“
delante de mis ojos la senda, que parecĂa una culebra blancuzca e interminable que se alejaba enroscándose por entre las rocas, desapareciendo aquĂ y tornándose a aparecer más allá, y a un lado y otro los horizontes inmĂłviles y siempre los mismos, figurábaseme que hacĂa un año que me habĂa despedido de ustedes, que Madrid se habĂa quedado en el otro cabo del mundo, que el ferrocarril que vuela dejando atrás las estaciones y los pueblos, salvando los rĂos y horadando las montañas, era un sueño de la imaginaciĂłn o un presentimiento de lo futuro.
”
”