teft, rascándose la cabeza—. Llamar a la familia a comer debe ser como escuchar a un coro.
Roca se echó a reír.
—Cierto, cierto. También provoca discusiones interesantes. Normalmente, los mejores insultos en los Picos son en forma de poemas, similares al nombre de la persona en composición y rima.
—Kelek, parece un montón de trabajo.
—Quizá por eso la mayoría de las discusiones terminan bebiendo —dijo Roca.”
Pasaje de
El camino de los reyes
Brandon Sanderson
”
”
Brandon Sanderson (The Stormlight Archive, Books 1-3: The Way of Kings, Words of Radiance, Oathbringer)
“
El coche se había ido, pero había dejado tras él una tenue onda que fluía por las tiendas de guantes, las sombrererías y sastrerías a ambos lados de Bond Street. Durante treinta segundos todas las cabezas apuntaron en la misma dirección - la ventanilla. Mientras escogían un par de guantes - ¿hasta el codo o más arriba, color limón o gris pálido? - las señoras se interrumpieron; al terminar la frase algo había ocurrido. En algunos casos algo tan nimio que su vibración no la podía registrar ningún instrumento matemático, por muy capaz que éste fuera de transmitir sacudidas y terremotos hasta China; y eso que era impresionantemente rotundo y a la vez emotivo por cuanto que su efecto se dejaba sentir en todo el mundo; porque en todas las sombrererías y sastrerías los clientes, extraños entre sí, se miraron y pensaron en los muertos; en la bandera; en el Imperio. En la taberna de una callejuela un alguien de las colonias profirió insultos contra la Casa de Windsor, lo cual derivó en improperios, jarras de cerveza rotas y una algarabía general que, singularmente, resonó como un eco al otro lado de la calle, hasta llegar a los oídos de las chicas que estaban comprando lencería blanca, de lazos de seda pura, para sus bodas. Porque la agitación superficial que el coche provocaba a su paso, tocaba y rasgaba algo muy profundo.
Deslizándose por Piccadilly el coche dobló por St. James's Street. Unos hombres altos, de físico robusto, hombres trajeados, con sus chaqués y levitas, sus pañuelos blancos y pelo peinado hacia atrás, que por razones difíciles de dilucidar, estaban de pie en el mirador de White, las manos tras la cola del chaqué, vigilando, percibieron instintivamente que la grandeza pasaba ante ellos, y la pálida luz de la presencia inmortal descendió sobre ellos, como había descendido sobre Clarissa Dalloway. Inmediatamente se irguieron más si cabe, retiraron sus manos de la espalda, y parecía que estuviesen en disposición de acatar las órdenes de su Soberano, hasta la misma boca del cañón, si fuera necesario, igual que sus antepasados lo hicieran en otros tiempos. Parecía que los bustos blancos y las mesitas, en segundo plano, con algunas botellas de soda encima y cubiertas de ejemplares del 'Tatler', asentían; parecía que señalaban la abundancia del trigo y las casas de campo de Inglaterra; y que devolvían el tenue murmullo de las ruedas de coche, como los muros de una galería humilde devuelven el eco de un susurro convertido en voz sonora debido a la fuerza de toda una catedral.
”
”
Virginia Woolf (Mrs. Dalloway)
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Allí bebían café y comían huevos a la ranchera o huevos a la mexicana o huevos con tocino o huevos estrellados. Y se contaban chistes. A veces eran monográficos. Los chistes. Y abundaban aquellos que iban sobre mujeres. Por ejemplo, un policía decía: ¿cómo es la mujer perfecta? Pues de medio metro, orejona, con la cabeza plana, sin dientes y muy fea. ¿Por qué? Pues de medio metro para que te llegue exactamente a la cintura, buey, orejona para manejarla con facilidad, con la cabeza plana para tener un lugar donde poner tu cerveza, sin dientes para que no te haga daño en la verga y muy fea para que ningún hijo de puta te la robe. Algunos se reían. Otros seguían comiendo sus huevos y bebiendo su café. Y el que había contado el primero, seguía. Decía: ¿por qué las mujeres no saben esquiar? Silencio. Pues porque en la cocina no nieva nunca. Algunos no lo entendían. La mayoría de los polis no había esquiado en su vida. ¿En dónde esquiar en medio del desierto? Pero algunos se reían. Y el contador de chistes decía: a ver, valedores, defínanme una mujer. Silencio. Y la respuesta: pues un conjunto de células medianamente organizadas que rodean a una vagina. Y entonces alguien se reía, un judicial, muy bueno ése, González, un conjunto de células, sí, señor. Y otro más, éste internacional: ¿por qué la Estatua de la Libertad es mujer? Porque necesitaban a alguien con la cabeza hueca para poner el mirador. Y otro: ¿en cuántas partes se divide el cerebro de una mujer? ¡Pues depende, valedores! ¿Depende de qué, González? Depende de lo duro que le pegues. Y ya caliente: ¿por qué las mujeres no pueden contar hasta setenta? Porque al llegar al 69 ya tienen la boca llena. Y más caliente: ¿qué es más tonto que un hombre tonto? (Ése era fácil.) Pues una mujer inteligente. Y aún más caliente: ¿por qué los hombres no les prestan el coche a sus mujeres? Pues porque de la habitación a la cocina no hay carretera. Y por el mismo estilo: ¿qué hace una mujer fuera de la cocina? Pues esperar a que se seque el suelo. Y una variante: ¿qué hace una neurona en el cerebro de una mujer? Pues turismo. Y entonces el mismo judicial que ya se había reído volvía a reírse y a decir muy bueno, González, muy inspirado, neurona, sí, señor, turismo, muy inspirado. Y González, incansable, seguía: ¿cómo elegirías a las tres mujeres más tontas del mundo? Pues al azar. ¿Lo captan, valedores? ¡Al azar! ¡Da lo mismo! Y: ¿qué hay que hacer para ampliar la libertad de una mujer? Pues darle una cocina más grande. Y: ¿qué hay que hacer para ampliar aún más la libertad de una mujer? Pues enchufar la plancha a un alargue. Y: ¿cuál es el día de la mujer? Pues el día menos pensado. Y: ¿cuánto tarda una mujer en morirse de un disparo en la cabeza? Pues unas siete u ocho horas, depende de lo que tarde la bala en encontrar el cerebro. Cerebro, sí, señor, rumiaba el judicial. Y si alguien le reprochaba a González que contara tantos chistes machistas, González respondía que más machista era Dios, que nos hizo superiores. Y: ¿por qué las mujeres tienen una neurona más que los perros? Pues para que cuando estén limpiando el baño no se tomen el agua del wáter. Y: ¿qué hace un hombre tirando a una mujer por la ventana? Pues contaminar el medio ambiente. Y: ¿en qué se parece una mujer a una pelota de squash? Pues en que cuanto más fuerte le pegas, más rápido vuelve. Hasta que González se cansaba y se tomaba una cerveza y se dejaba caer en una silla y los demás policías volvían a dedicarse a sus huevos. Entonces el judicial, exhausto de una noche de trabajo, rumiaba cuanta verdad de Dios se hallaba escondida tras los chistes populares.
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Roberto Bolaño (2666)
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La gran divergencia entre los problemas del teorizante y los del político es uno de los motivos por los que casi nunca se encuentra una unión entre los dos, en una misma persona. Esto se aplica sobre todo al llamado político de "éxito", de pequeño porte, cuya actividad de facto no es nada más que el "arte de lo posible", como modestamente Bismarck denominaba a la política. Cuanto más libre se mantiene el político de grandes ideas, tanto más fáciles, comunes, rápidos y también visibles serán sus éxitos. Aunque es verdad también que éstos están destinados al olvido de los hombres y, a veces, no llegan ni a sobrevivir a la muerte de sus creadores. La obra de tales políticos es, de modo general, sin valor alguno para la posteridad, pues su éxito eventual reposa en el alejamiento de todos los problemas e ideas grandiosas que como tales hubieran sido de gran importancia para las generaciones venideras. La realización de ideas destinadas a tener influencia sobre el futuro es poco lucrativa y sí muy raramente comprendida por la gran masa, a la que interesan más las reducciones de precio en la cerveza y en la leche que los grandes planes de futuro, de realización tardía y cuyo beneficio, al final, sólo será usufructuado por la posteridad. Es así como, por una cierta vanidad, la que está siempre asociada a la política, la mayoría de los políticos se apartan de los proyectos realmente difíciles, para no perder la simpatía de la gran masa. El éxito y la importancia de ese político residen exclusivamente en el presente, y son inexistentes para la posteridad. Esos microcéfalos poco se enfadan por eso; ellos se contentan con poco. Diferentes son las condiciones del teorizante. Su importancia casi siempre está en el futuro, por eso no es raro que se le considere lunático. Si el arte del político era considerado el arte de lo posible, se puede decir del idealista que él pertenece a aquellos que sólo agradan a los dioses cuando exigen o quieren lo imposible. Él tendrá casi siempre que renunciar al reconocimiento del presente; adquiere, por ello, en el caso de que sus ideas sean inmortales, la gloria de la posteridad. En períodos raros de la historia de la Humanidad puede acontecer que el político y el idealista se reúnan en la misma persona. Cuanto más íntima fuese esa unión, tanto mayores serán las resistencias opuestas a la acción del político. Él no trabaja ya más para las necesidades al alcance del primer burgués, y sí por los ideales que sólo pocos comprenden. Es por eso que su vida es blanco del amor y del odio. La protesta del presente, que no comprende al hombre, lucha con el reconocimiento de la posteridad por la cual él trabaja. Cuanto mayores fueran las obras de un hombre para el futuro, tanto menos serán éstas comprendidas por el presente; cuanto más dura sea la lucha, tanto más raro el éxito. Si en años nada le sonríe, es posible que en sus últimos días le circunde un tenue halo de gloria venidera. Es cierto que esos grandes hombres son los corredores del maratón de la Historia. La corona de laurel del presente se pone más comúnmente en las sienes del héroe moribundo. Entre éstos se encuentran los grandes luchadores que, incomprendidos por el presente, están decididos a luchar por sus ideas y sus ideales. Son éstos los que, tarde o temprano, tocarán el corazón del pueblo. Hasta parece que cada uno siente el deber de, en el presente, redimir el pecado cometido en el pasado. Su vida y acción están acompañadas de cerca por la admiración conmovedoramente grata, lo que consigue, sobre todo en los días de tristeza, levantar corazones destrozados y almas desesperadas. Pertenecen a esta clase no sólo los grandes estadistas, sino también los grandes reformadores.
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Adolf Hitler (Mi Lucha)
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La Maga se peinaba, se despeinaba, se volvía a peinar. Pensaba en Rocamadour, cantaba algo de Hugo Wolf (mal), me besaba, me preguntaba por el peinado, se ponía a dibujar en un papelito amarillo, y todo eso era ella indisolublemente mientras yo ahí, en una cama deliberadamente sucia, bebiendo una cerveza deliberadamente tibia, era siempre yo y mi vida, yo con mi vida frente a la vida de los otros.
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Julio Cortázar (Rayuela)
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La cerveza no es valentía,
Las armas no son galantería,
Tira tus bazucas en el museo,
Huele las rosas en una cafetería.
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Abhijit Naskar (Poesía Humanitaria: Cien Sonetos Para Mi Familia Mundial (Spanish Edition))
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: los hombres tarahumara no pueden ni siquiera reunir el valor para ponerse románticos con sus propias mujeres si no ahogan su timidez en cerveza casera.
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Christopher McDougall (Nacidos para correr: La historia de una tribu oculta, un grupo de superatletas y la mayor carrera de la historia)
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Esa noche, mirando las luces de la ciudad y brindando con una cerveza en la mano, me dije en voz alta:
- Debo aprender a celebrar más a menudo mi condición de cucaracha
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Mario Mendoza (Bitácora del Naufragio)
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Tan solo en esta sección del libro de Dioscórides, hay 56 recetas detalladas, entre las que se incluyen numerosos vinos mezclados con varios miembros de la familia de las solanáceas, las mismas plantas detectadas en los restos arqueobotánicos y arqueoquímicos de las cervezas de cementerio de España.
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Brian C. Muraresku (La llave de la inmortalidad (Crítica/Historia) (Spanish Edition))
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Al igual que las cervezas de belladona en España, y quizás incluso las cervezas de cementerio prehistóricas de la cueva Raqefet y de Göbekli Tepe, el vino del ayer ha resultado ser una bebida mucho más compleja y misteriosa de lo que se pensaba. Una vez más, la estrella del show
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Brian C. Muraresku (La llave de la inmortalidad (Crítica/Historia) (Spanish Edition))
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La honra del espanto y la serenidad del desastre
La melancolía destrozada y el sentimiento sin sentim iento Y el terror de escupir en el desierto
...
Una lágrim a sin lágrimas Una vela para el m uerto Una vela para el terror De no tener ya nada en que pensar
...
¿Dónde estoy yo, honrando el desierto Como la sombra de un hombre bebiendo su cerveza En el azul del espanto y la flo r de la deshonra?
¿Quién ha venido hoy a contemplar el muñeco Azul que escarba en el espanto
...
El terror de una lágrim a en el cielo sin lágrimas Donde brotan las alas del insecto Que sobrevuela el abismo gritándole a los espectros «¿Quién anduvo entre la violeta la violeta?».
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Leopoldo María Panero
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Esta investigación me ha llevado a conclusiones que no podría haber previsto hace 12 años. No solo hay evidencia de cervezas y vinos psicodélicos en el seno de los misterios griegos y cristianos, sino también evidencia de su supresión por las autoridades religiosas.
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Brian C. Muraresku (La llave de la inmortalidad (Crítica/Historia) (Spanish Edition))
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Si análisis químicos posteriores confirman la fermentación de cerveza en el Creciente Fértil, eso significaría que la Revolución Agrícola fue, de hecho, la revolución de la cerveza.
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Brian C. Muraresku (La llave de la inmortalidad (Crítica/Historia) (Spanish Edition))
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Todo esto plantea la fascinante posibilidad de que la cerveza de cementerio de la cueva Raqefet y Göbekli Tepe fuera una especie de precursora de la Edad de Piedra del ciceón a base de cebada.
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Brian C. Muraresku (La llave de la inmortalidad (Crítica/Historia) (Spanish Edition))
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Quizá no fuera diferente de las cervezas psicodélicas conocidas como gruit que se cocinaban bajo el auspicio de la Iglesia católica en los muchos años previos a la Reforma protestante.
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Brian C. Muraresku (La llave de la inmortalidad (Crítica/Historia) (Spanish Edition))
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En esencia, la presión bávara por lúpulo libre de impuestos era una protesta espiritual contra la codicia y autocomplacencia percibidas del clérigo del Vaticano y su cerveza con drogas.
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Brian C. Muraresku (La llave de la inmortalidad (Crítica/Historia) (Spanish Edition))
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La cerveza es un símbolo de la alegría, es decir, de la vida, y por eso es un símbolo de Jesucristo: «Soy el sacrosanto emperador, el Nacido. Hija del sol, imperarás con migo». Eso decía un loco en el manicomio de Leganés mien tras yo bebía ávidamente mi cerveza insultando a la vida.
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Leopoldo María Panero
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La intuición de Martin Zarnkow de que los fabricantes de cerveza prehistóricos podrían haber creado una cerveza enriquecida con cornezuelo para ocasiones especiales parecía bien fundamentada
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Brian C. Muraresku (La llave de la inmortalidad (Crítica/Historia) (Spanish Edition))
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cervezas y vinos alucinógenos en el Mediterráneo antiguo, al igual que su posible consumo con propósitos rituales.
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Brian C. Muraresku (La llave de la inmortalidad (Crítica/Historia) (Spanish Edition))
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She breathed the spicy smells of frying onions and chilies from the taco stand on the corner and tried to figure out where she was.
In the distance the familiar shining office buildings of the Los Angeles skyline stood tall in the smoggy brown air. Behind her, faded stuffed animals pressed against the barred glass of a liquor store, their black eyes peering over advertisements for cigarettes, cerveza, and lottery tickets. Next door a fanfare of lace and satin filled the window, waves of quinceañera dresses jamming the display.
She didn't need to see more. She was on the wrong side of Wilshire Boulevard, east of Alvarado. Enemy territory.
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Lynne Ewing (The Choice (Daughters of the Moon #9))
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Es algo que pocas veces ha hablado con otros trabajadores, pues las contadas ocasiones en que ha aprovechado el ambiente relajado de una copa de navidad o unas cervezas por el cumpleaños de un compañero para compartir sus dudas con los demás la han mirado como un bicho raro; si ya la tenían por espécimen inclasificable debido a su negativa a promocionar incluso cuando era bien valorada por sus superiores, más todavía cuando la oían hablar sobre la pereza natural de los seres humanos, la manera en que la sociedad industrial quebró la resistencia de los primeros obreros que no estaban preparados ni educados para aceptar que hubiese que trabajar tantas horas para ganarse un sustento escaso, cómo hubo que domesticarlos con violencia para que venciesen su natural pereza, para que rompiesen su vínculo con los ritmos laborales de la tierra, el sol, las estaciones y las necesidades elementales, y se sometiesen a horarios fijos, fábricas cerradas, ritmos inhumanos, técnicas que rompían la tradicional enseñanza de un oficio, descansos que había que tomar a las horas y los días establecidos con independencia de a qué hora y qué día estaban cansados, y una moral que ensalzaba la laboriosidad y condenaba la ociosidad; de qué manera con el paso de los siglos, con el perfeccionamiento de los modos de producción y el adoctrinamiento de aquellos primeros obreros perezosos hemos llegado a nosotros, trabajadores bien educados desde el colegio y desde casa que vemos como algo natural, propio de la naturaleza humana, trabajar ocho o más horas diarias, descansar sólo dos días o menos, someternos a los modos de producción de los dueños del trabajo, entregar a cambio de un sueldo nuestro tiempo, nuestro esfuerzo, nuestro cansancio, nuestra atención, nuestra inteligencia, nuestro talento, nuestras emociones, nuestras habilidades sociales, nuestra salud, nuestro dolor, nuestro malestar, y a esas alturas ya sólo la escuchaba un par de compañeros que miraban de reojo al televisor o buscaban en el billetero para pagar y salir.
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Isaac Rosa (La mano invisible)
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En el taxi, de camino a Shibuya, mientras la observaba, me pregunté qué era aquella emoción que yo sentía de pronto. Pero entonces no logré hallar la respuesta. La descubrí doce o trece años después. Había viajado a Santa Fe, Nuevo México, para entrevistar a un pintor. Al atardecer entré en una pizzería y, mientras bebía cerveza y tomaba una pizza, contemplé una puesta de sol tan hermosa que parecía un milagro. El mundo entero estaba teñido de rojo. Mi mano, el plato, la mesa..., todo lo que había ante mis ojos estaba teñido de rojo. De un rojo tan brillante que parecía bañado en un jugo de frutas. En aquel atardecer abrumador me acordé de Hatsumi. Y comprendí qué había sido el estremecimiento del corazón que ella me había provocado. Era un anhelo adolescente que no había sido, ni sería jamás, colmado. Durante mucho tiempo guardé este anhelo ardiente y puro en mi interior, hasta el punto que incluso había terminado olvidándome de su existencia. Hatsumi había despertado una parte de mí que llevaba largo tiempo durmiendo. Al darme cuenta, me sentí tan triste que se me saltaron las lágrimas. Ella había sido una mujer excepcional. Alguien hubiera debido salvarla.
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Haruki Murakami (Tokio blues. Norwegian Wood)
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Siempre pensé que no llegaría, que no lo lograría, que no era muy inteligente; nunca tuve excelentes calificaciones, siempre sudé el doble que quienes sin esfuerzo sacaban las mejores notas. Conviví con gente rica y adinerada, mientras ellos ordenaban una botella, a mí me tocaba pagarme una cerveza y hacer que durara toda la fiesta.
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Daniel Habif (Inquebrantables (Unbreakable))
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Algunas tardes Mechi decidía tomarse una cerveza antes de volver a su departamento. Ninguno de los bares le gustaba mucho.
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Mariana Enríquez (Chicos que vuelven)
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Tomaron la cerveza sentados en el sillón y fueron a la cama antes de terminarla.
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Mariana Enríquez (Chicos que vuelven)
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—¡Mat, pastor cabeza de chorlito! ¡Por esto dejaré que toques mi arpa! —No quiero tocar tu jodida arpa —respondió Mat echando una mirada por encima del hombro—. Pero me puedes invitar a unas cervezas cuando salgamos de aquí.
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Robert Jordan (Torres de medianoche (The Wheel of Time, #13))
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Pues si no quieren saber nada con respecto a que los fundadores sobrios de la civilización occidental bebieran cerveza enriquecida con lsd, probablemente no quieran saber nada de los devotos cristianos drogándose con vino psicodélico.
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Brian C. Muraresku (La llave de la inmortalidad (Crítica/Historia) (Spanish Edition))
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• En las mañanas de los domingos iban a la plaza de mercado para comprar esos tubérculos que jamás habían comido en sus dietas de frijoles, arroz, plátano maduro y carnes frías. Lo que se les manifestaba, en las salas de un edifico republicano devastado por la negligencia de la administración municipal, era una serie de nombres extraños. Los cubios, las hibias, las rutas resplandecían con unos colores pomposos. Las mazorcas oscilaban del blanco al amarillo y de estos al púrpura y al negro... La plaza olía a pantano, a bebidas agrias, a fritadas de vaca y cerdo. En las grabadoras sonaba la música de Carranza, y hombres enrayados y de sombrero bebían cervezas, cuyas botellas acumulaban en las mesas de las cantinas.
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Pablo Montoya
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Me preguntaba si la cerveza me había afectado demás o si estaría incubando algo, porque todo se incuba: los virus, el rencor, la amistad, el amor." - River
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Alice Kellen, Donde todo brilla
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Ensayaba una vida plácida y digna: pasaba las tardes leyendo novelas o mirando la tele durante horas, fumando tabaco o marihuana, bebiendo cervezas o vino barato, escuchando música o escuchando nada, porque a veces permanecía largo rato en silencio, como si esperara algo, como si esperara a alguien.
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Alejandro Zambra (Formas de volver a casa)
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Siglos antes del nacimiento de Jesús, esas manos ocultas detrás de la trayectoria de la civilización occidental parecen haber dejado pistas muy sutiles en la antigua Iberia. La cerveza psicodélica de cementerio en Mas Castellar de Pontós bien podría ser la prueba irrefutable que corroboran los cuarenta años de investigación de Ruck sobre los misterios de Eleusis. Solo el tiempo lo decidirá. Por lo
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Brian C. Muraresku (La llave de la inmortalidad (Crítica/Historia) (Spanish Edition))
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Not anymore, ese. What ju was doing? Ju didn’t go to work today, but here ju are lazy ass drinking cerveza like nothing.
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Sai Marie Johnson (The Softer Side of Texas)
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Mormont tomaba la cerveza siempre con limón, decía que por eso conservaba la dentadura.
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Anonymous
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a qué se dedica el muerto? —Se dedicaba al pedo ajeno. Era dueño de la concesión de la Modelo en el municipio. Pal velorio hubo cerveza gratis para todos.
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Paco Ignacio Taibo II (Desvanecidos difuntos: Serie Belascoarán)
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—Tío, ¿sabías que aquí no puedes echar un polvo? —Vank susurró para que no lo escuchara Lance que acababa de retirarse.
— ¿De veras? —se burló Celso, lo que atrajo una mirada mortífera por parte de su amigo.
— ¡Lo sabías! —lo acusó, alzando la voz.
— Yo sí, pero tengo curiosidad de cómo te has enterado tú.
— Roif me enseñó un sitio anoche —dijo Vank con las cejas unidas por la frustración—. Tenía la ilusión de que fuese un bar, pero no se parece ni de lejos. Lo llaman «local para intercambio social», ¿puedes creértelo? —vociferó claramente asqueado y medio indignado.
— ¿Y?
— Pues pensé: me da igual cómo lo llamen mientras pueda disfrutar de una cerveza fría y una mujer caliente, sin importar el orden.
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Haimi Snown (DUAL: ¿Las reglas están hechas para romperse o para romperte?)
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Yo era muy feliz en Amazon, mucho. Aunque haya gente que crea que ser escritor autopublicado sólo da para cervezas, yo vivía de vender mis libros ahí (o sobrevivía). Era un sueldo modesto, sí, pero digno y lleno de satisfacciones porque para mí triunfar era eso: no ser famosa ni tener dinero, sino poder vivir de lo que amo hacer.
Dejé hace dos años la enseñanza buscando cumplir mi sueño y tampoco voy a decir que fuera un camino de rosas porque he trabajado como una burra en este tiempo, he sacrificado horas de sol y de vida, de parque, de conversar, reír y compartir con la gente, de juegos y mismo a mi pequeño, de ver la calle o vida social o de gestos "para ricos" como tomarme una coca cola en una terraza. Esto, lejos de desanimarme, me hacía sentir aún más orgullosa, ¡lo había logrado! Y cada vez tenía más lectores y les gustaba lo que yo hacía, les hacía felices... y ellos (vosotros) a mí.
Con este panorama, entenderéis que no es que me haya dado el siroco e ido de mi trabajo porque sí. Nadie destroza su vida (a no ser que tengas una lesión cerebral, claro). No, no ha sido así. Me he visto obligada a ello tras situaciones muy graves que he intentado que se repararan antes de quedarme en la calle (esa es la realidad), pero no ha sido posible.
Veréis que mis libros en papel siguen a la venta (ya que es otra distribuidora) y esos se quedan sin problema. Quizá veáis alguno que otro en digital (o todos en el futuro) pero será a través de otras plataformas o editoriales, no por inclusión directa mía. Así pues, si en el futuro encontráis una mía, prefiero, por principios, que lo compréis en cualquier otra plataforma menos en Amazon.
En unos días saldrá a la luz en varios medios de comunicación todo lo que ha sucedido para que comprendáis por qué esto es ya del todo irreversible. No lo hago porque tenga que justificarme ni dar explicaciones (cada uno pensará lo que quiera al margen de mis palabras), sino por mi sentido de lo ético y lo justo, porque debo avisar a mis compañeros de lo vulnerables y desprotegidos que están en una empresa que te golpea antes de preguntar y que jamás pide perdón aunque te atropelle; donde se hace la vista gorda con el delincuente y se persigue al inocente; donde se castiga la honestidad (la real, no la de postureo). Muchos estarán sonriendo al leer esto pensando en "los líos en los que meto" o que algo habré hecho. Da igual; lo que no saben esas personas es que mañana puede ocurrirles a ellos, que en Amazon no importamos, que sólo somos números y se carga a quien le molesta.
También sé que ahora hay gente (suelen ser escritores frustrados) disfrutando con estas líneas y aprovechando para mentir, tergiversar o insultar gratuitamente. Eso sólo habla mal de ti, no de mí. Siempre me ha resultado incomprensible la gente que encuentra placer en el dolor de los demás, en sus problemas. Pero la vida es larga y el karma, un cabroncete. De todas formas, pronto entenderéis toda la historia y estará ahí para el que desee ver la verdad. El que no quiera hacerlo, ni aportando todas las pruebas del mundo lo hará porque su intención es otra, y tampoco estoy en un juicio, que es donde se aportan.
Ahora debo pensar mucho sobre mi futuro, pero os prometo una cosa: que podréis leerme si queréis seguir haciéndolo. Soy consciente de que parte de mi trabajo de estos años se ha ido al traste, ha desaparecido, porque perderé lectores al no estar en Amazon (y también dejaré de ganarlos).
Pero soy y seré escritora siempre. Amo escribir y no me veo haciendo otra cosa. Sin embargo, también debo pagar mi techo y mi plato en la mesa, así que ahora es todo muy confuso, con muchas posibilidades abiertas en mi camino además.
Por el momento, deciros que, antes de que acabe la semana, todos mis libros en digital estarán disponibles en otras plataformas Os iré informando y ojalá me sigáis leyendo al margen de dónde se vendan mis libros. Ha sido un honor teneros como lectores. GRACIAS.
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Eba Martin Munoz (Los ojos de la muerte)
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Chicos del salvajes oeste (2013)
Estoy de vuelta en un dulce cuerpo
de cervezas y libélulas negras.
Las censuras de tu mundo
han perdido su equilibrio
en los brutos que no puede mimar.
Y el sol se ha devorado a si mismo
como un mendigo en tu instagram
En verdad, tu gravedad de arco iris
es el mal…
Ni un tren diesel limón puede escapar.
Solo recuerda que estoy aca.
Y que ningún mendigo
puede jamás perder el equilibrio:
todos usan facebook o instagram.
Pero yo estoy aca!
Hola sucia Perra!
Hola universo fatal!....
A mi, no me puedes mimar!
Estoy de vuelta en un dulce cuerpo
de cervezas y libélulas negras
A mi no me puedes mirar!.
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Daniel Wamba
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Well, he did know the Spanish word for “beer”…Sticking his head out into the corridor as advised, he spotted two servant girls loitering by the window at the far end, evidently talking to someone in the courtyard below, their conversation accompanied by a good deal of giggling. Interrupting this colloquy with a brief “Hoy!” he said, “Cerveza?” in a tone of polite inquiry, following this with scooping motions toward his mouth. “Sí, señor!” one of the girls said, with a hasty bob, adding something else in a questioning voice. “Certainly,” he said cordially. “Er…I mean, sí! Um…gracias,” he added, wondering what he had just agreed to.
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Diana Gabaldon (Seven Stones to Stand or Fall: A Collection of Outlander Fiction)
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Me imagino el futuro como un oso gigante que arrasa la ciudad, reduce a polvo edificios y personas y los pisotea para devolverlos al planeta del que salieron. Pero no puede destrozar las otras partes que nos hacer ser lo que somos. Las partes como montañas rusas o cervezas en la cama o libros de rusos muertos. Esas partes se elevan como orbes por la atmósfera, liberadas de sus cuerpos aburridos y de la constante necesidad de mear y cagar, y comer y dormir. Nueve millones de años en el futuro, seguiremos existiendo en lejanas nubes estelares, separados por años luz pero en el mismo lugar de siempre.
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Ben Brooks (Hurra)
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Frau Protze estaba limpiando el cristal del amarillento grabado de Tilly colgado de la pared de mi sala de espera, y observando con una cierta diversión los apuros del burgomaestre de Rothenburg. Cuando cruzaba la puerta, el teléfono empezó a sonar. Frau Protze me sonrió y luego entró ágilmente en su cubículo para contestar, dejándome que contemplara de nuevo el cuadro limpio. Hacía mucho tiempo que no lo había mirado de verdad. Al burgomaestre, que había suplicado a Tilly, comandante del ejército alemán del siglo XVII, que no destruyera su ciudad, le fue exigido por su conquistador que bebiera seis litros de cerveza sin respirar. Según recuerdo la historia, el burgomaestre consiguió realizar esa extraordinaria hazaña de beodo y la ciudad se salvó. Era, siempre lo había pensado, característicamente alemán.
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Philip Kerr (Trilogia berlinesa)
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Atribución: Conocéis bien el material. Trabajáis realmente duro. Os estáis esforzando mucho. Seguid así. Persuasión: Debéis hacerlo bien. Debéis hacerlo mejor. Refuerzo: Yo (el profesor) estoy orgulloso de vuestro trabajo. Estoy contento del progreso que habéis hecho. Estáis haciendo un trabajo excelente. El grupo de la persuasión fue el que sacó peores resultados: ¡fue el menos convencido de los tres! El grupo reforzado fue el segundo. El de la atribución –o sea, los chicos que fueron etiquetados como eruditos y trabajadores– fue el mejor. Cambiar de marcha: la cerveza Molson hizo una campaña de anuncios por televisión titulada «Soy canadiense», en la que aparecía un joven canadiense vestido con camisa de algodón y vaqueros hablando de las excelencias de vivir en Canadá –lo típico: el hockey, los castores y los gorros de lana–. El anuncio se cerraba con un «Me llamo Joe y soy canadiense». El razonamiento de la etiqueta era: si eres canadiense tomarás cerveza Molson.
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Guy Kawasaki (El arte de cautivar: Cómo se cambian los corazones, las mentes y las acciones)
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Volví a pie a la oficina. Frau Protze estaba limpiando el cristal del amarillento grabado de Tilly colgado de la pared de mi sala de espera, y observando con una cierta diversión los apuros del burgomaestre de Rothenburg. Cuando cruzaba la puerta, el teléfono empezó a sonar. Frau Protze me sonrió y luego entró ágilmente en su cubículo para contestar, dejándome que contemplara de nuevo el cuadro limpio. Hacía mucho tiempo que no lo había mirado de verdad. Al burgomaestre, que había suplicado a Tilly, comandante del ejército alemán del siglo XVII, que no destruyera su ciudad, le fue exigido por su conquistador que bebiera seis litros de cerveza sin respirar. Según recuerdo la historia, el burgomaestre consiguió realizar esa extraordinaria hazaña de beodo y la ciudad se salvó. Era, siempre lo había pensado, característicamente alemán.
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Philip Kerr (Trilogia berlinesa)
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Cuando siento la comezón de pisar Francia, cruzo la frontera, pido una cerveza o un vino y me lo dan sin tapa, tengo ganas de volver enseguida a casa.
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Ian Gibson (Aventuras ibéricas)
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Dado que Imre era un refugio para la música y el teatro, quizá penséis que yo pasaba mucho tiempo allí, pero nada podría estar más lejos de la verdad. Solo había estado en Imre una vez. Wilem y Simmon me habían llevado a una posada donde tocaba un trío de hábiles músicos: laúd, flauta y tambor. Pedí una jarra de cerveza pequeña que me costó medio penique y me relajé, dispuesto a disfrutar de una velada con mis amigos…
Pero no pude. Apenas unos minutos después de que empezara a sonar la música, casi salí corriendo del local. Dudo mucho que podáis entender por qué, pero supongo que si quiero que esto tenga algún sentido, tendré que explicároslo.
No soportaba oír música y no formar parte de ella. Era como ver a la mujer que amas acostándose con otro hombre. No. No es eso. Era como…
Era como los consumidores de resina que había visto en Tarbean. La resina de denner era ilegal, por supuesto, pero había partes de la ciudad en que eso no importaba. La resina se vendía envuelta en papel encerado, como los pirulís o los tofes. Mascarla te llenaba de euforia. De felicidad. De satisfacción.
Pero pasadas unas horas estabas temblando, dominado por una desesperada necesidad de consumir más, y esa ansia empeoraba cuanto más tiempo llevabas consumiéndola. Una vez, en Tarbean, vi a una joven de no más de dieciséis años con los reveladores ojos hundidos y los dientes exageradamente blancos de los adictos perdidos. Le estaba pidiendo un «caramelo» de resina a un marinero, que lo sostenía fuera de su alcance, burlándose de ella. Le decía a la chica que se lo daría si se desnudaba y bailaba para él allí mismo, en medio de la calle.
La chica lo hizo, sin importarle quién pudiera estar mirando, sin importarle que fuera casi el Solsticio de Invierno y que en la calle hubiera diez centímetros de nieve. Se quitó la ropa y bailó desenfrenadamente; le temblaban las pálidas extremidades, y sus movimientos eran patéticos y espasmódicos. Entonces, cuando el marinero rio y negó con la cabeza, ella cayó de rodillas en la nieve, suplicando y sollozando, agarrándose desesperadamente a las piernas del marinero, prometiéndole que haría cualquier cosa que le pidiera, cualquier cosa…
Así era como me sentía yo cuando oía tocar a unos músicos. No podía soportarlo. La ausencia diaria de mi música era como un dolor de muelas al que me había acostumbrado. Podía vivir con ello. Pero no soportaba ver cómo agitaban delante de mí el objeto de mi deseo.
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Patrick Rothfuss (The Name of the Wind (The Kingkiller Chronicle, #1))
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Continué por la calle, pero los había perdido de vista. Y allí estaba yo, sin sombrero, dando la impresión de estar también loco. Como pensaría cualquiera, uno está loco y otro se ahogó y a la otra la puso su marido en la calle, ¿por qué razón no van a estar también los demás locos? Siempre los sentía mirarme como buitres, como esperando la ocasión de decir No me extraña siempre he pensado que toda la familia estaba loca. Vender un terreno para mandarlo a Harvard y pagar impuestos para sostener la Universidad del Estado que no he visto nunca excepto en un partido de béisbol y no permitir que se pronuncie el nombre de su hija en la casa y que Padre después de cierto tiempo no volviese a venir al pueblo sino que se quedaba allí sentado todo el día con la botella yo veía la parte inferior de su camisón y las piernas desnudas y oía el tintineo de la botella hasta que finalmente se lo tenía que servir T. P. y ella dice No tienes respeto por la memoria de tu Padre y yo digo No veo por qué seguro que está bien guardada sólo que si yo también estoy loco Dios sabe lo que haré sólo ver el agua me pone enfermo y casi prefiero beber gasolina que un vaso de whisky y Lorraine les dice puede que no beba pero si creéis que no es hombre ya os diré yo cómo podéis comprobarlo ella dice como te pille tonteando con una de estas zorras ya sabes lo que haré dice la daré una paliza dice la agarraré y la pegaré la pegaré mientras no se me escape y yo digo si no bebo es asunto mío pero acaso te he fallado alguna vez la digo que la invitaré a tanta cerveza como para que si quiere se dé un baño con ella porque siento respeto por una puta honrada porque con la salud de Madre y la posición en que pretendo mantenerla sin ningún respeto por lo que intento hacer por ella más que convertir su nombre, mi nombre y el nombre de mi madre en la comidilla del pueblo.
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Anonymous
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Eché un vistazo a la taberna, y me pareció diferente ahora que ya no atraía tantas miradas hostiles. La chimenea de piedra con el hervidor negro hirviendo; los olores, ligeramente acres, a madera barnizada y a cerveza derramada; el débil murmullo de las conversaciones…
Siempre me han gustado las tabernas. Creo que eso se debe a que crecí en los caminos. Una taberna es un lugar seguro, una especie de refugio. Entonces me sentí muy cómodo, y pensé que no estaría mal regentar un sitio como aquel.
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Patrick Rothfuss (The Name of the Wind (The Kingkiller Chronicle, #1))
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¡Un brindis! —grité subiéndome a una silla. De camino, le quité la cerveza a alguien y la levanté delante de mí—. ¡Por los capullos! — dije señalando a Brad—. ¡Y por las chicas que te rompen el corazón! —Incliné la cabeza ante Abby. Noté un nudo en la garganta—. ¡Y por la mierda de perder a tu mejor amiga por ser tan estúpido como para enamorarte de ella!
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Jamie McGuire
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La verdadera alineación del Tri está hecha de cervezas, refrescos y galletas. Mientras nadie toque a esos protagonistas, los que sudan en la cancha serán prescindibles.
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Juan Villoro (Balón dividido)
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Gallagher hablaba muy deprisa. Todo aquello pasaba muy deprisa, desequilibrándolo. Y no había tomado nada más fuerte que cerveza en toda la noche. Lo único que le pasaba era que Hazel Jones se le había subido un poco a la cabeza.
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Joyce Carol Oates
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Costa Rica Craft Cerveza Artisanal beers are gaining momentum in Costa Rica, a development that doubtless will thrill visiting beer aficionados. Over the last several years, craft breweries have popped up in various hot spots, bringing creative birras (beers) to palates thirsting for something more complex than the ubiquitous Imperial. Imagine sipping a locally brewed pineapple Hefeweizen, red ale or cacao stout at sunset – it brings a hoppy tear to our eye (Click here).
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Lonely Planet (Lonely Planet Costa Rica (Travel Guide))
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Si este lugar estuviera màs próximo a Terra, habría latas de cerveza vacias y platos de plástico por todas partes. Los árboles habrían desaparecido. Habría motores a reacción viejos tirados en el agua. Las playas despedirían un hedor de mil demonios. Construcciones Terranas habría instalado ya un par de millones de pequeñas casas de plástico.
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Philip K. Dick (Strange Eden)
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La única entrada sobre los Chandrian ocupaba menos de media página:
Por lo que refiérese a los Chaendrian, no hay mucho que decir. Todo Hombre los conoce. Todo niño entona su canción. Y aun así, las gentes no cuentan historias.
Por una poca de cerveza, un Labriego hablará dos largas horas de los Ressiniyos. Mas menciónesele a los Chaendrian, y aprieta la boca como el culo de una solterona, toca fierro y aparta con ímpetu la silla.
Muchos piensan que trae mala ventura hablar de los Fata, y aun así las gentes lo hazen. Por qué causa sea distinto con los Chaendrian, ignórolo. En el pueblo de Monstumulo, un Curtidor bastante borracho díjome en voz baja: «Si hablares de ellos, vinieren por ti». Ése parece ser el temor acallado destas gentes comunes.
Así que escribo de lo que he recopilado aquí y allá, muy general e inespecífico. Los Chaendrian son un grupo que varía en número. (A bien seguro siete, dado su nombre). Aparecen y acometen actos de violencia sin razones fundadas.
Hay señales que anuncian su llegada, mas no hay acuerdo sobre ellas. El fuego azul es la más común, aunque yo asimismo he oído hablar de vino que tórnase vinagre, de ceguera, de cultivos que marchítanse, de tormentas impropias de la estación, de preñeces interrumpidas y del sol escureciéndose en el cielo.
En suma, que pareciéronme un tema de Estudio Desalentador e Infructuoso.
Cerré el libro. «Desalentador e infructuoso» me sonaba de algo.
Lo peor no era que ya sabía todo lo que estaba escrito en aquella entrada, sino que era la mejor fuente de información que había descubierto en más de un centenar de largas horas de búsqueda.
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Patrick Rothfuss (The Wise Man's Fear (The Kingkiller Chronicle, #2))
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su cerveza amarga, que no se compraba, sino que se alquilaba por un rato
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Terry Pratchett