Bien Buena Quotes

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Estoy segura de que nunca confundiré la falta de buenas formas con la insolencia. Lo primero me parece bien; a lo segundo, ningún ser humano nacido libre debe someterse, ni siquiera por un sueldo.
Charlotte Brontë (Jane Eyre)
...si alguien quiere a la Emmi que no se esfuerza por ser buena, que más bien da rienda suelta a sus flaquezas habitualmente reprimidas, con más razón querrá a Emmi tal como ella vive, porque sabe que hasta cierto punto uno sólo puede pedirle a los demás que sean lo que es uno: un montón de caprichos, un cúmulo de dudas de sí mismo, una combinación de divergencias.
Daniel Glattauer (Gut gegen Nordwind (Gut gegen Nordwind, #1))
A ella todo le salía, escogía bien las películas que iban a ver, los libros, los amigos, se manejaba con seguridad. Con ella eran buenas las conversaciones y buenas las comidas. Mucho más madura que las de su edad; llevarla a su lado, ahuecando el pecho, su pelo de lino alborotado, era una certeza equiparable a saber que la tierra gira en torno al sol.
Elena Poniatowska (La piel del cielo)
Augustus Waters fue el Alcalde de la Ciudad Secreta de Cancerlandia, y no es reemplazable comenzó Isaac. Otras personas serán capaces de contar historias divertidas sobre Gus, porque era un tipo divertido, pero déjenme contarles una seria: Un día después de que me extirparan mi ojo, Gus se presentó en el hospital. Yo estaba ciego y con el corazón roto y no quería hacer nada y Gus irrumpió en mi habitación y gritó: “¡Tengo una noticia maravillosa!” Y yo dije algo como: “Realmente no quiero escuchar una noticia maravillosa en este momento”, y Gus dijo: “Esta es una noticia maravillosa que quieres escuchar”, y yo le pregunté: “Bien, ¿cuál es?” y él dijo: “¡Vas a vivir una buena y larga vida llena de momentos grandiosos y terribles que ni siquiera puedes imaginar todavía!
John Green (The Fault in Our Stars)
Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis: si con ansia sin igual solicitáis su desdén, ¿por qué queréis que obren bien si las incitáis al mal? Cambatís su resistencia y luego, con gravedad, decís que fue liviandad lo que hizo la diligencia. Parecer quiere el denuedo de vuestro parecer loco el niño que pone el coco y luego le tiene miedo. Queréis, con presunción necia, hallar a la que buscáis, para pretendida, Thais, y en la posesión, Lucrecia. ¿Qué humor puede ser más raro que el que, falto de consejo, él mismo empaña el espejo, y siente que no esté claro? Con el favor y desdén tenéis condición igual, quejándoos, si os tratan mal, burlándoos, si os quieren bien. Siempre tan necios andáis que, con desigual nivel, a una culpáis por crüel y a otra por fácil culpáis. ¿Pues como ha de estar templada la que vuestro amor pretende, si la que es ingrata, ofende, y la que es fácil, enfada? Mas, entre el enfado y pena que vuestro gusto refiere, bien haya la que no os quiere y quejaos en hora buena. Dan vuestras amantes penas a sus libertades alas, y después de hacerlas malas las queréis hallar muy buenas. ¿Cuál mayor culpa ha tenido en una pasión errada: la que cae de rogada, o el que ruega de caído? ¿O cuál es más de culpar, aunque cualquiera mal haga: la que peca por la paga, o el que paga por pecar? Pues ¿para qué os espantáis de la culpa que tenéis? Queredlas cual las hacéis o hacedlas cual las buscáis. Dejad de solicitar, y después, con más razón, acusaréis la afición de la que os fuere a rogar. Bien con muchas armas fundo que lidia vuestra arrogancia, pues en promesa e instancia juntáis diablo, carne y mundo.
Juana Inés de la Cruz
Eso de Dios es un cuento inventado —nos dijo nuestra madre—, igual que Santa Claus. No hay nadie mirándote cuando estás solo. Tú decides lo que está bien y lo que está mal. No hay ningún premio para las chicas buenas. Si quieres algo, lucha por ello.
Ottessa Moshfegh (Eileen)
En mi concepto, la buena compañía, señor Elliot, es la de personas inteligentes y bien informadas que puedan conversar de muchas cosas; eso es lo que yo llamo buena compañía
Jane Austen (Persuasion)
Una buena cena es de suma importancia para una buena conversación. No se puede pensar bien, amar bien, dormir bien, si no se ha cenado bien.
Virginia Woolf (Una habitación propia : Nueva traducción al español (Spanish Edition))
Ante la duda recuerden esto: Lo están haciendo bien
Elena Favilli (Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes: Diversión y aventuras (Libro para Colorear): Diversión y aventuras (Spanish Edition))
La gente no es «buena» ni «mala». Las personas son personas y responden a incentivos. Casi siempre pueden ser manipuladas —para bien o para mal— si se encuentran las palancas adecuadas.
Steven D. Levitt (SuperFreakonomics: Enfriamiento global, prostitutas patrioticas y por que los terroristas suicidas deberian contratar un seguro de vida)
Sin embargo, como chica por la que los hombres se interesan poco estoy rabiosa, mientras todos me explican que ni siquiera debería estar ahí. Pero siempre hemos existido. Aunque nunca se habla de nosotras en las novelas de hombres, que sólo imaginan mujeres con las que querrían acostarse. Siempre hemos existido, pero nunca hemos hablado. Incluso hoy que las mujeres publican muchas novelas, raramente encontramos personajes femeninos cuyo aspecto físico sea desagradable o mediocre, incapaces de amar a los hombres o de ser amadas. Por el contrario, a las heroínas de la literatura contemporánea les gustan los hombres, los encuentran fácilmente, se acuestan con ellos en dos capítulos, se corren en cuatro líneas y a todas les gusta el sexo. La figura de la pringada de la feminidad me resulta más que simpática: es esencial. Del mismo modo que la figura del perdedor social, económico o político. Prefiero los que no consiguen lo que quieren, por la buena y simple razón de que yo misma tampoco lo logro. Y porque, en general, el humor y la invención están de nuestro lado. Cuando no se tiene lo que hay que tener para chulearse, se es a menudo más creativo. Yo, como chica, soy más bien King Kong que Kate Moss.
Virginie Despentes
Cuando la realidad sea aburrida y triste, invéntese usted una buena historia y cuéntemela. Con lo bien que miente, sería una pena no aprovecharlo. Entonces yo le contaba mi jornada imaginaria y ella aplaudía frenéticamente, riéndose a carcajadas.
Olivier Bourdeaut (Esperando a mister Bojangles (Spanish Edition))
Y así la visión de obrar bien que con tanta frecuencia es el sangriento espejismo de mucha gente buena, se ofreció a él y hasta llegó a concebir la ilusión de poder ejercer alguna influencia en la dirección de aquella rabiosa Revolución que tan terribles derroteros seguía.
Charles Dickens (Historia de dos ciudades)
-¿Porque no hablas? ¿Te parecen buenas las condiciones que pone? -Sí, María. ¿Y cuáles son las tuyas en pago de tanto bien? -Una sola. -Dila. -Tú la sabes. -Sí, sí; pero hoy si debes decirla. -Que me ames siempre así, respondió, y su mano se enlazó más estrechamente con la mía.
Jorge Isaacs (María)
—No vas a renunciar a mí, ¿verdad? —No —respondió, y lo hizo con absoluta seriedad. Él era suyo, la única persona que había sido suya. Y lo necesitaba, necesitaba a aquel policía que reprimía su dolor con puño de hierro, que mantenía sus cicatrices bien ocultas—. No voy a renunciar a ti. Sus ojos centelleaban. —Buena chica.
Nalini Singh (Bonds of Justice (Psy-Changeling, #8))
el cristianismo asegura que Dios es bueno; que hizo todas las cosas y las hizo para el bien de ellas; que una de las cosas buenas que hizo, específicamente el libre albedrío de las creaturas racionales, por su misma naturaleza incluye la posibilidad del mal; y que las creaturas, valiéndose de esta posibilidad, se han vuelto malas.
C.S. Lewis (El Problema del Dolor (Spanish Edition))
La gente miente. Ellos te utilizan y mienten, a la vez mientras te alimentan con mierda sobre ser leal y nunca dejarte. Nadie puede hacer esa promesa, porque la vida tiene que ver con las estaciones, y las estaciones cambian. No me gusta el cambio. No se puede confiar en ello, sólo puedes confiar en el hecho de que va a suceder. Pero antes de que suceda, y antes de que aprendas, se siente bien acerca de sus estúpidas promesas de mierda. Eliges creer, porque es necesario. Vas a través de un verano cálido, donde todo es hermoso y no hay nubes, sólo calor, calor, calor. Crees en la permanencia de una persona, porque los seres humanos tienen una tendencia a pegarse a ti cuando la vida es buena. Yo los llamo los veranos de miel. He tenido bastantes veranos de miel en la vida para saber que las personas se van cuando llega el invierno. Cuando la vida te congela y estás temblando y te pones capas de protección lo más que puedas para sobrevivir. Ni siquiera lo notas al principio. El frío te pone demasiado aturdido para ver con claridad. Entonces, de repente, miras y la nieve está empezando a derretirse, y te das cuenta que pasaste el invierno sola. Eso me molesta mucho. Tanto como para dejar a la gente antes de que me dejen a mí. Eso es lo que hice con Nick. Eso es lo que traté de hacer con Isaac. Excepto que no se iría. Él se quedó todo el invierno.
Tarryn Fisher (Mud Vein)
Ningún hombre sabe lo malo que es hasta que ha intentado con todas sus fuerzas ser bueno. Circula la absurda idea de que los buenos no saben lo que es la tentación. Esta es una mentira evidente. Los malos, en un sentido, saben muy poco de la maldad. Han vivido una vida protegida porque han cedido siempre a ella. Jamás averiguamos la fuerza del impulso del mal dentro de nosotros hasta que intentamos luchar contra él, y Cristo, porque fue el único hombre que jamás cedió ante la tentación, es también el único hombre que sabe absolutamente lo que la tentación significa… el único realista total. Muy bien, pues. Lo más importante que aprendemos de un intento serio de practicar las virtudes cristianas es que fracasamos. Si teníamos la idea de que Dios nos había puesto una especie de examen, y de que podíamos obtener buenas notas mereciéndolas, esa idea tiene que ser abandonada.
C.S. Lewis (Mere Christianity)
Querer bien va de la mano del querer mal, y yo no consigo, no consigo concentrarme alrededor de ninguna buena voluntad
Elena Ferrante (The Story of the Lost Child (Neapolitan Novels, #4))
La buena gente conoce lo que es el bien y lo que es el mal; la mala gente no conoce ninguno de los dos.
C.S. Lewis (Mero Cristianismo (Spanish Edition))
Tener buenas intenciones no es igual que hacer lo correcto.
Yangsze Choo (The Night Tiger)
No siempre se saca el bien de las buenas obras ni el mal de las malas obras. Ni siquiera los sabios y los buenos pueden ver la finalidad de todas sus acciones.
Donna Tartt (The Goldfinch)
Aunque, pensándolo bien, tal vez las cosas malas suceden porque es la única forma de que sigamos recordando cómo deberían ser las buenas.
Jodi Picoult (Diecinueve minutos)
haz lo recto y bueno ante los ojos de Jehová, para que te vaya bien, y entres y poseas la buena tierra que Jehová juró a tus padres;
Casiodoro de Reina (Reina Valera 1960)
Las buenas personas tienden a juzgarse con excesivo rigor y les cuesta personarse a sí mismas por aquello por lo que no dudarían un segundo en perdonar a los demás.
María Jesús Álava Reyes (Las tres claves de la felicidad: Perdónate bien, quiérete mejor y coge las riendas de tu vida)
La gente no es completamente buena ni completamente mala. Nos pasamos la vida entrando y saliendo de la oscuridad y de la luz
Neal Shusterman
—Es suficiente, señor; una sola palabra bien dicha puede contener tanta buena voluntad como muchas.
Charlotte Brontë (Jane Eyre (Spanish Edition))
Sabía que me castigarían si daba señales de estar sufriendo, así que era buena. Hacía todas las cosas bien.
Ottessa Moshfegh (My Year of Rest and Relaxation)
Sólo porque algo no sea buena idea no significa que no debas hacerlo -Elizabeth
Lani Diane Rich (Se Acabo el Portarse Bien)
La buena educación de los hijos es una obligación y deber moral de los padres, no una condición que se cumple para quedar bien con el mundo mostrando prueba de sacrificio por ellos.
Evangelio Estrada
No debo, hacer las cosas a medias, ni detenerme ante nada respecto al papel que represento, pues de lo contrario lo representaré mal y no serviré bien a esta caritativa y buena causa.
Anonymous
No siempre lo que piensas de una persona es lo que esa persona es. Concédete la oportunidad de conocer bien a alguien antes de juzgarle o te perderás a mucha buena gente por tus prejuicios.
Ignacio Novo
El hombre bueno dice cosas buenas, porque el bien está en su corazón, y el hombre malo dice cosas malas, porque el mal está en su corazón, pues la boca habla de lo que está lleno el corazón.
Anonymous
¿Es ésta la nueva doctrina desconocida? Todo el mundo sabe eso: todo el mundo lo ha escuchado antes. Los cínicos han recomendado la pobreza y la restricción de las necesidades; Sócrates ha prescrito la virtud como una cosa antigua buena; el primer estoico a quien uno encuentra, si bien sea el propio Séneca -que tiene quinientas mesas de madera de limonero-, ensalza la continencia, recomienda la verdad, la paciencia en la adversidades, la fortaleza en el infortunio; y todo eso es como el trigo viejo, que se comen los ratones, pero que la gente rechaza porque huele mal.
Henryk Sienkiewicz (Quo Vadis)
He visto que para obrar el bien con placer era preciso que actuase libremente, sin coacción, y que para privarme de toda la dulzura de una buena obra bastaba con que se convirtiera en un deber para mí.
Jean-Jacques Rousseau (Reveries of the Solitary Walker)
¿Cómo está el chaval? Había luchado contra un demonio por mí. Acababa de salvarme la vida, pero se comportaba como si no le importara nada en el mundo. —Está bien —le dije, sacudiendo la cabeza—. Un poco traumatizado, pero está en buenas manos. Es sordo. —Lo sé. —¿Cómo? —pregunté sorprendida. —Te vi hablar con él durante un rato. Apreté los labios. —Acosador —le dije después. —Chalada. Ahogué una exclamación. —Neandertal. —Chiflada. —Gorila. Psicópata. ¿Cómo afectaría aquel repertorio de insultos a mi estabilidad mental? Fruncí el ceño y me incliné hacia él. —Demonio. Reyes enredó un dedo en el dobladillo de mi camiseta y tiró para acercarme a él.
Darynda Jones (Fourth Grave Beneath My Feet (Charley Davidson, #4))
…que hay dos maneras de hermosura: una del alma y otra del cuerpo; la del alma campea y se muestra en el entendimiento, en la honestidad, en el buen proceder, en la liberalidad y en la buena crianza, y todas estas partes caben y pueden estar en un hombre feo; y cuando se pone la mira en esta hermosura, y no en la del cuerpo, suele nacer el amor con ímpetu y con ventajas. Cervantes, Don Quioxte, Parte II, Capítulo LVIII ... y que tu posees a ambos, que quieren decir que mi amor por tu es doblado... Yo, Sancho, bien veo que no soy hermoso, pero también conozco que no soy disforme; y bástale a un hombre de bien no ser monstruo para ser bien querido, como tenga los dotes del alma que te he dicho." ..."that there are two kinds of beauty, the one of the soul, and the other of the body; that of the soul is revealed fully through understanding, in virtue and honesty, in good living, in generosity and good breeding, all such qualities can be found to be in a homely man; and when such beauty, not the physical one, becomes the object of desire, then love only bears more impetus, focus, and exactitude of purpose.
Miguel de Cervantes Saavedra (The Trials of Persiles and Sigismunda: A Northern Story)
primer lugar, la mayoría de los príncipes piensan y se ocupan más de los asuntos militares, de los que nada sé ni quiero saber, que del buen gobierno de la paz. Lo que les importa es saber cómo adquirir -con buenas o malas artes- nuevos dominios, sin preocuparse para nada de gobernar bien los que ya tienen. Por otra parte, hay consejeros de príncipes tan doctos que no necesitan -o al menos creen no necesitar- los consejos de otra persona. Parásitos como son, aceptan a
Thomas More (UTOPÍA (Spanish Edition))
o como música sobre aguas, a la hora del atardecer, cuando ya el día se convierte en recuerdo: — ¡elegid la soledad buena, la soledad libre, traviesa y ligera, la cual os otorga también derecho a continuar siendo buenos en algún sentido!
Friedrich Nietzsche (Más allá del bien y del mal)
Una vez que consigas hacerle pensar que “la religión está muy bien, pero hasta cierto punto”, podrás sentirte satisfecho acerca de su alma. Una religión moderada es tan buena para nosotros como la falta absoluta de religión —y más divertida. Otra
C.S. Lewis (Cartas del Diablo a Su Sobrino (Spanish Edition))
Tanta sagacidad de lectura merecía mejor causa; Pinard -quien, según quiere la tradición, era él mismo autor de versos libertinos- lee bien pero juzga mal, pues le pide a la novela algo que esta no se propone: servir de ejemplo de las buenas costumbres
Anonymous
No creo que el cuerpo, por bien constituido que esté, domine por su perfección al alma buena; por el contrario, creo que el alma, cuando es buena, imprime al cuerpo, como un efecto de su propia excelencia, toda la perfección de que es capaz.” (Platón, República).
Plato (The Republic)
—Yo quería creer en que algunas persona son buenas y se dedican a este trabajo porque quieren hacer el bien. Que hacen lo correcto durante la mayor parte del tiempo, y la mayoría de las cosas las hacen por las razones correctas. Yo quería ser la clase de persona que cree en eso.
Casey McQuiston (Red, White & Royal Blue)
¿No te parece suficientemente bien dicho que no hay que respetar todas las opiniones de los hombres, sino unas sí y otras no; ni todas las de todos, sino las de uno sí y no las de otros? De ser así, ¿no serán las buenas precisamente las de los sensatos, y las malas las de los insensatos?
Socrates (Apología de Sócrates)
Mucho antes de que estuviéramos a medio camino, y sabedora de que nunca llegaría a la roca, ya confiaba en que la segunda esposa de Robert fuera buena con los niños. La vizcondesa, que nadaba tranquilamente, me preguntó si estaba bien. "Oh, sí", contesté, y acto seguido me hundí. (Duda: ¿Castigo divino?)
E.M. Delafield (Diary of a Provincial Lady)
Poco desviados de allí hicieron alto estos tres carros, y cesó el enfadoso ruido de sus ruedas, y luego se oyó otro, no ruidoXVIII, sino un son de una suave y concertada música formado, con que Sancho se alegró, y lo tuvo a buena señal, y, así, dijo a la duquesa, de quien un punto ni un paso se apartaba: —Señora, donde hay música no puede haber cosa mala. —Tampoco donde hay luces y claridad —respondió la duquesa. A lo que replicó Sancho: —Luz da el fuego, y claridad las hogueras, como lo vemos en las que nos cercan y bien podría ser que nos abrasasen; pero la música siempre es indicio de regocijos y de fiestas.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quixote de La Mancha II (Don Quijote de la Mancha, #2))
Cristo quería a los justos, habitaba las buenas conciencias, pertenecía a los hombres de bien, a la gente decente, a las buenas reputaciones. ¡Que cargara el diablo con los humildes, con los pecadores, con los abandonados, con los rebeldes, con los miserables, con los que quedaban al margen del orden aceptado!
Carlos Fuentes (The Good Conscience)
Querer bien va de la mano del querer mal, y yo no consigo, no consigo concentrarme alrededor de ninguna buena voluntad. La maestra Oliviero tenía razón, soy mala. Ni siquiera sé mantener viva la amistad. Tú eres amable, Lenù, has tenido mucha paciencia conmigo. Pero esta noche lo he comprendido de un modo definitivo: siempre hay un solvente que actuando despacio, con un calor dulce, lo deshace todo, incluso cuando no hay terremoto. Por eso, por favor, si te ofendo, si te digo cosas feas, tú tápate los oídos, no quiero hacerlo y pese a todo lo hago. Por favor, por favor, ahora no me dejes, que, si no, me vengo abajo.
Elena Ferrante (The Story of the Lost Child (Neapolitan Novels, #4))
Antes se alcanzaba la edad adulta a los veinte, la madurez a los cuarenta y la vejez empezaba a los cincuenta. Hoy la adolescencia se extiende hasta bien entrados los treinta o cuarenta, la madurez sucede alrededor de los sesenta y la vejez empieza recién a los ochenta. Se ha estirado la juventud para complacer a esos
Isabel Allende (Mujeres del alma mía: Sobre el amor impaciente, la vida larga y las brujas buenas)
Es un fastidio, pero la solución consiste en saber que sólo nos ocurren cosas buenas si somos buenos. ¿Buenos? Más bien quería decir honestos. No me refiero a la honestidad en cuanto a las leyes [...], sino a ser honesto con uno mismo. [...]: prefiero tener el cáncer que un corazón deshonesto. [...]. De cáncer se muere a veces; de lo otro, siempre.
Truman Capote
Ninguna cosa se ha de evitar tanto en el hacer bien, como la soberbia. ¿De que sirve en los beneficios la arrogancia del rostro? ¿De qué la hinchazón de las palabras?. La misma buena obra es la que te engrandece; quítale la vana alabanza, que cuando callemos nosotros hablarán los beneficios. El dado con soberbia no sólo no es agradable, sino aborrecible.
Seneca (On Benefits)
Así es como se va forjando la intimidad. Uno entrega primero su mejor retrato, un producto resplandeciente y muy bien acabado, retocado con fanfarronadas, falsedades y sentido del humor. Luego se necesitan más detalles y entonces se pinta un segundo retrato, y luego un tercero… antes de que pase mucho tiempo los mejores rasgos han desaparecido, y finalmente se revela el secreto; los diferentes niveles de los sucesivos retratos se mezclan y nos delatan, y aunque seguimos pintando y pintando ya no conseguimos vender la mercancía. Tenemos que darnos por satisfechos con la esperanza de que nuestras mujeres, nuestros hijos y nuestros socios acepten como buenas esas fatuas descripciones que les hacemos de nosotros mismos.
F. Scott Fitzgerald (The Beautiful and Damned)
(...) No hay garantía de que el bien y el mal que ellos conocen sean como lo que nosotros conocemos ". "Ah ..." "La justicia siempre es decidida por la mayoría". En este momento, la mayoría de las constelaciones han decidido que son "buenas". Los seres humanos ya no tenían el derecho de decidir sobre la justicia. Los humanos eran solo los títeres de sus patrocinadores.
singNsong (전지적 독자 시점 1 [Jeonjijeog Dogja Sijeom 1])
El primer punto. Es necesario que todas cosas de las cuales queremos hacer elección sean indiferentes o buenas en sí, y que militen dentro de la santa madre Iglesia jerárquica, y no malas ni repugnantes a ella. Segundo. Hay unas cosas que caen debajo de elección inmutable, así como son sacerdocio, matrimonio, etc.; hay otras que caen debajo de elección mutable, así como son tomar beneficios o dejarlos, tomar bienes temporales o lanzallos. Tercero. En la elección inmutable, que ya una vez se ha hecho elección, no hay más que eligir, porque no se puede desatar; así como es matrimonio, sacerdocio, etc. Sólo es de mirar que, si no ha hecho elección debida y ordenadamente sin afecciones desordenadas, arrepintiéndose, procure hacer buena vida en su elección.
Ignatius of Loyola (The Spiritual Exercises)
Todo placer es una cosa buena, mas no todo placer debe ser perseguido; y, paralelamente, todo dolor es un mal, pero no todo dolor debe ser evitado a cualquier precio. En todo caso, es conveniente decidir sobre estas cuestiones comparando y examinando atentamente lo que es útil y lo que no lo es, porque a veces usamos un bien como si fuera un mal, y un mal como si fuera un bien.41
Walter Riso (Cuestión de dignidad: El derecho a decir no)
—¿Me querrás siempre? —No tengo ni la menor idea. —Pues yo a ti te querré siempre. —Eso está bien. ¿Podremos meternos por ahí? —No, no creo... Tú eres Apolo y yo soy Marsyas. Acabarás dejándome. —Eso de Apolo y Marsyas es una buena imagen del amor. —¿Qué quieres decir? —Pues que la agonía de Marsyas es la inevitable agonía del alma humana en su deseo de llegar a Dios. —¡Cuántas cosas sabes!
Iris Murdoch (A Fairly Honourable Defeat)
Nozdriov era, en cierto aspecto, un hombre histórico. Ninguna reunión en la que él tomaba parte concluía sin su historia. Por fuerza tenía que suceder alguna: o lo sacaban los guardias, o sus propios amigos se encontraban en la obligación de echarlo. Si no sucedía así, invariablemente pasaba algo que a los otros no les podía pasar en modo alguno: comenzaba a beber con tanta desconsideración que una de dos, o no paraba de reír, o mentía con tal descaro que al final a él mismo le producía vergüenza. Mentía sin más ni más, sin ninguna necesidad de ello. De buenas a primeras salía diciendo que poseía un caballo de pelo azul o rosa, o bien otras necedades por el estilo, hasta el extremo de que los oyentes acababan por alejarse de él exclamando: «Por lo que veo, hermano, has comenzado ya con tus embustes.»
Nikolai Gogol (Dead Souls)
No, pero dejé de creer que existían un poder benéfico y un poder malévolo que estaba fuera de nosotros. Y me convencí de que el bien y el mal solo designan las acciones de las personas, no lo que estas son. Solo podemos decir que esta es una buena acción porque beneficia a alguien, y que esa otra es una mala acción porque perjudica a alguien. Las personas son demasiado complejas para ponerles simples etiquetas.
Philip Pullman (El catalejo lacado (La materia oscura, #3))
Aquellos que te ponen obstáculos en el camino de la razón no sabrían desviarte de una buena acción; así pues, que no te aparten de tu corazón los sentimientos de afecto hacia ellos; pero guárdate bien de uno y otro lado a la vez: no solamente demuestres tu firmeza en la manera de pensar y hacer, sino, además, una dulzura inalterable hacia los que intenten ponerte obstáculos o que te sean causa de otra cosa desagradable.
Marcus Aurelius (Las Meditaciones de Marco Aurelio: Filosofía Romana (Spanish Edition))
Hay que educar para que los hijos se porten bien porque ellos quieran, sin necesidad de premios, ni castigos, ni amenazas, ni por la razón de que soy tu padre. Esto no es sencillo, debe ser el objetivo y, en la medida que lo consigamos, los hijos están adquiriendo hábitos buenos. Y si los hábitos adquiridos son buenos bastará que las intenciones sean buenas para que se conviertan en virtudes, esto es Educar en Positivo.
Fernando Corominas (Educar en positivo (Hacer Familia nº 60) (Spanish Edition))
Los estoicos adoptaron la clasificación de Sócrates de los cuatro aspectos de la virtud, que consideraban que eran cuatro rasgos de carácter estrechamente relacionados: sabiduría (práctica), valor, templanza y justicia. La sabiduría práctica nos permite tomar decisiones que mejoran nuestra eudaimonía, la buena vida (desde el punto de vista ético). El valor puede ser físico, pero en un sentido más amplio se refiere al aspecto moral, por ejemplo la capacidad para actuar bien bajo circunstancias adversas, como hicieron Prisco y Malala. La templanza nos permite controlar nuestros deseos y nuestras acciones para que no nos dejemos llevar por los excesos. La justicia, para Sócrates y los estoicos, no se refiere a una teoría abstracta de cómo se tiene que gobernar la sociedad, sino más bien a la práctica de tratar a los otros seres humanos con dignidad y ecuanimidad.
Massimo Pigliucci (Cómo ser un estoico: Utilizar la filosofía antigua para vivir una vida moderna)
Otra que me parece muy bonita: estábamos en Rumanía, Karin y yo, y haciendo autostop conocimos a dos chicos que eran del Cáucaso. Pasamos la noche juntos, hicimos una hoguera, los chicos tuvieron que currar un montón, y nosotras nos encargamos de lo bonito, de la música y de leer en voz alta y así. Mucho, mucho, mucho tiempo. En casa también era así, papá hacía lo bonito, él era el polo tranquilo, como suelen serlo los hombres, y mamá la que se ocupaba de todo. A la mañana siguiente los chicos se levantaron pronto, recogieron el maíz, lo cocieron, le pusieron hojas encima para que se mantuviera caliente. De algún modo, no sé, teníamos ganas de acostarnos con ellos, pero nadie lo echó de menos, fue realmente bonito. Si te acuestas con alguien y no lo conoces bien, tiene que ser muy buena gente. Disfrutar la belleza del cuerpo, ay, eso es precioso. [Bárbara, 23 años, grafista, soltera]
Maxie Wander (Guten Morgen, du Schöne. Frauen in der DDR. Protokolle)
Comprendo que para una mujer joven puede ser un atractivo saber que uno es un tipo que vivió, que cambió hace mucho la inocencia por la experiencia, que piensa con la cabeza bien colocada sobre los hombros. Es posible que eso sea un atractivo, pero qué breve. Porque la experiencia es buena cuando viene de la mano del vigor; después, cuando el vigor se va, uno pasa a ser una decorosa pieza de museo, cuyo único valor es ser un recuerdo de lo que se fue.
Mario Benedetti (La tregua)
Cada pareja funciona de distinta manera, así que la importación de fórmulas y modelos ajenos, aun tomados de la feliz relación de tus padres, serían más bien una especie de contrabando o competencia desleal. A lo sumo te orientarán, pero en general no es buena idea imitar. Ni tú ni tu pareja pueden competir con realidades fantaseadas, no suyas; la materia prima para forjar su relación son Ustedes y entre Ustedes desarrollar modelos propios de convivencia
Mario Guerra (Los claroscuros del amor. Descubre el tono real del amor, el desamor y las relaciones de pareja)
La gente siempre intentará quitarte el poder. Si las cosas te van bien, dirán que es porque eres rica y tus padres son unos peces gordos. También la gente que te aprecia intentará quitarte el poder, aunque éstos lo harán de otro modo. Si fracasas en lo que sea, intentarán alentarte diciendo que nadie es perfecto y que no deberías ser tan exigente contigo misma. Te dirán, por ejemplo, que no debes preocuparte por haber suspendido un examen de matemáticas, porque las mates son difíciles para las chicas. O que no debes indignarte tanto por la injusticia que reina en el mundo, porque no podrás remediarla. Y por muy buenas que sean sus intenciones, de esa manera estarán pidiéndote menos de lo que puedes ser. _ Sintió una opresión en el pecho y trató de librarse con otra respiración profunda_ . Una manera de afianzar tu poder es aprendiendo cuándo hay que dar un paso adelante, cuando reconocer que estabas equivocada y cuándo plantear batalla.
Susan Elizabeth Phillips (Ain't She Sweet?)
Qué os voy a contar yo de las madres, si todos tenéis una que, aunque os ama infinitamente, a veces se equivoca. La mía, de eterna clase baja y trabajadora como una mula, se había encargado de transmitirme que una buena mujer es la que rinde igual de bien aunque esté menstruando. Este pensamiento sencillo pero demoledor proviene de un facilísimo paradigma cultural: un pobre no puede permitirse dejar de trabajar o trabajar menos ni un solo día de su vida. Una pobre, menos.
Bibiana Collado Cabrera (Yeguas exhaustas)
Últimamente se preguntaba si ser codependiente era tan malo. Se lo pasaba bien con sus amistades y no hacía daño a nadie; ¿qué importaba si eso era codependencia o no? Además, ¿por qué una amistad entrañaba más codependencia que una relación sentimental? ¿Por qué era admirable cuando tenías veintisiete años pero espeluznante a los treinta y siete? ¿Por qué la amistad no era tan buena como una relación sentimental? ¿Por qué no era incluso mejor? Eran dos personas que permanecían juntas, día tras día, a quienes no las unía el sexo ni la atracción física ni el dinero ni los hijos ni una propiedad, solo el compromiso de seguir adelante y la dedicación mutua a una unión que nunca podría ser codificada. La amistad era ser testigo del lento goteo de tristezas del otro, de sus largas rachas de aburrimiento y de algún que otro triunfo. Era sentirse honrado por el privilegio de estar presente en sus momentos más duros y saber que a cambio podía permitirse estar triste en su presencia.
Hanya Yanagihara (Tan poca vida)
-Me quedé un instante sin hacer nada para disfrutar del misterio. No hay tantas ocasiones en la vida para gozar de una buena incertidumbre y, cuando una se acerca, la curiosidad es tan irresistible que nos abalanzamos sobre ella para descuartizarla y pasar de inmediato al placer de la certidumbre. El placer del misterio por sí mismo, sin embargo, es tan breve y pasajero que se convierte en un bien preciadísimo. La obsesión por la obsesión, el misterio por el misterio; las cosas por sí mismas.
Kiko Amat (Cosas que hacen BUM)
ni gusto de murmurar, ni consiento que delante de mí se murmure; no escudriño las vidas ajenas, ni soy lince de los hechos de los otros; oigo misa cada día; reparto de mis bienes con los pobres, sin hacer alarde de las buenas obras, por no dar entrada en mi corazón a la hipocresía y vanagloria, enemigos que blandamente se apoderan del corazón más recatado; procuro poner en paz los que sé que están desavenidos; soy devoto de nuestra Señora, y confío siempre en la misericordia infinita de Dios nuestro Señor.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quijote)
Es absolutamente precisa la guarda y conservación del propio carácter, el cultivo de las buenas cualidades que poseemos (...). De nada sirve obrar en desacuerdo con la naturaleza y perseguir objetivos que nos son inaccesibles. (...) Nada es más conveniente que obrar siempre en consonancia con el propio carácter, y esto no se puede alcanzar si, imitando el carácter de los demás, renunciamos al propio. (...) Que cada persona conozca bien su propia índole y juzgue con rigor lo que tiene de bueno y de malo. (...)
Marcus Tullius Cicero
Pienso en todas las cosas que se han escrito sobre mí: que soy un demonio inhumano, que soy una víctima inocente de un sinvergüenza que me forzó en contra de mi voluntad y con riesgo de mi propia vida, que era demasiado ignorante para saber comportarme y que el hecho de ahorcarme sería un asesinato judicial, que me gustan los animales, que soy muy guapa y tengo una tez preciosa, que tengo los ojos azules, que tengo los ojos verdes, que tengo el cabello cobrizo y que lo tengo también castaño, que soy alta y que no supero la talla media, que visto bien y con modestia, que robé a una muerta para vestir así, que soy enérgica y diligente en el trabajo, que soy de talante arisco y temperamento pendenciero, que mi aspecto es mejor que el que correspondería a una persona de mi humilde condición, que soy una buena chica de naturaleza dócil y nada malo se ha dicho de mí, que soy astuta y taimada, que tengo el cerebro reblandecido y soy poco más que una idiota. Y yo me pregunto cómo puedo ser todas esas cosas tan distintas al mismo tiempo.
Margaret Atwood (alias Grace)
Querido Red: Si estás leyendo esto es que estás libre. Sea como sea, estás libre. Y, si has llegado hasta aquí, estarás dispuesto a llegar un poco más lejos. Creo que recuerdas el nombre del pueblo, ¿no? Podría emplear a un buen hombre que me ayude a poner mi proyecto en marcha. Entretanto, tómate una copa a mi salud... y piénsatelo. Estaré pendiente de tu llegada. Recuerda que la esperanza es una buena cosa, Red, tal vez lo mejor del mundo, y lo bueno jamás muere. Espero que esta carta te encuentre, y que te encuentre bien. Tu amigo, PETER STEVENS
Stephen King (Rita Hayworth and Shawshank Redemption)
HISTORIA RADICALMENTE CONCENTRADA DE LA ERA POSTINDUSTRIAL Cuando fueron presentados, él hizo un comentario ingenioso porque quería caer bien. Ella soltó una risotada estrepitosa porque quería caer bien. Luego los dos cogieron sus coches y se fueron solos a sus casas, mirando fijamente la carretera, con la misma mueca en la cara. Al hombre que los había presentado no le caía demasiado bien ninguno de los dos, pero fingía que sí porque le preocupaba mucho tener buenas relaciones con todo el mundo. Después de todo, nunca se sabe, ¿verdad que no? ¿Verdad? ¿Verdad?
David Foster Wallace (Brief Interviews with Hideous Men)
Poco desviados de allí hicieron alto estos tres carros, y cesó el enfadoso ruido de sus ruedas, y luego se oyó otro, no ruidoXVIII, sino un son de una suave y concertada música formado, con que Sancho se alegró, y lo tuvo a buena señal, y, así, dijo a la duquesa, de quien un punto ni un paso se apartaba: —Señora, donde hay música no puede haber cosa mala44. —Tampoco donde hay luces y claridad —respondió la duquesa. A lo que replicó Sancho: —Luz da el fuego, y claridad las hogueras, como lo vemos en las que nos cercan y bien podría ser que nos abrasasen; pero la música siempre es indicio de regocijos y de fiestas.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quixote de La Mancha II (Don Quijote de la Mancha, #2))
A mis niños, Feliz Navidad. Lo siento si estas cartas los han tomado a ambos por sorpresa. Es sólo que hay tantas cosas más que tengo que decir. Sé que pensabas que estaba hecha para dar consejos, pero no podía irme sin reiterar algunas cosas por escrito. Puedes no estar relacionada con estas cosas ahora, pero algún día lo estarás. No era capaz de estar ahí para siempre, pero espero que mis palabras puedan. -No dejes de hacer basaña. La basaña es buena. Espera hasta un día cuando no existan malas noticias, y hornea una maldita basaña. -Encuentra un equilibrio entre la cabeza y el corazón. Espero que hayas encontrado eso, Lake, y puedas ayudar a Kel a resolverlo cuando llegue a ese punto. -Presiona tus límites, para eso están. -Estoy robando este fragmento de tu banda favorita, Lake. “Recuerda siempre que no hay nada que valga la pena compartir, como el amor que nos deja compartir nuestro nombre.” -No tomes la vida tan en serio. Dale un puñetazo en la cara cuando necesite un buen golpe. Ríete de eso. -Y ríe mucho. Nunca pases un día sin reír al menos una vez. -Nunca juzgues a otros. Ambos saben muy bien cómo acontecimientos inesperados pueden cambiar lo que una persona es. Siempre ten eso en mente. Nunca se sabe lo que otra persona está experimentando en su propia vida. -Cuestiona todo. Tu amor, tu religión, tus pasiones. Si no tienes preguntas, nunca encontraras respuestas. -Acepta. De todo. Las diferencias de las personas, sus semejanzas, sus elecciones, sus personalidades. A veces se necesita una variedad para hacer una buena colección. Lo mismo va para las personas. -Escoge tus batallas, pero no elijas muchas. -Mantén una mente abierta; es la única manera en que cosas nuevas pueden entrar. -Y por último, pero no menos importante, ni un poquito menos importante. Nunca te arrepientas. Gracias a los dos por haberme dado los mejores años de mi vida. Especialmente el último. Con amor, Mamá.
Colleen Hoover (Slammed (Slammed, #1))
Era extraño ver a un humano llevarse bien con tantas razas diferentes. Archie escuchó la conversación de Choi Han y Rosalyn en ese momento. "Como se esperaba de Cale-nim." "¿No crees que dices, 'como se esperaba de Cale-nim', demasiado?" "¿Me equivoco?" "No, tienes razón. El joven maestro Cale es único. Muy único". Choi Han y Rosalyn sonaban muy casuales, lo que hacía que pareciera que estaban acostumbrados a llamar a Cale único. Archie continuó mirando hacia ellos hasta que hizo contacto visual con Rosalyn. Los ojos de Rosalyn se abrieron de par en par antes de darse cuenta de lo que debía estar pasando por la mente de la Ballena y empezar a hablar. "¿No es asombroso lo bien que se lleva el joven maestro Cale con todos?" "Sí." Archie respondió de inmediato. "¿Pero no es obvio ese trato después de pensar en todo lo que el joven maestro Cale ha hecho hasta ahora en todo el continente?" Paseton, que había estado escuchando a Rosalyn, dejó escapar un grito ahogado. Las cosas que Cale había hecho hasta ahora. Rosalyn continuó hablando. "El joven maestro Cale ha hecho todo eso, pero nunca pidió un título ni nada de influencia. Aunque ha recibido algunas recompensas monetarias, no creo que valgan más que su vida". Rosalyn sabía que Cale era más estratégico que brillante. Sin embargo, había una razón por la que ella seguía creyendo que él era una buena persona. No era codicioso. ¿Le gusta el dinero? La codicia por la fama y el poder era peor que la codicia por el dinero. ¿Por qué los comerciantes intentan comprar títulos para sí mismos una vez que están desbordados de dinero? ¿Y por qué los reyes de la historia que tenían suficiente dinero y poder inician guerras inútiles? Había muchos tipos de codicia que eran peores que la codicia por el dinero. Pero Cale no mostró ninguna codicia hacia estas cosas. De hecho, trató de evitarlos. "Él tampoco usa el dinero para sus propias razones egoístas". Rosalyn sabía que las mejoras al territorio de Henituse y todas sus otras acciones habían requerido una gran cantidad de la propia riqueza de Cale. Hubo momentos en que Cale usó su dinero para sí mismo. Pero esos tiempos eran para alimentarse a sí mismo o para proporcionar comida y alojamiento a su grupo. "Este es el tipo de persona que debería tener dinero". Pensó que alguien como Cale, que sabía cuándo usar el dinero para el bien común mientras se sentía satisfecho con comer frutas simples para sí mismo, merecía tener dinero. Rosalyn pensó que estaría bien que Cale ganara más dinero, no, creía que Cale debería ganar más dinero.
Yoo Ryeo Han (Trash of the Count's Family)
Aun así, es vital siempre tener una conexión con la realidad que nos rodea. Tener en cuenta los impedimentos, las trabas que seguramente nos pondrán por el camino y tomarlo absolutamente todo en cuenta por una simple razón: si somos conscientes de eso será más fácil sortearlo. No es cuestión de bajar la cabeza y correr para adelante, de esa manera lo lograríamos más por buena suerte. Y, si bien la suerte ayuda y mucho, no podemos depender de eso. Con el equilibrio entre confianza y realismo, estamos listos para pensar en emprender. Es la manera de dirigir todo orientado hacia la idea pero con una fuerza que va rompiendo con los obstáculos.
Sergio Melzner (Emprender en internet)
—Hoy he aprendido cosas, Reshi —protestó Bast. El posadero levantó la cabeza. —¿En serio? —preguntó, y no consiguió borrar el escepticismo de su voz. —¡Sí! —asintió Bast con impaciencia y entusiasmo—. ¡Montones de cosas! ¡Cosas importantes! Entonces el posadero arqueó una ceja y su mirada se volvió más penetrante. —A ver, impresióname. Bast pensó un momento; luego se inclinó hacia delante en la silla. —Bien —dijo con la intensidad de quien se dispone a conspirar—. En primer lugar, y lo más importante. Sé de muy buena fuente que hoy Nettie Williams ha descubierto una colmena de abejas silvestres. —Sonrió con entusiasmo—. Es más, me han dicho que ha atrapado a la reina…
Patrick Rothfuss (El estrecho sendero entre deseos)
No me interesaba una filosofía de la libertad humana (todos los que la intentan me hastían) sino una técnica; quería hallar la charnela donde nuestra voluntad se articula con el destino, donde la disciplina secunda a la naturaleza en vez de frenarla. Compréndeme bien: no se trata de la dura voluntad del estoico, cuyo poder estimas exageradamente, ni tampoco de una elección u una negativa abstractas, que insultan las condiciones de nuestro mundo pleno, continuo, formado de objetos y de cuerpos. Soñé con una aquiescencia más secreta o una buena voluntad más flexible. La vida era para mí un caballo a cuyos movimientos nos plagamos, pero sólo después de haberlo adiestrado”.
Marguerite Yourcenar (Memoirs of Hadrian)
Cuando escuchamos las inflexiones histéricas de los conductores televisivos o radiales, los lugares comunes —o más bien cloacales— en que incurren las llamadas estrellas del deporte, del espectáculo o de la política diariamente, estremece presenciar el inmenso desfonde de la autoestima, la pérdida de gracia y dignidad, la carencia aterradora de poesía, humor e ingenio de buena laya que tantos exhiben con patética inconsciencia. Y aunque hay una responsabilidad irrenunciable de la escuela y del sistema educativo en este sentido, nadie ignora que estas figuras tienen un enorme poder magisterial, ejercido desde ese sitial de influencia, tan ilimitado como invasor, que representan los medios.
Ivonne Bordelois (El país que nos habla (Spanish Edition))
Pero estoy seguro de que, al llegar esta época del año, y dejando aparte la veneración debida a su nombre y origen sagrados (si es que se puede dejar aparte algo que le es tan propio), siempre he pensado que la Navidad era una buena época: una época amable, benévola, caritativa, placentera; la única época, que yo sepa, del largo calendario del año en la que hombres y mujeres parecen abrir de común acuerdo sus corazones cerrados y considerar a las gentes humildes como verdaderos compañeros de viaje hacia la tumba, y no como criaturas de otra raza que viajan hacia destinos diferentes. Y por eso, tío, aunque la Navidad nunca me ha metido una migaja de oro o de plata en el bolsillo, creo que me ha hecho bien y que seguirá haciéndomelo, y digo: ¡Bendita sea!
Charles Dickens (A Christmas Carol)
Formamos parte de un club reducido y selecto —dijo—. Se nos paga, y muy bien por cierto, para estafar miles de millones de dólares a muchos países de todo el mundo. Buena parte de tu trabajo consistirá en estimular a los líderes de esos países para que entren a formar parte de la extensa red que promociona los intereses comerciales de Estados Unidos. En último término esos líderes acaban atrapados en la telaraña del endeudamiento, lo que nos garantiza su lealtad. Podemos recurrir a ellos siempre que lo necesitemos para satisfacer nuestras necesidades políticas, económicas o militares. A cambio, ellos consolidan su posición política porque traen a sus países complejos industriales, centrales generadoras de energía y aeropuertos. Y los propietarios de las empresas estadounidenses de ingeniería y construcción se hacen inmensamente ricos.
John Perkins (Confesiones de un gángster económico (Spanish Edition))
Nunca he trazado una línea tan firme entre el «bien» y el «mal». Para mí esa línea a menudo es falsa. Nunca están tan desconectados el uno del otro. No pueden existir por su cuenta. Mientras actúe guiado por el amor creo que estoy haciéndolo lo mejor que sé. En cambio tú, envuelto en tus juicios, lamentando siempre el pasado, maldiciéndote a ti mismo, culpándote y preguntándote «¿Qué habría pasado si...?». «La vida es cruel.» «Ojalá hubiera muerto yo en su lugar.» Bueno, pues pregúntate esto: ¿y si todas las acciones y decisiones, buenas o malas, le traen sin cuidado a Dios? ¿Y si el patrón está predeterminado? No, no, espera, es una pregunta que vale la pena plantearse. ¿Y si son nuestros errores y nuestra maldad los que marcan el destino y nos conducen a lo bueno? ¿Y si para alguno de nosotros no es posible llegar de ningún otro modo?
Donna Tartt (The Goldfinch)
¿No son precisamente esos muros invisibles de cosas silenciadas uno de los elementos más habituales de la vida en común? Con los años, las parejas se van llenando de pequeñas desilusiones, de divergencias del proyecto amoroso que creyeron entrever en la primera pasión, de fallos propios y ajenos, rendiciones, aceptación acomodaticia de sus egoísmos y su cobardía. Con los años, el otro o la otra cada vez está más cerca en las rutinas pero más lejos en lo esencial. Hasta llegar a convertirse, en ocasiones, en perfectos extraños. Y los peores son los extraños bien sincronizados, aquellos que entran y salen juntos, que van de vacaciones, que cenan con los amigos y jamás discuten, pero que luego, cuando están los dos solos, ni se miran a los ojos, sideralmente separados por el telón de hierro de todo lo que han dejado de compartir y decirse.
Rosa Montero (La buena suerte)
Si los hombres pudieran vernos como realmente somos, se asombrarían; pero los hombres más inteligentes y agudos se engañan a menudo con respecto a las mujeres: no saben verlas a su auténtica luz, no las entienden, ni para bien ni para mal: la mujer que consideran buena es una cosa extraña, medio ángel, medio muñeca; la mujer que creen mala es casi siempre un demonio. ¡Tener que oír, además, cómo se extasían con las creaciones de otros, adorando a la heroína de tal poema, novela u obra teatral, tachándola de hermosa, de divina! Hermosa y divina puede que lo sea, pero casi siempre es totalmente artificial, falsa como la rosa de mi mejor sombrero, que tengo aquí. Si dijera lo que pienso sobre este asunto; si diera mi verdadera opinión sobre algunos de los principales personajes femeninos de obras de primera categoría, ¿dónde estaría? Muerta bajo un montón de piedras vengadoras en media hora.
Charlotte Brontë (Shirley)
Y les dijo: ¿No sabéis esta parábola? ¿Cómo, pues, entenderéis todas las parábolas? MARCOS 4.13 Jesús fue un experto narrador de historias, pero nunca contó una historia solo por contarla. Sus parábolas no fueron juegos de palabras o misteriosos «resuélvalo usted mismo», donde se invitaba a cada oyente a proporcionar su propio significado. Cada una de sus parábolas transmitía una enseñanza importante, originada por Cristo mismo y fortalecida por él en la estructura de la parábola. Esa es una realidad crucial para recordar, porque explica cómo la verdad es compatible con la narración de historias. Ni siquiera la ficción es totalmente incompatible con nuestras ideas convencionales de verdad, porque a la larga toda historia bien narrada la plantea. Y lo importante de una buena historia es que se supone que es cierta (o al menos una verdad de vida en algún nivel), aunque la historia misma pinte un panorama totalmente imaginario. Las parábolas resaltan una verdad importante, igual que la moraleja de una historia bien contada. Eso explica por qué la verdad vital contenida en una parábola es fija y objetiva, no es un pedazo metafísico de plastilina que podemos amasar y darle la forma que queramos. Recuerde que cuando Jesús empezó a usar parábolas en su ministerio público, se apartó a solas con los discípulos y cuidadosamente les explicó la parábola del sembrador (Mateo 13.18–23). Esta tenía un significado objetivo claro, simple, único y sencillo, y mientras Jesús se los explicaba les indicó que todas las parábolas se podían entender por medio de un método parecido de interpretación (vea Marcos 4.13). De ahí que no haya absolutamente ninguna razón para suponer que el uso de parábolas por parte de Jesús es de algún modo un indicio de que la verdad misma está tan oculta en misterio como para ser totalmente indescifrable.
John F. MacArthur Jr. (Las lecturas diarias de MacArthur: Desatando la verdad de Dios un día a la vez (Spanish Edition))
Los conceptos que empleamos o tesis que formulamos atendiendo a las palabras de un poema, no pueden en modo alguno tener la pretensión de exponer el «sentido» del poema mismo, ni mucho menos el «pensamiento» del poeta. Son conceptos o tesis que nosotros necesitamos sólo para poder en última instancia prescindir de todo ello y simplemente escuchar o decir el poema. Ahora bien, en efecto necesitamos de todo eso, porque la lectura inmediata, presuntamente aconceptual, es en realidad la más conceptual de todas, sólo que sus conceptos son los de la pura banalidad y por eso no se hacen notar como tales; justamente para evitar esa conceptualidad trivial, es preciso todo el trabajo de la «interpretación», el cual, por lo tanto, no tiene como función instaurar otra conceptualidad, que fuese la buena, sino desaparecer y dejar estar pura y simplemente el poema. La inocencia que vale es la que está al final; la del principio es un pseudónimo de la trivialidad.
Felipe Martínez Marzoa
Últimamente se preguntaba si ser codependiente era tan malo. Se lo pasaba bien con sus amistades y no hacía daño a nadie; ¿qué importaba si eso era codependencia o no? Además, ¿por qué una amistad entrañaba más codependencia que una relación sentimental? ¿Por qué era tan admirable cuando tenías veintisiete años pero espeluznante a los treinta y siete? ¿Por qué la amistad no era tan buena como una relación sentimental? ¿Por qué no era incluso mejor? Eran dos personas que permanecían juntas, día tras día, a quienes no las unía el sexo ni la atracción física ni el dinero ni los hijos ni una propiedad, solo el compromiso de seguir adelante y la dedicación mutua a una unión que nunca podría ser codificada. La amistad era ser testigo del lento goteo de tristezas del otro, de sus largas rachas de aburrimiento y de algún que otro triunfo. Era sentirse honrado por el privilegio de estar presente en sus momentos más duros y saber que a cambio podía permitirse estar triste en su presencia.
Hanya Yanagihara (A Little Life)
Buena parte de la mitología que se desarrolla en torno a cada una de estas doctrinas, desde su liturgia hasta sus normas y sus tabúes, proviene de la burocracia que se genera a medida que evolucionan y no del supuesto hecho sobrenatural que las ha originado. La mayor parte de anécdotas simples y bonancibles, una mezcla de sentido común y folclore, y toda la carga beligerante que llegan a desarrollar proviene de la posterior interpretación de aquellos principios, cuando no tienden a desvirtuarse, a manos de sus administradores. El aspecto administrativo y jerárquico parece clave en su evolución. La verdad es revelada en principio a todos los hombres, pero rápidamente aparecen individuos que se atribuyen la potestad y el deber de interpretar, administrar y, en su caso, alterar esa verdad en nombre del bien común y con tal fin establecen una organización poderosa y potencialmente represiva. Este fenómeno, que la biología nos enseña que es propio de cualquier grupo animal social, no tarda en transformar la doctrina en un elemento de control y lucha política. Divisiones, guerras y escisiones se hacen inevitables. Tarde o temprano, la palabra se hace carne y la carne sangra.
Carlos Ruiz Zafón (El juego del ángel)
Conclusión A lo largo de estas páginas, hemos visto cómo se desarrollan los procesos perversos en algunos contextos, pero es evidente que nuestra lista no es exhaustiva y que estos fenómenos van más allá del mundo de la pareja, de la familia o de la empresa. Los volvemos a encontrar en todos los grupos en donde los individuos pueden establecer rivalidades, especialmente en las escuelas y en las universidades. La imaginación humana no tiene límites cuando pretende aniquilar la buena imagen que el otro tiene de sí mismo; sirve para enmascarar las propias debilidades y para colocarse en una posición de superioridad. La cuestión del poder atañe a toda la sociedad. En todas las épocas ha habido seres carentes de escrúpulos, calculadores y manipuladores, y para los que el fin justifica los medios. Sin embargo, la multiplicación actual de los actos de perversidad en las familias y en las empresas es un indicador del individualismo que domina en nuestra sociedad. En un sistema que funciona según la ley del más fuerte, o del más malicioso, los perversos son los amos. Cuando el éxito es el valor principal, la honradez parece una debilidad y la perversidad adopta un aire de picardía. Con el pretexto de la tolerancia, las sociedades occidentales renuncian poco a poco a sus propias prohibiciones. Pero, al aceptar demasiado, como lo hacen las víctimas de los perversos narcisistas, permiten que se desarrollen en su seno los funcionamientos perversos. Numerosos dirigentes o políticos, que ocupan no obstante una posición de modelo para la juventud, no muestran ninguna preocupación moral a la hora de liquidar a un rival o de mantenerse en el poder. Algunos de ellos abusan de sus prerrogativas y utilizan presiones psicológicas, y razones y secretos de Estado, para proteger su vida privada. Otros se enriquecen gracias a una delincuencia astuta hecha de abusos de bienes sociales, de estafas o de fraudes fiscales. La corrupción se ha convertido en una moneda corriente. Ahora bien, basta con que un grupo, una empresa o un gobierno cuenten con uno o con varios individuos perversos para que todo el sistema se vuelva perverso. Si esta perversión no se denuncia, se extiende subterráneamente mediante la intimidación, el miedo y la manipulación. Efectivamente, para atar psicológicamente a un individuo, basta con inducirlo a la mentira o a ciertos compromisos para convertirlo en cómplice del proceso perverso. Sin ir más lejos, ésta es la base del funcionamiento de la mafia o de los regímenes totalitarios. Tanto en las familias como en las empresas y los Estados, los perversos narcisistas se las arreglan para atribuir a los demás los desastres que provocan, se presentan luego como salvadores y se hacen así con el poder. En lo sucesivo, para mantenerse en él, les basta con no tener escrúpulos. La historia nos ha mostrado hombres que se niegan a reconocer sus propios errores, que no asumen sus responsabilidades, y que falsean las cosas y manipulan la realidad a fin de borrar las huellas de sus fechorías. Más allá del aspecto individual del acoso moral, se nos plantean dilemas más generales. ¿Cómo restablecer el respeto entre los individuos? ¿Qué límites debemos poner a nuestra tolerancia? Si los individuos no pueden detener por sí mismos estos procesos destructivos, la sociedad deberá intervenir y establecer una legislación. Recientemente, se ha presentado un proyecto de ley que proponía instituir un delito de novatada para reprimir cualquier acto degradante y humillante en el ámbito escolar y socioeducativo. Si no queremos que nuestras relaciones humanas acaben completamente reglamentadas por leyes, es esencial prevenir a los niños.
Marie-France Hirigoyen (El acoso moral: El maltrato psicológico en la vida cotidiana)
Yo no busco en las personas ni la bondad ni la buena educación siqiera... aunqe creo qe esto último es imprescindible para vivir con ellas. Me gustan las gentes qe ven la vida con ojos distintos qe los demás, qe consideran las cosas de otro modo qe la mayoría... Qizá me ocurra esto pqe he vivido siempre con seres demasiado normales y satisfechos de ellos mismos...Estoy segura de qe mis hermanos o mi padre tienen la certeza de su utilidad indiscutible en este mundo, qe saben en todo momento lo qe qieren, lo qe les parece mal y lo qe les parece bien… Y qe hansufrido muy poca angustia ante ningún hecho. (…) Toda mi vida he estado huyendo de mis simples y respetables parientes… Simples pero inteligentes a la vez en su género, qe es lo qe les hace tan insoportables… Me gusta la gente con ese átomo de locura qe hace qe la existencia no sea monótona, aunqe sean personas desgraciadas y estén siempre en las nubes, como tú… Personas qe, según mi familia, son calamidades indeseables… (…) ¿qé crees qe dirían mi padre o mi abuelo de ti misma si supieran tu modo real de ser? Si supieran, como yo sé, qe te qedas sin comer y qe no te compras la ropa qe necesitas por el placer de tener con tus amigos delicadezas de millonaria durante tres días… Si supieran qe te gusta vagabundear sola por la noche. Qe nunca has sabido lo qe qieres y qe siempre estás qeriendo algo…
Carmen Laforet (Nada)
Quien sea el sustento de los suyos con su trabajo no tiene ya derecho a sacrificarse. Eso es desertar de la familia. ¡Y los que tienen hijas y los que tienen hermanas! ¿Lo habéis pensado? Dejáis que os maten, ya estáis muertos, muy bien. ¿Y mañana? Unas muchachas sin pan, ¡qué cosa tan terrible! El hombre pide limosna, la mujer se vende. (...) Pensad en vuestras hermanas, los que las tengáis. La miseria, la prostitución, los guardias, Saint-Lazare, a eso es a lo que van a ir a parar esas jóvenes delicadas y hermosas, esos frágiles prodigios de pudor, de encanto y de hermosura, más lozanos que las lilas del mes de mayo. ¡Ah, que habéis querido que os matasen! ¡Ah, que ya no estáis ahí! Muy bien; por querer sacar al pueblo de las manos de la monarquía, entregáis a vuestras hijas a la policía. Amigos, cuidado, tened compasión. Hay poca costumbre de acordarse de las mujeres, de las desdichadas mujeres. Nos fiamos de que a las mujeres no las educaron como a los hombres, les impedimos leer, les impedimos pensar, les impedimos meterse en política. Pero ¿vais a poder impedirles que vayan a la morgue esta noche para identificar vuestros cuerpos? Vamos, que quienes tengan familia se porten como buenas personas y nos den un apretón de manos y se vayan y nos dejen rematar solos este asunto. Ya sé que se necesita mucho valor para irse, es difícil; pero más que difícil es meritorio.
Victor Hugo (Les Misérables)
Tengo que confesarle que no siempre le tuve cariño; le pido perdón. Ahora ella y usted ya no son para mí sino una única persona. Le estoy muy agradecido. Noto que hace feliz a Cosette. Si usted supiera, señor Pontmercy, aquellas mejillas sonrosadas que tenía eran mi alegría; cuando la veía un poco pálida me ponía triste. (...) Cosette, ¿ves ese vestidito que está encima de la cama? ¿Te acuerdas de él? Es de hace sólo diez años. ¡Cómo pasa el tiempo! Fuimos muy felices. Se acabó. No lloréis, hijos míos, que no me voy muy lejos. Os veré desde allí. Bastará con que miréis cuando sea de noche y me veréis sonreír. Cosette, ¿te acuerdas de Montfermeil? Estabas en el bosque; tenías mucho miedo; ¿te acuerdas de cuando te cogí el asa del cubo de agua? Fue la primera vez que toqué esa pobre manita. ¡La tenías tan fría! ¡Ah, por entonces tenía usted las manos encarnadas, señorita, y ahora las tiene bien blancas! Y la muñeca grande, ¿te acuerdas? La llamabas Catherine. ¡La echabas de menos porque no te la llevaste al convento! ¡Cuánto me hiciste reír a veces, ángel mío! Cuando había llovido, echabas a los arroyos briznas de paja y mirabas cómo se iban. Un día te di una raqueta de mimbre y un volante con plumas amarillas, azules y verdes. A ti se te ha olvidado ya. ¡Eras tan traviesa de pequeñita! Jugabas. Te ponías pendientes de cerezas. Son cosas del pasado. Los bosques por los que ha pasado uno con su niña, los árboles por los que nos paseamos, los conventos donde nos escondimos, los juegos, las risas tan buenas de la infancia, ahora son sombra. Me había imaginado que todo eso me pertenecía. En eso era un necio.
Victor Hugo (Les Misérables)
Si la felicidad viene determinada por las expectativas, entonces dos pilares de nuestra sociedad (los medios de comunicación y la industria publicitaria) pueden estar vaciando, sin saberlo, los depósitos de satisfacción del planeta. Si el lector fuera un joven de dieciocho años en una pequeña aldea de hace 5.000 años, probablemente pensaría que era bien parecido porque solo había otros 50 hombres en su aldea y la mayoría de ellos eran ancianos, o tenían cicatrices o arrugas, o todavía eran niños pequeños. Pero si el lector es un adolescente en la actualidad, tiene muchas más probabilidades de sentirse incómodo. Incluso si los demás chicos de la escuela son feos, el adolescente no se compara con ellos, sino con las estrellas de cine, atletas y supermodelos que vemos continuamente en la televisión, en Facebook y en las carteleras gigantes. ¿Podría ser, pues, que el descontento del Tercer Mundo no estuviera fomentado únicamente por la pobreza, la enfermedad, la corrupción y la opresión política, sino también por la simple exposición a los estándares del Primer Mundo? El ciudadano egipcio promedio tenía muchas menos probabilidades de morir de hambre, de la peste o de violencia bajo el gobierno de Hosni Mubarak que bajo Ramsés II o Cleopatra. Las condiciones materiales de la mayoría de los egipcios nunca habían sido tan buenas. Uno pensaría que en 2011 estarían cantando por las calles y dando gracias a Alá por su buena fortuna. En cambio, se levantaron furiosamente para derrocar a Mubarak. No se comparaban con sus antepasados bajo los faraones, sino con sus contemporáneos en los Estados Unidos de América de Obama. Si
Yuval Noah Harari (Sapiens. De animales a dioses: Una breve historia de la humanidad)
1.Que sepamos vivir el presente. 2.Que no perdamos el tiempo pensando en el futuro. 3.Que dejemos de creer en la suerte y creamos en nosotros mismos. 4.Que dejemos de hacer montañas de granitos de arena. 5.Que la tristeza nos dé ganas de reír. Que nos riamos mucho. 6.Que cantemos en la ducha, en los bares, en las bodas, en las cenas con los amigos o donde nos apetezca cuando nos venga en gana. 7.Que aprendamos a decirnos «te quiero» sin que nos dé vergüenza. 8.Que nos besemos, nos toquemos y nos achuchemos mucho. 9.Que nos escuchemos tanto como sepamos compartirnos en silencio. 10.Que nos queramos, a los demás y sobre todo a nosotros mismos. 11.Que nos peleemos lo menos posible. Estar enfadado es una gran y estúpida pérdida de tiempo. ¡A la mierda el ego y el orgullo! 12.Que nos dejemos de rollos, de chorradas, de hacer ver lo que no somos, que eso no sirve pa’ ná. 13.Que le perdamos el miedo a la muerte, pero también le perdamos el miedo a vivir. 14.Que decidamos por nosotros mismos. Que nunca dejemos que los demás decidan por nosotros. 15.Que cuando la vida nos cierre una ventana sea cuando más abramos las alas para romper el cristal y salir volando. 16.Que las cosas nos lleven adonde sea, pero que nos vayan bien. 17.Que los cerebros de zafios, hipócritas, memos, mamelucos, corruptos, pesaos, estúpidos, tocapelotas, mentirosos, gilipollas… se reprogramen y entiendan que en la vida no hace falta ser así, que la vida va de otra cosa. 18.Que a las penas, puñaladas y al mal tiempo, buena cara. O mala, que tampoco pasa nada. 19.Que la vida sea siempre un sueño. 20.Y, en fin, que a la vida le demos calidad, porque belleza sobra.
Pau Donés (50 palos: ... y sigo soñando)
la felicidad no es algo que sucede. No es el resultado de la buena suerte o del azar. No es algo que pueda comprarse con dinero o con poder. No parece depender de los acontecimientos externos, sino más bien de cómo los interpretamos. De hecho, la felicidad es una condición vital que cada persona debe preparar, cultivar y defender individualmente. Las personas que saben controlar su experiencia interna son capaces de determinar la calidad de sus vidas, eso es lo más cerca que podemos estar de ser felices. De todos modos, no se puede alcanzar la felicidad mediante la búsqueda consciente de ella. «Pregúntese a sí mismo si es feliz –decía J.S. Mill– y dejará de serlo». Es al estar totalmente involucrados en cada detalle de nuestras vidas, sea bueno o malo, cuando encontramos la felicidad, no intentando buscarla directamente. Viktor Frankl, el psicólogo austríaco, lo resumió bellamente en el prefacio de su libro Man’s Search for Meaning: «No aspiren al éxito: cuanto más aspiren a él y más lo conviertan en su objetivo, con mayor probabilidad lo perderán. Puesto que el éxito, como la felicidad, no puede conseguirse, debe seguirse… como si fuese el efecto secundario no intencionado de la dedicación personal a algo mayor que uno mismo.» Así, ¿cómo podemos alcanzar esta meta tan escurridiza que no puede alcanzarse por una ruta directa? Mis estudios durante este último cuarto de siglo me han convencido de que existe un modo. Es un camino tortuoso que empieza consiguiendo el control sobre los contenidos de nuestra conciencia. Nuestras percepciones sobre nuestras vidas son el resultado de muchas fuerzas que conforman nuestra experiencia, y cada
Mihály Csíkszentmihályi (Fluir (Flow): Una psicologia de la felicidad)
Dicen que la vida se puede recorrer por dos caminos: el bueno y el malo. Yo no creo eso. Yo más bien creo que son tres: el bueno, el malo y el que te dejan recorrer. El bueno lo he intentado andar y no me ha ido bien. Juro que ha sido así. De pequeño hice todo lo que consideré correcto y lo que está bendita New Orleáns, con sus acordes de ébano y sus insoportables chaquetas a rayas me inducía a hacer. Estudié profundamente y traté de trasladar mis conocimientos con pasión. Los estudiantes saben eso. También escribí encerrado en un pequeño mundo cuarto juntando frases, frustrándome ante las huidizas buenas palabras y las no menos resbaladizas imágenes, comparaciones, situaciones, personajes, diálogos. Asumí estar en ese camino porque es ese el modo como se consiguen los sueños. Al menos eso creía hasta un día, cuando tenía todo acabado y faltaba la confirmación de que había decidido bien, no hubo recompensa. No hubo zanahoria, Ahí me di cuenta de que ya estaba caminando, lejos de mi voluntad, por la otra senda. Esa que no es la buena ni la mala. Porque está claro que la buena es buena porque es una opción propia. La mala es mala porque también es tu opción. Pero la otra no es algo que hayas escogido, por lo cual no pueden decir que es ciertamente buena o ciertamente mala. Es ciertamente ajena, impropia. Por ese camino involuntario caminé, llevado de las narices, arrastrado como un palo sin poder animarme. Tuve que resignarme a ser como ellos me ordenaban, a aceptar sus juicios y sus rechazos. A comprobar una vez más que no todos pueden ver más allá de su aliento. A ser víctima de un sistema que hace de gente como yo infelices zombies o incomprendidos. Y hay que tener el espíritu muy bien templado, tal vez como acero damasquino o más, para afrontar semejante fuerza.
John Kennedy Toole
No sé por qué llevo a cabo este ritual, qué busco en la mirada de un observador externo, de un puto americanista. Pero entonces llego sin mucho entusiasmo a un pasaje muy bien contado que me engancha. De camino a Puno, y al pasar por una finca llamada Tintamarca, el propietario le sugiere a Charles llevarse un indio para dar a los estudiosos europeos una idea de esta raza. Wiener le contesta que conseguir un indio, más aún si es un niño, es una empresa muy difícil, que ha estado intentando hace días que algunos de ellos lo sigan pero es imposible. El otro hombre le aconseja entonces que lo compre: «Dé usted unas piastras a una pobre chola que se muere de sed y que hace morir de hambre a su retoño; se trata de una india horriblemente alcohólica. A cambio le regalará a usted a su pequeño. Hará usted, además, una buena acción». Wiener va en busca de la mujer y su hijo, le pregunta al niño cómo se llama y esta le contesta que Juan, le pregunta si tiene padre y le contesta en quechua que no. «Muy pocas “veces he visto un espectáculo más repugnante —escribe Wiener—. Esta madre, joven aún, roída por todos los vicios, y el pequeño ser que no tenía otra ropa que un poncho que apenas si le llegaba a la cintura. Tomé una decisión.» Despertó a la madre, que se había quedado dormida, y «efectuamos el intercambio de “regalos” proyectado. Exhorté al niño a despedirse de su madre; parecía no entender qué le solicitaba; pero la madre comprendió muy bien, y, con su mano temblorosa por el alcohol, hizo la señal de la cruz en su hijo. Tuve un estremecimiento de disgusto al ver tal bendición del vicio; puse al pequeño sobre una mula. (…) Y henos en marcha. El pequeño Juan comprendió entonces y se creyó obligado a lanzar algunos alaridos. Le pregunté qué quería. ¿Piensan ustedes que pidió regresar al lado de su madre y no dejar su tierra y seguir salvaje como era? Nada de eso: ¡me pidió aguardiente!».
Gabriela Wiener (Huaco retrato)
A decir verdad, Jackson nunca había compartido totalmente el culto fálico de sus pares. Cuando tenía más o menos ocho años, una niña lo sorprendió mientras él meaba entre los arbustos, y chilló casi con el mismo espíritu de horror reflexivo con que lo acababa de hacer Carol. Es de suponer que aquella niña nunca había visto un pene, y que no le causó buena impresión. «Puaj, qué basto eres. ¿Qué es esa cosa? ¡Es repugnante!», gritó al salir corriendo. Y después aquella otra vez, en el gimnasio del colegio donde cursó los primeros años de secundaria. Jackson apenas había entrado en la pubertad; todavía mojado tras pasar por la ducha, sintió frío. No obstante, un chico mucho más corpulento que él se burló: Parece que estés envolviendo una zanahoria baby y un par de habichuelas. A partir de ese día los chicos lo apodaron «el Vegetariano», mote tan inocente a oídos de los profesores que protegía a sus compañeros de un posible castigo por acoso escolar. En realidad, la palabra «pene» siempre había sonado algo tonta y banal, y a poca cosa. Desde que tenía memoria, su quinto apéndice le había parecido algo sutilmente ajeno a él, algo aparte y capaz de traicionarlo. Y fue la sensación de que eso que le sobresalía no era del todo parte de su cuerpo lo que pudo permitirle experimentar con ella. El experimento había fallado. Es posible que Jackson nunca hubiera comprendido muy bien por qué a las mujeres un pene podía resultarles atractivo, con su piel como apergaminada y demasiado fina, los testículos colgantes y esas matas de vello, el sombrerete en la punta, como si fuese un hongo… Podía decirse que, en cierto modo, no era una forma que la carne humana debiera asumir. Cuando estaba en posición de descanso parecía asustado y deprimido; en estado de alerta, impertinente, aunque inseguro, moviéndose de un lado para el otro e intentando llamar la atención como un fanfarrón que quisiera hacer una demostración de sus habilidades.
Lionel Shriver (So Much for That)
No obstante, la marea creciente del monoteísmo no barrió realmente el dualismo. El monoteísmo judío, cristiano y musulmán asimiló numerosas creencias y prácticas dualistas, y algunas de las ideas más básicas de lo que denominamos «monoteísmo» son, de hecho, dualistas en origen y espíritu. Incontables cristianos, musulmanes y judíos creen en una poderosa fuerza maligna (semejante a la que los cristianos denominan el Diablo o Satanás) que puede actuar independientemente, luchar contra el Dios bueno y causar estragos sin el permiso de Dios. ¿Cómo puede un monoteísta ser partidario de una creencia dualista de este tipo (que, por otro lado, no puede encontrarse en parte alguna del Antiguo Testamento)? Lógicamente, es imposible. O bien uno cree en un Dios único y omnipotente o bien cree en dos poderes opuestos, ninguno de ellos omnipotente. Aun así, los humanos poseen una maravillosa capacidad para creer en contradicciones. De manera que no debería ser ninguna sorpresa que millones de piadosos cristianos, musulmanes y judíos consigan creer a la vez en un Dios omnipotente y en un Diablo independiente. Incontables cristianos, musulmanes y judíos han ido más lejos y han llegado a imaginar que el buen Dios necesita incluso nuestra ayuda en su lucha contra el Diablo, lo que, entre otras cosas, inspiró la convocatoria de yihads y cruzadas. Otro concepto dualista clave, en particular en el gnosticismo y el maniqueísmo, era la distinción clara entre cuerpo y alma, entre materia y espíritu. Los gnósticos y maniqueos argumentaban que el dios bueno creó el espíritu y el alma, mientras que la materia y los cuerpos son la creación del dios malo. El hombre, según esta concepción, sirve de campo de batalla entre el alma buena y el cuerpo malo. Desde una perspectiva monoteísta, esto es un disparate: ¿por qué distinguir de manera tan tajante entre cuerpo y alma, o entre materia y espíritu? ¿Y por qué aducir que el cuerpo y la materia son malignos? Al fin y al cabo, todo fue creado por el mismo Dios bueno. Pero los monoteístas no pudieron dejar de sentirse cautivados por las dicotomías dualistas, precisamente porque les ayudaban a afrontar el problema del mal. De manera que dichas oposiciones acabaron siendo piedras angulares del pensamiento cristiano y musulmán. La creencia en el Cielo (el reino del dios bueno) y el Infierno (el reino del dios malo) fue también dualista en su origen. No hay rastro de tal creencia en el Antiguo Testamento, que tampoco afirma que el alma de la gente continúe viviendo después de la muerte. De hecho, el monoteísmo, tal como se ha desarrollado en la historia, es un caleidoscopio de herencias monoteístas, dualistas, politeístas y animistas, mezcladas en un revoltillo bajo un único paraguas divino. El cristiano cree en el Dios monoteísta, pero también en el Diablo dualista, en santos politeístas y en espíritus animistas. Los estudiosos de la religión tienen un nombre para esta admisión simultánea de ideas distintas e incluso contradictorias y la combinación de rituales y prácticas tomadas de fuentes distintas. Se llama sincretismo. El sincretismo, en realidad, podría ser la gran y única religión del mundo.     L
Yuval Noah Harari (Sapiens. De animales a dioses: Una breve historia de la humanidad)