Amigas Por Siempre Quotes

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REGLAMENTO OFICIAL DEL CLUB DE LOS CORAZONES SOLITARIOS, DE PENNY LANE. El presente documento expone las normas para las socias del Club de los Corazones Solitarios. Todas las socias deberán aprobar los términos de este reglamento pues, de lo contrario, su afiliación quedará anulada automáticamente. 1. Las socias están en su derecho de salir con chicos si bien nunca, jamás, olvidarán que sus amigas son lo primero y principal. 2. A las socias no se les permite salir con cretinos, manipuladores, mentirosos, escoria en general o, básicamente, con cualquiera que no las trate como es debido. 3. Se exige a las socias que asistan a todas las reuniones de los sábados por la noche. Ninguna socia excusará su presencia en la fecha señalada para las reuniones con objeto de citarse con un chico. Se mantienen como excepción las emergencias familiares y los días de pelo en mal estado, exclusivamente. 4. Las socias asistirán juntas, como grupo, a todos los eventos destinados a parejas incluyendo (pero no limitándose a) la fiesta de antiguos alumnos, el baile de fin de curso, celebraciones varias y otros acontecimientos. Las socias podrán llevar a un chico como acompañante, pero el mencionado varón asistirá al evento bajo su propio riesgo. 5. Las socias deben apoyar siempre y en primer lugar a sus amigas, a pesar de las elecciones que éstas puedan hacer. 6. Y sobre todo, bajo ninguna circunstancia, las socias utilizarán en contra de una compañera los comentarios realizados en el seno del club. Todas sabéis a qué me refiero. La violación de las normas conlleva la inhabilitación como socia, la humillación pública, los rumores crueles y la posible decapitación.
Elizabeth Eulberg
Fui educada este año. Por todos. Por mi hermano pequeño... por The Avett Brothers... por mi madre, mi mejor amiga, mi maestro, mi padre, y por un chico. un chico del que estoy seriamente, profundamente, locamente, increíblemente e indudablemente enamorada... Fui muy educada este año. Por un niño de nueve años de edad. Él me enseñó que está bien vivir la vida un poco hacia atrás. Y cómo reír Ante lo que podría pensar Que no se puede reír. Fui educada este año ¡Por una banda! Me enseñaron cómo encontrar esa sensación de sentir otra vez. Me enseñaron cómo decidir qué ser Y serlo. Fui educada este año. Por una paciente de cáncer. Ella me enseñó mucho. Todavía me sigue enseñando mucho. Me enseñó a cuestionar. Para nunca lamentar. Me enseñó a empujar mis límites, porque para eso es por lo que están allí. Ella me dijo que tengo que encontrar un equilibrio entre la cabeza y el corazón. Y entonces, me enseñó cómo hacerlo... Fui educada este año Por una Niña de Acogida Ella me enseñó a respetar a la mano con la fui tratada. Y a ser agradecida de que incluso fui tratada con una mano. Me enseñó que la familia No tiene porque ser la sangre. A veces, tu familia son tus amigos. Fui educada este año Por mi maestro Él me enseñó que los puntos no son el punto, el punto es poesía... Fui educada este año Por mi padre. Él me enseñó que el héroe no siempre es invencible Y que la magia está dentro de mí.. Fui educada este año por un Chico. un chico del que estoy seriamente, profundamente, locamente, increíblemente e indudablemente enamorada.... Y me enseñó lo más importante de todas las cosas... A poner énfasis Sobre la vida
Colleen Hoover (Slammed (Slammed, #1))
No hay mayor decepción en la vida que darnos cuenta de que fuimos incapaces de enterarnos de un grande e leal amigo que siempre estuvo allí a nuestro lado, a nuestro lado toda una vida. Un amigo siempre presente e sin siquiera darle algún valor o atención. Eso se debe a que los verdaderos amigos no necesitan de brillar para que sean vistos. Nosotros si que tenemos que tener esa percepción para poder descubrir-los. Gracias querida amiga soledad por no haberme decepcionado nunca! Autor: Sergio Correia. Warrington, 20.08.2012
Sergio Figueira Correia
Porque siempre sabes donde estan las llaves de tu coche y porque puedes pensar en diez cosas a la vez. Porque no te echas para atras y porque tu cabello es como los rayos del sol. Porque dices la verdad y porque sabes como ser buena amiga. Y por miles de razones que todavia no he descubierto. Y por otros cientos que puede ser que nunca descubra. Pero se que te puedo decir lo que nunca pense podría decirselo a nadie.
Nora Roberts (Blood Brothers (Sign of Seven, #1))
Por tanto, concluyo que al cambiar la fortuna según los tiempos y al mantenerse obstinados los hombres en sus modos de actuar, prosperan mientras hay concordancia entre ambos y fracasan cuando no la hay. Yo sostengo firmemente esto: que es mejor ser impetuoso que precavido, porque la fortuna es mujer y es necesario, si se la quiere someter, golpearla y zurrarla. Y se deja vencer antes por éstos que por quienes proceden fríamente. Por eso siempre es, como mujer, amiga de los jóvenes, porque son menos precavidos, más feroces y la dominan con más audacia89.
Niccolò Machiavelli (EL PRÍNCIPE (Clásicos del pensamiento nº 31) (Spanish Edition))
Te sorprendes echando una mirada hacia atrás y preguntándote cuándo comenzaste a no permitir que nadie se te acercara, a decidir que en el fondo la gente no te importa nada. Y sorpresa: todo lo que logras recordar es una cadena de pequeños sinsabores. Ningún terremoto, ningún gigantesco acontecimiento traumático, como en las películas, donde un evento significativo explica toda una personalidad. Ningún papá o mamá que se largó de casa, ningún ex marido sorprendido en la cama con tu mejor amiga. Más bien: nimiedades de niños, si acaso. Minucias, algo que casi es motivo de risa. Pequeñísimos movimientos de indiferencia, de deriva continental, que en realidad no te movieron para nada el piso, pero que, milímetro tras milímetro, grabaron en tu interior la certeza de que es mejor no apoyarse nunca totalmente, porque el piso no es estable, y debes estar siempre lista para saltar antes de que se abra una grieta en el suelo. Y sólo ahora que, por una sola noche, te concediste una tregua, te dejaste llevar y te relajaste, sólo ahora que finalmente permitiste que alguien se acercara y -¡Qué increíble!- no sólo no te moriste, sino que te agradó más de lo que podías imaginar, sólo ahora que te das cuenta de que hasta este momento todo fue terriblemente agotador.
Alice Basso (L'imprevedibile piano della scrittrice senza nome)
Viví con poco sufrimiento los tres años de Segunda. No porque quisiera distanciarme de un equipo fracasado; de hecho, iba a Anoeta siempre que podía y mastiqué por la tele un montón de partidos tóxicos sin pestañear. En el fondo le veía cierto encanto: mientras las radios y las teles nos metían por un embudo el Barça y el Madrid y Schuster y Guardiola y los partidos del siglo a todas horas, nosotros jugábamos en otro universo menos histriónico contra el Racing de Ferrol, el Huesca o el Girona. Disfruté de una alegría de esas que en el momento no se pueden confesar a nadie: en diciembre de 2008 me escapé de dos amigas navarras en Nueva York con alguna excusa, entré a un locutorio para mirar los resultados en internet y me enteré de que la Real había ganado 1-0 al líder Salamanca con un cabezazo de Ansotegi en el minuto 92. Salí a la calle, correteé por las aceras nevadas, di algún saltito y algún remate de cabeza en el aire y luego caminé normal para reunirme otra vez con mis amigas. Ellas no hubieran entendido nada así que me callé. Seguimos andando los tres y yo pensé que era la única persona de todo el barrio de Harlem, quizá de todo Nueva York, que en ese momento caminaba contento por un gol de Ansotegi. Fue un momento de felicidad intensa y secreta.
Ander Izagirre (Mi abuela y diez más)
Mi amiga Kira siempre decía que la vida es como un videojuego difícil y con unas mecánicas terriblemente injustas.. Cuando naces, te dan un personaje generado al azar con un nombre, una raza, una cara y una clase social también arbitrarios. Tu cuerpo es tu avatar y aparece en una ubicación geográfica fortuita, en un momento cualquiera de la historia de la humanidad y rodeado por un grupo aleatorio de personas, elementos con los que tienes que intentar sobrevivir tanto como puedas. Hay momentos en los que el juego puede llegar a parecer fácil. Divertido incluso. Pero otros, es tan complicado que puede que te den ganas de abandonar y dejar de jugar. Por desgracia, se trata de un juego en el que solo tienes una vida. Cuando tu cuerpo tiene hambre, sed, se enferma, resulta herido o envejece, tu barra de vida empieza a bajar hasta que se vacía y pierdes la partida. Algunos juegan durante cien años sin llegar a darse cuenta siquiera de que se trata de un juego o de que hay una manera de ganarlo. Para ganar el videojuego de tu vida solo tienes que intentar hacer que la experiencia de estar obligado a jugarlo sea lo más placentera posible para ti y para el resto de los jugadores con los que te encuentres en tus aventuras. Kira dice que si todo el mundo jugase así, el juego sería mucho más divertido para todos. Almanaque de Anorak, capítulo 77, versículos 11-20
Ernest Cline (Ready Player Two)
Te sientes sola cuando sales con un chico, y haces el amor en su piso, y él se esfuerza por ser simpático y hacerte sentir bien, pero es como si todas sus atenciones se dirigiesen a tu cuerpo y no a tu mente (te hace el amor, te hace la cena) y sientes que cada minuto que pasas con él solo contribuye a que os canséis un poco más el uno del otro, y cuando os separáis finges que es doloroso, pero en realidad lo estás deseando porque supone un alivio dejar de esforzarte por complacer al otro, y cuando llegas a casa tientes la impresión de que él ya no ha vuelto a pensar en ti desde que saliste de la suya, tienes la sensación de que has salido de su vida para siempre, aunque sepas que al día siguiente te volverá a llamar y volverás a tener sexo con él, pero esa noche, mientras te desnudas en silencio y te metes en la cama, estás segura de que él no está pensando en ti, que nadie piensa en ti, en realidad, y también estás segura de que si descuelgas el teléfono y llamas a tu madre, a tus hermanas o a alguna de tus pocas amigas, o lo llamas a él, cualquiera de ellos se sorprenderá de ver tu número y de oír tu voz, y les llevará unos segundos hacer un hueco para acomodar tu presencia en su mundo, porque solo eres algo ajeno que entra y sale a la escena de sus vidas, algo que no deja más huella que un tenue rastro de incomodidad. La soledad es algo difícil de explicar, y si no te has sentido así jamás, enhorabuena.
Adrián Dresner (LA TERCERA CHICA (Spanish Edition))
En el día de hoy el pronostico del tiempo ha sido de cielos despejados. Para variar, han vuelto a equivocarse. En el día de hoy nacieron 362.421 niños. Seguramente alguno llevará tu nombre. 115.032 parejas se casaron. 101.222 se han divorciado. En el día de hoy se enviaron 358.158.012 tweets y se publicaron 22.533 libros. 98.466 cartas de amor han sido escritas. No, espera... 98.467. Y sí, al menos una lleva tu nombre. En el último minuto han caído sobre el planeta Tierra 362 rayos y 7158.555.013 corazones... han latido. En esta comunidad hay unos cuantos al parecer. Esta bien que lo celebremos. En este último minuto 83.311 parejas han hecho el amor y nuestro corazón ha latido 81 veces. En el día de hoy, 4 personas de entre todas las que se están leyendo la misma edición del libro que tienes entre las manos, se enamoraron. A 3 de ellas le rompieron el corazón, y otras 2... ambas cosas. En el siguiente minuto tú, el aire que respiras, el amor de tu vida, la persona a la que odias, la persona que te sonríe todas las mañanas al verte por la calle, la persona que siempre le da "me gusta" a tus reseñas, tu mejor amigo, tu mejor amiga, yo... todos viajaremos a 107.280 km/h, girando en torno al corazón de la galaxia, y 32 supernovas nacerán en el universo visible. En definitiva, familiares y amigos, en el día de hoy... Todo es posible.
Anonymous
Joan era dura en el exterior, pero tenía una verdadera vulnerabilidad cuando llegabas a conocerla. Casi desde el momento en que me uní a The Runaways, había habido un lazo especial entre nosotras. La gente nos había comenzado a llamar “Sal y Pimienta”, no sólo por los contrastantes colores de cabello, sino porque siempre parecíamos estar juntas. En Joan, encontré una amistad mucho más intensa, y mucho más profunda, de lo que había conocido hasta ese punto en mi vida. Éramos niñas: Joan sólo era un año mayor que yo, y me aferraba más a ella que a cualquiera en la banda, y ella hacía lo mismo conmigo. Cuando pienso en Joan y nuestra relación, todavía puedo sentir un distante temblor por dentro. Nuestra amistad fue un regalo de Dios para mí. Era profunda, y por momentos ella era la única que me mantenía cuerda. Joan era perceptiva. Casi como si pudiera leer mi mente. Dios, cómo necesitaba esa clase de conexión. Especialmente cuando me sentía tan desconectada. Creía en ella, y en el sueño que la había conducido tan lejos. Me sentía segura cuando me quedaba cerca de ella, como si fuera arrastrada por la red de seguridad de su resuelta visión de lo que estábamos haciendo. A veces nos mirábamos y yo sentía un cosquilleo en mi estómago. Su sonrisa era tibia y su actitud de amor a la diversión me hacía olvidar cuán extraño y bizarro este mundo nuevo y loco realmente era. Ella era mi ancla. ¿Cómo explico a una persona que era mi mejor amiga, alguien en quien podía confiar como una hermana, alguien que para mí se volvió una fuerte atracción sexual? Bueno, es fácil. Tan fácil como era estar con ella. Podría dejarlo en que tuve momentos con una amiga que aún hoy me hacen temblar. Y fueron algunos de los momentos más satisfactorios de mi joven vida.
Cherie Currie (Neon Angel: A Memoir of a Runaway)
—No. No podemos besarnos y luego pedir perdón, Cameron. Es ridículo. Sé que lo sabes, pero necesito decirlo: sigo enamorada de ti —confieso, con la voz temblorosa y los ojos empañados—. Y yo no puedo hacer esto y que no me afecte, y luego marcharme a Chicago y seguir como si nada, mandándonos mensajes como si fuéramos amigos. Lo he intentado, porque no quiero perderte del todo de nuevo, justo cuando vuelves a estar aquí, pero no puedo. No puedo ser tu amiga, y menos así, te juro que no puedo. Me hace daño. Y no hay nada que desee más en mi vida que tenerte a ti en ella, pero así no. Sabes que siempre voy a querer más. Y yo ya sé lo que hay, lo entiendo, no creas que no. Te entiendo perfectamente, y quiero que seas feliz, y ojalá yo tuviera algo que hacer con respecto a eso... Pero ya no es así. Así que espero que Vanessa me cuente alguna vez que has conocido a alguien, que te hace muy feliz y que tu vida es perfecta —deseo, y me seco un amago de lágrima rápidamente—, pero no creo que yo pudiera soportar estar ahí para verlo. No puedo ser tu amiga. Ahora mismo no. Por favor, vamos a dejar esto aquí, ¿vale? No me llames. No me escribas. No puedo con esto ahora.
Alina Not (Suelo Sagrado 2 (Bad Ash #5))
Extraño eso de no deberse más que a sí mismo siempre y  todo el tiempo y a las amigas y a los amigos. Porque en la amistad,  claro, todo siempre es mucho más prístino y cristalino y bienintencionado ya que el contrato, el acuerdo, se renegocia cada vez, se  restablece. En la amistad no hay acuerdos que valgan por años y  nada está dado por sentado; añoro ese tipo de unión.
Romina Paula (Acá todavía)
En realidad, juzgar a otras personas nos hace sentir más seguras en nuestras propias elecciones. La fe es uno de los ejemplos de esto más abusados. Decidimos que nuestra religión es la correcta; por lo tanto, todas las otras religiones tienen que estar equivocadas. Dentro de la misma religión, o qué va, aun dentro de la misma iglesia, la gente se juzga por no ser el tipo adecuado de cristiano, católico, mormón o jedi. No sé cuál es el principio central de tu fe, pero el de la mía es «ama a tu prójimo». No es «ama a tu prójimo si luce, se comporta y piensa como tú». No es «ama a tu prójimo siempre y cuando se vista con la ropa adecuada y diga las palabras correctas». Simplemente ámalos.
Rachel Hollis (Amiga, lávate esa cara: Deja de creer mentiras sobre quién eres para que te conviertas en quien deberías ser)
Aunque la mona se vista de seda, mona se queda… —insistió Mercedes. —¿Qué dices? —le preguntó Bruno que no entendía lo que su amiga le decía. —Nada, es un refrán español, que quiere decir que no importa que uno se ponga un buen traje y se haga pasar por un señor, porque siempre se le notará de dónde viene. —¡Mercedes! —El tono de Hans era de reproche.
Julia Navarro (La biblia de barro)
porque te prometo que para las cosas en las que ponemos el corazón por delante siempre estaremos a tiempo. Llamar a tu mejor amiga con el único objetivo de hacer el drama más grande del planeta de una absurda chorrada.
Lae Sánchez (Justo el día después: Vivir es ya (Spanish Edition))
—Me llamo Rosa. ¿Y tú? —me preguntó. Le dije mi nombre desganadamente y añadí un “Adiós” que creí definitivo. —¿Por qué no te quedas y hablamos un rato? —Tengo que subir —me excusé. —Pero puedes bajar. —Ya veremos —le dije. No bajé esa tarde, pero sí me entretuve con ella en ocasiones posteriores, cediendo a su insistencia, hasta que entre nosotras surgió algo que no era una amistad, al menos por mi parte no llegaba a serlo, mientras que, por la suya, era todo lo contrario: me profesaba una auténtica devoción de la que yo era consciente y que trataba de contener sin demasiado éxito. *** Los días fueron pasando y el tiempo, que todo lo amortigua, cumplió su tarea de fundir mis resistencias iniciales y de abrirme a nuevas relaciones con mis compañeros y compañeras de curso, con quienes empecé a quedar en detrimento del tiempo que le dedicaba a Rosa. Ella no estudiaba en el instituto. Sus padres tenían un negocio de exportación de productos hortofrutícolas y su padre la había puesto estudiar contabilidad para que llevara las cuentas del negocio. Al principio no pareció molestarle el hecho de que yo entablara otras relaciones, al contrario: aunque mi llegada se retrasara, siempre estaba en la puerta de su casa o de la mía esperándome. Un día me preguntó: —¿Ya no somos amigas? La tranquilicé y le expliqué que era normal que quedará con mis compañeros. —Ya lo sé. Pero eso te alejará de mí. No intenté convencerla de lo contrario, pero me propuse a no alejarme de manera definitiva de ella, no abandonarla del todo. [...] —¿Tú me quieres? —me preguntó Rosa de pronto. —¿Por qué me preguntas eso? —Porque yo te quiero. Me disponía a decirle que yo también le tenía cariño cuando se acercó a mí y me besó. Yo no le respondí el beso. —¡Perdóname! —se excusó levantándose. —No hay nada que perdonar. No tiene ninguna importancia. —Me siento avergonzada. ¿Qué pensarás de mí? No le dije que no pensaba nada, que no me importaba, que la comprendía. Tampoco le dije que no había respondido a su beso porque ella no era Marta. [...] Vicente me sujetaba por los hombros y Andrés se sentó sobre mis pies para frenar mi pataleo. Busqué a Rosa, esperando su ayuda, y lo que vi fue su mirada ávida sobre mí, expectante ante lo que pudiera ocurrir contemplando, quizá con algo de temor y sorpresa, pero con una inconfundible expresión de gozo y de triunfo, la violencia que estaba sufriendo.
Cristina Domenech, Catalina Maer, Mila Martínez, María Mínguez, Teresa Morodo, Martha Lovera, Prado
ABUELO. Entonces, vete. ¿Qué esperas todavía? PEREGRINA. Ahora ya, nada. Sólo quisiera antes de marchar, que me despidieras sin odio, con una palabra buena. ABUELO. No tengo nada que decirte. Por dura que sea la vida, es lo mejor que conozco. PEREGRINA. ¿Tan distinta me imaginas de la vida? ¿Crees que podríamos existir la una sin la otra? ABUELO. ¡Vete de mi casa, te lo ruego! PEREGRINA. Ya me voy. Pero antes has de escucharme. Soy buena amiga de los pobres y de los hombres de conciencia limpia. ¿Por qué no hemos de hablarnos lealmente? ABUELO. No me fío de ti. Si fueras leal no entrarías disfrazada en las casas, para meterte en las habitaciones tristes a la hora del alba. PEREGRINA. ¿Y quién te ha dicho que necesito entrar? Yo estoy siempre dentro, mirándoos crecer día por día desde detrás de los espejos. ABUELO. No puedes negar tus instintos. Eres traidora y cruel. PEREGRINA. Cuando los hombres me empujáis unos contra otros, sí. Pero cuando me dejáis llegar por mi propio paso... ¡cuánta ternura al desatar los nudos últimos! ¡Y qué sonrisas de paz en el filo de la madru gada! ABUELO. ¡Calla! Tienes dulce la voz, y es peligroso escucharte. PEREGRINA. No os entiendo. Si os oigo quejaros siempre de la vida, ¿por qué os da tanto miedo dejarla? ABUELO. No es por lo que dejamos aquí. Es porque no sabemos lo que hay al otro lado. PEREGRINA-Lo mismo ocurre cuando el viaje es al revés. Por eso lloran los niños al nacer.
Alejandro Casona (La dama del alba)
La distancia son las sorpresas y los detalles. Son las notas de voz eternas, la diferencia horaria, los cumpleaños por Skype y los mil «te echo de menos» por WhatsApp. Es acordarse de otra persona al ver o escuchar cualquier cosa, y no poder evitar enviárselo. La distancia es asumir que eres la amiga que nunca está y que tu madre tenga que asumir que eres su hija invisible, que eso cuesta un poquito más… La distancia es aprender a vivir por uno mismo, a simplemente ser. Es pasar días muy malos y días muy buenos. Días de querer dejarlo todo y días de querer quedarse ahí para siempre. Es sentirse completamente solo y de golpe darse cuenta de que tu gente está ahí, aunque sea lejos. Y aprender que eso significa que NUNCA estarás solo, porque a veces el corazón va donde la voz no llega. Porque la distancia separa cuerpos, no corazones.
Irene del Valle (Ni de aquí ni de allá (Spanish Edition))
Hace muchos años, durante una época en la que mi corazón era poco más que cenizas, escuché un mensaje del pastor Matt Chandler, en el cual planteó esta pregunta: «¿Qué despierta y realza su amor por Jesús?»[2]. Nunca había pensado que mi andar con Dios o mis sentimientos hacia él necesitaran ser «despertados» o «realzados». En la vida, siempre hice de tripas corazón, pero no estaba haciendo activamente todo lo posible por mantener encendido mi amor por Jesús. Durante las semanas que siguieron, mientras meditaba en estas preguntas y escribía mis respuestas, me sorprendió ver los temas que afloraron. La brisa suave, un atardecer de acuarelas, las carcajadas de mi bebé, una canción de adoración mientras lavaba los platos; todas eran cosas que me recordaban la gracia de Dios en mi vida cotidiana. Estar despierta antes del amanecer con una taza de café recién hecho en la mano, hacer una pausa en medio del día para reflexionar en las Escrituras, disfrutar de una conversación profunda con una amiga, adorar en la iglesia, leer un buen libro; todo esto me conducía al gozo de conocer a Dios y de que él me conozca y me ame.
Gretchen Saffles (La mujer cultivada en Su Palabra: Arraigada en verdad, creciendo en gracia, floreciendo en fe (Spanish Edition))
Nunca dudé del amor de Liliana. Nunca dudé, quiero decir, que Liliana me amara a mí. Recelé de todos los demás: los novios, los amigos, los parientes, mis padres. Supuse que los parientes que se me lanzaban a la yugular por mi falta de creencia en dios no me querían. Y me importaba poco. Los que se asqueaban ante modos de vida que ellos llamaban libertinos y yo libertarios, no me querían. E importaban poco. Supuse que tampoco me querían los novios que se alejaban o las amigas que, sin explicación de por medio, me dejaban de hablar. Llegué a creer que la insistencia de mis padres contra una libertad que ellos habían instalado en mí también era falta de cariño. Pero siempre me sentí protegida en el mundo porque sabía, estaba cierta de que pasara lo que pasara, al final de todo, Liliana siempre me querría.
Cristina Rivera Garza (El invencible verano de Liliana)
Los diez secretos del Amor abundante: Cómo crear amor en tu vida. Elige pensamientos llenos de amor. Aprende a respetar a los demás y a ti mismo. Céntrate en lo que puedes dar en vez de en lo que puedes tomar. Para hallar amor, primero encuentra un amigo. Abraza a la gente. Abre tus brazos y tu corazón. Deja ir los temores, los prejuicios y los enjuiciamientos. Expresa tus sentimientos. Muestra capacidad de compromiso: haz que el amor sea tu prioridad número uno. Vive con pasión. Confía en los demás; confía en ti mismo y en la vida. Los diez secretos del Amor abundante: Cómo reconocer a tu alma gemela ¿Tiene las características físicas, emocionales, intelectuales y espirituales que precisas en una pareja? ¿La respetas? ¿Qué puedes ofrecerle tú para satisfacer sus necesidades? ¿Es tu mejor amigo o amiga? ¿Tenéis las mismas metas y objetivos, compartís un mismo sistema de valores y creencias? Cuando os abrazáis, ¿sientes que pertenecéis el uno al otro? ¿Os dais espacio y libertad para seguir creciendo y aprendiendo? ¿Podéis hablar el uno con el otro abiertamente y con toda sinceridad? ¿Estás realmente comprometido o comprometida con la relación? ¿Sientes pasión por él o por ella y por vuestra relación? ¿Es ella o él lo más importante de tu vida? ¿Confiáis plenamente el uno en el otro? Los diez secretos del Amor abundante: Cómo volver a poner amor en tus relaciones Piensa en las necesidades de tu pareja tanto como en las tuyas propias. Aprende a respetar a tu pareja y respétate tú. Pregúntate: «¿Qué respeto de mí?» y «¿qué respeto de mi pareja?». Céntrate en lo que puedes aportar a la relación en vez de en lo que crees que puedes sacar de ella. Haz de tu pareja tu amigo o amiga. Compartid intereses y buscad aficiones comunes. Abraza y toca a tu pareja con cariño. Ábrele tus brazos. Olvida el pasado y perdona. Empieza de nuevo. Expresa tus sentimientos abiertamente y con sinceridad. Comprométete en la relación. Sitúa a tu pareja en el número uno dentro de tu lista de prioridades. Recrea la pasión en tus relaciones. Aprende a confiar en tu pareja y en tu relación. Actúa como si fuese a durar para siempre.
Adam J. Jackson (LOS DIEZ SECRETOS DEL AMOR ABUNDANTE (2012) (Spanish Edition))
«¿Y a mí qué me importa que se casen o se dejen de casar o que ella sea como Dios quiere?». Su alma se inundaba de tolerancia; pero no quería dar su brazo a torcer ni manifestarse vencida, por lo cual esperaba que su marido cediera antes para hacerlo después ella afectando obediencia y resignación. El gran Thiers, en tanto, después de pesar en su mente las ventajas del viaje, miraba a su esposa como deseando que de ella partiese la iniciativa de conciliación. Era como cuando dos están enojados y ninguno quiere ser el primero en romper el hielo y hablar de paces. Rosalía se acostó, segura de que Bringas, a la mañana siguiente, se mostraría inclinado a aceptar la invitación de su primo. Ya sabía ella lo que tenía que decir. Primero, mucha ira, mucha protesta de dignidad, mucha palabrería contra Amparo y Agustín, después una serie de modulaciones de transición. Ella (Rosalía) acostumbraba no hacer caso de sí propia y sacrificar su gusto al gusto de los demás… Por sus hijos estaba dispuesta a hacer todo género de sacrificios y a pasar sonrojos y humillaciones. Era evidente que Isabelita necesitaba baños de mar y Alfonsito también… Ante esta necesidad, los gustos de ella, sus escrúpulos, no tenían ningún valor. En una palabra, si Bringas opinaba que debían ir, ella cerraría los ojos y… Pero contra lo que esperaba, el cominero no habló una palabra de viaje a la mañana siguiente. Levantose tarareando y parecía olvidado del asunto. En vano Rosalía le pinchaba, echando pestes contra los baños de los Jerónimos y quejándose de un calor mortífero. Él no decía más sino: «Para lo que queda ya… Desde el 15 empezará a refrescar». Con esto se desesperaba Rosalía. Aguardó hasta la tarde, impaciente y llena de ansiedad, y viendo que el ratoncito Pérez no mentaba para nada al tal Arcachón, aventurose a decir: —Pero en fin, ¿qué contestas a Agustín? Yo te diré que por mi parte, aunque me repugna vivir con esa gente… ya ves, por los niños… —¡Qué niños ni qué ocho cuartos! Están muy buenos… —exclamó Bringas agitando el sombrero de paja, como si fuera a dar un viva—. Si los baños del Manzanares son los mejores del mundo… Mira qué colores ha echado la niña. Alfonsito parece un roble… Cada vez me río más de los tontos que se van fuera… Y no creas, anoche he estado pensando en eso… Digan lo que quieran, siempre hay gastos. Tendríamos billetes gratis hasta la frontera; ¿pero de la frontera para allá? —Si no son más que doscientos treinta kilómetros —dijo con gran espontaneidad Rosalía, que había alimentado su ilusión leyendo la Guía de ferrocarriles. —Sean pocos o muchos, esos kilómetros nos habrían de salir caros. Además, ¿cómo ir sin llevarles un regalo? ¿Te parece bien entrar en su casa con las manos vacías?… Luego, otros gastos… Resueltamente no vamos. Desde el 15 ya refresca. Observa cómo van achicando los días. Anoche ya la temperatura fue más suave… No nos movamos, hija, que bien nos va en Madrid. Oyó esto Rosalía con vivo enojo; pero su misma soberbia le vedaba contradecirlo. Callose; y en el pecho le hacían revoltijos las culebrillas de su ilusión desvanecida. Ya se había acostumbrado a la idea de encontrar a las amigas en la estación de San Sebastián y darles con Arcachón en los hocicos, de poner en sus cartas la data de Arcachón, y por fin, de Arcachonizarse para todo el otoño e invierno próximos.
Benito Pérez Galdós (La de Bringas)
Pasados estos días, Cnemo, Brásidas y los otros jefes peloponesios581, queriendo provocar la batalla enseguida, antes de que pudiera llegar alguna ayuda de Atenas, convocaron primero a los soldados, y al ver que muchos de ellos, debido a la derrota anterior, estaban asustados y faltos de ánimo, les dieron alientos y les hablaron de este modo: Arenga de los jefes peloponesios «La pasada batalla naval, peloponesios, [87] si es que a causa de ella alguno de vosotros tiene miedo a la que va a venir, no ofrece ningún motivo fundado que justifique el temor. Porque, como sabéis, estuvo falta de preparativos, [2] y nos habíamos hecho a la mar no tanto para una batalla naval como para una expedición por tierra582; y ocurrió, además, que muchas circunstancias dependientes de la suerte nos fueron contrarias, y en cierto modo la inexperiencia también contribuyó al fracaso, dado que era la primera [3] batalla naval que librábamos. De modo que no fue por nuestra cobardía que sobrevino la derrota, y no es justo que un espíritu que no ha sido vencido por la fuerza, sino que mantiene dentro de sí una capacidad de respuesta, se deje debilitar por lo que ha sido resultado del azar; hay que pensar que los hombres pueden sufrir fracasos por obra de la suerte, pero que en su espíritu estos mismos hombres pueden mantenerse siempre valerosos como es debido, y que, si el valor existe, no puede haber razón para mostrarse cobardes en ningún caso alegando inexperiencia. [4] Además, en vuestro caso, la inferioridad en que os deja la inexperiencia no pesa tanto como la superioridad que alcanzáis gracias a vuestra audacia; en el caso del enemigo, en cambio, la ciencia, causa principal de vuestro temor, si va acompañada del valor, también tendrá memoria en medio del peligro para poner en práctica lo que aprendió, pero sin coraje ninguna técnica vale frente a los peligros, porque el miedo turba la memoria y la técnica sin [5] bravura no sirve de nada. Colocad, pues, la superioridad de vuestra audacia frente a la de su experiencia, y frente al temor debido a vuestra derrota, el hecho de que entonces [6] no estabais preparados583. Juegan a nuestro favor el mayor número de naves y la circunstancia de que la batalla tenga lugar junto a una tierra amiga y en presencia de nuestros hoplitas; y por lo general la victoria es de los [7] que son más numerosos y están mejor preparados. De modo que no encontramos ni un solo motivo para pensar razonablemente en el fracaso; y los errores que antes cometimos, ahora estos mismos errores actúan a nuestro favor y nos servirán de lección. Ánimo, pues, y que cada [8] uno, piloto o marinero, cumpla con su deber, sin abandonar el puesto que le haya sido asignado. Por nuestra [9] parte, nosotros no prepararemos el ataque peor que los comandantes de antes584, y no daremos a nadie pretexto para mostrarse cobarde585; pero, si alguno se empeña en serlo, será castigado con la pena merecida, en tanto que los valientes serán honrados con las recompensas al valor que convengan.»
Tucidides (Historia de la guerra del Peloponeso: Libros I-II)
Mi corazón, sensible y amante, se hubiera fácilmente entregado si hubiese encontrado un corazón capaz de comprenderlo... Intenté ligar amistad con algunas niñitas de mi edad, sobre todo, con dos de ellas, a quienes quería, y que por su parte también me querían en la medida en que eran capaces; pero, ¡ay!, ¡qué estrecho y versátil es el corazón de las criaturas!... Pronto me percaté de que mi cariño no era comprendido. Una de mis amigas había tenido que volver a su casa y regresó algunos meses más tarde; durante su ausencia había pensado en ella, conservando con aprecio un anillito que me había regalado. Al ver nuevamente a mi compañera mi alegría fue grande, pero ¡ay! sólo obtuve una mirada de indiferencia... Vi que mi cariño no era comprendido, y no mendigué un afecto que se me rehusaba. Sin embargo Dios me ha dado un corazón tan fiel que cuando ha amado sinceramente, ama siempre, por eso he continuado rezando por mi compañera y la amo todavía.
Thérèse of Lisieux (Story of a Soul: The Autobiography of St. Thérèse of Lisieux)
Debía estar muy pero que muy agradecida de tener, a diferencia del resto de la gente, una progenitora que contara con una aprobación y simpatía generalizadas. Debía estar agradecida, y normalmente lo estaba. Y nada le hacía más feliz que jugar con su gato. Madre siempre preparaba un pastel divertido con el que participaba en la feria que organizaban en la escuela para recaudar fondos. No hacía uno grande y llamativo que pudiera ponerte en evidencia, ni tampoco uno pequeño y miserable que te avergonzase, sino uno cubierto de golosinas o uno como aquel que llevaba flores de capuchina por encima y un recorte de diario en el que se aseguraba que su consumo no entrañaba riesgo alguno. Madre había prestado objetos de un gusto exquisito para la obra de teatro de la escuela y nunca se había quejado cuando se los devolvían rotos. Madre le había preguntado a la señorita Power con qué punto se había hecho el cárdigan que llevaba puesto, y luego, ni corta ni perezosa, se había tejido uno igual; le dijo a la señorita Power que había elegido un color distinto para que no parecieran gemelas. La pobre señorita Power, de naturaleza simple e ingenua y que carecía de la esbeltez y de la belleza de madre, se había sonrojado complacida; era la primera vez que se le había visto un atisbo de humanidad. Para el decimosexto cumpleaños de Dolly, madre quiso organizarle una fiesta por todo lo alto. Y consultaba a su hija sobre las ideas que se le iban ocurriendo. —A ver, tienes que decirme qué te gustaría hacer y cómo suelen celebrarlo las otras chicas. No hay nada más patético que una madre haciendo el ridículo más espantoso llevándoos al cine y al McDonald’s cuando eso ya no va con vuestra edad. —Tú nunca harías el ridículo, madre —respondió Dolly con voz apagada. —Pues claro que sí, querida Doll. Soy cien años mayor que tú y todas tus amigas. Tengo ideas del siglo pasado. Por eso necesito que me digas qué te apetece hacer. —Tú no eres cien años mayor que nosotras. —Dolly hablaba en un
Maeve Binchy (A través de la ventana)
Este libro esta narrado desde la perspectiva de Laura una mujer mexicana con unas reflexiones muy profundas e Interesantes. Durante toda la obra nuestra protagonista está escribiendo una tesis y mientras escribe va narrando principalmente dos historias además de la suya. La historia de su amiga Alina y de su vecina Doris. A mí parecer todas las historias están atravesadas por el duelo y distintas formas de reconstruirse. Disfrute muchísimo del libro, a pesar de que me hizo llorar como loca, pero debo decirles que como siempre me pasa con las historias cortas el final me dejo gusto a poco!! Igual creo que es una linda lectura que súper recomiendo!
Guadalupe Nettel (La hija única)
—¿Cómo…? —dijo Venli, y canturreó a Traición. —Ah, siempre se me han dado bien los idiomas —dijo la hembra—. Me llamo Axindweth. Aunque pocos me conocen por ese nombre, a ti te lo concedo. —¿Por qué? —Porque creo que vamos a ser amigas, Venli —dijo ella—. Me enviaron a buscar a alguien como tú. Alguien que recuerde cómo era antes tu pueblo. Alguien que quiera restaurar la gloria que perdisteis.
Brandon Sanderson (El ritmo de la guerra (El archivo de las tormentas, #4))