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-¿Y qué? No he dejado de pensar en la muerte -dijo Levin-. Lo cierto es que tarde o temprano tenemos que morir. Y que todo es absurdo. A decir verdad, aprecio muchísimo mi idea y mi trabajo, pero en el fondo me doy cuenta de que todo este mundo nuestro no es más que una partícula de moho que ha crecido en un planeta minúsculo. Y todo eso que imaginamos tan grande, nuestras ideas, nuestras obras, no son sino granos de arena.
-Pero !eso, amigo mío, es tan viejo como el mundo!
-Desde luego . Pero, cuando acabas dándote cuenta, todo te parece insignificante. Cuando comprendes que hoy o mañana te vas a morir y que todo desaparecerá, ya nada tiene valor. Por muy importante que considere mi idea, en el fondo no deja de ser tan intrascendente, aunque se llevara a cabo, como seguir el rastro de esta osa. Y así pasamos la vida, distrayéndonos con la caza y con el trabajo, para no pensar en la muerte.
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