Ajedrez Quotes

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¿Son conscientes las piezas del ajedrez de que todas sus acciones, todos sus triunfos y sus derrotas, nunca les han pertenecido?
Care Santos
...En su casa encontraron discos, cintas de vídeo, un juego de cartas, un ajedrez, en fin, todo lo que estaba prohibido...
Marjane Satrapi
Nada hay menos material que el dinero, ya que cualquier moneda (una moneda de veinte centavos, digamos) es, en rigor, un repertorio de futuros posibles. El dinero es abstracto, repetí, el dinero es tiempo futuro. Puede ser una tarde en las afueras, puede ser música de Brahms, puede ser mapas, puede ser ajedrez, puede ser café, puede ser las palabras de Epicteto, que enseñan el desprecio del oro; es un Proteo más versátil que el de la isla de Pharos. Es tiempo imprevisible, tiempo de Bergson, no duro tiempo del Islam o de Pórtico
Jorge Luis Borges (The Aleph and Other Stories)
Ajedrez misterioso la poesía, cuyo tablero y cuyas piezas cambian como en un sueño y sobre el cual me inclinaré después de haber muerto.
Jorge Luis Borges (Poesía completa)
—La chica cabreada compartía con su novio la pasión por el ajedrez. Ellos siempre decían que el amor era como el ajedrez. Que hay gente que ama con movimientos rápidos, como los alfiles o las torres. Otros quieren de forma extraña, como los caballos. Y finalmente hay otros que son como peones, que no saben amar, sólo saben dar un paso corto, pero esos pueden llegar al final del tablero y conseguir encontrar otra forma de querer.
Albert Espinosa (El mundo azul. Ama tu caos (Spanish Edition))
Las mujeres de las que me he enamorado tenían algo en común: el sentido del humor. Todas se reían de mí.
Juan Soto Ivars (Ajedrez para un detective novato)
La vida, hijo mío, es como la primera partida de ajedrez. Cuando empiezas a entender cómo se mueven las piezas, ya has perdido.
Carlos Ruiz Zafón (La trilogía de la niebla)
Una vez, hablándole de su propia experiencia, Denis le había dicho que los primeros contactos son siempre los mismos, como las aperturas del ajedrez. No es preciso inventar nada, porque ambos buscan lo mismo.
Paolo Giordano (The Solitude of Prime Numbers)
En la vida pasa como con el ajedrez: en ambos trazamos, ciertamente, un plan, pero este queda total y completamente subordinado por aquello que, en el ajedrez, se le antoja hacer a nuestro adversario y, en la vida, al destino. La mayoría de las veces, las modificaciones resultantes son tan significativas que nuestro plan, cuando llega a realizarse, apenas queda reconocible en algunos rasgos básicos.
Arthur Schopenhauer (El arte de sobrevivir)
Cumplidos los cien años, el individuo puede prescindir del amor y de la amistad. Los males y la muerte involuntaria no lo amenazan. Ejerce alguna de las artes, la filosofía, las matemáticas o juega a un ajedrez solitario. Cuando quiere se mata. Dueño el hombre de su vida, lo es también de su muerte.
Jorge Luis Borges (كتاب الرمل)
Para acabar con el ajedrez Correspondencia ¡Es fascinante comprobar hasta qué punto puede desintegrarse la razón cuando se enfrenta a una siniestra verdad ocasional y huye en desordenada retirada para mejor materializar un espejismo y construir defensas precarias contra el asalto de una realidad demasiado terrible!
Woody Allen (Without Feathers)
Nada se nos hizo, sólo que se nos situó dentro de la nada absoluta, porque, según es notorio, ninguna cosa del mundo ejerce tanta presión sobre el alma humana como la nada.
Stefan Zweig (Novela de ajedrez)
El ajedrez enseña que incluso un peón, en el camino correcto y la oportunidad adecuada, puede convertirse en cualquier cosa que él quiera.
Ignacio Novo
Deep Blue ganó aquel torneo de ajedrez por la fuerza bruta, ya que era capaz de evaluar 200 millones de posiciones por segundo y compararlas con 700.000 jugadas
Walter Isaacson (Los innovadores: Los genios que inventaron el futuro (Spanish Edition))
Es increíble, pero estamos asistiendo a una partida de ajedrez.
Fernando Trujillo Sanz (Tedd and Todd's Secret (The Big Ben Mystery))
Sería prolijidad referir todos aquellos a quienes los dados, el ajedrez, la pelota, o el cuidado de curtirse al sol, les consume la vida
Seneca (On the Shortness of Life: Life Is Long if You Know How to Use It (Penguin Great Ideas))
un mundo donde te movías como un caballo de ajedrez que se moviera como una torre que se moviera como un alfil.
Julio Cortázar (Rayuela)
Elegir es eso. Y uno tiene que elegir el bando que le ofrece mayores posibilidades, aunque la diferencia sea sólo de un miserable uno por ciento. Es como el ajedrez. Te dan un jaque mate, pero tú escapas. Y, mientras te estás escabullendo, es posible que tu adversario meta la pata. Por más poderoso que sea un contrincante, no puede descartarse la posibilidad de que cometa algún error.
Haruki Murakami (Hard-Boiled Wonderland and the End of the World)
Pero aun las ideas, por más insustanciales que parezcan, necesitan un punto de apoyo, de lo contrario empiezan a girar insensatas en derredor de sí mismas; ellas tampoco soportan la nada. De la mañana a la noche esperaba alguna
Stefan Zweig (Novela de ajedrez)
Todas las hormigas respetables comenzaron con el hormiguero y probablemente terminarán con él, lo que las honra por su aplicación y su perseverancia. Pero el hombre es una criatura frívola e imprevisible y quizá, a la manera de un jugador de ajedrez, gusta sólo del proceso de llegar a la meta, y no de la meta misma. ¿Y quién sabe? (nadie puede saberlo de cierto), quizá la única meta que en este mundo persigue el hombre consista únicamente en ese ir hacia ella, o, dicho de otro modo, consista en la vida misma, y no realmente en la meta, la que, por supuesto, será algo así como "dos y dos son cuatro", o sea, una fórmula; pero "dos y dos son cuatro" no es vida, señores, sino el comienzo de la muerte
Fyodor Dostoevsky (Memorias del subsuelo & Las noches blancas & El jugador/ Notes from Underground & White Nights & The player (Grandes Clasicos) (Spanish Edition))
aquella del juego del ajedrez, que, mientras dura el juego, cada pieza tiene su particular oficio; y, en acabándose el juego, todas se mezclan, juntan y barajan, y dan con ellas en una bolsa, que es como dar con la vida en la sepultura.
Miguel de Cervantes Saavedra (Don Quixote)
A los que Crowley no podía soportar era a ésos que se llamaban a sí mismos satánicos. No sólo por lo que hacían, sino por la manía que tenían de achacárselo todo al Infierno. Se les ocurría alguna idea vomitiva que no se le pasaría a un demonio por la cabeza ni en un millón de años, alguna atrocidad oscura y descerebrada que sólo una mente humana hecha y derecha podría concebir, y luego gritaban: «¡El Diablo me empujó a hacerlo!», y se quedaban con los jueces cuando lo cierto es que el Diablo nunca empujaba a nadie a nada. No le hacía falta. Y eso a los humanos les costaba entenderlo. El Infierno no era ningún gran depósito de mal, no más de lo que, según Crowley, el Cielo era una fuente de bien; eran sólo bandos en una gran partida cósmica de ajedrez. Y era en la mente humana donde se hallaba la verdadera fuente de la bondad verdadera y de la verdadera maldad de infarto.
Terry Pratchett (Good Omens: The Nice and Accurate Prophecies of Agnes Nutter, Witch)
El ajedrez es uno de los medios que tenemos para salvar la cultura, como el latín, el estudio de las humanidades, la lectura de los clásicos, las leyes de la versificación, la ética. El ajedrez es hoy reemplazado por el fútbol, el boxeo o el tenis, que son juegos de insensatos, no de intelectuales.
Jorge Luis Borges
Para acabar con el ajedrez Correspondencia Metí la pata. Perdóneme. El hecho de que usted no se percatara de que faltaba una carta indica igualmente cierto despiste por su parte, que yo, por la mía,atribuyo a su impaciencia, pero Dios sabe que todos cometemos errores. Así es la vida. Y el ajedrez
Woody Allen (Without Feathers)
Porque aquello se había convertido en una partida de ajedrez y, en el ajedrez, uno nunca vivía en el movimiento que se disponía a hacer, ni siquiera en el siguiente. Había que ir tres movimientos por delante, esa era la norma. Y prever tres alternativas para cada uno, en función de lo que hiciera el adversario.
Stephen King (The Institute)
Pero ella había muerto. Su matrimonio sólo duró cinco años; y después comprendió que sólo podría vivir contra aquel vago y temible enemigo que le privaba de su dignidad de hombre al controlar su destino, que convertía la vida en una triste lucha contra un fin predestinado, que hacía de todo el universo un juego de ajedrez odioso y mortal.
Isaac Asimov (The Foundation Trilogy (Foundation, #1-3))
Dios mueve al jugador, y éste, la pieza. ¿Qué dios detrás de Dios la trama empieza de polvo y tiempo y sueño y agonías?
Jorge Luis Borges (Obras Completas (Vol 2 of 4 Volumes) (Spanish Edition))
ninguna cosa del mundo ejerce tanta presión sobre el alma humana como la nada.
Stefan Zweig (Novela de ajedrez (Spanish Edition))
Y, además, ¿no es mucho más fácil creerse un gran hombre cuando uno no tiene ni la menor idea de que haya existido alguna vez un Rembrandt, un Beethoven, un Dante o un Napoleón?
Stefan Zweig (Novela de ajedrez/Amok)
Pero aun las ideas, por más insustanciales que parezcan, necesitan un punto de apoyo, de lo contrario empiezan a girar insensatas en derredor de sí mismas; ellas tampoco soportan la nada.
Stefan Zweig (Novela de ajedrez (Spanish Edition))
El resto de nosotros, es decir, los seres anónimos, parecemos ser en el mejor de los casos objetos de la historia sin saberlo, peones de una partida de ajedrez que se desplazan hacia delante, se dejan en su sitio, se sacrifican o son abatidos y cuya vida, si es que la tienen, transcurre en un mundo totalmente distinto, sin la más mínima relación con lo que les sucede sobre el tablero de ajedrez que ocupan.
Sebastian Haffner (Historia de un alemán (Áncora & Delfín) (Spanish Edition))
Pasión es entusiasmo incontenible, energía exuberante y entrega decidida a algo o a alguien. Lo bueno de la pasión es que nos impulsa hacia delante y nos mantiene comprometidos y jóvenes. Me he estado entrenando durante años para llegar a ser una anciana apasionada, tal como otros se entrenan para escalar montañas o competir en ajedrez. No quiero que la cautela propia de los años destruya mi pasión por la vida.
Isabel Allende (Mujeres del alma mía: Sobre el amor impaciente, la vida larga y las brujas buenas (Spanish Edition))
Pero esos pensamientos, una vez puestos en marcha en el espacio vacío, no se cansaban de dar vueltas en la imaginación, vueltas y más vueltas, siempre en distintas combinaciones, ininterrumpidamente, hasta en los sueños.
Stefan Zweig (Novela de ajedrez (Spanish Edition))
- Creo que hay que cambiar la mano de las recetas para el exito o el triunfo...Habria que escribir un libro util, al alcance de todos, de instrucciones para la derrota. Eso...porqueyo nole puedo enseniar a nadie a ganar al ajedrez ni a nada. Tendria que ser una especie de recetario del perdedor vocacional.Porque hoy,a quien le vas a enseniar a ganar? Y ya no hablaba de ajedrez, de truco,de gallo o de como pasarde cadete a jefe de seccion sin escalas. Hablaba de todo y algo mas: - Hay que enseniar a perder, viejo: con altura, con elegancia, con conviccion.Hay que escribir un Dale Carnegieal reves:"Como perder serguro" o "Derrotese usted mismo en los momentos libres", algo asi... Y seria un exito, porque le hablaria a la gente de lo que conoce. Eso necesitamos: un manual de perdedores. Y se tomo un mate frio, olvidado sobre la mesa, como si con eso subrayara algo de lo dicho,una verdad berreta, pero suya.
Juan Sasturain
Algún recuerdo limitado y menguante de Herbert Ashe, ingeniero de los ferrocarriles del Sur, persiste en el hotel de Adrogué, entre las efusivas madreselvas y en el fondo ilusorio de los espejos. En vida padeció de irrealidad, como tantos ingleses; muerto, no es siquiera el fantasma que ya era entonces. Era alto y desganado y su cansada barba rectangular había sido roja. Entiendo que era viudo, sin hijos. Cada tantos años iba a Inglaterra: a visitar (juzgo por unas fotografías que nos mostró) un reloj de sol y unos robles. Mi padre había estrechado con él (el verbo es excesivo) una de esas amistades inglesas que empiezan por excluir la confidencia y que muy pronto omiten el diálogo. Solían ejercer un intercambio de libros y de periódicos; solían batirse al ajedrez, taciturnamente... Lo recuerdo en el corredor del hotel, con un libro de matemáticas en la mano, mirando a veces los colores irrecuperables del cielo.
Jorge Luis Borges (Ficciones)
Fíjate en el tablero, el campo de batalla; la alternancia continua entre casillas blancas y negras representa la esencia dual del mundo. El ajedrez tuvo su origen en la India y simboliza la lucha entre el bien y el mal, la batalla mítica de los devas con los asuras, la lucha de las fuerzas de la luz contra las fuerzas de las tinieblas. Sin embargo, aunque a menudo las piezas oscuras son completamente negras, como en este juego, las claras raramente son totalmente blancas.
Marcos Chicot (La Hermandad (El asesinato de Pitágoras #2))
Por el este, donde estaba el mar y por donde habría de salir el sol, la luz se acercaba con sigilo tratando de internarse en el bosque como una neblina, y a medida que aumentaba la claridad lo hacía también el ruido del mar. De pronto, la luz pareció tomar forma. Dentro de ella había sombras que se movían, constituidas por otra luz aún más brillante. Eran cientos de caballos blancos al galope, con largas y sueltas crines y elegantes cuellos curvados como los de los caballos de ajedrez que había en la sala de estar. Sus cuerpos, que avanzaban a la velocidad de la luz, estaban hechos de una materia más etérea que del arco iris-
Elizabeth Goudge (The Little White Horse)
«el jazz es como un pájaro que migra o emigra o inmigra o transmigra, saltabarreras, burlaaduanas, algo que corre y se difunde... es la lluvia y el pan y la sal, algo absolutamente indiferente a los ritos nacionales, a las tradiciones inviolables, al idioma y al folklore: una nube sin fronteras, un espía del aire y del agua, una forma arquetípica, algo de antes, de abajo, que reconcilia mexicanos con noruegos y rusos y españoles, los reincorpora al oscuro fuego central olvidado, torpe y mal y precariamente los devuelve a un origen traicionado, les señala que quizá había otros caminos y que el que tomaron no era el único y no era el mejor, o que quizás había otros caminos, y que el que tomaron era el mejor, pero que quizá había otros caminos dulces de caminar y que no los tomaron, o los tomaron a medias, y que un hombre es siempre más que un hombre y siempre menos que un hombre, más que un hombre porque encierra eso que el jazz alude y soslaya y hasta anticipa, y menos que un hombre porque de esa libertad ha hecho un juego estético o moral, un tablero de ajedrez donde se reserva ser el alfil o el caballo, una definición de libertad que se enseña en las escuelas, precisamente en las escuelas donde jamás se ha enseñado y jamás se enseñará a los niños el primer compás de un ragtime y la primera frase de un blues, etcétera, etcétera..»
Julio Cortázar (Rayuela)
Los comentaristas que sugerían que la victoria del ordenador acabaría con el go se equivocaban. Tras su quinta derrota, el viejo maestro de go, auxiliado por un asistente, se puso de pie despacio, hizo una reverencia de cabeza hacia el ordenador portátil y lo felicitó con voz temblorosa. Dijo: "El jinete en su montura no acabó con el atletismo. Corremos por placer.
Ian McEwan (Machines like Me)
Cada uno de mis dos 'yo', el blanco y el negro, debían competir uno contra el otro, y cada uno de ellos adquiría por su parte una ambición, un afán de ganar, de vencer; como yo negro me ponía nervioso después de cada jugada, ansioso de saber qué haría ahora el yo blanco. Cada uno de mis yo se exaltaba cuando el otro cometía un error y se exasperaba simultáneamente por la propia torpeza.
Stefan Zweig (Novela de ajedrez (Spanish Edition))
El 7 de diciembre de 2017 se alcanzó un hito crítico no cuando un ordenador ganó a un humano al ajedrez (esto ya no es noticia), sino cuando el programa AlphaZero de Google derrotó al programa Stockfish 8. Stockfish 8 fue el campeón mundial de ajedrez en 2016. Tenía acceso a siglos de experiencia humana acumulada en ajedrez, así como a décadas de experiencia de ordenador. Podía calcular 70 millones de posiciones en el tablero por segundo. En cambio, AlphaZero solo realizaba 80.000 de tales cálculos por segundo, y sus creadores humanos nunca le enseñaron ninguna estrategia ajedrecística, ni siquiera aperturas estándar. En cambio, AlphaZero se sirvió de los últimos principios de aprendizaje automático para autoenseñarse ajedrez al jugar contra sí mismo. No obstante, de cien partidas que el novicio AlphaZero jugó contra Stockfish, AlphaZero ganó veintiocho y quedaron en tablas en setenta y dos. No perdió ni una sola vez. Puesto que AlphaZero no aprendió nada de ningún humano, muchos de sus movimientos y estrategias vencedoras parecían poco convencionales a los ojos humanos. Bien pudiera considerárselos creativos, si no geniales. ¿Adivina el lector cuánto tiempo le llevó a AlphaZero aprender ajedrez, prepararse para las partidas contra Stockfish y desarrollar sus intuiciones geniales? Cuatro horas. No se trata de ninguna errata. Durante siglos se ha considerado el ajedrez uno de los mayores logros de la inteligencia humana. AlphaZero pasó de la ignorancia más absoluta a la maestría creativa en cuatro horas, sin ayuda de ningún guía humano.
Yuval Noah Harari (21 lecciones para el siglo XXI)
«Siempre es difícil responder a eso, porque lleva implícita la pregunta de por qué no lo he hecho ya. Pero diría que cuando miro hacia mi yo más joven del pasado, era increíblemente convencional, increíblemente competitivo. Y, cuando eres muy competitivo, te vuelves muy bueno en aquello en lo que compites contra otras personas. Pero lo haces a cambio de perderte muchas otras cosas. »Si eres un jugador de ajedrez
Timothy Ferriss (Armas de titanes: Los secretos, trucos y costumbres de aquellos que han alcanzado el éxito (Deusto) (Spanish Edition))
la importancia del caballo entre las figuras del ajedrez y que, en efecto, la dama no representaba a ninguna mujer en concreto, sino a la educación y nobleza que cada jugador adquiría a lo largo de su vida.
José Luis Gastón Morata (El perfume de bergamota)
A veces se dice que no es la primera vez que la gente piensa en la inminencia del fin del mundo. Ya ocurrió antes, durante la peste negra, por ejemplo, que Alma recuerda como uno de los puntos culminantes del segundo curso de la facultad. El mundo no se terminó, por supuesto, pero creer que iba a acabarse produjo casi el mismo efecto. Algunas personas decidieron que era culpa suya y se dedicaron a flagelarse, o a flagelar a quien tenían más a mano. Otros empezaron a rezar muchísimo, lo que resultaba más sencillo entonces, pues tenían una idea de a quién se dirigían. Alma cree que ahora no es un hábito mental en el que se pueda confiar, pues existen las mismas posibilidades de que apriete el botón un maníaco religioso norteamericano deseoso de jugar a ser Dios y contribuir al Apocalipsis al mismo tiempo, alguien que crea que él y otros pocos elegidos resucitarán incorruptibles, y que todos los demás se pudrirán. Mort dice que es un error en el que no es probable que caigan los rusos, quienes han desechado la otra vida y han de tomarse esta muy en serio. Mort dice que los rusos juegan mejor al ajedrez, pero eso no es un gran consuelo para Alma.
Margaret Atwood (Un día es un día)
«El ajedrez es un juego de Edipos porque consiste en matar al rey y seducir a la reina».
Eva García Sáenz (La vieja familia (La saga de los longevos, #1))
El rey del ajedrez es una apropiada metáfora sobre el ser humano: completamente limitado por las reglas del juego, indefenso contra el bombardeo que viene desde todos los lados, capaz sólo temporalmente de evitar el desastre dando un pequeño paso en cualquier dirección.
Jennifer duBois (A Partial History of Lost Causes)
Kasparov. En el Campeonato Mundial de Ajedrez de 1990, Kasparov hizo un movimiento terrible y perdió a su reina al comienzo de una partida decisiva. Los grandes maestros del ajedrez alrededor del mundo soltaron un quejido de dolor; el chico malo de los tableros moría atropellado en la carretera (un periodista del New York Times menos elegante dejó ver una sonrisa sarcástica). Pero no había sido un error; Kasparov había sacrificado deliberadamente su pieza más poderosa a cambio de una ventaja psicológica aún más poderosa. Cuando se encontraba acorralado y la situación necesitaba una acción desesperada, Kasparov era letal. Su oponente, Anatoly Karpov, un jugador que seguía el manual al pie de la letra, era demasiado conservador para presionarlo al comienzo de la partida, así que Kasparov se había tirado la presión encima él mismo, abriendo con un Gambito de Dama. Y ganó. Eso era lo que Ann estaba haciendo. En lugar de perseguir a los tarahumaras, decidió apostar por la peligrosa e inspirada estrategia de dejar que los tarahumaras la persiguieran a ella. ¿Quién está más comprometido con la victoria al final: el depredador o la presa? El león puede perder y volver a cazar al día siguiente, pero el antílope solo puede equivocarse una vez. Para vencer a los tarahumaras, Ann sabía que necesitaba más que fuerza de voluntad: necesitaba sentir miedo. Una vez que se colocó delante, cada ramita quebrada la empujaría hasta la meta. «Colocarse al frente implica realizar un maniobra que requiere ferocidad y confianza —anotó una vez Roger Bannister—. Pero el miedo debe jugar una parte… no es posible relajarse y cualquier miramiento debe lanzarse por la ventana.» Ann tenía ferocidad y confianza de sobra. Ahora estaba ahogando los miramientos y dejando que el miedo cumpliera su labor. La ultramaratón estaba por presenciar su primer Gambito de Dama.
Christopher McDougall (Nacidos para correr: La historia de una tribu oculta, un grupo de superatletas y la mayor carrera de la historia)
Hasta hace unos días pensaba que el ajedrez no era más que un juego, un juego con normas que se podian entender y que, con la suficiente dedicacion, podia llegar a dominarse. Pensaba que era un maestro; los jugadores tendian a llamarme Maestro. Pero es un titulo hueco.
John Donoghue (El ajedrecista de Auschwitz. La partida final)
Cohen monitoreó no solo cada movimiento militar, infiltrado en el propio territorio del enemigo, sino que trazó para Jerusalem el detalle más completo imaginable de cada funcionario del gobierno y de la oficialidad siria, incluido cada nombre de piloto de combate, mientras el país preparaba la siguiente guerra contra Israel tras la derrota de 1948, ahora en asociación con la Unión Soviética. Pero el detalle es que Cohen, además, trabó amistad con toda la política y todos los altos militares sirios, a niveles inclusive personales, sociales y culturales. Era invitado a cada reunión de los jerarcas de Siria, recorría las instalaciones militares del ejército, conocía cada aspecto de sus posiciones en la meseta del Golán, escenario, en junio de 1967, del jaque mate israelí, cuyas consecuencias llegan al día de hoy. Eli Cohen estuvo a punto de ser nombrado, inclusive, viceministro de Defensa de Siria, tal era el grado de infiltración que había logrado en tres años en Damasco. Hacia 1964-1965, el gobierno de Al Assad empezó a sospechar que había espías entre sus filas, porque era demasiada la información que estaba siendo utilizada por Israel en su contra, y hasta un plan para torcer el curso de las aguas del río Jordán se había visto frustrado. Cohen bajaba sus informaciones a Israel en ocasión de sus viajes a Europa y a la Argentina, en microfilms escondidos en tableros de ajedrez nacarados que enviaba de Damasco a Buenos Aires y, además, utilizando un transmisor radial, todo desde su casa en Siria.
Carlos Maslatón (Téngase presente)
Las citas sin alcohol son ajedrez, yo quiero tener el nervio etílico de la oca.
Antonio Agredano (Prórroga)
Las parejas de opuestos que funcionan en armonía: este ha pasado a ser un tema de nuestra búsqueda de la toma de decisiones perfecta. Cálculo y evaluación. Paciencia y oportunidad, intuición y análisis, estilo y objetividad […] estrategia y táctica, planificación y reacción. El éxito proviene de colocar estas fuerzas en equilibrio en una balanza y aprovechar su poder inherente. GARI KASPÁROV, Cómo la vida imita al ajedrez
Katherine Neville (El fuego (Spanish Edition))
El neurólogo islandés Kari Stefansson, quien tuvo una estrecha relación con Fischer durante los últimos años de su vida, dice cosas muy interesantes en los últimos minutos del excelente documental Bobby Fischer contra el mundo, que se pueden resumir así: los genios son capaces de salirse de la caja de lo convencional para crear algo extraordinario; pero al hacerlo corren el riesgo de no poder volver dentro de la caja, y entonces llega la patología, la enfermedad.
Leontxo García (Ajedrez y ciencia, pasiones mezcladas: Prólogo de José Antonio Marina (Drakontos) (Spanish Edition))
Enseguida pasa junto al banco de Bernard. Resulta raro no ver al viejo sentado, montando guardia. Allí la gente llega y se va, llega y se va todo el tiempo. La conciencia de que han venido a ese lugar a vivir sus últimos días los vuelve más vitales. Se mueven con lentitud, pero su tiempo transcurre velozmente. A Bogdan le gusta su compañía. Están cerca de la muerte, pero ¿no lo estamos todos? Llegamos y nos vamos en un abrir y cerrar de ojos, y, mientras tanto, solo nos queda vivir: armar jaleo, jugar al ajedrez, o lo que más le guste a cada uno.
Richard Osman (El jueves siguiente: Una novela del Club del Crimen de los Jueves (Spanish Edition))
Qué horror. ¡Qué horror! Oh, muerte —dijo suspirando y mirando al techo—, juegas con nosotros como piezas de ajedrez. Nos mueves por el tablero haciéndonos creer que somos el rey para acabar al final sacrificándonos como a un simple peón.
Eugenio Prados (El largo funeral del señor White)
Táctica es saber qué hacer cuando hay algo para hacer. Estrategia es saber qué hacer cuando no hay nada para hacer.
Savielly Tartakower
Suspirando fuerte y viendo como las moscas cagaban los vidrios, pensó que dios, si es que existe, debe jugar mal al ajedrez.
Miriam Marinoni (Vade Retro)
Oh, muerte —dijo suspirando y mirando al techo—, juegas con nosotros como piezas de ajedrez. Nos mueves por el tablero haciéndonos creer que somos el rey para acabar al final sacrificándonos como a un simple peón.
Eugenio Prados (El largo funeral del señor White)
Mira los contratiempos como un juego de ajedrez, para convertirte en el estratega más hábil.
David Valois (Motivación: Cómo tenerla todos los días. ¡21 Secretos!)
Habría que escribir un libro útil, al alcance de todos, de instrucciones para la derrota. Eso... Porque yo no le puedo enseñar a nadie a ganar al ajedrez ni a nada. Tendría que ser una especie de recetario del perdedor vocacional.
Juan Sasturain (Manual de perdedores (Manual de perdedores, #1-2))
Metí la pata. Perdóneme. El hecho de que usted no se percatara de que faltaba una carta indica igualmente cierto despiste por su parte, que yo, por la mía,atribuyo a su impaciencia, pero Dios sabe que todos cometemos errores. Así es la vida. Y el ajedrez.
Woody Allen (Without Feathers)
«La táctica es el conjunto de pequeños pasos que das para llegar a algún sitio. La estrategia son los pasos que das cuando ya no hay ningún lugar para ir». Sheere alzó la vista y sonrió a Ben. «Juegas al ajedrez, Ben?» preguntó Sheere. Ben no respondió. «Ben deplora el ajedrez» explicó Ian. «Según él, es la segunda forma más inútil de desperdiciar la inteligencia humana.» «Y cuál es la primera?» preguntó Sheere, divertida. «La filosofía».
Carlos Ruiz Zafón (The Midnight Palace (Niebla, #2))
Ya sabe usted que no hay juego más violento que el ajedrez. Le sonreí tranquilamente. —No sabe de lo que habla, profesor: la política es infinitamente más violenta. —Pero es que no es un juego. —No lo es para los aficionados. En cambio, créame, para los profesionales es el único juego que de verdad vale la pena jugar.
Giuliano da Empoli (El mago del Kremlin)
basta con tener talento. No basta con trabajar duro y estudiar hasta altas horas de la noche. Hay que ser, además, profundamente consciente de los métodos que te llevan a la toma de decisiones. Conocerse a uno mismo es esencial para combinar tu sabiduría, experiencia y talento con un mayor rendimiento.
Garry Kasparov (Cómo la vida imita al ajedrez (Spanish Edition))
La diferencia entre el hombre y el animal es que el hombre es capaz de establecer prioridades!».
Garry Kasparov (Cómo la vida imita al ajedrez (Spanish Edition))
Si es así, bien podría ocurrir que el mercado laboral de 2050 estuviera caracterizado por la cooperación humano-IA en lugar de por la competición entre uno y otra. En ámbitos que van desde la vigilancia hasta las operaciones bancarias, equipos de humanos-más-IA tal vez superen tanto a los humanos como a los ordenadores. Después de que el programa de ajedrez Deep Blue de IBM derrotara a Garri Kaspárov en 1997, los humanos no dejaron de jugar al ajedrez. En cambio, gracias a IA entrenadoras, los maestros de ajedrez humanos se hicieron mejores que nunca, y, al menos durante un tiempo, equipos de humanos-IA conocidos como «centauros» ganaron tanto a humanos como a ordenadores al ajedrez. De manera parecida, la IA podría ayudar a preparar a los mejores detectives, banqueros y soldados de la historia.[14]
Yuval Noah Harari (21 lecciones para el siglo XXI)
«Suelo pensar con mi propio cerebro; aunque un centenar de personas piensen de otra forma, ¡no me importa!».
Garry Kasparov (Cómo la vida imita al ajedrez (Spanish Edition))
En ajedrez la pasividad genera debilidad.
Daniel Muñoz Sánchez (El Método Zugzwang 1: El sistema para mejorar rápidamente los resultados del jugador de ajedrez. (Spanish Edition))
La vida es como una partida de ajedrez: se realizan muchos movimientos aparentemente sin importancia. Cuando el rey está en peligro, las jugadas se vuelven más críticas. La posición de nuestras piezas en el tablero de la vida nunca será producto de la mala suerte, sino de la forma en que hemos conducido la partida.
Carlos Cuauhtémoc Sánchez (Juventud en éxtasis 2)
La Gran Guerra me enseñó que ninguna guerra merece la pena. Solo consiste en gente malvada o corrupta que envía a jóvenes sin seso a morir en su lugar o en su beneficio. Los jóvenes creen que hacen lo que deben hacer, que se comportan con valor y coraje como creen que querrían sus padres, pero sus padres preferirían que se comportaran con sentido común y los vieran
Luis Herraiz Hidalgo (Atlas de un maestro de ajedrez: La vida de Tartakower: trilogía y anotaciones olvidadas de una crónica deportiva (Spanish Edition))
En parte, eso es debido a una tendencia que nosotros llamamos «enamorarse de nuestra posición». Estamos tan contentos con nuestra ventaja que no queremos arriesgarnos a perderla. Maniobramos alrededor, intentando mantener ese plus de la posición sin hacer nada decisivo. Es probable que ante una tozuda resistencia como esa perdamos la iniciativa. Sin arriesgar realmente, es casi imposible progresar.
Garry Kasparov (Cómo la vida imita al ajedrez (Spanish Edition))
El silencio es un juego de ajedrez en el que ambas partes han olvidado que es su turno. Nadie hablará primero, y se quedarán ahí hasta el fin de los tiempos.
Alaíde Ventura (Entre los rotos)
Para iniciar la partida, se sitúa de manera que la casilla de la esquina derecha más cercana a cada jugador sea blanca.
Alberto Turci (Lecciones de ajedrez para niños (Spanish Edition))
La nueva medición de la felicidad le permitió al gobierno localizar esos focos de infelicidad o depresión, y redirigir sus programas de asistencia social hacia ellos, por ejemplo, por medio de clubes de ajedrez, bridge o clases de arte.
Andrés Oppenheimer (¡Cómo salir del pozo!: Las nuevas estrategias de los países, las empresas y las personas en busca de la felicidad (Spanish Edition))
Hay dos cosas en la vida que no puedes elegir, Ben. La primera son tus enemigos. La segunda, tu familia. A veces la diferencia entre unos y otra es difícil de apreciar, pero el tiempo te enseña que, al fin y al cabo, tus cartas siempre podrían haber sido peores. La vida, hijo, es como la primera partida de ajedrez. Cuando empieas a entender cómo se mueven las piezas, ya has perdido.
Carlos Ruiz Zafón (The Midnight Palace (Niebla, #2))
En Odesa detienen al maestro del ajedrez Alexandr Alejin por sospechas de que espía para los blancos. —¿En qué se basan? —Es de buena familia, hijo de millonario y va de un lado para otro organizando partidas. Y debe estar resentido contra nosotros porque le confiscamos sus bienes en Moscú. O sea, el razonamiento es impecable: si lo jorobamos, debe odiarnos, y si nos odia, seguro que es contrarrevolucionario, ergo hay que cargárselo.
Juan Eslava Galán (La Revolución rusa contada para escépticos)
El joven Adrian Troadec llegó al ajedrez por amor. El ansia de amor fue su primer maestro.
José Carlos Carmona Sarmiento (Sabor a chocolate)
«Haz lo que debas, y que así sea».
Garry Kasparov (Cómo la vida imita al ajedrez (Spanish Edition))
«una cuestión de sensibilidad e intuición; ver y oír las cosas importantes y estar atento a los momentos adecuados, entender y coordinar. La experiencia no es lo que le sucede a un hombre; es lo que un hombre hace con lo que le sucede».
Garry Kasparov (Cómo la vida imita al ajedrez (Spanish Edition))
El pasado inmediato condiciona el necesario futuro.
Jordi Agustí (El ajedrez de la vida)
En primera línea estarían Francia y Alemania, y escalonadamente a sus espaldas y a intervalos variables, bajo una cortina de reservas y restricciones de distintas densidades, se desplegarían los otros componentes de la Triple Alianza y de la, como por entonces se empezaba a llamar,Triple Entente. En un momento dado, estos elementos de apoyo de segunda línea dirían unas palabras misteriosas e indicadoras de su estado de ánimo, a consecuencia de las cuales Francia o Alemania marcharían un poco atrás o adelante, o quizá se moverían ligeramente a la derecha o a la izquierda. Cuando se hubieran hecho estas ligeras rectificaciones en la gran balanza de Europa y, por consiguiente, del mundo, los miembros de la formidable asamblea se retirarían a sus antiguas posiciones con muchas ceremonias y saludos, congratulándose o condoliéndose mutuamente con cuchicheos del resultado. Esto lo habíamos visto muchas veces. Pero este proceso no estaba exento de peligros. Hay que pensar que tales movimientos entre naciones, por aquellos días, no eran como los de las piezas de un tablero de ajedrez o como los de marionetas muy bien vestiditas, que se hacen muecas entre sí y por cuadrillas, sino como de organizaciones prodigiosas de fuerzas activas o latentes que, al igual que los cuerpos planetarios, no podían aproximarse entre sí en el espacio sin dar lugar a grandes reacciones magnéticas. Si se acercaban demasiado, las chispas empezarían a centellear y, más allá de un cierto límite, estas fuerzas podrían ser atraídas mutuamente, apartadas de sus órbitas de contención y lanzadas unas con otras a una terrible colisión. La misión de la diplomacia era evitar tales desastres; en tanto no existiera un propósito, consciente o subconsciente, de guerra en la mente de alguna potencia o raza, la diplomacia seguramente podría triunfar. Pero en estas situaciones graves y delicadas, un gesto violento por alguno de los bandos rompería y desorganizaría todos los impedimentos interpuestos y sumergería al cosmos en el caos. Yo, por mi parte, creo que los alemanes habían sufrido cierto agravio con motivo del primitivo convenio anglofrancés. Nosotros habíamos conseguido muchas ventajas en Egipto; Francia también había obtenido muchas ventajas en Marruecos. Si Alemania creía que su posición relativa había salido perjudicada por este convenio, no había razón alguna para que no expresara y gestionara su punto de vista de un modo paciente y amigable. A mí me parecía que Inglaterra, como la gran potencia más retirada y menos inmiscuida en el asunto, podía ejercer su influencia apaciguadora a fin de llegar a un acuerdo; y esto fue, por supuesto, lo que nosotros intentamos. Pero sería absolutamente inútil si Alemania adoptaba una posición malévola. En tal estado de cosas, tenía que haberse hecho sentir una palabra decidida y antes de que fuera demasiado tarde. Tampoco nuestra retirada de la escena hubiera ayudado a facilitar la cuestión. Si hubiésemos procedido así, se habría desvanecido nuestra influencia restrictiva y se habrían intensificado las desavenencias entre las fuerzas antagonistas. En consecuencia, empecé a leer con recelo todos los documentos y telegramas que empezaron a cursarse, y pude ver bajo la calma de sir Edward Grey una ansiedad creciente, que en algunos momentos llegó a ser grave.
Winston S. Churchill (La crisis mundial. Su historia definitiva de la Primera Guerra mundial 1911-1918)
La herencia, la sugestión y otras causas externas los mueven de un lado a otro como peones en el tablero de ajedrez de la vida.
Three Initiates (El Kybalión)
En los últimos doce mil años se ha perdido aproximadamente el 50 por 100 de la diversidad global y el desmoronamiento de los ecosistemas tropicales es una realidad predecible para este siglo, en tanto que su recuperación, de acuerdo con los datos expuestos, llevará varios millones de años.
Jordi Agustí (El ajedrez de la vida)
Instalados durante millones de años en la patria común africana, evento tras evento y golpe tras golpe, nuestros antepasados forjaron las sucesivas semillas que desembocaron en lo que, para bien o para mal, nos hemos convertido. No hay duda. Somos hijos de la crisis.
Jordi Agustí (El ajedrez de la vida)
La vida es como el ajedrez. La mentira gana partidas pero la verdad gana el juego. No confundas la verdad, con la opinión de la mayoría.
Alejandro Mos Riera (El laberinto de la realidad)
Después me preguntó si realmente había conocido a James Joyce. Marcelo me dijo que usted lo conoció a Joyce, me parece tan fantástico, me dijo Renzi. Lo conocí, le digo, en fin, lo vi un par de veces; era un tipo extremadamente miope, bastante hosco. Pésimo jugador de ajedrez. Él hubiera aceptado, supongo, su versión de que sólo existe la parodia (porque en realidad, y dicho entre paréntesis, ¿qué era él sino una parodia de Shakespeare?).
Ricardo Piglia (Respiración artificial)
El sueño es más que una partida de ajedrez que el espíritu disfruta en su propio campo. Al hacerlo se le permite echar un vistazo tras los escenarios del mundo espacio-temporal. Su curso se desvía con tales visiones, como si un rollo de película fuera hacia atrás o se proyectara hacia el futuro. Causa y efecto parecen mágicamente intercambiados. Causa y efecto se concentra en imágenes. Estamos presentes con una fuerza de la cual, lo que de día denominamos como presencia de espíritu, es tan solo una sombra. Que en la vida y en el curso de su destino se abran salidas que nos salvan tiene su origen en esos estratos. En los sueños nos reencontramos a nosotros mismos en toda nuestra plenitud; y el descubrimiento nos hace suponer que somos capaces de mucho más de lo que nos creemos.
Ernst Jünger (Pasados los setentas II - Diarios (1971-1980))
Cuanto menor es el tiempo, mayor peso tiene el pasado.
Daniel Muñoz Sánchez (El Método Zugzwang 1: El sistema para mejorar rápidamente los resultados del jugador de ajedrez. (Spanish Edition))
La reina es la figura más poderosa del tablero. Pero por poderosa que sea una pieza de ajedrez, no debe olvidar que siempre hay una mano que la mueve
Juan Gómez-Jurado (Rey blanco (Antonia Scott, #3))
La partida de reinas estaba servida.¿Se lanzaría el rey en busca del jaque mate?¿A cuál de las dos reinas sacrificaría?
Cristina Redondo (Clandestina)
todo eso en una música que espanta a los cogotes de platea, a los que creen que nada es de verdad si no hay programas impresos y acomodadores, y así va el mundo y el jazz es como un pájaro que migra o emigra o inmigra o transmigra, saltabarreras, burlaaduanas, algo que corre y se difunde y esta noche en Viena está cantando Ella Fitzgerald mientras en París Kenny Clarke inaugura una cave y en Perpignan brincan los dedos de Oscar Peterson, y Satchmo por todas partes con el don de ubicuidad que le ha prestado el Señor, en Birmingham, en Varsovia, en Milán, en Buenos Aires, en Ginebra, en el mundo entero, es inevitable, es la lluvia y el pan y la sal, algo absolutamente indiferente a los ritos nacionales, a las tradiciones inviolables, al idioma y al folklore: una nube sin fronteras, un espía del aire y del agua, una forma arquetípica, algo de antes, de abajo, que reconcilia mexicanos con noruegos y rusos y españoles, los reincorpora al oscuro fuego central olvidado, torpe y mal y precariamente los devuelve a un origen traicionado, les señala que quizá había otros caminos y que el que tomaron no era el único y no era el mejor, o que quizá había otros caminos y que el que tomaron era el mejor, pero que quizá había otros caminos dulces de caminar y que no los tomaron, o los tomaron a medias, y que un hombre es siempre más que un hombre y siempre menos que un hombre, más que un hombre porque encierra eso que el jazz alude y soslaya y hasta anticipa, y menos que un hombre porque de esa libertad ha hecho un juego estético o moral, un tablero de ajedrez donde se reserva ser el alfil o el caballo, una definición de libertad que se enseña en las escuelas, precisamente en las escuelas donde jamás se ha enseñado y jamás se enseñará a los niños el primer compás de un ragtime y la primera frase de un blues, etcétera, etcétera.
Julio Cortázar (Rayuela)
El ritmo actual de destrucción de la biodiversidad es comparable e incluso superior al de las perturbaciones ambientales que produjeron las grandes extinciones en masa (incluida la que acabó con los dinosaurios).
Jordi Agustí (El ajedrez de la vida)
La verdad es como la mejor jugada en ajedrez: existe, pero hay que buscarla. Con tiempo suficiente, siempre es demostrable.
Arturo Pérez-Reverte (The Flanders Panel)
«Algunos de estos nuevos pensadores afirman que si tuviésemos un mejor servicio de información, si pudiésemos verlo todo, no podríamos perder», dice el coronel Van Riper. «Lo que mi hermano dice siempre es: “Imagínate que estás mirando un tablero de ajedrez. ¿Hay algo que no veas? No. ¿Y eso te garantiza la victoria? Ni mucho menos, porque nunca podrás ver lo que está pensando el otro”.
Malcolm Gladwell (Inteligencia intuitiva. ¿Por qué sabemos la verdad en dos segundos?)
No es una buena idea dejar a tu Rey en la posición central cuando has movido tu Caballo. Un ataque feroz a lo largo del archivo central puede ser brutal para tu Rey. Una buena forma de mantener tu Rey a salvo desde el propio inicio, es asegurando posición (enrocar), tan pronto como tengas la oportunidad.
Arnold Bishop (Ajedrez Para Principiantes: El Manual más Completo para Aprender las Mejores Estrategias de Ajedrez y los Principios de Apertura para Jugadores Principiantes y Avanzados (Spanish Edition))
Cuando se trata de desarrollar piezas de Ajedrez, hay que pensar: no debo mover la misma pieza dos veces sin una buena razón.
Arnold Bishop (Ajedrez Para Principiantes: El Manual más Completo para Aprender las Mejores Estrategias de Ajedrez y los Principios de Apertura para Jugadores Principiantes y Avanzados (Spanish Edition))
Si crees que concentrarte en tus piezas y peones es suficiente para asegurar tu victoria, estás absolutamente equivocado. Debes observar las piezas enemigas y sus movimientos, lo cual es un elemento crucial en este juego.
Arnold Bishop (Ajedrez Para Principiantes: El Manual más Completo para Aprender las Mejores Estrategias de Ajedrez y los Principios de Apertura para Jugadores Principiantes y Avanzados (Spanish Edition))
Uno de los objetivos de cualquier buena apertura debería ser ganar el control de los cuadrados centrales del tablero.
Arnold Bishop (Ajedrez Para Principiantes: El Manual más Completo para Aprender las Mejores Estrategias de Ajedrez y los Principios de Apertura para Jugadores Principiantes y Avanzados (Spanish Edition))
La idea más actualizada es lograr el control del centro indirectamente con las piezas, dejando a los Peones en una posición más segura para avanzar lentamente.
Arnold Bishop (Ajedrez Para Principiantes: El Manual más Completo para Aprender las Mejores Estrategias de Ajedrez y los Principios de Apertura para Jugadores Principiantes y Avanzados (Spanish Edition))
Si pierdes el centro, te resultará difícil controlar al equipo. Lo mismo se aplica al ajedrez: el centro del tablero es crucial.
Arnold Bishop (Ajedrez Para Principiantes: El Manual más Completo para Aprender las Mejores Estrategias de Ajedrez y los Principios de Apertura para Jugadores Principiantes y Avanzados (Spanish Edition))
Una pieza de ajedrez puede llegar a muchas casillas del tablero desde la posición central. Entonces, si controlas el centro, significa que puedes ejercer el control sobre muchos cuadrados.
Arnold Bishop (Ajedrez Para Principiantes: El Manual más Completo para Aprender las Mejores Estrategias de Ajedrez y los Principios de Apertura para Jugadores Principiantes y Avanzados (Spanish Edition))