Bien Buena Quotes

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Estoy segura de que nunca confundiré la falta de buenas formas con la insolencia. Lo primero me parece bien; a lo segundo, ningún ser humano nacido libre debe someterse, ni siquiera por un sueldo.
Charlotte Brontë (Jane Eyre)
...si alguien quiere a la Emmi que no se esfuerza por ser buena, que más bien da rienda suelta a sus flaquezas habitualmente reprimidas, con más razón querrá a Emmi tal como ella vive, porque sabe que hasta cierto punto uno sólo puede pedirle a los demás que sean lo que es uno: un montón de caprichos, un cúmulo de dudas de sí mismo, una combinación de divergencias.
Daniel Glattauer (Gut gegen Nordwind (Gut gegen Nordwind, #1))
A ella todo le salía, escogía bien las películas que iban a ver, los libros, los amigos, se manejaba con seguridad. Con ella eran buenas las conversaciones y buenas las comidas. Mucho más madura que las de su edad; llevarla a su lado, ahuecando el pecho, su pelo de lino alborotado, era una certeza equiparable a saber que la tierra gira en torno al sol.
Elena Poniatowska (La piel del cielo)
Augustus Waters fue el Alcalde de la Ciudad Secreta de Cancerlandia, y no es reemplazable comenzó Isaac. Otras personas serán capaces de contar historias divertidas sobre Gus, porque era un tipo divertido, pero déjenme contarles una seria: Un día después de que me extirparan mi ojo, Gus se presentó en el hospital. Yo estaba ciego y con el corazón roto y no quería hacer nada y Gus irrumpió en mi habitación y gritó: “¡Tengo una noticia maravillosa!” Y yo dije algo como: “Realmente no quiero escuchar una noticia maravillosa en este momento”, y Gus dijo: “Esta es una noticia maravillosa que quieres escuchar”, y yo le pregunté: “Bien, ¿cuál es?” y él dijo: “¡Vas a vivir una buena y larga vida llena de momentos grandiosos y terribles que ni siquiera puedes imaginar todavía!
John Green (The Fault in Our Stars)
Eso de Dios es un cuento inventado —nos dijo nuestra madre—, igual que Santa Claus. No hay nadie mirándote cuando estás solo. Tú decides lo que está bien y lo que está mal. No hay ningún premio para las chicas buenas. Si quieres algo, lucha por ello.
Ottessa Moshfegh (Eileen)
Hombres necios que acusáis a la mujer sin razón, sin ver que sois la ocasión de lo mismo que culpáis: si con ansia sin igual solicitáis su desdén, ¿por qué queréis que obren bien si las incitáis al mal? Cambatís su resistencia y luego, con gravedad, decís que fue liviandad lo que hizo la diligencia. Parecer quiere el denuedo de vuestro parecer loco el niño que pone el coco y luego le tiene miedo. Queréis, con presunción necia, hallar a la que buscáis, para pretendida, Thais, y en la posesión, Lucrecia. ¿Qué humor puede ser más raro que el que, falto de consejo, él mismo empaña el espejo, y siente que no esté claro? Con el favor y desdén tenéis condición igual, quejándoos, si os tratan mal, burlándoos, si os quieren bien. Siempre tan necios andáis que, con desigual nivel, a una culpáis por crüel y a otra por fácil culpáis. ¿Pues como ha de estar templada la que vuestro amor pretende, si la que es ingrata, ofende, y la que es fácil, enfada? Mas, entre el enfado y pena que vuestro gusto refiere, bien haya la que no os quiere y quejaos en hora buena. Dan vuestras amantes penas a sus libertades alas, y después de hacerlas malas las queréis hallar muy buenas. ¿Cuál mayor culpa ha tenido en una pasión errada: la que cae de rogada, o el que ruega de caído? ¿O cuál es más de culpar, aunque cualquiera mal haga: la que peca por la paga, o el que paga por pecar? Pues ¿para qué os espantáis de la culpa que tenéis? Queredlas cual las hacéis o hacedlas cual las buscáis. Dejad de solicitar, y después, con más razón, acusaréis la afición de la que os fuere a rogar. Bien con muchas armas fundo que lidia vuestra arrogancia, pues en promesa e instancia juntáis diablo, carne y mundo.
Juana Inés de la Cruz
Ante la duda recuerden esto: Lo están haciendo bien
Elena Favilli (Cuentos de buenas noches para niñas rebeldes: Diversión y aventuras (Libro para Colorear): Diversión y aventuras (Spanish Edition))
En mi concepto, la buena compañía, señor Elliot, es la de personas inteligentes y bien informadas que puedan conversar de muchas cosas; eso es lo que yo llamo buena compañía
Jane Austen (Persuasion)
La gente no es «buena» ni «mala». Las personas son personas y responden a incentivos. Casi siempre pueden ser manipuladas —para bien o para mal— si se encuentran las palancas adecuadas.
Steven D. Levitt (SuperFreakonomics: Enfriamiento global, prostitutas patrioticas y por que los terroristas suicidas deberian contratar un seguro de vida)
Sin embargo, como chica por la que los hombres se interesan poco estoy rabiosa, mientras todos me explican que ni siquiera debería estar ahí. Pero siempre hemos existido. Aunque nunca se habla de nosotras en las novelas de hombres, que sólo imaginan mujeres con las que querrían acostarse. Siempre hemos existido, pero nunca hemos hablado. Incluso hoy que las mujeres publican muchas novelas, raramente encontramos personajes femeninos cuyo aspecto físico sea desagradable o mediocre, incapaces de amar a los hombres o de ser amadas. Por el contrario, a las heroínas de la literatura contemporánea les gustan los hombres, los encuentran fácilmente, se acuestan con ellos en dos capítulos, se corren en cuatro líneas y a todas les gusta el sexo. La figura de la pringada de la feminidad me resulta más que simpática: es esencial. Del mismo modo que la figura del perdedor social, económico o político. Prefiero los que no consiguen lo que quieren, por la buena y simple razón de que yo misma tampoco lo logro. Y porque, en general, el humor y la invención están de nuestro lado. Cuando no se tiene lo que hay que tener para chulearse, se es a menudo más creativo. Yo, como chica, soy más bien King Kong que Kate Moss.
Virginie Despentes
Cuando la realidad sea aburrida y triste, invéntese usted una buena historia y cuéntemela. Con lo bien que miente, sería una pena no aprovecharlo. Entonces yo le contaba mi jornada imaginaria y ella aplaudía frenéticamente, riéndose a carcajadas.
Olivier Bourdeaut (Esperando a mister Bojangles (Spanish Edition))
Y así la visión de obrar bien que con tanta frecuencia es el sangriento espejismo de mucha gente buena, se ofreció a él y hasta llegó a concebir la ilusión de poder ejercer alguna influencia en la dirección de aquella rabiosa Revolución que tan terribles derroteros seguía.
Charles Dickens (Historia de dos ciudades)
-¿Porque no hablas? ¿Te parecen buenas las condiciones que pone? -Sí, María. ¿Y cuáles son las tuyas en pago de tanto bien? -Una sola. -Dila. -Tú la sabes. -Sí, sí; pero hoy si debes decirla. -Que me ames siempre así, respondió, y su mano se enlazó más estrechamente con la mía.
Jorge Isaacs (María)
—No vas a renunciar a mí, ¿verdad? —No —respondió, y lo hizo con absoluta seriedad. Él era suyo, la única persona que había sido suya. Y lo necesitaba, necesitaba a aquel policía que reprimía su dolor con puño de hierro, que mantenía sus cicatrices bien ocultas—. No voy a renunciar a ti. Sus ojos centelleaban. —Buena chica.
Nalini Singh (Bonds of Justice (Psy-Changeling, #8))
el cristianismo asegura que Dios es bueno; que hizo todas las cosas y las hizo para el bien de ellas; que una de las cosas buenas que hizo, específicamente el libre albedrío de las creaturas racionales, por su misma naturaleza incluye la posibilidad del mal; y que las creaturas, valiéndose de esta posibilidad, se han vuelto malas.
C.S. Lewis (El Problema del Dolor (Spanish Edition))
La gente miente. Ellos te utilizan y mienten, a la vez mientras te alimentan con mierda sobre ser leal y nunca dejarte. Nadie puede hacer esa promesa, porque la vida tiene que ver con las estaciones, y las estaciones cambian. No me gusta el cambio. No se puede confiar en ello, sólo puedes confiar en el hecho de que va a suceder. Pero antes de que suceda, y antes de que aprendas, se siente bien acerca de sus estúpidas promesas de mierda. Eliges creer, porque es necesario. Vas a través de un verano cálido, donde todo es hermoso y no hay nubes, sólo calor, calor, calor. Crees en la permanencia de una persona, porque los seres humanos tienen una tendencia a pegarse a ti cuando la vida es buena. Yo los llamo los veranos de miel. He tenido bastantes veranos de miel en la vida para saber que las personas se van cuando llega el invierno. Cuando la vida te congela y estás temblando y te pones capas de protección lo más que puedas para sobrevivir. Ni siquiera lo notas al principio. El frío te pone demasiado aturdido para ver con claridad. Entonces, de repente, miras y la nieve está empezando a derretirse, y te das cuenta que pasaste el invierno sola. Eso me molesta mucho. Tanto como para dejar a la gente antes de que me dejen a mí. Eso es lo que hice con Nick. Eso es lo que traté de hacer con Isaac. Excepto que no se iría. Él se quedó todo el invierno.
Tarryn Fisher (Mud Vein)
Ningún hombre sabe lo malo que es hasta que ha intentado con todas sus fuerzas ser bueno. Circula la absurda idea de que los buenos no saben lo que es la tentación. Esta es una mentira evidente. Los malos, en un sentido, saben muy poco de la maldad. Han vivido una vida protegida porque han cedido siempre a ella. Jamás averiguamos la fuerza del impulso del mal dentro de nosotros hasta que intentamos luchar contra él, y Cristo, porque fue el único hombre que jamás cedió ante la tentación, es también el único hombre que sabe absolutamente lo que la tentación significa… el único realista total. Muy bien, pues. Lo más importante que aprendemos de un intento serio de practicar las virtudes cristianas es que fracasamos. Si teníamos la idea de que Dios nos había puesto una especie de examen, y de que podíamos obtener buenas notas mereciéndolas, esa idea tiene que ser abandonada.
C.S. Lewis (Mere Christianity)
prosigue en buena hora tu camino, y déjame seguir el mío; que yo sé que lo bien ganado se pierde, y lo malo, ello y su dueño.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quijote)
Una buena cena es de suma importancia para una buena conversación. No se puede pensar bien, amar bien, dormir bien, si no se ha cenado bien.
Virginia Woolf (Una habitación propia : Nueva traducción al español (Spanish Edition))
Sabía que me castigarían si daba señales de estar sufriendo, así que era buena. Hacía todas las cosas bien.
Ottessa Moshfegh (My Year of Rest and Relaxation)
haz lo recto y bueno ante los ojos de Jehová, para que te vaya bien, y entres y poseas la buena tierra que Jehová juró a tus padres;
Casiodoro de Reina (Reina Valera 1960)
Aunque, pensándolo bien, tal vez las cosas malas suceden porque es la única forma de que sigamos recordando cómo deberían ser las buenas.
Jodi Picoult (Diecinueve minutos)
Sólo porque algo no sea buena idea no significa que no debas hacerlo -Elizabeth
Lani Diane Rich (Se Acabo el Portarse Bien)
La gente no es completamente buena ni completamente mala. Nos pasamos la vida entrando y saliendo de la oscuridad y de la luz
Neal Shusterman
Las buenas personas tienden a juzgarse con excesivo rigor y les cuesta personarse a sí mismas por aquello por lo que no dudarían un segundo en perdonar a los demás.
María Jesús Álava Reyes (Las tres claves de la felicidad: Perdónate bien, quiérete mejor y coge las riendas de tu vida)
Querer bien va de la mano del querer mal, y yo no consigo, no consigo concentrarme alrededor de ninguna buena voluntad
Elena Ferrante (The Story of the Lost Child (Neapolitan Novels, #4))
No hay una explicación para cada cosa en este mundo, Gloria. Eso lo sé bien. Por las rendijas del dolor algunas veces también se cuelan cosas buenas.
Alaitz Leceaga (Las hijas de la tierra)
La buena gente conoce lo que es el bien y lo que es el mal; la mala gente no conoce ninguno de los dos.
C.S. Lewis (Mero Cristianismo (Spanish Edition))
La buena educación de los hijos es una obligación y deber moral de los padres, no una condición que se cumple para quedar bien con el mundo mostrando prueba de sacrificio por ellos.
Evangelio Estrada
No debo, hacer las cosas a medias, ni detenerme ante nada respecto al papel que represento, pues de lo contrario lo representaré mal y no serviré bien a esta caritativa y buena causa.
Anonymous
No siempre lo que piensas de una persona es lo que esa persona es. Concédete la oportunidad de conocer bien a alguien antes de juzgarle o te perderás a mucha buena gente por tus prejuicios.
Ignacio Novo
El hombre bueno dice cosas buenas, porque el bien está en su corazón, y el hombre malo dice cosas malas, porque el mal está en su corazón, pues la boca habla de lo que está lleno el corazón.
Anonymous
¿Es ésta la nueva doctrina desconocida? Todo el mundo sabe eso: todo el mundo lo ha escuchado antes. Los cínicos han recomendado la pobreza y la restricción de las necesidades; Sócrates ha prescrito la virtud como una cosa antigua buena; el primer estoico a quien uno encuentra, si bien sea el propio Séneca -que tiene quinientas mesas de madera de limonero-, ensalza la continencia, recomienda la verdad, la paciencia en la adversidades, la fortaleza en el infortunio; y todo eso es como el trigo viejo, que se comen los ratones, pero que la gente rechaza porque huele mal.
Henryk Sienkiewicz (Quo Vadis)
He visto que para obrar el bien con placer era preciso que actuase libremente, sin coacción, y que para privarme de toda la dulzura de una buena obra bastaba con que se convirtiera en un deber para mí.
Jean-Jacques Rousseau (Reveries of the Solitary Walker)
¿Cómo está el chaval? Había luchado contra un demonio por mí. Acababa de salvarme la vida, pero se comportaba como si no le importara nada en el mundo. —Está bien —le dije, sacudiendo la cabeza—. Un poco traumatizado, pero está en buenas manos. Es sordo. —Lo sé. —¿Cómo? —pregunté sorprendida. —Te vi hablar con él durante un rato. Apreté los labios. —Acosador —le dije después. —Chalada. Ahogué una exclamación. —Neandertal. —Chiflada. —Gorila. Psicópata. ¿Cómo afectaría aquel repertorio de insultos a mi estabilidad mental? Fruncí el ceño y me incliné hacia él. —Demonio. Reyes enredó un dedo en el dobladillo de mi camiseta y tiró para acercarme a él.
Darynda Jones (Fourth Grave Beneath My Feet (Charley Davidson, #4))
…que hay dos maneras de hermosura: una del alma y otra del cuerpo; la del alma campea y se muestra en el entendimiento, en la honestidad, en el buen proceder, en la liberalidad y en la buena crianza, y todas estas partes caben y pueden estar en un hombre feo; y cuando se pone la mira en esta hermosura, y no en la del cuerpo, suele nacer el amor con ímpetu y con ventajas. Cervantes, Don Quioxte, Parte II, Capítulo LVIII ... y que tu posees a ambos, que quieren decir que mi amor por tu es doblado... Yo, Sancho, bien veo que no soy hermoso, pero también conozco que no soy disforme; y bástale a un hombre de bien no ser monstruo para ser bien querido, como tenga los dotes del alma que te he dicho." ..."that there are two kinds of beauty, the one of the soul, and the other of the body; that of the soul is revealed fully through understanding, in virtue and honesty, in good living, in generosity and good breeding, all such qualities can be found to be in a homely man; and when such beauty, not the physical one, becomes the object of desire, then love only bears more impetus, focus, and exactitude of purpose.
Miguel de Cervantes Saavedra (The Trials of Persiles and Sigismunda: A Northern Story)
primer lugar, la mayoría de los príncipes piensan y se ocupan más de los asuntos militares, de los que nada sé ni quiero saber, que del buen gobierno de la paz. Lo que les importa es saber cómo adquirir -con buenas o malas artes- nuevos dominios, sin preocuparse para nada de gobernar bien los que ya tienen. Por otra parte, hay consejeros de príncipes tan doctos que no necesitan -o al menos creen no necesitar- los consejos de otra persona. Parásitos como son, aceptan a
Thomas More (UTOPÍA (Spanish Edition))
o como música sobre aguas, a la hora del atardecer, cuando ya el día se convierte en recuerdo: — ¡elegid la soledad buena, la soledad libre, traviesa y ligera, la cual os otorga también derecho a continuar siendo buenos en algún sentido!
Friedrich Nietzsche (Más allá del bien y del mal)
Una vez que consigas hacerle pensar que “la religión está muy bien, pero hasta cierto punto”, podrás sentirte satisfecho acerca de su alma. Una religión moderada es tan buena para nosotros como la falta absoluta de religión —y más divertida. Otra
C.S. Lewis (Cartas del Diablo a Su Sobrino (Spanish Edition))
Tanta sagacidad de lectura merecía mejor causa; Pinard -quien, según quiere la tradición, era él mismo autor de versos libertinos- lee bien pero juzga mal, pues le pide a la novela algo que esta no se propone: servir de ejemplo de las buenas costumbres
Anonymous
No creo que el cuerpo, por bien constituido que esté, domine por su perfección al alma buena; por el contrario, creo que el alma, cuando es buena, imprime al cuerpo, como un efecto de su propia excelencia, toda la perfección de que es capaz.” (Platón, República).
Plato (The Republic)
—Yo quería creer en que algunas persona son buenas y se dedican a este trabajo porque quieren hacer el bien. Que hacen lo correcto durante la mayor parte del tiempo, y la mayoría de las cosas las hacen por las razones correctas. Yo quería ser la clase de persona que cree en eso.
Casey McQuiston (Red, White & Royal Blue)
¿No te parece suficientemente bien dicho que no hay que respetar todas las opiniones de los hombres, sino unas sí y otras no; ni todas las de todos, sino las de uno sí y no las de otros? De ser así, ¿no serán las buenas precisamente las de los sensatos, y las malas las de los insensatos?
Socrates (Apología de Sócrates)
Mucho antes de que estuviéramos a medio camino, y sabedora de que nunca llegaría a la roca, ya confiaba en que la segunda esposa de Robert fuera buena con los niños. La vizcondesa, que nadaba tranquilamente, me preguntó si estaba bien. "Oh, sí", contesté, y acto seguido me hundí. (Duda: ¿Castigo divino?)
E.M. Delafield (Diary of a Provincial Lady)
Poco desviados de allí hicieron alto estos tres carros, y cesó el enfadoso ruido de sus ruedas, y luego se oyó otro, no ruidoXVIII, sino un son de una suave y concertada música formado, con que Sancho se alegró, y lo tuvo a buena señal, y, así, dijo a la duquesa, de quien un punto ni un paso se apartaba: —Señora, donde hay música no puede haber cosa mala. —Tampoco donde hay luces y claridad —respondió la duquesa. A lo que replicó Sancho: —Luz da el fuego, y claridad las hogueras, como lo vemos en las que nos cercan y bien podría ser que nos abrasasen; pero la música siempre es indicio de regocijos y de fiestas.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quixote de La Mancha II (Don Quijote de la Mancha, #2))
Cristo quería a los justos, habitaba las buenas conciencias, pertenecía a los hombres de bien, a la gente decente, a las buenas reputaciones. ¡Que cargara el diablo con los humildes, con los pecadores, con los abandonados, con los rebeldes, con los miserables, con los que quedaban al margen del orden aceptado!
Carlos Fuentes (The Good Conscience: A Novel)
Querer bien va de la mano del querer mal, y yo no consigo, no consigo concentrarme alrededor de ninguna buena voluntad. La maestra Oliviero tenía razón, soy mala. Ni siquiera sé mantener viva la amistad. Tú eres amable, Lenù, has tenido mucha paciencia conmigo. Pero esta noche lo he comprendido de un modo definitivo: siempre hay un solvente que actuando despacio, con un calor dulce, lo deshace todo, incluso cuando no hay terremoto. Por eso, por favor, si te ofendo, si te digo cosas feas, tú tápate los oídos, no quiero hacerlo y pese a todo lo hago. Por favor, por favor, ahora no me dejes, que, si no, me vengo abajo.
Elena Ferrante (The Story of the Lost Child (Neapolitan Novels, #4))
Es un fastidio, pero la solución consiste en saber que sólo nos ocurren cosas buenas si somos buenos. ¿Buenos? Más bien quería decir honestos. No me refiero a la honestidad en cuanto a las leyes [...], sino a ser honesto con uno mismo. [...]: prefiero tener el cáncer que un corazón deshonesto. [...]. De cáncer se muere a veces; de lo otro, siempre.
Truman Capote
Ninguna cosa se ha de evitar tanto en el hacer bien, como la soberbia. ¿De que sirve en los beneficios la arrogancia del rostro? ¿De qué la hinchazón de las palabras?. La misma buena obra es la que te engrandece; quítale la vana alabanza, que cuando callemos nosotros hablarán los beneficios. El dado con soberbia no sólo no es agradable, sino aborrecible.
Seneca (On Benefits)
Así es como se va forjando la intimidad. Uno entrega primero su mejor retrato, un producto resplandeciente y muy bien acabado, retocado con fanfarronadas, falsedades y sentido del humor. Luego se necesitan más detalles y entonces se pinta un segundo retrato, y luego un tercero… antes de que pase mucho tiempo los mejores rasgos han desaparecido, y finalmente se revela el secreto; los diferentes niveles de los sucesivos retratos se mezclan y nos delatan, y aunque seguimos pintando y pintando ya no conseguimos vender la mercancía. Tenemos que darnos por satisfechos con la esperanza de que nuestras mujeres, nuestros hijos y nuestros socios acepten como buenas esas fatuas descripciones que les hacemos de nosotros mismos.
F. Scott Fitzgerald (The Beautiful and Damned)
El primer punto. Es necesario que todas cosas de las cuales queremos hacer elección sean indiferentes o buenas en sí, y que militen dentro de la santa madre Iglesia jerárquica, y no malas ni repugnantes a ella. Segundo. Hay unas cosas que caen debajo de elección inmutable, así como son sacerdocio, matrimonio, etc.; hay otras que caen debajo de elección mutable, así como son tomar beneficios o dejarlos, tomar bienes temporales o lanzallos. Tercero. En la elección inmutable, que ya una vez se ha hecho elección, no hay más que eligir, porque no se puede desatar; así como es matrimonio, sacerdocio, etc. Sólo es de mirar que, si no ha hecho elección debida y ordenadamente sin afecciones desordenadas, arrepintiéndose, procure hacer buena vida en su elección.
Ignatius of Loyola (The Spiritual Exercises)
Todo placer es una cosa buena, mas no todo placer debe ser perseguido; y, paralelamente, todo dolor es un mal, pero no todo dolor debe ser evitado a cualquier precio. En todo caso, es conveniente decidir sobre estas cuestiones comparando y examinando atentamente lo que es útil y lo que no lo es, porque a veces usamos un bien como si fuera un mal, y un mal como si fuera un bien.41
Walter Riso (Cuestión de dignidad: El derecho a decir no)
—¿Me querrás siempre? —No tengo ni la menor idea. —Pues yo a ti te querré siempre. —Eso está bien. ¿Podremos meternos por ahí? —No, no creo... Tú eres Apolo y yo soy Marsyas. Acabarás dejándome. —Eso de Apolo y Marsyas es una buena imagen del amor. —¿Qué quieres decir? —Pues que la agonía de Marsyas es la inevitable agonía del alma humana en su deseo de llegar a Dios. —¡Cuántas cosas sabes!
Iris Murdoch (A Fairly Honourable Defeat)
Nozdriov era, en cierto aspecto, un hombre histórico. Ninguna reunión en la que él tomaba parte concluía sin su historia. Por fuerza tenía que suceder alguna: o lo sacaban los guardias, o sus propios amigos se encontraban en la obligación de echarlo. Si no sucedía así, invariablemente pasaba algo que a los otros no les podía pasar en modo alguno: comenzaba a beber con tanta desconsideración que una de dos, o no paraba de reír, o mentía con tal descaro que al final a él mismo le producía vergüenza. Mentía sin más ni más, sin ninguna necesidad de ello. De buenas a primeras salía diciendo que poseía un caballo de pelo azul o rosa, o bien otras necedades por el estilo, hasta el extremo de que los oyentes acababan por alejarse de él exclamando: «Por lo que veo, hermano, has comenzado ya con tus embustes.»
Nikolai Gogol (Dead Souls)
No, pero dejé de creer que existían un poder benéfico y un poder malévolo que estaba fuera de nosotros. Y me convencí de que el bien y el mal solo designan las acciones de las personas, no lo que estas son. Solo podemos decir que esta es una buena acción porque beneficia a alguien, y que esa otra es una mala acción porque perjudica a alguien. Las personas son demasiado complejas para ponerles simples etiquetas.
Philip Pullman (El catalejo lacado (La materia oscura, #3))
Hay que educar para que los hijos se porten bien porque ellos quieran, sin necesidad de premios, ni castigos, ni amenazas, ni por la razón de que soy tu padre. Esto no es sencillo, debe ser el objetivo y, en la medida que lo consigamos, los hijos están adquiriendo hábitos buenos. Y si los hábitos adquiridos son buenos bastará que las intenciones sean buenas para que se conviertan en virtudes, esto es Educar en Positivo.
Fernando Corominas (Educar en positivo (Hacer Familia nº 60) (Spanish Edition))
Aquellos que te ponen obstáculos en el camino de la razón no sabrían desviarte de una buena acción; así pues, que no te aparten de tu corazón los sentimientos de afecto hacia ellos; pero guárdate bien de uno y otro lado a la vez: no solamente demuestres tu firmeza en la manera de pensar y hacer, sino, además, una dulzura inalterable hacia los que intenten ponerte obstáculos o que te sean causa de otra cosa desagradable.
Marcus Aurelius (Las Meditaciones de Marco Aurelio: Filosofía Romana (Spanish Edition))
Los estoicos adoptaron la clasificación de Sócrates de los cuatro aspectos de la virtud, que consideraban que eran cuatro rasgos de carácter estrechamente relacionados: sabiduría (práctica), valor, templanza y justicia. La sabiduría práctica nos permite tomar decisiones que mejoran nuestra eudaimonía, la buena vida (desde el punto de vista ético). El valor puede ser físico, pero en un sentido más amplio se refiere al aspecto moral, por ejemplo la capacidad para actuar bien bajo circunstancias adversas, como hicieron Prisco y Malala. La templanza nos permite controlar nuestros deseos y nuestras acciones para que no nos dejemos llevar por los excesos. La justicia, para Sócrates y los estoicos, no se refiere a una teoría abstracta de cómo se tiene que gobernar la sociedad, sino más bien a la práctica de tratar a los otros seres humanos con dignidad y ecuanimidad.
Massimo Pigliucci (Cómo ser un estoico: Utilizar la filosofía antigua para vivir una vida moderna)
Otra que me parece muy bonita: estábamos en Rumanía, Karin y yo, y haciendo autostop conocimos a dos chicos que eran del Cáucaso. Pasamos la noche juntos, hicimos una hoguera, los chicos tuvieron que currar un montón, y nosotras nos encargamos de lo bonito, de la música y de leer en voz alta y así. Mucho, mucho, mucho tiempo. En casa también era así, papá hacía lo bonito, él era el polo tranquilo, como suelen serlo los hombres, y mamá la que se ocupaba de todo. A la mañana siguiente los chicos se levantaron pronto, recogieron el maíz, lo cocieron, le pusieron hojas encima para que se mantuviera caliente. De algún modo, no sé, teníamos ganas de acostarnos con ellos, pero nadie lo echó de menos, fue realmente bonito. Si te acuestas con alguien y no lo conoces bien, tiene que ser muy buena gente. Disfrutar la belleza del cuerpo, ay, eso es precioso. [Bárbara, 23 años, grafista, soltera]
Maxie Wander (Guten Morgen, du Schöne. Frauen in der DDR. Protokolle)
Comprendo que para una mujer joven puede ser un atractivo saber que uno es un tipo que vivió, que cambió hace mucho la inocencia por la experiencia, que piensa con la cabeza bien colocada sobre los hombros. Es posible que eso sea un atractivo, pero qué breve. Porque la experiencia es buena cuando viene de la mano del vigor; después, cuando el vigor se va, uno pasa a ser una decorosa pieza de museo, cuyo único valor es ser un recuerdo de lo que se fue.
Mario Benedetti (La tregua)
Cada pareja funciona de distinta manera, así que la importación de fórmulas y modelos ajenos, aun tomados de la feliz relación de tus padres, serían más bien una especie de contrabando o competencia desleal. A lo sumo te orientarán, pero en general no es buena idea imitar. Ni tú ni tu pareja pueden competir con realidades fantaseadas, no suyas; la materia prima para forjar su relación son Ustedes y entre Ustedes desarrollar modelos propios de convivencia
Mario Guerra (Los claroscuros del amor. Descubre el tono real del amor, el desamor y las relaciones de pareja)
La gente siempre intentará quitarte el poder. Si las cosas te van bien, dirán que es porque eres rica y tus padres son unos peces gordos. También la gente que te aprecia intentará quitarte el poder, aunque éstos lo harán de otro modo. Si fracasas en lo que sea, intentarán alentarte diciendo que nadie es perfecto y que no deberías ser tan exigente contigo misma. Te dirán, por ejemplo, que no debes preocuparte por haber suspendido un examen de matemáticas, porque las mates son difíciles para las chicas. O que no debes indignarte tanto por la injusticia que reina en el mundo, porque no podrás remediarla. Y por muy buenas que sean sus intenciones, de esa manera estarán pidiéndote menos de lo que puedes ser. _ Sintió una opresión en el pecho y trató de librarse con otra respiración profunda_ . Una manera de afianzar tu poder es aprendiendo cuándo hay que dar un paso adelante, cuando reconocer que estabas equivocada y cuándo plantear batalla.
Susan Elizabeth Phillips (Ain't She Sweet?)
Qué os voy a contar yo de las madres, si todos tenéis una que, aunque os ama infinitamente, a veces se equivoca. La mía, de eterna clase baja y trabajadora como una mula, se había encargado de transmitirme que una buena mujer es la que rinde igual de bien aunque esté menstruando. Este pensamiento sencillo pero demoledor proviene de un facilísimo paradigma cultural: un pobre no puede permitirse dejar de trabajar o trabajar menos ni un solo día de su vida. Una pobre, menos.
Bibiana Collado Cabrera (Yeguas exhaustas)
Últimamente se preguntaba si ser codependiente era tan malo. Se lo pasaba bien con sus amistades y no hacía daño a nadie; ¿qué importaba si eso era codependencia o no? Además, ¿por qué una amistad entrañaba más codependencia que una relación sentimental? ¿Por qué era admirable cuando tenías veintisiete años pero espeluznante a los treinta y siete? ¿Por qué la amistad no era tan buena como una relación sentimental? ¿Por qué no era incluso mejor? Eran dos personas que permanecían juntas, día tras día, a quienes no las unía el sexo ni la atracción física ni el dinero ni los hijos ni una propiedad, solo el compromiso de seguir adelante y la dedicación mutua a una unión que nunca podría ser codificada. La amistad era ser testigo del lento goteo de tristezas del otro, de sus largas rachas de aburrimiento y de algún que otro triunfo. Era sentirse honrado por el privilegio de estar presente en sus momentos más duros y saber que a cambio podía permitirse estar triste en su presencia.
Hanya Yanagihara (Tan poca vida)
-Me quedé un instante sin hacer nada para disfrutar del misterio. No hay tantas ocasiones en la vida para gozar de una buena incertidumbre y, cuando una se acerca, la curiosidad es tan irresistible que nos abalanzamos sobre ella para descuartizarla y pasar de inmediato al placer de la certidumbre. El placer del misterio por sí mismo, sin embargo, es tan breve y pasajero que se convierte en un bien preciadísimo. La obsesión por la obsesión, el misterio por el misterio; las cosas por sí mismas.
Kiko Amat (Cosas que hacen BUM)
la felicidad no es algo que sucede. No es el resultado de la buena suerte o del azar. No es algo que pueda comprarse con dinero o con poder. No parece depender de los acontecimientos externos, sino más bien de cómo los interpretamos. De hecho, la felicidad es una condición vital que cada persona debe preparar, cultivar y defender individualmente. Las personas que saben controlar su experiencia interna son capaces de determinar la calidad de sus vidas, eso es lo más cerca que podemos estar de ser felices.
Mihály Csíkszentmihályi (Fluir (Flow): Una psicologia de la felicidad)
ni gusto de murmurar, ni consiento que delante de mí se murmure; no escudriño las vidas ajenas, ni soy lince de los hechos de los otros; oigo misa cada día; reparto de mis bienes con los pobres, sin hacer alarde de las buenas obras, por no dar entrada en mi corazón a la hipocresía y vanagloria, enemigos que blandamente se apoderan del corazón más recatado; procuro poner en paz los que sé que están desavenidos; soy devoto de nuestra Señora, y confío siempre en la misericordia infinita de Dios nuestro Señor.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quijote)
Pienso en todas las cosas que se han escrito sobre mí: que soy un demonio inhumano, que soy una víctima inocente de un sinvergüenza que me forzó en contra de mi voluntad y con riesgo de mi propia vida, que era demasiado ignorante para saber comportarme y que el hecho de ahorcarme sería un asesinato judicial, que me gustan los animales, que soy muy guapa y tengo una tez preciosa, que tengo los ojos azules, que tengo los ojos verdes, que tengo el cabello cobrizo y que lo tengo también castaño, que soy alta y que no supero la talla media, que visto bien y con modestia, que robé a una muerta para vestir así, que soy enérgica y diligente en el trabajo, que soy de talante arisco y temperamento pendenciero, que mi aspecto es mejor que el que correspondería a una persona de mi humilde condición, que soy una buena chica de naturaleza dócil y nada malo se ha dicho de mí, que soy astuta y taimada, que tengo el cerebro reblandecido y soy poco más que una idiota. Y yo me pregunto cómo puedo ser todas esas cosas tan distintas al mismo tiempo.
Margaret Atwood (alias Grace)
Querido Red: Si estás leyendo esto es que estás libre. Sea como sea, estás libre. Y, si has llegado hasta aquí, estarás dispuesto a llegar un poco más lejos. Creo que recuerdas el nombre del pueblo, ¿no? Podría emplear a un buen hombre que me ayude a poner mi proyecto en marcha. Entretanto, tómate una copa a mi salud... y piénsatelo. Estaré pendiente de tu llegada. Recuerda que la esperanza es una buena cosa, Red, tal vez lo mejor del mundo, y lo bueno jamás muere. Espero que esta carta te encuentre, y que te encuentre bien. Tu amigo, PETER STEVENS
Stephen King (Rita Hayworth and Shawshank Redemption)
HISTORIA RADICALMENTE CONCENTRADA DE LA ERA POSTINDUSTRIAL Cuando fueron presentados, él hizo un comentario ingenioso porque quería caer bien. Ella soltó una risotada estrepitosa porque quería caer bien. Luego los dos cogieron sus coches y se fueron solos a sus casas, mirando fijamente la carretera, con la misma mueca en la cara. Al hombre que los había presentado no le caía demasiado bien ninguno de los dos, pero fingía que sí porque le preocupaba mucho tener buenas relaciones con todo el mundo. Después de todo, nunca se sabe, ¿verdad que no? ¿Verdad? ¿Verdad?
David Foster Wallace (Brief Interviews with Hideous Men)
Él amaba las palabras impresas y su significado. Sin palabras, no se construían los imperios. Puedes aniquilar reinos y acometer loables gestas, pero de nada sirve la espada y la estratagema si nadie lo cuenta; puede que tu obra sobreviva a tus actos, pero ¿qué importa si no se queda grabada en la historia? Y si bien la sangre es buena tinta para las crónicas, la mejor tinta es..., simplemente, la tinta. Si tus actos se guardan por escrito y esos volúmenes se conservan, eres inmortal de una manera que solo alguien que comprende el poder de las palabras puede apreciarlo.
Carlos J. Eguren (Hollow Hallows)
El mal no es un problema teológico consecuencia de una hipotética falta originaria; es un problema político consecuencia del protagonismo de la ambición como guía de las acciones de las criaturas humanas. De ahí que el objetivo no sea redimirse de él en el otro mundo, sino en éste a través de su represión mediante las buenas armas y su canalización mediante las buenas leyes. De forma paralela, no hay otra fuente del bien que las instituciones político-estatales, aunque no es legítima cualquier organización estatal por el hecho de serlo, sino sólo aquéllas en las que la virtú impera sobre la Fortuna.
Niccolò Machiavelli (EL PRÍNCIPE (Clásicos del pensamiento nº 31) (Spanish Edition))
Poco desviados de allí hicieron alto estos tres carros, y cesó el enfadoso ruido de sus ruedas, y luego se oyó otro, no ruidoXVIII, sino un son de una suave y concertada música formado, con que Sancho se alegró, y lo tuvo a buena señal, y, así, dijo a la duquesa, de quien un punto ni un paso se apartaba: —Señora, donde hay música no puede haber cosa mala44. —Tampoco donde hay luces y claridad —respondió la duquesa. A lo que replicó Sancho: —Luz da el fuego, y claridad las hogueras, como lo vemos en las que nos cercan y bien podría ser que nos abrasasen; pero la música siempre es indicio de regocijos y de fiestas.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quixote de La Mancha II (Don Quijote de la Mancha, #2))
A mis niños, Feliz Navidad. Lo siento si estas cartas los han tomado a ambos por sorpresa. Es sólo que hay tantas cosas más que tengo que decir. Sé que pensabas que estaba hecha para dar consejos, pero no podía irme sin reiterar algunas cosas por escrito. Puedes no estar relacionada con estas cosas ahora, pero algún día lo estarás. No era capaz de estar ahí para siempre, pero espero que mis palabras puedan. -No dejes de hacer basaña. La basaña es buena. Espera hasta un día cuando no existan malas noticias, y hornea una maldita basaña. -Encuentra un equilibrio entre la cabeza y el corazón. Espero que hayas encontrado eso, Lake, y puedas ayudar a Kel a resolverlo cuando llegue a ese punto. -Presiona tus límites, para eso están. -Estoy robando este fragmento de tu banda favorita, Lake. “Recuerda siempre que no hay nada que valga la pena compartir, como el amor que nos deja compartir nuestro nombre.” -No tomes la vida tan en serio. Dale un puñetazo en la cara cuando necesite un buen golpe. Ríete de eso. -Y ríe mucho. Nunca pases un día sin reír al menos una vez. -Nunca juzgues a otros. Ambos saben muy bien cómo acontecimientos inesperados pueden cambiar lo que una persona es. Siempre ten eso en mente. Nunca se sabe lo que otra persona está experimentando en su propia vida. -Cuestiona todo. Tu amor, tu religión, tus pasiones. Si no tienes preguntas, nunca encontraras respuestas. -Acepta. De todo. Las diferencias de las personas, sus semejanzas, sus elecciones, sus personalidades. A veces se necesita una variedad para hacer una buena colección. Lo mismo va para las personas. -Escoge tus batallas, pero no elijas muchas. -Mantén una mente abierta; es la única manera en que cosas nuevas pueden entrar. -Y por último, pero no menos importante, ni un poquito menos importante. Nunca te arrepientas. Gracias a los dos por haberme dado los mejores años de mi vida. Especialmente el último. Con amor, Mamá.
Colleen Hoover (Slammed (Slammed, #1))
Era extraño ver a un humano llevarse bien con tantas razas diferentes. Archie escuchó la conversación de Choi Han y Rosalyn en ese momento. "Como se esperaba de Cale-nim." "¿No crees que dices, 'como se esperaba de Cale-nim', demasiado?" "¿Me equivoco?" "No, tienes razón. El joven maestro Cale es único. Muy único". Choi Han y Rosalyn sonaban muy casuales, lo que hacía que pareciera que estaban acostumbrados a llamar a Cale único. Archie continuó mirando hacia ellos hasta que hizo contacto visual con Rosalyn. Los ojos de Rosalyn se abrieron de par en par antes de darse cuenta de lo que debía estar pasando por la mente de la Ballena y empezar a hablar. "¿No es asombroso lo bien que se lleva el joven maestro Cale con todos?" "Sí." Archie respondió de inmediato. "¿Pero no es obvio ese trato después de pensar en todo lo que el joven maestro Cale ha hecho hasta ahora en todo el continente?" Paseton, que había estado escuchando a Rosalyn, dejó escapar un grito ahogado. Las cosas que Cale había hecho hasta ahora. Rosalyn continuó hablando. "El joven maestro Cale ha hecho todo eso, pero nunca pidió un título ni nada de influencia. Aunque ha recibido algunas recompensas monetarias, no creo que valgan más que su vida". Rosalyn sabía que Cale era más estratégico que brillante. Sin embargo, había una razón por la que ella seguía creyendo que él era una buena persona. No era codicioso. ¿Le gusta el dinero? La codicia por la fama y el poder era peor que la codicia por el dinero. ¿Por qué los comerciantes intentan comprar títulos para sí mismos una vez que están desbordados de dinero? ¿Y por qué los reyes de la historia que tenían suficiente dinero y poder inician guerras inútiles? Había muchos tipos de codicia que eran peores que la codicia por el dinero. Pero Cale no mostró ninguna codicia hacia estas cosas. De hecho, trató de evitarlos. "Él tampoco usa el dinero para sus propias razones egoístas". Rosalyn sabía que las mejoras al territorio de Henituse y todas sus otras acciones habían requerido una gran cantidad de la propia riqueza de Cale. Hubo momentos en que Cale usó su dinero para sí mismo. Pero esos tiempos eran para alimentarse a sí mismo o para proporcionar comida y alojamiento a su grupo. "Este es el tipo de persona que debería tener dinero". Pensó que alguien como Cale, que sabía cuándo usar el dinero para el bien común mientras se sentía satisfecho con comer frutas simples para sí mismo, merecía tener dinero. Rosalyn pensó que estaría bien que Cale ganara más dinero, no, creía que Cale debería ganar más dinero.
Yoo Ryeo Han (Trash of the Count's Family)
Aun así, es vital siempre tener una conexión con la realidad que nos rodea. Tener en cuenta los impedimentos, las trabas que seguramente nos pondrán por el camino y tomarlo absolutamente todo en cuenta por una simple razón: si somos conscientes de eso será más fácil sortearlo. No es cuestión de bajar la cabeza y correr para adelante, de esa manera lo lograríamos más por buena suerte. Y, si bien la suerte ayuda y mucho, no podemos depender de eso. Con el equilibrio entre confianza y realismo, estamos listos para pensar en emprender. Es la manera de dirigir todo orientado hacia la idea pero con una fuerza que va rompiendo con los obstáculos.
Sergio Melzner (Emprender en internet)
- ¿Cómo lleva a cabo la gente la ceremonia de la despedida, Jane? Enséñeme: no estoy al corriente. - Dicen adiós, o cualquier otra fórmula que prefieran. - Entonces, dígalo. - Adiós, señor Rochester, por ahora. - ¿Qué debo decir yo? - Lo mismo, si usted quiere, señor. - Adiós, señorita Eyre, por ahora. ¿Eso es todo? - Sí. - Me parece insuficiente, seco y frío. Me gustaría añadir algo más al ritual. Darnos la mano, por ejemplo; pero, no, tampoco me satisfaría. ¿Así que no piensa hacer más que decir adiós, Jane? - Es suficiente, señor; una sola palabra bien dicha puede contener tanta buena voluntad como muchas. - Probablemente. Pero es muy fría e inexpresiva, solo .
Charlotte Brontë (Jane Eyre)
—Hoy he aprendido cosas, Reshi —protestó Bast. El posadero levantó la cabeza. —¿En serio? —preguntó, y no consiguió borrar el escepticismo de su voz. —¡Sí! —asintió Bast con impaciencia y entusiasmo—. ¡Montones de cosas! ¡Cosas importantes! Entonces el posadero arqueó una ceja y su mirada se volvió más penetrante. —A ver, impresióname. Bast pensó un momento; luego se inclinó hacia delante en la silla. —Bien —dijo con la intensidad de quien se dispone a conspirar—. En primer lugar, y lo más importante. Sé de muy buena fuente que hoy Nettie Williams ha descubierto una colmena de abejas silvestres. —Sonrió con entusiasmo—. Es más, me han dicho que ha atrapado a la reina…
Patrick Rothfuss (El estrecho sendero entre deseos)
Cuando escuchamos las inflexiones histéricas de los conductores televisivos o radiales, los lugares comunes —o más bien cloacales— en que incurren las llamadas estrellas del deporte, del espectáculo o de la política diariamente, estremece presenciar el inmenso desfonde de la autoestima, la pérdida de gracia y dignidad, la carencia aterradora de poesía, humor e ingenio de buena laya que tantos exhiben con patética inconsciencia. Y aunque hay una responsabilidad irrenunciable de la escuela y del sistema educativo en este sentido, nadie ignora que estas figuras tienen un enorme poder magisterial, ejercido desde ese sitial de influencia, tan ilimitado como invasor, que representan los medios.
Ivonne Bordelois (El país que nos habla (Spanish Edition))
Pero estoy seguro de que, al llegar esta época del año, y dejando aparte la veneración debida a su nombre y origen sagrados (si es que se puede dejar aparte algo que le es tan propio), siempre he pensado que la Navidad era una buena época: una época amable, benévola, caritativa, placentera; la única época, que yo sepa, del largo calendario del año en la que hombres y mujeres parecen abrir de común acuerdo sus corazones cerrados y considerar a las gentes humildes como verdaderos compañeros de viaje hacia la tumba, y no como criaturas de otra raza que viajan hacia destinos diferentes. Y por eso, tío, aunque la Navidad nunca me ha metido una migaja de oro o de plata en el bolsillo, creo que me ha hecho bien y que seguirá haciéndomelo, y digo: ¡Bendita sea!
Charles Dickens (A Christmas Carol)
Formamos parte de un club reducido y selecto —dijo—. Se nos paga, y muy bien por cierto, para estafar miles de millones de dólares a muchos países de todo el mundo. Buena parte de tu trabajo consistirá en estimular a los líderes de esos países para que entren a formar parte de la extensa red que promociona los intereses comerciales de Estados Unidos. En último término esos líderes acaban atrapados en la telaraña del endeudamiento, lo que nos garantiza su lealtad. Podemos recurrir a ellos siempre que lo necesitemos para satisfacer nuestras necesidades políticas, económicas o militares. A cambio, ellos consolidan su posición política porque traen a sus países complejos industriales, centrales generadoras de energía y aeropuertos. Y los propietarios de las empresas estadounidenses de ingeniería y construcción se hacen inmensamente ricos.
John Perkins (Confesiones de un gángster económico (Spanish Edition))
¿No son precisamente esos muros invisibles de cosas silenciadas uno de los elementos más habituales de la vida en común? Con los años, las parejas se van llenando de pequeñas desilusiones, de divergencias del proyecto amoroso que creyeron entrever en la primera pasión, de fallos propios y ajenos, rendiciones, aceptación acomodaticia de sus egoísmos y su cobardía. Con los años, el otro o la otra cada vez está más cerca en las rutinas pero más lejos en lo esencial. Hasta llegar a convertirse, en ocasiones, en perfectos extraños. Y los peores son los extraños bien sincronizados, aquellos que entran y salen juntos, que van de vacaciones, que cenan con los amigos y jamás discuten, pero que luego, cuando están los dos solos, ni se miran a los ojos, sideralmente separados por el telón de hierro de todo lo que han dejado de compartir y decirse.
Rosa Montero (La buena suerte)
Si los hombres pudieran vernos como realmente somos, se asombrarían; pero los hombres más inteligentes y agudos se engañan a menudo con respecto a las mujeres: no saben verlas a su auténtica luz, no las entienden, ni para bien ni para mal: la mujer que consideran buena es una cosa extraña, medio ángel, medio muñeca; la mujer que creen mala es casi siempre un demonio. ¡Tener que oír, además, cómo se extasían con las creaciones de otros, adorando a la heroína de tal poema, novela u obra teatral, tachándola de hermosa, de divina! Hermosa y divina puede que lo sea, pero casi siempre es totalmente artificial, falsa como la rosa de mi mejor sombrero, que tengo aquí. Si dijera lo que pienso sobre este asunto; si diera mi verdadera opinión sobre algunos de los principales personajes femeninos de obras de primera categoría, ¿dónde estaría? Muerta bajo un montón de piedras vengadoras en media hora.
Charlotte Brontë (Shirley)
Y les dijo: ¿No sabéis esta parábola? ¿Cómo, pues, entenderéis todas las parábolas? MARCOS 4.13 Jesús fue un experto narrador de historias, pero nunca contó una historia solo por contarla. Sus parábolas no fueron juegos de palabras o misteriosos «resuélvalo usted mismo», donde se invitaba a cada oyente a proporcionar su propio significado. Cada una de sus parábolas transmitía una enseñanza importante, originada por Cristo mismo y fortalecida por él en la estructura de la parábola. Esa es una realidad crucial para recordar, porque explica cómo la verdad es compatible con la narración de historias. Ni siquiera la ficción es totalmente incompatible con nuestras ideas convencionales de verdad, porque a la larga toda historia bien narrada la plantea. Y lo importante de una buena historia es que se supone que es cierta (o al menos una verdad de vida en algún nivel), aunque la historia misma pinte un panorama totalmente imaginario. Las parábolas resaltan una verdad importante, igual que la moraleja de una historia bien contada. Eso explica por qué la verdad vital contenida en una parábola es fija y objetiva, no es un pedazo metafísico de plastilina que podemos amasar y darle la forma que queramos. Recuerde que cuando Jesús empezó a usar parábolas en su ministerio público, se apartó a solas con los discípulos y cuidadosamente les explicó la parábola del sembrador (Mateo 13.18–23). Esta tenía un significado objetivo claro, simple, único y sencillo, y mientras Jesús se los explicaba les indicó que todas las parábolas se podían entender por medio de un método parecido de interpretación (vea Marcos 4.13). De ahí que no haya absolutamente ninguna razón para suponer que el uso de parábolas por parte de Jesús es de algún modo un indicio de que la verdad misma está tan oculta en misterio como para ser totalmente indescifrable.
John F. MacArthur Jr. (Las lecturas diarias de MacArthur: Desatando la verdad de Dios un día a la vez (Spanish Edition))
Los cínicos enseñaron que la verdadera felicidad no depende de cosas externas tales como el lujo, el poder político o la buena salud. La verdadera felicidad no consiste en depender de esas cosas tan fortuitas y vulnerables, y precisamente porque no depende de esas cosas puede ser lograda por todo el mundo. Además no puede perderse cuando ya se ha conseguido. El más famoso de los cínicos fue Diógenes, que era discípulo de Antístenes. Se dice de él que habitaba en un tonel y que no poseía más bienes que una capa, un bastón y una bolsa de pan. (¡Así no resultaba fácil quitarle la felicidad!) Una vez en que estaba sentado tomando el sol delante de su tonel, le visitó Alejandro Magno, el cual se colocó delante del sabio y le dijo que si deseaba alguna cosa, él se la daba. Diógenes contestó: «Sí, que te apartes un poco y no me tapes el sol». De esa manera mostró Diógenes que era más rico y más feliz que el gran general, pues tenía todo lo que deseaba.
Jostein Gaarder (El mundo de Sofía)
De aquí dimana, como he dicho, que dos que actúen de forma distinta consigan el mismo efecto, y que en el caso de otros dos que actúen de la misma manera, uno alcance su fin y el otro no. De ello también depende la diferencia del resultado, porque si uno se gobierna con precaución y paciencia y los tiempos y las cosas giran88 de manera que su forma de proceder sea buena, entonces va progresando, pero si los tiempos y las cosas cambian, se arruina porque no cambia su modo de proceder. No cabe encontrar hombre tan prudente que se sepa adaptar a esto, bien porque no puede desviarse de aquello a lo que la naturaleza le inclina, bien porque, al haber prosperado siguiendo siempre un camino, no se puede persuadir de la conveniencia de apartarse de él. Y así, cuando llega el momento de recurrir al ímpetu, el hombre precavido no sabe hacerlo y se hunde, mientras que si cambiase su naturaleza de acuerdo con los tiempos y las cosas, no cambiaría su fortuna.
Niccolò Machiavelli (EL PRÍNCIPE (Clásicos del pensamiento nº 31) (Spanish Edition))
¿Pero cómo va ese hombre a unirse a Dios? ¿Cómo es posible para nosotros ser absorbidos en la vida tri-Personal? En nuestro estado natural no somos hijos de Dios: sólo somos (por así decirlo) estatuas. No poseemos Zoe o vida espiritual: sólo poseemos Bios o vida biológica que a su tiempo se agotará y morirá. Pues bien, todo lo que ofrece el cristianismo es esto: que podemos, si dejamos que Dios se salga con la Suya, llegar a compartir la vida de Cristo. Si lo hacemos, estaremos compartiendo una vida que fue engendrada, no creada, que siempre ha existido y que siempre existirá. Cristo es el Hijo de Dios. Si compartimos esta clase de vida nosotros también seremos hijos de Dios. Amaremos al Padre como Él le ama y el Espíritu Santo se despertará en nosotros. El vino a este mundo y se hizo hombre para difundir a otros hombres la clase de vida que Él tiene, a través de lo que yo llamo una «buena infección». Cada cristiano debe convertirse en un pequeño Cristo.
C.S. Lewis (Mere Christianity)
A decir verdad, Jackson nunca había compartido totalmente el culto fálico de sus pares. Cuando tenía más o menos ocho años, una niña lo sorprendió mientras él meaba entre los arbustos, y chilló casi con el mismo espíritu de horror reflexivo con que lo acababa de hacer Carol. Es de suponer que aquella niña nunca había visto un pene, y que no le causó buena impresión. «Puaj, qué basto eres. ¿Qué es esa cosa? ¡Es repugnante!», gritó al salir corriendo. Y después aquella otra vez, en el gimnasio del colegio donde cursó los primeros años de secundaria. Jackson apenas había entrado en la pubertad; todavía mojado tras pasar por la ducha, sintió frío. No obstante, un chico mucho más corpulento que él se burló: Parece que estés envolviendo una zanahoria baby y un par de habichuelas. A partir de ese día los chicos lo apodaron «el Vegetariano», mote tan inocente a oídos de los profesores que protegía a sus compañeros de un posible castigo por acoso escolar. En realidad, la palabra «pene» siempre había sonado algo tonta y banal, y a poca cosa. Desde que tenía memoria, su quinto apéndice le había parecido algo sutilmente ajeno a él, algo aparte y capaz de traicionarlo. Y fue la sensación de que eso que le sobresalía no era del todo parte de su cuerpo lo que pudo permitirle experimentar con ella. El experimento había fallado. Es posible que Jackson nunca hubiera comprendido muy bien por qué a las mujeres un pene podía resultarles atractivo, con su piel como apergaminada y demasiado fina, los testículos colgantes y esas matas de vello, el sombrerete en la punta, como si fuese un hongo… Podía decirse que, en cierto modo, no era una forma que la carne humana debiera asumir. Cuando estaba en posición de descanso parecía asustado y deprimido; en estado de alerta, impertinente, aunque inseguro, moviéndose de un lado para el otro e intentando llamar la atención como un fanfarrón que quisiera hacer una demostración de sus habilidades.
Lionel Shriver (So Much for That)
Últimamente se preguntaba si ser codependiente era tan malo. Se lo pasaba bien con sus amistades y no hacía daño a nadie; ¿qué importaba si eso era codependencia o no? Además, ¿por qué una amistad entrañaba más codependencia que una relación sentimental? ¿Por qué era tan admirable cuando tenías veintisiete años pero espeluznante a los treinta y siete? ¿Por qué la amistad no era tan buena como una relación sentimental? ¿Por qué no era incluso mejor? Eran dos personas que permanecían juntas, día tras día, a quienes no las unía el sexo ni la atracción física ni el dinero ni los hijos ni una propiedad, solo el compromiso de seguir adelante y la dedicación mutua a una unión que nunca podría ser codificada. La amistad era ser testigo del lento goteo de tristezas del otro, de sus largas rachas de aburrimiento y de algún que otro triunfo. Era sentirse honrado por el privilegio de estar presente en sus momentos más duros y saber que a cambio podía permitirse estar triste en su presencia.
Hanya Yanagihara (A Little Life)
Conclusión A lo largo de estas páginas, hemos visto cómo se desarrollan los procesos perversos en algunos contextos, pero es evidente que nuestra lista no es exhaustiva y que estos fenómenos van más allá del mundo de la pareja, de la familia o de la empresa. Los volvemos a encontrar en todos los grupos en donde los individuos pueden establecer rivalidades, especialmente en las escuelas y en las universidades. La imaginación humana no tiene límites cuando pretende aniquilar la buena imagen que el otro tiene de sí mismo; sirve para enmascarar las propias debilidades y para colocarse en una posición de superioridad. La cuestión del poder atañe a toda la sociedad. En todas las épocas ha habido seres carentes de escrúpulos, calculadores y manipuladores, y para los que el fin justifica los medios. Sin embargo, la multiplicación actual de los actos de perversidad en las familias y en las empresas es un indicador del individualismo que domina en nuestra sociedad. En un sistema que funciona según la ley del más fuerte, o del más malicioso, los perversos son los amos. Cuando el éxito es el valor principal, la honradez parece una debilidad y la perversidad adopta un aire de picardía. Con el pretexto de la tolerancia, las sociedades occidentales renuncian poco a poco a sus propias prohibiciones. Pero, al aceptar demasiado, como lo hacen las víctimas de los perversos narcisistas, permiten que se desarrollen en su seno los funcionamientos perversos. Numerosos dirigentes o políticos, que ocupan no obstante una posición de modelo para la juventud, no muestran ninguna preocupación moral a la hora de liquidar a un rival o de mantenerse en el poder. Algunos de ellos abusan de sus prerrogativas y utilizan presiones psicológicas, y razones y secretos de Estado, para proteger su vida privada. Otros se enriquecen gracias a una delincuencia astuta hecha de abusos de bienes sociales, de estafas o de fraudes fiscales. La corrupción se ha convertido en una moneda corriente. Ahora bien, basta con que un grupo, una empresa o un gobierno cuenten con uno o con varios individuos perversos para que todo el sistema se vuelva perverso. Si esta perversión no se denuncia, se extiende subterráneamente mediante la intimidación, el miedo y la manipulación. Efectivamente, para atar psicológicamente a un individuo, basta con inducirlo a la mentira o a ciertos compromisos para convertirlo en cómplice del proceso perverso. Sin ir más lejos, ésta es la base del funcionamiento de la mafia o de los regímenes totalitarios. Tanto en las familias como en las empresas y los Estados, los perversos narcisistas se las arreglan para atribuir a los demás los desastres que provocan, se presentan luego como salvadores y se hacen así con el poder. En lo sucesivo, para mantenerse en él, les basta con no tener escrúpulos. La historia nos ha mostrado hombres que se niegan a reconocer sus propios errores, que no asumen sus responsabilidades, y que falsean las cosas y manipulan la realidad a fin de borrar las huellas de sus fechorías. Más allá del aspecto individual del acoso moral, se nos plantean dilemas más generales. ¿Cómo restablecer el respeto entre los individuos? ¿Qué límites debemos poner a nuestra tolerancia? Si los individuos no pueden detener por sí mismos estos procesos destructivos, la sociedad deberá intervenir y establecer una legislación. Recientemente, se ha presentado un proyecto de ley que proponía instituir un delito de novatada para reprimir cualquier acto degradante y humillante en el ámbito escolar y socioeducativo. Si no queremos que nuestras relaciones humanas acaben completamente reglamentadas por leyes, es esencial prevenir a los niños.
Marie-France Hirigoyen (El acoso moral: El maltrato psicológico en la vida cotidiana)
— ¡Crueldad notoria! —dijo Sancho—. ¡Desagradecimiento inaudito! Yo de mí sé decir que me rindiera y avasallara la más mínima razón amorosa suya. ¡Hideputa, y qué corazón de mármol, qué entrañas de bronce y qué alma de argamasa! Pero no puedo pensar qué es lo que vio esta doncella en vuestra merced que así la rindiese y avasallase: qué gala, qué brío, qué donaire, qué rostro, que cada cosa por sí déstas, o todas juntas, le enamoraron; que en verdad en verdad que muchas veces me paro a mirar a vuestra merced desde la punta del pie hasta el último cabello de la cabeza, y que veo más cosas para espantar que para enamorar; y, habiendo yo también oído decir que la hermosura es la primera y principal parte que enamora, no teniendo vuestra merced ninguna, no sé yo de qué se enamoró la pobre. — Advierte, Sancho —respondió don Quijote—, que hay dos maneras de hermosura: una del alma y otra del cuerpo; la del alma campea y se muestra en el entendimiento, en la honestidad, en el buen proceder, en la liberalidad y en la buena crianza, y todas estas partes caben y pueden estar en un hombre feo; y cuando se pone la mira en esta hermosura, y no en la del cuerpo, suele nacer el amor con ímpetu y con ventajas. Yo, Sancho, bien veo que no soy hermoso, pero también conozco que no soy disforme; y bástale a un hombre de bien no ser monstruo para ser bien querido, como tenga los dotes del alma que te he dicho.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quijote de la Mancha (Spanish Edition))
La cuestión es complicada, porque - como ya se ha dicho - los acontecimientos políticos son concebidos por Maquiavelo como productos humanos ínsitos en el estrato inmanente y natural del mundo e independientes del trascendente y sobrenatural, circunstancia que descarta como carente de sentido la posibilidad de que la legitimidad de los sistemas políticos la otorgue Dios. Fuera de esta solución tan querida por el pensamiento político cristiano, la cualidad de legítimo sólo puede provenir del colectivo social afectado, cosa que para el florentino sucede cuando la virtú del príncipe produce los efectos deseados: la estabilidad y la paz social que se manifiesta en la aceptación del sistema de poder. Para ello son decisivas las buenas instituciones políticas y las buenas leyes. Ahora bien, muchas veces el príncipe ha de tomar decisiones impopulares que parecen vicio aunque sean virtud, de ahí que precise controlar su imagen pública y «ser un gran simulador y disimulador» capaz de evitar ser despreciado y odiado24. Aquí se encuentra una de las principales aportaciones de Maquiavelo a la filosofía política moderna, pues esta idea es el núcleo de la teoría de la legitimación indirecta. Desde la perspectiva inmanente aquí adoptada, el problema no es si una dominación es en sí misma legítima o no, sino por qué medios una dominación puede legitimarse y así autoconservarse. La legitimación, pues, no es prima facie una cuestión de racionalidad sustantiva, sino de racionalidad instrumental.
Niccolò Machiavelli (EL PRÍNCIPE (Clásicos del pensamiento nº 31) (Spanish Edition))
Si la felicidad viene determinada por las expectativas, entonces dos pilares de nuestra sociedad (los medios de comunicación y la industria publicitaria) pueden estar vaciando, sin saberlo, los depósitos de satisfacción del planeta. Si el lector fuera un joven de dieciocho años en una pequeña aldea de hace 5.000 años, probablemente pensaría que era bien parecido porque solo había otros 50 hombres en su aldea y la mayoría de ellos eran ancianos, o tenían cicatrices o arrugas, o todavía eran niños pequeños. Pero si el lector es un adolescente en la actualidad, tiene muchas más probabilidades de sentirse incómodo. Incluso si los demás chicos de la escuela son feos, el adolescente no se compara con ellos, sino con las estrellas de cine, atletas y supermodelos que vemos continuamente en la televisión, en Facebook y en las carteleras gigantes. ¿Podría ser, pues, que el descontento del Tercer Mundo no estuviera fomentado únicamente por la pobreza, la enfermedad, la corrupción y la opresión política, sino también por la simple exposición a los estándares del Primer Mundo? El ciudadano egipcio promedio tenía muchas menos probabilidades de morir de hambre, de la peste o de violencia bajo el gobierno de Hosni Mubarak que bajo Ramsés II o Cleopatra. Las condiciones materiales de la mayoría de los egipcios nunca habían sido tan buenas. Uno pensaría que en 2011 estarían cantando por las calles y dando gracias a Alá por su buena fortuna. En cambio, se levantaron furiosamente para derrocar a Mubarak. No se comparaban con sus antepasados bajo los faraones, sino con sus contemporáneos en los Estados Unidos de América de Obama. Si
Yuval Noah Harari (Sapiens. De animales a dioses: Una breve historia de la humanidad)
1.Que sepamos vivir el presente. 2.Que no perdamos el tiempo pensando en el futuro. 3.Que dejemos de creer en la suerte y creamos en nosotros mismos. 4.Que dejemos de hacer montañas de granitos de arena. 5.Que la tristeza nos dé ganas de reír. Que nos riamos mucho. 6.Que cantemos en la ducha, en los bares, en las bodas, en las cenas con los amigos o donde nos apetezca cuando nos venga en gana. 7.Que aprendamos a decirnos «te quiero» sin que nos dé vergüenza. 8.Que nos besemos, nos toquemos y nos achuchemos mucho. 9.Que nos escuchemos tanto como sepamos compartirnos en silencio. 10.Que nos queramos, a los demás y sobre todo a nosotros mismos. 11.Que nos peleemos lo menos posible. Estar enfadado es una gran y estúpida pérdida de tiempo. ¡A la mierda el ego y el orgullo! 12.Que nos dejemos de rollos, de chorradas, de hacer ver lo que no somos, que eso no sirve pa’ ná. 13.Que le perdamos el miedo a la muerte, pero también le perdamos el miedo a vivir. 14.Que decidamos por nosotros mismos. Que nunca dejemos que los demás decidan por nosotros. 15.Que cuando la vida nos cierre una ventana sea cuando más abramos las alas para romper el cristal y salir volando. 16.Que las cosas nos lleven adonde sea, pero que nos vayan bien. 17.Que los cerebros de zafios, hipócritas, memos, mamelucos, corruptos, pesaos, estúpidos, tocapelotas, mentirosos, gilipollas… se reprogramen y entiendan que en la vida no hace falta ser así, que la vida va de otra cosa. 18.Que a las penas, puñaladas y al mal tiempo, buena cara. O mala, que tampoco pasa nada. 19.Que la vida sea siempre un sueño. 20.Y, en fin, que a la vida le demos calidad, porque belleza sobra.
Pau Donés (50 palos: ... y sigo soñando (No Ficción) (Spanish Edition))
la felicidad no es algo que sucede. No es el resultado de la buena suerte o del azar. No es algo que pueda comprarse con dinero o con poder. No parece depender de los acontecimientos externos, sino más bien de cómo los interpretamos. De hecho, la felicidad es una condición vital que cada persona debe preparar, cultivar y defender individualmente. Las personas que saben controlar su experiencia interna son capaces de determinar la calidad de sus vidas, eso es lo más cerca que podemos estar de ser felices. De todos modos, no se puede alcanzar la felicidad mediante la búsqueda consciente de ella. «Pregúntese a sí mismo si es feliz –decía J.S. Mill– y dejará de serlo». Es al estar totalmente involucrados en cada detalle de nuestras vidas, sea bueno o malo, cuando encontramos la felicidad, no intentando buscarla directamente. Viktor Frankl, el psicólogo austríaco, lo resumió bellamente en el prefacio de su libro Man’s Search for Meaning: «No aspiren al éxito: cuanto más aspiren a él y más lo conviertan en su objetivo, con mayor probabilidad lo perderán. Puesto que el éxito, como la felicidad, no puede conseguirse, debe seguirse… como si fuese el efecto secundario no intencionado de la dedicación personal a algo mayor que uno mismo.» Así, ¿cómo podemos alcanzar esta meta tan escurridiza que no puede alcanzarse por una ruta directa? Mis estudios durante este último cuarto de siglo me han convencido de que existe un modo. Es un camino tortuoso que empieza consiguiendo el control sobre los contenidos de nuestra conciencia. Nuestras percepciones sobre nuestras vidas son el resultado de muchas fuerzas que conforman nuestra experiencia, y cada
Mihály Csíkszentmihályi (Fluir (Flow): Una psicologia de la felicidad)
No sé por qué llevo a cabo este ritual, qué busco en la mirada de un observador externo, de un puto americanista. Pero entonces llego sin mucho entusiasmo a un pasaje muy bien contado que me engancha. De camino a Puno, y al pasar por una finca llamada Tintamarca, el propietario le sugiere a Charles llevarse un indio para dar a los estudiosos europeos una idea de esta raza. Wiener le contesta que conseguir un indio, más aún si es un niño, es una empresa muy difícil, que ha estado intentando hace días que algunos de ellos lo sigan pero es imposible. El otro hombre le aconseja entonces que lo compre: «Dé usted unas piastras a una pobre chola que se muere de sed y que hace morir de hambre a su retoño; se trata de una india horriblemente alcohólica. A cambio le regalará a usted a su pequeño. Hará usted, además, una buena acción». Wiener va en busca de la mujer y su hijo, le pregunta al niño cómo se llama y esta le contesta que Juan, le pregunta si tiene padre y le contesta en quechua que no. «Muy pocas “veces he visto un espectáculo más repugnante —escribe Wiener—. Esta madre, joven aún, roída por todos los vicios, y el pequeño ser que no tenía otra ropa que un poncho que apenas si le llegaba a la cintura. Tomé una decisión.» Despertó a la madre, que se había quedado dormida, y «efectuamos el intercambio de “regalos” proyectado. Exhorté al niño a despedirse de su madre; parecía no entender qué le solicitaba; pero la madre comprendió muy bien, y, con su mano temblorosa por el alcohol, hizo la señal de la cruz en su hijo. Tuve un estremecimiento de disgusto al ver tal bendición del vicio; puse al pequeño sobre una mula. (…) Y henos en marcha. El pequeño Juan comprendió entonces y se creyó obligado a lanzar algunos alaridos. Le pregunté qué quería. ¿Piensan ustedes que pidió regresar al lado de su madre y no dejar su tierra y seguir salvaje como era? Nada de eso: ¡me pidió aguardiente!».
Gabriela Wiener (Huaco retrato)
-Pero, por el contrario, pienso que, cuando un arte­sano u otro que su índole destine a negocios privados, engreído por su riqueza o por el número de los que le siguen o por su fuerza o por otra cualquier cosa seme­jante, pretenda entrar en la clase de los guerreros, o uno de los guerreros en la de los consejeros o guardia­nes, sin tener mérito para ello, y así cambien entre sí sus instrumentos y honores, o cuando uno solo trate de hacer a un tiempo los oficios de todos, entonces creo, como digo, que tú también opinarás que seme­jante trueque y entrometimiento ha de ser ruinoso para la ciudad. -En un todo. -Por tanto, el entrometimiento y trueque mutuo de estas tres clases es el mayor daño de la ciudad y más que ningún otro podría ser con plena razón calificado de cri­men. -Plenamente. -¿Y al mayor crimen contra la propia ciudad no ha­brás de calificarlo de injusticia? -¿Qué duda cabe?   XI. -Eso es, pues, injusticia. Y a la inversa, diremos: la actuación en lo que les es propio de los linajes de los trafi­cantes, auxiliares y guardianes, cuando cada uno haga lo suyo en la ciudad, ¿no será justicia, al contrario de aque­llo otro, y no hará justa a la ciudad misma? -Así me parece y no de otra manera -dijo él. -No lo digamos todavía con voz muy recia -obser­vé-; antes bien, si, trasladando la idea formada a cada uno de los hombres, reconocemos que allí es también justicia, concedámoslo sin más, porque ¿qué otra cosa cabe oponer? Pero, si no es así, volvamos a otro lado nuestra atención. Y ahora terminemos nuestro examen en el pensamiento de que, si tomando algo de mayor extensión entre los seres que poseen la justicia, nos es­forzáramos por intuirla allí, sería luego más fácil obser­varla en un hombre solo. Y de cierto nos pareció que ese algo más extenso es la ciudad y así la fundamos con la mayor excelencia posible, bien persuadidos de que en la ciudad buena era donde precisamente podría hallar­se la justicia. Traslademos, pues, al individuo lo que allí se nos mostró y, si hay conformidad, será ello bien; y, si en el individuo aparece como algo distinto, volveremos a la ciudad a hacer la prueba, y así, mirando al uno jun­to a la otra y poniéndolos en contacto y roce, quizá con­seguiremos que brille la justicia como fuego de enjutos y, al hacerse visible, podremos afirmarla en nosotros mismos.
Plato (La República)
SIRÁCIDES30 Sir30:1El que ama a su hijo, le azota sin cesar, para poderse alegrar en su futuro. Sir30:2El que enseña a su hijo, sacará provecho de él, entre sus conocidos de él se gloriará. Sir30:3El que instruye a su hijo, pondrá celoso a su enemigo, y ante sus amigos se sentirá gozoso. Sir30:4Murió su padre, y como si no hubiera muerto, pues dejó tras de sí un hombre igual que él. Sir30:5En su vida le mira con contento, y a su muerte no se siente triste. Sir30:6Contra sus enemigos deja un vengador, y para los amigos quien les pague sus favores. Sir30:7El que mima a su hijo, vendará sus heridas, a cada grito se le conmoverán sus entrañas. Sir30:8Caballo no domado, sale indócil, hijo consentido, sale libertino. Sir30:9Halaga a tu hijo, y te dará sorpresas juega con él, y te traerá pesares. Sir30:10No rías con él, para no llorar y acabar rechinando de dientes. Sir30:11No le des libertad en su juventud, y no pases por alto sus errores. Sir30:12Doblega su cerviz mientras es joven, tunde sus costillas cuando es niño, no sea que, volviéndose indócil, te desobedezca, y sufras por él amargura de alma. Sir30:13Enseña a tu hijo y trabaja en él, para que no tropieces por su desvergüenza. Sir30:14Vale más pobre sano y fuerte de constitución que rico lleno de achaques en su cuerpo. Sir30:15Salud y buena constitución valen más que todo el oro, cuerpo vigoroso más que inmensa fortuna. Sir30:16Ni hay riqueza mejor que la salud del cuerpo, ni contento mayor que la alegría del corazón. Sir30:17Mejor es la muerte que una vida amarga, el descanso eterno que enfermedad permanente. Sir30:18Manjares derramados sobre boca cerrada, eso son las ofrendas de alimentos puestas sobre una tumba. Sir30:19¿De qué le sirve el sacrificio a un ídolo? ¡ni lo comerá ni lo olerá! Así aquel a quien persigue el Señor, Sir30:20que mira con sus ojos y gime. Escomo un eunuco que oprime a una virgen y gime. Sir30:21No entregues tu alma a la tristeza, ni te atormentes a ti mismo con tus cavilaciones. Sir30:22La alegría de corazón es la vida del hombre, el regocijo del varón, prolongación de sus días. Sir30:23Engaña tu alma y consuela tu corazón, echa lejos de ti la tristeza; que la tristeza perdió a muchos, y no hay en ella utilidad. Sir30:24Envidia y malhumor los días acortan, las preocupaciones traen la vejez antes de tiempo. Sir30:25Un corazón radiante viene bien en las comidas, se preocupa de lo que come.
Anonymous (Sagrada Biblia (Spanish Edition))
No obstante, la marea creciente del monoteísmo no barrió realmente el dualismo. El monoteísmo judío, cristiano y musulmán asimiló numerosas creencias y prácticas dualistas, y algunas de las ideas más básicas de lo que denominamos «monoteísmo» son, de hecho, dualistas en origen y espíritu. Incontables cristianos, musulmanes y judíos creen en una poderosa fuerza maligna (semejante a la que los cristianos denominan el Diablo o Satanás) que puede actuar independientemente, luchar contra el Dios bueno y causar estragos sin el permiso de Dios. ¿Cómo puede un monoteísta ser partidario de una creencia dualista de este tipo (que, por otro lado, no puede encontrarse en parte alguna del Antiguo Testamento)? Lógicamente, es imposible. O bien uno cree en un Dios único y omnipotente o bien cree en dos poderes opuestos, ninguno de ellos omnipotente. Aun así, los humanos poseen una maravillosa capacidad para creer en contradicciones. De manera que no debería ser ninguna sorpresa que millones de piadosos cristianos, musulmanes y judíos consigan creer a la vez en un Dios omnipotente y en un Diablo independiente. Incontables cristianos, musulmanes y judíos han ido más lejos y han llegado a imaginar que el buen Dios necesita incluso nuestra ayuda en su lucha contra el Diablo, lo que, entre otras cosas, inspiró la convocatoria de yihads y cruzadas. Otro concepto dualista clave, en particular en el gnosticismo y el maniqueísmo, era la distinción clara entre cuerpo y alma, entre materia y espíritu. Los gnósticos y maniqueos argumentaban que el dios bueno creó el espíritu y el alma, mientras que la materia y los cuerpos son la creación del dios malo. El hombre, según esta concepción, sirve de campo de batalla entre el alma buena y el cuerpo malo. Desde una perspectiva monoteísta, esto es un disparate: ¿por qué distinguir de manera tan tajante entre cuerpo y alma, o entre materia y espíritu? ¿Y por qué aducir que el cuerpo y la materia son malignos? Al fin y al cabo, todo fue creado por el mismo Dios bueno. Pero los monoteístas no pudieron dejar de sentirse cautivados por las dicotomías dualistas, precisamente porque les ayudaban a afrontar el problema del mal. De manera que dichas oposiciones acabaron siendo piedras angulares del pensamiento cristiano y musulmán. La creencia en el Cielo (el reino del dios bueno) y el Infierno (el reino del dios malo) fue también dualista en su origen. No hay rastro de tal creencia en el Antiguo Testamento, que tampoco afirma que el alma de la gente continúe viviendo después de la muerte. De hecho, el monoteísmo, tal como se ha desarrollado en la historia, es un caleidoscopio de herencias monoteístas, dualistas, politeístas y animistas, mezcladas en un revoltillo bajo un único paraguas divino. El cristiano cree en el Dios monoteísta, pero también en el Diablo dualista, en santos politeístas y en espíritus animistas. Los estudiosos de la religión tienen un nombre para esta admisión simultánea de ideas distintas e incluso contradictorias y la combinación de rituales y prácticas tomadas de fuentes distintas. Se llama sincretismo. El sincretismo, en realidad, podría ser la gran y única religión del mundo.     L
Yuval Noah Harari (Sapiens. De animales a dioses: Una breve historia de la humanidad)
 Ahora pienso que podrás entender mejor lo que últimamente preguntaba al informarme de si era opera­ción propia de cada cosa aquello que realiza ella sola o ella mejor que las demás.  Lo entiendo  dijo , y me parece que ésa es, efec­tivamente, la operación propia de cada una.  Bien  dije ; ¿te parece que hay también una virtud en cada una de las cosas a que se atribuye una operación? Volvamos a los mismos ejemplos: ¿hay una operación propia de los ojos?  La hay.  Y así, ¿hay también una virtud en ellos?  También una virtud.  ¿Y qué? ¿No había también una operación propia de los oídos?  Sí.  ¿Y, por tanto, también una virtud?  También.  ¿Y no ocurrirá lo mismo con todas las otras cosas?  Lo mismo.  Bien está: ¿acaso los ojos podrán realizar bien su operación sin su propia virtud, con vicio en lugar de ella?  ¿Qué quieres decir?  preguntó . Acaso hablas de la ceguera en vez de la visión.  De la virtud de ellos, sea cual sea  dije yo ; porque todavía no pregunto esto, sino si se realizará bien su ope­ración con su propia virtud y mal con el vicio contrario.  Dices bien  respondió.  ¿Y del mismo modo los oídos privados de su virtud realizarán mal su propia operación?  Bien de cierto.  ¿Ponemos, en fin, todas las demás cosas en la misma cuenta?  Eso creo.  Vamos, pues, adelante y atiende a esto otro: ¿hay una operación propia del alma que no puedes realizar sino por ella? Pongo por caso: el dirigir, el gobernar, el delibe­rar y todas las cosas de esta índole, podríamos atribuírse­las a algo que no sea el alma misma o diríamos que son propias de ésta?  De ella sólo.  ¿Y respecto de la vida? ¿No diremos que es operación del alma?  Sin duda  dijo.  ¿No diremos, pues, que existe una virtud propia del alma?  Lo diremos.  ¿Y acaso, oh Trasímaco, el alma realizará bien sus ope­raciones privada de su propia virtud o será ello imposible?  Imposible.  Fuerza será, por tanto, que el alma mala dirija y go­bierne mal y que la buena haga bien todas estas cosas.  Fuerza será.  ¿Y no convinimos en que la justicia era virtud del alma y la injusticia vicio?  En eso convinimos, en efecto.  Por tanto, el alma justa y el hombre justo vivirá bien; y el injusto mal.  Así aparece conforme a lo argumento  dijo.  Y, por otra parte, el que vive bien es feliz y dichoso, y el que vive mal, lo contrario.  ¿Cómo no?  Y así, el justo es dichoso; y el injusto, desgraciado.  Sea  dijo.  Por otro lado, no conviene ser desgraciado, sino di­choso.  ¿Qué duda tiene?  Por tanto, bendito Trasímaco, jamás es la injusticia más provechosa que la justicia.  Banquetéate con todo eso, ¡oh, Sócrates!, en las fies­tas Bendidias di dijo.  Banquete que tú me has preparado, ¡oh, Trasímaco!  observé yo , pues lo aplacaste conmigo y cesaste en lo enfado. Mezquino va a ser, sin embargo, no por lo culpa, sino por la mía; y es que, así como los golosos gustan siempre con arrebato del manjar que en cada momento se les sirve sin haber gozado debidamente del anterior, así me parece que yo, sin averiguar lo que primeramente considerábamos, qué cosa sea lo justo, me desprendí del asunto y me lancé a investigar acerca de ello, si era vicio e ignorancia o discreción y virtud; y presentándose luego un nuevo aserto, que la injusticia es más provechosa que la justicia, no me retraje de pasar a él, dejando el otro, de modo que ahora me acontece no saber nada como resul­tado de la discusión. Porque no sabiendo lo que es lo justo, difícil es que sepa si es virtud o no y si el que la po­see es desgraciado o dichoso.
Plato (La República)