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—Vino la muerte a buscarme —suspira Villa—, pero se equivocó de hora.
Los dos resucitados van a parar a una misma celda en la prisión de Tlatelolco. Conversando pasan los días y los meses. Magaña habla de Zapata y de su plan de reforma agraria y del presidente Madero, que se hace el sordo
porque quiere quedar bien con los campesinos y con los terratenientes, montado en dos caballos a la vez.
Un pequeño pizarrón y un par de libros llegan a la celda. Pancho Villa sabe leer personas, pero no letras. Magaña le enseña; y juntos van entrando, palabra por palabra, estocada tras estocada, en los castillos de Los tres
mosqueteros. Después emprenden viaje por Don Quijote de La Mancha, locos caminos de la vieja España; y Pancho Villa, el feroz guerrero del desierto, acaricia las páginas con mano de amante. Magaña le cuenta:
—Este libro… ¿Sabes? Lo escribió un preso. Uno como nosotros.
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Eduardo Galeano (Memory of Fire: III: Century of the Wind: Part Three of a Trilogy)