Blanca Quotes

We've searched our database for all the quotes and captions related to Blanca. Here they are! All 100 of them:

This is to assuage our conscience, darling" she would explain to Blanca. "But it doesn't help the poor. They don't need charity; they need justice.
Isabel Allende (The House of the Spirits)
Muchos años después, frente al pelotón de fusilamiento, el coronel Aureliano Buendía había de recordar aquella tarde remota en que su padre lo llevó a conocer el hielo. Macondo era entonces una aldea de 20 casas de barro y cañabrava construidas a la orilla de un río de aguas diáfanas que se precipitaban por un lecho de piedras pulidas, blancas y enormes como huevos prehistóricos. El mundo era tan reciente, que muchas cosas carecían de nombre, y para mencionarlas había que señalarlas con el dedo".
Gabriel García Márquez (Cien años de soledad)
- ¿Por qué somos incapaces de reconocer a los genios?- pregunté. - Porque son diferentes. Los seres humanos normales no quieren que otros se salgan del guión. Somos una civilización de ovejitas blancas que nos seguimos unas a otras rumbo al precipicio. Y de vez en cuando surge una ovejita negra, o roja, o rosa que dice: "¡Eyyy, no es hacia allí, es para el otro lado!" Y todas las ovejitas blancas no escuchan y lo atropellan y maltratan.
Benito Taibo (Persona normal)
Cultivo una rosa blanca, En julio como en enero, Para el amigo sincero Que me da su mano franca. Y para el cruel que me arranca El corazon con que vivo, Cardo ni oruga cultivo Cultivo una rosa blanca. I have a white rose to tend In July as in January; I give it to the true friend Who offers his frank hand to me. And to the cruel one whose blows Break the heart by which I live, Thistle nor thorn do I give: For him, too, I have a white rose.
José Martí (Versos Sencillos: Simple Verses (Recovering the Us Hispanic Literary Heritage) (Pinata Books for Young Adults) (English, Spanish and Spanish Edition))
Y no me canso de repetir que "raro" es diferente, y que diferente es bueno. No seamos ovejitas blancas rumbo al matadero.
Benito Taibo (Corazonadas)
Una vida sin sueños es un jardín sin flores, pero una vida de sueños imposibles es un jardín de flores falsas...
Alessandro D'Avenia (Blanca como la nieve, roja como la sangre)
Las repuestas importantes están escritas entre líneas de los libros y has de ser capaz de leerlas.
Alessandro D'Avenia (Blanca como la nieve, roja como la sangre)
The most unpresentable persons are generally the most interesting.
Teresa de la Parra (Las memorias de Mamá Blanca)
She was considered timid and morose. Only in the country, her skin tanned by the sun and her belly full of ripe fruit, running through the fields with Pedro Tercero, was she smiling and happy. Her mother said that that was the real Blanca, and that the other one, the one back in the city, was a Blanca in hibernation.
Isabel Allende (The House of the Spirits)
En definitiva, ¿importa algo la memoria? "A veces me siento desdichada, nada más que de no saber qué es lo que estoy echando de menos", murmuró Blanca, mientras repartía los duraznos en almíbar. Nos tocaron tres y medio a cada uno.
Mario Benedetti
Así entendí que juzgar no tiene sentido, que la vida no es o blanca o negra y que hablar del camino de otro si no lo has andado con sus mismos zapatos es absurdo.
Elísabet Benavent (La magia de ser Sofía (La magia de ser... #1))
The story of the ugly duckling was never about the cygnet discovering he is lovely. It is not a story about realizing you have become beautiful. It is about the sudden understanding that you are something other than what you thought you were, and that what you are is more beautiful than what you once thought you had to be.
Anna-Marie McLemore (Blanca & Roja)
Arriba, más arriba que ninguna, en la blanca columna del puente, una inscripción resalta sobre todas las demás, imborrable. Está allí, sobre el frío mármol, azul como sus ojos, bella como siempre la ha deseado. Su corazón empieza a latir feroz. Por un instante le parece que todos pueden oírla, todos pueden leer esa frase, precisamente como está haciendo ella en ese momento. Está allí, en lo alto, inalcanzable. Allí donde sólo los enamorados llegan: <>
Federico Moccia (Tre metri sopra il cielo)
I was a girl who would never exist in a fairy tale, not just because of the brown of my body but because of my heart, neither pure enough to be good nor cruel enough to be evil. I was a girl lost in the deep, narrow space between the two forms girls were allowed to take.
Anna-Marie McLemore (Blanca & Roja)
La ignorancia es lo más cómodo que conozco después del sofá del salón de mi casa. - Leo
Alessandro D'Avenia (Blanca como la nieve, roja como la sangre)
Al nacer Rosa era blanca, lisa, sin arrugas, como una muñeca de loza, con el cabello verde y los ojos amarillos, la criatura más hermosa que había nacido en la tierra desde los tiempos de pecado original.
Isabel Allende (The House of the Spirits)
The biggest lie of all is the story you think you already know.
Anna-Marie McLemore (Blanca & Roja)
Cada cosa tiene un color. Cada emoción tiene un color. El silencio es blanco. De hecho, el blanco es un color que no soporto: no tiene límites. Pasar una noche en blanco, quedarse en blanco, levantar bandera blanca, dejar el papel en blanco, tener el pelo blanco... Es más, el blanco ni siquiera es un color, como el silencio. No es nada. Una nada sin palabras o sin música. En silencio: en blanco.
Alessandro D'Avenia (Bianca come il latte, rossa come il sangue)
-No hice esto para atraparte -dije nerviosamente. Él se echó a reír y puso los ojos en blanco. -Me atrapaste cuando tenías cuatro años de edad. Estabas usando un vestido azul oscuro con un lazo en la espalda, y pequeñas medias blancas. La primera vez que te vi estuve atrapado.
Kirsty Moseley (The Boy Who Sneaks in My Bedroom Window (The Boy Who Sneaks in My Bedroom Window, #1))
I looked up at Lee when we stopped in front of Hector and informed him helpfully, “You might want to take your arm away. Blanca tells me Hector doesn’t like men touching me.” “Blanca told you that?” Lee asked, his smile (and arm) still firmly in place. “Yes. She’s known Hector, like, his whole life so I think she’s in the position to know.” Lee nodded, his smile somehow bigger like he was trying not to laugh then his eyes moved to Hector and he said, “I tried to stop it.” Hector looked at Lee then looked at me then he muttered, “Oh fuck.” “It was Ally’s idea,” Lee told Hector. “What was Ally’s idea?” Hector asked Lee. “It was not Ally’s idea!” I cried. “It wasn’t!” super-power-eared Ally yelled from the open back window of Lee’s Explorer. “It was Sadie’s idea. I just was offering moral support.” “Shut up, Ally!” Indy shouted out the open passenger side window. “I will not shut up! I’m not taking the fall for this one!” Ally shouted back. I turned to the car, dislodging Lee’s arm and lifted both my hands and pressed down. “No one’s going to take a fall. Everyone calm down. It’s all okay. It’s rock ‘n’ roll!” I screamed. “Righteous!” Ally screamed back. “Rock on, sister!” Indy screamed too. “It’s rock ‘n’ roll?” Lee asked, sounding as amused as he looked. “You all wanna quit screamin’ at three o’clock in the mornin’ in my fuckin’ neighborhood?” Hector suggested. Mm, well maybe we were being an eensy bit loud. “Time for beddie by,” I announced (sounding like Ralphie), got up on tiptoe, kissed Lee’s cheek (like Ralphie and Buddy would do to me), turned and gave Indy and Ally a double devil’s horns (like Ava taught me) and shouted, “Rock on!” They shouted back in unison, “Rock on!” “Christ,” Hector muttered.
Kristen Ashley (Rock Chick Regret (Rock Chick, #7))
We find what is beautiful in what is broken. We find what is heartening in what is terrifying. We find the stars in the woods’ deepest shadows.
Anna-Marie McLemore (Blanca & Roja)
La sonrisa le había transfigurado el rostro, los ojos le brillaban de simple alegría, un milagro se había operado en aquel semblante invariablemente serio y severo. Laura se preguntó cómo había sido capaz de temerle en ocasiones anteriores.
Florencia Bonelli
Alexander, me has roto el corazón. Pero por haberme llevado a tu espalda, por tirar de mi trineo de muerte, por darme tu último pedazo de pan, por el cuerpo que te destrozaste por mí, por el hijo que me has dado, por los veintinueve días que vivimos en el paraíso, por todas nuestras arenas blancas de Naples y nuestros vinos de Napa, por todos los días que has sido mi primer y mi último aliento, por Orbeli... Te perdonaré.
Paullina Simons (The Summer Garden (The Bronze Horseman, #3))
No hay que tener miedo a las palabras. (...). Hay que llamar a las cosas por su nombre, sin miedo. (...) Yo ya no tengo miedo a las palabras, porque ya no le tengo miedo a la verdad. Cuando tu vida es lo que está en juego, no soportas los rodeos.
Alessandro D'Avenia (Blanca como la nieve, roja como la sangre)
-¿Y si no amamos nada? -Imposible. ¿Te imaginas la Tierra sin gravedad? ¿O el espacio sin gravedad? Sería un contínuo autochoque. Incluso quien cree que no ama nada, ama algo. (...) Lo importante no es si amamos o no, sino qué amamos.
Alessandro D'Avenia (Blanca como la nieve, roja como la sangre)
Porque el ideal de la mujer blanca, seductora pero no puta, bien casada pero no a la sombra, que trabaja pero sin demasiado éxito para no aplastar a su hombre, delgada pero no obsesionada con la alimentación, que parece indefinidamente joven pero sin dejarse desfigurar por la cirugía estética, madre realizada pero no desbordada por los pañales y por las tareas del colegio, buen ama de casa pero no sirvienta, cultivada pero menos que un hombre, esta mujer blanca, feliz que nos ponen delante de los ojos, esa a la que deberíamos hacer el esfuerzo de parecernos (...) nunca me la he encontrado en ninguna parte. Es posible incluso que no exista.
Virginie Despentes (King Kong théorie)
My confessor? ... Neither he, nor anyone else, God is my confessor.
Lucila Gamero de Medina (Blanca Olmedo)
«La vida es física» Siempre me gustó ese verso de Watanabe. Y también este de Blanca Varela: «[…] es la gana del alma / que es el cuerpo»
Piedad Bonnett (Lo que no tiene nombre)
«Soy un soñador. Hay en mí tan poca vida real, los momentos como este, como el de ahora, son para mí tan raros que me es imposible no repetirlos en mis sueños. Voy a soñar con usted toda la noche, toda la semana, todo el año.»
Fyodor Dostoevsky (Nietoschka Nezvanova / Noches Blancas)
Si me quieres, quiéreme entera, no por zonas de luz y sombra… Si me quieres, quiéreme negra y blanca. Y gris, y verde y rubia, y morena… Quiéreme día, quiéreme noche… ¡Y madrugada en la ventana abierta!… Si me quieres, no me recortes: ¡Quiéreme toda… O no me quieras!
Dulce María Loynaz
Remember what I always told you." I let my eyes fall shut. "I have teeth." I opened my eyes in time to catch his nod. "So use them," he said.
Anna-Marie McLemore (Blanca & Roja)
Me alegro, porque es posible, y subrayo posible, que ese momento no llegue nunca, que no te enamores, que no quieras ni puedas entregarle la vida a nadie y que, como yo, cumplas un día los cuarenta y cinco años y te des cuenta de que ya no eres joven y que no había para ti un coro de cupidos con liras ni un lecho de rosas blancas tendido hacia el altar, y la única vergüenza que te quede sea robarle a la vida el placer de esa carne firme y ardiente que se evapora más rápido que las buenas intenciones, y que es lo más parecido al cielo que encontrarás en este cochino mundo donde se pudre todo, empezando por la belleza y acabando por la memoria.
Carlos Ruiz Zafón (The Angel's Game (The Cemetery of Forgotten Books, #2))
A veces la memoria clava chinchetas en momentos triviales del pasado y los fija para siempre, aunque "para siempre" parezca mucho tiempo.
Eva García Sáenz (El silencio de la ciudad blanca (La trilogía de La ciudad blanca, #1))
«I ara vosaltres sigueu feliços, cagom déu.» ―Paraules televisades, Despatx Oval, Casa Blanca Novembre de 1987
David Foster Wallace (Antologia de contes)
—Esto sirve para tranquilizarnos la conciencia, hija —explicaba a Blanca—. Pero no ayuda a los pobres. No necesitan caridad, sino justicia.
Isabel Allende (La casa de los espíritus)
La vida es como un piano: Las teclas blancas representan la felicidad y las negras la tristeza. Conforme pasa el tiempo, te das cuenta que las teclas negras también hacen música”.
Lorena Franco (Sucedió en la Toscana: Una historia de amor en la Toscana (Spanish Edition))
Deshechas en blanca espuma, las olas nos bañan los pies.
Haruki Murakami (Kafka on the Shore)
pero cuando llegó el momento de hacerlo, la piel de mi muñeca parecía tan blanca e indefensa que no pude. era como si lo que yo quería matar no estuviera en esa piel ni en el ligero pulso azul que saltaba bajo mi pulgar, sino en alguna parte, más profunda, más secreta y mucho más difícil de alcanzar.
Sylvia Plath
...¡Querer que yo no la vea!¡Querer que no me le acerque, es pedir al pájaro que no cante, al sol que no alumbre, a la mariposa que no busque la luz, a los ojos que no vean, al corazón que no ame, al alma que no sienta, a mí, que no sea humano!
Lucila Gamero de Medina (Blanca Olmedo)
- Yo no me revuelco en el barro -observó Bipa-. Y no hace falta ser muy lista para darse cuenta de que aquí la gente se muere de hambre. Así que no veo por qué debería tener en cuenta la opinión de alguien que vive en una casa de hielo y dice que es mejor ser blanca y flaca que estar sana y tener un hogar cálido y confortable. Es una idea absurda y estúpida.
Laura Gallego (La emperatriz de los etéreos)
No temas, mi amor; primero dejaré de existir antes de amarte.
Lucila Gamero de Medina (Blanca Olmedo)
Tú me quieres alba, Me quieres de espumas, Me quieres de nácar. Que sea azucena Sobre todas, casta. De perfume tenue. Corola cerrada Ni un rayo de luna Filtrado me haya. Ni una margarita Se diga mi hermana. Tú me quieres nívea, Tú me quieres blanca, Tú me quieres alba. Tú que hubiste todas Las copas a mano, De frutos y mieles Los labios morados. Tú que en el banquete Cubierto de pámpanos Dejaste las carnes Festejando a Baco. Tú que en los jardines Negros del Engaño Vestido de rojo Corriste al Estrago. Tú que el esqueleto Conservas intacto No sé todavía Por cuáles milagros, Me pretendes blanca (Dios te lo perdone), Me pretendes casta (Dios te lo perdone), ¡Me pretendes alba! Huye hacia los bosques, Vete a la montaña; Límpiate la boca; Vive en las cabañas; Toca con las manos La tierra mojada; Alimenta el cuerpo Con raíz amarga; Bebe de las rocas; Duerme sobre escarcha; Renueva tejidos Con salitre y agua; Habla con los pájaros Y lévate al alba. Y cuando las carnes Te sean tornadas, Y cuando hayas puesto En ellas el alma Que por las alcobas Se quedó enredada, Entonces, buen hombre, Preténdeme blanca, Preténdeme nívea, Preténdeme casta.
Alfonsina Storni (Antología poética)
Ese día de verano, 4 de agosto de 1939, en Burdeos, quedaría para siempre en la memoria de Víctor Dalmau, Roser Bruguera y otros dos mil y tantos españoles que partían a ese país larguirucho de América del Sur, aferrado a las montañas para no caerse al mar, del que nada sabían. Neruda habría de definirlo como un «largo pétalo de mar y vino y nieve…» con una «cinta de espuma blanca y negra
Isabel Allende (Largo pétalo de mar)
En algún momento, los sonidos se volvieron más audibles y los colores de los vestidos atrajeron su atención. Poco a poco comenzó a tomar conciencia de las personas que la circundaban y de los diálogos que se entablaban. Las imágenes, sin embargo, se sucedían lentamente, como si ocurrieran bajo el agua, más parecidas a las escenas confusas de un sueño que a la realidad. Nada la habría preparado para aquel instante, ni siquiera saber que se toparía con él después de más de seis años.
Florencia Bonelli
I was jealous of Blanca, but Matthew wouldn't understand how or why. I gathered my thoughts and emotions and tried to sort them into something that was both true and would make sense to him. "I don't mind one moment of love you've shared with any creature, living or dead," "I said emphatically, "as long as you want to be with me, right at this moment." "Just at this moment?" He asked, his eyebrow arching up into a question mark. "This is the only moment that matters." It all seemed so simple. "No one who has lived as long as you have comes without a past, Matthew. You weren't a monk, and I don't expect you to have no regrets about who you lost along the way. How could you not have been loved before when I've loved you so much?
Deborah Harkness (A Discovery of Witches (All Souls, #1))
Whether the woods knew my name or not, they took me. So I became blackbirds, birch trees, water. I existed as whatever part of the woods would have me, rocks or crows or fallen leaves. I spent time in whatever creek or poison red-and-white mushrooms let me in.
Anna-Marie McLemore (Blanca & Roja)
My hope for you, reader, for all of us, is two sides of the same wish: that the world gives us each the space to write our own story, and that we leave room for each other’s stories. They are where our hearts survive.
Anna-Marie McLemore (Blanca & Roja)
Bendito sea el día, y el mes, y el año, y la estación, y el tiempo, y la hora, y el punto, y el encantador pueblo, y el sitio en el cual tus hermosos ojos me encadenaron. Y bendita la dulce agonía de entregarme a ese amor, y el arco y las saetas que me alcanzaron, y las llagas que llegaron a lo más profundo de mi corazón. Benditas sean las palabras que esparcí cantando el nombre de mi amada, y los suspiros, y las lágrimas y el deseo.
Florencia Bonelli (La vuelta del ranquel (Indias Blancas #2))
Amar es una experiencia tan prodigiosa que puedes sentirla en todo el cuerpo como una vitalidad que te lleva a reír sin motivo, a correr y a cantar, a levantar los brazos al cielo y a respirar profundamente, a apreciar las cosas más pequeñas e insignificantes que antes habrías desestimado, y a desear que todo el mundo experimente lo mismo que tú. El amor opera tantas maravillas en las personas que las hace pensar que el mundo es un lugar magnifico y que toda la gente es buena y generosa. El amor es el anticipo de lo que experimentaremos en el Paraíso. El día que te sientas así, entonces sabrás que estás enamorada.
Florencia Bonelli (La vuelta del ranquel (Indias Blancas #2))
-Yo me acuerdo que recordaba -murmuró. Emitió un largo suspiro mientras se sentaba, encogía las piernas y ponía los brazos alrededor de ellas-. Sentimientos. Emociones. Como si tuviera en mi cabeza estantes con etiquetas para los recuerdos y las caras, pero vacíos. Como si todo lo anterior esto se encontrara del otro lado de una cortina blanca. También tú.
James Dashner (The Maze Runner (The Maze Runner, #1))
Cuando miras al abismo, la profundidad del abismo mira hacia ti.
Blanca Miosi (El Rastreador)
Comprendí que el dolor también une a las personas, tal vez más que las alegrías, porque de esas, como buenos desagradecidos que todos somos, nos olvidamos pronto.
Eva García Sáenz (El silencio de la ciudad blanca (La trilogía de La ciudad blanca, #1))
The way you look at me, do you mean it?
Anna-Marie McLemore (Blanca & Roja)
…parecía tan orgulloso de su casta y de su tierra que hasta celos le causaba, y no le cabían dudas de que elegiría a los suyos antes que a una cristiana. Ese orgullo de ranquel la marginaba. Ella jamás había sentido igual por su gente; al contrario, hacia algunos albergaba resentimiento y desprecio…
Florencia Bonelli
Porque el ideal de la mujer blanca, seductora pero no puta, bien casada pero no a la sombra, que trabaja pero sin demasiado éxito para no aplastar a su hombre, delgada pero no obsesionada con la alimentación, que parece indefinidamente joven pero sin dejarse desfigurar por la cirugía estética, madre realizada pero no desbordada por los pañales y por las tareas del colegio, buen ama de casa pero no sirvienta, cultivada pero menos que un hombre, esta mujer blanca feliz que nos ponen delante de los ojos, esa a la que deberíamos hacer el esfuerzo de parecernos, a parte del hecho de que parece romperse la crisma por poca cosa, nunca me la he encontrado en ninguna parte. Es posible incluso que no exista.
Virginie Despentes (Teoría King Kong (Spanish Edition))
That was the thing neither Roja nor the señoras understood. Sometimes what a story needed was not a girl who would do what the prince told her, who would content herself with meeting him only in the dark, who would not question why she must not open her eyes. Sometimes a story needed the girl who would find him among the crumbling stones where he did pretending all o fit was a castle. It needed the girl who took the prince’s orders and crushed them between her back teeth, who bound his wrists if that was what it took to set him free.
Anna-Marie McLemore (Blanca & Roja)
—Oh, por el amor de los bebés humanos en todas partes, eres un idiota, —Daemon salió disparado a través de la sala, poniéndose cara a cara con él—. Así que, 'llegas a conocerla' y te enamoras. —Escupió la última palabra como si se hubiera tragado las uñas—. ¿Entonces qué? ¿Vas a intentar quedarte con ella? ¿Casarse? ¿Tener una casita con una valla blanca y a demás dos-punto-cinco niños? Dios, él no había pensado tan lejos. —Tal vez. Tal vez no.
Jennifer L. Armentrout (Shadows (Lux, #0.5))
My sister and I had been born fair and dark, her looking like a girl in a fairy tale who would grow up sweet, a princess, and me like one who would grow into a cruel witch. I had seen the pictures in storybooks. I knew what I was, with my bloodstained hair. Girls like me were marked for the swans. How could they ever take a girl like Blanca?
Anna-Marie McLemore (Blanca & Roja)
Los soberbios no hacen más que dañarse a sí mismos.
Emily Brontë (Cumbres Borrascosas (Ballena blanca nº 17) (Spanish Edition))
Los momentos con comida basura significaban nostalgia.
Jens Lapidus (Trilogía Negra de Estocolom: Dinero fácil, Mafia Blanca, Una vida de Lujo)
Pero con la iglesia el fuego viene primero. Las preguntas después. Es una época peligrosa para ser mujer.
Shelby Mahurin (Asesino de brujas: La bruja blanca)
A veces lo que parece odio es sólo un profundo amor muy contrariado.
Florencia Bonelli (La vuelta del ranquel (Indias Blancas #2))
Para mí, el mundo era él.
Lucila Gamero de Medina (Blanca Olmedo)
La gente herida es peligrosa, porque sabe que puede sobrevivir.
Eva García Sáenz (El silencio de la ciudad blanca (La trilogía de La ciudad blanca, #1))
A veces el tiempo que marca el calendario no tiene nada que ver con el tiempo mental o emocional que cada uno vive por dentro.
Eva García Sáenz (El silencio de la ciudad blanca (La trilogía de La ciudad blanca, #1))
Hay personas que saben encajar los golpes, aprender a recibirlos una y otra vez, esa es su fortaleza. Pero no saben huir, la sola idea de un mundo desconocido las paraliza
Eva García Sáenz (El silencio de la ciudad blanca (La trilogía de La ciudad blanca, #1))
Estoy cansado de esperar a que las circunstancias sean perfectas, nunca lo son.
Eva García Sáenz (El silencio de la ciudad blanca (La trilogía de La ciudad blanca, #1))
SAUDADE SAUDADE...-Que será...yo no sé...lo he buscado en unos diccionarios empolvados y antiguos y en otros libros que no han dado el significado de esta dulce palabra de perfiles ambiguos. Dicen que azules son las montañas como ella, que en ella se obscurecen los amores lejanos, y un nobre y buen amigo mío(y de las estrellas) la nombra en un temblor de trenzas y de manos. Y hoy en Eça de Queiroz sin mirar la adivino, su secreto se evade, su dulzura me obsede como una mariposa de cuerpo extraño y fino siempre lejos - tan lejos! - de mis tranquilas redes. Saudade...Oiga, vencido, sabe el significado de esta palabra blanca que como un pez se evade? No...Y me tiembla en la boca su temblor delicado... Saudade...
Pablo Neruda (Crepusculario)
Eso que tú consideras destino sólo es aplicable al pasado. Nuestro futuro sólo es predecible porque nosotros, como criaturas de este mundo, somos predecibles. Piensa en un ratón y un gato. —Nigel mostró la parte interior del brazo, donde un gato de pelaje leonado estiraba las zarpas hacia un ratón con rayas blancas y negras—. Cuando un gato ve un ratón, siempre lo perseguirá, a menos, quizá, que al gato lo persiga algo más grande, como un perro, por ejemplo. Nosotros somos muy similares.
Stephanie Garber (Caraval (Caraval, #1))
—Tu tiempo es este momento. Recuerda, amigo: todo momento se convierte en pasado. Y el pasado en memoria. No dejes que eso ocurra contigo, eres joven para formar parte de los recuerdos.
Blanca Miosi (El Rastreador)
—Eso es todo. Ese día mi abuelo me explicó que nosotros somos distintos de los animales, que solo hacen lo que su naturaleza les dicta. En cambio, nosotros somos libres. Es el mayor don que hemos recibido. Gracias a la libertad podemos convertirnos en algo distinto de lo que somos. La libertad nos permite soñar y los sueños son la sangre de nuestra vida, aunque a veces cuestan algún azote y un largo viaje. «Jamás renuncies a tus sueños. Nunca tengas miedo de soñar, por mucho que los demás se rían de ti», eso me dijo mi abuelo, «pues si lo haces renunciarías a ser tú mismo». Aún recuerdo los ojos brillantes con que subrayó sus palabras.
Alessandro D'Avenia (Blanca como la nieve, roja como la sangre)
Anna está descendiendo sobre mí, bajando las escaleras sin tomar pasos. Arrastra horriblemente los pies como si no pudiera utilizarlos en absoluto. Venas oscuras y de color púrpura cortan a través de su pálida piel blanca. Su pelo es un tono menos negro, y se mueve a través del aire como si estuviera suspendida en el agua, serpenteando detrás y a la deriva como juncos. Es la única cosa sobre ella que parece viva.
Kendare Blake (Anna Dressed in Blood (Anna, #1))
La atraía su cara, no por lo hermosa ni lo perfecta sino por lo viril, por lo indiscutiblemente masculina, la frente amplia y despejada las mandíbulas anchas, de huesos marcados, y la barbilla de fuerte presencia. Era imberbe, se veía en la tersura de su piel cobriza, que parecía la de un zagal, aunque a leguas se notaba que había pasado los treinta. ‘¡Qué hermosos ojos!’, pensó, y reconoció que, más allá del increíble gris perla del iris, eran las pestañas, tan pobladas, tan arqueadas, las que hacían de su mirada de las más bonitas que había visto.
Florencia Bonelli
—¿Estás enojado conmigo? —se preocupó Laura, atribulada a causa del mutismo de Guor. —No, no estoy enojado. —¿No estuvo bien? ¿Estás desilusionado de mí? —Laura, estoy enamorado de ti. «Locamente enamorado de ti», habría agregado, pero el ánimo reflexivo lo llevó a decir: —Y no sé qué sería mejor. Quizás habría sido mejor desilusionarme. —Que me ames, eso es lo mejor. Guor se colocó sobre Laura y le acarició el rostro. Su piel era tan suave y delicada, tan clara y diáfana en comparación con la suya. —Yo soy un indio, Laura. —Si eso es un problema para ti, haz de cuenta que yo también soy una india. —Demasiado blanca para ser una india —aclaró Guor, sombríamente. —Una india blanca, entonces.
Florencia Bonelli (Indias blancas)
Experimenté sumisión y fatalismo, y terminé por aceptar quién era amo y señor y quién, esclava y sierva. Si él hubiera recurrido al poder que ejercía sobre mí, yo habría hecho cualquier cosa en ese momento pues no tenía fuerzas contra él. Me arrastró hasta la orilla donde me poseyó sin furia ni resentimiento, con una dulzura de la que no lo creía capaz. Le consentí hacer cuanto quisiese y me dejé llevar por esa marea de placer que me anegaba la boca y que me atería el cuerpo, puro placer que él me proporcionaba con largueza. Esa mañana, después de haberme permitido tanto gozo, se desataron en mí los nudos gordianos que domeñaban mi naturaleza desde hacía tiempo, nudos hechos de arrojo, fortaleza y orgullo, que me habían protegido de algún modo, pero que también habían lastimado mi índole sensible de mujer al intentar preservar la moral y los principios que no pertenecían al mundo en el que me hallaba. Esa mañana comprendí que Mariano Rosas era mi destino y que yo me había convertido en una india blanca.
Florencia Bonelli (Indias blancas)
Memories do not change, and change is the law of existence. If our dead, the closest, the most beloved, were to return to us after a long absence and instead of the old, familiar trees were to find in our souls English gardens and stone walls -- that is to say, other loves, other tastes, other interests, they would gaze upon us sadly and tenderly for a moment, wiping away their tears, and then return to their tombs to rest.
Teresa de la Parra (Las memorias de Mamá Blanca)
Anoche cuando dormía Anoche cuando dormía soñé, ¡bendita ilusiòn!, que una fontana fluía dentro de mi corazòn. Di: ¿por qué acequia escondida, agua, vienes hasta mí, manantial de nueva vida en donde nunca bebí? Anoche cuando dormía soñé, ¡bendita ilusiòn!, que una colmena tenía dentro de mi corazòn; y las doradas abejas iban fabricando en él, con las amarguras viejas, blanca cera y dulce miel. Anoche cuando dormía soñé, ¡bendita ilusiòn!, que un sol ardiente lucía dentro de mi corazòn. Era ardiente porque daba calores de rojo hogar, y era sol porque alumbraba y porque hacía llorar. Anoche cuando dormía soñé, ¡bendita ilusiòn!, que era Dios lo que tenía dentro de mi corazòn.
Antonio Machado
Su piel blanca, que no me digan que el blanco es la falta de color, porque es el color más hermoso y es el color de la pureza, y por supuesto que el blanco no es la falta de color: los profesores de física han descubierto a todo el mundo que en un copo de nieve, alineados en un blanco inmaculado están ocultos sin embargo el violeta de los lirios, o sea la tristeza, la melancolía, pero también está presente el azul que significa la calma de contemplar reflejado en un charco de la calle el cielo que nos espera, porque el azul está al lado del verde que es la límpida esperanza, y después viene el amarillo de las margaritas del campo, que florecen sin que nadie las plante y se presentan sin buscarlas, como buenas noticias cuando menos se las espera, y el color de las naranjas que ya están maduras por el verano se llama muy apropiadamente anaranjado, el azahar dio un fruto que el verano madura a causa del calor, qué goce saber que germinó la semilla, creció la planta que es la adolescencia y se va a entrar en la juventud del fruto que da el goce anaranjado, el fruto jugoso y refrescante de las tardes calurosas. El rojo también está oculto en el blanco, también está en ella, en Carla, que es tan blanca.
Manuel Puig (Betrayed by Rita Hayworth)
La deseaba tanto que su cercanía se convertía en un suplicio. Ella ignoraba el anhelo que le causaban su belleza, su frescura y juventud, su espíritu libre y desenfrenado; era inconsciente del hechizo que lanzaba sobre él cuando le sonreía, cuando lo miraba con picardía, cuando se enfadaba, cuando defendía sus creencias, cuando ayudaba a los demás.
Florencia Bonelli
Hay que creer que en casos de extremo sufrimiento el organismo se vuelve inmune.
Blanca Miosi (La búsqueda: El niño que se enfrentó a los nazis)
¿Entristecer con mi presencia su felicidad, ser un reproche, marchitar las flores que se puso en los cabellos para ir al altar? ¡Jamás, jamás! ¡Que su cielo sea sereno, que su sonrisa sea clara! Yo te bendigo por el instante de alegría que diste al transeúnte melancólico, extraño, solitario… ¡Dios mío! ¿Un instante de felicidad no es suficiente para toda una vida?
Fyodor Dostoevsky
Ninguno de los muchachos se acordó: por lo menos, no me lo dijeron. Se han alejado paulatinamente del culto de su madre. Creo que Blanca es la única que en realidad la echa de menos, la única que la menciona con naturalidad. ¿Seré yo el culpable? En los primeros tiempos, no hablaba mucho de ella, sólo porque me era doloroso. Ahora tampoco hablo mucho de ella, porque temo equivocarme, temo hablar de otra persona que nada haya tenido que ver con mi mujer. ¿Alguna vez Avellaneda se olvidará así de mí? He aquí el misterio: antes de empezar a olvidarse, tiene que acordarse, que empezar a acordarse.
Mario Benedetti (La tregua)
That I was a boy, but it was not as simple as me wanting to be called he. That I liked being called he and him. But that I would've liked being called she and her sometimes, too, if it didn't let everyone settle into the assumption that I was a girl. I had never been a girl, would never be a girl...
Anna-Marie McLemore (Blanca & Roja)
Setenta balcones hay en esta casa, setenta balcones y ninguna flor. ¿A sus habitantes, Señor, qué les pasa? ¿Odian el perfume, odian el color? La piedra desnuda de tristeza agobia, ¡Dan una tristeza los negros balcones! ¿No hay en esta casa una niña novia? ¿No hay algún poeta bobo de ilusiones? ¿Ninguno desea ver tras los cristales una diminuta copia de jardín? ¿En la piedra blanca trepar los rosales, en los hierros negros abrirse un jazmín? Si no aman las plantas no amarán el ave, no sabrán de música, de rimas, de amor. Nunca se oirá un beso, jamás se oirá una clave... ¡Setenta balcones y ninguna flor!
Baldomero Fernández Moreno
Yo solía amar el océano. Todo en ella. Sus arrecifes de coral, sus blancas crestas, sus rugientes olas, las rocas que besan, sus leyendas de piratas y las colas de sirena, Tesoros perdidos y tesoros guardados... Y TODO De sus peces En el mar. Sí, solía amar el océano, Todo sobre ella. La forma en que me cantaba al dormir mientras yo estaba en mi cama Luego me despierta con fuerza Que yo pronto llegué a temer. Sus fábulas, sus mentiras, sus engañosos ojos, Me iría de su sequía Si me importara lo suficiente. Yo solía amar el océano. Todo en ella. Sus arrecifes de coral, sus blancas crestas, sus rugientes olas, las rocas que besan, sus leyendas de piratas y las colas de sirena, tesoros perdidos y tesoros guardados... Y TODO De sus peces En el mar. Bueno, si alguna vez has intentado navegar tu velero a través de sus tempestuosos mares, te darás cuenta de que sus blancas crestas son tus enemigos. Si alguna vez has tratado de nadar hacia la orilla cuando con tu pierna acalambrada y acabas de consumir una gran cena de hamburguesas en In-n-Out27 que te está ahogando, y sus rugientes olas están golpeando el aire fuera de ti, llenando tus pulmones con agua como del mayal sus brazos, tratando de conseguir la atención de alguien, pero tus amigos ¿sólo saludan con la mano de nuevo a ti? Y si alguna vez has crecido con sueños en tu cabeza acerca de la vida, y cómo uno de estos días serías pirata de tu propia nave y tendrías tu propio equipo y que todas las sirenas Te amarían sólo ¿a ti? Bueno, te darás cuenta... Como yo eventualmente me di cuenta... ¿Que todas las cosas buenas de ella? ¿Todo lo bello? No es real. Es falso. Así que sigue con tu océano, Yo me quedo con el Lago.
Colleen Hoover (Slammed (Slammed, #1))
—Eres una hechicera —le dijo una noche, rendido sobre ella después del amor—. ¿Qué has hecho de mí? Estoy atus pies desde el momento en que puse los ojos sobre ti. Dependo de ti para sentirme vivo. ¿Cómo puedo amarte tanto cuando trastornaste mi vida por completo? Desearía no amarte tanto —añadió con una nota amarga—, desearía no haber caído bajo tu conjuro. Así no sería tan vulnerable. Porque si volvieras a lastimarme...
Florencia Bonelli (La vuelta del ranquel (Indias Blancas #2))
¿Por qué no nos tratamos unos a otros como hermanos? ¿Por qué hasta el hombre más bueno disimula y calla en presencia de otro? ¿Por qué no decir sin rodeos lo que tiene uno en el corazón, inmediatamente, cuando sabe uno que su palabra no se la llevará el viento? ¿Por qué parecer más adusto de lo que uno es en realidad? Es como si cada cual temiera violentar los propios sentimientos si los expresa libremente. —Noches blancas, Dostoievski—
Fyodor Dostoevsky
El comedor y la biblioteca de mis recuerdos eran ahora, derribada la pared medianera, una sola gran pieza desmantelada, con uno que otro mueble. No trataré de describirlos, porque no estoy seguro de haberlos visto, pese a la despiadada luz blanca. Me explicaré. Para ver una cosa hay que comprenderla. El sillón presupone el cuerpo humano, sus articulaciones y partes; las tijeras, el acto de cortar. ¿Qué decir de una lámpara o de un vehículo? El salvaje no puede percibir la biblia del misionero; el pasajero no ve el mismo cordaje que los hombres de a bordo. Si viéramos realmente el universo, tal vez lo entenderíamos. " Extracto del relato THERE ARE MORE THINGS
Jorge Luis Borges (The Book of Sand and Shakespeare's Memory)
Mijail me agarra del pelo, y es tal el dolor que me saltan las lágrimas. Me arrastra por el pasillo mientras yo trato en vano de aferrarme a algo, lo que sea. Llegamos a una puerta la abre, y justo antes de empujarme dentro, reparo en el letrero: es el baño turco. Tropiezo por entre la oscuridad y el calor, y caigo de rodillas y manos contra un suelo de baldosas blancas y verdes. El vapor del baño todavía empaña el aire, y siento como si me hubieran arrojado a una nube de niebla. No puedo ver, no puedo respirar. La luz principal proviene del pasillo, y el cuerpo de Mijail se recorta contra ella cuando entra y cierra la puerta tras sí. Espero que me pegue, o me viole, o me mate. No espero el lobo.
Claudia Gray (Fateful)
Our mother always told us no to tell lies, even to ourselves, because they became truer every time you said them. But we had told ourselves lies, and they had become the truth. We had started to believe that Roja was the sister whose heart was a handful of hard red jewels, and I was the one as insubstantial as the hollow center of a cranberry. The lie of who we were had killed who we might have been. It had buried us. It stripped us down into girls uncomplicated enough to be understood.
Anna-Marie McLemore (Blanca & Roja)
Ahora es ella quien lo mira divertida, o tierna, o nerviosa, y finalmente le pregunta: —¿Vas a decirme qué te pasa, Benjamín? Chaparro se siente morir, porque acaba de advertir que esa mujer pregunta una cosa con los labios y otra con los ojos: con los labios le está preguntando por qué se ha puesto colorado, por qué se revuelve nervioso en el asiento o por qué mira cada doce segundos el alto reloj de péndulo que decora la pared próxima a la biblioteca; pero, además de todo eso, con los ojos le pregunta otra cosa: le está preguntando ni más ni menos qué le pasa, qué le pasa a él, a él con ella, a él con ellos dos; y la respuesta parece interesarle, parece ansiosa por saber, tal vez angustiada y probablemente indecisa sobre si lo que le pasa es lo que ella supone que le pasa. Ahora bien —barrunta Chaparro—, el asunto es si lo supone, lo teme o lo desea, porque esa es la cuestión, la gran cuestión de la pregunta que le formula con la mirada, y Chaparro de pronto entra en pánico, se pone de pie como un maníaco y le dice que tiene que irse, que se le hizo tardísimo; ella se levanta sorprendida —pero el asunto es si sorprendida y punto o sorprendida y aliviada, o sorprendida y desencantada—, y Chaparro poco menos que huye por el pasillo al que dan las altas puertas de madera de los despachos, huye sobre el damero de baldosas negras y blancas dispuestas como rombos, y recién retoma el aliento cuando se trepa a un 115 milagrosamente vacío a esa hora pico del atardecer; se vuelve a su casa de Castelar, donde esperan ser escritos los últimos capítulos de su historia, sí o sí, porque ya no tolera más esta situación, no la de Ricardo Morales e Isidoro Gómez, sino la propia, la que lo une hasta destrozarlo con esa mujer del cielo o del infierno, esa mujer enterrada hasta el fondo de su corazón y su cabeza, esa mujer que a la distancia le sigue preguntando qué le pasa, con los ojos más hermosos del mundo.
Eduardo Sacheri (El secreto de sus ojos (Spanish Edition))
Se lo había pedido. Le había suplicado que le dejara retenerme con él contra su cuerpo, le había dicho que debía comprenderle, que también él debía haber vivido al menos una vez una pasión como ésa en el transcurso de su larga vida, que era imposible que hubiera sido de otro modo, le había rogado que le permitiera vivir, a su vez, una vez, una pasión semejante, esa locura, ese amor loco de la chiquilla blanca, le había pedido que le dejara el tiempo de seguir amándola antes de volver a mandarlo a Francia, de dejársela aún, aún un año quizá, porque no le era posible dejar ya ese amor, era demasiado nuevo, demasiado fuerte todavía,todavía demasiado en su violencia naciente, que todavía era demasiado terrible separarse de su cuerpo, y más teniendo en cuenta, el padre lo sabía perfectamente, que eso nunca más volvería a producirse
Marguerite Duras (The Lover)
Querido Lector, Soy una escritora y las letras son mi arma. Quiero lastimarte. Quiero que mis letras sean sal y quiero tirarlas en tu herida abierta. Quiero que mis palabras sean piezas irregulares de espejos en el que te puedas ver reflejado. Soy una sadica también conocida como una artista. Mis libros son un llamado para las mujeres que se han doblado por angustia, obligadas por el fastidio, cautivas de un pasado que nos las deja ir, vencedoras de un pasado que trató de matarlas. Verás, tengo una enfermedad, se llama naturaleza humana y estoy fascinada por ella. Así que, si decides leer Mud Vein, recuerda eso sobre mí. No estoy escribiendo para entretenerte, o para ganar dinero, o para tener mi libro apoyado cuidadosamente en un estante en Target. Escribo para explorar las oscuras esquinas de mí ser, y quiero que vengas conmigo. Soy un poco como tú. Creo que te verás en las páginas de Mud Vein. No te he dicho mucho sobre él a propósito. Quiero que vayas a ciegas. Quiero que te tropieces con un pensamiento, un sonido, una herida que creías especial para ti. Y darte cuenta de que yo también las he sentido, alguien que nunca has conocido. Si decides leer Mud Vein, por favor no te preguntes qué dice, pregúntate que significa. Y una vez que leas mis negras letras sobre una página blanca, envíame un email y dime tu interpretación. No puedo esperar para saber tus pensamientos.
Tarryn Fisher (Mud Vein)
Ella dormiría, dice el actor. Parecería hacerlo, dormir. Está en el centro de la habitación vacía, sobre sábanas blancas extendidas en el mismo suelo. Él está sentado junto a ella. La mira intermitentemente. Tampoco hay sillas en esta habitación. Sin duda él ha traído las sábanas y luego, acto seguido, una a una, puerta tras puerta, ha cerrado las demás habitaciones de la casa. Esta habitación da al mar y a la playa. No hay jardín. Ha dejado ahí la araña de luz amarilla. Sin duda no sabe exactamente el porqué de lo que ha hecho con las sábanas, las puertas, la luz. Ella duerme. Él no la conoce. Mira el sueño, las manos abiertas, el rostro todavía extraño. Los senos, la belleza, los ojos cerrados.Si hubiera dejado abiertas las puertas de las demás habitaciones, ella habría, sin duda, ido a ver. Es lo que él ha debido de pensar. Él mira las piernas que descansan, lisas como los brazos, los senos. La respiración es igualmente clara, prolongada. Y bajo la piel de sus sienes, sosegadamente, el flujo de la sangre que late, aminorado por el sueño. Exceptuada esta luz central de color amarillo que cae de la araña, la estancia está oscura, es redonda, se dirigía, cerrada, sin fisura alguna entorno al cuerpo.
Marguerite Duras (Blue Eyes, Black Hair)
Mi querida prima de ojos azules: Hoy amanecí loca, y como todas las personas fastidiosas y tontas, he decidido obsequiarte con mi locura y mis disparates; yo sé que será una lata horrible, pero ya no se puede remediar nada porque ya empecé la carta y te la pienso mandar. Ante todo, siento ganas de hablar contigo sobre versos y poemas, pero no aquí, en la ciudad llena de bullicio, entre las calles plenas de algarabía, sino allá, en Los Teques, en el pueblo dulce y bueno con su iglesia blanca y tibia, con su plaza festiva. ¿Cómo estás? ¿Cómo tienes el pelo? ¿Muy rubio? ¿El pelo de oro y diamantes como el de las princesas encantadas y las ninfas del día? Di que lo tienes rubio porque el sol te regaló uno de sus más claros destellos y los crisantemos decidieron perfumártelo y engalanártelo con el mejor de sus perfumes. ¿Te fijas? ¡No puedo hablar sin salir a buscar frases tontas y barbaridades! Reciban besos y abrasos de la poetisa: Ida y Vuelta
Gabriela Kizer (Ida Gramcko)
I only have one story now. The story was heroin. It was made out of sensation, not words; it was invisible and murderous and unstoppable. Sam disappeared from her slowly, like a snowman melting, until all Blanca had left of him was a pool of freezing-cold blue water, arctic cold, sorrow colored, evaporating with every year. She did her best to hold onto him, but it was impossible, like carrying ice into the desert or making time stand still. After the final fight when Sam moved out, Blanca saw him less and less often. He no longer had a presence; he was like the outline of a person, an absence rather than a full-fledged human being.
Alice Hoffman (Skylight Confessions)
El dolor y la amargura habían regido su destino convirtiéndola en un ser desesperanzado. Había existido un tiempo en el que ella había sido feliz en un maltrecho establo, recostada desnuda sobre el pienso de la caballada, el pelo suelto y mezclado con la alfalfa, cubierta con caronas y mantas ranqueles, el hedor de las bestias impregnado en sus fosas nasales, pero entre los brazos fuertes de su amante, que la habían confortado como nada. Ahora, circundada por el más estupendo boato, ataviada con sedas de China y brocados de Lyon, sus cabellos de oro entrelazados con miríadas de perlas asiáticas, envidiada y admirada, tenía ganas de morirse.
Florencia Bonelli
Todas las hormigas respetables comenzaron con el hormiguero y probablemente terminarán con él, lo que las honra por su aplicación y su perseverancia. Pero el hombre es una criatura frívola e imprevisible y quizá, a la manera de un jugador de ajedrez, gusta sólo del proceso de llegar a la meta, y no de la meta misma. ¿Y quién sabe? (nadie puede saberlo de cierto), quizá la única meta que en este mundo persigue el hombre consista únicamente en ese ir hacia ella, o, dicho de otro modo, consista en la vida misma, y no realmente en la meta, la que, por supuesto, será algo así como "dos y dos son cuatro", o sea, una fórmula; pero "dos y dos son cuatro" no es vida, señores, sino el comienzo de la muerte
Fyodor Dostoevsky (Memorias del subsuelo & Las noches blancas & El jugador/ Notes from Underground & White Nights & The player (Grandes Clasicos) (Spanish Edition))
Pero en las demás plateas, casi en todas, las blancas deidades que habitaban aquellas moradas sombrías se habían refugiado contra las oscuras paredes y permanecían invisibles. Sin embargo, a medida que el espectáculo avanzaba, sus formas, vagamente humanas, se destacaban blandamente, una tras otra, de las profundidades de la noche que tapizaban y, alzándose hacia la claridad, dejaban que emergiesen sus cuerpos semidesnudos y venían a detenerse en el límite vertical y en la superficie claroscura en que sus brillantes rostros aparecían tras el risueño, espumoso y ligero romper de olas de sus abanicos de plumas, bajo sus cabelleras de púrpura enmarañadas de perlas que parecía haber encorvado la ondulación de la pleamar; después comenzaban las butacas de orquesta, el retiro de los mortales por siempre separado del sombrío y transparente reino a que servían acá y allá de frontera, en superficie líquida y compacta, los ojos límpidos y reverberantes de las diosas de las aguas.
Marcel Proust (À la recherche du temps perdu, Tome III)
Vivo en los Estados Unidos y soy chilena, sangre, voluntad y memoria. Al llegar a este país me obligaron a llenar un formulario en el cual había una casilla referente a la raza: la primera alternativa era blanca, la cual iba a automáticamente yo a marcar, cuando leí más abajo la palabra “Hispanic”. Me pareció una enorme incultura por parte de los funcionarios gringos ya que lo hispano no se refiere a una raza, pero abismada comprendí que por primera vez en mi vida me expulsaban de mi propio nicho, de lo que creía mi identidad natural y objetiva, aunque entre una norteamericana y yo no mediase la más mínima diferencia física ( más aún en este caso específico: soy pelirroja, hasta me parezco a ellos ). Ni que decirlo, marqué con saña el segundo cuadrado y cada día transcurrido de estos seis años me he ido apegando más y más a él. Cuando camino por las calles de la ciudad, a veces me da la impresión de que todos mis antepasados están allí, en la pulcra e impersonal boca del metro, con la esperanza de llegar a alguna parte. Todo chicano o salvadoreño despreciable es mi tío, el hondureño que retira la basura es mi novio. Cuando Reina se declara a sí misma una desclasada, sé exactamente a que se refiere. Toda mi vida ha corrido por este lado del mundo. Mi cuna real y ficticia, el lugar donde nací y el otro que fui adquiriendo, lucen oropeles muy americanos ( ¡ no acepto que ese adjetivo se lo atribuyan los del norte! América es tanto la de arriba como la de abajo, norte y sur tan americanos uno como el otro). Trazo los dos puntos del continente para señalar los míos y agrego un tercero, éste. Dos de ellos resultan razonablemente cercanos, y luego, inevitable, la línea larga baja y baja hasta llegar al sur, hasta lo que, a mi pesar, debo reconocer como el fin del mundo. Sólo los hielos eternos más allá de esa tierra. Allí nací. Mapuches o españoles, fluidas, impredecibles, vigorosas, allí están mis raíces.
Marcela Serrano (Lo que está en mi corazón)